Ya ha pasado un año. Y cuando todavía no ha dado tiempo a asimilar lo acontecido en la edición anterior, a las 21:15 hora del día 27 empezaba el Dakar 2011. A esa hora salía el avión que me iba a llevar desde el Aeropuerto de Barcelona hasta Buenos Aires, haciendo una pequeña escala de tres horas en Madrid, donde me encontraría con Carlos. En esta escala me dio tiempo a cenar con unos buenos amigos, que me desearon la misma suerte que el año pasado. Es agradable poder contar con el cariño de los tuyos cuando emprendes una aventura como el Dakar.
Después de casi doce horas de vuelo, con algún que otro traqueteo del avión, aterrizamos en el aeropuerto de Buenos Aires a las 9:52, hora local, 4 horas menos que en España. Nos dirigimos hacia el control de pasaportes, en el que encontramos dos filas: una para los residentes y otra para los extranjeros. Los oficiales se extrañan porque el 95% de los pasajeros son extranjeros y el 85% familia del Dakar (médicos, pilotos, comisarios, relación con los concursantes,…). El trámite aduanero es rápido, pero la lucha está en la cinta, mis maletas tardan en salir y me imagino lo peor. Finalmente aparecen las dos maletas. En un viaje de placer la preocupación es mayor, pero en este caso es un problema relativo porque he dejado la mitad de mi equipaje en los camiones de asistencia que salieron el 25 de Noviembre en barco. De esta manera me aseguro de que tendré algo que ponerme al llegar a Buenos Aires.
La tarde ha sido tranquila. Una ducha para aclarar las ideas, un asado Argentino para entrar en ambiente y después… al hotel, a organizar las maletas que utilizaremos de armario los próximos 20 días.
Entre los camiones de asistencia del equipo hay uno en concreto que es el de intendencia. En él encontramos la cocina, las duchas y los casilleros para las maletas. Cada piloto y copiloto de coches dispone de dos compartimentos para sus maletas. No nos podemos salir de este espacio asignado, pues, de lo contrario, al cerrar las puertas del camión lo que no esté en su sitio se queda en tierra. Las cosas en los camiones están organizadas minuciosamente para saber en todo momento donde están y qué cantidad hay.
En la preparación de las maletas hay una parte importante, que es la bolsa del copiloto. En ella encontraremos todo tipo de utensilios que pueden ser necesarios durante los días de carrera: bolígrafos, lápices, libretas de tiempos, reglamentos, toallitas húmedas, guantes de recambio… Ahora que disponemos de un poco de tiempo, podemos organizar nuestro «armario de despacho» que utilizaremos los próximos 15 días de carrera. No es fácil, pero tenemos que intentar reducir al máximo el contenido de la bolsa para minimizar su peso total. Todo el trabajo que han hecho los ingenieros y mecánicos en prepararnos un coche que este rozando el peso mínimo nosotros lo estamos tirando por el suelo.
Mañana tendremos la primera toma de contacto con el nuevo coche. El equipo ha organizado un pequeño circuito para poder rodar el coche y verificar que todo está en su sitio. Esperemos que mañana tengamos un día normal, de 24 horas.
Aquí tenéis un ejemplo de lo que puede necesitar un copiloto para realizar su trabajo.
1. Casco, mono, diccionarios de inglés y francés, gorra con los patrocinadores y guantes de recambio.
2. Libreta de tiempos, reglamento de la carrera, dossier de preparación de la carrera y manual de reparación rápida de apartado chasis y eléctrico.
3. Bolsa de copiloto, frontal y cojín de aire para el asiento de carreras.
4. Pasaporte, carne de conducir, carne de vacunación, licencia federativa y guía informativa del equipo.
5. Libreta para hacer notas el día de test, libreta pequeña de notas, material para la preparación del libro de ruta, documentación del organizador, dossier con la información de los test y estuche.