Nos vamos a llamar el equipo «Una de cal, una de arena». Si en la primera etapa quedamos penúltimos y en la segunda primeros, en la tercera la hemos vuelto a pifiar. Ha sido una etapa chulisíma, siguiendo las viñetas y con sólo dos waypoints metidos en el navegador. Es decir, nos dan un libro de ruta con las distancias entre unos puntos y un dibujito con alguna referencia de lo que había en ese punto (un cruce, una palmera, unas dunas…)
La etapa ha comenzado por la pista que utilizaban los equipos para entrenar el Dakar y que está muy estropeada. Luego hemos bajado por un barranco muy estrecho (¿a alguien le suena ver en la tele a los camiones del Dakar pasando por ahí? y que conduce a una pista que queda entre Argelia y Marruecos, con puestos militares de control a ambos lados. Hemos tenido que parar en uno donde hemos charlado con el militar que había muy simpático y que era seguidor del Barça. Ha comprobado quienes éramos y nos ha dejado marchar.
Unos kilómetros después hemos tenido nuestro primer contacto con las dunas. Y también es dónde hemos tenido unos problemas de navegación. Nada que no se solucione subiéndose a la duna.
Poco después entramos en una zona de dunas y tras rodearlas entramos en un rio de arena. Un rio de arena es un cauce seco que, obviamente, es de arena. El cauce es en algunos puntos muy ancho, tanto que nosotros hemos pasado a 1,8 km de un punto de control oculto (no aparecen en el GPS) y por el que se supone que, siguiendo bien las indicaciones, se debe pasar. Nosotros nos equivocamos en algún momento y circulamos en paralelo a ese punto dentro del cauce, lo cual nos supuso una penalización de 10 km y 10 litros. El resto de la ruta fue por dentro del cauce, por zonas muy bonitas.
Nuestro Ford Ranger sigue sin dar el más mínimo problema. Y encima está resultando cómodo, algo que no imaginábamos dado que lleva ballestas en la suspensión trasera.
Por la tarde, aprovechamos que a 100 metros del hotel están las dunas del Erg Chebbi para practicar un poco. En la arena hay que bajar la presión de las ruedas. Nosotros para ir por carretera/pista llevamos 2,6 pero para las dunas la bajamos hasta 1,2 bar, así el neumático se deforma, aumenta la superficie de contacto y la presión sobre la arena es menor. Es todo lo contrario a lo que se hace para ir por nieve: en arena hay que «flotar» por encima, sin hundir la rueda mientras que en la nieve se busca lo contrario.
Lo de las dunas parece muy fácil pero no lo es, o al menos a mí no me lo parece. No es un tema de quedarse enganchado, el problema es saber por dónde ir. Resulta que las dunas tienen dos caras, una con pendiente más o menos suave y otra que es una pared casi vertical. El saber distinguir una y otra y enlazar una duna con la siguiente requiere experiencia y, aún con eso, no es difícil tener un susto (que puede ser pequeño o grande). Lo cierto es que todo ha ido muy bien salvo algún pequeño atasco:
En el vídeo siguiente se ven algunos tramos de la etapa:
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=ajiXGwbZm-Q]
Y por supuesto, la vídeo crónica de nuestro lector invitado:
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=hRlDJyYmVUo]
¿El Prius también se mete en la arena?
Tendrias que haberte llevado un jamon y seguro que cenabais genial. Me encanta verte todos los días. Dale caña a ese coche tan estupendo que llevas.Besos Tina
@1 Es de la organización, no hace dunas 🙂
Vídeos enseñando cacho, vídeos de cena romántica… ¿acabará en boda?