La remodelación llevada a cabo por el Grupo VAG en sus motores pequeños (menos de 1,6 litros) tanto de gasolina como diesel, nos ha llevado a revisar un montón de pruebas en coches que, al menos en apariencia, apenas si han sufrido modificaciones ni en carrocería ni tampoco en casi todo el resto de su definición técnica. Y la cosa se nos complica todavía más, por cuanto las gamas se confunden entre unas marcas y otras; en nuestro caso concreto, y siendo Seat la marca española por antonomasia desde hace más de 60 años, y siendo VW la que está en cabeza (con o sin problemas legales) del mercado europeo, estamos continuamente saltando entre Ibiza y Polo por un lado, y León y Golf por otro. Pero a trancas y barrancas, vamos sacando adelante el nuevo panorama (cuando lo es), o confirmando que apenas si ha variado, en otros casos.
En el caso del coche que nos ocupa hoy, esta prueba puede considerarse como la continuación de una comparativa que ofrecimos a finales del pasado Octubre, en la que se enfrentaban otros dos Polos: un 1.2-TSI de 90 CV y el hermano –entre mayor y casi gemelo- del de hoy, ya que era el también 1.4-TDI, pero de 105 CV. Es decir, el mismo motor, y con caja de cinco marchas en ambos casos, pero en dos variantes de gestión; y en todo lo demás, prácticamente igual, aunque con algunas diferencias que no se apreciarían más que en una ficha técnica completa, pero que desvelaremos tras de colocar ahora mismo la de tipo resumido que habitualmente acompaña a las pruebas normales de consumo; hela aquí:
VW Polo 1.4-TDI 3 cil 90 CV
Motor: 1.422 cc; 90 CV a 3.500 rpm; 23,5 m.kg de 1.500 a 2.500 rpm. Transmisión: Caja de cinco marchas, con 40,0/52,7 km/h a 1.000 rpm en 4ª/5ª. Neumáticos: 215/45-16 (Bridgestone Turanza ER-300). Cotas (longitud/ anchura/altura): 3,97/1,68/1,45 metros. Peso (sin conductor, con depósito lleno): 1.076 kg. Velocidad máxima: 184 km/h. Consumo extra-urbano: 3,1 l/100 km. Emisión ponderada de CO2: 88 g/km. |
Las diferencias básicas, aunque no muy importantes, que se aprecian en esta ficha técnica respecto a la del 105 CV de hace cuatro meses, son las siguientes: la potencia máxima con 105 CV también se obtiene a 3.500 rpm, pero se estira hasta 3.750 (detalle nimio); su par máximo es 20 Nm más elevado, pero no se consigue hasta 1.750 rpm, aunque también acaba a las mismas 2.500 que en el de 90 CV; el peso es 14 kilos superior (quizás por equipamiento de las unidades de pruebas); la velocidad punta, debido a los 15 CV de diferencia, es 10 km/h más alta; y los datos de consumo y emisiones pasan a 3,2 l/100 km en extra-urbano, y 90 gramos de CO2. Poca cosa, salvo en velocidad, que tampoco importa demasiado; otra cosa sería en capacidad de aceleración y recuperación.
Queda un único aspecto: el de los desarrollos; que en 4ª y 5ª, que son los que habitualmente publicamos, corresponden en el de 105 CV a 39,7 y 51,8 km/h. Muy similares a los del 90 CV, y que en un primer análisis sería fácil achacar a una ligera diferencia en monta de neumáticos. Claro que a un observador perspicaz le resultaría extraño que la diferencia en 4ª sea de sólo 0,3 km/h y en 5ª pase a 0,9, cuando el salto entre las marchas es de tan sólo un 32%. Y si además volvemos a la ficha del 105 CV, advertimos que llevaba la misma medida de neumático que el de 90, sólo que eran unas Dunlop Sport Maxx. Es decir, que algo ha cambiado en el interior de la caja, aunque apenas tenga repercusión práctica en los desarrollos.
En efecto, se trata de unos de esos retoques que las marcas hacen a la chita callando, y que no publican más que en los Libros de Taller. Y es que todo el piñonaje de ambas cajas –incluido grupos- es distinto, a excepción de la pareja de piñones (34/9) de 1ª, que es común. Pero el grupo 3,16:1 del 90 CV es más largo que el 3,39:1 del 105 CV, lo cual da lugar al ligero contrasentido de que la 1ª del coche más potente sea más corta que la del que tiene menos empuje. Pero a partir de ahí, en 2ª y en 3ª se repite la misma maniobra que en las ya comentadas 4ª y 5ª: los desarrollos finales, combinando grupos y marchas, resultan prácticamente idénticos; incluso todavía más en 2ª y 3ª, puesto que en estas marchas intermedias, la diferencia entre ambas versiones (a igualdad de neumáticos) no supera los 0,3 km/h en el caso con mayor diferencia.
¿Será que, en un lapso de cuatro meses, ya han cambiado de caja, y pasará a ser la misma para ambas variantes del mismo motor? ¿O tal vez que esos 20 Nm de diferencia de par exigen una carcasa, rodamientos y/o piñones algo más robustos en una que en otra, y ello justificaría, al menos en parte, esa diferencia de 14 kilos más de peso en el modelo de 105 CV? Sea como sea –y creo que el asunto no justifica mayores exploraciones- ambas versiones probadas de este Polo 1.4-TDI llevaban dos cajas de cambios de cinco marchas totalmente distintas, pero con unos desarrollos prácticamente idénticos. Una de esas curiosidades que, cuando se escarba un poco, se suele encontrar uno, sin saber muy bien a santo de qué responden. Pero tampoco importa demasiado; lo que sí nos importa es el comportamiento y prestaciones del coche, y con ello seguimos, tras de este paréntesis.
Y empezaremos por repetir algunos párrafos de lo ya escrito para la versión de 105 CV, según mi teoría de que más vale autoplagiarse que empeñarse en decir lo mismo pero cambiando cuatro palabras. Así que ahí van las citas que me interesa repetir: “El TDI tricilíndrico retorna a su cubicaje 1.4 tras del experimento con el 1.2, que dio buenos resultados como consumo (básicamente en versiones optimizadas) pero resultaba un tanto escaso de empuje.” Y la siguiente:
“En cuanto al 1.4-TDI, también estamos en un “ida y vuelta”, en este caso respecto a los turbodiesel tricilíndricos. Porque hablando en términos generales, me parece que esta arquitectura no se lleva demasiado bien con el ciclo Diesel. Está habiendo últimamente buenas realizaciones de tricilíndricos de gasolina; pero con el gasóleo, la rudeza congénita de dicho ciclo no acaba de dar lugar a motores agradables de utilizar, aunque en algunos casos puedan ser buenos como economía (en algunos, que no en todos, conviene subrayar). Pero rendimiento aparte, el comportamiento de este 1.4-TDI sigue siendo algo ruidoso, e incluso vibra si se le deja caer por debajo de 1.200 rpm, aunque no se le pise a fondo.
Este problema se intentó obviar llevando la miniaturización al límite con la versión 1.2-TDI que ha existido durante algunos años; con piezas del equipo móvil más pequeñas, se suponía que habría menos vibración, y así era. Pero la respuesta del motor se quedaba bastante alicorta. Parece claro que el mínimo aceptable de la miniaturización en turbodiesel está en la cilindrada 1.4, ya sea con cuatro cilindros (Toyota) o con tres.
Y por ello mismo, en VAG han retornado a la cilindrada 1.4 después de la aventura con la 1.2. Pero la sensación que transmite al conductor sigue sin ser agradable, ya sea por suavidad de funcionamiento ni por rapidez de respuesta al pedal; ya que éste es un problema específico del tricilíndrico con turbo. Aunque tenga el mismo cubicaje que un cuatro cilindros, y por lo tanto genere la misma masa de gases al mismo régimen, la impresión (y creo que la realidad) que transmite es que a su turbo le cuesta un poco más conseguir el soplado adecuado a lo que el pedal exige.”
Pues bien, la sensación que transmite la versión de 90 CV es casi exactamente la misma: el motor no empuja, aunque sea vibrando un poco, hasta 1.400 rpm, y no redondea hasta 1.450 o 1.500 rpm. Esto son entre 150 o 200 rpm más que en un motor equivalente de cuatro cilindros. Podrá parecer que es muy poca diferencia de régimen, y objetivamente lo es; pero en porcentaje ya supone del orden de un 10%, y esto ya es otra cosa. Porque en un coche como éste puede suponer, en una curva medio/lenta a 70 km/h, la diferencia entre poder pasarla en 5ª y salir con una suave aceleración, o tener que reducir a 4ª porque el motor se pone a vibrar. La diferencia, pues, está mucho más en el placer de utilización conduciendo a un ritmo relajado que en la prestación que el motor es capaz de ofrecer cuando se le exige, y por lo tanta se reduce de marcha, un poco más.
De todos modos, se supone que estos motores tricilíndricos y de bajo cubicaje están pensados muy específicamente de cara a la economía: ya sea de materiales en fabricación, de peso en cuanto al planteamiento del bastidor, y de consumo en lo que afecta al usuario. La prestación queda en un segundo plano, y ello no significa que deba ser perezosa: unos motores en el entorno de los 100 CV para un peso en vacío que no llega a los 1.100 kilos no es que sean para ir respirando fuego por las carreteras, pero con una punta superior a los 180 km/h, tienen un crucero deshogado incluso a unos teóricos (o reales, según lo que cada cual quiera arriesgar) 140 km/h.
Pero por mecánica no quedará; en cuanto a aceleración, recuperación y adelantamientos, sí que se apreciará una diferencia notable entre viajar con el conductor solo a bordo o a plena carga, con cinco plazas y el maletero lleno. Pero para quien desee algo más prestacional, ahí está el resto de la gama (de estas y otras marcas), con unos 1.6 de hasta 136 CV, que empujan como demonios, como pares máximos de hasta 320 Nm. Así que, volviendo al aspecto económico, vamos a ver cual ha sido el resultado de este Polo 1.4-TDI de 90 CV; la misma potencia, por cierto, que hace dos a tres décadas nos asombraba cuando impulsaba al Golf 1.6-GTD de inyección directa con bomba rotativa (y de un tamaño muy similar al del actual Polo).
Y aquí tenemos dicho resultado:
VW Polo 1.4-TDI-90 CV: Consumo: 5,54 l/100 km. Promedio: 107,6 km/h. |
Pues bien, el promedio corresponde a un tiempo muy brillante, de 4h 41m, que es exactamente el mismo conseguido con el motor de 105 CV; mientras que el consumo tampoco se diferencia apenas un poco más, ya que el más potente nos consumió a razón de 5,56 l/100 km. Como antes decíamos, esas potencias en el entorno de los 100 CV son suficientes –al menos con carga mínima- para mantener un ritmo de marcha más que sobrado para un coche sin mayores aspiraciones prestacionales.
Y parte de la explicación de este buen ritmo viene precisamente motivado por la combinación de una potencia simplemente justita, y de unos desarrollos tirando claramente a largos para la misma. Ya lo explicábamos en la prueba del de 105 CV, y vuelvo a la autocita: “Ese retraso en la aceleración al que hemos hecho referencia, obliga a bajar con mucha frecuencia a 4ª e incluso en bastante más ocasiones de lo habitual para un cambio de 5 marchas, a 3ª. Parece estar claro que esos desarrollos de 52 km/h en 5ª, e incluso el de 40 km/h en 4ª, se le atragantan un poco”. Pues si esto ya ocurría con 105 CV, huelga decir lo que pasaba con el de 15 CV menos y mismos desarrollos. Pero la cuestión es que, reduciendo marchas todas las veces que haga falta, se acaba consiguiendo un buen promedio de marcha, sin penalizar en exceso el consumo; ¿o sí?, vamos a verlo.
Volvamos a las citas de la prueba del de 105 CV: “Por todo lo cual, ese consumo de 5,56 l/100 km, siendo muy económico en términos absolutos, no lo es comparativamente, puesto que hay un montón de coches similares que lo mejoran. Aunque, como ya se dijo en los párrafos iniciales, conviene distinguir en este segmento de coche los optimizados de los que no lo son, y entonces la situación de estos nuevos 1.4-TDI ya no queda tan en evidencia. De todos modos, el reciente Toyota Yaris, también 1.4, pero de cuatro cilindros, acaba de firmar hace pocas semanas unos magníficos 5,10 l/100 km; y eso sin ninguna optimización especial, dado que es la única versión que se comercializa”.
Pues para el de 90 CV sirve exactamente el mismo razonamiento; pero vamos a añadir algunos datos comparativos, para acabar de centrar la situación en la que se encuentra el segmento B, en cuanto a los turbodiesel más económicos. Empezaremos por los optimizados, los que con el mismo motor tienen versiones distintas por aerodinámica, desarrollos y/o monta de neumáticos, al margen de no publicitadas diferencias de gestión, pero que existen, aunque no modifiquen los datos a plenos gases de potencia y par. El “ranking” de estas versiones “Eco” (todas de 5 marchas) es el siguiente:
Fiesta 1.6-95 del ’13: 5,11 l/100 km y 4h 42m; Polo 1.2-75 3c ’10: 5,14 y 4.47; Fabia 1.2-75 3c ’11: 5,17 y 4.46; 207 1.6-90 ’10: 5,17 y 4.40; Ibiza 1.2-75 3c ’10: 5,19 y 4.45; Corsa 1.3-95 ’11: 5,37 y 4.42; y Fiesta 1.6-90 ’10: 5,62 y 4.40. Como se puede apreciar, son todos algo antiguos, y de los ocho, tres (Polo, Ibiza y Fabia) son casi el mismo coche, con el ya abandonado 1.2 tricilíndrico al que se hacía referencia al inicio de esta prueba. La media de estos ocho coches arroja una potencia de 86 CV, una cilindrada de 1,38 litros, unas emisiones de 92 gramos, y un consumo de exactamente 5,30 l/100km, para un tiempo de 4h 44m. Habida cuenta de que se trata de versiones optimizadas, la comparación con nuestros dos Polo 1.4-TDI actuales no deja en mal lugar a nuestros VW, ya que sólo pierden un cuarto de litro de consumo, y a cambio son tres minutos más rápidos.
Y pasemos ahora a los segmento B no optimizados, de los cuales hemos encontrado doce competidores, cuyos datos ponemos a continuación, con la advertencia de que son todos bastante más modernos, como si el sarampión de las versiones “Eco” hubiese remitido un tanto, y las marcas se conformasen con los resultados, ya de por sí muy buenos, de los modelos normales. Así que ahí va el detalle:
Yaris 1.4-90 ’15: 5,10 y 4.43; Yaris 1.4-90 ’10: 5,19 y 4.48 (ambos con 6 marchas); Sandero 1.5-90 ’14: 5,39 y 4.47; 208 1.6-115 (6v) ’13: 5,39 y 4.45; Yaris 1.4-90 (6v) ’14: 5,45 y 4.40; Fiesta 1.6-95 ’15: 5,50 y 4.40; Note 1.5-90 ’14: 5,51 y 4.47; 208 1.6-100 ’15: 5,52 y 4.44; Punto 1.3-95 ’11: 5,52 y 4.53; Clio 1.5-90 ’14: 5,54 y 4,45; Polo 1.4-105 ’15: 5,56 y 4.41; y Fiesta 1.6-95 ’13: 5,70 y 4.43. El Polo 1.4-TDI de hace cuatro meses va incluido aquí, puesto que esta prueba corresponde al de 90 CV, aunque estemos continuamente haciendo referencias que valen para ambos. Se advierte que, en este caso y a diferencia de los “Eco”, aquí si aparecen cajas de seis marchas, y los que las llevan vienen a quedar situados en lugares preferentes en cuanto a consumo. Por el contrario, se ve que los “Eco” se defendían con cajas de sólo cinco y más ligeras, en general con relación más abierta entre marchas, y con esas optimizaciones de gestión que nunca llegamos a saber cuáles son.
Pasando al promedio, para tener datos comparativos, estos doce coches arrojan un promedio de 95 CV, una cilindrada de 1,48 litros, unas emisiones de 97 gramos, un consumo de 5,45 l/100 km, y un tiempo invertido de 4h 44m. Como se verá, el tricilíndrico más actualizado de VW, con una u otra potencia (que horquilla a la perfección a la media de estos rivales), no consigue mejorarles el consumo, pero sí les rebaja el tiempo en tres minutos, quizás más por bastidor (gomas de 215) que por eficacia de la mecánica. Y ese exceso de sección de goma podría, a su vez, ser responsable de la décima de litro de mayor consumo.
Como venimos advirtiendo desde hace tiempo, y una vez con los motores en caliente, la eficiencia de los turbodiesel modernos, que es muy buena dentro de los parámetros en los que se maneja la automoción actual, apenas ha mejorado, si es que lo ha hecho, en la última o incluso dos últimas décadas. Todas las indudables mejoras introducidas últimamente –al precio de una complicación tecnológica impresionante, y con un riesgo de caras averías- tienen como objetivo rebajar el consumo y las emisiones en el período inicial del arranque en frío, a fin de conseguir datos de homologación que permitan beneficiarse de exenciones fiscales, rebajando lo justo para pasar la barrera a una categoría más favorable. Pero luego, una vez en marcha durante unos cuantos minutos, los coches siguen consumiendo más o menos igual que hace dos décadas, a igualdad de potencia, peso, tamaño y aerodinámica. Una vez resuelto –a motor nuevo- el problema de los gases contaminantes (CO y CO2, NOx y HC), lo que parece ser el problema pendiente es el de las partículas muy finas, ya que las más gruesas son atrapadas en los correspondientes filtros.
Resumiendo, y vuelvo a la autocita de la prueba anterior: “Estas dos pruebas parecen apoyar algo que ya estábamos detectando desde tiempo atrás: que en gasolina, la miniaturización no funciona nada mal junto a la sobrealimentación con turbo. Y en cuanto al turbodiesel, que la miniaturización parece tener un tope absoluta en 1,4 litros, ya sea para tres o cuatro cilindros; y que los actuales y muy afinados 1.6 –que oscilan entre 90 y 136 CV, según lo que se les apriete- también son capaces de la misma economía, o incluso mejor, con un manejo bastante más agradable.”
Y mientras tanto, en un universo paralelo de 95 octanos, el Mazda2 1.5-90cv Skyactiv-G se planta en 5,85ltr/100km a 106,1km/h para un tiempo de 4h45m. Moraleja a título personal: sale más rentable dedicar esfuerzos en el ahorro de peso.
Cada vez veo menos interesantes los motores diesel para estos coches pequeños, por lo desagradables que se están volviendo y por que los de gasolina parecen estar muy cerca. Me explico: 2 generaciones atrás uno se podia comprar un Polo con un 1.9tdi de 100 cv que gastaba como este, mas o menos, era bastante fiable y resultaba bastante agradable de utilizar salvo en vibraciones a baja velocidad (en eso creo que en eso tampoco hemos ganado nada) o un 1.4 16v de gasolina que gastaba un 50% mas, andaba claramente menos y era mas ruidoso a alta velocidad.
En la actualidad el diesel sigue teniendo todas las desventajas que tenía, y ha adquirido algunas nuevas en prestaciones. Pero el gasolina mantiene todas sus ventajas, y ha perdido la desventaja de consumo y la de prestaciones. No se quien puede preferir este Polo al de gasolina de similar potencia, sobre todo en coches bastante caros respecto a su competencia y con semejantes medidas de neumático. Es ahorrar el chocolate del loro.
Insisto en lo de las ruedas, esa anchura me parece una salvajada para un Polo de esta potencia. Aunque para hacer buenos tiempos en el circuito de A. de A. vienen al pelo.
@1: Mazda busca la máxima eficiencia térmica del motor, así como disminuir al máximo la potencia necesaria para circular con el coche.
VAG busca homologar lo mínimo y si tuviera que vender el alma al diablo, lo hará.
Seguramente cuando D. Arturo comience con las pruebas a velocidades más bajas, los consumos se igualen todavía más, debido a que según dicen, los gasolinas son más sensibles en esas condiciones de mas exigencia.
Personalmente, dado que circulo a velocidad legal, me interesan más los resultado a partir de ahora.
Muchas gracias D.Arturo.
@3 Insensato! VAG no. Fue culpa de un puñado de ingenieros rebeldes.
@4 Pues no había caído pero creo que tienes razón o al menos deberías. Lo suyo sería probar un par de vehículos similares (en la medida de lo posible) en las nuevas condiciones y comprobar las diferencias.
@5 LuisF
Los directivos lo sabían, han salido a la luz documentos que prueban que los directivos conocían esta práctica. Otra cosa es que la idea de este tipo de Firmware fuera de un ingeniero.
@6 Lo sé, lo sé… Iba con guasa ejej He seguido de cerca todo el escándalo de VW. De todas formas, aunque fuera como dices, no sabría decirte quién tiene más culpa si el que propone soluciones o el que las busca para aplicarlas con toda la intencionalidad.
Por cierto Don Arturo, se huele a corto/medio plazo una prueba del 1.0 TSI -90cv?
@2 Es curioso como ud. que defendía que unas 245/40-19 eran adecuadas para un Insignia de 140CV ahora diga que las 215/45-16 son una «salvajada» para un Polo de 90CV.
@8.- Pues sigo defendiendo ambas afirmaciones. En proporción a sus pesos las ruedas del Polo son mas anchas que las del Insignia, del que dije que iba un poco sobrecalzado por otro lado aunque no me parece demasiado grave.
Como conduzco habitualmente un primo del Polo con ruedas de esa anchura y 53 cv mas, se que a) esas ruedas dan una adherencia muy por encima de la que es lógico y aprovechable demandar en un utilitario normal, b) cuando llueve y hay charcos hacen al coche bastante propenso al aquaplaning con neumáticos de primera marca y en buen estado, no quiero pensar como irá con unos Wanly que muchos montarán porque c) Las ruedas de esa medida cuestan un montón de pasta que se pega con el carácter ahorrador de un tricilindrico turbodiesel.
También conduzco de vez en cuando un Passat que monta 235. Sus ruedas a igual modelo cuestan casi lo mismo, y lo asume mucho mejor quien gasta 35k en una berlina que quien gasta 12k en un utilitario. Ah, también va de maravilla sobre una carretera encharcada y tiene una ventaja de tacto y agarre respecto a las 215 que monta de serie.
¿Comprende ahora porqué, teniendo en cuenta el publico objetivo del Polo de marras, digo que me parece mucha goma?
@9
Audi RS3 Sportback: 367 CV / 1595 Kg / 235/35 R19 / 59.800€
Mercedes AMG A 45: 381 CV / 1555 Kg / 235/40 R18 / 57.550 €
Opel Insignia 2.0 CDTI: 140 CV / 1613 Kg / 245/40 R19 / 28 570 € / ligeramente sobrecalzado
No sé si los 2 primeros llegan al nivel de precisión del Insignia con tan poca rueda… el precio si es algo más alto, aunque no el de los neumáticos.
Por cierto, a principios de año en Motorpress realizaron una comparativa entre 5 berlinas premium, incluido un slalom, un test del alce y una frenada asimétrica, sabe cuál fue el mejor en las 3 pruebas? un 320d con unas pobres Pirelli Cinturato en medida 225.
Los vehículos se diseñan con una medida de neumático estandard, y por llevar más rueda no siempre van mejor.
@1, 2, 3 Todo lo que comentan está muy bien e incluso podría estar hasta de acuerdo; pero lo que me preocuparía es que en utilización exigente (de verdad) el consumo del gasolina se disparase.
Yo quiero volver a la gasolina (estoy en lo que considero la franja de kilometraje anual como para pensárselo si tuviera que cambiar de coche), pero creo que la diferencia no es tan pequeña como la pintan, si nos ceñimos exclusivamente al consumo.
Por otra parte, con el Mazda (coche que por cierto, me encanta)… ¿que tipo de recuperación te queda en 5ª a 100-110km/h…?
@11
Mazda 2 1.5 90:
80-120 Km/h en 4ª: 14,4 s
80-120 Km/h en 5ª: 23,9 s
Polo 1.4 TDI 90:
80-120 Km/h en 4ª: 9,7 s
80-120 Km/h en 5ª: 13,1 s
@10.- Yo no hablo de si en abstracto va sobrecalzado o no, aunque en el caso del Insignia ya dije que un poco si pero tampoco demasiado visto que no causa inconvenientes dinámicos. Y quien no quiera esa anchura se puede comprar otro acabado. El Polo sigue pareciendome sobrecalzado, la verdad. Y comparado con los que cita mas aún.
Estoy de acuerdio con su ultima afirmación, aunque esa comparativa no me sirve, debería ser el mismo coche con distintas ruedas para que lo hiciera.
@11.- Sus dudas son exactamente las mías, beneficios de vivir en la era de la información xd.
@11: Las recuperaciones del Mazda son tan malas porque tiene unos desarrollos demasiado largos para un motor de esas características, para hacer un 80-120, mejor en 3º partiendo de unas 3200rpm
Pero que tiene que ver aqui el Mazda? Has leído cual es el título de la prueba?, pues eso, Polo (el Mazda no toca ahora, que ganas de desvirtuar las pruebas o reportajes, sino te interesa, pues no lo leas)