He puesto fontanero como podía haber puesto cualquier otro gremio que realizase visitas a domicilio; el técnico de la TV me parecía menos representativo. Lo digo para que no comiencen a realizar asociaciones extrañas sobre finalidades recónditas ni parafilias inconfesables. No afirmo que Skoda sea una marca preferida en el colectivo de los fontaneros ni de ningún otro, ni que el nivel de honestidad de éstos sea inferior ni superior a la media de otras profesiones de atención domiciliaria ni nada parecido. Pero es que hay que fastidiarse con la era de la corrección política que siempre hay alguien que elige sentirse dolido por algo y se victimiza culpando de sus frustraciones al personal.
Dicho lo anterior.
He pasado unos días con este coche de la plataforma PQ24 del grupo VAG. Esa plataforma es compartida por el Polo Mk4, el Ibiza Mk3, y el Córdoba Mk2 entre otros. Coches distintos, orientados a distintos mercados (VW Gol, Fox, Voyage y Saveiro) con públicos objetivos diferentes y precios bien diversos.
Si partimos de la base de que este Skoda Fabia RS 1.4 TSI DSG compartía la misma plataforma que tenía el VW Polo Mk4 (ahora actualizado) y que a tarifa actual uno cuesta 19.000 EUR y otro 23.000 EUR, que ambos comparten motor y transmisión, ¿cómo se justifica un 22% de diferencia entre uno y otro?. Tratemos de averiguarlo.
INTERIOR
Bien presentado. Sobrio. Plásticos con acabado gomoso (ruberizado) símil cuero de buen aspecto general, y buen ajuste. Sencillos pero bien rematados. Un puesto de conducción bueno en el que sólo se reprocha que el volante, regulable en altura y profundidad, no baje todo lo que debería de bajar. Se queda un poco alto dando un poco sensación de furgoneta, pero se puede convivir con ello porque siendo un defecto, no tiene mucha incidencia práctica ni repercute demasiado una vez uno se ha habituado. Los mandos se encuentran bien situados, su pulsación es más correcta que gozosa pero transmiten solidez y durabilidad con algún matiz que luego expondré.
Los asientos, deportivos, no tienen ajuste lumbar pero tampoco lo eché de menos en una época en la que los coches tienen tanto soporte lumbar que te empujan la columna sacándole el estómago hasta a una modelo de esas con cara generalmente estreñida y triste que flirtea con la anorexia por las pasarelas de moda soñando con un bocatacalamares.
Desde el interior, en el marco de las puertas puede verse la chapa pintada del color de la carrocería -no está recubierto- y el ajuste no es perfecto, al menos no en esta unidad, porque hace unos días me encontré con mi pantalón Jacob Cohen manchado por el agua de la lluvia que por fin bendecía Madrid. Lo primero que hice fue, naturalmente, recurrir al mando del alzacristales de tacto mejorable pensando que no tenía bien subida la ventanilla.
Pues no.
Estaba bien subida y el agua entraba no obstante. Dije, coño, esto lo tengo que contar. (Córcholis para los que lo prefieran así). Aquí, foto de mis pantalones en el interior del coche.
MOTOR-TRANSMISIÓN
Sencillamente: muy buenos. Me ha encantado la contundencia de este motor, empuja a cualquier régimen, sin perezas apreciables, con un sonido tamizado, nada escandaloso, bien apartado de esos coches antisociales que anuncian su llegada. Poco a destacar sobre la caja DSG de doble embrague a estas alturas. Las primeras que yo probé hace años se atragantaban en retención cuando uno le pedía bajar dos o más marchas de golpe sin que ello entrañase una negativa por protección de sobrerrégimen (final de recta en circuito, apoyado por una frenada contundente). Ahora ya no se atragantan tanto en uso realmente exigente y los cambios en una caja DSG siguen sorprendiendo por su inmediatez sin que ello suponga la menor agitación. El refinamiento y la afinación de estos cambios es verdaderamente sensacional.
Con todo, y por buena que es, y no digamos por incontestablemente rápida, hay dos magnitudes que salen al encuentro: la eficacia y la diversión, de las que ya hemos hablado en alguna otra ocasión. No hay duda de que es más eficaz (rápida) que una transmisión manual. Más suave también. Pero al precio de que me llamen jurásico, obsoleto, romántico o petardo, el placer de hacer un punta tacón calcando las vueltas, el oído pendiente del régimen de giro y sonriendo por la buena sincronización que uno ha conseguido sin debérsela a una máquina es imborrable.
COMPORTAMIENTO
La denominación RS sugeriría algo radical, duro, intransigente, y una opción de compra que no dejaría indiferente: o se ama o se odia. Pero no hay nada de RS en los ajustes de este coche. Y no es una crítica. Es cómodo. Suficientemente duro y contenido sin resultar una tortura. Si pecase de algo pecaría de blando, pero me parece bastante bien conseguido. Hay coches con menos potencia y menos potencial que van mucho más duros y no por ello son más deportivos sino sólo más incómodos y más desequilibrados.
Para la potencia del coche y las siglas que sugiere el coche tiene un enfoque estructural sencillito: Rueda tirada detrás con elemento torsional/resorte helicoidal detrás sin barra estabilizadora trasera e inevitable McPherson delante. No es que sea una solución de vanguardia ni es cara, hay coches que llevados al límite se siguen sosteniendo mejor porque siguen pudiendo apoyar bien en situaciones más comprometidas. Pero a cambio de la sofisticación, Skoda nos entrega un coche con una facilidad de conducción encomiable. Anda muy bien y no es para buscarle las cosquillas por mucha sigla RS que tenga. Es noblote, sencillo, y majetón y no para hacer muchas manos porque su configuración tampoco anima a meterse en líos; el coche pide que le saques jugo al motor y que no te compliques mucho la vida, o sea, que le valdrá al 95% de la gente.
La antítesis del Mini Cooper Roadster S de hace unos días, en el que alguien no acostumbrado a tener que hacer muchas manos, se sentiría abordo de un coche histérico. Éste Skoda es una madre comparado con aquel, y tiene un motor tanto o más capaz que el del Mini.
O sea que es un coche rápido en el que uno no tiene que colocar el San Cristóbal ni la esposa le pone un «Papá no corras» en el salpicadero para hacerle un chantaje emocional de libro.
YA. PERO A MÍ ME HA INTRIGADO LO DEL FONTANERO, ¿DE QUÉ VA LO DEL FONTANERO?.
A ver si lo explico. Le he pedido a mi amigo Jesús que me ayude a ilustrarlo.
GRAFICO DE JMV – Jesús Martínez del Vas
El Skoda es el fontanero honrado. Ese que viene a casa. Es cortés y educado, te arregla el problema, te cobra un precio razonable en una hoja amarillenta de un bloc sucio y se va a su casa en una Vanette abollada. Hay otro modelo de fontanero que viene, te habla en una jerga incomprensible narrándote tu avería y piensas que es mejor vender la casa. Pero no. Porque menos mal que ha venido él. Que te va a salvar la vida. Porque no llega a venir y cielo santo la que se lía. De la que te ha salvado. Que además él tiene una herramienta finlandesa costosísima que sólo la tienen él y la NASA por enchufe suyo. Te sopla un pastizal y te entrega una factura con un logo hecho por Mariscal en mil colores y se va a casa en una furgoneta con más vinilos promocionales que el F1 de Alonso. (Sí, abundo en tópicos, yo amo a los fontaneros, es esa la visión que tienen los demás, no yo, no se metan conmigo).
En realidad, los dos te han resuelto el mismo problema, posiblemente aplicando la misma solución y realizando la misma operación. ¿Entonces cómo se justifica que uno te haya cobrado más dinero que el otro?.
Pues trasladando el ejemplo a los coches:
– En uno te enciendes las luces tú y en otro modelo las luces se encienden automáticamente.
– Uno tiene un salpicadero correcto, bien realizado y otro tiene unos materiales más vistosos
– Uno tiene un retrovisor cuyo mecanismo antirreflejos se acciona manualmente y el otro se ajusta él solito
– Posiblemente, el serigrafiado de los botones se desgastará antes en uno que en otro
– Uno tiene un ajuste lumbar, otro no
– El marco de las ventanillas está recubierto y no se ve la chapa desde el interior en el otro todo está recubierto.
– Uno se vende con una marca, y otro con otra y el márketing hace el resto.
Y yo pregunto: más allá de las diferencias de equipamiento, aunque el actual Polo GTi esté basado sobre una evolución de la plataforma PQ24, lo cierto es que coexistió con este diferencial de precios con el Fabia RS.
19.209 EUR frente a 23.485 EUR
Ustedes, que seguro saben más que yo, podrán ilustrarme por qué el mismo bombón sabe tanto mejor según quien le ponga el envoltorio.
Frases para el olvido
– Gran motor, eficaz transmisión
– Dinámicamente sencillo, suficiente, sin líos
– Buena presentación interior
– Rumorosidad, viento.
– Cómodo
– Llantas demasiado expuestas.
Diversión: ***++ (3/5) No es una máquina rabiosa, pero es suficiente y sencilla.
JM