Ayer conduje el Twizy. Y me divertí mucho, posiblemente más por lo que tiene de distinto que por lo que es realmente. Ha sido en Ibiza, durante un día en el que las carreteras estaban mojadas por lo mucho que había llovido el día anterior y las gotillas que estaban cayendo a ratos mientras conduciamos. Ha sido un día fántastico porque ha servido para darme cuenta que al Twizy le faltan unas venatanillas, al menos desde mi punto de vista de «cochero» y no motero. Las «puertas» que se ven en las fotos son una opción que cuesta unos 500 euros que me parece imprescidible salvo que se quieran sufrir los mismos inconvenientes que en una moto.
Hasta ahora lo he llevado por carretera (en unas horas lo conduciré en ciudad). No me parece el entorno más adecuado para él pero se defiende. Parte de la ruta ha terminado en un beach club (ya sabéis, un chiringuito de playa al que le han cambiado las mesas y sillas de plástico con publicidad de La Casera por unos asientos de mimbre y en vez de una sombrilla de KAS tienen unos toldos blancos) y, para llegar ahí, hemos circulado unos cien metros por un camino embarrado, por eso se ha manchado el ¿coche? y sale tan guarrete en los vídeos. También me he manchado yo porque las ruedas traseras salpicaban hacia el interior del Twizy.
En km77.com publicaremos un poco más tarde la información con las impresiones de conducción y del interior. Hasta entonces os dejo con unas fotos de la presentación y unos vídeos.
Esos son los precios del Twizy en España, incluidas las ayudas del Gobierno.
Un Twizy off-road 😉
En el Oeste, eso serían caballos en la puerta de la cantina…
Un Twizy tras una prueba de choque: impacto frontal a 45 km/h.
Rueda de prensa. Dicen que es una casa de David Guetta…
Comparando tamaños
Para no mojarse las piernas y pasar menos frío. Pero, ¿y de ahí para arriba?
Y aquí los vídeos. Uno de cómo es por dentro, otro en movimiento y un tercero que grabamos hace unas semanas en la fábrica.
Celedonio