El Škoda Kamiq que ha pasado por el circuito era el más caro y potente de toda la gama, con motor 1.5 TSI de 150 CV, caja de cambios automática de siete relaciones (DSG) y nivel de equipamiento Monte Carlo, el que le da al coche un aspecto más deportivo.

No es un modelo completamente nuevo, sino la habitual actualización de media vida que las marcas hacen a sus modelos pasados unos años (prueba). Sigue siendo un SUV pequeño, de 4,24 metros de longitud, pero ahora incluye novedades en el diseño (muy pequeñas), en el equipamiento y, en menor medida, en la gama de motores.

En las maniobras de esquiva y eslalon, los resultados que hemos obtenido han sido muy buenos. Sobresale especialmente el de la esquiva, que conseguimos superar a una velocidad muy elevada (79 km/h) y además con unas reacciones muy fáciles de controlar. El control de estabilidad del Kamiq es muy restrictivo y, tras el primer golpe de volante, actúa de manera implacable reduciendo mucho la velocidad de avance del coche y poniendo las cosas muy fáciles al conductor.

No sólo nos llamó la atención la facilidad para llevar a cabo la maniobra, sino la cantidad de veces que conseguimos superar la misma sin derribar conos (la primera, sin conocer las reacciones del coche, ya fue buena), algo que no suele ser habitual.

En el eslalon los resultados fueron también buenos, aunque no tanto como en la esquiva. El coche se deja llevar bien entre los conos, pero para que la maniobra sea fluida, es necesario hilar fino para evitar que el control de estabilidad actúe con intensidad. La sensación de control y seguridad, no obstante, fue igualmente muy alta.

En general, y a modo de resumen, el Kamiq superó los ejercicios con nota. Un coche que reacciona con seguridad ante maniobras evasivas y que da mucha confianza al conductor, lo cual es del todo deseable en un vehículo de planteamiento tan familiar.