Llegan las vacaciones de verano y con ellas los largos desplazamientos por carretera. En época estival se suele exigir mucho a los componentes del coche. No sólo por las distancias a cubrir sino también por el peso que se transporta y, en especial, por las altas temperaturas.
Antes de emprender el gran viaje del verano, es una buena ocasión para revisar el estado general del vehículo. No obstante, lo ideal es que las operaciones que están desarrolladas en el artículo que sigue se hagan con una determinada frecuencia durante la vida del vehículo. De esta forma tendremos muchos más datos para valorar cómo está envejeciendo el coche y sus componentes, así como detectar posibles averías con antelación.
Neumáticos: presión
Lo más importante a la hora de revisar un coche, me atrevería a decir, son los neumáticos. Es fundamental porque inciden de forma directa en la seguridad. Los valores recomendados de presión los encontraremos habitualmente en la cara posterior de la tapa del depósito de carburante, en los pilares de las puertas delanteras o en el manual de instrucciones.
No está de más llevar un pequeño manómetro en la guantera (los de las gasolineras no siempre son fiables y en muchos casos son de pago). Esto no será necesario en aquellos coches que muestran la presión de los neumáticos en la pantalla de la instrumentación o en la del sistema multimedia.
Es importante comprobar la presión con el neumático frío. Es decir, que no haya rodado recientemente y que no esté expuesto al sol. Los fabricantes suelen facilitar dos datos de presiones: una con el coche vacío o con poca carga y otra para conducir a plena carga (para conocer datos exactos de peso admisible se puede consultar la ficha técnica del propio vehículo). En ocasiones algunas marcas también dan un valor «Eco». Consiste, básicamente, en un dato varias décimas por encima del «estándar» para que la resistencia a la rodadura sea menor. No hay que olvidar la rueda de repuesto (si la hay). Si es de emergencia suele ir hinchada a mayor presión que las otras cuatro.
Pero, ¿qué hacemos si durante las vacaciones viajaremos en algunos casos con mucha carga y en otros con poca?. Lo ideal es cambiar las presiones en cada recorrido; lo sé, no es cómodo, ni práctico. Por lo tanto, una posible recomendación es ajustar los neumáticos para las condiciones de mayor carga.
Neumáticos: estado y desgaste
Otro aspecto a revisar relacionado con los neumáticos es su estado y desgaste. Es importante que la banda de rodadura esté desgastada por igual y que la carcasa no tenga desperfectos o bultos (en ocasiones, estos defectos también salen a relucir en marcha, pues pueden aparecer vibraciones en la dirección). Esta operación tiene alguna complicación adicional, ya que no es suficiente examinar la cara exterior de los neumáticos, sino también la interior (aunque lo más normal es que los defectos, de haberlos, estén en el flanco exterior). Del mismo modo, también hay que fijarse en que la goma esté en buenas condiciones y sin grietas. Los neumáticos no tienen fecha de caducidad (otra cosa es que los fabricantes recomienden cambiarlos cada un número determinado de año), pero pierden sus propiedades con el paso del tiempo, muy especialmente si están expuestos a la intemperie.
Según la ley, los neumáticos deben ser sustituidos cuando la profundidad de sus acanaladuras sean de 1,6 mm o menos. En la banda de rodadura hay indicadores de desgaste repartidos dentro de los surcos más gruesos. Cuando estos testigos quedan enrasados con la banda de rodadura es que la profundidad del dibujo es de esos 1,6 mm.
Refrigeración
El sistema de refrigeración es complejo y una revisión profunda requiere conocimientos así como herramientas específicas. No obstante, hay una serie de comprobaciones sencillas que podemos realizar para tener una idea aproximada de su estado. La primera y más básica es que el nivel del líquido esté entre el máximo y el mínimo. Debe presentar tono rosa, verde, azul o amarillo (el color depende de su composición). Es importante que el líquido no haya adquirido un color óxido o marrón. Esto puede indicar que algún componente interno está oxidado o corroído, y podría ocasionar fugas en algún momento, si es que no las hay ya. Aunque el líquido refrigerante presente un color apropiado, conviene mirar si hay algún resto en el suelo después de que el coche haya estado estacionado en el mismo sitio durante varias horas (eso podría indicar que hay pérdidas a través de conductos o manguitos de goma).
Si el nivel está por debajo del mínimo se puede añadir líquido del mismo tipo (color), siempre que el coche esté frío (muy importante), ya que el circuito de refrigeración coge presión con la temperatura. No deberemos añadir agua ya que no tiene propiedades antioxidantes ni para bajar el punto de congelación ni subir el de ebullición. Si el nivel del refrigerante baja cada poco tiempo es que hay algún consumo o una fuga y entonces será necesario llevar el coche al taller.
Aceite
El nivel de aceite es otro de los puntos importantes que debemos revisar con mayor o menor frecuencia (dependiendo de si el coche lo consume o no) pero siempre antes de un viaje largo. El nivel se comprueba con el motor frío (o por lo menos, que lleve parado unos 15 minutos) y en una superficie plana (esto también es válido para el refrigerante).
La mayor parte de los coches disponen de una varilla en el motor en cuyo extremo hay unas marcas que señalan el nivel mínimo y máximo. También hay coches sin varilla en los que el aceite se comprueba desde el cuadro de instrumentos. Si está por debajo del mínimo hay que añadir aceite en pequeñas cantidades (es mejor repetir la operación varias veces a que el nivel se quede por encima del máximo) y siempre del mismo tipo (mineral o sintético; e incluso lo ideal es que sea de la misma viscosidad y especificaciones).
El color del aceite no siempre es fácil de interpretar. Por ejemplo, en muchos motores Diesel, este adquiere un color negro después de recorrer unos pocos kilómetros. En los de gasolina, por lo general, permanece con una tonalidad dorada durante mucho más tiempo. El estado y aspecto del aceite puede ser indicador de algunas averías del motor, pero este diagnóstico es preferible que lo haga un mecánico.
Sistema de frenos
El sistema de frenos también puede comprobarse superficialmente. El nivel del líquido hidráulico debe estar en el nivel correcto; su depósito se encuentra, casi siempre, junto al motor. Si el nivel está por debajo de mínimo puede indicar que las pastillas están algo desgastadas; en tal caso, se puede añadir algo de líquido de frenos, pero siempre hay que tener presente el tipo que necesita nuestro coche (no se puede mezclar líquido DOT 5 con DOT 3 o 4). Si el nivel está muy bajo, conviene llevar el coche a un taller ya que podría haber aire en los conductos y sería necesario purgar el circuito.
En marcha, hay que verificar que no haya ruidos, chirridos o vibraciones al pisar el pedal del freno con el coche lanzado a una cierta velocidad. El estado de discos y pastillas se pueden comprobar a simple vista, pero esta operación requiere algo de experiencia y unos conocimientos básicos.
Limpiaparabrisas y escobillas
Este es otro básico antes de salir de viaje. Tiene que haber líquido de limpieza suficiente en su depósito, cuya boca de llenado normalmente está bajo el capó delantero (aunque puede estar también bajo el trasero e incluso en otros sitios, en casos muy puntuales). Si el nivel líquido está bajo es conveniente rellenarlo con un producto específico.
Las escobillas deben barrer perfectamente el parabrisas, sin vibraciones y dejando la superficie del cristal sin estrías y seco. Si no ocurre esto, quizá es momento de cambiarlas, una operación que generalmente es sencilla. Ocasionalmente, junto con las nuevas escobillas hay unas instrucciones someras de cómo se han de reemplazar.
También es importante que los cristales están perfectamente limpios por dentro. De esta forma se retrasará el momento en el que se forma vaho, algo muy habitual cuando se dan contrastes importantes de temperatura y humedad entre el exterior y el interior.
Sistema de iluminación
A este respecto, lo más importante de todo es comprobar que todas las lámparas funcionan. Si alguna no lo hace, quizá la pueda reemplazar el propio usuario. En el manual suele haber un apartado que señala cuáles son susceptibles de cambiar sin conocimientos previos y en qué casos hay que llevar el coche a un servicio técnico.
Otro chequeo importante es que los faros principales cumplan su función sin deslumbrar. Con algo de experiencia es posible saber si están bien regulados. No obstante, lo más conveniente es que lo haga personal cualificado con herramientas específicas.
Observaciones finales
Estos son algunos consejos de mantenimiento del coche antes de salir de vacaciones. Quizá no están indicadas todas las cosas que se pueden comprobar (en realidad hay muchos más puntos a revisar, si partimos de la base de que un coche está compuesto de miles de piezas que van envejeciendo paulatinamente), pero sí las principales y accesibles para la mayor parte de las personas. La intención ha sido crear un artículo práctico, abarcable y realista. Tampoco están contemplados los intervalos de mantenimiento estipulados por el fabricante, ya que varían en función del vehículo y del uso que se le dé.