Capítulo IV. Jaén
Guadalquivir. Agua con color de aceite.
Datos
Nacimiento: Sierra de Cazorla
Desembocadura: Doñana (Almonte, Huelva y Sanlúcar, Cádiz)
Longitud: 657 km
Superficie de la cuenca: 57 071 km²
Caudal medio: Desde 19,80 m³/s (Tranco) hasta 164,3 m³/s (Sevilla)
Altitud: 1400 m.s.n.m (nacimiento)
El agua del Guadalquivir tiene color de aceite a su paso por Jaén. A su paso por Puente del Obispo ya tiene ese color verdoso que tienen algunos aceites y cuando abandona Jaén para pasar a Córdoba unos 100 kilómetros después mantiene ese color. No sé de dónde surge ese color verdoso de las aguas. Verde como algunos aceites y verde como el color entre blanco, gris, verde y dorado de las hojas de los olivos.
Para llegar al nacimiento del Guadalquivir hay que adentrarse por la Sierra de Cazorla y por caminos de ripio, en estado aceptable. El único inconveniente es que la velocidad media por esos caminos no supera los 20 km/h y te eternizas. Lo bueno de ir con un coche eléctrico como el e-Niro es que no sufres por el filtro del aire.
Zorros pidiendo limosna
Nunca había hecho tantos kilómetros fuera del asfalto con un coche eléctrico. No cambia nada con relación a un coche con motor de combustión interna. En este viaje por caminos en la sierra de Cazorla la única novedad es que vi zorros. Dos zorros, en concreto. De pequeño, cuando conducía mi padre, alguna vez pasó un animal por delante del coche y mi padre aseguraba que era un zorro. Pero desde hace por lo menos 50 años, nunca había visto un zorro. Los que vi de pequeño, pasaron fugazmente de noche por delante del coche. Los de la Sierra de Cazorla, no.
Los zorros de la Sierra de Cazorla, que me daban la impresión de tener un aspecto bastante poco saludable (no sabría concretar el motivo de esta impresión) no sólo no pasaban fugazmente y a plena luz del día, sino que estaban parados en el camino y miraban con cara de pena para que les dieras algo de comer.
El coche eléctrico, que no hace ruido, no tiene nada que ver con que los zorros (dos, concretamente) pidieran comida en el borde la carretera. Las personas que encontré en el nacimiento del Guadalquivir, que habían subido por el mismo camino con coches de combustión interna, también hablaban de los zorros que encontraron.
Una de esas personas, además, contó una historia relativa a su padre, que hace unos 50 años recorría a pie la distancia entre Sevilla y Sanlúcar de Barrameda en la época de la vendimia para ir a trabajar. Hace sólo 50 años.
El agua vale más que el oro
Sanlúcar de Barrameda es precisamente donde desemboca el Guadalquivir y, mientras contaba esa historia de su padre (la contaba para explicar por qué ahora no quería andar, a diferencia de su madre que es muy andarina) en el nacimiento mismo río, era inevitable pensar cuántos campos habrán regado sus aguas durante cuántos milenios, cuántas historias de esfuerzo habrán existido en sus cuencas y con qué facilidad nos hemos acercado ahora a ver el nacimiento sin dar un paso.
Ese Guadalquivir, que contaban también los sevillanos, hizo próspera Sevilla, porque al ser navegable permitía que el oro de América no se quedara en la costa. Cuántos puentes unirán sus orillas y cuántas barcas, a lo largo de los siglos, habrán tenido que cruzar de un lado al otro para intercambiar productos.
El primer puente imponente del que tenemos noticias que se construyó para cruzar el río Guadalquivir en Jaén es el puente romano situado en Andújar. (Información de cómo hacían los romanos para construir sus puentes)
La magia de los romanos, su capacidad para transportar piedras, para elevar murallas y para construir puentes merece una vida de estudio. En estos tiempos en los que prima lo efímero, pensar en el agua chocando continuamente contra los pilares del puente, con crecidas y sin ellas, hace patente el agujero infinito que dejó en el mundo la caída del imperio romano. Resulta difícil de entender que un conocimiento tan extendido que les permitió construir puentes sobre ríos en puntos tan distantes como el Danubio y el Guadalquivir no fuera inmediatamente aprovechado por las culturas posteriores.