El pasado 10 de febrero, con motivo de mi presentación por parte de Javier Moltó como futuro pero ya casi inminente colaborador de Km77, escribía “JotaEme” que no me conocía, porque él sólo lee prensa del motor anglosajona. No puedo estar más de acuerdo con él en una de las dos conclusiones que saco de su comentario: dicha prensa es la mejor. Y ya no tanto en la otra, porque deduzco que la actualidad del mundo del motor, en su faceta española, le importa poco o nada; salvo que él considere prensa exclusivamente a la escrita en papel, y que una web, como Km77 sin ir más lejos, no es prensa, aunque sirva lo mismo que la de papel para estar enterado de la actualidad. Por supuesto que cada cual es muy libre de elegir lo que quiere leer, pero me parecería un poco fuerte tener que enterarse de que Seat acaba de lanzar un interesante Ibiza FR 2.0 TDI de 143 CV a través de la prensa británica (en la norteamericana, también muy valiosa, es probable que ni siquiera salga la referencia). Yo mismo, en mi anterior comentario respecto a la Fórmula 1, criticaba buena parte de las informaciones, radiadas y escritas, respecto a dicha especialidad. Pero también es justo aclarar que el fenómeno de la “Alonsomanía” ha hecho aparecer en la profesión a un buen número de en general jóvenes, animosos e inexpertos “plumillas” cuya firma era desconocida con anterioridad a dicho fenómeno. Y el poso que requiere escribir sobre este tema (en realidad sobre cualquiera) no se adquiere de la noche a la mañana; ni tan siquiera empezando a leer, a partir de la incorporación a dicho mundillo, grandes dosis de prensa del motor anglosajona. Con lo cual volvemos al inicio de aquello sobre lo que quiero escribir hoy; y que me perdonen los blogueros menos interesados en los aspectos internacionales del mundillo periodístico del motor. Pero, en todo caso, que la culpa se le echen a “JotaEme”, porque ha levantado una liebre que a mí siempre me ha parecido de lo más interesante de perseguir y, como buen galgo, cobrar.
Para empezar, he de decir que el “plumilla” anglosajón del motor (pundit le llaman allí al periodista, creo que como derivación de punch it, o sea machacador de teclas) parte con unos cuantos cuerpos de ventaja respecto a los que nos dedicamos al mismo menester en la parte española de la ibérica piel de toro (los portugueses son caso aparte, y precisamente muy influidos por lo anglosajón, pero dejemos la cuestión simplemente apuntada). Y esta ventaja reside en que tratan con un público automovilísticamente muy culto; me refiero al público de revistas especializadas, porque en un diario, tanto allí y no digamos aquí, ya es otro cantar. Ese mayor nivel permite un grado de complicidad entre quien escribe y quien lee que autoriza al primero una frescura y unos guiños cómplices que aquí podrían estar fuera de lugar. Basta con ver el nivel de sus “Cartas al Director” para entender lo que digo; y no es que en España no haya muchos y muy cultos aficionados al automóvil, pero es en el ambiente anglosajón lo son casi todos. Ejemplo al canto: si en un texto de tema deportivo escribo “il Commendatore”, la gran mayoría de quienes leen esas líneas adivinan (o más exactamente, saben a ciencia cierta) que me refiero al difunto Enzo Ferrari. Pero si, hablando sobre el mismo tema, pero en plan más retrospectivo, digo “le Patron”, es muy probable que el porcentaje se invierta, y la mayoría (sobre todo los más jóvenes), no sepan que ése era el apelativo de Ettore Bugatti, el gran técnico italo-francés que nos regaló con algunas de las más bellas realizaciones mecánicas y estéticas de las décadas 20 y 30.
Naturalmente, y como casi siempre en estos casos, se juntan el hambre y las ganas de comer; si elevado era y es el nivel de los lectores, en la misma proporción lo era y lo sigue siendo el de los periodistas. Durante los cuarenta años que llevo asistiendo a presentaciones internacionales de nuevos modelos (y muy especialmente durante los 27 en los que he formado parte del jurado del “Car of the Year”) he tenido una oportunidad privilegiada para conocer a la flor y nata del periodismo del motor, como el belga Paul Frère, buen amigo recientemente fallecido, el británico Gordon Wilkins, el francés Jean Bernardet, el alemán (casi diría prusiano por su porte) Conde Olaf von Fersen, los italianos Piero Taruffi y Gianni Rogliatti, y tantos otros nombres señeros. Así que le sigo dando la razón a “JotaEme” pero puntualizando de nuevo que el mérito de la prensa anglosajona reside tanto o más en el público que en los periodistas; cualquiera de los antes citados y muchos otros, cada cual con su mayor o menor gracejo, podrían haber escrito con la misma profundidad, aunque casi ninguno con el impactante estilo del inolvidable L. J. K. Setright, auténtico enfant terrible de esta profesión.
Todo lo de este hombre, también desaparecido hace ya unos cuantos años, era increíble, empezando por su físico: muy alto, delgado como un palo, vestido siempre según los cánones de la elegancia británica, y con una larga barba canosa que, junto a su gesto serio y distante, le hubiera permitido encarnar a Don Quijote de la Mancha mejor que a la inmensa mayoría de los grandes actores que lo han hecho, y sin necesidad de maquillaje. En una ocasión, cuando ya no pude resistir más el picor de la curiosidad, le pregunté: “Leonard, ¿por qué casi todos tus escritos acaban teniendo, casi siempre al final, una cita en latín o incluso griego?” La respuesta me dejó pasmado, aunque viniendo de semejante individuo debería haberme esperado eso, o algo casi igual de sorprendente: “Pues porque mis estudios universitarios son una licenciatura en lenguas clásicas”. ¡Toma ya!; y esto lo dijo un tío que había escrito un libro (que tengo bien guardado y dedicado de su puño y letra), allá por los ’70 o tal vez primeros ’80, sobre “La tecnología del neumático de competición”; libro que, pese a mis estudios de ingeniería industrial, me costó Dios y ayuda digerir en su integridad. Este es el tipo de periodistas que, repito una vez más, ayudados por una clientela de alto nivel, han situado al periodismo anglosajón del motor en el puesto que tanto a “JotaEme” como a mí nos parece tan merecido.
Ahora bien; yo no sé cuantos años lleva nuestro bloguero leyendo prensa del motor en inglés; por mi parte, dada mi edad y el hecho de que el automovilismo español de épocas pretéritas tenía una indudable base francófona, en la década de los ’50 me atiborré de lecturas de dicho origen, básicamente “L’Automobile”, en su época (al menos para mí) más gloriosa. Pero en la siguiente década, cuando inicié mi andadura profesional, empecé a incluir en mis lecturas revistas tanto británicas como norteamericanas (de las sudamericanas de tiempos antiguos recuerdo con cariño la excelente “Parabrisas” argentina, que ya no sé si sigue existiendo). Pues bien, ello quiere decir que en casa tuve amontonadas cantidades ingentes de “Motor” y “Autocar” (antes de que se fusionasen), así como de “Car&Driver”, “Road&Track” y “Motor Trend”; la verdad es que “Hot Rod” ya me cogía muy fuera de mi concepto del automovilismo. Con el máximo respeto, los dragsters y los Ford A con un moderno V8 injertado están muy bien para “American Graffiti”, pero personalmente no me llaman la atención; lo mismo que muchos productos de tuning (esto último da para otro comentario en el blog), pero ahora sigamos con nuestro tema, que es el de la evolución que, en menos de dos décadas, he creído apreciar en la prensa anglosajona del motor. Evolución que ha alcanzado su máxima expresión en el programa televisivo “Top Gear”, que sin duda será bien conocido de la mayor parte de los blogueros, a través de la gran cantidad de filmaciones suyas que circulan por la red.
Por una parte, tanto los realizadores de este programa como algunos, o incluso bastantes de los de prensa escrita, dan la impresión de ir de “sobraos”, y talmente parece que les importa mucho más pasárselo “bomba” montando sus programas o artículos, que ofreciendo información más o menos sólida a sus lectores y/o espectadores. Y con ello no estoy insinuando que haya descendido el nivel de los profesionales de la prensa del motor anglosajona (sigo conociendo y tratando a muchos del máximo nivel, y muy serios), pero sí que en buena parte han tomado una deriva hacia un tratamiento más facilón y aparatoso, e incluso espectacular, que realmente profundo, informativo y con opinión bien argumentada, por peculiar que ésta sea. Y como muestra de esto último vuelvo a recordar a L.J.K. Setright, con cuyas opiniones para justificar sus votaciones en el “Coche del Año” yo no coincidía personalmente ni por asomo, pero me sentía absolutamente incapaz de refutarlas, tal era de bien armado, razonado y justificado su discurso, por muy estrambótico que pudiese parecerle a uno.
Estimado Arturo: en nuestra marca, son revistas como Car (versión UK), Top Gear o Performance Car las que nos permiten saber qué tal se valora un coche respecto a otro. Me encanta su descripción del insustituible L.J.K. Setright, aunque se olvida de sus preciosos guantes que siempre usaba para conducir y que confesó que sólo podían ser de piel de cabra ya que eran los que mejor equilibrio daban entre elasticidad y agarre. Guardo todos su artículos de aquella epoca dorada de la revista Car. Supongo que el papel de «enfant terrible» lo ha heredado Jeremy Clarkson (buen presentador de Top Gear TV y mejor columnista en la revista de dicho nombre) aunque me sigue también gustando mucho la forma de escribir de Gavin Green.
Gracias por descubrirnos una porción de la prensa del motor y de su historia desconocida para mi. Sobre todo por los personajes.
La web, que es muy generosa tanto para lo bueno como para lo malo, me ha descubierto una imagen del señor citado por Vd. y por McRae. Ya veo que no exageraba ni un pelo en su descripción:
http://i.telegraph.co.uk/telegraph/multimedia/archive/00831/motoring-graphics-2_831489a.jpg
Buenos días, Arturo.
¿Tienes más información del libro sobre neumáticos de Setright que nombras? Imagino que está descatalogado. Al margen de difícil de asimilar, ¿te gustó? ¿Contiene información verdaderamente útil? ¿Sabes dónde conseguirlo hoy en día?
Saludos.
Top Gear es un buen programa de entretenimiento en el que, además, salen coches. Pero no es un buen programa de coches. Es como leer una revista de cierto grupo editorial, que ya sabes qué modelo va a ganar las comparativas.
Siendo parte de esa joven generación a la que tanto se refieren ahora resulta algo de agradecer leer a alguien que si tenga la experiencia suficiente para hablar sobre estos tema con total dominio.
Sólo en km77 podría encontrar uno un texto que considero que se merece todo el tiempo que uno le puede dedicar leyéndolo. Mucho puede aprender uno de acá, pues a mi edad hay muchísimos caminos por escoger.
Sobre Top Gear. Es un programa de entretenimiento como bien dicen, nada informativo se puede esperar de ahí aunque algunas veces llegan a algunos puntos interesantes, es para pasar un rato de ocio con algo que no le exige mucho a la mente ni para informarse ni para analizar.
El error de muchas personas actualmente es utilizar sus críticas para refutar de una manera supuestamente objetiva, en Top Gear salen coches y ya, pero no sirve para informarse acerca de ellos. Es simplemente algo diferente, «ligero», algo para un público más general, creo yo.
El problema de la prensa española comparada con la anglosajona es que parece más comprometida con ciertas marcas que con sus lectores. Si cogemos el último numero de una revista y uno de hace diez años y cambiamos las fotos no sabríamos que texto corresponde a cada modelo.
Creo que hace falta más exigencia y más espíritu crítico en nuestras publicaciones.
D. Arturo, le agradezco la toma en consideración de mis apuntes. Es verdad que antes no le conocía, pero lo que conozco de usted desde su incorporación a estas páginas me gusta porque estoy descubriendo un vino maduro, asentado y con las arrugas del escepticismo que da un kilometraje que adivino generoso.
El automovilismo es parte muy importante de mi vida, quise principiarme como piloto en la infancia y dedicar a ello mi vida profesional, pero una paternidad – ignoro si responsable o desinteresada hacia la idea- impidió que lo fuese hasta ya entrado en la edad adulta cuando su concurso me resultaba prescindible.
Ya de niño leía Autopista y Motor16, Coche Actual más tarde y salvo raras excepciones lo único que encontraba era gente sin sangre tirando de diccionario de sinónimos para describir cosas estúpidas que sonaban a publirreportaje.
Tuve la suerte de estudiar en el Reino Unido de niño, y allí (principios de los 80) conocí la prensa anglosajona. Del motor o no, no sólo era muy entretenida y fresca sino que los que allí escribían conocían de lo que hablaban e ítem más, disfrutaban haciéndolo para un público que disfrutaba informándose. Desde entonces mi fuente de información es anglosajona ya sea de información general (Newsweek, The Economist) del motor (Car, Top Gear), informática o de cualquier otra clase, estando suscrito a todas las mencionadas y comprando aperiódicamente otras publicaciones del mismo tenor.
Hay una diferencia fundamental en el público y otra diferencia fundamental en el periodismo que explican, a mi entender, esas diferencias.
En los países de nuestro entorno, el vehículo es un bien generalizado desde el segundo tercio del siglo veinte. España se motorizó masivamente desde los años 60 -y con enchufes- y no es hasta casi los ochenta cuando el automóvil utilitario llega a los garajes y las calles de la clase media y media baja. Nos llevan más de 30 años de ventaja y el automóvil es para el español lo que el reloj de oro grandegrande para el nuevo rico de la lotería. Somos un país de adolescentes automovilísticos, hipotecados por un coche más grande que el del vecino y consumidos por la fiebre de la personalización del plástico absurdo. Acné e ignorancia es el diagnóstico.
El periodismo automovilístico español es –a grandes rasgos- reflejo de eso mismo. Lo que más noto de diferencia con la prensa anglosajona es la ausencia de crítica. Algo que es la razón de la existencia de la prensa especializada brilla por su ausencia en España; y es que los directores de comunicación de las marcas en España no gustan de comparativas ni de comentarios poco favorables. “No te vuelvo a dejar un coche”, y claro, los dircoms comen juntos, tampoco otros lo harán.
Un público informado y culto exige un periodismo crítico y riguroso. Como el público no lo es (al menos no en comparación con otros países de nuestro entorno por los motivos del atraso visto) el periodista publica las fotos y los párrafos mínimamente adaptados de la carpeta de prensa que entregan las marcas y cambio de un tratamiento elogioso les dejan el coche para la boda de la sobrina y para ese viaje de fin de semana.
Km77 en lo que conozco el medio, es una excepción a ese planteamiento; podría ser mejor pero es buena y desde luego la más crítica con el producto probado que se puede leer en lengua cervantina. Tienen un prestigio innegable cimentado sobre un difícil compromiso entre información crítica sincera sin resultar servil. Está en un delicado límite que las marcas estiman como tolerable a ceño fruncido, pero hacen falta más medios como km77 para que se pueda ver algo cercano a lo que los lectores anglosajones encuentran en sus revistas. Km77 podría ser mejor, pero entonces el contenido propio (pruebas) tendería a cero.
En fin, estimado Arturo, el tiempo nos librará de ese acné, entretanto, siempre nos quedará París (o Londres).
Me resulta muy grato leerle, y más aún que lo haga en éstas páginas de km77.
JM
En España el problema del servilismo de la prensa no es exclusivo del sector del motor, lamentablemente.
Ahí va uno de los últimos ejemplos: Rafael Reig Vs. Félix Monteira
http://www.hotelkafka.com/blogs/rafael_reig/2010/03/publico-el-gobierno-y-monteira-ecce-homo/
Estimado Arturo, quiero decir, «A»
Gracias por deleitarnos de nuevo con estas leras salidas de su pluma, quiero decir, de su teclado.
Gracias por nombrar a tan ilustres y para mí desconocidos periodistas. Tenga por seguro que les buscaré y me informaré bien sobre ellos. No puede ser que muera si leer nada de ellos. Me pongo una vida de plazo para hacerlo.
Me sorprende el comentario de JotaEme sobre la crítica sincera, el servilismo y la tolerancia de las marcas. Es vox populi que los medios están vendidos. Después de leer y escuchar a Castells creo que no lo hacen por convicción sino para delimitar un mercado de lectores afines. ¿Hasta donde llega el servilismo de los medios del motor? Seguro que es un tema delicado y seguro que un día nos habla sobre ello.
Reciba un cordial saludo.
Yo creo que la clave está en este párrafo de JotaEme:
«Ya de niño leía Autopista y Motor16, Coche Actual más tarde y salvo raras excepciones lo único que encontraba era gente sin sangre tirando de diccionario de sinónimos para describir cosas estúpidas que sonaban a publirreportaje»
Recientemente he recuperado de mi trastero un montón de revistas de finales de los ochenta y principios de los noventa, y me he quedado absolutamente horrorizado, sobre todo con Automóvil. Hojeé rápidamente unos 25 ejemplares de principios de los noventa y les juro que no pude encontrar un solo destacado en los que me dieran información de interés. Todas las frases eran tópicos blandengues y ambiguos, y cuando hacían una comparativa, parecía que todos los coches eran maravillooooooosos, y la elección era cuestión de gustos.
En su día no me lo parecía, pero ahora me pareció intolerable. Y en buena medida es porque antes no tenía la referencia de km77, sino sólo las de otras revistas de papel que tampoco destacaban precisamente por la claridad y la objetividad.
Saludos,
F.
Desde hace 18 meses resido en el Reino Unido por motivos de trabajo, no veo que la prensa de aqui sea mucho mejor que la de España. En cuanto a prensa del motor solamente veo mas interesantes las revistas dedicadas a aficionados al bricolage (Land Rover Owner international es un magnifico ejemplo) y las dedicadas a clasicos.
En cuanto a prensa de politica si creo que es muy superior. Su principal objetivo es dar cera al gobierno y vigilar si se ha gastado correctamente hasta el ultimo pence del presupuesto. Y sin que tenga nada que ver si es de derechas o de izquierdas el gobierno.
Top Gear no tiene nada que ver con periodismo del motor, es una payasada.
Sr oalfonso, quiza no haya conocido Vd todavia la revista «Motorsport» (http://www.motorsportmagazine.co.uk/).
Si es asi, le aconsejo encarecidamente que se haga con un ejemplar y lo lea detenidamente. Este es el tipo de revista que lleva educando al publico britanico, durante mas de 80 años (en el caso de esta revista en particular). Lea vd las cartas al director, como sugiere el Sr de Andres, y vera el bagaje que tiene el publico de este sector. A mi causa admiracion hacia ellos y embarazo hacia mis limitados conocimientos.
Si la conozco y no me llamó la atención, aborrezco el automovilismo profesional por encontrarlo falso y manipulado. Prefiero leerme cien veces antes una AutoHebdo con sus slaloms regionales y subidas de montaña que una Motorsport o Autosport hablando de algo podrido como es la F1. Si me gusta por ejemplo la racecar engineering, aunque no la encuentro con facilidad.
Igual puedo decir de las pruebas, nunca me han atraído las pruebas de coches minoritarios, pienso que es un refugio muy fácil para el periodismo. Me interesa mucho mas una prueba de un vw Polo por útil, una de larga duración, un reportaje sobre problemas de fiabilidad, como hacer determinado mantenimiento o una
explicación teórica de cómo funciona una pieza.
Pues a mi Top Gear (el programa de tv) no me parece una payasada. Reconozco que no es la Encyclopedia Britanicca del automóvil pero, al menos, no es publicidad (casi) estática como Más que coches o, incluso, el programa de TV3 +Motor. Porque las cosas hay que compararlas entre pares.
Lo que me pude reir viendo uno de los últimos episodios de Top Gear, en el que ponían a parir al BMW Q6; poco menos que decían que es un coche absurdo…
Ese atrevimiento, más acusado si cabe por tratarse de la televisión, no lo he visto yo jamás en una revista.
Es un programa hecho con un particular humor Inglés, pero desde luego que no es ninguna payasada, aunque a veces hagan el payaso, trabajo muy honrado y harto complicado, por cierto.
El mensuario Parabrisas sí que existe (http://www.revista-parabrisas.com.ar). La edición de febrero de 2010 es la número 376, y pertenece al grupo Perfil, o sea que es rival de la Auto Test, que lleva 231 números y es del grupo Motorpress. Ninguna es una maravilla, se los aseguro. Ninguna vale los tres euros que más o menos cuestan acá en Uruguay. Por cierto, son las únicas revistas medianamente profesionales que se consiguen por acá (de chico coleccionaba Motor 16, de las que conservo unos cien ejemplares). Por eso, para enterarme de la actualidad del mercado sudaca, me informo a través de blogs y de prensa profesional brasilera. Best Cars (http://www2.uol.com.br/bestcars/bestcars.htm) sería un buen «partner» de km77 – tiene la particularidad de hacer comparativos de a cinco o seis autos y no es invitada a los lanzamientos de Chevrolet por haber criticado ciertas políticas del corbatín dorado.
Me encanta TopGear. Es divertido, desenfadado y capaz como nadie que haya visto hasta ahora de criticar si miedo.
Es genial.
Yo también tuve toda la colección de L’Automobile que mi padre leía, y también lo compré durante algunos años. Pero recuerde Vd. que también eran bastante chauvinistas (los Alpine siempre), aunque por supuesto, sus reportajes estaban a años luz de los de la revista «Autopista» en donde Vd. trabajaba y de la que siempre fuí lector, a pesar de sus limitaciones (no había nada mejor).
Me gustan cosas como «el bueno el feo y el malo» de CAR UK que nunca se han visto en España y en donde descalifican sin pelos en la lengua a bastantes modelos que aquí se consideran «premium». Y también aprecio su capacidad de autocrítica, tanto con la industria nacional como con sus publicaciones.
Y si que es interesante el leer como ven desde UK a nuestros Seat. En su dia decían que el Toledo (el que tenia un morro de ese tipo) visto por el retrovisor de lejos parecía un BMW pero que costaba la mitad.
Y sus pruebas de los comerciales, su falta de la timidez nacional para conducir y apreciar Kangoos y cosas por el estilo, prácticas y baratas.
Y su afición a los descapotables
Fantástico nivel de debate sobre un tema que da para varios tomos. Estoy de acuerdo con el Sr. A sobre que la gran ventaja que tiene los periodistas británicos es que su clientela (lectores) tienen un nivel de exigencia mucho más elevado que sus homólogos españoles. Eso, unido a un mercado de revistas mucho más competido, hace que para sobrevivir sea imprescindible dar al lector la calidad que exige. Sin embargo en España, parece que todo vale para el lector. Creo que hay productos (en prensa de papel) muy buenos y también los hay muy malos. Sin embargo, esos juicios (mios y muy susceptibles de ser erróneos) no se corresponden con las cifras de ventas que, en cualquier caso, son ridículas en comparación con las que se consiguen en países comparables al nuestro. La viabilidad económica de los medios de motor depende en muy escasa medida de sus ventas y mucho de su contenido publicitario. En estas condiciones, no resulta extraño ver como hay publicaciones que se centran más en reforzar sus equipos comerciales que sus redacciones, cuya misión fundamental es rodear de letras, ordenadas de forma más o menos coherente, el espacio que dejan libre los anuncios. El ritmo del mercado, acelerado por la actual crísis, y la imparable pujanza de los nuevos soportes, pondrá a cada uno en su sitio. No lo duden. Creo que hay que saber mirar e insisto en España se hacen cosas buenas en todos los soportes, aunque nos queda a todos, lectores y leídos, un trecho hasta llegar al nivel de los británicos. Para acabar, diré que creo que la TV nunca desplazará a la prensa escrita (papel u online) ya que tiene mucha capacidad de entretener, pero resulta incapaz para inforamar en profundidad. Top Gear es un ejemplo claro.
Siempre resulta interesante leer a LJKS, pero a su vez la mayoría de las veces tremendamente complicado debido a lo denso, muy denso, de su estilo. Yo por mi edad no pude leerle en su momento, pero sí que con los años he ido recopilando algo de material suyo, entre el que se encuentra un libro (Drive On!) sobre la historia del automovilismo que resulta tan interesante como pesado de leer en muchos pasajes por la saturación de referencias cruzadas.
También es cierto, lo que escrito sobre lo muchas veces «polémico» de sus opiniones. Por ejemplo citando una comparativa entre estos modelos: BMW 750iL – Bentley Turbo R – Mercedes 560 SEL – Jaguar Sovereign V12, escribía respecto del Mercedes:
«The Mercedes-Benz is nothing more than a quite ordinary car- so ordinary that I could not take it seriously- that happens to be very powerful.»
Esto sobre un modelo de Clase S que para muchos, ha quedado grabado en el subconsciente como uno de los mejores coches que ha realizado la marca alemana a lo largo de su historia.
Por otro lado luego era un enamorado de coches como el primer Scirocco o el Honda Prelude en sus diversas generaciones, diversos FIATs y por supuesto Citroëns, y de esa oscura marca para los que no somos ingleses (y para la mayoría de ellos también) que es Bristol.
También dicen las malas lenguas que era un tanto temerario al volante y es cierto que en muchos artículos escribía de manera un tanto arrogante sobre sus endiablados ritmos en carretera.
En defintiva, todo un personaje.
Hablando de la prensa anglosajona en general, no hay más que leer un artículo de por ejemplo Car hace dos o tres décadas y uno de la actual para darse cuenta que son una sombra de lo que fueron. Claro que pude que el hecho de que por aquel entonces revistas como la propia Car o Motorsport (que contaba con otro periodista tremendamente peculiar como Denis Jenkinson) estuvieran publicadas por pequeñas editoriales y hoy en día pertenezcan a «gigantes» de la comunicación tenga algo que ver. Se han sustituido los largos e interesantes artículos con las fotografias justas y necesarias, por los colorines y los articulillos para lectores con déficit de atención, siendo uno de los casos más extremos la revista de Top Gear.
Otra de las curiosidades que me han venido a la mente leyendo esta entrada del blog es que unos cuantos de los periodistas de más renombre de aquella época dorada de la prensa del motor británica eran australianos, coincidencia o no, no lo sé.
Prueba
Hay una cuestión de fondo que no es baladí, y que ya se ha comentado suficientemente. Estamos comparando la prensa del motor española con la prensa del país con más tradición automovilística del mundo. Como se ha dicho, estamos comparándonos con una de las cunas de la civilización en muchos sentidos, y donde el desarrollo de la prensa libre va muy por delante de la nuestra. Seguro que si comparáramos la prensa técnica del jamón española con la británica les daríamos una paliza por cantidad y por calidad, pero en el mundo del motor no es el caso.
Por otra parte, me hace gracia eso de los textos densos y enrevesados. Se supone que los periodistas deben de escribir para su audiencia, y que la audiencia debe de entender lo que se le cuenta. El periodista debería de escribir para el menos avezado de sus lectores, no para el más listo. Desde ese punto de vista, el señor de las barbas no era un buen periodista.
Existe la creencia errónea de que un periodista debe de saber más que nadie sobre su temática. Pero ese enfoque no es del todo acertado. Obviamente esta percepción está muy contaminada por el periodismo que se hace ahora, donde la gente que se pone al frente de las redacciones no tiene experiencia, ni sobre lo que se le manda, ni sobre periodismo (esto es lo peor). Nadie nació aprendido, el problema no cuidar al que se pone al timón de un texto o una imagen, básicamente por criterios mercantilistas, según los cuales la redacción debe pesar lo mínimo financieramente y maximizar los beneficios publicitarios. Así nos encontramos con la mierda de periodismo que tenemos hoy en día, especialmente en los medios online o en las televisiones de ámbito no nacional. Y el problema de todo esto es, en el fondo, la ausencia de cultura periodística de los propietarios de los medios. Volvemos a la teoría del jamón. Esto es España.
Un periodista que sabe mucho sobre un aspecto técnico corre el riesgo de adquirir los tics de su gremio según los cuales se expresa en un lenguaje no asequible para la mayoría. Y no olvidemos que la prensa del motor es una prensa de masas, cuya finalidad primordial es servir de guía y estar al día para la compra de un vehículo nuevo.
No existen, desgraciadamente, revistas españolas no profesionales que traten el mundo del motor desde el punto de vista del experto/apasionado del automóvil (no, no Automóvil lo era o es). Tampoco Km77, curiosamente, lo es (por más que se haya dicho aquí lo contrario). Km77 es una revista del motor rigurosa pero cuya finalidad básica es el pragmatismo y la utilidad, no los platos elaborados y refinados para diletantes del motor.
Que nadie se olvide tampoco de que una revista es una empresa, peculiar, pero una empresa. Y al final tienen que salir las cuentas. Lamentablemente esta parcela es la que ha arruinado al periodismo.
Es cierto que lo poco que llega de forma masiva a España de la prensa británica (si es que realmente lo es) es Top Gear, programa al que le reconozco ciertos méritos, pero que a mí francamente no me gusta nada. Creo que están más preocupados en veleidades exhibicionistas que en otra cosa. No sé si la televisión es el medio más adecuado para hacer periodismo; desde luego es un medio en el que se echa mucho de menos algo de calidad en este campo (dónde quedan programas como La segunda oportunidad…).
Yo soy otro excéntrico de esos que, habiendo nacido en los ochenta, dedica tiempo (y algo de dinero) buscando «velocidades», «autopistas» o «automecánicas» en ferias y en Internet. No hay color. Precisamente una de las últimas revistas con las que me he hecho es el número en que nuestro Arturo prueba el R-5 TS. Todo un deleite.
Por cierto, en prensa francófona, hay un periodista al que le sigo la pista desde hace algún tiempo: Édouard Seidler. Muy interesantes sus obras sobre Renault y Ford, entre otras.
JFKa.- cuanta razón en sus líneas. Totalmente de acuerdo.
Estimado Arturo: No sabes ( permíteme tutearte, te «conozco» desde 1979) la alegria volver a reencontrame con tus excelentes artículos. Siendo un crio, en 1979 , enfermé gravemente con este virus incurable que se llama Automovil. Desde entonces hasta ahora, la enfermedad no ha rmeitido. Y tuve tres grandes maestros en esta afición: Javier del Arco en F1, Ricardo Muñoz en rallyes, y tu, Arturo, en automovil de serie. Como añoro esas grandes pruebas que nunca más se han igualado., podrán tener mas datos , mejores fotos lo que quieras, pero Dios! como añoro tus comentarios con ese estilo tan Insustituible. Tambien las respuestas, muchas veces mordaces, con las que contestabas el consultorio ( como aquel que le habia puesto a su utilitario -no recuerdo el cual- unos neumaticos ultraanchos- y le preguntas si pretendia hacer morir de envidia a un Lancia Stratos), o esa columna acerca del tráfico.
De echo guardo como un autentico tesoro muchísimas «Autopista» que en su día compre en el kiosko semanalmente, de 1979 a 1990 y, leo y releo las pruebas
Un fuerte abrazo Arturo, vuelvo a disfrutar contigo y eso me supone una gran alegría y privilegio
Estimado Arturo:
Al mencionar a «le patron» no he podido dejar de acordarme de un tal Lord Hesket
Ahora que en la F1 se habla de equipos «low cost» ese curioso personaje que ataviado con su sombrero y su camisola al más puro estilo colonial con el brodado de «le patron» compró unos March del año anterior y con un equipo de garajistas hicieron un coche ganador… pero claro, Bernie entonces todavía no era «el amo»