Hoy nos hemos pegado un madrugón para hacer un larguísimo enlace de 553 km, ascendiendo hasta casi 5.000 metros. La verdad es que se pasaba por sitios preciosos, pero ha sido una paliza.
La especial no era muy larga (poco más de 200 km) y comenzaba con un terreno muy pedregoso, para pasar luego a una zona en la que había muchísimos caminos y, por lo tanto, mucha navegación. Lo hemos pasado sin problemas. Luego había un trozo muy roto con mucha piedra, para acabar por el cauce de un río, en una pista que alternaba las zonas rápidas con otras muy sinuosas. Peterhansel ha pinchado en esos últimos kilómetros.
Ya estamos en Chile y comienza el desierto. Aquí en el campamento hay mucho viento y mucho viento. Pero es lo que hay. Ahora toca preparar la etapa de mañana en la que abrimos pista, algo que no nos favorece, ya que este año ha habido muy pocos abandonos en las motos (quizá porque la primera parte no ha sido muy dura) y te encuentras muchas en el recorrido, algo que complica los adelantamientos, pues van en grupos de tres o cuatro pilotos y levantan mucho polvo.
La etapa de mañana es larga y tendrá un poco de todo. Al final del día nos encontraremos las primeras dunas en los últimos kilómetros de la especial. Llegando a la meta haremos la bajada de la gran duna de Iquique, un descenso larguísimo y espectacular en el que literalmente te quedas colgado de los arneses por tu propio peso.
Empiezan las etapas duras, pero bueno, hoy podemos disfrutar de lo que queda de día comiendo un helado.