Después de una reparadora jornada de descanso, hoy nos ha tocado enfrentarnos a un bucle de casi 540 km, con salida y llegada en Salta y disputado a grandes altitudes, entre 3.200 y 4.000 metros todo el día.
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El principio del tramo era sinuoso y un poco húmedo. Había algunas zonas de barro, que tenía el aspecto de lenguas de arena y patinaban muchísimo. Luego la pista se hacía muy rápida y con rectas interminables. Esa ha sido la tónica de todo el día hasta llegar a la meta, donde los primeros 30 km se repetían en sentido inverso.
Los participantes de cabeza no han tenido muchos problemas para hacer adelantamientos debido al viento que hacía y las altas velocidades medias que se han alcanzado. La especial era propicia para el buggy, porque el equipo que verifica el recorrido paso cuatro días antes de las lluvias y en algunos lugares había badenes más profundos de lo que marcaba el road book. El buggy, debido a su mayor recorrido de suspensión, podía rodar más rápido sobre estas líneas rectas, mientras que nosotros teníamos que bajar la marcha por precaución para no salir catapultados.
Un día diferente en el que pensábamos que las diferencias iban a ser menores, pero visto lo visto… la emoción está servida. ¡Aun quedan días duros!