Tras de casi medio siglo de profesión, esta es la primera vez que escribo sin mayores limitaciones de espacio. Por supuesto que en distintas publicaciones (siempre del grupo Motorpress) he firmado diversas columnas de opinión, pero siempre con el espacio tasado al que obliga el veterano periodismo impreso en papel. Dicho de otro modo, esta es mi primera incursión en el periodismo electrónico, con la ventaja que supone que el confeccionador no te venga diciendo: “sobran tres líneas”. Es una más entre las muchas cosas buenas que tienen las nuevas tecnologías; se puede uno enrollar sin más limitaciones que la paciencia del lector.
Pero no todo en los tiempos modernos es tan positivo como las casi infinitas aportaciones de la electrónica; también hay muchas cosas que eran mejores antes, aunque tampoco es cuestión de caer en el manido y reaccionario “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Pero creo, y aquí entroncamos con el título de este rollo, que hemos ido para atrás en cuanto al placer de viajar en automóvil. Por supuesto, parto de la base y doy por sentado que aquí estamos entre aficionados al automóvil y a su conducción, con independencia de que dicho artilugio con ruedas sirva para trasladarnos, a nosotros y a nuestra familia, de un lugar a otro. Y que, como tales aficionados, no vemos contraposición alguna, sino muy al contrario, entre la practicidad de viajar (por motivos profesionales, familiares o turísticos) y el puro disfrute de utilizar y conducir el automóvil durante dicho desplazamiento. Hay gente (tipo “dominguero”, qué le vamos a hacer) que sufre, se tensa y se estresa ante la perspectiva de un viaje de unos cuantos cientos de kilómetros. Son el tipo de conductor al que no le vienen mal esas gazmoñas recomendaciones de la DGT del tipo “párese a descansar cada 200 km, o cada hora y media”.
Viajar, desplazarse y conducir
Un anterior Director General de Tráfico (para mí, el más inteligente que haya habido, aunque concibe al tráfico a través de la óptica de la siniestralidad, debido a su formación profesional) dijo en una ocasión que el automovilista no sería maduro hasta que no considerase al automóvil igual que a uno cualquiera de los diversos electrodomésticos que tiene en su casa. Esto es ignorar el componente de fascinación que tienen para el hombre algunos de los bienes de consumo que maneja, mientras que otros (como la mayoría, que no todos, de los electrodomésticos) no la tienen ni la tendrán. Por supuesto, el automóvil es uno de estos productos fascinantes, como también lo son la máquina fotográfica (me atrevo a decir que más las antiguas de carrete y manejo manual), las armas de todo tipo, las prendas de vestir para un cierto porcentaje de la ciudadanía, y un largo etcétera en el que cada cual puede incluir aquello que más le atraiga.
Guste o no guste al antiguo Director General, y a algún autotitulado como experto en psicología de la conducción, esta relación casi erótica entre ciertos productos de nuestra sociedad del bienestar y su poseedor es algo que no se puede eliminar por decreto. En el caso del automóvil, la satisfacción del que posee un buen coche, potente y bien puesto a punto, e incluso la envidia que suscita en su entorno, no son sino herederas en línea directa de la satisfacción y la envidia que, hasta hace siglo y medio, generaba el hecho de disponer del mejor caballo de la comarca. Satisfacción y envidia que eran compartidas, cada uno a su nivel, tanto por humildes aldeanos como por altivos aristócratas. Y no creo que nadie, desde los albores de la Historia hasta que la máquina de vapor llegó al ferrocarril y al barco, hubiese considerado inmaduros ni al orgulloso poseedor de un buen caballo, ni a quienes le envidiaban o, como mínimo, sentían admiración por aquello que no poseían.
Dejando ya estas disquisiciones, creo que estaremos de acuerdo en que el aficionado al automóvil distingue perfectamente entre desplazarse de una ciudad a otra (se puede hacer en tren, en avión, en coche e incluso en barco), viajar como concepto que abarca bastante más que el simple desplazamiento (disfrutar del paisaje, o de los puntos de interés que nos puedan ofrecer núcleos urbanos intermedios), y la conducción del automóvil, tanto si es con la relativa urgencia de un desplazamiento profesional, o con el relax de un viaje de placer.
Los viejos tiempos
Y aquí es donde entra el aspecto nostálgico: a mi entender y, por lo que hablo con unos y con otros, también al de la mayoría de los aficionados, hay un acuerdo tácito en que viajar era mucho más estimulante hace 60, 50 40 o incluso 30 años de lo que lo es ahora; y lo malo es que el asunto ya no tiene vuelta atrás, lamentablemente. Yo tengo acuñada una frase de creación propia que suena un tanto elitista, clasista o algo por el estilo, pero que considero bastante cierta: “Excepto la electrónica, todo lo que se masifica, se va al garete”; y esto se aplica tanto a viajar en coche como a las vacaciones en la playa, a comer marisco (¡qué precios irrisorios tenía en tiempos!) como a visitar el Museo del Prado (antes de que llegasen auténticas mesnadas de japoneses). Pero es que la sociedad del bienestar lo es precisamente porque pone al alcance de la mayoría lo que antes era accesible, o simplemente conocido, para una minoría.
Aplicado esto a nuestro campo, la popularización del automóvil ha obligado a mejorar radicalmente la red de carreteras; todos los que tengan más de 40 años recordarán los tremendos atascos que se montaban los domingos por la tarde a la entrada de las grandes ciudades, cuando todavía la carretera era la clásica de dos carriles, uno en cada sentido de marcha. Ya, ya sabemos que también ahora, debido al enorme volumen de tráfico, sigue habiendo atascos, pero produce escalofríos pensar cómo serían actualmente si las carreteras no hubiesen cedido el paso a las autovías.
Planificando el viaje
Ahora bien, no cabe duda de que, para el automovilista aficionado, tenía mucho más encanto un viaje en aquellos viejos tiempos que en los actuales. En primer lugar, la planificación: supongamos que se tratase de un viaje serio, del tipo Madrid a Galicia, bien sea a La Coruña o a Vigo (610 km en ambos casos). La primera decisión era: echarle valor y planificarlo en un solo día, o ser prudente y hacer noche, ya fuese en Puebla de Sanabria camino de La Coruña, o en Astorga camino de Vigo. Si se le echaba valor, había que tener el equipaje hecho a media tarde del día anterior, porque el del viaje había que levantarse de noche y salir con el alba, para al menos superar el Puerto de Guadarrama con el tiempo fresquito, y sin contratiempos del tipo “ya se ha vuelto a poner a hervir el radiador; niño, trae el botijo para añadir agua”. Luego venía cruzar la llanura castellano-leonesa, una rápida y frugal comida y “atacar” (tal y como se decía entonces, cruzando los dedos) los Puertos de Manzanal y Piedrafita en el itinerario más al norte, o las Portillas de La Canda y Padornelo (seguidas de innumerables Altos casi hasta Vigo) en el más sureño. Este tipo de viaje lo podían hacer los que disfrutaban de un coche del tipo Mercedes, Jaguar o similar, o como mínimo un Seat 1500 bien puesto a punto y de toda confianza.
Pero lo más prudente, al menos en los 50 y 60, y con coches humildes incluso en los 70, era partir el viaje en dos etapas; para la primera no hacía falta madrugar tanto, y después cruzar con parsimonia y sin forzar el Puerto de Guadarrama, comer tranquilamente en el Parador de Villacastín, para darle un respiro al coche por el esfuerzo realizado en el puerto. Y luego recorrer la llanura por la tarde (con el sol de cara, maldita sea), para hacer noche en los puntos antes señalados, u otros más menos próximos. Porque el segundo día sí convenía madrugar, para atacar las antes citadas dificultades orográficas, a las cuales se unían los todavía más emocionantes cruces, en carreteras estrechas y llenas de curvas, con los camiones que traían el pescado a Madrid; camiones que todavía no eran frigoríficos, sino que llevaban el pescado conservado con salmuera, y cuya urgencia por llegar a Madrid era doble: ser los primeros en ofrecer la mercancía en el mercado de la Puerta de Toledo y, en cualquier caso, llegar antes de que el hielo se derritiese. Razón por la cual iban al máximo de lo que era razonable, y en bastantes y lamentables casos, por encima del límite.
El placer de conducir
A todas estas emociones se unía, por supuesto que para el conductor, y con cierta aprensión para los pasajeros, el puro y simple manejo del coche: temperamentales motores de carburador (ya se sabe: que si la bomba de gasolina hace vapor-lock, que si su membrana se perfora, que si la cuba se desborda, que si hielo en el difusor en tiempo frío), cambios de tres o cuatro marchas mal sincronizadas, suspensiones de geometría más o menos dudosa, muchos modelos del tipo “todo atrás”, y frenos de tambor (los mismos que, a su vez, traían los camiones pescateros cargados a tope y bajando un puerto). No cabe duda de que viajar en estas condiciones resultaba, sin duda alguna, mucho más estimulante, e incluso emocionante, que ahora.
Y es que ahora, con un simple turbodiésel de 110 CV, de los que hay una oferta casi inacabable, no supone la menor heroicidad hacer el mismo viaje no ya en el día, sino llamar por teléfono, bien sea a la familia y decir que vamos a “pegar la gorra” y comer en su casa, o quedar a las 14.00 horas en el restaurante de moda para atizarnos una buena mariscada en una “comida de negocios” (si la crisis lo permite). Y es que, para cubrir esos 610 km, no hacen falta más allá de cinco horas y media, lo que supone un promedio de 110 km/h, perfectamente realizable viajando a 130 km/h reales, a salvo del proceloso radar, al menos por el momento. Así que, arrancando de casa a las 08.00, llegamos a la cita a las 14.00, dando un cuarto de hora de margen tanto a la salida como a la entrada para eventuales situaciones de tráfico lento. Eso sí, el conductor llega bastante aburrido, después de haber cubierto más del 90% del kilometraje en quinta o sexta marcha, en función del cambio que lleve su coche.
Naturalmente, de parar a comer en Villacastín ya nadie se acuerda; y no ya porque el Parador está cerrado (siguen quedando otros sitios donde comer), sino porque ¿a quién se le va a ocurrir pararse después de haber recorrido tan solo 90 km? En fin, así están las cosas; pero el automóvil ha sido, es, y seguirá siendo un objeto de auténtica fascinación para quienes lo aman o simplemente lo utilizan con un mínimo de cariño. De él, de su conducción, de su uso deportivo, del tráfico, de los entresijos de su tecnología y de todo lo que se cuadre, seguiremos hablando en este blog; se admiten ideas.
Bienvenido Arturo. Es un placer enorme tenerte aqui.
Me hace ponerme nostálgico. Y no tengo 40 años, pero recuerdo esos viajes a Lugo en nuestro 131 por la N-VI tras filas de 6 o 7 camiones seguidos, dando palmas de alegría cuando encontrábamos un «carril de lentos».
Por cierto, lo de Astorga y Puebla es al revés. Y bienvenido al mundo de las nuevas tecnologías. Espero leerle por mucho tiempo.
En nuestro, la «heroicidad» era Valenca – La Línea de la Concepción (y volver) todos los años. Primero en 600, luego en 1430, en un 505 y, finalmente, en un R25 (por aquel entonces ya me hice adolescente y me negaba a ir). Años después hice ese mismo camino, con un Mégane I recién comprado. Ya no había apenas travesías (lo que peor llevaba mi padre eran las travesías). Ni era necesario dormir en Guadix. Sien embargo, no me pareció un viaje desagradable. Seguía siendo bonito pasar por Sierra Nevada, y también la autovía de Antequera a Málaga. No creo que los viajes de ahora sean necesariamente peores. Y, además, la vieja carretera suele estar todavía ahí, si uno la busca.
Me alegro de leerle, maestro.
Mucho.
Hombre cuanto me alegra de verle por aquí, después de mucho tiempo leyéndole en la revista Autovía y tenerlo perdido de vista, un placer … (yo también soy de los viejos tiempos )
Genial Arturo. Bienvenido.
Lástima no haber nacido un poco antes para ver lo que era viajar de verdad.
Bienvenido.
Un placer. Regalenos con su sabiduria.
Saludos
Esa forma de viajar la adoptamos generalmente los que gustamos de desplazarnos sobre dos ruedas. Huyendo de carreteras principales (cuanto mas de autovías), atravesando pequeñas poblaciones y saboreando los rincones olvidados. Es decir, disfrutando de la carretera (que sigue estando ahí).
Salu222
Una ventaja más del sistema electrónico, es que puedes contactar de una manera más cercana con ese periodista y agradecerle el importantísimo trabajo que ha hecho para la revista AUTOMOVIL Formula.
MUCHAS GRACIAS POR TU EXCELENTE TRABAJO.
Para mí no hay, ni hubo, ni habrá un periodista del motor tan excelente como tú.
Bienvenido A.de A.
Me compré un coche hace un año y lo pedí automatico. Todo el mundo me decia que a ellos le gustaba cambiar de marcha. Y yo le respondía que a mi también, meno en los atascos que por desgracia ahora es donde mas se cambia.
Bienvenido a km77.com Arturo.
Un saludo
Menuda alegria volver a leer a un auténtico fundador de la prensa del motor.
Recuerdo incluso pruebas concretas, de coches concretos como el GSi sin catalizador, que marcaron mis inicios como aficionado a los coches.
Ahora, ya con 45 años, me siento nostálgico de aquellos viajes que de niño hacía en un día entero (recuerdo a mi padre conduciendo el 600 bajando Piedrasluengas, la buena estabilidad de nuestro Simca 1200 Special calzado con Firestone Wide Oval, o cuando ya conducia yo y me quedé sin frenos bajando el Escudo en el R-18 detrás de un camión en 2ª).
Ahora ya , efectivamente, es otra cosa, mucho más rápida y a la vez somnolienta, donde el único entretenimiento es vigilar el velocímetro o encontrar un sitio donde apetezca parar innecesariamente, ya que ni nuestra vejiga ni el depósito de gasoil lo necesitan.
Bueno, ya paro, que el que tiene que escribir es usted Don Arturo.
Un placer leerle, Arturo. Espero que le coja gustillo a escribir aquí y poder leerle más a menudo que una vez al mes, como hasta ahora; prometo dedicarle unos minutos al día a este nuevo blog para seguir aprendiendo.
Por cierto, aunque no llegue ni a la treintena me ha encantado su primer post. Sigue habiendo gente que disfrutamos saliéndonos de una autovía para disfrutar de las curvas de las carreteras de toda la vida, aunque no hayamos vivido esa «romántica» época del automóvil.
Un saludo.
Bienvenido Arturo. Es todo un placer leerle.
Aprovechando que nos pide usted sugerencias, y dado que está relacionado con su texto, le propongo otro tema para una futura entrada: ¿Han perdido los coches “sabor” o mejor dicho, las marcas su identidad? ¿Hay marcas que aun conservan su propia identidad?
Recuerdo con nostalgia, cuando siendo un crío, podía reconocer sin mirar si el coche que se acercaba era un Renault, un Citroën, etc., por su sonido característico.
Pues eso, que me alegro de seguir aprendiendo con sus textos.
Señor Arturo,
No le conocía más que por algunas columnas leídas en revistas pero veo que la pluma pinta igual de bien en papel y en pantalla. Enhorabuena por su blog.
Simplemente me gustaría hacer una apreciación, que es una discrepancia que tengo con usted en un leve punto. Menciona en su post los camiones que viajaban hacia Madrid conservando el pescado en salmuera ya que, según usted, no había camiones frigoríficos. Tengo pleno conocimiento, a pesar de mi juventud, de que por aquella época ya existían los camiones frigórificos. Mi abuelo, el cual hace hoy 11 años que enterramos, fue camionero y trabajó por toda Europa y parte de África transportando alimentos como carne o pescado. Su remolque era frigorífico, y eso lo atestiguan las pocas fotos que tenemos de aquella época y sus relatos, que siempre me agradaba escuchar, contando peripecias por «el extranjero». Y de esas historias hace no menos de 50 años.
Un placer leerlo.
Yo tengo 42 y me acuerdo de la aventura que era ir a la playa o «al norte» en coches como un 600 o un simca 1000, que ya era mas coche. Coincido totalmente con el Sr. De Andres. Ir en vespa con sidecar a levante desde madrid, como hicieron mis abuelos, ya era algo heroico.
#9 Fanso: Efectivamente, otro motero por el foro, les puede confirmar este término, el poco romanticismo que le queda a la carretera le sacamos el jugo los que vamos en 2 ruedas…
No obstante, no añoro los vehículos inseguros, las carreteras con camiones a 50-60 km/h, los problemas mecánicos, etc
Me quedo con la tecnología actual, en paisajes de antaño y viajes sin prisas por las actuales carreteras secundarias.
Un saludo.
Ostrás! Qué bueno, qué recuerdos, qué viajes…
Gracias
Bienvenido a km77 Arturo,
todo un placer y un lujo tenerle por aqui.
Muy bonito articulo, es cierto lo que dice, hace poco planie lo que pensaba era una gran travesia, unir bogota con buenos aires en auto, y me di cuenta que hacerlo no era tan dificil, de hecho podia hacerlo sin cambiar el aceite del coche.
Hoy en dia el mayor impedimento para hacer grandes viajes en auto es la burocracia de las fronteras, sino que lo diga el sr molto que unio en tropico con el CP artico en pocos dias; y tan separados que se los ve en el mapa.
Cordiales Saludos
Que gran noticia poder leerle por aquí, bienvenido!
Hola, antes de nada quisiera felicitarlo por estrenarse en el mundo del blog.
Ya he comentado en el post de presentación de Javier Moltó, que comencé a leer sus artículos en los tiempos en que escribía en Auto Mecánica (que gran pérdida de revista), creo que tendría 10 o 12 años (básicamente era lo que había, pues mi padre se la compraba todos los meses; yo cuando ahorraba unas pesetillas me compraba una Autopista o una Automóvil Fórmula). Posteriormente leía sus artículos en Autovía y Automóvil, las únicas en papel que sigo comprando.
Todo este «jabón» para decirle ahora que hay un error en su texto, donde dice «hacer noche, ya fuese en Puebla de Sanabria camino de La Coruña, o en Astorga camino de Vigo», debería ser al revés, pues la N-VI atraviesa Astorga camino de Coruña y La N-525 Puebla de Sanabria camino de Vigo.
En fin, nada de importancia. Me alegro de poder leerlo de nuevo, ahora sin problemas de espacio…
Saludos
Casi se me saltan las lágrimas al leerlo. Y es que no hace referencia vd. sino a los condicionantes «menores», aquellos que cualquier aficionado me atrevería a decir que disfruta. Porque el mayor obstáculo al disfrute de la conducción (la burricie burocrática que (des)gobierna el tráfico en la actualidad , y lo digo habiendo conocido todas aquellas carencias de niño), es mucho más reciente, A esos épicos viajes que vd. relata dimos réplica toda una generación de conductores posterior (amamantados en buena medida por sus reportajes desde la infancia y hoy cuarentones) sumando kilómetros donde se restaban óbices o se añadían carriles. Y en vez de ir a comer a Coruña , íbamos a desayunar a Paris o a Tánger , incluso con menos mérito, y siendo el viaje el principal argumento, que no la estancia. Hoy en Europa pero especialmente en España , merced a la estulticia de las autoridades de Tráfico y sus palmeros profesionales (e intereses creados) ya nada de ello es posible en términos razonables. Y por eso escribía justamente la semana pasada que tras varios millones de kms a mis espaldas «… en coches y furgos de todo pelaje sin incidentes que lamentar, por 4 continentes distintos, realizados desde mucho antes de tener permiso…solo el hecho de que prefiera viajar entre Essaouira y Marrakech de noche con una Hyundai H1 entre motos con 4 ocupantes sin luces por una mierda de carretera sin arcén, que de Paris a Burdeos por magnifiques autoroutes en las que en cuanto enciendes un piti te sacan el cartel de «XXXX-GCR, RALENTISSEZ «… pues eso lo dice todo: a qué punto habremos llegado que yo por cuarto año me iré este verano a recorrer miles de millas por los USA …las que no hago aquí por puro hastío; porque aunque parezca mentira….alli se conduce ya con mayor libertad.
Espero que no nos deje sin conocer su opinión de todo ello en entregas posteriores. Todo un placer compartir espacio virtual con vd. , probablemente una de las personas cuya trayectoria profesional más admiro (y envidio) del mundo.
Sí , en mi caso eran viajes de Bilbao a Barcelona en el 600 de mi padre ( tres años sólo , luego fué un 124 , inmensamente más rápido, .., aunque las carreteras eran las mismas ) , haciendo noche en Fraga , para entrar en Barcelona a mediodía del siguiente día . Eran mediados de los sesenta , y yo un niño , pero esos viajes no los he olvidado , y sí tantos otros …
Un enorme placer volver a leerle , Sr. Andrés . Un abrazo de corazón !
Recuerda Vd. por un casual a los que se ponian en un par de sillas, con la boina y el paraguas bien calados, a ver derrapara los coches los dias de lluvia en una de las paellas mas duras del puerto de Manzanal?
Parece mentira que ese puerto haya sido lo que fué, visto desde ahora mismo, que cuando te quieres dar cuenta ya lo has pasado
Pues puestos a proponer temas de interés, ahí le dejo algunos:
1) Las nuevas averías de los Prius e Insight, sistemas de frenos, organismos americanos que las difunden etc. comparadas con las recurrentes averías de las marcas europeas a los que aparentemente no se las da el mismo tratamiento. Soluciones posibles.
2) Costes de las revisiones en los servicios oficiales de las marcas europeas: Estafas de los concesionarios? consentidas por las marcas? problema nuestro por tragarlo todo sin protestar? Faltas de control por parte de la administración?
3) Auomóviles coreanos: son el futuro o serán el pasado con unas cuantas quiebras al estilo de Ssang Yong?
4) Futuro del grupo Fiat: Creatividad y diseño italianos frente a un mundo en crisis energética y económica.
Y hay muchos mas, pero como nos pedía sugerencias, le paso algunas de las que se han debatido ultimamente para que nos ilustr.
Saludos.
Bienvenido Arturo, me alegra leerle por aquí. Un saludo,
Sea usted bienvenido a km77. Las últimas incorporaciones a esta santa web son de auténtico lujo.
Saludos cordiales,
James Marshall.
Hola a todos.
Aunque yo soy de la cosecha del 71, algo del señor A. de A. he leído, sobre todo por recomendación de los compañeros del foro. Si ellos dicen que es un fenómeno, seguro que es verdad.
Sea usted bienvenido, aunque para igualar el nivel de los bloggeros y de algunos comentaristas no lo va a tener «chupado».
Saludos desde Zgz.
Disculpen mi atrevimiento pero, aparte de nostalgia en estado puro, ¿qué nos aporta este texto en relación con los coches? Lo interesante me parecería que AdeA nos comentase en qué cree que se ha empeorado realmente en los últimos 25 años de evolución automovilísitica, y no que nos cuente lo emocionante que era tener que hacer noche en Puebla de Sanabria cuando se iba de Madrid a Vigo. Y digo «tener» que hacer noche, porque nadie le impide dormir allí si quiere, e incluso comer en Villacastín. ¿Que no es lo mismo? Pues no, claro que no. Es mucho mejor poder elegir.
Lo curioso es que todos ustedes le dan la razón. Está claro que la nostalgia tiene más fuerza que la lógica.
F.
Aquí la rara avis. En un viaje de 500 kms paro unas 4 veces porque me aburro soberanamente de conducir a velocidades absurdas: no soy capaz de mantener la concentración cuando la conducción me exige tan poco.
Creo que la conducción debe exigir al conductor y sólo con un cierto grado de exigencia se puede disponer del nivel de alerta suficiente como para practicar una conducción previsiva. El elevado nivel de confort, el aislamiento acústico y la escasa sensación de velocidad hacen que uno se desentienda de la conducción introduciendo un riesgo en la circulación más que considerable.
Ahí le dejo un tema.
JM
Hola Arturo:
Me sumo a las felicitaciones de otros lectores por tu incorporación al blog. Seguiré tus artículos, pruebas, opiniones y demás etcéteras es este nuevo medio.
Saludo también a los demás blogueros.
LM
Que placer leerle tan extensamente, sobre todo ahora que le echo tanto de menos en la prensa escrita.
Expláyese sin miedo, que aquí tiene un lector asegurado.
Sobre el tema del post, apuntar que lo más parecido a lo que comenta usted es el viaje que ha realizado Javier Moltó cruzando Marruecos y Europa, salvando las distancias, claro.
¡¡¡que gozada de lectura!!!
algunos todavia seguimos gozando de la conduccion de trastos viejunos aunque sea para ir a concentraciones que nos pillan a cientos de km. y rememoramos los tiempos en los que viajar en coche era algo diferente cada vez.
saludos.
Me alegro enormemente de que se haya embarcado en esta aventura. Para mi usted es el mejor periodista del motor escribiendo para el mejor portal sobre coches en internet. Magnífico.
Recuero que empecé a comprar la revista Autovía a finales de los 90, la única sobre coches que he comprado asiduamente, al menos mientras usted escribió para ella. Más adelante, entrados ya en la época actual de internet, descubrí, gracias a la web de Piel de Toro, que usted llevaba en este mundo desde al menos los años 70, años en los que descubrí mi afición por los coches siendo aún muy pequeño.
Le deseo mucha suerte.
Un saludo
Un placer leerle Sr. Arturo.
Soy el 58.
Una generación que creció soñando con el mundo del motor. Coches y motos que apenas se veían por la calle.
Mamamos cultura automovilística de algunos pioneros como el Sr. de Andrés, en mi caso a través de la revista Autopista y esporádicamente Automecánica, las cuales se llevaban una gran parte de mi asignación semanal.
Eran tiempos en los que las novedades eran sumamente esporádicas y se le efectuaban pruebas «A fondo» a coches como el Seat Samba, que no era sino un 127 aligerado y playero, o comparativas «Simca Rallye» / «Renault 8 TS», del que por cierto, había quien decía que sus 58 CV eran más que suficientes para una conducción deportiva.
La revista Autopista derivó en un extraño producto sospechosamente afín a cierto gran grupo automovilístico y mi enorme colección de «Autopistas» encuadernadas terminó llenando un contenedor de basura.
El tema que le propongo es el grado de sobrevaloración cualitativa del que goza el grupo Volkswagen. En mi opinión se trata de una marca de cierta calidad, pero con un brillante marketing a sus espaldas como su mejor baza.
Ninguna otra marca hubiera salido de rositas ante tantos cambios de motores de sus modelos deportivos, turboinyección, compresor G, 6 cilindros,bomba inyector, common rail; o ante fallos tan frecuentes en el famoso caudalímetro, que hubieran supuesto a cualquier modelo de la competencia una mancha irreparable.
viajar desde el sillón de casa
http://agitaciondesdelaperiferia.blogspot.com/2010/03/viajando-desde-el-sillon-de-casa-aunque.html
Una noticia inesperada enterarme de que Arturo de Andrés tiene blog; hace más de 20 años empecé a coleccionar Automóvil en gran parte porque una de las firmas de la revista era y es «el maestro». Desde entonces hasta hoy han sido cientos de veces las que he disfrutado leyendo sus artículos aunque no siempre el protagonista del artículo -el coche- fuera de interés para mí. Da igual que escriba sobre el Citroën ZX que sobre el motor del BMW serie 3: todos sus artículos son cualquier cosa menos aburridos, incluso a alguien no interesado especialmente en el mundillo del automóvil les resultan amenos. Recuerdo uno que cubría la aparición del Mercedes Clase S del 91 y que terminaba así: «…si siempre lo más excelso puede considerarse, y quizá lo sea, un tanto superfluo, no hay más razón para aplicar la crítica al automóvil que a la moda femenina o a los precios de un cuadro. Y el nuevo clase S sí que es, sin duda, una obra de arte.» Artículos como éste rayan no ya el rigor periodístico sino la calidad literaria, y hacen que hasta el más profano sienta curiosidad o si acaso disfrute leyendo cualquiera de sus artículos. Como se suele decir…por muchos años maestro.
Qué satisfacción haber encontrado este artículo suyo. Soy lector de la revista Automovil desde hace más de 30 años, y eso me ha permitido disfrutar de sus artículos desde hace ya unos cuantos años. No me cabe la menor duda de que es un maestro en su profesión y me llena de regozijo saber que ahora podemor tener la oportunidad de acceder a su sapiencia a través de este medio. Mi más cordial enhorabuena
Don Arturo: es una gran noticia poder seguirle a partir de ahora en km77, he leído siempre con gran atención todas sus columnas y artículos hace varios años en Autovía (donde le descubrí) y luego en su regreso a la revista Autopista, la cual compro desde 1993.
Lo que ha escrito me ha hecho recordar los años en que yo era un niño, me faltan pocos meses para cumplir los 40, y esos viajes nunca fueron para mi tan largos, vivo en Jerez y el verano lo pasábamos en Rota, a menos de 30 kilómetros de distancia, y aún así, los domingos de verano por la tarde suponían largas colas de una o dos horas, un calor insopotable dentro de un coche sin aire acondicionado y la desesperación de mayores y niños todos los días de regreso a casa.
Pocos son capaces de conducir bien un coche «de los de antes», por desgracia, para la mayoría de conductores, es necesario un coche cargado de tecnología. E incluso así, muchos son incapaces de hacerlo.
Por fin tenemos la posibilidad de leerle. Para mí, siempre un placer y siempre el mejor periodista del motor.
Un abrazo muy fuerte, Maestro
Se me ha ocurrido un tema para un posible comentario que el sr. De Andrés podría considerar hacer, entre consumo y consumo. Un poco nostálgico. Como no sé dónde ponerlo para que lo lea, lo escribo aquí.
Se podría titular algo así como «Arturo Andrés, Autopista y la serie de TV «Sop»»
¿Se acuerda?
Gracias en todo caso.
Hasta luego.
Felicidades por el bog. Un verdadero placer leerle nuevamente maestro.
Que gran descubrimiento el de este blog, sr.Andres. Soy del 80 y siempre me he devorado todo en cuanto caia en mis manos que hablase de coches y he leido gran variedad de revistas, pero lo mejor que me ha ocurrido es encontrar-le a usted. Fue en la revista autovia,alla por el 98, quede fascinado de lo detalladas que eran sus pruebas y articulos y a la vez de buen entender. Siempre he valorado mas en una revista el texto que las fotos y donde ud. ponia la firma sabia que no me defraudria, hablase de lo que hablase, todo me parecia digno de ser leido con la maxima atencion.
Decir que me encanta la conduccion y procuro saborear cada trayecto que hago, pero leyendole no puede evitar imaginar como hubiera sido conducir en los 60 o 70 en aquellos coches tan vivos e imperfectos. Es por eso que a dia de hoy me he propuesto buscar un 124 o 131 y disfrutar a «camara lenta».
Por ultimo decir, que como ud., tambien me considero un amante del dato y del rigor en la informacion y hoy en dia, por desgracia, no corren buenos tiempos en la prensa del motor para los que valoramos estos conceptos.
Un cordial saludo y que para mucho tiempo le podamos leer.
Me alegro un montón de encontrarle por aquí, D. Arturo de Andrés. Me preguntaba qué era de su vida y felizmente, gracias a Google, le encuentro, aunque un poco tarde. Le sigo desde niño, allá por los lejanos 60, en sus magníficas pruebas de coches (Autopista, Automecánica, Autovía, Automóvil…). Para mí, usted es el mejor probador de coches español, tanto por conocimientos como por la amenidad. Sobre todo me encantaban las largas introducciones a sus pruebas, donde daba rienda suelta a su sapiencia sobre coches, de todas las épocas y de todas las categorías.
Lo dicho, un placer haberle encontrado en este su blog. Le seguiré por aquí con mucho gusto para seguir aprendiendo de un maestro del automóvil como usted, D. Arturo. Un cordial saludo.
Me alegro reencontrar al autor del extraodinario apartado «El caza CX» en el articulo de la prueba del Seat 124 -2000
¡ Gracias a este reflote he conocido al Slayer de hace 8 años !
¿De verdad era usted?
Pues sigue reflotando y te sorprenderás.
Yo voy por marzo de 2011 y aún no ha aparecido el Slayer «slayer».
Estoy ansioso por ver en qué artículo decidió que no aguantaba más y se pasaba al lado oscuro.
@49
Ahi tiene la respuesta a los que me acusan de profesar un odio ancestral a AdeA.