Está claro que el favor del público -por las causas que sean, y que no es éste el momento de analizar- se ha volcado hacia vehículos con aspecto de todo-terreno dulcificado; aunque sea para una utilización que, en más del 90% de los casos, podría ser cubierta por un familiar o un monovolumen, especialmente si son del tipo (y los hay) de suspensión ligeramente sobreelevada. Con lo cual entraríamos ya en la nebulosa definición de “crossover”, y sería el cuento de nunca acabar. Pero dentro de los SUV con tracción 2WD los hay “de pega” o algo más honrados, ya sea por su mayor distancia al suelo o por el recorrido de sus suspensiones.
Y también hay marcas que se especializan en algunas de las múltiples variantes que existen en este amplísimo campo comercial: por ejemplo la japonesa Subaru, que lo hace todo con tracción 4WD, pero que sólo utiliza estética de SUV en el Forester, mientras que XV, Levorg, Legacy (recién desaparecido) y Outback tienen carrocería de turismo, con la suspensión más o menos alta. Y luego tenemos la marca coreana que hoy no ocupa: SsangYong; que hace justamente lo contrario. Todas sus carrocerías son de línea SUV (o enorme MPV, como en el Rodius), e incluso T-T en el Rexton. Por el contrario, y aunque en todos ellos los hay con 4WD, también hay muchas versiones con tracción delantera.
Sobre los vaivenes por los que ha pasado esta última marca ya dimos una pincelada en la prueba del Korando publicada a finales de Septiembre de 2014; y de entonces acá, las cosas han seguido mejorando a pasos agigantados. La mayoría de los aficionados sin duda recuerdan aquella primera época exitosa de SsangYong, hará dos a casi tres décadas, con sus primeros Korando (fotocopia del Jeep americano) y el aparatoso Musso (con su letrerito en la zaga de “Engineered by Mercedes-Benz).
Pero, por la cusas que fuesen, llegaron las vacas flacas, y entre Enero y Diciembre de 2009 se paró la producción, y hubo un intento de control por parte de un grupo chino, que no fructificó. La situación era desesperada, pero entonces entra en escena y toma el control el poderoso grupo hindú Mahindra; y para otoño de 2010 SsangYong ya vuelve a estar a pleno funcionamiento, con producto renovados, siendo el primero el nuevo Korando (nada que ver con su antecesor del mismo nombre), diseñado por Italdesign. Y ahora (a finales del pasado año) llega el Tivoli, el SUV más pequeño de todos, y perfectamente situado en ese superpoblado nicho de vehículos de este tipo con tamaños que van de 4,10 a 4,30 metros.
El Tivoli es algo más que otro SUV compacto, y no sólo por el hecho de ser nuevo. Por una parte, tiene versiones 2WD y 4WD, que no todos los de este grupo poseen; y además, en el caso del 4WD (que es el que hemos probado) dispone de la peculiaridad de ofrecer un bloqueo manual de la transmisión, que en funcionamiento normal es del tipo Haldex. Este bloqueo deja el reparto en un 50/50% sin diferencial central, siempre por debajo de 40 km/h (al sobrepasarlos salta el bloqueo), para negociar zonas difíciles de baja adherencia; aunque sin llegar al refinamiento de un autoblocante trasero, claro. Pero ya es mucho más que la mayoría de sus competidores.
El Tivoli tiene un único motor 1.6, pero subdividido en dos versiones totalmente distintas: gasolina atmosférico, y turbodiesel. El bloque es siempre de aluminio (probablemente el mismo, o muy similar) con las mismas cotas (76/88 mm), y en la variante de gasolina, muy “rabioso”: 128 CV a 6.000 rpm (80 CV/l) y 160 Nm a 4.600 rpm (100 Nm/l). Para conseguir un resultado tan brillante, con una compresión de 10,5:1, se ha recurrido a una distribución variable firmada por el especialista alemán INA; como se verá, no han dolido prendas a la hora de buscar apoyos de garantía. Por el contrario, el turbodiesel tiene un rendimiento de tipo muy normal entre los actuales 1.6 TD; y aquí ponemos ya la ficha técnica resumida:
SsangYong Tivoli e-XDi-160 D-16-T 4WD:
Motor: 1.597 cc,; 115 CV de 3.400 a 4.000 rpm; 30,6 m.kg de 1.500 a 2.500 rpm. Transmisión: Integral tipo Haldex, y caja de 6 marchas, con 44,1/51,8 km/h a 1.000 rpm en 5ª/6ª. Neumáticos: 205/60-16 (Kumho Solus TA-31). Cotas (longitud/anchura /altura): 4,20/1,80/1,59 metros. Peso (sin conductor, con depósito lleno): 1.455 kg Velocidad máxima: 175 km/h. Consumo extra-urbano: 4,2 l/100 km. Emisión ponderada de CO2: 119 g/km. |
La potencia es discreta para un 1.6, puesto que hay varios rivales con 120 a 136 CV; no obstante, la máxima está ya disponible a 3.400 rpm, todavía con 24 m.kg de par. Cuyo valor máximo está disponible ya a 1.500 rpm; y es bueno en valor absoluto, puesto que sólo hay dos casos (que yo recuerde) que pasan a 320 Nm. Por supuesto que esta versión del motor resulta, al menos en nuestro mercado, más interesante que la de gasolina; por mucho que esté habiendo, en el campo de los turismos, un retorno hacia la gasolina. Pero teniendo en cuenta que los consumos de los SUV son más elevados, que puntualmente pueden llegar a ir mucho más cargados, y la actual diferencia de precio de los combustibles, el TD reina entre los SUV.
Este motor, al margen de disponer de la estructura ya casi “oficial” en este tipo de motores -4 cilindros, doble árbol en culata y 16 válvulas, inyección directa comm-rail, turbo e intercooler- también utiliza los sistemas Start/Stop y alternador inteligente de carga fuerte en retención. En cuanto a su comportamiento, más o menos lo habitual: empuja bien a partir de 1.250/1.300 rpm, y con mucha fuerza a 1.500/1.600; es lógico, puesto que ya está en par máximo.
Más peculiar resulta la transmisión, que empieza por un embrague casi perfecto: de tacto progresivo, y suave al accionarlo. Por el contrario, el cambio es algo duro de manejar (comparativamente con lo habitual) y con recorridos de pomo algo largos; pero va muy bien guiado, y el sincronizado es muy bueno. Luego está la conexión a 4WD mediante un embrague multidisco de control electrónico (tipo Haldex, para entendernos). Y finalmente, el ya mencionado bloqueo total de dicho embrague, dando lugar a un reparto fijo 50/50 por debajo de 40 km/h, puesto que no hay diferencial central.
Pasando al bastidor, tenemos una suspensión multibrazo trasera con la tracción 4WD, mientras que con la 2WD hay que conformarse con un eje torsional. Los frenos son francamente grandes (298/284 mm), incluso teniendo en cuenta que este Tivoli pesa cerca de tonelada y media en vacío, pero no es menos cierto que sólo tenemos que controlar 115 CV y una velocidad que, en el mejor de los casos, no supera los 175 km/h. Y ya sea por el generoso tamaño de los discos, o porque su algoritmo de funcionamiento no está bien calculado, el efecto del reforzador de frenada BAS resulta demasiado brusco; un problema recurrente, por otra parte, en muchos otros vehículos. Y es que el sistema sólo tiene en cuenta la rapidez inicial de la pisada al pedal, y no la fuerza final de una frenada de emergencia, aunque sea insuficiente y deba ser reforzada. Pero el resultado es que resulta imposible la técnica de templar un poco la marcha del coche antes de una curva, con una rápida pero suave pisada al freno, ya que el resultado es un cabezazo innecesario y desagradable.
En cuanto a la dirección de asistencia eléctrica, denominada Smart Steer, dispone de tres niveles de reglaje, cuya variación sí llega a apreciarse, pero sin ser tan radical como ocurre en otros casos. Y para acabar con el desglose de la tecnología utilizada, digamos que la homologación de consumo del 2WD es en extraurbano la misma que la del 4WD, lo que indica dos cosas: una, que el sistema utilizado tiene pocos rozamientos parásitos, al menos a las velocidades moderadas del ciclo; y dos, que el consumo debe estar justo por encima de 4,15 en 2WD y justo por debajo de 4,25 en 4WD, para que ambos acaben figurando con 4,2. Pero las otras cifras sí varían, puesto que con 4WD suben 0,4 en urbano, y 4 gramos de CO2 en el combinado. No obstante, y por el efecto combinado del mayor peso y del arrastre de la transmisión, en la práctica y en carretera, algo más de 0,1 por encima del 2WD sí que consumirá el 4WD.
Y con ello, pasamos ya a comunicar el resultado de la prueba:
Resultado en circuito del Tivoli e-XDi-160 al ritmo económico NUEVO:
SsangYong Tivoli e-XDi-160: Consumo: 5,73 l/100 km. Promedio: 98,5 km/h. |
Se trata del primer SUV –ya sea pequeño, mediano o grande, con tracción 2WD o 4WD- probado al nuevo ritmo más pausado; por lo tanto, carecemos de datos comparativos. Pero a falta de otra cosa, sí disponemos de algunos datos de turismos con mecánica 1.6 equivalente, si bien unos 200 kilos más ligeros. Se trata del Opel Astra CDTI de 136 CV, que consumió 4,74 l/100 km y tardó 5h 10m; del Fiat Tipo M-Jet II de 120 CV, que subió un poco hasta 4,82 l/100 km, siendo un soplo más rápido con 5h 08m; y finalmente el Toledo TDI de 115 CV, que salta a 5,04 y tarda 5h 14m. La media de los tres se sitúa en 4,87 l/100 km, para un tiempo de 5h 11m, datos a contrastar con los 5,73 y 5h 07 m del Tivoli.
Es decir, que este SUV SsangYong, con su tracción 4WD, una altura de 1,6 metros y pesando del orden de 200 kilos más, ha consumido 0,86 l/100 km más que estos tres turismos(o, si lo calculamos porcentualmente, un 17,7%). En valor absoluto no parece demasiado un incremento de entre tres cuartos y un litro más, teniendo en cuenta los tres condicionantes antes citados; en porcentaje, la diferencia ya resulta algo más espectacular, pero es porque a este ritmo estamos trabajando con cifras mucho más moderadas que al ritmo anterior, si bien todavía claramente superiores que las inalcanzables (4,2 en este caso) del ciclo extraurbano. Y cuanto más bajo el consumo, mayor es el porcentaje en diferencia de cada décima de litro. En fin, según vayamos incrementando nuestro archivo de pruebas al ritmo nuevo, podremos realizar comparaciones con una base más sólida.
Y ya que estamos en el tema del combustible, cabe señalar que, desde que la pistola de repostaje dispara por primera vez, todavía le entran al depósito 10 litros suplementarios, sobre los 47 de capacidad nominal que tiene. Vamos, lo suficiente para hacer entre 150 km como poco, y cerca de 200 km, como mucho. Aunque la autonomía con el depósito “oficial” sigue siendo buena, desperdiciar esos 150/200 km suplementarios resulta un tanto excesivo; ¿tanto se dilata el combustible por aparcar el coche al sol?
Pasando a los aspectos del comportamiento dinámico, el Tivoli 4WD se comporta como descaradamente subvirador. Puesto que la recomendación es hinchar las cuatro ruedas por igual, y conociendo el paño, empezamos por trabajar con 0,2 bar por encima, y a ello le añadimos, para no exagerar, 0,15 bar suplementarios en el tren delantero. Pues bien, hubiese sido necesario aumentar al menos 0,3 delante, para quitar, sobre todo, ese primer subviraje inicial en el momento de tirar del volante.
No obstante, el tiempo conseguido ha sido de lo más rápido que llevamos hasta la fecha; lo que indica que los Kumho se comportan muy bien, puesto que el subviraje es una característica congénita del coche, en la que el neumático no tiene arte ni parte. Y de todos modos, un coche subvirador, una vez que se acepta como tal, sólo exige un manejo del volante más decidido y generoso, sobre todo al entrar en la curva. Y si el neumático agarra bien, y una vez el coche apoyado, se puede pasar por la curva a muy buen paso, sólo que con más giro del volante del que sería preciso con un comportamiento neutro. Pero al menos no hay que andarse con sutilezas de hacer encaje de bolillos con el volante, como cuando el coche es sobrevirador; es decir, se puede aplicar una manejo basto, pero eficaz.
El volante tiene muchas teclas, como ya es habitual, pero además sólo dispone de reglaje vertical (lo cual ya no es tan habitual), y además, su aro es de plástico, y no de cuero, pese a que el acabado de la unidad probada era Premium. No es que sea un drama, pero actualmente resulta raro. Y en cuanto a los faros, tienen una combinación peculiar: los de haz de cruce son unos halógenos de técnica elipsoidal (pero no xenón), y disponen de una rodeta para realizar un reglaje manual de su alcance (de ser xenón, sería automático). Y los de largas llevan una parábola más o menos clásica con lámpara H-3 halógena de orientación fija, ya que el haz es bastante abierto, tanto en horizontal como en vertical, y no precisa corrección. La verdad es que en curva iluminan lateralmente con gran eficacia.
Cerremos diciendo que el equipamiento es muy completo (como siempre, la base de datos de km77 es la mejor referencia al respecto), y señalaremos en particular la excelente definición de las pantallas, y la presencia de un navegador Tom-Tom, que poco a poco se va comiendo una buena parte de este mercado, dada su excelente relación precio/producto. En resumen, este Tivoli es un vehículo que encaja perfectamente, por tamaño, equipamiento, mecánica, tracción (más que sobrada), consumo y facilidad de manejo en lo que anda buscando ese cada vez más numeroso usuario del SUV compacto.
Este Tivoli, CX-3, Vitara… son una ofensa considerarlo como todocaminos. Que tengan transmisión 4wd no aporta nada cuando su altura y paragolpes les hacen limitadísimos a nada que no sea una carretera de grijo.
Cualquier día trataremos como SUV o Crossover, al VW Golf 4 Motion o al Swift 4wd, «Limitados en uso fuera de carretera pero suficiente para la mayoría de los usuarios» Y tan panchos.
Cuando no hay diferencial (bloqueo manual o Haldex bloquedo al máximo) el reparto de par no es casi nunca del 50/50.
Esta situación se da curiosamente sólo en un diferencial abierto con planetarios idénticos en dientes).
Cuando bloqueamos, el sistema es hiperestático y el reparto de par depende básicamente de la adherencia de los neumáticos (resultado de peso y coef. de rozamiento) que salvo radio dinámico exacto y perfecta linia recta siempre van deslizando.
Por tanto, el par se va dónde mas agarre hay. O sea, la situación mas favorable para tracción con vehículo recto.
Creo que poder bloquear manualmente está bien ya que puede evitar pasar de rodadura (con coef. rozamiento estático) a deslizamiento (con coef. rozamiento dinámico siempre inferior al estático y más con neumáticos sin «garras») y por lo tanto ser mas eficaz en situaciones de baja adherencia que el Haldex.
Lógicamente para el consumo, bloquear en asfalto es la ruina del depósito, los neumáticos y las crucetas de los árboles de transmisión.
Disculpad mi ignoranica, no entiendo porque para corregir el subviraje se aumenta la presión de los neumáticos. Desde siempre creí que había que bajarla para aumentar el agarre, no?
Por otro lado, creeis que con neumáticos XL (carga reforzada y hombros más rígidos) puede resultar un beneficio en el comportamiento dinámico de un vehículo?
Un saludo.
@ vgm,
A veces no es tan evidente todo… cuando te quedas atascado en la arena de la playa, bajando la presión aumentas el agarre porque aumentas la huella en contacto con el medio. En carreteras con asfalto seco, el agarre conduciendo cerca del límite de adherencia en curva procura tal deformación del neumático que el flanco y la huella llegan a deformaciones extremas. Además, si el neumático que deriva más es el delantero, se siente que el coche tarda en girar. Con mayor presión, el neumático se deforma menos y se comporta de forma más previsible.
(en resumen, que cuando noto mi coche cabezón, me lo llevo a revisar presiones. Siempre hay una rueda delantera que se ha aflojado)
Hola Arturo, interesante prueba. Quería comentarte dos erratas que he observado al leerte. La primera, en la imagen de la gama Ssangyong es el XLV el que falta y no el Korando, los has intercambiado. Y ahora, no sé si por error en la página no se ve el consumo en circuito, solo la velocidad media. Gracias y un saludo.
En realidad aumentar la presión afecta a la deriva, que se traduce en precisión de conducción, mas que al agarre en si. Al límite de este no se suele llegar en carretera pero si es fácil llegar al punto en el que la deriva empieza a notarse mucho, y de nada sirve tener un límite de agarre un pelín mayor a costa de que el neumático flanee un montón.
Y todo esto es la teoría partiendo de unas presiones adecuadas para obtener un buen agarre, lo cual no parece el caso de este coche que debería tener un reparto 50/50 para que esas presiones iguales en todas sus ruedas tuvieran sentido.
@3 Vgm: Mas que aumentando la presiones respecto a las marcadas por el fabricantre, que tambien, en este caso se refiere a poner mas delante que detras, como suele hacer habitualmente Arturo en sus pruebas..
De esta forma, al ser las traseras las que llevan menos presion, tienen un punto mas de deriva, que ayuda a que la trasera ayude a que el morro entre con mas agilidad o menos subviraje si quiere..
Al contrario, en caso de un coche excesivamente sobrevirador o «vivo» de atras, poner mas presion atras, ayudara a hacerlo algo mas neutro.
Todo esto hablando de un margen de maximo 0,5 bar de diferencia entre ejes; mas de eso ya no seria recomendable.
Yo normalmente tambien suelo llevar algo mas de presion de la recomendada, y tambien me gusta llevar algo mas delante que atras, excepto en caso de ir muy cargado, que a decir verdad, tampoco suele ser lo habitual.
Sobre el coche, sorprendente su consumo, muy digno para un coche de este tipo.
Me parece muy instructivo el tema de las presiones y su influencia. Quizá el señor A. de A. podría dedicar una entrada al tema explicando influencias en comportamientos y consumos
Recomendais el ssangyong tivoli? Dar vuestras opiniones, lo tngo casi decidido, pero esty abierto a mas opciones. Muchas gracias
que el motor y que el Tivoli