Este coche es lo que acostumbro a denominar como una “soberbia exageración”: soberbio, porque el coche lo es por su tecnología, comportamiento y prestaciones; y exageración, porque esas mismas tres cualidades se han llevado hasta un punto que, a mi modo de ver, resulta un tanto (o bastante) exagerado. Todo empieza por la propia definición del modelo que hace el fabricante, ya que lo califica como “the race car for the road” (el coche de carreras para la carretera). Una definición que es toda una declaración de intenciones, aunque no sea totalmente exacta en ninguno de los dos conceptos que maneja.
Porque el coche no llega a ser de carreras –aunque sin duda sería una buena base, si bien para una categoría que no existe (motor 2.0 turbo)- porque le sobran, como mínimo, unos 200 kilos de peso, debido al muy completo, por no decir suntuoso, equipamiento del que dispone. Pero a su vez, para carretera -donde sí encaja ese equipamiento-, le sobran prestaciones y radicalidad de comportamiento; al margen de una estética que a algunos nos puede parecer (y me incluyo) un poco exagerada, aunque sin duda hará las delicias de quienes disfrutan llamando la atención.
El caso es que más de 300 CV en un tracción delantera que sólo pesa (aunque sea demasiado para competición) tonelada y tercio, es algo que sólo se puede aprovechar en carretera (el habitat del coche según el fabricante) durante unos pocos segundos de forma continua, ya que en 4ª se pone a 180 km/h (potencia máxima) en un abrir y cerrar de ojos; velocidad que es monstruosamente ilegal en cualquier carretera convencional del mundo (en autopista hay excepciones). Y si es en autopista, los 214 km/h a los que llega en 5ª también con pasmosa facilidad, obligan a levantar un poco el pie en cuanto se pasa a 6ª, porque ir a más de 220 (aunque sea en una autobahn alemana) no es de lo más recomendable. Con 100 CV menos se puede ir a esa misma velocidad, aunque se tarden unos cuantos segundos más en alcanzarla.
Y por el contrario, el confort es obligatoriamente relativo, al menos si se quieren aprovechar semejantes prestaciones, que no cuadran bien con una suspensión confortable; sobre todo, cuando el diseño de la misma, y más con eje torsional atrás, sólo tiene una única posibilidad: dura sin contemplaciones. Al menos por lo que a muelles y estabilizadora delantera se refiere (atrás no la hay, pues el propio eje se encarga). Aunque sea adelantar acontecimientos, digamos que el hecho de que la amortiguación sea adaptativa de control electrónico no es un consuelo: sirve para pasar de dura a durísima, hasta el punto de que en el programa R se nota la diferencia entre asfalto liso y simplemente granulado (no bacheado), sobre el cual vibra ostensiblemente; en otras palabras, sólo sirve para circuito.
Pero lo suyo es presentar la ficha técnica, para a continuación dar el habitual repaso a sus aspectos más interesantes, y luego entrar en el comentario de comportamiento, consumos y comparaciones:
Ficha técnica: Honda Civic Type-R GT 2.0 Turbo a/m 2016MOTOR CICLO POSICIÓN ESTRUCTURA COTAS ALIMENTACIÓN DISTRIBUCIÓN RENDIMIENTO TRANSMISIÓN DISPOSICIÓN EMBRAGUE CAMBIO CONTROLES GRUPO RELACIONES ● DESARROLLO FINAL (km/h a 1.000 rpm) BASTIDOR SUSPENSIÓN DIRECCIÓN FRENOS CONTROLES RUEDAS CARROCERÍA TIPO COTAS PESO CAPACIDADES AERODINÁMICA PRESTACIONES DINÁMICAS CONSUMO EMISIONES |
En el motor no encontramos nada revolucionario -ya que la tecnología actual del ciclo Otto casi lo es en su totalidad-, pero sí unos cuantos detalles de los que marcan la diferencia, aunque sea pequeña. La definición que vemos en la ficha es, con mínimas variaciones, la ya habitual en motores de este nivel de rendimiento: inyección directa, turbo, 16 válvulas, variadores de fase en ambos árboles de levas, e incluso chorros de aceite al fondo de los pistones. Donde ya hay algo especial es en la 3ª leva de escape, que modifica la alzada para mejorar el llenado a bajo régimen. Y en los pistones –que no son forjados, sino fundidos- hay un detalle que se conjuga con el chorro de aceite: llevan un canal perimetral en su cabeza, por el que circula el aceite lanzado hacia él, para refrigerarlo en el interior de su masa, y no sólo en la superficie interna.
Así pues, es la acción simultánea y combinada de la sofisticada distribución, de un buen intercooler y de la inyección directa la que permite alcanzar ese magnífico rendimiento de 155 CV/litro y de 20,4 m.kg/litro. Un rendimiento que, no obstante, no supone un récord entre los coches más radicales que llevamos probados; aunque sí lo es en valores absolutos, ya que el motor es un 2.0. Pero el 1.6 del Peugeot 308 GTi by P.S. (con 272 CV y 33,7 m.kg) rinde 170 CV/l y 21,1 m.kg/l, siendo el más “apretado” que hemos manejado hasta la fecha para este blog. Un factor determinante de todos estos rendimientos es la presión absoluta de soplado, que se sitúa en las siguientes cifras: en el León Cupra 2.0-TSI de 280 CV, 2,10 bar; en el Type-R 2,45 bar; y en el 308 GTi 1.6, 2,50 bar.
Volviendo al Type-R, la “meseta” de par máximo constante permite disponer de 143 CV a sólo 2.500 rpm, y nada menos que de 257 CV a 4.500 rpm, un régimen que se puede considerar “turístico”, y al que se va en 6ª a un soplo menos de 190 km/h. Velocidad esta última que un Civic alcanza con 100/105 CV; lo cual indica la enorme reserva de potencia que tiene el Type-R en su marcha más larga. Y pasando a hablar de capacidad de aceleración pura, si a dicha respetable velocidad reducimos una marcha, nos encontramos a 5.600 rpm en 5ª, con unos 290/295 CV bajo el pie. Cuando decía al inicio lo de “soberbia exageración”, no era hablar por hablar.
El planteamiento del coche es muy serio en todos los sentidos, dando por bueno el hecho de partir de la base de una carrocería de cuidado diseño pero de cuatro puertas, que no acaba de encajar con el perfil del Type-R. Pero estampar todo el lateral de la carrocería para convertirlo en un “dos puertas” supondría un gasto desmesurado para una versión del Civic de producción muy limitada: nuestra unidad de pruebas llevaba una plaquita con el guarismo “00917”. Aunque dudo mucho que se lleguen a fabricar las 99.999 unidades que cabría esperar de esos posibles cinco dígitos; supongo que ni la décima parte, y ya está bien.
Pasando a la transmisión, ésta lleva un desarrollo final exactamente neutro: 273 km/h a potencia máxima en 6ª. Acortarlo para darle todavía más nervio –perjudicando el consumo- hubiese sido totalmente innecesario; y tampoco hace falta alargarlo perjudicando las recuperaciones, puesto que 42 km/h es una cifra más que desahogada en un motor con enorme facilidad para subir de vueltas con total garantía mecánica, y mantener cruceros altísimos (200 km/h a 4.750 rpm) sin el menor problema. Incluso, pensando en usuarios de los que se meten de vez en cuando a dar vueltas en un circuito, se ha provisto al cambio de un radiador de aceite; refinamiento del que disfrutan muy pocos coches que no sean versiones o preparaciones para competición.
Los datos de la dirección inducen a error, salvo que se fije uno en el diámetro de giro (12 metros); la relación de 14:1 es bastante rápida, pero sólo tiene dos vueltas y cuarto de giro de volante. Y ello se debe a que las ruedas giran poco, ya que su generosa sección (235) no lo permite. Y eso que la carrocería Civic está artificialmente ensanchada -sobre todo en el tren delantero- mediante unos aparatosos aletines, a fin de conseguir esa vía de 161 cm que le confiere la estabilidad buscada. Y de ahí viene esa hipertrofiada anchura de 1,88 metros, medida en el tren delantero; pero la vía trasera se queda en 153 cm. El Type-R (como el Citroën DS-19 de hace décadas) tiene estructura de cangrejo con grandes pinzas. Por otra parte la dirección es una más de las que adoptan la tecnología Dual Pinion.
En cuanto al diseño del tren delantero –y esta es una de las razones del ensanchamiento de vía- es un MacPherson con mangueta desacoplada, en el que el eje de giro de rueda, buje y mangueta no es el vástago del amortiguador, sino que ambos son independientes. De este modo se puede dar más avance (para mayor estabilidad direccional) sin que la dirección se endurezca; y al acelerar en curva, el volante tiene 55% menos de reacción tendente a enderezarlo debida al par, ya que la distancia transversal de la prolongación del eje de giro de la rueda queda muy próxima al centro de la huella de contacto del neumático con el pavimento. Otro detalle más no exclusivo, pero de los que contribuyen a marcar diferencias. Del mismo modo que lo que la mayoría denominan como Vectoring Control, en Honda lo llaman Agile Handling Assist; pero sigue siendo lo mismo: frenar las ruedas interiores en caso de maniobra muy brusca con fuerte apoyo.
También los frenos son de mucho respeto, aunque de nuevo el Peugeot 308 GTi by P.S. vuelve a marcar un “plus” de radicalidad; pues si bien las medidas de neumático y de anchura de llanta son idénticas para ambos, así como las pinzas Brembo de cuatro pistones, el 308 lleva discos nada menos que 30 mm más grandes (380 frente a 350 en el Type-R), y por si fuese poco, con montaje flotante, sobre bujes de aluminio. Por el contrario, el Honda lleva discos traseros mucho mayores, ya que los del Peugeot son de 268 mm.
Y siguiendo con la herencia de la peculiar carrocería del Civic (que a muchos puristas de la marca no les acaba de gustar), tenemos un maletero de medio metro cúbico, pero un depósito de combustible de sólo 52 litros reales de capacidad, un tanto escasa para un coche estas prestaciones. Por otra parte, la habitabilidad se ha reducido de cinco a cuatro ocupantes, y la banqueta del asiento posterior, ahora corrida, ya no se levanta para conseguir un cómodo espacio de carga entre asientos. En la zona delantera, los asientos específicos van situados más bajos, y también se ha modificado la posición del volante, por lo que la postura de conducción es ergonómica. Y para ser un coche tan deportivo, la distancia libre al suelo de 118 mm con el conductor a bordo se puede considerar como francamente buena.
Respecto a la aerodinámica no hay manera de conseguir el dato del Cx, pero sí se comunica que el efecto de elevación con la velocidad es nulo; lo cual no está nada mal. Claro que para eso lleva un vistoso difusor inferior y un no menos aparatoso doble alerón posterior, que si bien no molesta prácticamente nada al utilizar el retrovisor interior, llama la atención de un modo incluso un tanto excesivo, al menos para quienes preferimos pasar un poco más inadvertidos.
De este Type-R existen dos niveles de acabado, de los que el más equipado (como nuestra unidad de pruebas) se denomina GT y cuesta 2.500 euros suplementarios, que no parece un exceso habida cuenta de que incluye reparto bi-zona en el climatizador, navegador Garmin, ocho altavoces en el equipo de audio, retrovisores plegables eléctricamente y ayudas tales como avisadores de cambio de carril, de ángulo muerto y de tráfico transversal en la maniobra de marcha atrás, además de sensor trasero de aparcamiento.
Otro componente, presente en ambas versiones y al que ya hemos hecho referencia, es el programa R: hace más deportiva la respuesta al pedal del acelerador, y lo mismo con la gestión, incrementando la curva de par en bajo y medio régimen, quita asistencia a la dirección y aumenta un 30% el tarado de la amortiguación, amén de pasar a rojo intenso la iluminación del cuadro de instrumentos. Estas dos últimas variaciones son incompatibles con una utilización agradable: la una por la pérdida de confort, y la otra, por la agresión óptica que supone para la retina.
Y antes de pasar al tema del comportamiento y el consumo, creo que vale la pena puntualizar algunos aspectos más, comparativamente con coches de este tipo que ya se han probado más o menos recientemente; aunque se nos quedan fuera modelos de Focus, Astra y Mégane que no hemos tenido oportunidad de probar. A los citados Honda y Peugeot hay que añadir el Seat León Cupra de 280 CV; este último existe en cuatro puertas (como los otros dos) pero también en carrocería SC de dos puertas; y en ambos casos, con cambio tanto DSG como manual, siempre de seis marchas. Resulta curioso lo de las cuatro puertas; pero sin duda se debe a que las potencias que se están manejando (270 a 310 CV) resultan incompatibles con coches pequeños y ligeros como los del segmento B, y obligan a trabajar sobre berlinas del C.
Pues bien, entre los tres coches reseñados hay un evidente cúmulo de similitudes, pero también algunas diferencias interesantes. La primera ya la hemos señalado: el León Cupra ofrece dos variantes de carrocería, y otras tantas de transmisión. Sus cubicajes y potencias ya los hemos citado, pero no su par máximo: 33,7 m.kg a 1.900 rpm para el 308, 35,7 de 1.750 a 5,600 para el Cupra, y 40,8 para el Type-R. Como ya se dijo más arriba, el 1.6 de Peugeot es el que está más exprimido respecto a su cubicaje, y el León es el relativamente más tranquilo pero más elástico, pues su “meseta” de par máximo se extiende a lo largo de casi 4.000 rpm. En correspondencia con lo anterior, los desarrollos en 5ª/6ª se escalonan en una progresión lógica: 31,7/37,4 para el 308 (motor 1.6); 33,8/41,9 para el Type-R y 33,2/42,3 (cambio DSG) y 35,0/42,1 (manual) para el Cupra. El Civic y el 308 llevan autoblocante Torsen, y el Cupra, uno de tipo multidisco de control electrónico.
Por el momento se observa una tendencia en el sentido de que el Cupra presenta una imagen algo más dulcificada, mientras que el 308 compensa su menor cubicaje con un planteamiento más radical. En cuanto a suspensión, tenemos amortiguación variable en Cupra y Type-R, y de tipo fijo en el 308, siendo curiosamente bastante más suave que las de sus rivales en el tarado de los muelles. Curiosidad que se hace extensiva a la dirección, también más lenta (15,8:1) que sus rivales japonés e hispano/alemán, que están en el entorno de 14:1. En cambio, en frenos, de los que ya hemos hablado, y a pesar de ser el más ligero (1.250 kilos, frente a 1.320 para el Seat y 1.380 para el Honda), el Peugeot lleva los enormes de 380 mm que ya hemos citado, y el Cupra se conforma con 340 mm.
Como ya dijimos en su momento, el 308 GTi tiene un planteamiento de máxima prestación en línea recta (aceleración y frenada), y algo más burgués en cuanto a comportamiento (suspensión más suave y dirección más lenta y menos nerviosa). Por el contrario, el más radical en su conjunto es el Honda, mientras el Cupra presenta una imagen más uniforme pero algo menos exasperada, y con opciones de carrocería y transmisión. Algo que también se aprecia en las ruedas: los tres llevan el mismo neumático, pero el Cupra en llanta de garganta 8”, frente a las de 9” de 308 y Type-R, cuyo borde de la pestaña rebasa un par de milímetros por fuera de la goma, dando lugar que el menor toque con un bordillo roce y arañe el metal.
Del peso ya hemos hablado, y en cuanto a prestaciones, todo es para hablar en la barra del bar: tope autolimitado a 250 km/h en Cupra y 308, mientras que en aceleración 0-100 km/h el 308 (motor 1.6, no lo olvidemos) cede tres décimas (6,0 en vez de 5,7 segundos); lo dicho, hablar por hablar. En donde hay total similitud es en la muy básica cota de batalla: los tres están en el entorno (por arriba y debajo) de 2,60 metros, con una diferencia máxima de 23 mm entre los extremos. Y en longitud, Seat y Peugeot están en 4 metros y cuarto, mientras que el Civic se estira a casi 4,4 metros.
La cota de altura ya es más significativa, por cuanto que afecta a la sección frontal: va subiendo de 1,42 m en el Cupra a 1,45 en el 308, para rematar en 1,47 para el Civic. Por lo que en coincidencia con la anchura antes comentada, frente a los 1,8 metros de sus rivales, da lugar a que el Honda tenga una sección de 2,32 m2, frente a los 2,16 del Cupra y 2,22 del 308. Lo cual, si bien no afecta demasiado a la prestación disponible a las velocidades razonables de utilización (incluso las de estos coches), sí puede tener repercusiones en el consumo. Pero sólo tenemos datos de Cx del Cupra (0,31) y del 308 (0,30), pues en Honda, como ya dijimos, se guardan celosamente su dato. El producto S.Cx es 0,67 en el León y 0,66 en el 308.
Y finalmente, vamos con el contraste de homologaciones, en el habitual orden de urbano/extraurbano/combinado: 8,1/4,9/6,0 l/100 km para el 308; 8,2/5,4/6,4 para el Cupra; y 9,4/6,1/7,3 para el Type-R. El 308 se beneficia de la triple ventaja de su menor cubicaje, menor peso y mejor aerodinámica para salir triunfador (pese al desarrollo final más corto), mientras que al Civic le perjudica todo lo contrario, con el Cupra quedando, una vez más, en un promedio equilibrado. Con lo cual ya podemos pasar a enjuiciar el comportamiento del Civic, que es el coche del cual estamos tratando, básicamente.
El motor es, como era de esperar, excepcional: tira “redondo”, y ya con bastante fuerza, desde poco más de 1.000 rpm; y a menos de 1.500 ya se ha desencadenado. En el recorrido de economía a ritmo tranquilo pasa en 6ª prácticamente casi todo, puesto que a 55 km/h (cualquier curva que no sea horquilla) ya está a 1.300 rpm, con mucha fuerza. El sonido, con ser claramente deportivo, no es exagerado, y su música es agradable al oído del conductor deportivo; aunque no suene tan limpio como los Mazda MX-5 de admisión atmosférica, porque además del catalizador, el turbo supone otra interferencia en la línea de escape. Y luego está la molesta cuestión, típicamente japonesa, de que la mariposa del acelerador se queda un tanto abierta hasta que no se ha levantado el pie por completo del pedal. Si esto es un incordio al cambiar de marcha en un tranquilo Toyota, lo es mucho más en este motor, con equipo alternativo y rotativo aligerados.
El cambio es perfecto en todo, de los que invitan a manejarlo aunque no haga falta; y el embrague, muy suave y progresivo, lo cual no es pequeño mérito teniendo que gestionar un par de 40 m.kg. Respecto a los frenos, y dado su dimensionamiento, supongo que sería preciso tirarse a tumba abierta por el Puerto de Pajares (vertiente hacia el mar) para apreciar su resistencia al “fading”; en utilización no ya normal, sino exigente, son más que sobrados, lógicamente.
Y vamos con el manejo en curva, aspecto esencial en la personalidad de un deportivo de raza como es el Type-R. Con su equipo de ruedas y una suspensión muy firme (o firmísima en R), el límite de adherencia es evidentemente muy alto; pero entremos en cómo se manifiesta. Aquí tengo un par de objeciones, que por supuesto sólo se aprecian cuando se le aprietan las clavijas: tiende a subvirar, y transmite poco; y me explico. Respecto a lo primero, y puesto que Honda coincide con mi costumbre de poner dos décimas más de presión delante que detrás, utilicé 2,5/2,3 bar (que ya es un poco más de lo recomendado); pues bien, si en apoyo y dando gas lo justo para mantener la velocidad de paso por curva va como sobre railes, en cuanto se da algo más de gas (y el “algo” corresponde a un motor con 40 m.kg de par máximo), el morro tiende a irse hacia fuera, y hace falta tirar algo más de volante. Simplemente eso, y no pasa nada más; pero está ahí. Cosa que no ocurre en el 308, aun siendo más blando de suspensión; ni en el Cupra, que es un poco subvirador, pero constante y en todo momento.
Y en cuanto a las sensaciones, mi queja se debe a que el balanceo es casi nulo, lo cual elimina uno de los factores para enjuiciar el límite al que se aproxima uno al conducir en carretera. Como en un coche de competición, el Type-R hay que conducirlo, como se decía antes, “con el trasero”; lo que con los asientos de que dispone, se hace extensivo a toda la espalda. Es decir, hay que apreciar exclusivamente la fuerza centrífuga, y debido a la mangueta desacoplada del McPherson, apenas la reacción al volante. Me recuerda a un antiguo Citroën Xantia Activa, cuya suspensión Hidroactiva llevaba tres esferas por tren, y no balanceaba más que medio grado (o sea, prácticamente nada). Los cambios de apoyo son instantáneos enlazando curvas, pero en curva algo larga (en el tiempo, más que en distancia), hay que juzgar exclusivamente por el apoyo lateral.
Creo que gran parte de la “culpa” está en un eje torsional trasero tremendamente rígido, que no precisa de estabilizadora; lo que obliga, a su vez, a que la delantera también sea muy fuerte. Y prueba de ello es lo mal que le sienta al tren posterior cruzar sobre desigualdades asimétricas en la calzada, que se pisan antes con una rueda que con otra; pega una sacudida muy brusca. Todo lo contrario que otros ejes similares, anclados con demasiado suavidad al monocasco, que digieren muy mal las desigualdades longitudinales, como las que hay entre las placas de asfaltado.
Digamos, finalmente, que pese a la multiplicidad de proyectores, los faros no iluminan bien en curvas a derechas (no son de los que giran, evidentemente); conviene utilizar los antinieblas (cosa que no le gusta a la Guardia Civil), que ayudan bastante. En cuanto al manejo de la pantalla, requiere un cursillo; pero sin entrar en tanta complicación, lo que sí observé es que el ordenador de consumo miente como un bellaco, y por partida doble. El consumo real es exactamente un 11% más que el indicado (dos comprobaciones, uno por recorrido); y en cambio, al acabar el de ritmo más rápido, indicaba 10 km de autonomía entrando a la estación de servicio, cuando al repostar se comprobó que todavía quedaban casi 7 litros en el depósito. Reserva suficiente para poder cubrir entre 80 y 100 km, según el ritmo de marcha. Por supuesto, mejor esto que dar falsas esperanzas, y quedarse tirado faltando 10 km para la gasolinera.
Finalmente, un apunte respecto a la accesibilidad: según la altura relativa que el conductor guste de llevar entre asiento y volante, la maniobra de entrar y salir requiere habilidades acrobáticas y, en todo caso, no tener unos muslos demasiado adiposos (o con la musculatura de un levantador de pesas), porque no pasan entre el volante y las muy marcadas aletas laterales que tan bien te sujetan una vez instalado. A mí me gusta llevar el volante bastante bajo, lo reconozco (menos esfuerzo innecesario para los hombros); pero no paso de 60 kilos para 1,70 de estatura, y entraba y salía muy justito.
Y con ello, pasamos al último aspecto: los consumos. Aspecto que, en un coche como este (y los otros dos con los que lo venimos comparando) es relativamente baladí en sí mismo; pero significativo en cuanto a la excelencia tecnológica de que se presume. Si anda lo que anda, y lo hace consumiendo proporcionalmente poco, es porque la mecánica tiene un alto nivel de eficiencia; y esto siempre es bueno, encomiable y ecológico, al margen de estar de moda (y es una buena moda). Así que ahí van los datos:
Resultados del Honda Civic Type-R 310 CV en el circuito habitual:Ritmo económico NUEVO: Consumo: 7,32 l/100 km. Promedio: 97,5 km/h. A ritmo “interesante”: Consumo: 8,86 l/100 km. Promedio: 112,4 km/h. |
La obligada comparación la ceñiremos a los dos coches que venimos manejando desde un principio; no tiene sentido compararlos con otros vehículos, que incluso aunque sean bastante prestacionales, están en la zona de los 200 CV, o por debajo de dicha cifra. Simplemente, juegan en otra liga. Pues bien, el Type-R pasa el examen con una buena nota, a pesar de su mayor peso y generosa sección frontal. Los datos comparativos son estos: al ritmo económico nuevo sólo tenemos el dato del 308 GTi, que consumió un poquito más (7,38 l/100 km), tardando un minuto más (5h 11m, frente a las 5h 10m del Civic). Y en el recorrido interesante, el Type-R vuelve a triunfar, ya que los otros dos superan los 9 litros/100 km: 9,09 para el Peugeot, y 9,23 para el Cupra con cambio DSG. Las diferencias no son notables en ninguno de los casos, pero sí marcan una tendencia; y ésta es la de que a Honda se le dan mejor estos motores “apretados” pero de venta al público, que los de Fórmula-1 (al menos, de momento).
Resumiendo, y de forma nuevamente comparativa, repetiré un párrafo que venía al final de la prueba del 308 GTi: “tamaño compacto, magníficamente equipado, confortable de suspensión para mi gusto, apariencia bastante discreta, prestación exuberante cuando se quiera disponer de ella para acelerar o adelantar, y comportamiento más que sobrado para disfrutar de su conducción y “hacer manos” en una carretera adecuada.” Por comparación, el Type-R es mucho menos confortable de suspensión, mucho menos discreto de apariencia, y más radical pero más exigente en cuanto a comportamiento en conducción rápida. Por lo demás, similar en todo el resto. Y respecto al Cupra, viene a quedarse a medio camino entre ambos, sobre todo en suspensión; en cuanto a la apariencia, también es bastante discreto, sobre todo con cuatro puertas, que a mí (en contra de la personalidad del coche) es la que más me gusta, por la practicidad. Es algo menos ágil, con serlo mucho, pero ofrece una conducción muy relajada. Y tanto más con la posibilidad del DSG, para cuando uno no está de humor para hacer mucho ejercicio con el brazo derecho: colocas la palanca en D, y a tragar kilómetros. Finalmente, y para mucha gente, la elección entre los tres acabaría siendo por la estética, o por filias o fobias a las respectivas marcas.
P.D.: Una vez finiquitada y repasada la redacción de esta prueba, nos llega la noticia de que el nuevo Civic para 2017 va a traer, de serie y desde la versión 1.0 tricilíndrica, suspensión trasera multibrazo. ¡Y lo que tuve que discutir en Japón con sus técnicos, cuando cambiaron a torsional desde la ya independiente del Civic más antiguo, intentando convencerme de que la torsional era mejor en todos los aspectos! Para que te fíes de los orientales (y de los de aquí, ya que en eso de “donde dije digo, digo Diego” son tal para cual).
¿Me permiten que vuelva a decir eso de “me apunto otra”? Gracias.
Sencillamente excepcional. Gracias por transmitir sus sensaciones al resto de los mortales.
Un gran respeto siento por usted.
Respecto al menor tamaño de los frenos delanteros con relación al 308 (que cita en varias ocasiones) se me ocurren un par de razones:
– en parte tendrá que ver con la menor dureza de los muelles, dando lugar a una mayor transferencia de masas hacía el tren delantero. Aún así, llevando un motor tan ligero, esto no justificaría esa diferencia de más de 11cm entre los discos delanteros y traseros (algo díficil de ver, y un tanto extraño).
– y por otra parte tendrá que ver con esa falta de subviraje, que en un tracción delantera con tanta potencia sólo se consigue a base de avivar el tren trasero. Y de ahí que en un coche bastante ligero y con un tren trasero muy reactivo se busque que no tenga una frenada trasera demasiado potente, por lo que pueda pasar.
Respecto al subviraje del Civic, creo que en este coche es un error hinchar los neumáticos por encima de la presión recomendada (con menos presión agarraría mejor). Me explico. Supongo que esa práctica (que yo también aplico) será para tener menos deriva y no sobrecalentar el neumático en las zonas más tortuosas. Pero es que este coche ya viene «curado» de fábrica. Con un perfil de apenas 8cm montado en una llanta tan ancha como el neumático (premio gordo para quién le toque cambiarlo), éste no se mueve nada, y en carretera no hace falta darle más presión.
Y respecto al multibrazo no hay discusión posible. Dinámicamente es mejor.
La primera frase debería decir:
«Respecto al mayor tamaño de los frenos delanteros del 308 con relación al Civic»
El resultado es muy bueno y el coche en general impresionante. Se le podría perdonar la dureza de suspensión y otros inconvenientes si no tuviera un aspecto exterior tan hortera.
El Civic Type-R del 2001 tenía un planteamiento mucho más usable en el día a día, pero creo que hoy los que se compran un coche así lo hacen por presumir más que otra cosa y por eso han cambiado tanto. También creo que ese 2 litros atmosférico de 200cv ahora se le criticaría la falta de empuje.
De los 3 coches que se comentan en la prueba, el 308 me parece el más razonable aunque yo elegiría el León por la caja automática.
Estoy en la linea de lo comentado por «Clint Eastwood» y por supuesto con Arturo, con la unica incognita de no haber probado el coche..
Mi opinion es que esto ya se sale algo del concepto que mas o menos teniamos entendido de GTI..
Disculpenme si a veces abuso de nostalgia, pero tambien en este caso, el de esta categoria, se han vivido tiempos mejores..
Y es que ahora estos coches se han convertido en una mera demostracion de poder de sus marcas, mas que buscar algo realmente pensado en un uso real ( los famosos caza records en Nurburgring han hecho mucho daño).
En mi opinion, los Gti de los 90, primeros de ’00, son de lo mejor que se ha hecho en esta categoria. Si ser tan austeros como los de los ’80, conservan un comportamiento deportivo y unas prestaciones mas que suficientes para divertir-se, asi como unos consumos, fiabilidad y mantenimientos muy asumibles.
En un coche asi, creo que la formula magica deberia estar en una potencia de como mucho 220 cv, un par motor de no mas de 30 mkg y un peso que no deberia sobrepasar los 1.200 kgs mas o menos con un equipamiento suficiente pero no excesivo, lo que permitiria poner un precio mas «presentable»..
Reciba, don Arturo, mi mas sincera felicitacion por hacerle entender a los doctores ingenieros de Honda las bondades del eje trasero multibrazo frente a un sencillo eje torsional.
Aquella cena, sin duda, cambio el planteamiento que los ingenieros de Honda tenian para el sustituto del Civic y, sin duda gracias a usted, descubrieron los parabienes de la nueva configuracion.
Se ha planteado comentar con sus contactos en las altas esferas de Honda que, en cada unidad vendida, aparezca una copia de un manuscrito suyo, explicando tan suculenta anecdota? Sin duda ayudaria a las ventas globales del modelo. Y le recordaria a los clientes que, si el coche tiene ese compromiso tan fantastico entre confort / estabilidad es gracias a aquella cena.
Apuntese otra tambien de mi parte!
Los asientos del coche tienen muy buena pinta, , opino que son como deberían ser todos los asientos de coches pensados para ir rápido. Lo malo es que en el pack va el motor de 300cv y, coincido con Sisu, se me hacen demasiados. ¿Quién puede usar esa potencia, y dónde puede hacerlo? Empieza a ser algo tipo moto R, imposible de exprimir si no es en circuito.
Un coche para divertirse de este tipo debería ir por otro camino, no tiene sentido que corra tanto. Porque además eso no es gratis, el coste de mantenimiento va acorde a lo que anda y no a su carrocería de compacto.
Tampoco me parece buena idea sobrehinchar las ruedas de perfil tan bajo, en mi experiencia se empeora en todo. 0.3 bares de más y se convierte en caballo loco, y no es que yo sea un prodigio de sensibilidad precisamente.
Me ha encantado esta prueba, muchas gracias A.A, como en los mejores tiempos, hablando de sensaciones y técnica.
Y sí coincido con el aspecto estético un tanto excesivo que echará atrás a más de uno, con una potencia exagerada para un uso en carretera.
Y desde luego no llevar un eje multibrazo parece inaceptable en un Honda que al menos en España no se vende barato precisamente,en un Dacia todos lo entendemos, en un Honda ya no y mucho menos en el Type R.
Estos coches no deberían venderse a nadie que no se le haga un exámen de habilidades para conducirlos.
Y una vez más,por si hacía falta recordarlo, los japoneses vuelven a dar la talla en la eficiencia de sus motores.
Hay una cosa que hay que tener en cuenta por los frenos: Si se usan unos frenos más grandes se limita la posibilidad de montar neumáticos de invierno, dado que no hay tanta variedad de medidas cómo ocurre con los neumáticos de verano. En muchos países compradores de éste tipo de vehículos (Suiza, Alemania, Reino Unido…) requieren el uso obligatorio de los mismos durante los meses de más frío.
Ford reconoció que podría haber puesto frenos más grandes en el Focus RS, aún más pesado que el Civic por su sistema de tracción total, pero que no pasó de 350 mm por ese motivo.
Con la atual sensibilización social, institucional, y sobre todo mediática, hacia las excesivas emisiones contaminantes (NOx y partículas PM10, PM2.5,… ) de los motores sobrealimentados de inyección directa (gasolina y Diesel, que trabajan con mezcla pobre estratificada), respecto a los más limpios motores de inyección indirecta atmosféricos de gasolina (o GLP, GNC,… de mezcla estequiométrica homogénea), creo que Honda debería replantearse ofertar el nuevo Civic, con el magnífico motor 2.0 atmosférico de inyección indirecta (o inyección mixta directa/indirecta) de 200 CV.
Respecto al kit aerodinámico o deportivo (alerón trasero; aletas ensanchadas; asientos deportivos, motor sobrealimentado; suspensión modificada; neumáticos, llantas, frenos, sobredimensionados…), creo que debería ser siempre algo opcional.
En el Reino Unido no es es obligatorio el uso de neumaticos de invierno.
Ni en Suiza
http://www.neumaticos-online.es/obligatoriedad-neumaticos-invierno.html
Sr. Slayer:
Consideró que Vd. es una persona tóxica.
Con la de cosas interesantes que puede decir es lamentable que nos tengamos que quedar con sus salidas de tono.
No se a quien le hará gracia su ironía, pero a mi me cansa, me parece infantil y fuera de lugar.
Apúntese una.
Un saludo a todos los foreros, incluso a Vd.
Es una desmesura de coche. Casi se diría que no tiene sentido un coche así. Pero con esta competencia estúpida de más potencia en cada nuevo modelo, parece ser que no queda opción para las marcas. Honda llevaba muchos años estancado en este aspecto. El nsx «mataferraris» se quedaba corto a principios de este siglo para «matar» ferraris y porsches. Quizás no sea posible fabricar coches realmente mejores y a las marcas sólo les queda la opción de «más potencia y más par». Opción correcta para largas rectas, pero no tanto para «curvas enlazadas», terreno habitual de los anteriores civic.
El civic type R no era una excepción. Quizás siempre estuvo algo justito, recordando el memorable civic ek9 con un «motorcillo» 1.6 que estiraba de lo lindo. Quizás fuese el mejor civic de todos… no el más rápido, evidentemente, por falta de potencia. 185 cv no son muchos hoy en día… y menos con el poco par que da un 1.6 atmosférico. Pero para las famosas bajadas «touge» era difícil encontrar algo mejor. Muy liviano, con poco peso en la delantera gracias a su pequeño motor, buena suspensión (por aquel entonces independiente trasera), motor atmosférico «rabioso» con poco par que permitía administrar muy bien su potencia. Además incorporaba un diferencial autoblocante, y si añadimos un diseño exterior que me sigue gustando, el resultado era un coche «redondo», eso si, no apto para cualquiera…
Pero el viejo ek9 no creo que tuviese ninguna oportunidad contra esta nueva bestia de 310cv. Con una pequeña recta recupera todo lo «posiblemente» perdido en unas curvas. Esto es la velocidad de hoy. Potencia y más potencia. Es la forma más, fácil, efectiva y democrática (léase sin ser demasiado habilidosos) y más «guay» de ser rápido. Todas las marcas lo saben. Honda lo descubrió (o aceptó) hace poco y, como vemos, ha entrado por la puerta grande de este concepto de potencia desmesurada.
El siguiente civic al ek9 era un buen coche, más caballos y más motor, pero quizás menos radical (sin diferencial autoblocante) y con un diseño no muy afortunado del que aún podemos ver bastantes por la carretera.
Pero es que lo que tenemos desde el 2005 (el modelo nave espacial) es una ruptura total. Diseño como mínimo muy cuestionable (para mi gusto feo) que se supera con el nuevo modelo del próximo año, subiendo a mi categoría de feo feísimo. Incluso diría que el nuevo nsx no es atractivo. Y es que honda (los japoneses en general, excepto mazda) actualmente no andan finos en diseño. Y es que cada vez me gustan más los modelos europeos. Y parece poco probable que honda vuelva a sacar coches bonitos, «redondos» y con personalidad a corto plazo.
Si en el pasado los civic «type R» iban «justitos» en potencia (en Japón eso se soluciona con las personalizaciones, a diferencia de Europa), pero eran muy razonables para carreteras reviradas, ahora tenemos justo lo contrario. Eso si ¡Con un consumo excelente!
Slayer, coincido con Vd. en la gran mayoría de sus apreciaciones. En otras difiero. Valoro siempre su rigor y contundencia. Hoy me defrauda profundamente.
A. de A. no escribe lo que Vd. quiere hacernos creer para tratar de ridiculizarle. Manipula sus palabras para intentar humillar, una vez más, por temas menores a una indiscutible referencia en el periodismo del motor en Europa.
Lo que dice A. de A. es JUSTAMENTE LO CONTRARIO: que los ingenieros japoneses intentaban convencerle a él de una rotunda falsedad, que el multibrazo trasero es peor que el torsional (al menos para las versiones menos prestacionales), con argumentos que parece eran abundantes e insistentes hasta el punto de decir que torsional era mejor en todos los aspectos. Así que tuvo que discutir bastante al respecto.
Y A. de A. se apunta otra con razón: la vuelta del multibrazo a toda la gama desde el tricilíndrico, demuestra que tenía razón, que los ingenieros de Honda estaban equivocados (o argumentaban hipócritamente), y que los motivos de justificar lo injustificable se deberían a otros aspectos (ahorro, suministros…).
Honda ya sabía que el multibrazo es mejor que el torsional antes de que A. de A. discutiera con ellos al respecto. Y A. de A. no dice lo contrario en ningún momento. Por tanto, Vd. no aporta con su ironía nada más que mala leche y ganas de molestar.
Ya está bien, caballero.
Saludos
Los dientes largos. Este coche, junto con el P-308 GTI, o mas aún el Mazda mx-5, son coches que bien con financiación o unos ahorros acumulados pacientemente, te tienta acudir al concesionario. No como los grandes deportivos que ni por asomo los consideras desde una económica de trabajador por cuenta ajena. Pero entre las limitaciones legales de velocidad y el aumento del tráfico, me inclinan hacía modelos mas «vulgares», racionales y prácticos.
No habría varios negocios viables. Uno que las casas de alquiler de vehículos incluyeran estos modelos a precios razonables, para un capricho de fin de semana. Lo he buscado para alquilar un Mazda mx5 y no lo encuentro.
Otro, alquiler de circuitos para dar unas vueltas con el gti o similar, que justifique la compra del modelo aunque en 95% del uso sea «civilizado», se que lo hay pero no parece asequible. O alquiler de tramos de carretera pública, acondicionado y cerrado al tráfico no solo para carreras de rally, sino para practicar los aficionados, con las obligaciones de seguridad y asistencia pertinentes.
Mientras tanto, nos conformaremos con las crónicas de las pruebas de A.A. apasionantes y completas.
Por pedir que no quede.
Siento haberle decepcionado, no se puede ganar siempre.
Lo habitual, digo yo, y sobre todo en alguien con tanta experiencia y conocedor del mundillo, seria hacer una pregunta a los «doctores ingenieros».
Y claro, que le van a decir: «No, mire, Arturo, es verdad, el torsional es una puta mierda pero lo hacemos asi por costes, por peso y por package, porque resulta que el nuevo pliego de condiciones del coche exigia ser lideres en capacidad de maletero, y solo asi lo conseguiamos. Pero si, la verdad, desde el punto de vista dinamico es un paso atras. Que se cree, que nos gusta meter el deposito de combustible debajo del conductor y tener que elevar el asiento, subiendo el centro de gravedad? Pues no, no nos gusta, pero es lo que hay»*?
No, a no ser que exista mucha confianza y sea off the record, eso no lo diran. Repetiran el mantra que le han comunicado como version oficial.
Y un periodista con experiencia, tomaria nota, diria: «Aha», y viendo como va el percal, no seguiria por ahi, porque esta claro que no va a sacar nada en claro.
Pero no, lo mejor es seguir insistiendo en algo que es de perogrullo. Y «apuntarse otra».
Convencido estoy de que en un posible nuevo encuentro con los mismos «doctores ingenieros» le faltara tiempo para hacer un nuevo ejercicio de «yo_ya_lo_dijismo» como el que ha hecho aqui, sin venir a cuento, de forma totalmente gratuita.
*PD: El nuevo tambien pierde los «Magic Seats» precisamente por eso. La version «oficial» de Honda es que el pliego de condiciones del nuevo exigia ser mas dinamico, y solo colocando el deposito de combustible en una posicion mas «normal» (lo que elimina los «magic seats») es posible bajar el centro de gravedad bajando el asiento del conductor. Es, de nuevo, un trade-off.
Mentiroso!!!
Usted no es antenista!!!
La expresión “soberbia exageración” que se cita al comienzo del artículo, ¿la utilizó el autor por primera vez en la prueba que realizó del BMW M635 CSi en Autopista? Hablo de memoria.
Espero con avidez el reportaje de investigación del director de este tinglado titulado «Honda miente con las suspensiones del Civic».
Yo creo que si es antenista, concretamente es el que invento la antena aquella que salia de la aleta delantera y acabava en la trasera hciendo un arco gigante, la corta normal antirrobo, la que se pegaba dentro del parabrisas y la de aleta de tiburón.
A mi no me lien y no me saquen de mis comunes y mis ICTs.
Brillante A. De A. Calidad y rigor informativo en el mundo del motor. Es poco frecuente encontrar sendos aspectos hoy en día.
Un saludo
@11 Ismael. Es posible, a mi tambien me suena, aunque en mi opinion lo es mas en el caso del civic. Aquel, ademas de potencia, tenia una imagen y «cache» que nunca tendra el Honda ( aunque tampoco es su guerra).
@11. Casi.. De todas formas ya quisiera yo esa memoria.
http://www.pruebas.pieldetoro.net/web/pruebas/ver.php?ID=212.10
Probé este coche hace unos meses y me dejó muy buenas sensaciones. Sí, es radical, pero creo que aporta valor añadido en un mercado donde los deportivos cada vez están más dulcificados y cada vez se parecen más entre sí. Ofrece un tacto de conducción que es difícil encontrar hoy en día.
Quien quiera un deportivo de carrocería compacta para todos los días, hay unas cuantas opciones mejores. Quien quiera un deportivo por sensaciones y eficacia en curva, el círculo hace mucho más pequeño y prácticamente este Honda Civic se encuentra en solitario, o al menos es el más representativo.
Me gustó mucho la fuerza de su motor a todo régimen y, también, su facilidad para subir de régimen. Sus prestaciones están a años luz de las que hasta ahora tenían los Civic Type R atmosféricos. Y ahí están; tenerlas no significa tener que utilizarlas. Yo creo que se puede disfrutar de un chasis muy buen puesto a punto sin necesidad de ir haciendo saltar radares. Otra cosa que me gustó mucho fue la excelente motricidad (incluso en marchas cortas, se puede acelerar a fondo sin pérdidas notables de tracción) y la elevada capacidad de la dirección para hacer cambiar al coche de trayectoria, incluso en fuerte apoyo lateral.
Efectivamente, como dice Arturo, el balanceo de la carrocería es muy muy reducido. Pero yo, no he encontrado en ello un obstáculo para “sentir” el coche. Sea como sea, a mi juicio, el Civic resulta muy rápido, incluso en firme irregular, pues la suspensión -aunque dura- absorbe aceptablemente bien (las ruedas no rebotan al pasar por pequeños baches).
Para mí, este Honda Civic demuestra cómo un eje trasero de torsión es una opción perfectamente válida. Yo no sería capaz de decir qué tipo de eje trasero lleva, si no miro las características técnicas o pongo rodilla en tierra para ver la parte baja de la carrocería. Para mí, no sería un argumento ni a favor ni en contra a la hora de comprarlo. Yo soy de los que piensan que una cosa es lo que pone en la ficha de características técnicas, y otra, cómo va realmente el coche.
He disfrutado mucho de la lectura de esta prueba.
@Enrique Calle: Interesante y completo tambien su punto de vista, gracias por compartirlo..
Me sorprende que al acelerar en curva, tienda al subviraje. ¿No actúa el autoblocante metiendo el morro?