Lo de las recomendaciones al automovilista, impartidas por los bustos parlantes de la TV, o los anónimos (en ocasiones no tan anónimos) locutores de radio, es algo que siempre me ha resultado tirando a molesto, y no porque el consejo en sí no sea acertado. Y digo el consejo, en singular, porque todo lo que estos bienintencionados profesionales de la información, sean veteranos o en muchas ocasiones noveles, acostumbran a aconsejar se reduce, básicamente, siempre a lo mismo: “Sea Vd prudente” y “No tenga Vd prisa”, o las dos cosas empalmadas, martilleando sobre la ya más que cansina identificación de prudencia con lentitud. Y el consejo me resulta molesto no tanto por el contenido, aunque de eso va a tratar el resto de este comentario, como por el hecho de que, aunque no sea imprescindible, se supone que un consejo tiene mayor capacidad coercitiva cuando lo imparte alguien con una cierta autoridad moral respecto al tema en cuestión.
No hay duda de que un buen consejo siempre lo será, aunque lo emita un niño de tres años (recuerden lo de “Papá, no corras”), pero porque es bueno en sí, y no por la autoridad, y casi ni siquiera el derecho, a impartir consejos que tenga la criatura de turno. Si en la “tele” nos sale un spot en el que Fernando Alonso, Carlos Sainz, Dani Sordo o Pedro de la Rosa nos recomiendan ser prudentes y no correr demasiado, podremos dudar o no de si, en la práctica, predican con el ejemplo (vaya Vd a saber), pero de lo que no hay duda es de que saben de lo que hablan; todos ellos se han salido de la carretera, o de la pista, muchísimas más veces que la inmensa mayoría de quienes les escuchan, y precisamente por ir demasiado rápido. Por supuesto, siempre en condiciones cerradas al tráfico, sin terceros en discordia.
Por eso, cuando un/a locutor/a recomienda lo de “Sea Vd prudente”, es algo tan evidente como si lo recomendase el Papa; o dicho en la ya famosa cita clásica “la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero”. Pero también es cierto que las grandes verdades llegan a convertirse en un soniquete cuando se las repite hasta la saciedad, perdiendo buena parte, cuando no la totalidad, de su eficacia. Es como cuando la mamá, cada vez que el niño sale hacia el colegio por la mañana, le repite machaconamente: “Y sé bueno”. Naturalmente, al cabo de menos de un mes, el niño escucha el consejo como quien oye llover; lo que cuenta es la educación que su madre, su padre, su entorno familiar y sus profesores le hayan inculcado, y no la mecánica repetición de un bienintencionado consejo que, de puro evidente, tiene una eficacia práctica más bien dudosa.
Pero bueno, al fin y al cabo es la madre quien aconseja, y tiene no sólo el derecho, sino la obligación, de aconsejar el buen camino; pero que de repente me aparezca en pantalla una monísima locutora de veintipocos años de edad, de la que no me consta que ni tan siquiera tenga permiso de conducir, dándome consejos acerca de cómo tengo o tengo que dejar de hacerlo, me produce la reacción de, si pudiera contestarle, espetarle lo siguiente: “¿Y a ti quien te ha dado vela en este entierro?”. Porque cuando cada viernes a mediodía, en cada una de las emisoras por las que vas pasando haciendo zapping para acabar oyendo más o menos lo mismo en todas, escuchas la misma salmodia del “Sea Vd prudente” entonada por no sabes si tal vez un descerebrado, empiezas a pensar que te toman por subnormal, si hace falta que te repitan tantas veces, y todas las semanas, la misma canción. Y como cada loco con su tema, se me ocurre pensar que por qué razón no te recuerdan, por ejemplo, lo siguiente: “¿Has hecho ya ese cursillo de perfeccionamiento de conducción que te prometiste a tí mismo?”.
Porque eso sí que sería un consejo práctico y activo, encauzando hacia algo positivo; pero la inmensa mayoría de los grandes medios de comunicación general (se salva la campaña “Ponle freno”, denunciando puntos negros) prefieren aliarse servilmente con las consignas de la DGT (¿tendrá la publicidad algo que ver con ello, o lo hacen por convicción?), siempre propiciando conductores mediocres, timoratos, lentos y perpetuamente asustados por la sanción o el accidente. A esto se añade la repetición de los habituales consejos de la DGT tipo “escalonen las salidas o retornos” (sin explicar bajo qué criterios) o “descanse cada hora y media, o dos horas, o dos horas y media”; consejos a los que añaden, ya por su cuenta y riesgo, el soniquete de siempre: “Sea Vd prudente” y “No tenga Vd prisa”.
Porque bien está (y ya es admitir) lo del inocuo y machacón “Sea Vd prudente”, pero lo del “No tenga Vd prisa” ya tiene un calado mucho más profundo. Este sermoneo me suena igual que si te recomendasen: “No sea Vd bajito, hombre”, como si tuvieses la facultad de crecer medio palmo porque te lo recomienden. Porque la prisa (urgencia por llegar), como la estatura o la gripe, se tiene o no se tiene, y punto. Por lo cual a más de uno le darán ganas de responder para sus adentros, al oír el consejo: pero es que sí que tengo prisa, imbécil. Otra cosa es ceder a ella en plan alocado y cometer imprudencias; así que el consejo, en todo caso, sería más razonable si repitiese la bien conocida frase de que «la prisa es mala consejera».
Admitido el hecho irrefutable de que si se tiene prisa no hay forma humana de evitar saberlo (otra cosa es controlarse con mayor o menor eficacia a base de respirar profundamente), lo que debe hacer el conductor es analizar la situación y decidir si le compensa o no aumentar el ritmo de marcha, apurando hasta un poco más cerca de los razonables límites tanto de su coche como de su capacidad para manejarlo. Es evidente que si hay por delante un viaje de 600 km, es por la mañana temprano de un despejado miércoles de primavera (sin puente) y la carretera está casi vacía de tráfico, ir más deprisa nos permitirá llegar antes; no entro en si se trata de ir por encima del límite legal o no, o de si se lleva o se deja de llevar detector de radar. Pero es indudable que si el conductor se mantiene dentro de sus límites de pericia, consumirá más, pero llegará antes.
Otra cosa es si tenemos prisa en pleno retorno dominical y vespertino hacia una ciudad importante; entonces tendremos que tragarnos nuestra prisa (aunque la seguiremos teniendo, por supuesto) y amoldar nuestra marcha a la de la caravana, porque no se puede hacer otra cosa. Un tercer supuesto, el más comprometido, es cuando el tráfico todavía no está congestionado, pero sí es ya bastante intenso; en tal circunstancia es cuando al apresurado le entra la tentación de ir zigzagueando de un carril a otro, si se trata de una autopista o autovía, o bien de realizar adelantamientos arriesgados, si se trata de una carretera de doble sentido. En tales circunstancias, y al margen de recomendar prudencia, sí podemos sacar un par de conclusiones prácticas. Conviene tener presente siempre que, aunque nosotros no tengamos prisa, a lo mejor por detrás viene alguien que sí la tiene, así que: uno, al circular por vías de varios carriles se debe ir por la derecha, sin desplazarse innecesariamente a los otros carriles, dejando en ellos huecos enormes; y dos, en carretera normal, si alguien nos alcanza (lo que no es sinónimo de molestar), es mucho mejor dejarle pasar.
Si hay urgencia por llegar, lo prudente es canalizar la prisa hacia un enfoque positivo: borrar de la cabeza los motivos de la prisa para no distraerse en la conducción, y centrarse en hacerlo lo mejor que se sabe, poniendo en ello los cinco sentidos y las tres potencias. Puesto que ya hemos tomado la decisión de conducir más concentrados y rápido, para ganar tiempo, los motivos de la prisa deben quedar automáticamente relegados. Esto es bastante más práctico que negar la evidencia de que tienes prisa.
Así pues, lo que hay que hacer es procurar quitarse de la cabeza el asunto que nos preocupa o la urgencia, del tipo que sea, que nos aprieta. Y centrarse en conducir perdiendo el menor tiempo posible (o ganando el máximo posible, que viene a ser lo mismo) dentro de los márgenes que tanto la seguridad como la prudencia nos aconsejen. Concentrar nuestra atención en medir desde lejos la posibilidad de un adelantamiento, para no perder oportunidades pero evitando hacerlo con riesgo por no haber visto un camión que parecía lejano, enjuiciar una curva y decidir si vale la pena reducir una marcha para tomarla o seguir en la que vamos, o estudiar la visibilidad para saber donde podemos cortar un poco de arcén o de línea de puntos central y donde no, todo esto nos mantiene despiertos y atentos. Y además, como subconscientemente sabemos que lo estamos haciendo para ganar ese tiempo que la prisa nos impulsa a rebajar, podemos dejar de pensar en los motivos de la prisa, porque ya estamos poniendo en juego el máximo de medios disponibles para solucionar o, al menos, aliviar el problema. Lo que no debemos hacer es conducir con medio cerebro centrado en la conducción, y el otro medio en rumiar obsesivamente los motivos de la prisa.
¿Qué todo esto no es fácil de hacer? Pues es posible que no lo sea; pero todavía es más difícil seguir el ingenuo consejo, y autoconvencerte de que no tienes prisa, y seguir conduciendo a paso turístico, perdiendo oportunidades de adelantar, cuando tu subconsciente, tu inconsciente y tu consciente están todo el rato obsesionados por las causas de la urgencia; y tanto más obsesionados porque, al conducir lentamente, nos sobra (o eso nos creemos) capacidad de atención para pensar en ello, en vez de concentrarnos en la conducción. Efectivamente, la prisa es mala consejera, pero el hecho de intentar sugestionarte con que no la tienes no es precisamente el mejor remedio. Y por supuesto, hay toda una graduación en los niveles de la prisa: desde asuntos auténticamente de vida o muerte (por eso los bomberos, ambulancias y policía disponen de señales prioritarias acústicas y ópticas para transmitirnos su prisa y que les facilitemos el paso), hasta la simple circunstancia de llegar un poco tarde a una cita en la que, de todos modos, nos están esperando y tampoco pasa nada más. Y en cualquier caso, aplicar una variante del lema número uno de la competición: Para llegar primero, primero hay que llegar; eso, siempre.
Finalmente, y en todo caso, hay que procurar conducir de un modo que no incite a que nos paren por hacer alguna maniobra demasiado llamativa, por más que pudiera ser incluso legalmente correcta, porque perderíamos más tiempo; esto sería casi peor que si nos multa un radar fijo, porque si la urgencia es muy grande, quizás estemos dispuestos a pagar. Pero lo que no debemos hacer es jugárnosla y arriesgarnos a que nos paren, aunque lo que hayamos hecho no sea peligroso en sí ni para propios o extraños, pero sí lo suficiente para que el agente, que no tiene otra cosa que hacer, se diga ¿dónde va ese?, y levante el brazo.
A mí, con diferencia, la recomendación que más me gusta es la de «salir escalonadamente».
Creo que es la que mejor revela la tara mental de los aconsejantes habituales.
A mí lo que me sorprende es que intente dar consejos de prudencia alguien que reconoce que se ha ido varias veces «al sembrado».
Si usted ya se ha salido más de una vez de la carretera (¿porque hacía el cabra? ¿por despiste? ¿porque sobrevaloraba su pericia?), ¿quien le da autoridad para aconsejar sobre seguridad vial?.
Hace un tiempo escuché en un programa de radio que no se emite ni se emitirá nunca un gag sobre la salida escalonada. Los 2000 habitantes del pueblo intentaban ponerse acuerdo, cada uno con sus circunstancias, para organizar el orden de salida. Lo de «escalonen la salida» es, en efecto, una de las mayores idioteces que hemos tenido que soportar, aunque a fuerza de escucharla casi que hacemos como dice el Sr. De Andrés, por un sitio entra, por el otro sale.
Este me ha llegado a lo más profundo de mi ser. Mi lugar de residencia está a 250 kms del de trabajo. Cada vez que me tengo que desplazar, dedico unas 5 horas del día a conducir. 5 horas de sueño y de trabajo que pierdo al volante, mas las que luego sumo en ámbito urbano.
Muchas veces no me queda más remedio que ir con prisa, porque las circunstancias del trabajo me obligan a ello. No voy a entrar en profundidades sobre si me organizo mal, sobre si debo de cambiar de trabajo, o sobre si debo mandar a pastar a algún jefe.
La cuestión es que me muevo por autovías (la A3, para más información) los días de diario, y a horas poco conflictivas (desde las 6-7 AM en la salida, hasta las 21-22 en la llegada). Con el depósito de combustible lleno o en 3/4, mi A3 1.8 Turbo puede circular con total seguridad a ritmos muy superiores a los 120 km/h sin tener que parar a repostar -la eficiencia temporal debe de ser máxima para que vivir así me salga a cuenta-. La carrretera está despejada o directamente vacía entre martes y jueves. Suelo circular a unos 140-150 Km/h de crucero, pues coincido con el Sr. A. de A. en que es una velocidad racional para aunar factores como el tiempo y la economía. Además de eso, es la velocidad desgraciadamente que me puede salvar de las multas y de la pérdida de puntos si hay que frenar.
En esos días, en los que me muevo exclusivamente por motivos profesionales, en los que me va el plato de lentejas, padezco una presión brutal por parte de la GC, que trabaja con sus radares móviles, aéreos u escondidos (tras pilares, indetectables visualmente) a destajo.
Somos cuatro gatos en la carretera, 3 de los 4 gatos estamos trabajando, vía despejeada, y tenemos una presión policial máxima. La última multa fue «gracias» al helicóptero. Hay días en que se me quitan las ganas de salir a la carretera. Cada vez me cuesta más.
Sobre todo porque cuando no me queda más remedio que hacer este recorrido un lunes por la mañana temprano o sobre todo los viernes por la tarde, me encuentro con una tipología de conductores que de martes a jueves no existe: el dominguero -jamás esta palabra ha tenido tanto sentido en estos días-, en cualquiera de sus modalidades; ya sea el conductor acojonado, que va con los morros pegado al volante, a 90 ó 100 por hora, ralentizando el tráfico -este conductor no molesta entre semana, pues va por la derecha-, ya sea el mismo espécimen, pero con especial querencia por el carril izquierdo -el límite es 120, yo voy a 120, así que de aquí no me muevo, soy el justiciero motorizado-, pero sobre y por encima de todo el dominguero con prisas.
El dominguero con prisas suele ser, en la mayor parte de los casos, cabeza de familia, ya viaje en solitario con la señora o en familia. Este señor, que durante la semana apenas menea el coche mas que para ir a currar a la esquina, decide que tiene que llegar al lugar de destino (y viceversa) en el mínimo tiempo posible, sea como sea, caiga quien caiga. Y así se permite el lujo de ir a lo máximo que el tráfico le permita, echando al personal de la carretera si hace falta y, sobre todo, ignorando completamente el concepto de distancia de seguridad.
Así, no es fácil ver por la A3 filas de coches a 160 Km/h que no guardan entre ellos más de 5 ó 10 metros. Tampoco es complicado ver gente que circula todavía más rápido, y que para despejar el carril derecho prácticamente se toca con el de delante para que se aparte. Probablemente esta gentuza tiene cosas tan importantes que hacer como llegar a tiempo para ver el partido de fútbol, o llegar al chiringuito antes de que se les pase el arroz.
Cosas de vida o muerte, sin duda, que no pueden esperar más. En estas situaciones de fin de semana, y su previa y posterior vuelta, no suelo encontrarme con mis amigos de la GC que tan serviciales y prestos están para multar en los días en los que los profesionales nos movemos por la carretera. Al contrario, su presencia en forma de radar brilla por su ausencia; tan sólo patrullas que se mueven por zonas estratégicas dando vueltas, y que provocan el divertido efecto caravana; como si adelantar a un coche de la GC fuera delito, aunque sea a 1 Km/h más de velocidad.
Por cierto…
Lo que se intenta hacer (y se va consiguiendo) es la típica machada del bar de «yo, de Madrid a Valencia en hora y cuarto».
Yo no sé de dónde saca usted lo de «la prisa», porque hace años que no oigo ese término en la tele. Más bien se dice lo de ser prudentes.
Pero si insiste en ese, la mayoría de los que corren, no lo hacen realmente por prisa.
¿a cuantas personas ve usted que van de su casa al coche CORRIENDO?
¿cuántos aparcan en las afueras y cogen un taxi, para poder llegar a su destino con el carril taxi, mucho más rápido?
Si uno tiene prisa, puede coger medios de transporte mucho más rápidos. El AVE (Madrid-Barcelona en 3 horas). O incluso un aerotaxi (Madrid-Barcelona, 45 minutos).
Realmente, la mayoría de la gente no corre por prisa. Ese tipo al que usted se refiere como el comercial que circula en el menor tiempo posible para poder atender a más clientes, ese clásico «viajante»… ya no existe. Se extinguió como los dinosaurios.
Si tiene prisa… una llamada y un par de correos desde la PDA, y en 3 minutos se cierra el negocio entre el comercial, en Madrid y el cliente, en Barcelona. Ni el Concorde, oiga.
Por más que haya quien quiera enfocar este tema desde el punto de vista personal. Creo que este artículo es un buen punto de partida para el debate.
Nadie está libre, en algún momento de la vida, de verse obligado a realizar un desplazamiento en coche con prisa. Aunque sea cierto de que la mayoría de los que corren lo hagan sin ella.
Dicho ésto, disculpen que me ausente, pues, en este momento, tengo prisa.
Yo estoy de acuerdo con los comentarios 4 y 5, raramente se corre por prisa. Yo mismo soy un ejemplo y de hecho siempre que me lo preguntan lo digo, yo no corro por prisa sino por placer o comodidad. No recuerdo ninguna vez que haya hecho un desplazamiento por razones profesionales o de alguna otra índole con una hora fijada en la que haya tenido prisa. De hecho en más de una ocasión he tenido que aminorar la marcha por llegar demasiado pronto…
Lo cual no quita que haya habido alguna vez y no lo recuerde. De todas formas, prisa o no prisa, al final no se circunscribe todo a lo mismo. Si vemos alguien que quiere correr más que nosotros, pues nos apartamos y listos simplemente por mero respeto. Supongo que la prisa puede agravar las ganas de pasar, pero en mi opinión no justifica ciertos comportamientos.
Y en cualquier caso, cuales de estos comportamientos son realmente achacables a la prisa y/o urgencia o llanamente a la mala educación?
Pues nada, Fer, vaya con precaución.
No es «llevarlo a lo personal» (porque es obvio que lo dices por mi mensaje nº 2).
Es que a uno le caen mal los discursos dirigidos desde la «superioridad moral» del que se cree experto para corregir al resto de los pobres mortales.
«busto parlante»
«una monísima locutora de veintipocos años de edad, de la que no me consta que ni tan siquiera tenga permiso de conducir, dándome consejos»
«propiciando conductores mediocres, timoratos, lentos y perpetuamente asustados por la sanción o el accidente»
Va hombre va. Como decimos los catalanes «ves a pastar fang».
No sé dónde está el problema y por qué se critica tanto el mensaje de Tráfico que nos pide que viajemos escalonados.
Es sumamente sencillo, yo lo vengo practicando desde los ochenta y empleo no más de una semana de viajes en cada operación de «mi» retorno, aunque hace falta una motosierra y un poquito de cola:
Tobillos y codos los primeros días, cabeza y esternón después, continúo con las piernas y orejas, etc y dejo para el último desplazamiento las partes blandas.
Una vez todo mi cuerpo en casa solo tardo unos tres dias en recomponerme.
Chupao.
A mi la campaña de «Soy un bobo y a 180 soy feliz» con la música de David el Gnomo me gustó…
Yo creo que las campañas que funcionan son las más explicitas (en youtube podemos encontrar algunas muy fuertes)… a mi lo que me sorprende es que (me incluyo) estamos acostumbrados a ver películas violentas, gore, sangre, cuchillos, etc… casi sin problema, pero cuando vemos una de estas campañas, aunque sabemos que es ficción nos/me «revuelve/n»… Tengo un familiar cercano que lleva una ambulancia, con 1/2 historia que te cuente se te quitan las ganas de meter el pie en el acelerador…
Esta otra campaña (inglesa creo) también me gustó:
http://www.youtube.com/watch?v=FQWpUqllOqc
A mi la que me hace «gracia» es la de: Iba borracho, se saltó la mediana, su coche choco contra otro y falleció el conductor y acompañante de este vehículo… (ahora viene lo que NO PUEDO VER/OIR): se le acusará de «homicidio imprudente»… Si tengo un accidente y la otra persona que ocasiona el golpe va borracha le daré lo suyo y alegaré que «… fue en defensa propia»…
Yo propongo lo siguiente: Cada tres meses dos vueltas por el Jarama para quitarse el mono de la velocidad y «sesión de videos» de esos que ponen a los aspirantes a chofer de ambulancia para que se le quiten a uno las ganas de ir «a 100-endo el bobo».
«Las imprudencias se pagan» (DGT 1993)
Si, pero no hagas pagar tus imprudencias a los demás…
Emprendeitor, Freud. NO les parece a ustedes que, si la velocidad es la causa de los accidentes, deberíamos de ir a mucho meno de 120? Cuál es la velocidad según ustedes adecuada para que no haya accidentes? En qué situaciones? A dónde? Me lo pueden explicar? Quizá si la velocidad mata, lo mejor es que fuéramos todos a 0 Km/h.
Mientras, les pongo esta lectura del año 2004, yo prometo no aparecer por aquí nunca más, qué cansancio y qué hastío volver a leer las mismas historias y tonterías una y otra vez…
http://www.km77.com/lecturas/op/Firm/jmp/carteles.asp
y esto
http://www.km77.com/lecturas/op/Firm/Blas/causas.asp
Que lo explica muy bien, y yo no tengo ganas, estoy viejo y cansado.
Conducir bien es conducir seguro. Conducir lento no es conducir seguro. Lo que hace falta es enseñar bien, ser exigentes, revalidar los conocimientos y las aptitudes cada 5 años. Exigir que se conduzca bien. Tener una señalización creíble. Un sistema punitivo verosímil. Un sistema de controles implacable. No quitar puntos por alcoholemia, no. Alcoholemia o droga igual a retirada del permiso de circular.
Y valorar el riesgo por lo que es: riesgo. La velocidad no es riesgo, riesgo es todo aquello que pone en peligro la vida propia o la de un tercero; si no se pone en peligro la vida de nadie se podrá multar, pero no caer en la demagogia de identificar que la velocidad es automáticamente es de por sí riesgo si no se ha puesto en peligro nada, ni la propia vida ni la de otros.
Cuando seamos sensatos, llamemos a las cosas por su nombre y nos dejemos de dobles discursos, entonces seremos más seguros, mientras nos quedemos en las trampas dialécticas de identificar velocidad con riesgo y poniendo límites a la circulación increíbles por inverosímiles para que nadie los respete, llamando silentemente a la desobediencia de unas normas artificiales peleadas con la lógica nos estrellaremos a diario.
JM
Es este un tema en el que me siento bastante identificado, pues yo y casi seguro que todos los que conducen han llevado prisa por el motivo que fuera.
Sobretodo en los desplazamientos de trabajo es en los que lo he experimentado mas. Vaya por delante que es una situacion que me disgusta sobremanera; porque cono dice ferrer una cosa es correr por placer y la otra por necesidad mas o menos importante.
Yo siempre procuro salir de tal manera que llegue entre 5 y 10 minutos antes de la hora de entrada y en el trayecto de unos 15 km empleo de media entre 15 y 20 minutos. Siempre que puedo intento salir con tiempo suficiente que me permitira conducir desahogado y evitar alguna situacion digamos imprevista, como algun tractor dificil de pasar o aquel minuto de mas que puede caer en el stop que sale a la carrtera nacional, en la que raro sera que no tenga que comerme el trailer de turno.
Pero siempre hay el dia ese que por h o por b uno sale mas tarde de casa ( no me pregunten porque) y entonces uno tiene que forzar un poco mas la maquina y asumir unos riesgos que aunque todavia estan lejos de los del coche o de los mios propios, no son plato de gusto de asumir.
Y todo esto por no llegar unos 2-3 maximo 5 minutos tarde; y aqui estoy de acuerdo tambien en que esta es la unica opcion rentable hablando en terminos de tiempo, porque el hacer cualquier otra cosa supondria una inversion de tiempo que no me podria permitir. Otra cosa es que uno se encuentre con algo ya grave como un accidente y ya vea claramente que llega tarde.
Lo curioso del caso es que casi sin darme cuenta, acabo por adoptar ese estilo digamos mas contundente, incluso los dias en los que voy bien de tiempo. Un poco como les pasa a algunos pilotos ( sobretodo en rallyes), en los que a veces para sacar un buen resulatado hay que hechar mano de la calculadora y dosificar, levantando el pie, de la venatja adquirida. Y es entonces cuando viene el accidente, salida o despiste. El conducir por debajo del nivel optimo de concentracion que se mantiene habitualmente es lo que provoca estas situaciones.
Respecto a los consejillos esos baratos que dan los mass media solo decir que de tan descaradamente obvios e insulsos, ya son como oir llover; es como si te dijeran.. » vigila no te caigas a la que empieces andar hoy cuando te levantes; son un atentado al sentido comun.
No sorprende que algunos conductores tengan prisa,a los incoherentes límites de velocidad actuales los desplazamientos se eternizan,no es lo mismo hacer un viaje ocasional que desplazarse a diario por una autovía entre semana por motivos de trabajo.El tiempo es oro y no hace falta ir matándose por ahí pero de eso a no poder superar los 120 en autopistas en buen estado y escaso tráfico va un mundo.A cambio la limitación genérica a 90 hace que en algunos puertos de montaña sea un auténtico suicidio querer ir a 90,no digamos si llueve o el asfalto no está en muy buenas condiciones.
No deberían ser comparables una autovía de montaña con una larga recta de una autopista de peaje en zona llana.No deberían ser comparables los conductores experimentados con los nóveles.Sin embargo en nuestro país eso es así, todos a 120,unos a jugarse la vida y otros a eternizarse y aburrirse en los desplazamientos.
Que nuestro director de la DGT no conduzca coche,que cuando le lleven infrinja descaradamente los límites de velocidad que el mismo impone a los demás conductores y que además cuando conduzca moto se caiga de ella ya deja el tema bastante claro…..
Y que no se nos diga que la cifra de muertos ha bajado sólo por la velocidad ,ahí están los coches actuales mucho más seguros,el mayor número de autovías,el menor número de desplazamientos a causa de la crisis económica.
Sigue habiendo insuficientes controles de alcoholemia,de consumo de drogas esa es la causa de muchos,demasiados accidentes.
Se confunde demasiado a menudo prudencia con lentitud,miedo e ignorancia.
Veo las cosas de forma tan diferente…
Alguno dice que la velocidad no es un riesgo. Claro que es un riesgo. Por partida doble. Dificulta la capacidad de reacción ante un imprevisto… y en caso de golpe, multiplica el efecto.
Si un camión que va 1 km por delante tuyo se le cae un palet… la consecuencia no va a ser la misma si vas a 140 o a 90.
El conductor más seguro, no es el que respeta los límites… ni tampoco el que es más hábil y es capaz de hacer frente a cualquier imprevisto.
El mejor conductor, el más seguro, es aquel que ya anticipa lo que para otros son imprevistos.
No es imprevisible que a un camión se le pueda caer parte de la carga. A veces pasa. Deja una distancia de seguridad que te permita reaccionar.
No es imprevisible que tras una curva haya un ciclista… o un buscador de setas despistado al que se le ha escapado el perro. Tomala siendo consciente de ello.
No es imprevisible que tras ese cambio de rasante haya un loco adelantando. Llega a él pegado a la derecha y a velocidad más reducida de la habitual.
No es imprevisible que en la misma curva de antes haya un charco de aceite, o arena… no busques el límite de adherencia porque este se puede reducir de forma abrupta.
Si quieres ser un conductor seguro, prevé. Muchas veces se habla de «imprevistos», cuando son cosas totalmente previsibles (como que un camión pierda parte de su carga).
No puedo prever que se me caiga la estación espacial en la cabeza, o que una central nuclear explote mientras estoy pasando a su lado (ambas cosas bastante improbables)… pero sí puedo prever un montón de posibles incidentes que es relativamente frecuente que ocurran (reventones, obstáculos en la calzada, bichejos que se cuelan por las vallas de la autopista, conductores que hacen cualquier barbaridad, etc. etc.).
Si decidimos que el tiempo es más valioso, y que podemos ir más rápido… entonces perdemos gran parte del margen de seguridad e imposibilitamos gran parte de esa previsión.
(a un amigo mío, a 100, se le reventó el buje de la rueda por incompetencia de un mecánico en plena recta, y la rueda delantera derecha, de golpe, se puso a través… como se quedó bloqueada, el ABS le impedía frenar con las otras 3… ¿como resuelves eso a 140… a parte de rezando dos padrenuestros y un avemaría?).
En las encuestas, los conductores españoles manifiestan sistematicamente un elevado concepto de si mismos y uno muy malo de los demas.
Cachondeo asegurado a la hora de consolidar resultados. Somos muy buenos y muy malos a la vez.
No me lo creia, pero ahora si.
#13 Y se olvida del miedo a las sanciones. Precaución inoculada a base de palo y tentetieso.
Y si el palet se te cae encima justo en el momento de adelantar al camión? Cómo preves eso?
Por otra parte si a mas velocidad hay mas peligro, porque 120? Porque no 80? O 40? Hay alguna razón o es simplemente un limite arbritario?
(Lo digo con un punto de sarcasmo, pero también desde el desconocimiento).
Es relativamente fácil que se le caiga parte de la carga a un camión. Es menos probable que se caiga justo mientras estás pasando al lado. Además, la carga no se suele «desparramar» alrededor del camión, sino hacia atrás.
En cualquier caso, también se prevé una maniobra incorrecta del camionero. Para eso, adelanta dejando la mayor distancia lateral posible (pero también la mayor distancia lateral con el arcén contrario), y adelanta lo más rápido posible (ve despacio, pero cuando adelantes, pega un buen acelerón).
Sobre 120 o no… no es un límite arbitrario. Hay varios estudios que indican que ahí es donde hay un cierto equilibrio entre seguridad, eficiencia energética y eficiencia del propio transporte (en cuanto a tiempo).
En cualquier caso, yo creo que mi vida, la de mi mujer, y la de mi hijo, tienen una vida superior a la media (sí, yo lo creo porque a mí me da la gana, qué pasa).
Por lo tanto, yo me pongo un margen de seguridad superior al de la media… y yo circulo a una velocidad ligeramente inferior a la media.
Sí… media hora, una hora, dos horas de mi tiempo también tienen valor… pero despreciable frente al incremento del margen de seguridad entre ir a 120, e ir a 90-100.
Ir a 40 ya no valdría la pena, porque ese «margen de seguridad» no crece de forma lineal (de 160 a 120, aumenta la seguridad más que de 120 a 80, y éste más que de 80 a 40).
Y a 40, entrarías en otros riesgos, por ser una velocidad demasiado diferente de la media.
Vamos, yo procuro ir a una velocidad tal que pueda frenar dentro de lo que alcanza mi visión, teniendo en cuenta que esta distancia no es aquella que me permite distinguir un camión, o un portaaviones… sino la que me permite distinguir que el firme tiene desperfectos, etc.
Vamos, no voy con un cronómetro, ni con un metro, ni obsesionado hasta lo enfermizo… Sencillamente, procuro incrementar mi margen de seguridad. Y si para eso tengo que ir a una velocidad inferior a la media, pues voy.
Sencillamente, a mí me merece la pena «firmar un seguro», a cambio de 2 horas de mis vacaciones, o de 15 minutos de mi día a día.
(donde he puesto «vida superior a la media», quería decir «valor superior a la media»… y no es que yo lo crea o lo deje de creer… es que es el valor que yo le doy; a mi si uno decide ir con su familia a 180, pues allá él con la seguridad de los suyos… para mí es prioritaria la seguridad de los míos).
Caser, tinc un problema
http://www.youtube.com/watch?v=jkyiqVnyCp4
Oiga, emprendeitor. Yo le propongo, si tan preocupado está por ese asunto de la seguridad que invirtiese en cursos de perfeccionamiento. Partiendo del aforismo de que quien puede lo más puede lo menos, si aprende usted a ser seguro y a dominar el coche a una velocidad muy superior al límite, podría usted ir, mucho más seguro, a la velocidad marcada por la legislación.
Usted mismo se reconoce incompetente, haga el favor de invertir en su seguridad y la nuestra y fórmese un poco.
JM
Creo que no hay que obligar a nadie a ir a 120, cada cual tiene su ritmo; siempre y cuando se circule con un mínimo de velocidad y no se entorpezca innecesariamente a los demás; a fulanito le gusta ir disfrutando del paisaje, a menganito ir mirando por el rabillo del ojo el indicador del consumo y a sutanito ir a 130, sabiendo que podría ir 20 o 30 km/h más rápido perfectamente, sin estresarse lo más mínimo, pero es consciente que no circula sólo y que casi siempre hay bastante más tráfico de lo deseable.
Sobre el tema de la prisa creo que hoy en día, en mi opinión, no tiene mucho sentido dado el amplio abanico existente en medios de transporte y comunicación: en trayectos cortos de hasta 200 km por ejemplo uno se puede ahorrar unos minutos, no más. Y para trayectos más largos está el avión.
Por cierto emprendeitor, con todo el cariño, tu «superioridad moral» me cansa un poco.
Al respecto del último párrafo, recuerdo una ocasión en la que un miembro de la Benemérita me dio el alto por adelantar a dos vehículos en una zona en la que estaba permitida tal maniobra y sin rebasar el límite de velocidad ni ignorar las distancias de seguridad. Vamos, que hice un adelantamiento cojonudo. Mi pecado fue llevar un coche ruidoso, subirlo mucho de vueltas (más ruido aún) y haber conseguido superar una cola de 20 coches tras 10 kilómetros de circulación lenta (tirando a muuuuy lenta).
No se pueden imaginar mi cara cuando veo cómo, uno a uno, todos los coches que había conseguido adelantar pasaban por delante de las narices a paso burrilento mientras le preguntaba al GC porqué me mandó parar. Su única respuesta: «ha apurado bastante el adelantamiento». Coño, claro, hasta el rabo todo es toro y si no vienen coches de frente ni hay situación de peligro, aprovecho cada metro de la brevísima zona en la que se puede adelantar. Pues no lo entendía. 10 minutos perdidos y mucho gasoil gastado para ná.
Y trayendo a colación el contenido general de la entrada, hay gente que no comprende la diferencia entre tener prisa y no querer echar toda la vida en la carretera. Es algo especialmente sangrante para mi, pues vivo en una zona con carreteras en las que es muy difícil adelantar si no preparas los adelantamientos y en la que, no sé porqué motivo, a la gente le encanta circular un 40% por debajo de la velocidad máxima permitida; así, en genérico. Cuando recorrer un tramo de 25 km con un único semáforo y 4 rotondas requiere 58 minutos, algo falla. Y a la gente le da igual que la cola detrás suya sea de 20 o 30 coches, no colaboran en nada para hacer más fluido el tráfico. No digo que haya que echarlos de la carretera (conducen legalmente, aunque generalmente distraídos mirando el paisaje) pero, por favor, tengan un poquito de consideración hacia los demás…
Conducir con prisa es malo porque es difícil no ir pensando en el motivo de la prisa.
Y lo de siempre, de las limitaciones. Pues hombre, se supone que los que andamos por aquí estamos interesados en el automóvil, y seguro que muchos conducimos de forma superior a la media. Pero en la carretera vamos todos, ¿se imaginan a los domingueros circulando a 150 km/h? ¿Y a todos esos que no respetan la distancia de seguridad? ¿Y a todos esos que creen que el coche se estropea al utilizar la palanca de los intermitentes? ¿Y a todos esos que adelantan en 5ª desde 70 km/h? ¿En serio creen que tenemos educación vial como para subir los límites?
Yo en la carretera, cuanto menos tiempo pierda, mejor. Esa es mi filosofía. Y no aguanto al lento de las narices que va escuchando la radio sin poner atención en la carretera, o aquel que va viendo como se cruzan los cuervos en las fincas adyacentes, o el que habla por teléfono y cruza el coche de un carril a otro,….etc., etc.
Me pone nervioso la gente que goza como tiene detrás una pila de coches y se va sonriendo mientras mira por el retrovisor. Y como no lo aguanto, pues eso, a meter el acelerador hasta el gargantín.
Las prisas pueden ser justificadas pero en mi caso la prisa es justificada si o si. Estoy harto del sinsorgo dominguero que no sabe a donde va; al descerebrado que va despacio en zonas que no se puede adelantar y cuando llega una recta y no hay coches de frente, empieza a acelerar; al incosciente y cerebro de mosquito que va lento y cuando le vas a adelantar empieza a acelerar (los viej@s son l@s peores).
Cuando uno a ciertas velocidades se duerme, la prisa termina siendo su ángel de la guarda.
Cuando uno tiene unos cuantos kilómetros en el culo y está harto de tanto mamandurria suelto, la prisa termina siendo la normalidad. Mejor dicho, la circulación ágil y efectiva.
No pretendo tener superioridad moral. Y creo que casi todo el mundo aquí la aplica.
Desde el que habla de forma despectiva sobre los que van despacio, hasta los que se creen mejores conductores.
No me considero mal conductor. De hecho, como el 90% de los conductores, soy mejor conductor que la media.
No conduzco con miedo. Creo que soy un conductor hábil. He circulado muchas veces por carreteras secundarias haciendo el cafre, apurando curvas, haciendo chirriar las 4 ruedas… Sencillamente, con el tiempo y los km, me he vuelto más prudente. Y considero más prudente prever las situaciones peligrosas, que estar preparado para afrontar imprevistos (eso me ha salvado de varios accidentes).
Lo que no me gusta es esa misma superioridad moral del que cree falsamente que limitar la forma de circular por la vía pública es un ataque a la libertad.
A mí me gusta circular despacio. Por debajo del límite. Aprox. entre un 10% y un 20% por debajo.
Voy por mi derecha. El que quiera adelantar, que adelante. Si es una carretera en la que no se puede adelantar… pues se siente. Haber salido antes.
Es que no se trata de superioridad moral, se trata de gente que se pega al coche de delante en una caravana a baja velocidad. ¿Qué hago, adelanto 8 coches a la vez? ¿Fuerzo la reincorporación al carril dando un golpe con el parachoques a su aleta? Es que es acojonante, en muchas ocasiones no puedo adelantar auténticos incompetentes volantísticos en cadena porque se pegan unos a otros sin respetar ni la distancia de seguridad, ya no hablemos de facilitar un adelantamiento al prójimo…
Y encima si adelantas a cuchillo (por no tener distancia entre coches), se enfadan, pitan (accionan el claxon o bocina), gesticulan con las manos. A veces me pregunto por qué son tan infelices.
Son más majos!
Si hay caravana, pues te tragas la caravana.
Son bastante insolidarios aquellos que, yendo en circulación densa, van aprovechando para colarse en la distancia de seguridad de los coches que le preceden.
Pero pedazo animal… ¿no ves que esa caravana llega desde aquí a Sebastopol? ¿no ves que adelantando, estás obligando a frenar al que ha sido adelantado, porque te metes en su distancia de seguridad? ¿no ves que estás aumentando el efecto acordeón, y por lo tanto, estás provocando que hacia atrás se cree más atasco?.
Si hay tráfico denso y todos van en fila a 80… todos avanzan a la misma velocidad.
Si tú decides que adelantas a uno, otro y otro… obligas a que el que va delante, frene en tu reincorporación al carril, y se ponga a 60 un momento, para luego volver a 80.
El de detrás suyo, suele frenar un poco más, y se pone a 55.
El de detrás de éste, frena un poquito más.
Así de forma decreciente, hasta que 10 coches más atrás… hay un coche que se ha tenido que parar.
Tu actitud insolidaria de adelantar en atasco, o en tráfico muy denso (da casi lo mismo) lo que consigue es hacer más grande el atasco. Tú llegas 2 minutos antes… y el resto tardan 10 minutos más.
Eres un tipo muy majo. Muy considerado con el resto de conductores.
Es verdad. Y ademas, el que suele adelantar a uno que no se quita del carril izquierdo ni asi le ofrezcan la presidencia vacante de Apple, suele pegar a los niños, y dice palabrotas. Y le huele el aliento. Que horror, que gentuza. Que listos son los que se hacen fuertes en el carril izquierdo bajo el aforismo de «el carril izquierdo mi fortaleza mi escudo» y no se mueven de el en 500 kilometros.
Emprendeitor, creo que el comentario 29 hace referencia a cuando en una nacional hay un camión circulando a 75 km/h y detrás se apelotonan tres coches sin respetar la distancia de seguridad e impidiendo la maniobra de adelantamiento que en muchas ocasiones se puede realizar prudentyementea, pero que muchos conductores temen y, como es lógico, no ejecutan, pero insolidariamente impiden a otros conducir dentro de la legalidad y de la prudencia, sometiéndolos a su temor e impericia.
Intuyo su respuesta: es mejor ir despacio, siempre, siempre, siempre, etc……
No hablo de caravana.
Me refiero a la situación descrita despues.
Si hay caravana es otra cosa.
Claro que si no somos capaces de ver dónde se puede adelantar SIN PELIGRO PARA NADIE pues lo que debemos hacer es ir tras el vehículo lento indefinidamente…provocando nuestra añorada caravana. Es además muy recomendable ir asomando el morro como si fueramos a delantar, pero sin llegar a hacerlo jamás.
Meterse «en su distancia de seguridad».
Hay que ver lo que nos gusta la demagogia.
@31 Lo de la presidencia de Apple me ha gustado.
Apláudole.
EJ (nº 32): entonces sí que estoy de acuerdo.
No es que sea despacio ir siempre siempre, y un conductor lentorro no tiene porqué ser buen conductor, ni mucho menos, y a veces es un capullo integral que quiere que por webs todos vayan lentos.
Pero ese no es mi caso,¿eh?, que yo voy despacico por filosofía. Joer, ¿a qué tantas prisas?.
Si al final, por mucho que corras, te va a pillar igual la Parca… pues mejor tomarse la vida con tranquilidad, ¿no?
Joder como estamos… mi frase de «no es que sea despacio ir siempre siempre», es de 4º de criptografía, por lo menos.
Quería decir «no es que sea mejor ir siempre despacio».
@34 Porque correr o ir deprisa no puede tomarse con tranquilidad?
@37 ahí es nada..
Porque para correr con tranquilidad hay que saber.
#32:
¿Por qué supone que el comentario #29 hablaba de esa situación del camión que va a 75km/h? Me parece un comentario genérico, por lo que yo entiendo (y opino) igual que emprendeitor. Pero es que incluso es un comentario de respuesta a otro, el #28, que habla de adelantar a ocho coches.
@37 No estoy deacuerdo que saber sea una condición sine qua non para poder ir deprisa con tranquilidad. Además, que es saber? Y cómo lo medimos? Cada uno puede ir rápido dentro de sus posibilidades y así saber aunque el nivel de habilidad sea diferente.
Asismismo se puede «saber» y correr sin tranquilidad (o con agresividad). Yo creo que todo el mundo dentros de sus posibilidades puede conducir con tranquilidad independientemente de si se circula deprisa o despacio. Es decir, que no por ir lento se va más relajado y viceversa.
En mi caso personal voy mas relajado cuando circulo por encima de la media de velocidad de la vía por la que circulo (sobretodo en autovías y autpoistas) porque me siento más en control de la situación, no de mi vehículo sino de lo que está sucediendo a mi alrededor.
Tengo la sensación de que el comentario 33 no se ve.
Saber no es imprescindible, claro que no.
Cuando se conduce a una velocidad superior a la media de la via, se obtiene la sensación de «estar limpiando tu camino» y como consecuencia te sientes más seguro ( y en mi opinión lo estàs)., porque limitas la influencia de los demás en tu devenir.
Ahora, si ir por encima de la media supone sobrepasar el nivel de tus facultades (umbral) y esto conlleva un estrés inasumible, el resultado no va a ser el pretendido y eso Vd. lo sabe.
Esto es saber.
Saber conducir y saber (conocer) tus posibilidades.
Podemos equivocarnos, coño pues claro.
Ahora habrá quien diga que ir a 300 es ir a una velocidad superior a la media de la via…no es ese el espíritu de lo que decimos creo.
@40 Estoy bastante de acuerdo en todo. Y además puedo ver otro «fallo» en mi plan que es que no todo el mundo puede ir por encima de la media, puesto que la media iría subiendo y entrariamos en un bucle (hasta que alcanzaramos las velocidades maximas de nuestros coches…)
De todas formas insisto en que se puede ir deprisa con tranquilidad y relajado. O quizá deprisa no es la palabra correcta. Quizá sería mejor decir «no-lento».
Desde mi punto de vista, el debate no es «conductor con prisas» vs. «conductor lento». El debate es (o debería ser) «conductor competitivo» vs. «conductor colaborador» (o solidario, o empático, o cómo rábanos lo quieran llamar ustedes).
Un conductor competitivo, vaya despacio o deprisa, entiende que compite por el espacio con los demás conductores y se siente «agredido» por su velocidad, actitud y rumbo. Un conductor consciente (hale, otra variante más) mantiene su velocidad (sea esta superior o no a la que dicte la norma, su experiencia o el sentido común) pero hace todo lo posible por facilitar la circulación a los demás. (Lo que termina, por ende, por facilitar la suya propia)
Un ejemplo: yo suelo circular entre un 10 y 20% por encima de los límites legales en autovía pero, si veo que voy a alcanzar a un conductor que, circulando levemente más lento que yo, va a alcanzar a un vehículo pesado (y que va ostensiblemente más lento que ambos), bajo la velocidad lo suficiente como para que él pueda adelantar al camión sin tener que frenar y espero (a una distancia de seguridad razonable) a que termine la maniobra. Si, por el contrario, entiendo que es más seguro, acelerar, lo hago, con decisión pero siempre asegurándome de que el otro entienda la maniobra y pueda circular de forma fluída. Un conductor competitivo -no necesariamente competente- lo que hace es cambiarse de carril sin cambiar de velocidad y enfadarse si el otro pone el intermitente y/o hace la maniobra (incorrecta, ojo) de cambiar de carril obligándole a frenar bruscamente.
Conducir de esta forma permite, además de evitar accidentes, evitar brusquedades al volante y que los ocupantes no sepan si circulan a 110 o a 150 km/h.
Evidentemente, en vías de doble sentido, si alguien me alcanza, me sitúo allí donde el otro pueda tener mejor visibilidad del carril contrario y, desde luego, una vez iniciado su adelantamiento le ayudo en la forma que considere oportuna. (Levantando levemente el pie, etc.)
El ejemplo extremo de esto son las «cremalleras» en los estrechamientos por pérdidas de un carril en vías de varios carriles. Lo ideal es ir dejando pasar a los conductores que han quedado en el carril que «muere» sin grandes variaciones de velocidad. Sin embargo, el conductor competitivo en el carril que sigue, intenta hacer cosas como cerrar al vehículo que viene por el carril que «muere». ¿Por qué? ¿Qué gana ese conductor evitando que el otro se cambie?
Ojo, hay conductores lentos terriblemente competitivos y conductores rápidos nada competitivos. No tiene nada que ver la competición con la velocidad, como ya le pasaba a cierto derivado del cerdo, basto pero suculento rodeado de garbanzos y cocido. 🙂
Saludos
Competitivo, no excluye solidario.
Niego la mayor.
Suele ser más bien al contrario.
Al negado que le cuesta ganar una posición no la cede así le den la presidencia de Appel (ja,ja,ja,) cito y pido perdón.
El competitivo disfruta conduciendo, ninguna situación es un problema por eso siempre va de buen humor al volante, a «su volante».
Otra cosa es el perfecto idiota, que cuando se baja del coche lo sigue siendo.
De todas formas es Vd. extraordinariamente bien educado y siempre encontrará la forma de facilitarle al vecino la vida, con o sin coche por medio.
Esto a la larga redundará en su propio beneficio.
Enhorabuena.
@27 emprendeitor «No me considero mal conductor. De hecho, como el 90% de los conductores, soy mejor conductor que la media.
No conduzco con miedo. Creo que soy un conductor hábil. He circulado muchas veces por carreteras secundarias haciendo el cafre, apurando curvas, haciendo chirriar las 4 ruedas… Sencillamente, con el tiempo y los km, me he vuelto más prudente. Y considero más prudente prever las situaciones peligrosas, que estar preparado para afrontar imprevistos (eso me ha salvado de varios accidentes).»
¿Menos experimentado,en carreteras secundarias y hacía el cafre,apuraba curvas,hacía chirriar las 4 ruedas????????? Ahí ocurren muchos accidentes,para correr así al circuito nunca en carretera abierta
¿Más experimentado,mejores carreteras,probablemente vehículo más moderno y seguro y va por debajo de los límites legales???????? ¿150 es correr o ir deprisa en autopista??????????
¿Dr.Jeckill?¿Mr.Hyde?
Ir a velocidades a las que mayoría de vehículos,incluso camiones y autobuses le adelantarán ¿Ese es su concepto de ir seguro?¿No estorba al resto???????????
Punto final,no deseo aburrir a los lectores.
Emprendeitor.
Como se le ocurre decir estas barbaridades en un blog de coches.
Expresar felicidad circulando a velocidades por debajo de las legales es ofensivo.
Rozando la obscenidad.
Insisto lo que he dicho muchas veces. En las autopistas barcelonesas se conduce diferente que en las madrileñas.
Alrededor de Barcelona, somos muchos los que circulamos a menos de 100 km/h.
A mí cada día me suele adelantar uno o dos camiones por la autopista. Autobuses, muchos más.
Pero voy todo contento con mis más de 20 km/litro (menos de 5 litros a los 100) de promedio, incluyendo atascos, semáforos y circulación caótica por ciudad.
Yo disfruto así. Catalán que es uno.
En l’AP-7 no se circula a 100.
No fotem home.
A ver, yo solté el #28.
Con mis preguntas «¿Qué hago, adelanto 8 coches a la vez? ¿Fuerzo la reincorporación al carril dando un golpe con el parachoques a su aleta?» me refería a situaciones de circulación desesperantemente lenta, en rectas en las que físicamente se podría adelantar a 8 coches uno a uno pero que no se puede pasar ni al primero ni al segundo porque circulan a una distancia ridícula entre sí, esperando no sé lo qué.
Si la caravana llega a Sebastopol, evidentemente que me la trago. Ahora bien, no me gusta tragarme una caravana que va detrás un vehículo lento (¿ha oído hablar de los mierdacoches que, obligados a circular por el arcén si pueden, lo hacen por el medio del carril? Por aquí se da mucho y no pasan de 40 subiendo en zonas de 100) cuando, con un mínimo minimísimo de habilidad al volante (mirar por el retrovisor, poner intermitente, bajar marcha, ferro a fondo…) se solventaría la situación sin ningún riesgo. Pero claro, adelantar es algo superrequetepeligrosísimodelamuertequetecagasporlabragas. Al menos, en ciertas zonas y en ciertos grupos de edad.
Mire, emprendeitor, se lo voy a poner fácil: una persona tiene el perfecto derecho a asir la barra vertical situada justo ante la puerta del metro o del bus pero, por deferencia y educación, va ocupando los lugares vacíos y dejando paso a la gente que sube más tarde. ¿Qué le diría usted a un hombre de 200 kg, que obstaculiza una puerta, si no le deja pasar? ¿Apártese, por favor?
Yo no pido ni siquiera que me faciliten el adelantamiento (orillar hacia el arcén para mejorar la visibilidad, dar un toque de intermitente, etc.), sólo pido que, por deferencia a los demás usuarios, dejen pasar a los que sí desean adelantar (siempre y cuando se realice cumpriendos los evidentes preceptos legales) y colaboren para conseguir una circulación más fluido.
¿ES TANTO PEDIR???????????»’
Uno puede estar acostumbrado a circular a velociades más altas de lo normal y ser educado con los demás conductores y peatones. De hecho, el estar acostumbrado a ir deprisa y hacerlo por rutina posibilita estar mejor preparado a imprevistos que puedan aparecer in situ. Uno que trabaje en jornadas de trabajo de día y de noche no termina de acostumbrarse hasta que pasan unos días. El cuerpo lo resiente. Lo mismo al conducir. El que conduce a una velocidad baja, no le pidas reaccionar igual que uno que lleva kilómetros llevando ritmos más altos, porque las distancias no son las mismas, porque las reacciones de los demás conductores no son los mismos, porque las decisiones se toman diferente y porque cuando uno va deprisa, lo normal es que no tengas a nadie detrás y esto te crea una situación de relax y de «despreocupación» de la circulación trasera.
Hay conductores que son lentos y les molestan que les adelanten. También hay conductores rápidos que les molesten que les adelanten. Aquí ya entramos en conductores sin educación, porque buscarán la manera de no dejar adelantar y crear una situación de peligro. Y de estos hay muchos.
No sé si será normal, pero yo no puedo circular a 100-120 Km/h. constantemente por una autovía porque me duermo. No digo ya 90 Km/h. Creo que a estas velocidades puedo tener un 80% más de posibilidades de tener un accidente o crearlo. Por eso, me siento más despierto, más vivo, más enérgico circulando a mayores velocidades. Se me hace menos monótono. Y siempre respetando a los demás conductores. Ir con prisas no es lo mismo que ir deprisa. Ir con prisas puede generar estrés, mal humor y mala sangre si tienes algún zoquete por medio tocando las pelotas. Ir deprisa es no tener prisa pero ir a mayor ritmo del normal (vamos, frase de pargulitos).
@43 estamos de acuerdo. De hecho, a mayor falta de habilidad, mayor agresividad. Agresividad defensiva sí pero igual de peligrosa que la otra. Eso nunca seria un conductor solidario sino claramente competitivo (que no competente, ojo, que es algo muy distinto). Por eso precisamente digo que existen conductores lentos solidarios, rápidos solidarios y plastas de alta y baja velocidad. No es solo educación es vocación de supervivencia; sin empatía, vamos de culo. Especialmente en el trafico 🙂
Saludos
En fin….
Don Arturo, aún recuerdo cuando escribió sobre este mismo tema hará como 10 o 12 años en Autovía, eso sí, sin extenderse tanto. ¡Ahora me arrepiento de haber tirado muchas de esas revistas!
En cualquier caso no acabo de estar deacuerdo con usted porque en mi opinión se trata simplementente de un mal uso del lenguaje, nada más.
Sáquense unas placas de Andorra y disfruten…