Sin duda, la mejor manera de ahorrar en carburante es quedarse en casa. O viajar menos y más cerca. De la misma manera que para evitar o reducir los incendios forestales lo mejor es talar árboles. Lo dijo George W. Bush y tiene razón el hombre.

Pero salgamos de casa y disfrutemos de las vacaciones, que nos las merecemos. Así que decidido, ¡nos vamos en coche!… Aunque si hubiera por ahí algún consejo para ahorrar unos eurillos, ni tan mal ¿eh? Bien, pues aquí van unos cuantos. Unos son más fáciles de poner en práctica y otros requieren más paciencia. Que cada cual decida lo que más le interesa y actúe en consecuencia.

Cuadro de instrumentos de un… ¿? A ver quién lo adivina.

Lo primero y fundamental es tener el coche a punto: su aceite en buen estado, unos neumáticos hinchados a las presiones recomendadas, un aire acondicionado que funcione correctamente, unos filtros limpios (de aire del motor y del habitáculo). Son aspectos esenciales que vimos en la entrada anterior titulada «Consejos de mantenimiento del coche antes de salir de vacaciones».

Siguiente consejo, aligera. No quiero decir que corras más, sino que liberes al coche de toda esa porquería que has ido acumulando a lo largo del año. En la mayor parte de los casos no son más que papeles y cosas de poca sustancia, pero sé de algunos que por olvidadizos cargan en su día a día mancuernas de gimnasio y otros enseres pesados. Cuanto más descargado vaya el coche, menos esfuerzo tendrá que hacer el motor y menos consumirá. Esto también es aplicable al equipaje. Lleva lo necesario y deja en casa lo que sabes (y lo sabes bien) que no vas a utilizar.

Si tienes tantas cosas imprescindibles que desbordan el maletero, deberás instalar un cofre de techo, o bien, tirar de un pequeño remolque con ruedas. Ambas soluciones van a impactar negativamente en el consumo, en porcentajes superiores al 15 %. Existe otra posibilidad, quizás menos conocida, que es un cofre de remolque. Este es menos perjudicial para la aerodinámica que un cofre de techo y te evitas el tirar de un carrito con ruedas, lo que te facilitará las maniobras marcha atrás.

Ejemplo de cofre de remolque. Lo hay de diversas formas y capacidades.

Cargues mucho o poco, organízate y haz los preparativos con tiempo. Una de las peores cosas que te pueden suceder es salir estresado porque se te hace tarde. No solo vas a conducir peor y a consumir más, sino que además lo harás con menos concentración. Las probabilidades de un accidente aumentarán.

En marcha, un método muy eficaz para reducir el consumo es moderar la velocidad. A 100 km/h vas a consumir sensiblemente menos que a 120 km/h, entre un 10 y un 20 % menos aproximadamente. También vas a llegar más tarde. En un viaje de 600 kilómetros es una hora de más (un 20 % más). Hay que tener mucha paciencia para conducir a ese ritmo. Ya verás tú si te compensa.

Afortunadamente, tan importante o más que la velocidad es la manera en la que la alcanzamos y mantenemos. Es más conveniente ir a una media de 120 km/h siendo suave al acelerar y frenar, que hacer una media de 100 km/h con una conducción brusca. Aquí es donde entra en juego la conducción anticipativa. Esto es, deja espacio con el vehículo de enfrente y si ves que delante de ti están frenando por el motivo que sea, no sigas acelerando y permite al coche avanzar con su inercia para llegar a ellos sin tener que pisar el freno. Lo mismo te digo cuando te acercas a un camión y hay una hilera de coches a tu izquierda que te impiden cambiar de carril para adelantar: levanta el pie un poco antes y no pegues el frenazo cuando estés a punto de besar el parachoques del camión. Y si ves que hay un coche que se quiere incorporar a la autopista, no aceleres para cerrarle el paso. ¿Eres tú el que te vas a incorporar? Pues observa por el retrovisor y aprovecha el carril de aceleración para adecuarte a la velocidad de los demás vehículos. Sé inteligente.

Variaciones del consumo medio con la velocidad de cuatro modelos de automóvil. Gráfico original en mpg y mph (adaptado aquí a l/100 km y km/h) publicado en «The Cost of Speeding: Save a Little Time, Spend a Lot of Money» (Medium)

El programador de velocidad puede ser útil para mantener una velocidad constante y ahorrar algo de carburante, pero esto se cumplirá principalmente en trayectos que sean planos. Si vamos por una carretera con muchas subidas y bajadas, es mejor tomar el control manual para aflojar un poco en las subidas y dejar al coche fluir en las bajadas. Dicho esto, hay algunos programadores de velocidad que tienen en cuenta la orografía, para lo cual antes hay que introducir la ruta en el navegador. No tengo tanta experiencia con ellos como para decir si son efectivos o no.

Hay vehículos (no todos) que cuando funcionan con el programador de velocidad desactivan la función de avance por inercia (bien sea engranando el punto muerto o apagando el motor). Esto no suele ocurrir cuando se conecta el limitador de velocidad, por lo que en determinadas circunstancias su uso puede ser más recomendable que el del programador. Además, con el limitador eres tú el que controla la aceleración y puedes dosificarla con mejor juicio según las circunstancias de la vía.

Siempre hemos leído, oído, que en autopista es más eficiente viajar con las ventanillas subidas y el aire acondicionado encendido, que con las ventanillas bajadas y el aire apagado. Yo tiendo a pensar que esa creencia es cierta, pero tengo mis dudas y trataré de resolverlas próximamente con un vídeo. En 2013, la organización SAE (Society of Automotive Engineers o Sociedad de Ingenieros de Automoción) realizó un estudio al respecto y observó que en un Toyota Corolla de 2009 esto no se cumplía. Yendo a 121 km/h el coche consumía lo mismo con las ventanillas bajadas que con el aire acondicionado encendido y las ventanillas subidas. Solo a partir de 129 km/h era cuando llevar el aire y las ventanillas cerradas mejoraba la eficiencia.

¿Tú que crees que hará la radiación infrarroja al ver en tu parabrisas a Goku en modo Ultra Instinto Perfecto? Huirá. No le queda otra.

Al estacionar el vehículo pon un parasol. Pon algo que refleje una parte de la radiación solar para aminorar en lo posible el calentamiento del habitáculo. Esto hará más agradable la entrada al vehículo y reducirás el trabajo que tenga que hacer el aire acondicionado para enfriar el interior (además, protegerás los plásticos del salpicadero). A este respecto, es interesante hacer uso del modo recirculación con el que vienen todos los sistemas de climatización de los vehículos. Con este modo el aire caliente del exterior dejará de entrar al coche y el sistema recirculará el del interior que cada vez estará más frío, por lo que se alcanzará antes la temperatura objetivo. Ah, y no estés con el coche al ralentí con el aire a tope esperando a que el habitáculo se enfríe. Si lo que quieres es ahorrar, aguántate un poco, no seas un pusilánime (¡ay que calor, me quemo! ¡uy, uy uy!) y muévete (si quieres, al principio, puedes bajar las ventanillas para evacuar con mayor rapidez el aire recalentado del interior), que es más eficiente que quedarse parado. 

En los coches con cambio manual, emplea marchas largas, siempre y cuando estas no dejen el motor muy bajo de vueltas (pongamos que por debajo de unas 1500 rpm). En coches con cambio automático, activa el modo de conducción de ahorro, que tendrá un nombre del estilo Eco, Efficient o similar. Esto también afectará a otros componentes como el aire acondicionado.

Último consejo, las aplicaciones para el móvil. Utiliza tanto las de las petroleras y sus programas de fidelización, como las de desarrolladores independientes en las que puedes buscar dónde sale más barato el litro de carburante. Hay muchas, tanto para Android como para iOS.

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