Lo del Slalom de Tarazona ha sido un desastre. Si aquí decía que siempre se me había dado bien, ahora ya puedo decir que no siempre se me da bien.
Empiezo por el final: no he conseguido ni un solo punto. No es la primera vez que logro tal proeza, pero tampoco es habitual (está es la segunda vez, las dos esta temporada). A diferencia de otros catastróficos resultados anteriores, en esta ocasión la culpa no la ha tenido un trazado poco propicio para mi bólido. La culpa ha sido mia y solo mia. He sido capaz de tirar un cono en cada una de las mangas. Y ahora vuelvo al principio:
Era una soleada mañana de agosto. Bueno, cuando me levanté ni había salido el sol, pero yo sabía que iba a ser soleada.
07.22 de la mañana. 31 ºC en el garaje.
Llevaba ya casi veinte horas de rodríguez, la paz invadía mi espíritu. Salgo de casa casi media hora después de lo previsto. Voy rápido, con el temor de que tal llegaría tarde, temor que desapareció cinco kilómetros después cuando alcancé a un pelotón de slalomeros. Iban a ritmo dominguero, yo pensaba que demasiado dominguero, así que al poco les adelanté. Un Yaris adelantando a un 206 GTI, un M3 y un Golf TDI. Eso era una señal. Yo lo sabía.
Fue una maniobra digna del equipo Ferrari de Fórmula 1, ya que a los 10 minutos me alcanzaron en mi entrada a repostar. Ahí estaba Alejandro, con su precioso 205 GTI, esperándoles. Y claro, nos juntamos todos. Por algún motivo que desconozco tomaron la decisión unilateral de dejarme que liderase la caravana rumbo Tarazona. Eso de liderar era otra señal. Yo lo sabía.
El viaje fue tranquilo, poca gente sale de paseo un domingo de agosto a las 8 de la mañana. Y sí, llegamos con tiempo más que de sobra para las verificaciones. Otra señal.
Verificaciones…
…y últimos ajustes.
Tras el papeleo y las comprobaciones de rigor nos dimos un paseo por el trazado. Al primer vistazo echo de menos el cono que había en medio de la recta, al que se le daba una vuelta de 360 grados. Que ya no estuviese ese pirulo polimeroso significaba que se podía correr más en línea recta, algo contraproducente para los 105 ponis salvajes del Yaris. El recorrido, por lo demás, era similar al de los dos años anteriores, con la novedad que iban a estar regando con un aspersor una zona donde había que hacer un giro de 180 grados.
Tengo el dorsal 2. Delante de mí sale Pablo Fortuño, campeón que en nada se convertirá en estrella mediática gracias al reportaje que le hicieron para la televisión autonómica (aquí un vídeo grabado por él). El slalom es de una lentitud muy rápida. Me explico: no se alcanza mucha velocidad, al menos yo no metía tercera (aunque en una zona tenía que mantener el motor al corte un instante para no perder tiempo subiendo una marcha para quitarla inmediatamente). Pero se pasaba por los obstáculos muy rápido, tal vez demasiado teniendo en cuenta que un error suponía en este caso acabar contra un bordillo o una farola (o ambas cosas a la vez).
En el siguiente vídeo (el piloto es Carlos Serrano) se puede ver el recorrido:
Comienzo la vuelta de entrenamientos y cuando llevaba menos de la mitad del recorrido tiré un cono. No pasa nada. Era sólo el entrenamiento. No problemo.
Llegó el turno de la primera manga cronometrada. Concentración. Primera, motor revolucionado a unas 3500 rpm. Tres, dos, uno, ¡ya! Suelto embrague, cono por la derecha, por la izquierda, por la derecha, otro a la derecha con un poco de freno de mano para tomar un giro de unos 120 grados hacia la izquierda. Enfilo una serie de puertas (obstáculos), tiro el último cono. Me cabreo. Voy en segunda y llego a la rotonda del fondo con el motor cortando inyección. Freno. Freno mucho, la rotonda está muy sucia y hay que salir despacio y por dentro para no acabar por fuera abrazando un bloque de hormigón. Acelero hacia las puertas anteriores para pasarlas en sentido contrario. Sigo cabreado. Estoy pensando en el cono que he tirado. Pienso en él en vez de en los obstáculos. De pronto me doy cuenta que voy directo a pasar el obstáculo por encima de él en vez de por un lado. Pierdo más tiempo. Pierdo la paciencia. Hago el resto del recorrido cabreado. Con la penalización (son 10 segundos) es imposible optar a un resultado decente.
Llega la segunda manga. Concentración. Mucha concentración. Mientras espero mi turno pongo el aire acondicionado. Fuera hace muchísimo calor. Me toca. Salgo. Primer tramo de conos, superado. Primer tramo de obstáculos, superado. Doy la vuelta a la rotonda, salgo en segunda muy bajo de vueltas. El coche corre poco. Miro y veo que se me había olvidado desconectar el compresor del aire. Mierda. Pulso el botoncito, habré perdido unas décimas por imbécil. Enfilo los obstáculos de vuelta. Voy fuerte, voy bien. Sí, estupendo, rápido pero fino, sin descontrolar. ¡Plomp! La cagaste Luis, digo, Alfonso. Has tirado otro cono, el mismo que en el entrenamiento. Me cabreo mucho, muchísimo. Creo que me da tiempo a maldecir y pegarle un puñetazo al volante. Esta vez la furía la canalizo en hacer el resto del slalom lo mejor posible. Y lo hago bien, pero con los diez segundos de penalización que me van a dejar fuera de los puntos.
Quedo el 27 de 35 inscritos. Esta vez me he lucido. Ayyyyys, si no hubiese tirado el cono hubiese sido el decimotercero de la general y el tercero de mi categoría. Y doce puntitos para el bolsillo. Y si hubiese quitado el aire acondicionado a tiempo incluso habría ganado ese medio segundo que me llevaría el segundo clasificado. Y quince puntos. Pero como acertadamente dijo Fernando Villaro (otro piloto), en un rally eso de si no hubiese tirado el cono no vale, porque en vez de un cono habría sido una piedra o un árbol… Así que menos lamentos. Y sí, me declaro culpable de todos los cargos.
Clasificación final: Si me buscáis, empezar por abajo que acabaréis antes.
Y en la clasificación del Campeonato ya es imposible revalidar el título. Y muy difícil quedar entre los tres primeros. La próxima es en octubre, durante las Fiestas del Pilar. La vuelta a casa, un poco más calurosa que la ida…
La vuelta a casa. Seis horas y 12 grados más tarde.
Y muchas gracias a David nArto, de la web motoraddicted, por dejarme usar muchas de las fotos que acompañan esta entrada. A continuación algunas fotos más: