El viaje
El viernes por la mañana, día previo a la carrera, lo dedicamos a terminar algunas cosas que quedaban pendientes: revisar la caída y convergencia de las ruedas, recoger los vinilos de publicidad, comprobar el equipo de comunicación (entre el piloto y el box), comprar la comida para el equipo e ir a por un cuadro eléctrico necesario para el box.
Las “sorpresas” del box han sido uno de nuestros últimos quebraderos de cabeza. A falta de pocos días nos enteramos de que en el garaje no hay monitor para seguir los tiempos, así que nos llevamos un elegantísimo televisor de tubo, de los de toda la vida. También averiguamos que no hay tomas de corriente monofoásicas (las que hay en casa de 230 V), sino trifásicas. Menos mal que mi compañero de la universidad, Diego, al terminar la carrera se dedicó a lo que habiamos estudiado y trabaja en una empresa de instalaciones eléctricas. Así que, de un día para otro, nos prestó un maravilloso cuadro donde poder enchufar todo lo necesario.
Durante toda la mañana había estado lloviendo. Poco antes de iniciar el viaje, después de comer, aparecían, timidamente, algunos rayos de sol. Themis salía desde Huesca, con el bólido en el remolque. Y yo desde Zaragoza. Nos juntamos poco después de que él pasase por ésta. Nuestro equipo de asistencia llegaría por la noche en una furgoneta con todo el material.
Tuvimos que parar un par de veces de camino a Alcañiz. Una para lavar el Accent. Otra ¡porque comencé a ver chispas que salían por debajo del remolque! Tan solo era el enganche metálico de una de las cinchas que sujetan el coche, se había soltado e iba rozando con el asfalto.
Entrada a la zona de paddock, por el túnel que pasa bajo la pista
Llegamos a Motorland a las 18:05, cinco minutos antes habían comenzado las verificaciones técnicas y administrativas opcionales. El sábado también se podían pasar pero, dada nuestra inexperiencia, preferíamos dejar todo solucionado el día de antes de la carrera.
El Circuito
Era de noche. Tras pasar el control de acceso nos dirigimos al paddock. Estaba lleno de camiones, furgonetas y unos cuantos coches. Gente que iba de un lado a otro, mecánicos y no mecánicos. Localizamos el autobús de la organización (V-Line) donde la simpática Vicky nos atendió nada más llegar y nos dijo que aún no podíamos instalarnos en nuestro box, el 27, porque estaba todavía ocupado por un equipo que había estado entrenando ese día. Así que lo primero que teníamos que hacer era pasar por la oficina del circuito para las verificaciones administrativas.
Plano del circuito
Ahí que nos fuimos. Yo estaba nervioso y Themis me ponía más ¡quería hacer todo corriendo! Entramos a la oficina, donde nos encontramos a Antonio Albacete y otros pilotos guardando fila. Al rato llego De los Milagros, campeón (otra vez) de la Clio Cup, al que conocí en este evento de BMW. También encontré a otro piloto conocido que nos lee; no sé si quiere salir del anonimato, así que dejo a su elección el presentarse. Charlamos un rato con él hasta que, por fin, llegó nuestro turno.
Los papeles necesarios son dos: la licencia de piloto y la de concursante. La de piloto era en nuestro caso un permiso de participación. ¿Que qué es eso? Pues mirad, resulta que la licencia que pago a la Federación Española de Automovilismo para las pruebas de slalom —Estatal Restringida, 135 €— no sirve para correr en un circuito. Supongo que algún motivo habrá (¿seguro?), pero lo desconozco. Así que para correr en Alcañiz había dos posibilidades: pagar la licencia estatal (350 €, a descontar los 135 ya pagados por la otra) o solicitar el permiso de participación, que es válido para una sola prueba al año (135 €). Ahora ya entendéis porque una y no otra, ¿verdad? :D.
El permiso de participación. 135 €.
La licencia de concursante es la de la escudería. Son 295 €, usamos la de Osca Motor Club, ya que Themis pertenece a ella.
También entregamos un escrito avisando de que el tercer piloto, Eduardo, no podría venir hasta una vez empezada la carrera. Ya habíamos avisado de ello a la organización y a los comisarios. Nos miraron raro, pero no pusieron pegas.
Por último pagamos el transpondedor. Es el aparato que se instala en el coche para poder cronometrar las vueltas. Son 20 euretes más en la columna de los gastos.
El transpondedor es el aparato rojo que hay colocado sobre la barra antivuelco. Más abajo está la pegatina que confirma que hemos pasado las verificaciones
Los neumáticos
Llevábamos ya más de media hora en el circuito y aún no habíamos hecho nada en el coche. El siguiente paso era ir al camión de Michelin, para enterarnos cómo funcionaba lo de los slicks.
Para correr en esta prueba había cuatro marcas de neumáticos permitidos, una de ellas la del gordito hinchable. Nosotros habíamos encargado los slicks por adelantado para montarlos en el propio circuito.
En el camión teníamos que hablar con David, con quien habíamos intercambiado varios emails. Mientras le esperábamos, me fijaba en cómo tres operarios montaban slicks para otros participantes. Algo raro había: los montaban en las llantas, los apilaban y se los entregaban al mecánico que las había traído… ¿y el equilibrado? “Themis, por qué no equilibran las ruedas”. Levantó las cejas y me miró con cara de “ni idea”.
Llegó nuestro turno. Nos presentamos a David y le pagamos los neumáticos. Los ibamos a montar el día siguiente, ya que las llantas venían en la furgoneta por la noche. Nosotros habíamos llevado otro juego de llantas con neumáticos ya usados para utilizarlos en los entrenamientos libres. Aproveché para preguntarle por el equilibrado. La repuesta: no se equilibran porque los trozos de goma que se van pegando al slick lo desequilibrarían inmediatamente. Su explicación me convenció.
S9B son las siglas del compuesto más duro que Michelin ofrece para circuitos. A la derecha, junto al código de barras, los números que los comisarios apuntan para comprobar que no usamos más ruedas de las permitidas.
Otra cosa que aprendimos es que los slicks llevan un código que hay que entregar a los comisarios. Así se aseguran que no has utilizado más ruedas de las permitidas. El código numérico va junto a uno de barras.
Como lo necesitábamos ya para pasar las verificaciones técnicas nos tuvimos que llevar los neumáticos, para volver a llevárselos al día siguiente para montarlos en las llantas. Ejercicio de imaginación para el lector: Visualice mecánicos con elegantes carritos transportando llantas por el paddock. Ahora cámbielo por un par de personas metiendo seis neumáticos dentro de un Accent de competición que va subido en un carrito arrastrado por un Toyota Rav4…¿se nota quiénes son los nuevos y pobres del paddock?
Volvimos al autobús de la V-Line para hablar con Vicky. Nos tenía que dar los dorsales para el coche y los pases para entrar con los coches al paddock.
¡¡Nuestro dorsal, somos el 40!!
Tras recogerlos fuimos al box, un camión enorme seguía aparcado en la puerta. Probamos a abrir la puerta del garaje, estaba abierta y el box… ¡vacio! Desde abajo le hice gestos al conductor del tráiler para explicarle que nosotros, los del cochecito con el remolque, necesitábamos descargar en ese box. Parece que lo entendió, ya que en pocos segundos se puso en movimiento dejándonos sitio para bajar el coche del carrito.
El box 27
Para entrar al box hay una puerta peatonal. Dentro, un espacio diáfano de unos 15 metros de largo por 4,5 de ancho, solo interrumpido por un cuarto de baño en el lado izquierdo. Las paredes laterales están hechas con unas piezas metálicas de rejilla, que permite ver los boxes colindantes. En el de la derecha habría después un MINI de la challenge; en el de la izquierda, media docena de Caterham. Esas piezas se pueden quitar para hacer un box de mayor tamaño. La pared frontal (la que da al pit-lane) y la posterior (al paddock) se abren con unos botones. En el techo tres grupos de fluorescentes iluminan la estancia. Por fin tenemos el Accent en el garaje.
Empapelando el coche…
Preparativos
Descargamos los neumáticos que llevábamos dentro del Accent, todo lo que iba en el maletero del Rav4 y lo que llevaba yo en mi coche. Inmediatamente después nos ponemos a colocar la publicidad de los patrocinadores. Nos lleva más tiempo de lo esperado. Aparecen los técnicos que verifican el correcto estado del coche. Básicamente que no haya caducado nada. Y que la ropa sea la homologada y tampoco haya caducado: bajo el mono, se lleva ropa ignifuga. También comprueban los guantes, las botas, el casco y el hans.
No nos dan el visto bueno porque aún no hemos puesto los dorsales ni colocado la cámara de vídeo en el interior. Nos dicen que vuelven en un rato. Seguimos con lo nuestro. Ya tenemos casi todo el coche rotulado, los dorsales puestos pero nos falta la cámara. Como los mecánicos venían con la furgoneta por la noche no teníamos herramientas. Ni bridas. Ni cinta americana. Elementos imprescindibles para las chapuzas de última hora, entre ellas colocar la maldita cámara. Las verificaciones terminan a las 20.00 y son las 20.15. Los comisarios no aparecen. Los nervios hace rato que han aparecido.
Ruedas de calle, slicks y de lluvia
Otro problema. El alojamiento. Como los hoteles 5* estaban todos sin plazas, reservamos noche para el equipo en lo que deminamos Chateau Spa & Wealthness Resort, también conocido como el camping de Alcañiz…
En la web ponía que estaban en la recepción hasta las 20.00. Llamamos y no cogen el teléfono. Mierda. ¡Ni verificaciones ni sitio donde dormir! Me voy a la oficina del paddock, les cuento que estamos esperando desde hace rato a los comisarios pero que no aparecen. Les avisan por la emisora. Cuando llego al box, que está en el extremo contrario (aka quinto-coño), ya nos habían puesto la pegatina de la verificación.
No tenemos la llave para cerrar el box. Vuelvo a la oficina donde está Vicky, le pago el box y la fianza y, por fin, tenemos la llave. Me dice que las tandas cuestan 100 € ¿las tantas? ¡¿qué tandas?! Pues resulta que los entrenamientos libres se pagan a parte, no entran en los 730 € de la inscripción…continúa el sangrado. Nuestro sobre con dinero está casi vacio.
Cerramos el box y salimos pitando hacia el camping. Está cerca del circuito. Llegamos a la entrada y vemos varios coches y un restaurante. Afortunadamente nos atienden en el restaurante, pagamos lo que faltaba de pagar por el bungalow y nos dan la llave. Tras una inspección rápida nos volvemos al circuito a terminar de poner cosas mientras hacemos tiempo a que llegue la furgo con el resto del equipo.
Estamos en el box otra vez. Con nuestro reluciente Accent lleno de pegatinas, lo que sin duda nos dará un par de segundos por vuelta extra…Comprobamos que el televisor que habíamos llevado funcionaba: cojo el cable de la antena para conectarlo en la caja que había en la pared y otro problema: no es una conexión normal de antena. Afortunadamente mi suegro venía al día siguiente y le pude encargar la conexión adecuada.
El Camping
Nuestros compis del equipo nos llaman por teléfono, están llegando. Pablo, Alberto y Jesús vienen desde Huesca (Omar vive en Teruel y venía al circuito el sábado). Quedamos con ellos en el camping, así que recogemos otra vez todo, cerramos el box y salimos para allá. Nos reunimos en el restaurante, que estaba lleno de participantes de otros equipos, entre ellos el equipo de Toni Bou, Dani Solá y un compañero de El Mundo, Jaime Hernández.
Imagen de Resort. Lujo y glamour a partes iguales.
Entre pitos y flautas se nos hace la 01.30. El resto del equipo decide que la cama de matrimonio tenemos que compartirla Themis y yo, por aquello de que los pilotos deben estar coordinados y ser uno solo. Ponemos el despertador a las 06.30. Los nervios hacen que me cueste dormir.