En 2019 compré un BMW Z3 2.0 Roadster (ficha técnica) con 102 000 km al que su dueño anterior nunca le había cambiado la suspensión, ni muelles ni amortiguadores. No me importaba, el coche iba bien, algo blandito, pero no era un impedimento para darme paseos al fresco.

Con el paso del tiempo mi perspectiva cambió y empecé a desear algo más de firmeza y de control del balanceo. En foros de internet siempre había leído que el kit Bilstein B12 era una opción muy aconsejable, pero no quería gastarme mucho dinero y, además, tenía una aprensión tremenda hacia el proceso de homologación. Así que pensé que cambiando muelles y amortiguadores por unos de características equivalentes a los de origen (puse Kayaba y Sachs respectivamente) recuperaría una parte de la firmeza perdida por el paso de los kilómetros. También cambié los silentbocks de los brazos de control delanteros, así como las bieletas de la estabilizadora delantera. 

Noté una muy ligera mejoría. Apenas nada. Era prácticamente el mismo coche y no estaba conforme con la solución. Ese kit Bilstein B12 que tan caro me parecía comenzó a cobrar fuerza en mi cabeza. Cada vez más, hasta que vi una oferta en internet y me decidí a comprarla. Mi idea original era gastar poco dinero y, efectivamente, terminé pagando dos suspensiones, la normal y la Bilstein. Sensación de pringado al 100 %. Ah, y me enfrenté a esa homologación que tanto pavor me daba.

Ya que el roto económico estaba hecho, pensé en cómo sacar algo positivo de la experiencia. Quizás podría ayudar a otras personas que se encontraran con la duda de qué suspensión ponerle a su coche de capricho. Así que me decidí a realizar el vídeo que tenéis al final de este texto.

Fuimos al circuito a grabar las reacciones del coche en la esquiva y el eslalon con la suspensión estándar (esa que compré nueva, con prestaciones equiparables a la de origen). La semana siguiente instalé la B12 (proceso de homologación incluido) y, un año después, cuando ya había rodado 2000 km con ella, regresamos al circuito para hacer las mismas pruebas. Esperé a hacer esos 2000 km porque son los mismos que tenía la suspensión anterior.

Detrás del vídeo que ha resultado de esta «aventura» hay una buena cantidad de horas de trabajo y una conclusión: valió la pena. Ahora tengo un Z3 que va mucho mejor, con el que estoy mucho más contento y satisfecho. El dolor que me produjo gastar tanto dinero, ha desaparecido.

Sin más, os dejo con el vídeo.