Ya tenemos el coche con el que vamos a hacer la cuarta prueba de larga duración de km77.com. El elegido es un Renault Clio, con el motor de gasolina 0,9 TCe (tres cilindros y sobrealimentación) y nivel de equipamiento «Dynamique» (ficha técnica y de equipamiento).
En esta primera entrada del blog os contamos algunos detalles de la entrega. Posteriormente os detallaremos el proceso de compra y escribiremos de lo que vaya sucediendo a partir de hoy hasta que lleguemos a los 120.000 kilómetros. Del día a día os informaremos desde la cuenta de twitter (@km77com), etiquetando los tuits relativos a la prueba con el hashtag #cliokm77. Por supuesto, la información más relevante de la prueba aparecerá publicada en km77.com, en el artículo del Renault Clio.
Hemos optado por esta versión de 90 CV porque nos parece interesante comprobar el resultado que da el motor tricilíndrico, con sólo 0,9 litros de cilindrada y con turbocompresor. A lo largo de 120.000 km veremos, entre otras cosas, si es fácil o no lograr consumos similares a los homologados. Además, nuestra intención es informar sobre el funcionamiento, mantenimiento, servicio postventa y todos aquellos detalles que nos parezcan interesantes del Clio durante su utilización.
Además de todo lo anterior hay otro motivo que salta a la vista. El 7. En nuestro Clio hay más sietes que en km77. Los hay en el techo, las puertas, el volante, el cuentarrevoluciones y el cuentakilómetros que, en la entrega, marcaba 7 km.
Hemos comprado el coche en la concesión Vearsa, en Zaragoza. Al igual que hicimos en las tres pruebas anteriores, lo hemos adquirido sin indicar que éramos un medio de comunicación. De este modo nos aseguramos de que el trato recibido, en esta concesión y en las otras once a las que fuimos a pedir precio, ha sido similar al que habría tenido cualquier otro comprador.
Hoy, lunes 8 de abril, era el día inicialmente previsto para la entrega. Por la mañana nos ha llamado el comercial para informarnos de que no sabía aún si la gestoría había matriculado el coche. A la una del medio día seguíamos sin noticias, así que nos hemos puesto en contacto con él. Tras decirnos que no sabía nada ha interrumpido la conversación porque le acababa de llegar un correo y creía que era sobre nuestro coche. Efectivamente, ya teníamos matrícula. El trato del comercial ha sido, desde el primer día que fuimos, satisfactorio.
A las seis aproximadamente estábamos en el concesionario. Tras esperar poco más de un minuto nos ha atendido. Primero nos ha hecho entrega de los papeles y nos ha advertido que había un error en ellos, habían matriculado el coche en tráfico poniendo como uso «Alquiler sin conductor». Nos ha pedido disculpas y nos ha indicado que nos enviaría el papel corregido lo antes posible.
También nos ha preguntado por el justificante del seguro, ya que al hacerlo por la mañana no aparece hasta el día siguiente en la base de datos de tráfico y nos podían parar en el viaje de vuelta a Madrid. Lo habíamos llevado impreso así que no había problema. Por último nos ha informado de las revisiones y de que el coche no lleva correa sino cadena en la distribución.
Después nos ha empezado a explicar todo lo relativo al coche, empezando por el sistema manos libres de entrada y arranque. La información ha sido en general adecuada para poder utilizar el coche y no tener problemas. Alguna explicación no ha sido del todo correcta, como el funcionamiento del sistema Stop&Start (información sobre este sistema en el glosario de km77.com).
Una hora más tarde salíamos del concesionario. Nuestra intención era acudir a un taller a revisar las cotas de la suspensión pero nos hemos entretenido y hemos llegado a las 19:38, cuando ya estaba cerrado. Así que hemos ido a repostar el coche. Nos ha sorprendido que llevase un cuarto de depósito, algo poco habitual. Más aún sabiendo que cuando llegó el coche al concesionario estaba en la reserva.
Hemos metido combustible (gasolina de octano 95) hasta que no cabía más. Durante los 3000 primeros kilómetros vamos a calcular el error del ordenador de viaje y es necesario repostar así. Han entrado 41,86 litros. En el depósito caben teóricamente 45. Es imposible que la diferencia, poco más de tres litros, sea un cuarto del indicador de nivel de combustible. Así que hemos comprobado que, con paciencia, se pueden tener unos cuantos litros más. En cualquier caso, Renault recomienda dejar de llenar el depósito cuando el seguro del boquerel salta por tercera vez, no lo que hemos hecho nosotros.
Tras llenar el depósito hemos comprobado la presión de los neumáticos. El manual del coche remite a la pegatina que hay en el marco de la puerta del conductor. Ahí indica 2,4 bar en los delanteros y 2,1 en los traseros, independientemente de la carga o la velocidad a la que se vaya a circular. Según el manómetro todas las ruedas tenían la misma presión y exceso de la misma: 2,6 bar (las hemos medido cuando estaban frías). No sabemos si vienen así de fábrica o ha sido cosa del taller. Los neumáticos que trae el coche son unos Michelin Primacy 3.
Otro elemento que hemos comprobado es el nivel de aceite. Es muy difícil porque el aceite es muy claro y cuesta mucho ver la marca. Aparentemente está unos 3 mm por encima del máximo.
El estado del coche es aparentemente bueno. Hay algún elemento oxidado, como parte del buje, posiblemente por su transporte desde Turquía (donde se fabrica) hasta el puerto de destino en España, Barcelona. En la pintura, en función de cómo incide la luz, es posible ver rayitas hechas, posiblemente, durante el lavado. De todos modos nos parece que la pintura está en mejor estado que la del Golf.
El concesionario nos ha regalado las alfombrillas y una bolsa con dos triángulos de emergencia, un chaleco reflectante y unos guantes. Hemos echado un falta un juego de lámparas de repuesto, que no hemos encontrado en ningún lugar del coche.
Para despedir esta entrada, una foto del abuelo del Clio, el Prius del que hicimos la prueba de 160.000 km y que nos ha acompañado a la recogida y primeros pasos del #cliokm77.