El año pasado queda atrás. Y con él muchas horas de carretera y muchos miles de kilómetros a los mandos de coches muy diversos. 

La mayor parte de los coches que he probado en profundidad (no cuento a los que he tenido acceso de forma más breve) han sido con motor de gasolina e hibridación ligera, seguidos de eléctricos puros, de híbridos convencionales y de híbridos enchufables. Y los Diesel quedarían en último lugar.

Esto da una buena idea de hacia dónde apunta el mercado o, mejor dicho, hacia dónde apuntan las marcas empujadas por las decisiones de los gobiernos. El Diesel llegó a ser hace unos 10 o 15 años cerca de la mitad de las ventas entre los vehículos de pasajeros. Ahora está siendo relegado casi en exclusiva al uso profesional. 

Yo soy partidario del motor Diesel moderno. O mejor dicho, creo que tiene ventajas interesantes en función del tipo de vehículo y de uso que se le vaya a dar. Uno de los coches que probé durante 2024 fue un Audi Q7 50 TDI de 286 caballos. Es un medio de transporte soberbio para deplazarse lejos, rápido y en compañía, dado su gran espacio interior y comodidad. He de reconocer que cuando lo devolví a su propietario (Audi España), me di la vuelta y lo miré uno o dos segundos y pensé en cuánto tiempo pasará hasta que pruebe el siguiente coche con motor V6. Casi había olvidado el poderío y el sonido de este tipo de motores.

El ganador

Pero ese no fue el coche más me gustó durante 2024, sino un Mercedes-Benz Clase E 220 CDI de 197 caballos. Hace mejor que ningún otro que yo conozca una de las cosas más interesantes que se pueden hacer con un coche: viajar. Aproveché el coche para realizar un desplazamiento que hago varias veces al año y llegué a la conclusión de que es el mejor coche de carretera que existe. Bajo mi punto de vista, es mejor en este trabajo que un BMW Serie 5.

Hay dos cosas que me llamaron mucho la atención de este Clase E, sin contar con las habituales que son comunes en todas todas las generaciones de este modelo. Uno es su motor, también Diesel, pero de solo cuatro cilindros, y no tan refinado como el V6 del Audi, sino más «industrial» por sus vibraciones y ruido. Me parece sobresaliente cómo un motor relativamente pequeño permite circular a buen ritmo con tanta facilidad y con un consumo increíblemente bajo. Todo ello no sería posible sin que la aerodinámica (entre otras cosas) estuviera afinada al máximo. De lo contrario sería imposible alcanzar 238 kilómetros por hora (es la velocidad que declara Mercedes-Benz) con «sólo» 197 caballos. 

Iluminación del futuro

Otra cosa que me llamó la atención de este Clase E tiene que ver con la tecnología. Ha sido el primer coche que he probado con faros que proyectan señales sobre la vía para avisar y facilitar la tarea al conductor. Para acceder a estos faros en el Clase E hay que pagar la opción de sistema de iluminación Digital Light y activar la función de avisos luminosos, algo que se puede hacer a distancia (OTA). Durante mi viaje de vuelta cayó la noche en una autopista solitaria, donde tuve una pequeña distracción. Los faros me avisaron mediante flechas luminosas justo antes de que las ruedas de un lado superasen la línea que delimita el carril. Y llegando a mi destino, en una zona de obras, los faros proyectaron una guía del ancho del vehículo que marcaba el camino a seguir. Está claro que a día de hoy estos avisos proyectados todavía no son de gran utilidad enorme. Lo interesante es que dan una idea de hacia dónde se dirige esta tecnología.

Así que ya ven, ese es el coche que más me gustó en 2024. O visto de otra forma, de todos los que he probado, el que yo creo que mejor la función para la que teóricamente está diseñado. Va totalmente a contracorriente de las tendencias del mercado pues no es ni chino, ni SUV, ni eléctrico, sino que es una berlina Diesel o lo que es lo mismo, una fórmula en desuso.