El Porsche 911 Carrera RS 2.7 cumple 50 años desde su presentación en el Salón de París de 1972. Se trata de la versión más potente de la primera generación del 911 (el sucesor del 356) y estaba desarrollada para su homologación en competición.
Inicialmente se fabricaron 500 unidades aunque, según dice Porsche, tuvo tanto éxito que amplió la producción a un total de 1580. De esas, 17 fueron en su versión básica, 1308 con especificaciones Touring (formaba parte de un paquete opcional) y 200 en versión aligerada Sport (también opcional). Las restantes 55 unidades fueron destinadas específicamente a la competición.
El paquete Sport, reducía el peso en 115 kg respecto a la versión Touring, que era más civilizada. Para conseguir esa reducción de peso se eliminaron los asientos traseros, las alfombrillas, el reloj y los reposabrazos, y las ventanas eran de un cristal más delgado. El peso total era de 960 kg en vacío. Las versiones de competición eran todavía más radicales, ya que debían estar por debajo de 900 kg para cumplir con la homologación.
El motor de 2,7 litros de cilindrada y 210 CV estaba hecho a partir del 2,4 l que montaba el 911 desde 1971. Cambió la cilindrada, pero no la relación de compresión o el diámetro de las válvulas. El 911 Carrera RS 2.7 llegaba a 240 kilómetros por hora en versión Touring, y a más de 245 si se elegía la versión con el paquete de aligeramiento, que además, pasaba desde 0 hasta 100 km/h en 5,8 segundos (6,3 el Touring).
Este 911 Carrera RS 2.7 no sólo era un 911 con un motor más gordo y un peso más bajo, sino que también tenía un trabajo importante en el chasis. Fue el primer 911 de serie en montar ruedas posteriores más anchas (215/60 VR 15) que las delanteras (185/70 VR 15). Para dar cabida a esos neumáticos, hubo que ensanchar la carrocería 42 mm en la zona de las aletas traseras.
Una de las cosas que más distingue al Porsche más potente de la primera generación es su alerón trasero bautizado como «cola de pato». La historia de este elemento es curiosa. Porsche se dio cuenta después de varios experimentos en el túnel de viento de que si tenía un tamaño concreto, mejoraba el apoyo aerodinámico y la refrigeración del motor sin incrementar la resistencia al avance. Según el equipo de desarrollo de la época «durante las pruebas, nos dimos cuenta de que podíamos aumentar la velocidad máxima con un alerón más alto porque reducía la resistencia al avance. Así que fuimos ampliando milímetros el alerón trasero hacia arriba con una chapa metálica en el borde de salida hasta que hallamos el punto de inversión en el que la resistencia al aire volvía a aumentar». En concreto la velocidad aumentó en 4,5 kilómetros por hora.
Este también fue el primer 911 en llevar la denominación Carrera dispuesta en los laterales de la carrocería. El otro apellido, RS (RennSport), estaba situado en el alerón. Ambas denominaciones dejaban claro que este 911 era una versión muy especial.
A pesar de su planteamiento muy deportivo, Porsche vendía este 911 2.7 Carrera RS como producto práctico para el día a día, característica que ha llegado hasta el 911 de hoy. Según la nota de prensa de Porsche, la publicidad de la época decía algo así como «Su itinerario: por carretera a la carrera y de vuelta a casa. El lunes, a la oficina. Martes, a Ginebra. Regreso por la tarde. Miércoles, de compras. Ciudad. Atasco. Tráfico lento, pero sin hollín en las bujías y sin quejas del embrague. Jueves, carreteras secundarias, autopista, curvas, caminos de tierra, obras. Viernes, solo trayectos cortos y repetidos arranques en frío. Sábado, con el equipaje de vacaciones a Finlandia. Carrera RS, lleno de recursos tanto en esprints como en maratones».