No cabe ninguna duda de que el Golf es un modelo especial. Lo es para Volkswagen, para la Prensa (información del Golf VII en km77.com), para los compradores y para los aficionados a los coches.
Para los aficionados, porque ser pro o anti Golf es como ser del Madrid y del Barça, del PP o del PSOE. Para los compradores, porque es un modelo recomendable por amplitud, agrado de conducción y gama de motores. Para la Prensa, porque es obvio que se trata de un producto atractivo para sus lectores/espectadores. Y para Volkswagen porque, con permiso del Beetle, es su modelo más emblemático, del que han venido 29,1 millones de unidades desde su aparición. Veintinueve millones, que se dice pronto.
Por ello, el lanzamiento del nuevo Golf no está siendo igual que el de otros modelos. Hace unas semanas, km77.com acudió a una presentación del coche en el que tan sólo se podía ver las plazas delanteras. La parte exterior de la carrocería estaba oculta y el acceso a las plazas traseras imposibilitado. Javier Moltó lo contó en km77.com y en su blog Teletransporte. Fue una presentación a la que acudimos pocos medios españoles.
La gran cita era el cuatro de septiembre en Berlín. Una presentación estática (estática significa que los periodistas nos tenemos que conformar con ver el coche parado, nada de conducirlo) en la que veríamos por primera vez, sin disfraz, el coche. Un macroevento con cerca de 600 invitados de todo el mundo.
Tras aterrizar en el aeropuerto de Tegel (que está a punto de ser jubilado), nos recogieron unas furgonetas, Volkswagen, of course, que nos llevaron rápidamente al hotel. Teníamos el tiempo justo para darnos una ducha, arreglarnos y volver a montar en las furgos dirección al Neue National Galerie. Así que con el móvil en un bolsillo de la americana y el metro en la otra salí pitando de la habitación.
En pocos minutos estábamos en la Galería Nacional. Nos recibió un grupo de gente con pancartas y camisetas verdes. Un poco más adelante, otro grupo, colocado en fila y con camisetas blancas nos saludaba y sonreía. Supuse, supusimos, que eran los hinchas de Volkswagen. Y acerté, acertamos, parcialmente: los de verde eran de Greenpeace, pero entre que no gritaban, no se movían y las pancartas estaban en alemán….
A la presentación se entraba con una invitación. Unas azafatas escaneaban un código de barras impreso en el papel antes de dejarte pasar. Otra nos colocaba un lazo en la muñeca y lo precintaban con una pieza metálica. Al más puro estilo “todo-incluido” de Punta Cana.
Por fin entramos. Una gran sala, tal vez de 40 x 40 metros, diáfana con paredes de cristal oscuro. Del techo colgaban unos paneles blancos numerados del 1 al 7 que creaban distintos espacios, a modo de tabiques. Tras esquivar a los camareros con las bandejas de copas de champán, procedo con otros periodistas españoles a investigar el recinto: unas gradas llenas de cámaras (las máquinas y los que las manejan), cuatro o cinco mesas reservadas, y una plataforma blanca de unos 20 metros de largo por cinco de ancho, con rampas de acceso en sus extremos y una circunferencia en la base. Era evidente: ahí iban a colocar el coche y ese círculo era una plataforma giratoria.
Eran aproximadamente las 20:15 y hasta las 21:00 no empezaba la presentación. Así que hicimos lo que cualquier español de bien haría, localizar la barra del bar. Tras unos cuantos vasos de agua, sin gas, me voy a buscar posición en la zona de la presentación. Me coloco en una estupenda segunda fila mientras comienza a sonar una música fuerte. Poco después veo que en el fondo de la plataforma, el lado que queda más próximo a una puerta, no hay nadie. Así que marcho corriendo para allá. Bueno, ya estoy colocado en un sitio estupendo, tengo el móvil cargado y conexión wifi y 3G. En cuanto salga el Golf, foto con el móvil y a twitter en mi cuenta (@alf_reguart), en la de Javier (@javiermolto) y en la de km77 (@km77com). Los seguidores de km77 serán los primeros en ver el coche en la presentación. En Madrid, Jaime Arruz estaba delante del ordenador esperando a que nos diesen las imágenes oficiales para poder publicarlas en km77.com.
Pero claro, no se puede ir al grano, por todos es bien sabido que sin unos buenos preliminares no se consigue dejar satisfecho al personal. Así que durante un buen rato nos entretuvieron con la historia del Golf. Salieron las seis primeras generaciones, una por una. Subían a la plataforma por el lado contrario al mío y salían del pabellón pasando a medio metro de mí. Fotos hechas y a Twitter.
Después nos hablaron del diseño. Que si la línea del techo, que si la tensión dinámica. No deja de sorprenderme el hincapié que hacen en las presentaciones casi todas las marcas sobre el diseño, cuando es algo que no necesita explicación: o te gusta o no te gusta. Mientras hablaban de ello, en las pantallas que colgaban del techo aparecieron las primeras imágenes del Golf.
¡Y por fin llegó el momento! La puerta que había detrás de mí se abrió y un tío con pinganillo en la oreja me apartó amablemente. Pero se empeñaba en apartarme demasiado para dejar sitio al Golf VII. Lo llevaba claro, una hora esperando a que saliese el coche y se pensaba que iba a perder mi posición. Así que, recordando mis tiempos de jugador de baloncesto, aguanté la posición. Él seguía empujándome hacia atrás (juro que había espacio de sobra para un Golf (por pasar, pasaba un Touareg remolcando una caravana) y para evitar una situación más tensa y que me estropease el momento-foto cambié de táctica, agachándome para que su brazo quedase a la altura de donde yo ya no estaba. Me miró mal, le sonreí mientras estiraba el brazo con el móvil en la mano para hacer el vídeo. El Golf VII estaba tras una puerta en otro pabellón anexo al nuestro, se veía la luz por las rendijas de la puerta. Unos segundos de música para generar suspense y por fin sale el coche. Aprovecho para grabar el primer vídeo del Golf VII en movimiento. Se lo mando corriendo por mail a Jaime para que lo colgase en la cuenta de Facebook de km77.com
El coche se coloca en la plataforma y comienza la guerra. Tropecientos periodistas y un único coche. Lo tenía crudo. Miro por las paredes de cristal del pabellón y veo fuera aparcado varios Golf: un Golf V, un Golf VII…mmmm, ¿eso es un Golf VII?. Marcho para allá rápidamente, está solito, sin que ningún periodista lo haya mancillado. Como encima no esté cerrado con llave va a ser la bomba. Aso el tirador y….boooooooommmmbaaaa. Ya estoy dentro, mi misión, medirlo es posible. Posible durante dos segundos, que es lo que tardó un colega alemán en entrar por la otra puerta. No puedo medirlo pero si toquitearlo. Buenas sensaciones. Casi todo es distinto pero casi todo parece igual. Minutos después, con la ayuda de varios compañeros (necesitaba que nadie estuviese dentro del coche y me echaron una mano, incluso dos) consigo medirlo. Comparo esas mediciones con las del Golf anterior, todo cuadra con lo esperado (más anchura y prácticamente misma altura) pero en las plazas traseras me salen 5 cm menos que en el modelo reemplazado. No puede ser. Hay que volver a medirlo. Volver a medirlo, ¡ja! Eso era la guerra. Tengo que esperar casi una hora y recurrir a la ayuda, otra vez, del equipo español. Hay 70 cm en las plazas traseras, uno menos que antes.
Esta entrada es la del tipo “Callejeros Viajeros”. Habrá una siguiente, con fotos para los que disfrutan más viendo programas del tipo “¿Cómo se hace?”