Estaba dudando sobre si titular esta entrada «Diario de un Volt» o «Veintiún días con Volt». Para lo primero era necesario que apareciese Mercedes (Milá, no Benz). Para lo segundo, haber tenido 21 días el Volt, que tampoco. Y ahora me estoy preguntando para qué os cuento esta tontería si lo he titulado con otra tontería…En fin, que en el blog os voy a ir contando (en varias entradas, para evitar atragantar dispositivos móviles con las fotos y los vídeos) cómo viví la prueba del Volt.

El Volt es sin duda un coche peculiar por sus características técnicas (más información sobre cómo funciona en km77.com). Hay gente para la que es un híbrido —hay dos fuentes de energía en el coche, una batería y un depósito de gasolina—. Otra que dice que es eléctrico —las ruedas son impulsadas siempre (casi) por un motor eléctrico—. Y también quien lo define como coche híbrido de autonomía extendida.

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Lo llamemos como lo llamemos, lo cierto es que se trata de un coche diferente. Yo creo que se trata de un pasito adelante de la industria del automóvil.  Es cierto que hay coches completamente eléctricos —como el Mitsubishi i-MiEV y el Nissan Leaf que ya habíamos probado— pero a día de hoy, no son válidos para cualquier persona por el problema que supone su reducida autonomía y los problemas que existen para recargarlos. También es cierto que un coche equivalente con motor de combustión es más asequible así que el Volt no deja de ser un experimento, como lo fue el Toyota Prius, que puede acercar este tipo de tecnología a los usuarios. Y si la demanda aumenta, la oferta también lo hará. Y será cada vez mejor.

Pero para ello es t-o-t-a-l-m-e-n-t-e imprescindible que mejore la infraestructura de recarga de coches eléctricos. Durante la prueba, he ido a recargar la batería a ocho puntos y sólo en dos de ellos ha sido posible hacerlo (y no sin problemas).

Miércoles 21 de diciembre

Pepe Robledo, uno de nuestros fotógrafos, recoge el Volt por la mañana en la sede de Chevrolet España y se lo lleva al estudio para hacer la sesión de fotos del interior (galería de imágenes).  Por teléfono le he pedido que mientras hace las fotos lo deje cargándose. Me llama para confirmarme que lo ha hecho y que, según la indicación que aparece en el cuadro de instrumentos, la carga se completará a las 16.15 (son las 11.30, aproximadamente).

A las tres de la tarde, cuando voy de camino hacia el estudio, Pepe me vuelve a llamar, esta vez para decirme que la carga se ha interrumpido, que se ha puesto a sonar la alarma del Volt y se han encendido dos luces rojas en el cargador. Lo ha vuelto a poner a cargar y al rato ha sucedido lo mismo. Al llegar al estudio me leo el manual de instrucciones (no es el que llegará a Europa, es uno americano) y según indica el problema parece existir en la instalación eléctrica del estudio (donde  enchufamos equipos eléctricos de elevado consumo puntual). De todos modos el Volt tiene un poco más de la mitad de la carga de la batería y, utilizando el modo “Retener”, puedo llegar hasta el lugar donde medimos las prestaciones sin agotarla y realizarlas con y sin batería.

Antes tengo que pasar por Chevrolet, me tienen que dar una tarjeta que permite utilizar los puntos de recarga de la red pública del Ayuntamiento de Madrid. De paso aprovecharé para hablar con los ingenieros.

Decidimos hacer la «reunión» en el interior del Volt.  Tres ingenieros y Natalia, del departamento de Prensa, empañando los cristales. Ya sé que suena mal pero es que fuera hacía frío y teníamos la ventilación apagada. Como yo tenía cosas que preguntar y ellos cosas que responder se nos hace tarde a todos (mil disculpas a los tres…).  Así que, tras despedirme de ellos, cambio de planes y me voy a hacer el recorrido de consumo en vez de las prestaciones.

Gasto la batería mientras voy de camino al inicio del recorrido, quiero medir lo que gasta cuando el motor de gasolina es el que aporta toda la energía.  Durante la hora y doce minutos que he empleado, ha consumido, según el ordenador, 10,6 litros. Corresponde a un gasto medio de 7,4 l/100 km (teniendo en cuenta el error del ordenador, el consumo real es 7,7 l/100 km).

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Vuelvo a Madrid. Son las 20.20 y hay un atasco a la entrada. Estoy parado en el Paseo de la Castellana.  Voy a mirar en el navegador alguna ruta alternativa para llegar al estudio, dado que voy a dejar el coche cargando toda la noche. Pulso en la pantalla (es táctil) y no pasa nada. Comienzo a probar con los botones de la consola y no hay respuesta. El sistema multimedia (radio, navegador, teléfono) se ha quedado colgado. Aprovecho uno de los momentos en los que la caravana no avanza para aplicar el ya famoso método Güindous: apago y el coche y lo vuelvo a encender (¿se dice encender?). No, no se enciende. Al pulsar en el botón azul sale un error en la pantalla “Mando no disponible”. El Volt tiene un sistema de entrada y arranque sin llave, basta con tener cerca del puesto de conducción el mando para que sea reconocido por la centralita y el coche se active al apretar el botón azul de puesta en marcha. Lo llevo en el bolsillo del pantalón, trato de sacarlo corriendo porque los coches ya avanzan. ¡Qué difícil es sacar algo del bolsillo de un vaquero cuando estás sentado! La acerco al cuadro y reintento. Error. Pruebo una tercera vez…¡al fin puedo poner el coche en movimiento! …pero el navegador continúa sin funcionar. Y así siguió, incluso después de probar a parar el coche, abrir la puerta, cerrarla, cerrar con el mando y volver a hacer los pasos anteriores.  Todo se arregló tras dejar el coche apagado un tiempo X, que no es ni mucho ni el poco que se puede estar parado en un semáforo. Al final dejo el coche cargando en el estudio a la intensidad mínima. Todo parece estar bien…

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Continuará….

Alfonso Herrero