Sí, Berlín. La respuesta a la adivinanza de la entrada anterior era Berlín. He estado un par de veces, tal vez tres. La otra que recuerdo fue en la presentación del Lexus LS 600h. Parece una ciudad muy interesante para visitar, con multitud de museos y edificios que merecen un viaje y, sin duda, por la historia que tiene detrás.
¿Y qué he hecho en Berlín? Pues probar el nuevo smart fortwo eléctrico y el smart forone eléctrico. Bueno, el segundo nombre es una tontería que se me ha ocurrido, será la falta de oxígeno mientras escribo esto en el avión, para la ebike, la bici eléctrica que smart va a comercializar por 2990 euros.
Es la segunda vez que pruebo una bici de este tipo y me ha gustado más que la primera. Quien no se haya subido nunca en una posiblemente piense, como pensaba yo, que es una especie de ciclomotor. Pero no. Es una bici en la que parece que no existen las cuestas. Tiene sus pedales y es necesario moverlos para que la bici avance. Lo que hace el motor eléctrico es ayudar al ciclista, haciendo que el esfuerzo para mover la bici sea más o menos constante. Ideal para no llegar sudado al trabajo.
Es curiosísimo subir una cuesta sin notar ese esfuerzo extra que habría que hacer. La subes y, una vez en el punto de inflexión, te giras para comprobar que lo que hay atrás está más abajo que tú.
La ebike es un Ferrari de dos ruedas y tracción animal en los semáforos. Al arrancar te sientes como una especie de superhéroe —biciman— si no fuese porque tú llevas los calzoncillos por dentro del pantalón…Pero tus superpoderes se esfuman al alcanzar 25 km/h. La kriptonita es la legislación, ya que impide que el motor impulse la bici a más de esa velocidad si lo que se quiere es comercializarla como bici.
La asistencia del motor eléctrico se puede ajustar en cuatro niveles o desconectarla. Para ello hay una pantalla con unos mandos (imagen anterior) en el manillar. Esa pantalla, que es extraíble, informa de cosas como la velocidad media, la distancia recorrida, la carga de la batería y la recarga en las frenadas. Porque sí, resulta que como en los coches eléctricos e híbridos, en la ebike también se recupera energía al frenar. Eso sí, sólo cuando se hace con el freno delantero.
Los frenos son de disco y clavan la rueda si se accionan con decisión. Para mi es algo impresionante. Pero he de aclarar que yo he rescatado hace un mes mi bici de un trastero y en la bici aún tenía una moneda de 100 pesetas y otra de 25. Los frenos de la ebike detienen la bici; las zapatas de la mía producen una suave deceleración…
Hay una conexión USB pensada para futuros accesorios, entre los que también hay suportes para teléfonos móviles, aparato que te podrá indicar dónde has dejado aparcada la bici.
El motor eléctrico está colocado en el buje trasero y la batería, que es de iones de litio y pesa 3,5 kg (la bici un total de 26) va en la zona de encima de los pedales (tiene una capacidad de 423 Wh). Se recarga en 5 horas conectándola con un cable a una toma de corriente y se puede hacer dejándola puesta en la bici o sacándola y llevándosela a casa o a la oficina. La autonomía según smart puede ser de unos 100 km.
¿Cadena o correa? En los motores de los coches, se dan ambos casos, unos tienen una y otros otra. Pero es la primera vez que yo veo una bici que en vez de haber una cadena que une la rueda trasera con los pedales tiene una correa. Mola. Adiós a las manchas de aceite-grasa.
La smart ebike la fabrica Grace. Los neumáticos son Continental, según dicen de mayor dureza para evitar pinchazos.
¿Os parece poca bici? No problem. Habrá una versión Brabus que requerirá seguro, porque el motor empujará la bici hasta 45 mm/h, gracias a un motor de 500 W, y que tendrá las bielas y los pedales de menor peso, el soporte del sillín de carbono y neumáticos Sport Contact.
¿Qué lo vuestro son las dos ruedas pero no el darle a unos pedales? Esperad a 2014, que será cuando se comercialice el smart scooter, eléctrico, por supuesto.
Celedonio