En la segunda entrada del pasado mes de Octubre, en este blog se publicó la prueba del Peugeot 5008, un SUV que bajo la misma denominación (aunque con un diseño no demasiado diferente) había sido un MPV durante años. La explicación de Peugeot para justificar tal cambio -abandonando el único MPV que les quedaba en su gama- reunía todos los tópicos que la gente del marketing es capaz de sacarse de la chistera cuando quieren demostrar que un círculo es, en realidad, un cuadrado.
De modo que semejante acopio de excesos y medias verdades me llevó a realizar una larga y creo que razonada crítica al respecto, que resumiendo mucho se puede concretar en estas dos frases que copio textualmente: “Obsérvese la demonización del MPV y el break, y el ensalzamiento a los altares del SUV: Los poseedores de carrocerías familiares y de MPVs desean liberarse de la imagen reductora del vehículo familiar y simplemente funcional”. Y cuando no ha transcurrido ni un año, nos encontramos con que Peugeot renueva, en primer lugar, su berlina 508; y hará cosa de menos de un mes, comunica que pronto se comercializará el correspondiente “break”.
La renovación de la berlina 508 estaba cantada; ya se habían cumplido, año arriba o abajo, los plazos habituales de “restyling” y “facelifting” que preceden a la aparición de un modelo más o menos nuevo; porque, en ocasiones, de nuevo a veces tiene bastante poco. Pero en este caso sí lo era; sobre todo porque eliminaba por completo una de las pocas berlinas que quedaban en el estilo clásico que creo seguía gustando a un sector de usuarios que, por edad y experiencia automovilística, disfrutaba de la conducción de un coche con unos mandos y equipamiento similares a los “de toda la vida”.
De hecho, el anterior 508 también tenía casi toda la cantidad de equipamiento electrónico hoy en día tan en boga; pero debido a su diseño, dicho equipamiento funcionaba “en paralelo” y no superpuesto o eliminando al más clásico. De modo que era de esos coches que tanto me gustan: los que en cuestión de cinco minutos, los tienes completamente “por la mano”, y puedes manejarlos desde el primer momento a plena satisfacción, confort y seguridad, sin tener que lanzar irrepetibles exabruptos cada vez que una pantalla se borra, o aparecen avisos que no te interesan para nada. Pues el nuevo 508 parece ser que es todo lo contrario: se ha cargado la mano –era de esperar- precisamente en toda la posible variedad de ayudas electrónicas al conductor y a la conducción (no es lo mismo, pero así se andan).
Pero un detalle del comunicado de prensa de dicho lanzamiento me llamó poderosamente la atención: se repetía machaconamente el adjetivo “radical” para definir a la nueva berlina. Y hete aquí que, en el nuevo comunicado que anuncia la ya muy próxima aparición de la versión familiar denominada 508 SW (Station Wagon), se vuelve a repetir una y otra vez el adjetivo “radical” para posicionar a tan aparentemente clásico vehículo.
Y es que Peugeot se encuentra en una encrucijada, porque se ha tendido a sí misma una trampa difícil de sortear: en menos de un año, y después de tachar al familiar de “tener una imagen reductora y simplemente funcional, de la cual sus usuarios desean liberarse”, ahora va y lanza un familiar. ¿Y cómo poder recurrir a aquello de “donde dije digo, digo Diego” sin caer en el más estrepitoso de los ridículos? Pues intentando demostrar que lo que ahora presentan no es un familiar más “al uso”, sino algo muy “radical”, que poco o casi nada tiene que ver con la imagen tradicional de este tipo de vehículo.
¿Y cómo es, en realidad, el nuevo 508 SW? Veamos lo que nos desvela un esbozo de ficha técnica muy resumida: se trata de un vehículo de dos volúmenes, con cuatro puertas y portón, asentado sobre una batalla de 2,79 metros con unas vías de 1,60 m, para una longitud de 4,78 m, una anchura de 1,86 m y una altura de 1,42 m. Añadamos unos voladizos de 0,95 y 1,04 m, y una capacidad de maletero, con la toldilla puesta, de 530 litros. Nada que le distinga del promedio de los actuales familiares del segmento D; tal vez la discreta altura de 1,42 m sea lo más destacable. Porque su antecesor ya disponía de un maletero algo más amplio, de 560 litros. Y en cuanto al peso de 1.460 a 1.585 kilos (según motorizaciones), tampoco destaca dentro del panorama de los actuales familiares.
La que sí parece buena es la aerodinámica, ya que el producto S.Cx se escalona entre 0,63 y 0,66, con una media de 0,64; y puesto que la sección frontal no pasa de 2,22 m2 (gracias a la contenida altura), el coeficiente Cx debe andar sobre 0,29, que es una cifra muy buena. En cuanto a mecánicas tenemos un único propulsor de gasolina, un 1.6 Turbo en versiones de 180 y 225 CV, y dos HDi de gasóleo: un 1.5 de 130 CV, y un 2.0 en variantes de 160 y 180 CV. La transmisión, una automática de 8 velocidades para todos ellos, con la salvedad de opción manual de 6 marchas para el 1.5-HDi. Y respecto a ruedas, las llantas van desde 16” a 19”, con neumáticos de sección 215 y ultra-baja resistencia a la rodadura en las dos llantas de menor diámetro, y sección 225 en las dos más grandes.
En conjunto, y a nivel de cifras, nada que justifique la radicalidad de la que nos habla el comunicado; comparando con las actuales versiones de vehículos similares, poco más o menos estamos en “más de lo mismo”. Pero Peugeot tiene que defender la radical diferencia de lo que ahora presenta; sobre todo después de haber puesto a caer de un burro, hará cosa de un año, a la tradicional carrocería familiar. Y para ello, nada más justo que cederle la palabra; por lo cual a continuación ponemos, traducida del francés (se supone que debe ser el texto original), una recopilación de los párrafos que consideramos más significativos del comunicado de lanzamiento:
“Unos meses después de la radical berlina, Peugeot desvela la versión SW de su renovado 508. El nuevo 508 SW trastoca los códigos del disputado mercado de los “breaks” del segmento D, y se inspira en el universo de los Shooting Brake, con su silueta baja y dinámica. No le preocupa el terreno en el que desenvolverse: del espeso tráfico urbano a los amplios espacios de autopista. El 508 SW se presentará en el Salón de París 2018, y se comercializará en Europa a partir de Enero de 2019.
El segmento D representa en Europa un mercado de 1.400.000 vehículos. La proporción de “breaks” sigue siendo mayoritaria desde hace un decenio, a pesar del creciente aumento de ofertas y siluetas, específicamente entre los SUV. En Europa, uno de cada tres vehículos vendidos en el segmento D es un “break”. Para estos, la oferta en dicho segmento se reparte entre la tradicional de carrocerías voluminosas –en su mayoría ofrecidas por los fabricantes generalistas-, y la de nivel Premium, que conjuga la practicidad de un “break” con un diseño mucho más dinámico.
La elección de Peugeot ha sido clara y decidida: crear un objeto de deseo, romper los códigos tradicionales para apostar por una morfología atlética y moderna, hasta el momento reservada para algunas marcas de “gama alta”. A partir del Peugeot 504, nacido hace 50 años, la marca siempre ha diseñado “breaks” realizados partiendo de la silueta de la correspondiente berlina. Y por lo tanto, el nuevo Peugeot 508 SW se beneficia de todos los atributos estilísticos del radical diseño de la berlina. Gracias a unas barras de techo funcionales, pero estilísticamente integradas, el SW es casi tan bajo como la berlina; apenas 1,42 metros. Lo cual es casi 6 cm menos que en la precedente generación; permitiendo una aerodinámica optimizada, a la vez que se preserva una cota vertical de habitabilidad en las plazas traseras conforme con lo exigible en este segmento.
Con una longitud de 4,78 metros (solamente 3 centímetros más que la berlina, pero 5 menos que la anterior generación), el perfil del nuevo 508 SW presenta un diseño tendido y fluido, rematado arriba por una línea de techo baja y estirada. Caso único para el “break” de un constructor generalista, las puertas sin marco permiten a la vez afinar y dinamizar la silueta, pero conservando una buena superficie acristalada. Simultáneamente dichas puertas sin marco son la solución al problema de la accesibilidad con una línea de techo muy baja.”
Con un planteamiento similar al del antiguo baile de “la yenka” (izquierda, derecha, paso adelante, paso atrás) Peugeot intenta ahora decir lo contrario que hace un año, pero intentando presentarlo como distinto y radical. Y para iniciar este proceso de dar marcha atrás, pero sin reconocerlo, lo primero es señalar que el familiar tiene un peso comercial importante en el mercado europeo (en el segmento D, en concreto). No entro en si las cifras utilizadas a tal fin son fiables o no; en todo caso, Peugeot las avala como buenas.
Lo segundo es que ahora el familiar (o al menos éste) ya no es un vehículo de imagen reductora y simplemente funcional, sino que sirve para casi todo, y disfrutando. Lo mismo en tráfico urbano (pese a sus cotas de 4,8 x 1,9 metros) que en plena autopista a toda velocidad (al menos en Alemania); menos mal que no citan el “fuera del asfalto”. Lo tercero, finalmente, es que gracias a una silueta baja, dinámica, fluida y aerodinámica, rompe los códigos del “break” de segmento D, convirtiéndose en objeto de deseo, puesto que se inspira en el “universo” del diseño Shooting Brake. Aunque acaba por admitir que, con el mismo diseño del 508 SW, ya hay algún modelo similar; pero de marcas Premium, eso sí.
Pero aquí hay dos falsedades que conviene denunciar, y lo hago mediante una colección de fotografías, y sus detallados pies: ya existen familiares de segmento D de marcas generalistas con este mismo diseño; y dicho diseño no es, en absoluto, el de un Shooting Brake. Así que lo único que nos queda como justificación de una pretendida radicalidad es que las puertas no llevan marco en sus ventanas, al estilo CC; no el Coupé/Cabrio, sino el lanzado por Mercedes en su anterior berlina de la Clase E, y al poco por VW en su Passat. Hasta entonces, esto se utilizaba sólo en coupés.
Lo que también tenemos de por medio es una jungla de denominaciones para la carrocería familiar. Al margen de esta denominación genérica en el mercado europeo, tenemos la de Station Wagon (de origen USA), Estate (en Gran Bretaña), “break” (curiosamente francesa), Tourer (en principio parece que japonesa, aunque el término sea inglés); y hace algunas décadas “rubia” en España, ya que los primeros Station Wagon de importación solían traer los laterales cubiertos con unas láminas de madera de color muy claro (tal vez auténtica en un principio, y sintética al final). Y para cerrar, como a veces había variantes de carga con la segunda y tercera ventana cerradas con chapa, el término “furgoneta” se hacía extensivo a todas las versiones con el mismo perfil perimetral, con gran disgusto por parte de las marcas.
Pero lo que requiere una puntualización específica es lo de Shooting Brake. En cuanto a Shooting, está bastante claro: lo de “disparar” hace referencia a su utilización para desplazarse a zonas de cacería, al menos hasta donde llega el camino pavimentado o en buen estado. La posterior popularización del SUV ha eliminado dicho tipo de diseño, de carácter claramente deportivo, pero que tuvo una cierta vigencia en las décadas 50 a 80 del pasado siglo. Y respecto a lo de Brake (etimológicamente “freno”), mejor no meterse; sobre todo por la similitud de grafía y pronunciación con el “break” de los franceses. Pero, como se dice en un pie de foto, siempre es de dos puertas, no de cuatro.
Así que los comunicados de lanzamiento del 5008 y del 508 SW se desmontan uno al otro, en un plazo de menos de un año. Pero para el marketing lo único importante, por lo visto, es decir en cada momento lo que más convenga. Aunque ya se sabe que la mentira tiene las patas muy cortas, y al poco tiempo se le coge. Al menos si se tiene interés por dejar las cosas claras, como hemos hecho aquí. Con el resultado de que el nuevo 508 SW es un familiar muy estético, sin duda muy bien acabado, equipado y de magnífico comportamiento rutero; pero que no tiene, como detalle auténticamente novedoso, radical y rompedor, más que unas puertas sin marco en las ventanas.