¡Hay que ver la que se ha organizado con el “informe Nielsen” y la huelga de taxistas! Quiero dejar muy claro que todo el asunto me ha cogido por sorpresa: ni conocía previamente tal informe ni tan siquiera que iba a haber una huelga de taxistas; de hecho, tenemos en Madrid ya tantas manifestaciones, que me da mucha pereza intentar –simplemente intentar- estar al día de su calendario. Y así es como, subiendo a pie una mañana por el Paseo de la Castellana hacia el Norte, tras de devolver un Nissan de pruebas y dirigirme hacia la Torre de Cristal para recoger un Seat, me encontré con una sonora manifestación que bajaba hacia el Sur, ocupando el carril derecho de la calzada central, debidamente escoltada por la Policía Municipal, y creando el consabido caos en el ya de por sí caótico tráfico madrileño. Entre los silbatos y la mala megafonía utilizada, no conseguí enterarme ni de quienes eran ni de qué se quejaban; pero al volver a casa me lo dijeron, y además empezaron a aparecer informaciones en Internet y en los telediarios, tanto respecto al informe como a la manifestación.
Y no es que luego haya profundizado demasiado en el asunto, pero creo que sí lo suficiente como para hacerme una razonable composición de lugar. Y tanto más cuanto que no pretendo entrar en la casuística del caso, sino en el trasfondo sociológico que se esconde tras de la manifestación. La cual parece haber tenido ámbito europeo, y no sólo carpetovetónico; pero el trasfondo en cuestión sigue siendo el mismo, aunque tal vez pueda tener matizaciones específicas en cada país. Así que, por lo tanto, aquí expondré lo que opino de esa manifestación española, al margen de que pueda haber habido otras treinta (o las que sean) en otros países europeos. De manera que vamos a intentar analizar el asunto de forma cronológica.
Parece ser que todo empieza con la publicación del “informe Nielsen”, realizado por la empresa de encuestación y análisis de dicho nombre, que se realizó entre el 14 de Agosto y el 6 de Septiembre de 2013, y que después de debidamente tabulada y estructurada, ha sido publicada recientemente (no tengo la fecha exacta, ni creo que importe). Pero lo que sí está claro es que la reacción de los taxistas ha surgido a raíz de dicha publicación. El informe se titula “Compartir en sociedad”, y es de suponer (no lo sé) que afecta a muchos más aspectos de la convivencia ciudadana que el “car sharing” o “compartir coche”, como por aquí lo venimos llamando. El fenómeno era conocido de tiempo atrás, pero la conmoción se ha producido, por una parte, porque aparece cuantificado con porcentajes; y por otra, porque se ha dado publicidad a un aspecto que algunos, o incluso muchos, ya conocían, pero del que muchos otros no teníamos ni idea de su existencia. No sé si los taxistas lo conocían o no: aunque es de suponer que de todo habría; pero el caso es que el asunto ha estallado.
Y el problema concreto es que existen al menos dos “aplicaciones” internáuticas (parece que una responde a “Bla, bla, bla” y la otra a “UED” o algo parecido) que ofrecen la posibilidad de conectarse entre gente que ofrece su coche (no sé si para desplazamientos cotidianos de trayecto fijo o incluso puntual) y otra gente que acepta el ofrecimiento a cambio de compartir los gastos del desplazamiento, básicamente de combustible. Y es lo de estas dos “apps” (puede que haya alguna otra) lo que ha puesto en pie de guerra a los taxistas; y de rebote, a algunas de nuestras autoridades, que ingenuamente –a mi modo ver- parecen haberse puesto manos a la obra para ponerle puertas al campo. Porque no de otra cosa se trata; que los taxistas se quejen entra dentro de lo ya habitual: una manifestación más del celtibérico “¿qué hay de lo mío?”. Pero que las autoridades se metan en semejante jardín ya me parecer una cuestión más seria.
Así que rebobinemos, y empecemos a construir los razonamientos desde los cimientos, para que no se nos caiga el edificio. Cualquier ciudadano que tenga coche (con la ITV pasada) y esté en posesión de un permiso de conducir válido y vigente, tiene pleno derecho a transportar en él a cualquier otro ciudadano que voluntariamente quiera acompañarle. Y esto viene dando lugar, desde hace años, a que personas que se conocen y viven unas cerca de otras, trabajan más o menos en la misma zona de un núcleo urbano, y con horarios laborales similares, acaben acudiendo al trabajo en el mismo coche, bien sea siempre el mismo, o en otros casos alternando el de uno u otro. Esto ocurre básicamente entre la gente que vive en núcleos o urbanizaciones periféricas respecto a una gran urbe donde ambos tienen su trabajo. Hasta aquí, todo perfectamente legítimo y legal: es un arreglo entre ciudadanos particulares; y ellos sabrán si, en el caso de utilizar siempre el mismo coche, el que viaja como acompañante contribuye de algún modo a los gastos de desplazamiento.
Hasta tal punto esto es normal y corriente que, concretamente en Madrid, en la N-VI (autovía de La Coruña) y desde hace ya bastantes años -antes de que la hidra de la crisis asomase la cabeza- se habilitó un carril reversible situado entre los dos sentidos de marcha. Carril que en parte de su recorrido va a nivel, y en parte incluso como túnel; se le llama carril “bus/VAO”, denominación en la que VAO corresponde a “Vehículos de Alta Ocupación” (o sea, con alguien más que el conductor a bordo, que tampoco es mucho aprovechamiento). Está claro que las autoridades no sólo veían con buenos ojos este sistema de economizar, contaminar menos y sacar coches del tráfico, sino que incluso lo potenciaban dando facilidades para ganar tiempo, cuando los carriles normales están colapsados, a ciertos horarios en un sentido y en el contrario a otros; de modo que a los coche VAO se les daba el mismo tratamiento que a los autobuses de línea.
Pero atención: ni más ni menos el mismo que, en zona urbana, se le da al taxi, para que utilice el mismo carril que los autobuses urbanos. Y eso que, en muchos casos, un taxi sólo transporta a un pasajero y contamina lo mismo que un coche particular. Pero así se rentabiliza un carril que los autobuses no llegan, salvo en momentos puntuales, a utilizar a pleno rendimiento, y también se optimiza el servicio del taxi, haciéndolo algo más rápido que ir en coche propio (y sin tener que aparcarlo al llegar a destino). Y también, teóricamente al menos, de este modo se desincentiva un poco la utilización del coche privado dentro del núcleo urbano de una gran ciudad; e incluso se reduce algo la contaminación, ya que el taxi mantiene el motor caliente durante todo el día, y además la proporción de vehículos híbridos (Prius) es mucho mayor que en el parque automovilístico global.
Hasta aquí estábamos en un “status quo”: transporte colectivo, taxi y coche particular. Pero en los últimos tiempos han entrado con fuerza las redes sociales y demás aplicaciones internáuticas, y lo que antes eran contactos de boca a oreja, casi siempre entre amigos, parientes o vecinos, han pasado a realizarse de modo masivo, a través de esos novedosos canales. Y aquí entra en juego el “informe Nielsen”, a su vez realizado a través de Internet en todo el mundo sobre un campo de 30.000 ciudadanos con coche. Pero aquí nos vamos a quedar –entre otras razones porque son los únicos porcentajes de los que dispongo- con los resultados europeos. Y el resultado es que hay bastantes ciudadanos dispuestos a compartir su coche a cambio de una contraprestación económica; el porcentaje europeo medio asciende al 14% (uno de cada siete encuestados), con un tope del 17% para España, Alemania e Italia, y unos mínimos de un 11% en Francia y un 10% en el Reino Unido. Aunque hay ciertas diferencias, el resultado final parece estar bastante agrupado, con un desfase de sólo un 3/4% de los países más extremos respecto al centro de gravedad del conjunto europeo.
Y ahora es cuando el taxista europeo, y el nuestro en particular, ha saltado a la palestra para denunciar la ingerencia de estas “apps” en su negocio profesional. Aquí nos encontramos con una primera indeterminación: el informe no especifica las intenciones de los que aceptarían llevar a alguien en su coche: si lo harían simplemente con un reparto equitativo de los gastos de combustible, o poco más, o con un ánimo de lucro profesional. Es decir, intentando compensar no sólo la totalidad del consumo de combustible, sino metiendo también gastos de mantenimiento del mismo, e incluso amortización de su compra, por no decir ganar dinero encima. Lo cual equivaldría, más o menos, a cobrar la tarifa de un taxi; y por ello mismo, parece poco probable que nadie pretenda conseguir semejante compensación, ya que sería muy difícil que nadie pague lo mismo que por un taxi –aunque sí algo más que por un billete de autobús-, puesto que la clave del asunto radica en salir mutuamente beneficiados ambos.
De todos modos, creo que los taxistas no entran en si existe o no existe este último enfoque de lucro, porque saben que sería dificilísimo comprobarlo, puesto que evidentemente no habría facturas ni huella alguna del arreglo económico. Ellos protestan contra la existencia de esas “apps”, tachándolas de actuar como “agencias de transporte” ilegales, o algo así. Pero esto es como si los comercios establecidos, que pagan religiosamente sus impuestos comerciales y de radicación, urbanos y estatales, se quejasen de esos mercadillos no ya de venta semi-ambulante, sino de trueque de bienes sin intercambio pecuniario alguno. Son métodos de adquisición que están fuera del sistema habitual; pero que mientras ambas partes estén de acuerdo en cambiar un piano por un televisor, adjudicándoles un arbitrario precio idéntico, es algo que a nadie (ni a las autoridades) debería importarle. Y lo digo en potencial, porque siempre podría haber un munícipe (o ministro) que se empeñase en considerarlo como una doble donación o regalo, que a partir de no sé qué valor debería cotizar.
También desconozco si esas “apps” sacan algún beneficio económico (en forma de publicidad, supongo) o viven del aire; pero como decía al principio, el trasfondo del asunto es que un ciudadano se pone de acuerdo con otro para compartir coche y parte de sus gastos, sin ánimo de lucro (aunque simplemente sea porque no va a encontrar ningún “primo” que le sufrague la compra y disfrute del coche). La clave está en la libertad de dos ciudadanos para llegar a un arreglo que no supone lucro para ninguno, sino una economía para ambos, y para la sociedad en su conjunto: menor consumo de carburante (menor contaminación, por lo tanto), y menos atasco en las carreteras. Y si la creación de los carriles “bus/taxi” y “bus/VAO” no había dado lugar a problema alguno, el hecho de que existan unas “apps” que potencien su utilización no modifica esencialmente el fenómeno en sí. Aun suponiendo que cobrasen algo por su servicio, todo el problema sería cobrarles los correspondiente impuestos, pero no intentar eliminar su existencia; si existen agencias de transportes, también pueden existir estas “apps”, ¿por qué no?
Pero es que “en este país” (como les gustaba decir a los políticos de la Transición) somos muy de ir a lo nuestro; ya a mediados de Enero de 2011 publique una entra da titulada “¿Qué hay de lo mío?”, con motivo de un acontecimiento que no tenía con el de ahora más conexión que la muy carpetovetónica exigencia de lo que consideramos como propio, sin pararnos a considerar lo que también puede suponer para el prójimo. Y puesto que el fenómeno viene de muy atrás, incluso de siglos, voy a repetir algunos párrafos de aquella entrada; y los voy a repetir no por ahorrarme trabajo (que quizás también) sino porque no creo que pudiese explicarlo mejor buscando nuevas palabras para decir lo mismo. Así que ahí van los párrafos en cuestión; y que perdonen los que ya los leyeron hará tres años y medio y todavía los recuerdan:
“No hay duda de que el español tiene algunas virtudes sumamente desarrolladas; pero desde luego, la del sentido cívico no es precisamente una de ellas. Una de las características que definen dicho sentido, aunque indudablemente no la única, es la de concederles a los demás el derecho a exigir los mismos beneficios y a disfrutar de los mismos derechos que reclamamos para nosotros. Esta insolidaridad nuestra (que se disimula como individualismo, con lo cual queda más bonito y menos egoísta) viene muy de tiempo atrás; no sé si en ninguna otra literatura del mundo ha existido, como en nuestro Siglo de Oro, un equivalente a nuestra “novela picaresca”. Tenemos cantidad de refranes que avalan este planteamiento insolidario: la caridad bien entendida empieza por uno mismo; ande yo caliente y ríase la gente; ahí me las den todas (en la cara del otro, por supuesto), y así unos cuantos más. Dicho de otro modo, lo que aquí funciona es la famosa “ley del embudo”, el clientelismo político, económico o social, el entrar por la trastienda, el colarse cuando los demás aguardan pacientemente su turno, y así un montón de actitudes que a un escandinavo le resultan inconcebibles.
Ejemplo señero de todo ello es la famosa frase que le dirigió un paisano del alpujarreño pueblo granadino de Albuñol, en los tiempos de la Restauración monárquica del siglo XIX, al político Natalio Rivas, en una ocasión en la que éste volvía de visita a su pueblo: “¡Natalico, colócanos a toos!”; eso, y a los del pueblo de al lado, que los zurzan. Pero tampoco está nada mal, para definir esta celtibérica manera de barrer para casa, la frase con la que encabezo esta entrada: “¡A ver, ¿qué hay de lo mío?!”. En muchos casos, lo que ni siquiera está claro es si “lo mío” es realmente algo a lo que el reclamante tiene auténtico derecho, o simplemente él lo considera así, porque es “lo mío”. En cualquier caso, con derecho o sin él, se trata de saltarse la cola y exigir que a él le atiendan primero.
Una manifestación de esto, y siempre en el tema de la automoción, es cuando se producen subidas en el precio de los carburantes (que muchos locutor@s llaman las gasolinas, como si el gasóleo no existiera). A raíz de una de estas subidas, los agricultores hicieron, o amenazaron con hacer, cortes de carreteras; ya se sabe que, en este país, la forma de protesta más usual consiste no en presionar a quien corresponda, sino en impedir el derecho de terceros a la libre circulación. Pues bien, hubo que oír por la radio a los transportistas: que si los del campo no trabajan ni seis meses al año, que si la carretera es (tenían razón) su herramienta de trabajo, que si cuando ellos (los transportistas) tienen problemas no van a pisarles los campos a los agricultores, etc. Los del campo, a su vez, sólo admitían gasóleo más barato, y nada de compensaciones fiscales (quizás porque para ello habría que enseñar contabilidades que, o no se tienen, o se prefiere esconder).
Pero a las pocas semanas, ¡oh milagro!, los transportistas decidieron que tampoco ellos podían aguantar la subida de precio del gasóleo; y, entonces sí, decidieron bloquear las carreteras, olvidándose del derecho a circular, tanto de otros profesionales como de turistas o particulares. Luego viene la historia de si las cooperativas agrícolas expenden carburante a terceros, con la correspondiente protesta de las estaciones de servicio; que naturalmente amenazan con echar el cierre, que es otra forma de cortar las carreteras. A su vez los pescadores piden su gasóleo más barato, sin solidaridad alguna con transportistas ni agricultores, y cortando también las carreteras. Pero, eso sí, todos declaran muy serios que su intención no es causar molestias al resto de la ciudadanía; ¿pues cuál será, entonces? Con lo cual se demuestra que aquí cada cual respira por su herida, y que la forma de manifestarlo consiste en no dejar circular al resto de los conciudadanos, para que el malestar generalizado presione a los poderes públicos y les concedan lo que exigen.
Planteamiento como el que cíclicamente reaparece en la minería, donde tenemos un carbón de no muy buena calidad y que se extrae con altos costes y a gran profundidad, saliendo a un precio muy superior al de otros países, pese a que se trae en barco desde gran distancia. Pero nuestro carbón hay que subvencionarlo entre todos para que unos pocos miles de profesionales del sector -ni menos pero tampoco más respetables que los de otros sectores que se han quedado, lisa y llanamente, en la calle- sigan ejerciendo (con muy buenos sueldos, por cierto) la profesión de sus padres y abuelos, como si eso fuese una patente de corso para no reconvertirse a otros trabajos, como han hecho muchos otros. Pero “lo mío” también impera en las cuencas mineras, y si no, ya se sabe: a cortar las carreteras”.
Volvamos a lo de “compartir coche”; preocupadas por la indignación de los taxistas, las autoridades ya han comenzado a hacer declaraciones, pero en este caso apuntando no ya a las “apps” (aunque quizás también), sino directamente contra quienes ofrecen la posibilidad de llevar a alguien en su coche a cambio de cierta compensación, que no beneficio económico. Y una ministra salió por la TV diciendo que si lo del ánimo de lucro, y que si la cualificación profesional para transportar a otras personas. Lo del lucro creo que ya ha quedado claro; y en cuanto a la cualificación como conductor, por lo visto es suficiente para llevar a tu propia familia, e incluso a un vecino o un amigo por el carril “bus/VAO”, pero no a un desconocido. Curioso concepto de Seguridad Vial el de la ministra.
Está claro que semejantes declaraciones no tienen otra intención que calmar los ánimos de los taxistas; pero no deja de resultar penoso que los mismos poderes públicos que se gastaron nuestro dinero (y bien empleado está) en la construcción del carril “bus/VAO”, ahora pretendan atajar su utilización limitándola a los amigos, familiares o vecinos de urbanización. O se puede o no se puede, y cada cual es muy libre de elegir el método que quiera para encontrar pasajero, con tal de que no pretenda con ello conseguir un lucro económico; que no es lo mismo que amortiguar un poco los gastos, hay que repetirlo una y otra vez. Y si los actuales sistemas de comunicación, con su potencia, permiten una captación de “clientes” mucho más eficaz que charlando en la barra del bar, pues habrá que admitirlo como uno más de los signos de estos tiempos que vivimos, para bien o para mal.
El negocio del taxi sin duda ha sido floreciente hace unas cuantas décadas; la mejor demostración es que en Madrid, cuando teóricamente había del orden de 14.000 licencias (millar arriba o abajo), en la práctica había entre 3.000 y 5.000 taxis más circulando, amparados en licencias duplicadas o falsas; sería porque era muy rentable, digo yo. Pero cuando ha llegado la crisis, y el coste de tomar un taxi se ha disparado, los profesionales de este sector no quieren que dicha crisis les llegue a ellos; lo mismo que no lo quieren los de Coca-Cola, o Roca, o los agricultores de los más diversos cultivos, o los de multitud de industrias del más variado pelaje. Pero de lo que debemos quejarnos es de la crisis de forma global, y no de “nuestra crisis”; ahora bien, que eso se haga con manifestaciones asamblearias tipo “15-M” o a través de partidos políticos tipo “Podemos”, ya sería cuestión de un análisis que no entra –en principio- en la temática de este blog. A mi modo de ver, todo debería empezar por la radical eliminación de los “paraísos fiscales”; mientras éstos existan, no hay nada que hacer.
Pero por otro lado, intentar yugular la existencia, o al menos el libre funcionamiento de estas “apps”, es como pretender curar la enfermedad simplemente eliminando los síntomas; y esto, si se consiguen eliminar. Y todavía es más triste que, en esta época de crisis y de progresiva toma de conciencia respecto a la ecología, al minimalismo y a la utilización razonable de nuestros recursos, se intente perseguir por unos y por otros una actividad como el “compartir coche” que está perfectamente en línea con estos nuevos enfoques, que para otras cosas bien que se aplauden.
¡Una fotografía de la ronda de Dalt, de Barcelona, sin taxis!
Estoy básicamente de acuerdo en su planteamiento. A la sociedad se le debería dar el mensaje de: «no vamos a eliminar ningún derecho básico (sanidad, educación, etc.), pero se va a acabar con todo tipo de proteccionismos, cada cual tiene que esforzarse para competir».
De todos modos, afine un poco más el tiro, hombre. La aplicación no se llama bla,bla,bla, sino blablacar. Pero la polémica no la protagoniza ésta, sino Uber, cuya aplicación es diferente (ya que sí parece haber lucro, sin pagarse ningún impuesto por ello, y sin que el conductor cotice).
Lo único que se debe exigir es «si se hace una actividad económica, el que la realiza debe cotizar a la SS, y debes pagar los impuestos que te tocan».
Lo demás (exclusividades y prebendas) pues no.
«(parece que una responde a “Bla, bla, bla” y la otra a “UED” o algo parecido)»
Esto lo hace un becario de «El Mundo» y le estamos dando hasta en el carnet de identidad hasta el fin de los dias.
Pero ahora vendra la corte de admiradores a decir que solo criticamos y que esto es periodismo de calidad.
ue aparezca su corte de palmeros y demás opinadores compulsivos que no tienen nada mejor que hacer, déjeme que le diga que me produce bastante sonrojo, vergüenza ajena, que hable usted de un tema y pase de informarse, ilustrarle, conocer un poco de qué va.
Matizando, más que vergüenza, lo que me da es un poco de pena ver el nivel al que hemos llegado.
Representa usted muy bien el nivel informativo de este país: Hablar mucho, de lo que sea, aunque no se tenga ni idea, y expresar gozosa e impúdicamente en público la ignorancia propia. Que inventen (y aprendan) otros, que ande yo caliente…
En fin.
Añadiendo en el apoyo de la Administración hasta la fecha, otro ejemplo:
Gobierno Vasco programa Bidekide con un soporte digital para que la gente pueda compartir vehiculo con una «calculadora» para poder determinar el «precio» en función de diversos parametros.
http://moveuskadi.com/
@2 y @3:
Aquí los únicos que están demostrando su nivel son ustedes dos. Esto es un blog. Por si no lo saben, en los blogs de km77 se comentan de modo más distendido las novedades y las informaciones que del mundo del motor van apareciendo. Para la información seria y rigurosa tienen el portal principal.
Si, pese a todo, ustedes prefieren cogérsela con papel de fumar y tomar el todo por la parte, pueden empezar por sí mismos y pensar, antes de escribir, la verborrea que pretenden soltar criticando precisamente eso mismo.
Pero allá ustedes…
@5,
Si el autor de un blog muestra un desconocimiento absoluto del tema del que esta hablando, estoy en mi libre derecho a opinar que lo que ha escrito tiene la misma validez que un billete de 350 pesetas. Porque para opinar desde una tribuna como esa a la que ustedes quieren subir al doctor ingeniero frustrado hay que tener un minimo de conocimiento.
Respeto al autor del blog pero la «entrada» no está a la altura de las habituales, carece de la mínima información necesaria…
Saludos
Los argumentos valen o no valen por sí mismos, y no por quién lo firma ni por cómo de informado o de mentalmente sano o de simpático parezca este.
Un texto totalmente acertado de principio a fin.
(Como siempre innecesariamente extenso; cuídese de no caer en el despilfarro de gasolina literaria, como parece que cae uno necesariamente pasada una edad. Eficiencia.)
EL tema de los taxistas daría para escribir un libro.
Pero lo cierto es que se mezclan varias cosas (puntos de partida). Exceso de taxis. Y con exceso me quedaría corto (por lo menos en los lugares que conozco bien). Precio de salida (y de trayecto) muy alto.
Se puede decir que NO es alto debido al coste del combustible, mantenimiento del vehículo etc. Pero es que la gente no tiene dinero (gastos y, muchas veces casi nulos ingresos) por lo que el número de pasajeros se ha reducido brutalmente. Súmenlo a un exceso de taxis (un exceso que existía, a mi parecer, antes de la crisis) y el resultado es atroz.
Para compensarlo, los taxistas hacen muchísimas más horas (los que pueden) pero ni aún así se puede compensar la caída de pasajeros.
Si la unión europea «permite» estas aplicaciones, se debe a sus líneas maestras de su plan Europa 2020 (algunas de ellas contradictorias como pretender ser eficiente y reducir el paro).
Hace tiempo que he leído este plan (sin fijarme en los coches) y verá que, muchas de las medidas económicas (las estructurales) adoptadas por el gobierno, están tal cual aquí. Es casi como un catecismo.
Sin pararme mucho encontré esto que cito textualmente, y está en el apartado de: Iniciativa emblemática: «Una Europa que utilice eficazmente los recursos»
Dice así:
«Presentar propuestas para modernizar y reducir las emisiones de carbono en el sector del transporte
contribuyendo así a incrementar la competitividad. Esto puede hacerse a través de una combinación de
medidas, por ejemplo medidas de infraestructura, como el rápido despliegue de una red de suministro eléctrico
para vehículos eléctricos, la gestión inteligente del tráfico, mejores logísticas, proseguir la reducción de las
emisiones de CO2 de los vehículos de carretera y en los sectores aéreo y marítimo, incluyendo el lanzamiento
de una gran iniciativa europea en pro del «vehículo verde» que ayude a promover nuevas tecnologías, como el
coche eléctrico y el híbrido, gracias a una combinación de investigación, establecimiento de normas comunes y
desarrollo de la infraestructura de apoyo necesaria. »
Fíjense en lo de gestión inteligente del tráfico. Quizás no diga mucho, por lo que hay que entenderlo en un mundo donde el buen uso (y barato) de los recursos es necesarios, por escasos y caros (supercarísimos diría, debido a la caída de ingresos).
La productividad, de la que tanto se habla, trae consigo paro y más paro (también más eficiencia y menos contaminación, por lo menos en la teoría). Nó sólo afecta a los taxistas. Miren a lo quioscos y un montón de negocios parecidos. Avanzando seriamente hacia la robotización en todos los aspectos (lejos quedan las innovadoras fábricas de toyota en los 80) junto a un desplazamiento hacia lo virtual, cada vez es menos necesaria la gente para producir lo que sea (y el PIB).
La batalla de los taxistas choca contra todo esto y la voluntad de la comisión europea. Pero los daños «colaterales» se extienden en todos los sectores, no sólo los taxis.
Quizás no exista solución. Igual que ni con anfetaminas despega de verdad la venta del vehículo privado (se compensa con las ventas para flotas de alquiler). Los taxistas podrían pedir subvenciones, como la industria automovilística… Todos deberíamos pedir subvenciones por la situación actual… Pero se las dan a quien se las dan.
El tema es que hay que plantearse un nuevo cambio de rumbo para atender a unas necesidades de un mayor de gente desempleada en todo el mundo. Pero a nadie le parece importar.
También es muy «celtíbero» hablar sin informarse antes. Los nombres de las apps aparecen en 0,05 segundos de buscador…
En mi opinión, ha sido un recurso en broma, fruto del ambiente distendido.
Lo dicho, siguen tomando el todo por la parte. Nada nuevo.
11,
Y siguen existiendo aduladores sin sentido critico. Nada nuevo.
Esta entrada me ha recordado al discurso de la infanta: «No se», «No me consta», «Desconozco»
Las licencias se conceden para incentivar altas inversiones iniciales via asegurar cierto nivel de ingresos al inversor, restringiendo la competencia.
Esto, que no parece muy descabellado, acaba convertido por obra y gracia del capitalismo iberico en un chiringuito mas: licencias a precio de oro (y en B), tarifas impuestas a golpe de extorsión, en fin, todas las buenas intenciones desvirtuadas.
Por otro lado usted compra una licencia de taxi por un precio X, hace numeros teniendo en cuenta el marco juridico y de golpe y porrazo, a no se quien se le ocurre que la reforma estructural que necesita este pais es la del taxi.
Que liberalizar es muy facil, no tanto si no se quiere hacer mucho destrozo.
Núm. 9 (Bodos):
«La productividad, de la que tanto se habla, trae consigo paro y más paro».
No. Eso no es cierto. Y el contraejemplo es bien simple: los países más eficientes del mundo (Japón, Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Austria, etc.), son los países con menos paro.
Mejorar la productividad significa producir lo mismo con menos recursos. Luego quedan más excedentes para gastar en más cosas.
Simplificando:
Si un coche cuesta 5 en lugar de costar 10… entonces me quedan 5 para gastar en otras cosas.
Cierto que en la fabricación de coches, han trabajado menos personas…. pero yo, puedo gastar los 5 que me quedan en irme a la peluquería, en comprarme un traje, en irme de vacaciones…
O sea, al contrario de lo que se suele pensar, la eficiencia siempre acaba produciendo mucha más actividad.
«un exceso de taxis»
Ahám.
Usted, ni idea de lo que ha pasado en Irlanda, de lo que son las barreras de entrada a la competencia, de la evolución del nº de taxis, del mercadeo gobernantes-lobbistas… pero hay «un exceso de taxis». Y olé.
Sr de Andrés, me ha sorprendido usted con el «palabro» elegido para calificar las aplicaciones para compartir coche «internáuticas». Como todas los programas que funcionan en ordenadores, lo lógico sería llamarlas informáticas, aun siendo cierto que utilizan una red (internet) para proporcionar sus servicios (cosa por otra parte es lo habitual hoy en día).
Por todo lo demás estoy bastante deacuerdo con el título de la entrada. Estas redes de compartición de recursos han llegado para quedarse y soy de la opinión de que supondrán una revolución para la economía en y para la sociedad en general. El problema será hasta qué punto estarán dispuestos a renunciar a sus derechos los taxistas que pagaron una licencia y los ayuntamientos que son quien las cobran.
Una pequeña reflexión sobre los sectores.
En mi pueblo en los 80, el sector textil entró en crisis y mas de la mitad de las fábricas cerraron. Un pueblo industrial de gran tradición por primera vez con la gente teniendo que ir a trabajar fuera y en otro sector. El pueblo hizo su reconversión y a finales de los 90 ya volvía a dar trabajo para él y para los alrededores otra vez. En la ganadería también ha habido que ir variando el tipo de ganado y el modelo de negocio a medida que según que explotaciones dejaron de ser rentables, y así como unos se paraban a llorar su desgracia y pedían subvenciones para su sector, otros entraban en nuevos modelos de explotación mas ecológicos y rentables. Y así en infinidad de casos. Pues bien, si el sector del taxi está dejando de ser rentable, ponerle puertas al campo como mucho será un parche temporal. Hay que buscar la forma de dinamizar el sector o cambiarse a otro. A un taxista le sonará cruel pero es lo que estos ejemplos que he puesto ya han vivido y reaccionado al respecto.
@14
No lo digo yo (le puedo citar las fuentes si quiere). La razón de que esos países tengan poco paro (mirado desde España, ojo. Puesto que el paro, visto desde la perspectiva de los japoneses es muy elevado) es que su economía es muy diferente. Basada es sectores de alto valor añadido y con un tejido industrial mucho mejor que el español.
Japón es otro mundo (casi sin coberturas sociales y subvenciones directas a grandes corporaciones, una gran deuda pública… pero toda en manos de los japoneses etc).
Pero Dinamarca es muy pequeño y con muy poca gente y con una economía a años luz (de otra galaxia, para que engañarse) de la de aquí, amén de unos impuestos altísimos (coches sobre todo) y con unos servicios acordes con esos impuestos. España, por mucho que lo intente no puede parecerse a Dinamarca.
La calidad del PIB español es muy mala y de bajísimo valor añadido y necesitada de una alta mano de obra, debido a esa baja productividad y al tipo de bienes producidos (y con mucha población respecto a los países nórdicos) aunque su volumen sea alto, su balanza comercial pésima (aunque ahora diga que es buena… pero nadie habla de lo que se gana en cada producto exportado antes y después de la crisis, sin mencionar que no compensa la caída del mercado interno) y compensada con un turismo orientado al SSS (desde Franco, sun sand sex)… pero eso es otro tema.
¿Donde estuvo la transición (que tanto se habla) en aspectos de economía y pobreza? Hasta antes de la crisis estuvo en un 20%, ahora en 24%. ¿Es poco, mucho? depende con quien lo compare, pero es lo que hay. (intolerable en un país «democrático» y «avanzado»)
@15
Y usted ni idea de lo que pasa en las ciudades gallegas (por decirlo tal como usted se ha expresado). Recientemente un tío mío taxista ha quedado en el paro (y no es el único taxista que se ha quedado en paro recientemente) y se de primera mano que es lo que se cuece en alguna de las ciudades gallegas.
¿La razón? no hay trabajo. Y dentro de Galicia, cada ciudad tiene sus problemas (y precios si mal no recuerdo) propios, aunque taxis sobran en todas… Si lo que quiere es que trabajen y no estar ver sentados a los taxistas medio día esperando un cliente. Pásese por los aeropuertos y mire como la gente espera por los autobuses en vez de usar el taxi. Quizás donde usted viva exista una necesidad de taxistas. Dígamelo por favor que se de muchos que se van corriendo para tal ciudad.
Me acuerdo perfectamente en mis salidas nocturnas de los «Jueves» antes de la crisis (por poner un ejemplo), filas largas de taxis esperando a que entrase alguien. Si eso era normal… ¡Y había trabajo! (desde la perspectiva de ahora). El tema de las licencias es complicado ¿Por que se conceden si no hay trabajo para tantos taxis?
No se que pasa en Irlanda. Pero, incluso en Galicia, cada ciudad es distinta.
Las fábricas se abandonan porque el consumo es decreciente, los taxis sobran porque la gente no los utiliza, Dos coches en casa son demasiados si nadie los puede usar… gran parte de mi familia dependiente del sector industrial, está en paro porque las fábricas trabajan a mínimos.
La crisis actual (Richard Duncan, Joseph stiglitz, por nombrar algunos conocidos) es debido, en gran medida, a un exceso de la capacidad productiva. Por eso no se puede salir fabricando más ni consumiendo más. Porque se ha llegado al límite de lo que la población podía comprar, a base de crédito desde los 90. Sin tener en cuenta la decreciente disponibilidad de recursos como petróleo, minerales etc. Que si bien se ha equilibrado algo por su menor consumo, sus precios siguen siendo muy elevados en un mundo donde los salarios de la mayoría de la gente (excepto ese 10 o 20% que lo abarcan todo) son escasos o decrecientes.
Los taxistas se defienden, porque es su trabajo, es su vida y su sueldo es su sustento. Esto va más allá del tema del civismo comentado en esta entrada. Es una respuesta desesperada (de supervivencia física) ante un negocio (como el sector del automóvil) en declive. Como las tiendas de discos, de DVD, de quioscos etc. En este aspecto, por desgracia, nada nuevo bajo el sol. Nuevos malos tiempos.
¿Como se sale? Nadie tiene respuesta contundente a esto. Y menos en la forma, que zonas y que personas o colectivos lo van a conseguir.
Ya se lo han escrito antes. De las crisis se sale adaptandose y cambiando-evolucionando.
Si la gente no coge taxis por algo será… O no? Y seguro que hay más de un motivo
Si quisiera poner un negocio (que es el taxi en este caso) no puedo porque se restringen el numero de licencias que ya estan ocupadas. ¿acaso me prohíben poner una panadería o peluqueria en mi barrio a pesar de que ya haya 4 ó 5 cerca? que sea rentable es mi problema y la competencia beneficia al consumidor.
Creo firmemente que no debería haber licencias de taxis y que se paga demasiado por un trabajo que puede hacer cualquiera (conducir un vehículo). Hace unos años cuando no habia GPS tenia mas merito ser taxista (saberse la mayoria de las calles de muchas poblaciones no es facil). Pero hoy en dia la tecnología los ha superado, en el GPS estan todas las calles y hasta te predicen la ruta mas corta segun el trafico en tiempo real. Eso no lo puede hacer un taxita.
En el caso de Madrid, existen unas 15.000 licencias de taxi otorgadas por el ayuntamiento, que lleva sin conceder nuevas desde 1975, pero permite su transferencia. Los taxistas están obligados a pagar seguros sociales, impuestos, contratar un seguro especial, pasar ITV’s más restrictivas, etc. En esta situación, el precio de traspaso de las licencias ha alcanzado unas cifras estratosféricas, pero acordes a los valores de rentabilidad esperable en un periodo de unos 20 años para quien comprase, confiando, además en que, una vez jubilado, pudiera traspasarla por más dinero todavía (igualito que con los ladrillos) Lógicamente, puesto que en la actualidad la rentabilidad ha caído en picado, también lo han hecho el precio de las licencias.
La aplicación Uber pone en contacto a un conductor privado con una persona que va a pagar por un servicio de transporte, con un precio impuesto por Uber, quien además se lleva un 20% de comisión. ¿¿Esta es la innovación?¿ ¿Poner en contacto a taxistas piratas, que han existido siempre, con usuarios de taxistas piratas (u otros servicios ilegales para pagar menos), que han existido siempre?
Es entendible la actitud de los taxistas, puesto que la situación en la que se encuentran tiene su origen en las regulaciones impuestas por la administración, y por lo tanto, es la administración quien debe solucionarle el problema. Seguridad jurídica lo llaman.
Si mal no lo eh entendido. la habitual soca de D. Arturo al mencionar las apps, encierra un valor genérico.
Esto es hoy se llaman así, pero mañana habrá otras y pasado más.
El hecho de que haya lectores tan quisquillosos con lo accesorio no suele se tampoco componente extraña, en las ocasiones en las que se debaten temas tan abiertos y difusos como el de hoy.
Con las licencias se ha especulado.
El especulador arriesga y no se queja mientras gana.
Pero hete aquí que se acabó el manantial.
Pues a la construcción, o a poner copas o a hacer otra cosa.
Con la cualificación media del taxista en España no habrá problema en recolocarse.
O si?
Pd-Prueben a bajar precios, verán como sube la clientela. Ya, ya sé que en tal caso no es rentable. Pero es de la forma que funciona el negocio.
Caro no se vende, barato no es rentable.
Coño a ver si es que no es negocio?
No se ha mencionado que, (presuntamente), las cooperativas de taxis (presuntamente) gestionan las licencias de los señores taxistas, buscándoles conductores para hacer turnos hasta el punto de que alguno habrá que se pase el año en Torrevieja (Alicante), mientras 4 o 5 señores tienen su taxi en movimiento. La cooperativa (presuntamente) selecciona al personal, gestionar el pago de las nóminas e ingresa en la cuenta del titular de la licencia los dineros correspondientes a su beneficio, realizando todo los trámites administrativos y operativos, quedándose (imagino) con un importe correspondiente a gastos de gestión.
Lo que supone, en la práctica, ejercer de mayorista del taxi cuando esto (al parecer) no se puede porque el tema está pensado para trabajadores autónomos, y no para sociedades. Pero al parecer (presuntamente) han encontrado un resquicio legal para hacerlo…
… Eso sí, que los demás no busquen resquicios legales.
¿Alguien puede confirmar o rebatir esta presunta situación que al parecer al menos en Madrid podría ser que estuviera ocurriendo?
@23
Eso que comenta es bien conocido (al menos aqui en Santander tambien), pero sobre ello no mentan nada los taxistas…
@23,@24
Yo conozco a un señor que vive como un marajá.
Esto no es delito.
Es propietario de 14 (catorce) licencias.
Esto tampoco es delito.
Contarlo tampoco es delito.
Tambien tiene varios pisos.
Pobre.
Estará destrozado.
«La crisis actual (Richard Duncan, Joseph stiglitz, por nombrar algunos conocidos) es debido, en gran medida, a un exceso de la capacidad productiva. Por eso no se puede salir fabricando más ni consumiendo más. Porque se ha llegado al límite de lo que la población podía comprar, a base de crédito desde los 90. Sin tener en cuenta la decreciente disponibilidad de recursos como petróleo, minerales etc. Que si bien se ha equilibrado algo por su menor consumo, sus precios siguen siendo muy elevados en un mundo donde los salarios de la mayoría de la gente (excepto ese 10 o 20% que lo abarcan todo) son escasos o decrecientes.»
Siento mucho lo que voy a decir. Pero Joseph Stiglitz y Richard Duncan, no tienen ni puñetera idea.
O mejor: sí la tienen, pero han sido de los primeros en ver que llevar la contraria a la ortodoxia da mucho dinero en forma de venta de libros.
Todo lo que dicen podrían haberlo dicho perfectamente en el siglo XVIII, y augurar que tras el crecimiento industrial derivado de la invención de la máquina de vapor, el hombre iba a volver a la edad de piedra, porque ya se había producido demasiado.
En 1900, algunos «expertos» auguraban el inminente cierre de las oficinas de patentes, porque la sociedad ya había avanzado todo lo que se podía avanzar, y se había inventado todo lo que se podía inventar… y de hecho Malthus ya predijo algo parecido en 1.800. Pues estos, parecido.
La teoría de Olduvai es una auténtica basura. Así se lo digo. Es neomaltusianismo, y del malo.
Este tipo (Duncan) preveía que hacia 2012, se producirían grandes apagones por todo el mundo debido a la crisis energética… cosa que no se ha producido.
Que hacia 2015, se producirán grandes hambrunas. Nada hace sospechar que eso pueda pasar.
Entre 2015 y 2025, morirán unos mil millones de personas de hambre…. puffff. venga hombre.
Entre 2025 y 2050, morirán unos 4 mil millones de personas más de hambre. Sí, venga ya.
De verdad. La teoría de Olduvai no sirve ni para limpiarse el ojal. Bueno… sirve para vender libros, y que para que su autor disfrute de un muy buen nivel de vida gracias a los ingresos que le proporcionan sus estúpidos lectores.
Stiqlitz y Duncan no tienen ni zorra idea de lo que están hablando. O sí la tienen y entonces son unos mentirosos, que han visto que cuando un tipo dice «la cosa va psché, como siempre», no vende un libro. Y cuando dice «nos vamos al abismooooo!» se hincha a vender, a dar conferencias, a dar entrevistas en la tele… y a ganar millones.
Por cierto, yo he dicho «Japón, Dinamarca, Austria, Alemania, Gran Bretaña».
Y me respondes «Dinamarca es demasiado pequeña» Japón es demasiado diferente». Ya… ¿y Alemania? ¿y Austria? ¿y Gran Bretaña? Paises eficientes, de alta productividad, y bajo desempleo.
Venga, va. Mejorar la productividad, es mejorar la eficiencia.
Y mejorar la eficiencia es bueno. Sí o sí.
@26
También detesto las posturas neomalthusianas de Duncan. Nunca he leído nada con lo que esté de acuerdo al 100%. EL neomalthusianismo es muy compartido en ciertos sectores que tienen miedo al «pueblo» y fue usado, y bien usado, para hacer negocio con los países pobres (hasta la caída del comunismo) a base de «regalar» comida (excedentes de trigo etc de los países ricos como USA, que hacía que los campesinos pudiesen trabajar al máximo, con las consecuencias que eso trae) para «calmar» las ansias revolucionarias de países pobres, pese a que (por razones de codicia) eso no pudo evitar hambrunas en muchos lugares.
Tiene mucha razón en lo que dice. Sobre todo al referirse al SXVIII, porque es un época de «tránsito» como lo fue aquella, hacia otro modelo. ¿que fue de la industria del carbón? ¿Acaso aún no vemos los coletazos en este mismo país? ¿Cree que seguimos en los 90? ¡Si ahora hasta se patentan los genes!
EL tema de los recursos es complicado. Aunque el mundo no tuviese escasez de petróleo, quien lo manejan son muy pocos, por lo que la escasez de recursos (aunque la natural también existe, y vaya si existe y contamina) puede y es real debido al control de precios y a los escasos ingresos de la gente. En la India, las hambrunas desde 1950 siempre se produjeron con los graneros a rebosar, esperando que el precio subiera más y más para luego venderlo más caro.
¿Hambrunas? ¿Le parecen pocas? ¿Se mueren pocos de hambre? ¿Tampoco cree en las cifras de pobreza en el mundo y aquí? En la pésima alimentación mundial que hace que se muera muchísima gente de enfermedades en el mundo rico (la obesidad y diabetes son auténticas pestes, la otra cara de los países ricos, mal alimentados) y de simple inanición en los países pobres.
Austria comparte con Dinamarca su escasa población y sectores de alto valor. ¿Alemania? Pues no se que le diga, un gigante que «pasa» porque controla muy bien las medidas a implantar en otros países y que a ella la benefician. Si no lo hiciese… estaría muy jodida, y lo está. Pero nos lo venden de otra manera.
Inglaterra. ¿Ha visto sus índices de pobreza? ¿los de desigualdad? ¿Que áreas de Inglaterra son las que generan algo? ¿Manchester? Es Londres la que genera y su tamaño (como tokio u otras ciudades de gran tamaño) la hacen grandes consumidoras de todo y por eso «generan» PIB. Por no decir que es un centro de ingeniería económica, aunque eso poco o nada aporte a la gente normal (pero si a la «estabilidad» «desestabilidad» global, según quien y cuando se mire).
Mejorar la eficiencia claro que es bueno. Pero si tengo 3 empleados que hagan X trabajo y, trayendo una máquina no necesito a dos… pues son 2 que se van al paro. La industria del automóvil es un excelente ejemplo d esto, la virtualización de muchas tareas también
¿En donde estarán las personas que atendían las chamadas de cita previa en la sanidad gallega después de introducirse el contestador automático, que trabaja 24 horas sin descanso y funciona bastante bien?
En el eroski acabo de ver una caja automática. ¿Cuando lo serán todas? ¿Que harán las cajeras?
Lo que es un engaño es que digan que no hay trabajo. Sobra trabajo (limpiar calles, montes, campos, ayudar a gente necesitada de infinitas maneras…). Escasea el empleo (trabajo remunerado)
Por cierto UBER es algo nuevo, un nuevo negocio, con posibilidades de crecer y hacer caja, se planta en un momento fácil debido a la situación muy débil de los taxistas. Y este sector no ofrece posibilidades de hacer negocio, porque su negocio está como está. Es triste, muy triste. No quiero pensar en algún conocido que se pagó mucho más de 100.000€ (todos sus ahorros) por una «parada» para tener un puesto de trabajo.
http://lacartadelabolsa.com/leer/articulo/taxi
A. de A.
«todo debería empezar por la radical eliminación de los “paraísos fiscales”».
Meeec. Mala traducción, son refugios fiscales, y habría que preguntarse por qué lo son.
Uno cambiaría la frase por «todo debería empezar por la radical eliminación de los infiernos fiscales».
D. Bodos, si toda la humanidad fuese como usted, no habríamos superado la edad de piedra.
Un cariñoso saludo.
@29
«si toda la humanidad fuese como usted, no habríamos superado la edad de piedra»
Quizás fuese lo mejor.
@30 Si es esta edad de piedra, yo compro.
https://www.youtube.com/watch?v=RigZ-c7tqY4
Estaba buena la Rachel Welch, ¿eh?
Ahora tiene más de 70 años…. ¡pero sigue estado muy buena!. (ver mismamente la foto del wiki… claro que puede que tenga potochó por un tubo).
Joder… ¿cómo puede resultar tan atractiva una mujer que ha superado los 70?
Que trascendental se ha puesto esta discusión, y que posturas mas claras tienen ustedes. Yo, después de estudiar historia en el instituto no consigo decantarme claramente hacia uno u otro lado, porque estoy seguro que en un momento dado dos ciudadanos del Imperio Romano podrían haber tenido esta discusión perfectamente. Los logros del I.R. fueron enormes, quién lo discutiría, pero al final termino cayendo. No hemos alcanzado el final de la historia, esto también se acabará y vendrá otra cosa, solo el tiempo dirá cuando y si va a ser mejor o peor.
@31.- +1
@32 Me encanta que haga usted esta pregunta.
La genetica manda, una adecuada proporción entre muslo y pechuga. Lo demas: habitos no toxicos, dieta, ejercicio, cirujanos competentes.
Ademas de estar estupendisima, parece que de vez en cuando actuaba, me remito a Myra Breckinridge. Aunque que mas daba el talento con ese par de domingas, maldición que compartia con otras señoras superestupendas como jane russell.
@34, gracias a comentarios como este, este blog est’a a punto de alcanzar a forocoches en la seriedad de los foreros/comentaristas. Por no hablar de los trolls y las criticas despiadadas
Hay que ver lo que es este blog, si seremos raros. Se empieza a hablar del desatino que cometen los taxistas molestando a los ciudadanos de Madrid con una manifestación ridícula, con lo fácil que es en teoría bajar los precios y recuperar clientes, no hay más que ver qué ha pasado con la vivienda en casi nada de tiempo, y acabamos a vueltas con la productividad, Malthus y Rachel Welch. Que conste que me he entretenido leyendo la entrada y los comentarios, casi todos son interesantes o divertidos.
Como muchas otras cosas en España, se paga demasiado por un servicio, en este caso el de los taxis. Y ese demasiado es porque hay mucha intervención y mangoneo de por medio. Igual que lo que ocurre con la electricidad, los carburantes, el agua y un interminable etc.
Ah, se me olvidaba, hay que aguantar que en algo tan libre como comentar un blog se meta gente sin sentido del humor para demostrar que es más lista que nadie, incluído el autor del blog, pensar lo contrario es querer ponerle puertas al campo.
@36
Es cierto lo de los precios, la cuestión es cuanto se deberían bajar. Si se bajan demasiado y la gente sigue sin cogerlo el taxi no es rentable. Como dice un amigo mío, el taxi es un servicio de lujo, lo lógico y barato (ahora no tanto, aunque depende del lugar) es usar el autobús.
¿Cuantas veces he cogido en mi vida el taxi? muy pocas, sólo para momentos especiales y de necesidad y rapidez, dependiendo de si tenía el coche o dependía de autobuses para volver a casa etc.
El tema de la productividad tiene relación directa con esto. Decía @ emprendeitor: «Mejorar la productividad significa producir lo mismo con menos recursos. Luego quedan más excedentes para gastar en más cosas.
Simplificando:
Si un coche cuesta 5 en lugar de costar 10… entonces me quedan 5 para gastar en otras cosas».
Lo que dice es cierto, pero una verdad a medias (la del que posee el negocio, la fábrica, es dueño de un servicio o de un recurso…). Por eso el mundo se bipolariza entre los que tienen todo y no tienen nada. Los que van a casa porque son despedidos (porque non son necesarios) y no tienen paro ¿a donde nos vamos a caer? ¿Nos vamos a subir en taxis? ¿Vamos a poder comprar ese coche que vale 5 y tener otros 5 para gastar o sucede que no tengo ni 5 para el coche ni 5 para gastar y a veces ni 1 para comer (antes se podía porque se hacía a crédito, no tanto porque la situación real lo permitiese)?
Fíjense como a los talleres y concesionarios no les gusta el coche el coche eléctrico. ¿De que van vivir después? ¿De cambiar baterías y pastillas de frenos? Los taxis igual, igual que muchísimos otros negocios.
Quizá los estudios de renta básica universal puedan aliviar (nunca solucionar) la situación, menos la del empleo.
Pero insisto, la situación de los taxistas va en la línea de lo que todos sufrimos. Quizás una mejor regulación y una actualización del servicio ayude a para salir del paso, (simplificando mucho: unos pelean con emisoras y otros con smartphones de última generación).
Es igual que las subvenciones a la compra de vehículos. Son parches en un mundo de consumo decreciente. (que no de ganas de trabajar y consumir).
@37
Las subvenciones en el caso de los coches lo que hacen es retirar una parte de las barreras que un consumidor debe vencer para acceder a un producto, que desde el minuto 1 está devolviendo a la sociedad cada céntimo.
Si los coches se vendiaran franco fábrica serían igualmente rentables para el erario público.
Pero no es bastante con despellejar al usuario de automovil, además hay que ahogar a todo un sector.
Alguien sin duda podra facilitarnos los números.
Hablo de impuestos a la compra, impuestos municipales, tasas por aparcar, impuestos al combustible, ivas en el taller, mano de obra en todo el ciclo de vida del coche, seguros y la movilidad inducida y el consumo que esto supone (si no puedo salir de mi casa no alquilo hoteles) y las inefables e imprescidibles multas (por nuestra seguridad).
Me temo que es un «vehículo económico» insustituible.
La rentabilidad de algunos taxis, viene dada por la «tremenda inversión» que tienen que hacer para tener la susodicha licencia. En una ciudad como Madrid, el precio de la Licencia hasta hace muy poco, era de unos 150.000 Euros (Igual me equivoco pero creo que en dinero negro). Una persona que haya comprado la plaza en los últimos cinco años, se las ve y se las desea para llegar a final de mes. Necesita una montaña de años para recuperar dicha inversión, (seguramente sea un préstamo bancario) aun cobrando los precios abusivos que tienen en este momento. Quizá a los taxistas más veteranos, les interesó desde un principio, que no se repartieran nuevas licencias, para que el precio de estas se disparara y así poder recoger un buen pellizco, llegado el momento de la jubilación. Esto es el pez que se muerde la cola. Los precios tan altos necesarios para amortizar esta inversión hacen que tengan poca carga de trabajo y esto a su vez tira para atrás a los posibles compradores de licencias, lo que hace que el precio de la licencia baje en picado. Creo que el mercado es el que está poniendo las cosas en su sitio. El problema viene de lo dicho anteriormente, los que hayan hecho la inversión en estos últimos años, no pueden bajar tarifas, porque no les queda margen y los que están a punto de jubilarse, no quieren que el precio de su licencia baje. De ahí que ninguno esté dispuesto a bajar las tarifas. Difícil solución.
@39
Es el mismo caso de los traspasos en los puestos de los mercados.
Se pagaban precios millonarios, pero llegó Pryca, Carrefour, Alcampo etc,etc.
Mercadona ha producido un fenómeno curioso, porque ha comprado mercados (no puestos ) enteros.
De pedir millones en unos años, a no encontrar comprador.
Es la ley de oferta y demanda.
Por tener una referencia ¿Alguien sabe cuanto cobran los taxis en paises vecinos?
En Vitoria se llegó a pagar cifras cercanas a 300.000€ por una licencia. Una locura.
el artículo tiene un error importante de base, ya que si bien BlaBlaCar se basa en compartir gastos, sin ánimo de lucro, Uber sí tiene ánimo de lucro, las tarifas las fija la app (y no el «chófer») y de ahí se llevan un 20%, por lo que se lucran el chófer y Uber. Los taxistas se manifestaban contra Uber, no tanto contra BlaBlaCar que no es quita apenas cuota ya que sus rutas suelen ser más largas, entre ciudades.