Todo empezó por una pequeña manchita de humedad, en una esquina del suelo de mi cuarto de trabajo/despacho/biblioteca/gimnasio/estantería de maquetas, que linda pared con pared con la cocina. Una investigación a fondo descubrió que las tuberías que iban ocultas bajo dicha pared estaban en pésimo estado, tras de algo más de tres décadas de fieles servicios. Así que, si no queríamos tener -y por sorpresa- un problema más grave, no quedaba más remedio que abrir y cambiarlas. Y entonces entra en juego la famosa teoría del “ya que”, gracias a la cual se han llegado a construir hasta las pirámides de Egipto (“Ya que” voy a acabar muriéndome, que me entierren por todo lo alto, pensó el Faraón, y hay que ver la que lió).
Pues aplicando dicha teoría, “la jefa” (no preciso explicitar más de quien se trata) se puso al mando de las operaciones, y lo que en principio era cambiar algunas cañerías se convirtió en renovar TODAS las de la casa, tirar varios tabiques y puertas para dejar el piso con cierto aspecto de “loft”, pintar todas las paredes y techos, poner nuevas todas las puertas (de comunicación y de armarios) que quedaban –incluyendo una blindada de entrada-, remozar la cocina de cabo a rabo (aparatos, encimera y armarios), lo que incluía nuevo pavimento, poner persianas nuevas de mando eléctrico en todas las ventanas, rehacer los dos cuartos de baño, cambiar el calentador de agua por uno de condensación, y alguna otra cosilla que sin duda se me escapa. Todavía estoy descubriendo innovaciones, tras de un mes de haber retornado a un hogar que poco tiene que ver con el que dejamos.
Porque, claro está, hubo que irse de casa para poder realizar todo esto que el “ya que” implicaba; en principio para dos meses, y como siempre en todas las obras, finalmente para tres exactos, desde el solsticio de verano (23 de Junio) hasta el equinoccio de otoño (22 de Septiembre). Y menos mal que, por una feliz coincidencia, unos parientes muy próximos acababan de heredar un pequeño piso (60 m2) en Vallekas, al final de la Avda. de la Albufera lindando con la M-40. Piso que, quizás milagrosamente, no había llegado a ser “okupado” en los pocos meses que habían transcurrido desde su recepción como herencia. Como estaba un poco destartalado, nos ofrecimos para dejarlo en condiciones a cambio de utilizarlo como refugio durante nuestras obras; y mientras tanto, nuestros muebles y elementos de decoración fueron a parar a un guardamuebles. Hubo mucha suerte, porque yo recordaba un refrán que solía decir mi primera suegra: “cada dos traslados equivalen a un incendio”; pero no llegó la sangre al río.
Y así es como, en cuestión de unos pocos días, nos acomodamos en nuestro nuevo y provisional domicilio; yo establecí mi base de operaciones en una pequeña terraza con cerramiento acristalado (y persianas para cuando daba el sol, y vaya si dió este verano). El aspecto más positivo del nuevo emplazamiento es que, a unos 50 metros del mismo, pasa una larguísima pista deportiva, a ratos arbolada en sus márgenes y a ratos más al descubierto, que sobre una misma calzada de unos cinco o poco más metros de anchura, tiene marcados con pintura dos carriles: uno de algo más de metro y medio de ancho para caminantes y corredores, y otro de unos cuatro metros escasos para los ciclistas. Y por esa pista –o más bien entramado de pistas, pues en ocasiones se subdivide en varias- nos dábamos mi mujer y yo larguísimos paseos; unas veces juntos y otras por separado, según nuestros horarios lo aconsejasen. Yo llevaba ya varias semanas retirado del “footing”, por un episodio de sobrecarga de gemelos que todavía no ha acabado de remitir del todo; pero para caminar a buen paso, la pista también era ideal.
Y con ello entramos en el asunto que está en el origen del título de esta entrada: la convivencia de peatones y ciclistas (ambos realizando su variante de ejercicio físico) sobre una pista con un pavimento de unos cinco metros de ancho, con dos carriles teórica -y exclusivamente- separados por una línea de pintura blanca de unos 10 cm de anchura. El trazado tiene curvas por lo general amplias, aunque en algunos tramos, y en particular para las velocidades de algunos ciclistas, ya son algo más comprometidas. Pero también hay importantes variaciones de relieve, lo que hace que el recorrido sea más entretenido y exigente. Y si bien la velocidad de quienes van a pie -sobre todo paseando y no corriendo- apenas si varía con las pendientes, no es así en el caso de los ciclistas.
Recordando mis viejos tiempos de ciclista de carretera (hará la friolera de unas cinco décadas), observé un par de diferencias, una de las cuales ya conocía más que de sobras, y otra que me resultó novedosa. La primera es la actual supremacía numérica de la mountain-bike sobre la bici clásica; es algo parecido a la moda del SUV. Y en paralelo al caso de los vehículos a motor, también coincide su preferencia por circular sobre asfalto, pese a su denominación. Porque cada pocos cientos de metros, de la pista asfaltada salen cantidad de caminos, senderos y trochas de tierra, por las cuales se desviaba solamente una mínima parte de los ciclistas, mientras que los demás se mantenían férreamente fieles al asfalto; a pesar de que, por cuadro, piñonaje y tipo de frenos y neumáticos, sus monturas estaban claramente enfocadas al terreno que su propio nombre indica.
Y al poco relacioné este curioso fenómeno con el otro, en el que no había caído de forma consciente hasta ahora: el amplio porcentaje de practicantes de ciclismo deportivo que acusan un a todas luces evidente problema de sobrepeso; y en algunos casos, directamente rayano en la obesidad. En mis tiempos, todos los ciclistas eran gente por lo menos delgada, si bien unos más en forma que otros; pero no había gordos, y ahora sí. ¿Y por qué? Pues creo que la respuesta está precisamente en ese entramado de carriles-bici que circundan, y en ocasiones atraviesan Madrid (hablo de lo que conozco y donde vivo); puedes salir, hacer los muchos o pocos kilómetros que quieras, y en cuanto te cansas o te aburres, tiras para dentro, y ya estás en el casco urbano, y pronto en casa.
Antes no era así: si salías, salías a una carretera (por lo general de trazado radial, dada la situación de Madrid en el mapa), y cuanto más te alejases, más tenías que recorrer a la vuelta. Cuando yo me iba a Aranjuez u Ocaña, a El Escorial o al Valle del Tiétar, o subía alguno de los puertos de la Sierra, es porque estaba seguro de que sería capaz de volver. Y ello da lugar a que la variaciones de velocidad de los ciclistas que se observan en las pistas de las que hablo es enorme: de entrada, cuesta abajo, van todos rápido, e incluso muy rápido; y los más corpulentos como los que más, ya que el peso les ayuda más de lo que les frena su aerodinámica. En cambio, cuesta arriba sólo llevan un buen ritmo los que están en forma; que son los mismos que suelen acudir a esas marchas ciclistas, en carretera auténtica, que suelen organizar los clubs ciclistas. Por lo tanto, los adelantamientos entre ellos (ya vayan solos o en grupos) son constantes.
Pero unos y otros, pero en particular los más rápidos e integrantes del “núcleo duro”, manifiestan una curiosa tendencia a ocupar no sólo su carril, sino también, con harta frecuencia, a invadir el de los de a pie. Y cuando se trata de ir rápido y cuesta abajo, todos ellos tienen la natural tendencia a cortar las curvas, lo que en el 50% de las mismas, supone hacerlo por el carril de peatones. Pero es que, incluso en llano, los más rápidos (y da igual que vayan en mountain-bike o bici de carretera) también manifiestan la misma tendencia, como si estuviesen compitiendo en una contrarreloj. No me lo explico: si hay salido a hacer kilómetros, lo que cuenta es hacerlos; y sobre todo, donde se trabaja es cuesta arriba.
Como consecuencia de todo ello, con frecuencia se producen escenas de tensión entre peatones y ciclistas; sobre todo cuando los peatones son gente de edad un tanto avanzada (jubilados, o amas de casa a las que les sobra algo de tiempo y salen en grupito para charlar y cumplir lo que les recomienda el médico). Y a esta gente, que no tiene mucha agilidad para hacer cambios bruscos de dirección, ni van atentos al silbido de los neumáticos de una bicicleta que se acerca, enfrascados en su conversación, no les hace ninguna gracia que una bicicleta les pase a dos palmos de su codo y a más de 40 km/h en una cuesta abajo. Sobre todo, cuando observan que al de la bici no le viene nadie de frente por su carril, y podría haberse desviado no al lado contrario, sino simplemente al centro del mismo (que, como ya he dicho, tiene unos cuatro metros de anchura).
Porque el reparto de los usuarios sobre su propio carril es bastante distinto entre los de a pie y los que van sobre ruedas. Estos últimos, al cruzarse, respetan escrupulosamente lo de mantener su derecha, tanto si van solos como en grupo; aunque en este último caso, si no hay peatones, incluso invaden ese otro carril para tener más sitio. Por el contrario, en el carril de peatones hay mucha más anarquía: algunos prefieren circular a la inglesa, por la izquierda; y quienes, viniendo en grupo, se empeñan en seguir de a tres o cuatro en ancho, expulsando hacia el exterior de la pista a otros que vengan de frente. Pero casi nunca, salvo que haya mucha visibilidad llevando el carril ciclista a la derecha, invaden dicho carril; lo que se utiliza con frecuencia es la zona de calzada exterior a la pista.
Pero el problema no se circunscribe al ciclista rápido; también hay muchos que van en grupo, a paso muy tranquilo, charlando entre sí. Y da la impresión, y bien fundada, de que les molesta muchísimo, si van de a dos, o incluso de a tres en ancho, frenar un poquito para quedarse atrás y cruzarse con otro u otros colegas suyos que vengan en sentido contrario. La solución: invadir el carril peatonal. Y dado que ya lo consideran como suyo, también circulan -vayan solos o acompañados, y aunque no les venga nadie de frente- con uno de ellos totalmente metido en el carril peatonal; y así no tienen que desviarse tanto al cruzarse con otros de a pedal. E incluso, cuando en una zona el arbolado proyecta su sombra sobre el carril peatonal, y el suyo queda al sol, vienen por el peatonal. Pero hasta el punto de que los tienes a menos de diez metros y no hacen intención de volver a su carril, sino que intentan amedrentarte para que te apartes tú hasta el límite exterior del tuyo propio.
El fondo que subyace en todo esto es que el ciclista propende -en un porcentaje nada despreciable- a considerar que la pista, en su conjunto, es una “pista ciclista” de la que les han robado un tercio de anchura para entregárselo a los peatones; y en consecuencia, se sienten con derecho a reconquistarlo cuando quieran y como quieran. Esto podría ser comprensible en las pistas de una única calzada, con una línea central para separar ambos sentidos de marcha, y con el dibujo de una bicicleta pintado de vez en cuando. Podría discutirse si ésta es una pista exclusiva para ciclistas, o una “pista deportiva” obligatoria para ciclistas, pero opcional para los demás deportistas. Porque estando ahí, no parece razonable que, por ejemplo los patinadores, circulen por la acera (con patines y no digamos con tabla skate-board) entre abueletes, mamás con cochecitos de niños o carritos de la compra, y niños que ya van sueltos y haciendo “eses” continuamente.
Pero en el caso de la pista que nos ocupa no hay lugar a dudas: el icono de un peatón está dibujado en su carril tantos veces como el del ciclista en el suyo. Y si no están de acuerdo, pues a reclamarle al concejal de su distrito, a Manola Carmena o al lucero del alba, pero no deben intentar imponer la teórica ley del más fuerte. Y digo lo de teórica porque, si les plantas cara, o simplemente el cálculo les sale mal, es muy probable que el más perjudicado sea el propio ciclista; tanto él como el peatón se llevan el mismo golpe, si bien el de pie lo recibe en parte de un elemento metálico que le puede hacer una herida y no sólo una contusión; pero el ciclista es el que va al suelo a mucha mayor velocidad, y se puede lijar la piel, o fracturarse una clavícula con relativa facilidad.
Sigamos avanzando: el problema se plantea, en general, cuando vas circulando a pie, llevando los ciclistas a tu derecha y viniendo frente; o sea, viéndose el uno al otro. Y entonces es cuando se produce la eventual confrontación; porque en el sentido contrario, cuando el ciclista alcanza por la espalda a un peatón, aunque ésta vaya paseando al límite de la línea de separación de carriles, sabe que no le puede amedrentar porque el otro no le ve, y posiblemente ni le oiga (o no quiera irle) llegar. Así que le pasará más o menos cerca, pero cada cual por su carril.
Y entonces, cuando te llega de frente uno (solo o como integrante de un grupo) que viene por tu carril y no señales de tener intención de retornar al suyo, se crea el momento de tensión. Muchos peatones se conforman con echarse a la izquierda; cosa difícil si van en pareja o trío charlando, salvando que el de más a la izquierda se salga incluso del límite exterior de la pista. Y en muchos casos, protestando o haciendo señales de desaprobación. Pero en dichos casos, el ciclista se sale con la suya, y de este modo se va reafirmando en su teoría de que el peatón debe apartarse para dejarle a él utilizar el carril que le dé la gana.
Al cabo de unos pocos días, una vez analizada la situación y los comportamientos, yo recurrí a una táctica un poco diferente; y tanto yendo solo o con mi mujer al lado, llevándola siempre a mi izquierda. Me situaba próxima a la línea de separación, pero dejando cosa de un palmo entre mi codo y mi hombro derechos y la línea; lo suficiente como para demostrar que tampoco buscaba afinar el último centímetro, pero sí que el ciclista debía reintegrarse a su carril. Así las cosas, cuando faltaban unos 15 a 20 metros para el encuentro, con el brazo derecho y el índice extendido, le señalaba la línea de separación, por si no se había dado cuenta de por donde iba (a veces incluso sería posible dicha distracción); y si no surtía efecto, sobre los diez metros de distancia me paraba por completo, como si fuese un poste. Y se apartaban, claro que se apartaban. Unos sin rechistar, admitiendo su error y su derrota; y otros mascullando algo entre dientes, a lo cual respondía o no, según el humor del que estuviese ese día.
Esa obsesión por invadir el carril peatonal tenía su sublimación en un punto concreto en el que, debido a que había una farola muy grande y un árbol corpulento que no quisieron cortar (e hicieron muy bien) al trazar la pista, la dividieron durante unos 25 a 30 metros, pasando los dos carriles uno por cada lado de dicho obstáculo. Pues bien, algunos de los ciclistas que ya venían por el carril peatonal, seguían por él incluso cuando físicamente se separaba del suyo -que seguía teniendo su anchura normal-, tal era su costumbre de utilizarlo como propio. Lo que ocurría es que en el carril peatonal había un resalte, debido a una tapa de registro de alcantarillado o cosa parecida sobre una base de hormigón, que tenía una altura de unos 5 a 7 centímetros, contra el que le metían un viaje al neumático que a más de uno es probable que les supusiese un pinchazo.
Después de todo esto, es muy probable que la mayoría de los lectores que hayan tenido la paciencia de seguir tan apasionante relato haya llegado la conclusión de que en una de estas ocasiones el ciclista me atropelló; pues no es así, sino que me atropelló por detrás, que tiene más mérito. Iba yo solo en aquel paseo, ya de vuelta para cada, y lógicamente, llevaba el carril ciclista a mi izquierda. De frente venía una pareja de amigos (o novio/a, para puntualizar) que iban más bien por su izquierda (mi derecha), tal vez para separarse un poco más de los ciclistas que subían la suave cuesta que también yo remontaba. Como entre peatones hay menos problema para entrecruzar sentidos de marcha, yo me eché a mi izquierda, dejándoles claro que les cedía la zona por la que ellos venían; a lo cual reaccionaron correctamente, pegándose (no recuerdo si ella o él) a borde exterior de la pista, y dejándome espacio más que suficiente par cruzarnos, quedando a mi izquierda todavía ese palmo de margen que acostumbro a dejar siempre.
No bien habíamos acabado de cruzarnos, y cuando ya empezaba yo a desviarme hacia mi derecha para recuperar mi posición habitual en la zona derecha de mi carril, siento un golpe en mi pantorrilla izquierda; por suerte, recubierta por la pernera de los tejanos que llevaba, pues el día estaba un poco fresco (estábamos ya metidos en Septiembre) como para ir con pantalón corto, como generalmente solía pasear. El golpe de la rueda delantera no me hizo ningún daño ni rozadura, gracias al pantalón, y ni siquiera me caí al suelo; tan sólo trastabillé por un momento, y recuperé el equilibrio. Y en menos de un segundo, me adelantan cayéndose un ciclista y su montura, que fueron a parar al suelo delante de mí, pues con el choque se desviaron todavía más a su derecha.
El golpe ocurrió a muy poca velocidad del ciclista, a la que había que restar la que yo llevaba; tampoco él sufrió ningún daño, puesto que llevaba guantes, y tuvo suerte de no rozarse una rodilla en la caída. De la cual le ayudé a recuperarse yo mismo, con la ayuda finalmente de los dos otros integrantes del terceto del que formaba parte. Todos, muy correctos, empeñados en saber si me había pasado algo; tuve que tranquilizarles dos o tres veces, señalándoles que, en todo caso, el que había salido peor parado había sido él. Se trataba de unos señores de algo más de cincuenta años, muy correctos y casi avergonzados por lo ocurrido. La pareja de novios siguió su camino al cabo de unos instantes, visto que no había habido consecuencias, los ciclistas montaron de nuevo, yo según mi camino, y aquí paz y después gloria.
Como el incidente me cogió viniendo desde atrás, no puedo garantizar la exactitud de la transcripción, pero por orden de verosimilitud, para mí tengo lo siguiente: el trío venía subiendo despacio la cuesta, y con casi total seguridad, charlando entre sí; ya con menos seguridad, pero todavía mucha, de a tres en ancho, como solía ser muy frecuente en dicha pista. Y ya con menos seguridad pero todavía bastante, y por lógica, con el que me atropelló por el carril peatonal, a fin de dejar un buen hueco a la izquierda del trío y poder cruzarse sin problemas con los ciclistas que bajasen. Y al llegar ya cerca de mí, y por la obsesión de seguir manteniendo la conversación sin cortarla ni unos segundos, el buen hombre debió intentar o bien arrimarse a que iba a su izquierda a fin de conseguir suficiente hueco para pasar, o bien intentó frenar cuando ya era demasiado tarde, o bien ambas cosas a la vez.
La cuestión subyacente es la idea subconsciente que anida en casi todos los ciclistas actuales de que ellos pueden hacer prácticamente lo que quieran, porque para eso utilizan un medio de transporte ecológico: ir por la acera o la calzada según les convenga (al margen de lo que diga el Reglamento o las normas municipales), más deprisa o más despacio, saltarse los semáforos en rojo para no echar pie a tierra, o invadir habitualmente el carril peatonal en la pista a la que me vengo refiriendo. Como siempre pensé, y ya he repetido aquí en ocasiones, los cinco Tours de Francia seguidos que conquistó el bueno de Miguelón Indurain les convirtió en grupo de presión. Apoyados luego por el cambio de legislación que les faculta para circular en carretera de a dos en ancho, lo que interpretan como ir en grupo que ocupe casi todo el carril derecho de la calzada.
En este portal ya se ha debatido en varias ocasiones, en este blog y en otros, sobre el comportamiento del ciclista, y sobre el porcentaje de infracciones que cometen respecto al bajo volumen de protagonismo que suponen en el fenómeno de la circulación. Pero como le dije al trío de ciclistas que coprotagonizaron conmigo el incidente, si en vez de una raya blanca pintada en el suelo hubiese un bordillo de canto vivo de tan sólo 10 a 15 cm de altura, ¿a que no lo cruzaban ni para trazar las curvas, aun yendo solos por la pista? Y no es que yo abogue por el bordillo, que sería peligroso para ellos, e incluso posible causante de esguinces para peatones despistados; pero habría que circular normalmente, unos y otros, como si tal bordillo teórico existiese realmente. O al menos, respetarlo cuando haya a menos de 50 metros peatones que ocupan legítimamente el carril que les corresponde.
¡No me lo puedo de creer! ¿nos está contando que los ciclistas se creen todopoderosos y hacen cómo les viene en gana amparados por una legislación que mira para otro lado con sus infracciones? Vaya por Dios.
Esto debe ser un caso aislado, porque nunca nadie se ha quejado de que se saltan los semáforos en rojo, Stop o ceda el paso. Tampoco nunca ha habido ningún pelotón ocupando TODO un carril deliberadamente. Tampoco nunca nadie ha sufrido un atropello por parte de un ciclista.
Lo que si, siempre, los ciclistas se encuentran con peatones en SUS carriles y los coches NUNCA les respetan las distancias de seguridad.
Pues nada, me cogeré una bici y atracaré un banco con ella, que parece que si llevo una, como es ecológica, quedo impune de toda acción maliciosa.
Hay ciclistas, viandantes y conductores, buenos y malos a partes iguales, pero es injusto que sólo sean estos últimos los que paguen el plato.
Saludos y enhorabuena por el relato, independientemente del trasfondo es un gusto leerle.
Yo soy ciclista MTB y entiendo que la culpa de los que están gordos es suya.
Pero la culpa de los atropellos es de los diseños de los carriles bicis y de la malignización del automóvil y santificación de la «verde» bici que hace que muchos ciclistas «domingueros» vayan de cualquier manera por las aceras y los carriles insertos en estas.
Puede verse en el paseo de Puerto de Mazarrón en verano como el carril bici pasa por entre las terrazas de los restaurantes y los camareros y ciclistas se cruzan peligrosamente constantemente.
Los carriles bici FUERA de las ACERAS
Yo suelo ir en ciudad por LA CALZADA de los coches y es menos peligroso para mí y para los demás.
Finalmente, en una ocasión, circulando por un carril bici de los de la acera, me salió una furgoneta marcha atrás y tuve una caida, a poca velocidad pero un buen tortazo, sí.
Haciendo un pequeño ejercicio de abstracción y de generalización, hay que señalar que este tipo de conductas tan poco cívicas no son propias de un solo colectivo (cliclistas, automovilistas, «runners», peatones, motoristas…) sino que son propias de nuestra sociedad y de la de los países mediterráneos.
En mi ciudad existe un magnífico paseo marítimo: ancho y muy largo. A un par de metros han creado un carril bici, de uso exclusivo para bicicletas. Pues bien, a muchos «runners» les ha dado por correr por él. Y no se creanque es por falta de espacio en el paseo marítimo.
Nuestra sociedad es así.
Hombre, D.Arturo, que ud. lleva saltándose las normas toda la vida, no nos venga ahora de policía.
Porque ya nos contará como consigue medias de 110 atravesando carreteras de 90, travesías de 50, glorietas de 40… pues saltándose las normas. E igual que ud. pensará que, a pesar de ese ritmo alto, en no se cuántos millones de km no ha hecho daño a nadie, lo mismo puede decir un ciclista de los que tanto le molestan.
Pura filosofía «consejos vendo, para mí no tengo».
Además resulta que en el anillo verde, igual que sucede muchas veces en carretera, el que le ha atropellado no era el que iba más deprisa, sino el que iba a «otra cosa». Si hubiese ido atento se hubiese cambiado de carril a tiempo y listo.
Ahora todos podemos empezar a contar lo que nos paso en tal sitio con un peatón, ciclista, patinador, señor mayor en scooter de movilidad… y seguro que tendremos razón, pero el tema exige un poco mas de análisis a menos que lo queramos publicar en la sección esa rancia de los periódicos, comenzando con un «es una vergüenza que a estas alturas blablabla….»
Primero: las bicis no solo sirven para hacer ciclismo vestido de licra o cordura, también sirven para ir a pasear, desplazarse, hacer el saltimbanki… no hace falta ser un esforzado de la ruta flaco y extenuado o un aguerrido ciclomontañero para disfrutar dando pedales.
Segundo: Lo que estas situaciones ponen de manifiesto es lo que pasaría en el trafico de coches si no hubiese normativa restrictiva, adoctrinamiento a porrillo y vigilancia bastante exhaustiva. Un caos.
Tercero: Es imposible que en un espacio compartido entre ciclistas y peatones no haya conflicto, hay cientos de estudios que demuestran que esa solución crea mas problemas de los que resuelve (le aconsejo, d. Arturo, que consiga una bici y se de un paseo por ahí mismo, quizás descubra que la culpa de que el sistema no funcione no es solo de unos ciclistas descerebrados).
¿Qué pasa? Que el mensaje machacón es «andar en bici por la calzada es muy peligroso», y la solución es poner las bicis en otro sitio. Inaugurar carriles bici y aceras-bici, cobrar su correspondiente subvención, quedar de admon. moderna y ecológica y crear un nuevo problema. Es lo que pasa cuando los que se encargan del asunto x no saben lo que es x. Pero en realidad lo mas seguro para todos, peatones, ciclistas y conductores es que las bicis vayan por la calzada.
Y cuarto: Siempre se cita al grupo de presion ciclista en estos temas, como si los intereses del cierto tipo de ciclismo deportivo fuesen los de todo el colectivo. No lo son. Y también se cita siempre el tema de ir en pelotón o en fila. Y se cita sin pararse a pensarlo, porque también para el automovilista es mucho mas facil rebasar a un pelotón. Vamos, yo por lo menos prefiero adelantar a diez tios mientras ocupan lo que un furgón grande que a diez tios formando una hilera de 30 metros. A no ser que no consideremos aceptable frenar y esperar detrás de los ciclistas si el adelantamiento no esta claro.
Ya hacia tiempo que no salia el tema de los ciclistas. Me gustaria dar algunas opiniones al respecto. No sin antes reseñar que soy( empezando por lo mas vulnerable): Senderista, ciclista de carretera y de montaña, motorista y automovilista. A camionero no he llegado jeje( aunque tambien es un grupo que tiene su aquel).
Bueno, el resumen podriamos definirlo como que en el tema de la circulacion, los roces debidos a la coexistencia de distintos grupos con intereses teoricamente contrapuestos son debidos en la mayoria de los casos a la falta de conciencia cívica, educacion para convivir o llamesele como quieran Y eso de lo que adolecemos se enseña en la familia y en la escuela.Se continua con una politica de informacion pública al ciudadano y por ultimo está la ley para aplicarla.
Y aqui topamos con nuestro sino, suelen fallar casi todos los eslabones.
Pero veamos unos cuantos hechos curiosos.
Peatones en la ciudad pasandose semaforos en rojo mas atentos a su movil que a si viene un vehiculo silencioso( para algunos con auriculares puede hasta hacer ruido). Creen uds que la policia municipal les afea la conducta ? Quia! Mientras no haya follon, bocinazo-frenazo, o accidente ni caso.
Ciclistas que llegado a un semáforo en rojo son incapaces de poner el pie en el suelo y aprovechan el mas mínimo hueco de coche a coche para lanzarse calle adelante. Si no hay accidente, ni caso.
Ciclistas de noche por la calzada sin iluminacion ( a veces ni un simple catadioptrico). Poniendo en peligro su vida y la desgracia del conductor que los atropelle. Y la poli municipal, salvo que estemos en campaña( de ciclistas en la acera, de falta de iluminacion, …) Pues ni caso.
Carriles bici en acera o segregados ( que de todo hay en la ciudad en que vivo: Valencia) en los cuales los peatones van paseando tan ricamente sin pensar que es para llas bicicletas. Y los municipales ni caso.
Ciclistas confundiendo los carriles bici por velódromos y circulando a toda velocidad, transitando por las aceras y rozando a los peatones en un ejercicio de malabarismo… Y LA POLI SIN ENTERARSE.
Pueden uds poner una infinidad mas de ejemplos de falta de conciencia para convivir en la circulacion, no voy a continuar para no cansarles. Pero una cosa importante si: La mejor manera de aprender esa convivencia es ser o haber sido peaton , ciclista , motorista y conductor de automovil. Se ven las cosas mas claras.
Lo que decia su 1a suegra es una frase de Benjamin Franklin. Este habla de 3 traslados.
He sido ciclista desde pequeño, empezando por las BH de toda la vida, después una Panther Mach II y de ahí en adelante solo bici de montaña, que en ese momento estaban apareciendo por primera vez en España. Nunca he usado una bici de carretera, me parecen una mariconada, y los uniformes de lycra de los carreteros me parecen vomitivos, por no hablar del comportamiento chulesco tan extendido en dicho gremio. Cuando los veo circular por carretera invadiendo tanto espacio percibo que lo hacen por pura chulería. Yo he montado muchísimo en bici y cuando tengo que circular por carretera lo hago por el arcén si hay y si no lo más a la derecha posible.
A Arturo de Andrés le pega ser carretero y de los más chulos, no sé de que se queja.
Que no se busque lógica en mis palabras, fobias tenemos todos y los carreteros chulos y prepotentes son una de las pocas que tengo. Se siente…
Drogadictos..
Flipados…
Goberos…
Nenazas enfundadas en lycra…puajj
Dopados amateur…
Que si tres gramos menos…
Alguno habrá bueno…pero pocos.
Obviamente estoy exagerando, pero no me gustan. Grrrr
Qué buenos son los días de fiesta para tener tiempo y leer lo que escriben ustedes.
Gracias
Le pilló una bicicleta.
Para evitar otro ***tión
salga siempre con bastón
por el Parque de las Tetas.
Loores y gloria al bastón,
herencia de los mayores.
Nos protege de animales,
achaques y asaltadores.
Estoy muy de acurdo con el comentario de Carlo Abarth. Donde me suelo mover a diario, mayormente de noche, la falta de iluminacion en las bicicletas es generalizada.., y la policia, o policias, que hay varias, simplemente «pasan».
En mi opinion, el mayor problema radica en que se ha dejado de considerar la bicicleta como un vehiculo mas, solo que sin motor ( bicis electricas al margen).
El dia que se equipare la bici, con todas sus consecuencias, buenas y malas, a los demas vehiculos, la cosa cambiara. Y eso significaria..
1- Que lleven matricula
2-Seguro Obligatorio que conlleve el pasar una especie de itv
3-Iluminacion nocturna, y ahora con la tecnologia led, tampoco seria mala idea la diurna.
4-Para los menores de 14-16 años, la necesidad de una licencia con las nociones basicas de circulacion, que incluso se podria obtener en la misma escuela o instituto desde donde se cursen los estudios que por edad correspondan.
Creo sinceramente que con la aplicacion de dichas medidas, el ciclista seria mucho mas consciente y eficaz dentro del trafico normal de vehiculos, que es donde le corresponde estar, y no en carriles hechos especificamente para ellos.
Aunque no aclara cómo lidiará el coche autónomo con las bicicletas (complejo tema ese) aquí dejo este artículo sobre uno de los temas fetiche del autor del blog.
http://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/numero/479/la-verdad-sobre-los-coches-sin-conductor-14417
No creo que haga falta tanto. ¿Debería llevar matricula la bici de mi sobrina de diez años cuando anda en bici por el pueblo? No hace falta que haya matrícula para que se vigile el cumplimiento de la ley, que ya dice que se debe llevar alumbrado cuando se ve poco y seguir unas normas. A veces normas malas como las de la bici por la acera o por espacios peatonales.
Que tampoco es que los ciclistas vayan muriendo o atropellando peatones por ahí a lo loco, no hay un problema real mas allá de la polemica que suscita el tema. Otro día podemos hablar de los peatones, esos si que hacemos lo que nos sale de ahí y nadie dice nada, ¿nos ponemos matrícula también?
Por cierto, la inmenda mayoría de quienes va por ahí en bici tienen seguro, los de hogar suelen incluir esa cobertura entre otras raras como mascotas.
Sobre el paralelísmo entre las mtb y los SUV, si vuelve a la zona y se fija en las mtb, verá que las ruedas van cambiando de las originales 26″ a las 27,5″ y 29″. Por suerte Opel no hace bicis, sino las habría de aún más pulgadas.
También verá bicis de carretera con frenos de disco y ruedas algo más gorditas, son las gravel bikes (las híbridas de rueda 700 de toda la vida, pero con manillar de carretera).
Al igual que hay SUV con rueda de carretera (o casi), también hay mtb con ruedas de ¿ancho? 1,5″ y dibujo casi slick, frente a las 2,1″ y taqueado originales. Si llenar el tanque de un terrano se hace duro y acabamos pasando a un Qashqai, pedalear moviendo una rueda de tacos también fastidia (no al bolsillo) y uno se olvida pronto de la estética a cambio de facilidad de movimiento.
Vivimos en un país en el que portar el DNI es obligatorio en la vía pública desde la Ley de Seguridad Ciudadana de 1992 para mayores de 14 años. No es necesario matricular las bicis, sólo hace falta que la policía empiece a sancionar aquellos comportamientos sancionables.
No obstante, me gustaría lanzar una reflexión. ¿De verdad se producen más infracciones entre ciclistas que entre moteros y automovilistas? Hoy circulaba yo –en coche– por el Paseo del Prado a 50Km/h. Absolutamente todos los coches y motos me superaban holgadamente en velocidad, incluídos los que circulaban por un ciclocarril marcado a 30Km/h. Al llegar al semáforo en ambar de neptuno, al menos tres vehículos han acelerado y dos de ellos han rebasado el semáforo en un rojo bien claro. El único ciclista que venía se ha parado en el semáforo. ¿No será que uno ve el aire según le viene y los «cochistas» sólo ven infracciones ciclistas y los ciclistas sólo infracciones de los coches? ¿No será que, en realidad, a todos nos la sudan las normas cuando se aplican a nosotros y nos parece imprescindible obedecerlas cuando se aplican a los demás?
Saludos
Don Arturo,
Sus artículos ganarían en interés –para mí, al menos– si usted fuese un poco más allá de la «sociología de barra de bar» –los ciclistas están gordos– y plantease un análisis en el que analizase el origen de los problemas de convivencia entre ciclistas y peatones en esa zona y se atreviese usted a plantear una posible solución. Eso me daría la sensación de estar aprovechando toda esa experiencia en el tráfico que usted tiene y no la que tengo después de leer su artículo, que es mucho menos constructiva.
Un saludo
@ Valmho y Jaime: Sobre el tema de la matricula sere tajante..,mientras se use la bici en una via publica, compartiendo espacio con otros vehiculos, deberia ser obligatorio, igual que ya lo es desde hace tiempo con los ciclomotores, por ejemplo, por citar el vehiculo mas proximo conceptualmente a la bici.
Lo del dni no me sirve, porque yo, como persona corriente y moliente, no soy nadie para pedir dicho carnet a nadie, y en cambio si puedo tomar nota de una matricula y pasarla a la autoridad competente, en el caso de presenciar algun incidente y/o infraccion.
Cualquier vehículo ha creado problemas de convivencia y, por desgracia, accidentes.
Otra cuestión es la siguiente: ¿es mejor (para el bien común), que los trayectos urbanos se hagan masivamente en bici, o masivamente en coche? Pues teniendo en cuenta cuestiones energéticas, contaminantes, fluidez de tráfico, peligrosidad, etc., creo que la respuesta está clara.
Soy una de esas esforzadas personas que pedalean a diario (en mi caso la ida y la vuelta suman 13 km), contribuyendo al bienestar global, pero recibiendo a cambio reconocimiento cero y sí en cambio escuchando a diario muchas críticas hacia nuestro colectivo, sobre lo incívicos que somos, como si el incivismo fuera algo exclusivo de los ciclistas y estuviéramos en un país en que los otros usuarios de la vía fueran un modelo perfecto de civismo, cumplimiento de las normas y buen hacer.
Lamentablemente mucha gente de mi edad no va a ir en bici por la ciudad jamás (aunque las generaciones más jóvenes seguramente sí): o hace frío, o llueve, o demasiado calor, o demasiada distancia, etc. Y cuando no se forma parte de un colectivo, lo fácil es arremeter contra él, sin darse quizás cuenta de que ese ‘otro’ que pedalea, pues libera una plaza de aparcamiento en la calle y no contamina.
Si no es capaz Vd de haber observado lo que hacen multitud de ciclistas al llegar a un semáforo en rojo, no vale la pena seguir dialogando con Vd. Y lo que de que están a partes iguales de buenos y malos los ciclistas o los conductores de autobús o camiones articulados en cuanto a infringir, pues tampoco. El orden porcentual de infracciones viene a estar en proporción a la responsabilidad que cada cual cree tener: peatones, ciclistas, motoristas, conductores de turismos, y conductores profesionales (descontado, aquí, a los de las furgonetas ligeras).
No me sea Vd ingenioso, chicane. Vd sabe perfectamente que la velocidad es un concepto relativo, y las limitaciones fluctúan en función de quien tenga autoridad para imponerlas. Y, en cualquier caso, mientras no moleste a los demás ni cree situaciones de peligro, es irrelevante a qué velocidad vaya cada cual.
¿Y qué me dice de lo que ya he explicado, sobre el ciclista que viene de frente por tu carril, mirándote a los ojos y no se aparta, buscando que te apartes tú?
P.D.: Ya habrán observado que, al haber dado el botón de «enviar comentario» demasiado tarde, hay aqui abajo una respuesta que es para 1. Deidid Torrepower. Lo siento.
Totalmente de acuerdo en que la única solución es la separación física; incluso con el bordillo al que hacía referencia en mi comentario. Daría igual un bordillo o un murete de un metro de alto; la cuestión es separar, para eliminar la tentación de superarlo.
Y también de acuerdo en que la filosofía de utilización del ciclista deportivo es muy distinta a la del que va de paseo. Pero desde el punto de vista del peatón, le da exactamente igual uno que otro. Y que haya peatones que vayan por la pista ciclista no justifica que los ciclistas invadan la acera o la pista peatonal; si empezamos con ésas, acabamos a tiros.
Absolutamente de acuerdo con todo lo que dice. Y simplemente recuerdo haber dejado bien claro que yo también he sido ciclista, motorista, hijo y nieto de profesionales del transporte, y que el primer vehículo al que le puse las manos en el volante y en movimiento fue un camión. Así que cumplo bastante bien su buena recomendación respecto a una base para la convivencia.
Bueno, es que, aunque ya soy algo viejo, con mi suegra me hablaba, y con Ben Franklin, pues no. Pero de él si recuerdo otra frase todavía mejor: Lo dos únicas cosas absolutamente ciertas en esta vida son la muerte y los impuestos.
Como tenía Vd ganas de soltar su retahila, parece que se le ha olvidado lo que decía yo en un principio: monté en bici de carretera, y mucho, pero hace ya más de cinco décadas, cuando la Lycra no existía. Y sí creo observar, en algunos «carreteros» modernos (que no en todos, por supuesto) algo de ese comportamiento chulesco que erróneamente me asigna a mí. En mis tiempos, como no había ni tan siquiera arcenes, íbamos pegaditos a la cuneta, y en fila india si éramos varios.
La solución ya le ha indicado, y también algún otro comentarista: si hay carril-bici, con separación física respecto a la acera. Y si no lo ahy, por la calzada, y no por la acera
Y en cuanto a lo de gordos, allá ellos; pero lo que yo quiero resaltar es el aspecto sociológico: la mountain-bike (y denominaciones paralelas que van apareciendo) es un fenómeno de moda al que se apunta gente que no se lo toma en serio. Una cosa es, como se hacía antes, salir a pasear en bici por el parque, a 10 km/h, y otra a un carril-bici de kilómetros y kilómetros. Y al cabo de un par de años, seguir igual de gordo que al principio. Cuando me compré mi primera bici con mi dinero (no la de niño, como todo el mundo) , con 18 años, en un trimestre me quité trece kilos de encima, a base de darle en serio al pedal.
Estoy bastante de acuerdo con Sisu, tanto en su comentario 11 como en este 15.
No cabe duda de que una persona educada y correcta, como tiene Vd demostrado sobradamente en todas sus intervenciones en este blog, merece todo el respeto tanto de peatones como del resto de los usuarios de las vías públicas.
Pero Vd misma admite la dificultad, por no decir imposibilidad, de que la bici sea una solución masiva para el transporte cotidiano. Y en particular, depende muchísimo de la orografía y la climatología. En Sevilla o Valencia, ciudades planas como la palma de la mano, y en general con buen clima, podría dar bastante juego. En un Toledo. con su relieve y el clima continental mesetario, surgió un Bahamontes, y ahí (y en sus seguidores deportivos) se acaba.
«La jefa»
Tal vez haya que esperar unas cuantas sentencias judiciales condenatorias en materia de responsabilidad civil tras una atropello y/o colisión para que se tomen cartas en el asunto.
Digo esto porque estoy cada vez más harto de ver mozalbetes en bicicleta toreando a los viandantes, muchas veces de edad avanzada, por las aceras o las calles peatonales, y todo ello con la más absoluta impunidad. De hecho, en una ocasión interpelé a un policía municipal y me dijo textualmente «no se puede hacer nada», lo cual me indignó más aún.
Completamente de acuerdo con Sisu en lo referente a la matriculación obligatoria de bicicletas y a la necesidad de suscribir una póliza de seguro de responsabilidad civil. Recuerdo que hace muchos años se matriculaban las bicicletas en algunos pueblos(desconozco si era obligatorio o no). Eran unas plaquitas metálicas pequeñas con el nombre del municipio y su correspondiente número. Ignoro por que dejó de hacerse.
La fantástica carretera que uso todos los días tiene un carril bici en uno de los laterales, son 30km y en muchos tramos el carril es de 5m de ancho, en los últimos 4 años hemos tenido varios accidentes y uno de ellos con un muerto por en medio.
El carril estaba separado por bordillos de hormigón que impedían a los ciclistas invadir la calzada. Tras el accidente y la presión de grupos ciclistas (con marchas lentas incluidas) se han retirado los separadores con lo cual ahora los ciclistas circulan por el carril y cuando se cruzan con otros ciclistas, invaden la calzada y punto. Mas peligro todavía los puedes atropellar por detrás o encontrártelos de frente. Eso cuando van solos o en parejas.
Los Sábados y Domingos es peor, los pelotones superan la centena de miembros, y por supuesto no usan el carril bici, y ahí entra el «efecto rebaño». De 4 en fondo circulan ocupando todo un carril de la calzada, y como en una buena etapa de la Vuelta de vez en cuando hay un grupete que sale a la escapada. Hay conductores que literalmente no son capaces de adelantarles por miedo.
La raíz del problema es siempre el mismo, respeto y educación entre todos y en el caso de los ciclistas además precaución, ellos siempre llevan las de perder.
Creo que debería ser obligatorio; matrícula, seguro, un curso de educación vial y un test psicotécnico en condiciones, y no olvidemos el alumbrado correspondiente y el uso del casco, eso para la city-bike. Ah! y un test de vista específico que hay mucho ciclista daltónico.
Si uno quiere ser «ciclista deportivo» pues la consiguiente licencia y seguro federativo.
Y si no, al monte como vamos otros, allí la seguridad depende solo de uno mismo. Eso sí en el monte sean buenos y respeten a los senderistas y busca-setas otoñales.
Saludos
Oiga,
Goberos?
Sería globeros?
A mí y a otros cuando nos adelantaban esos chicos limpitos con bicis ligeritas y nosotros volvíamos a casa con una triple capa de sudor/lluvia/barro nos solían adelantar al grito de «Mineros». Animalitos Je!
Entonces también les ponemos matriculas a los peatones, a los perros, a los patinadores… No es que yo no quiera, es que es un engorro desproporcionado a la magnitud del problema.
Pues no hay conflictos en el monte. Asi a bote pronto senderistas, tractores, madereros, motocrosses, quads, caballos, otros ciclistas…. y todos pensando que van solos por ahí.
Conozco de oidas el carril que cita, y el problema era que se estrechaba en ocasiones (contenedores, propiedades que invaden el carril, incivismo….). Ese carril, como muchos, es una chapuza que sobra, mejor un arcén normal.
En todo caso nada impediria que diezmil ciclistas saliesen juntos colapsando una carretera, nuevamente un vacio legal que se intenta subsanar de mala manera.
Ciclistas endiosados que se creen entes superiores, se creen profesionales o algo similar, con más derechos sobre el asfalto que los demás, que por añadir muchos van dando por saco al resto de usuarios.
Por no mencionar que evitan usar los carriles bici por ir sobre el asfalto estorbando a los demás vehículos, amén que la mayoría se saltan los semáforos en rojo en ciudad.
Y normalmente suelen ser esos que van con el maillot y toda la equipación imitando a los profesionales de verdad.
Que paguen seguro, matricula y toda la parafernalia si exigen los mismos derechos que los demás vehículos.
Pero en fin, nada nuevo bajo el Sol.
¡A la hoguera los carreteros!
Mineros…que sabrán ellos.
Happy trails!
Eso dicen por aqui tambien, que no se puede hacer nada..
Y vale, si, ya entiendo que en muchos casos se pondrian multas y costaria de cobrarlas o directamente no se cobrarian, pero..digo yo que molestar si se podria ¿no?..
Simplemente parandole un rato, nada 10-15 min., comprobando papeles o cualquier chorrada y dejandole marchar, ya le habremos fastidiado; esto un dia tras otro, y al final seguro que acaba por hacer caso.
Sobre la matricula, en mi pueblo se hacia; de hecho si buscara un poco seguro que todavia encontraria alguna por casa; eran muy parecidas a las que llevan los ciclomotores actualmente, aunque mas pequeñas y rectangulares., y hasta donde yo se, si era obligatorio llevarla.
Una simple puntualización: El peso no hace bajar una cuesta más rápido. Aunque es una idea muy extendida un poco de física despeja la duda. Si iguala la energía potencial mgh arriba de la cuesta con la energía cinética al final de la misma, 1/2 m v2 ,verá que la masa se va y nos queda que V es la raíz cuadrada de 2gh. El peso, pues no influye.
Por lo demás, un placer leerle desde que tengo uso de razón, hace muchas décadas.
Saludos.
y ya que estamos
¿se ha reformado el Código de Circulación (o como se diga) para que las motos puedan circular (despacito y con cuidado, por supuesto) por las aceras, así como aparcar en ellas (donde no molesten, por supuesto)?
Ya se ha dicho más arriba, al final todos pensamos que mientras no molestemos a nadie (ni pongamos en peligro a nadie) no tenemos porqué cumplir a rajatabla normas absurdas. Y absurdas son todas las que en un momento dado no nos permitan hacer lo que nos apetece.
(Bueno y si alguien se molesta…será un intolerante)
Donde mete el albañil el pico, mete el diablo el hocico. 🙂
En cuanto a la sobrecarga de gemelos, es importante fijarse en el estado de las zapatillas, si están muy usadas, la amortiguación pierde efectividad y de ahí vienen lesiones de forma habitual.
Saludos cordiales,
James Marshall.
Las bicicletas no sirven como medio de transporte en la mayoría de las ciudades, por eso su principal uso es el de instrumento de recreo.
Las carreteras son infraestructuras muy caras, están para el transporte de las personas y las mercancías, no para hacer deporte ni jugar poniendo en riesgo la seguridad de los usuarios.
Las aceras están para el transito de los peatones y no se puede comprometer su seguridad para que hagan deporte o se diviertan otras personas.
Las bicicletas solo deben circular en los espacios de recreo o deportivos establecidos a tal efecto. No deben circular en las carreteras y mucho menos en las aceras porque estorban al tráfico y ponen en riesgo a las personas, solo para procurar diversión a sus usuarios.
Hay que aplicar la ley y los reglamentos de tráfico que están precisamente para garantizar la convivencia de las personas evitando los abusos.
Con la seguridad no se juega.
¿Cuál es esa mayoría de ciudades??? Porque en casi toda Europa central-norte la he visto usar con este fin, así como en ciudades del norte de América y Japón. Y hasta en México DF, donde me pareció, la última vez que estuve, que también se está extendiendo su uso con este fin.
Usted mismo indica que un bordillo no parece la solución correcta. ¿Ponemos barreras a los lados? ¿Cómo resolvemos la necesidad de los peatones de cruzar el carril bici cada x metros? (Ahora mismo hay «mini pasos de peatones» que los ciclistas se pasan por el forro). La pregunta, Don Arturo, no iba cargada de maldad sino de sincera curiosidad. He sido usuario de ese mismo paseo desde mi triple condición de ciclista, peatón y paseador de perro y, desde los tres puntos de vista, veo que está muy mal resuelto pero no termino de verle la solución convincente.
Por otro lado, es cierto que la MTB se ha convertido en «la bici por defecto» de quien quiere dar «paseos en bici» aunque jamás pise el campo y que se ve de todo pero estará conmigo que la generalización igual no es la forma más científica de reflejarlo (aunque como exageración humorística funcione).
Saludos
Jaime
Por otro lado, usted, como particular puede tomar una matrícula de un vehículo y reportarlo a la policía pero, salvo que aporte una prueba adicional (vídeo de una dashcam, testimonios de terceros) no obtendrá usted absolutamente ninguna reacción por parte de la autoridad y, desde luego, jamás se iniciará un expediente administrativo.
Saludos
Jaime
Estando de acuerdo en que hay muchos ciclistas en las calles que hacen lo que les sale de los mismísimos y que no tienen nociones básicas respecto a como circular de forma coordinada con el resto de usuarios de la vía, me resulta muy curiosa la percepción de los participantes de las bicis como «un peligro». Y, sin embargo, yo sólo soy capaz de recordar un muerto por atropello de bicicleta y, por el contrario, cada año mueren unos cuantos ciclistas embestidos por los coches. ¿Será –vuelvo a insistir– que cada uno ve el aire según le da y quien se mueve en coche sólo quiere coches a su alrededor? (Porque estos argumentos se leen muchas veces cuando salen a colación las «temibles» motos)
Saludos
Jaime
Me encanta que Teresea decida que hay que aplicar los reglamentos pero, acto seguido, afirme que hay que expulsar a los ciclistas de la vía pública. ¿En qué reglamento afirma tal cosa? Porque, hasta donde yo recuerdo, el de Circulación de vehículos a motor establece condiciones muy concretas de convivencia.
Por cierto, esas infraestructuras tan caras que son las carreteras no las pagan sólo los que conducen. Las paga toda la población española en sus impuestos (directos e indirectos, no se olvide) porque, entre otras cosas, una red de infraestructuras beneficia al conjunto de su población por los beneficios económicos que reporta.
Cuidado con pretender que uno sólo tiene derecho a las infraestructuras «que paga» porque a lo mejor descubrimos que hay que cerrar el 90% de las líneas de ferrocarril de alta velocidad de este país o dejar de hacer autovías si no es junto a ciudades de más de 500.000 habitantes.
Saludos
Jaime
Lamento contradecirle: no tiene Vd razón. La explicación que Vd dice podría ser verdad si no existiese atmósfera; es decir, en el vacío absoluto. Piense en por qué, al soltarlos desde una cierta altura, una pluma baja muy despacio (salvo que se la lleve el aire), y una bola de plomo cae a toda velocidad, y acelerándose. Pero incluso la bola de plomo llega a tener eso que se llama «velocidad terminal» (distinta para cada material y para cada forma), que es cuando la resistencia del aire se iguala al peso del móvil que está cayendo.
El peso de un ciclista grueso (o’ simplemente más corpulento, por musculatura) aumenta en mayor proporción que su sección frontal respecto a otro de la misma estatura pero más delgado; el peso aumenta con el cubo de la estatura, mientras que la sección lo hace con el cuadrado de la misma. Por lo tanto, hay más y mejor componente de fuerza hacia delante en relación a la resistencia ofrecida al viente.
Si es Vd aficionado al ciclismo deportivo (aunque sea del tipo desde el sillón) sabrá que los ciclistas corpulentos (tipo Cancellara o Indurain) tienden a ser mejores «bajadores» que los de peso pluma, a condición de que tengan los frenos, la técnica y «lo que hay que tener» para tirarse a tumba abierta.
En su argumentación se le olvidó la aerodinámica: el aire también cuenta.
Teresea, si en todas las ciudades los coches con un solo ocupante fueran bicicletas eléctricas, otro gallo cantaría. Y digo bicis eléctricas por no llegar sudando al trabajo en caso que haya cuestas.
No entiendo todavía como se puede estar casi una hora diaria en un atasco día tras día, no lo entiendo, por salud mental.
El que lleven matricula, no es tanto por el tema de que se pueda denunciar mas facilmente, que tambien como ya he dicho, si no en que la gente que adquiera o alquile una bici, sea un poco mas conciente de que esta llevando un vehiculo mas, solo que en este caso, sin motor.., y que como tal, esta sujeto al cumplimiento de unas determinadas normas de circulacion..
En demasiados casos, la bici es usada como una especie de «prolongacion» de la misma persona, por decirlo de alguna manera..
Releo la entrada, y los comentarios, y llego a la conclusión de que lo que mola es la ley del embudo.
Me explico: Cuando los de las asociaciones de víctimas de accidentes de coche dice que hay un montón de muertos y heridos graves en la carretera y que hace falta mano dura, legislación mas restrictiva, represión e ir mas despacio todos decimos que no, que si formación vial, mejores infraestructuras, que si afán recaudatorio, que si hay un número mínimo de accidentes inevitables, que si ser víctima no da necesariamente conocimiento sobre como solucionar el problema….
Resulta que en bici, en accidentes por causas atribuibles a la conducta del ciclista, muere/se lesiona una cantidad muy pequeña de gente, estadisticamente despreciable. No es un problema demasiado grande al lado del otro. Solución: represión, normativa mas restrictiva, vigilancia, multas. Soluciones propuestas por gente que no tiene ni la mas remota idea sobre lo que esta hablando y mantras-cuñado de los que andan rulando por el Facebook.
Coño, podrían formar una asociación de víctimas de las bicicletas y hermanarse con la de los coches, el ideario de soluciones ya lo comparten. Algo no me cuadra aquí.
Señores, queremos luchar contra la tiranía de los coches y no queremos reconocer la nueva tiranía de las bicis. Si, siempre hubo, hay y habrá buenos conductores (de coches, de motos, de bicis, etc.), pero ahora tenemos el riesgo, nada más salir por la puerta de casa, de ser atropellados por un ¨ecológico¨ ciclista. Ocurre todos los días, repito, todos los días. Lo siento pero ninguno tenemos patente de corso. Hay que reglamentar, perseguir y sancionar.
Suelo transitar como peatón y ciclista, tanto por pueblos pequeños, cuyas calles, caminos y carreteras están mínimamente señalizados (excepto en la calle principal, apenas hay semáforos, ni delimitación de arcenes ni de carriles, ni señales de stop/ceda en la mayoría de cruces de calles, ni pasos de peatones, ya que las aceras son tan pequeñas, que no se puede caminar por ellas), como por ciudades señalizadas de forma masiva y redundante, así como por sus carriles bici o senderos compartidos (para peatones, ciclistas, patinadores,…, de tierra o asfaltados, con o sin carriles delimitados) de parques y zonas verdes.
Siempre me ha llamado la atención, que en estos pueblos «sin ley», el porcentaje de peatones que cumplen con la obligación de transitar por la izquierda de la calzada (tanto por calles estrechas, como por caminos o carreteras circundantes), es bastante superior que en las ciudades, sin necesidad de señalización de ningún tipo.
Algo parecido pasa con los ciclistas y automovilistas urbanos, ya que parecen incapaces de empatizar con el resto de usuarios de la vía, y necesitan de señalizaciones para todo, así como de más y más carriles específicos, para comportarse cívicamente.
¿De verdad tiene sentido, circular en bicicleta a más de 5 km/h por la acera, y a menos de 1 m de portales o accesos a fincas? ¿Tiene sentido circular en grupos de más de 10 ciclistas por carretera, o no ir en fila india, si un automóvil pretende adelantar? ¿Tiene sentido que un automóvil adelante a un grupo de ciclistas, o se cruce con un grupo de peatones, a más de 70 km/h?…. ¿De verdad es necesario prohibir y señalizar, todos los comportamientos incívicos?
Don Arturo
Desde la plataforma No + autónomos lamentamos este accidente.
Como ya sabrá, nuestra plataforma lucha contra lo indeseable en las carreteras y vías. Y en ese grupo se enmarcan tanto los ordenadores como los ciclistas.
Si ha hecho vd la mili (cosa que tenemos por seguro en nuestra plataforma), seguro que conocerá las ladillas, esos seres infames que molestan sin cesar. Para No + autónomos, los ciclistas son las ladillas de la carretera. Molestan, fastidian y no tienen utilidad práctica.
Con un control activo de velocidad en la bici, el accidente no hubiera ocurrido. Pero vd y yo sabemos que esos instrumentos electrónicos los carga el diablo
Resumen del post (versión extendida):
AdeA se cambia de casa temporalmente. Enfrente tiene una acera ancha por la que circulan peatones y bicicletas. En sus tiempos él era ciclista y eso sí que eran ciclistas, los de hoy en día no valen pa ná y son unos gordos. Los ciclistas urbanos se saltan el carril bici. AdeA, más chulo que nadie, camina por la cuerda floja que limita el carrill bici y el peatonal haciendo valer su hercúleo físico y derecho civil. Hasta que un ciclista lo embiste. Como es del bronce forjado en la mejor de las acerías, el ciclista se cae y él no sufre daño alguno. Queda demostrado que los ciclistas de hoy en día son unos cafres maleducados y que ya no hay ciclistas como los de antes.
Palabras del post: 3.650. Tiempo de lectura: 2 horas. Nivel de información: 100%
Palabras del resumen: 127. Tiempo de lectura: 1 minuto. Nivel de información: 100%
BIENBENIDOS AL PERRIODISMO.
Ah, olvidaba el detalle más importante del roll… del post. AdeA escribe Vallekas con ka. Eso sí que es una noticia. AdeA es podemita, radikal y bebe calimotxo, quién lo diría…
Pues claro que cuadra, fíjésé: son la misma gente.
EJ25MT5. Mire ud. si hablamos de chuleria no creo que se pueda superar la que lucen determinados dueños de imponentes automóviles, grandes, potentes, lujosos. Que cuando se cruzan contigo o van detras de ti te miran desde la altura de su asiento como diciendo adonde vas con esa mierda de coche. Mira lo que llevo yo. O sea que menos llamar chulescos a los ciclistas que llevan la mejor ropa técnica para montar en bicicleta y la mayoria de los cuales no hacen mas que cumplir la norma que les permite ir por la derecha en columna de a dos.
Que hay quienes lo hacen mal y ocupan todo el ancho de la calzada como si fueran de desfile, de acuerdo. Pero se ha parado ud a pensar en la cantidad de automovilistas que les adelantar sin dejar el metyro y medio de separacion reglamentario?
O sea que TODOS tenemos que aprender a convivir civilizadamente
Creo necesario.
1.- Que la policía pare a ciclistas para hacer controles de alcoholemia y petición de documentación en la misma proporción que paran a los que conducen coches.
2.- Si los ciclistas disfrazados de profesionales no llevan identificación, sean conducidos al cuartelillo.
3.- Que las bicicletas se matriculen, que paguen impuestos de matriculación y que por tanto puedan ser objeto de control de velocidad, pues en algunas ocasiones, superan el límite urbano de velocidad.
4.- Ya que usan el espacio como cualquier vehículo de motor, que paguen impuestos de circulación de vehículos.
5.- Que pasen ITV. Hay bicicletas viejas que no inspiran confianza. Que la pasen. Ya. Coño. Que se vayan con la bici a demostrar que es confiable.
Sacabaolatontería
Buen resumen, me ha sacado una sonrisa 🙂
Respeto mucho a AdeA como analista del motor, pero lo cortés no quita lo valiente y estoy de acuerdo al 100% con tu comentario.
Saludos
Aparte de ver, como siempre, que algunos que entran aquí para dar por saco, en vez de entrar en otros blogs más adecuados para ellos, como ciclista aficionado, conductor y peatón, creo que la cosa está clara. Como usuario de la vía pública que soy en cualquier caso, estoy obligado a compartir su uso con todos los demás, teniendo en cuenta principios muy básicos de seguridad, convivencia y respeto por los demás. Y si no lo hago, pues aplíquese el código de la circulación y sanciónese, que para eso está. Como sucede en tantos otros ámbitos de la vida cotidiana, no hace falta crear más leyes, sólo con hacer cumplir las actuales, hay de sobra.
Eso sí, y reconozco que es una opinión personal, aunque haya quien no comprenda que haya ciclistas que no usan el carril bici o los arcenes, puedo decirles que, en el primer caso, te encuentras con trampas de todo tipo: niños sueltos con patinetes o corriendo sin vigilancia, charcos, estrechamientos inesperados… y en el segundo caso, basta coger una vez la bici por carretera e ir siempre por el arcén, cuando lo hay, y no es de 20 cm., para saber la de gravilla, porquería y objetos de todo tipo, más o menos punzantes, que sin duda son arrojados por otros conductores, con el continuo riesgo de pinchazo y reparación en carretera.
Lo cual no quita de que, en efecto, haya muchos ciclistas, especialmente en grupo, que toman el carril derecho o toda la carretera como suya en exclusiva, cosa que también hacen algunos conductores, y algunos peatones que, sobre todo en ciudad, cruzan inesperadamente por cualquier lugar, y sin mirar ni un segundo lo que pueda venir por la calzada, o cuando cruzan los cebras se quedan parados a charlar en medio o lo hacen pisando huevos.
Ah, y a quien dice que lo de la bici de carretera «es una mariconada», no veo para qué meterse aquí con los homosexuales, le sorprendería ver cómo andan algunas de las mujeres ciclistas aficionadas que hay con bici de carretera.
Hola a todos.
Soy fiel lector de este blog y de la andadura periodística del creador del mismo. Este tema me ha digamos «tocado» directamente, me explico:
Soy un ciclista aficionado que recorre una media de 20000 km anuales, todos en bicicleta de carretera, todos por carreteras abiertas al tráfico en oriente ourensano.
Tras leer someramente muchos comentarios, decir que no todos somos unos incívicos o unos prepotentes. Eso no tiene nada que ver con ser ciclista o no, sino con la forma de ser/educación (o falta de la misma) de cada uno.
Yo uso siempre la parte más externa del carril sin meterme en el arcén, no por chulería ni prepotencia, sino porque los arcenes de mi zona están prácticamente intransitables. Cuando atisbo la llegada de algún vehículo por detrás, siempre (y digo siempre) facilito la maniobra de adelantamiento. Este comportamiento, muchas veces en detrimento de mi rendimiento en ese momento (a veces tengo que aumentar el ritmo para no entorpecer, o casi parar, para lo mismo) es premiado con pitidos, saludos y demás gestos de agradecimiento por parte de muchos de esos conductores.
También se ha hablado del estado de forma de muchos practicantes de este deporte, cosa en la que estoy de acuerdo con A de A. Muchos aficionados al MTB no están precisamente en forma, por no salir lo suficiente, por no tener una buena alimentación, o por lo que sea, pero es una realidad.
La convivencia entre ciclistas y conductores de vehículos a motor (con los peatones no tengo experiencia, ya que yo solo uso las carreteras, nunca carriles bici, que no hay) es y seguirá siendo tirante. Si ponemos todos (todos) un poco de nuestra parte creo que todo sería más fácil y la convivencia sería posible.
Como todo en esta vida, es cuestión de educación.
Un saludo a todos y felicidades a Don Arturo por sus siempre interesantes entradas.
Pues ya me explicará usted como es que un compañero de salidas, que pesará unos 15 kilos más que yo, se me escapa en las bajadas sin pedalear y yo pedaleando, con un desarrollo de cambio superior al de él, me las veo y deseo para alcanzarlo. Ambos con el mismo tipo de bici, ninguna de las dos del tipo denominado «aero»…
El peso influye mucho de forma positiva en las bajadas.
Pd. Hablo de bajadas no técnicas, en línea recta, ya que una bajada con curvas es otro cantar, donde la técnica y la «valentía» tienen mucho que decir.
Madre mía lo que me he perdido por no leer este blog en unos días. Mas interesante que la prueba de un porche 911 híbrido por ejemplo.
Como muchos que han intervenido soy peatón, ciclista, motorista y automovilista, entre otras cosas. Soluciones mágicas no hay, pero yo voy por la calzada en bici, me siento mas seguro que esquivando personas, los carriles bicis solo en zonas deportivas sin muchos paseantes.
Si queréis polémica, la casa de campo en Madrid es un ejemplo. Se ha tenido que regular. Yo acudo en bici de montaña para subir cuestas y trialeras, pero reconozco que hacemos casi imposible un paseo andando tempranero de domingo. Soluciones: donde se pueda limitar zonas a unos y otros, fácil en zonas ocio, donde no respetar las normas establecidas.
En moto solo llevo diez años montando, conduciendo coches treinta y creo que lo conductores de coches han evolucionado mucho en el respeto y consideración a las motos, ahora hace falta que los de las motos también lo hagamos, con los coches, autobuses y las bicis. Que a veces les metemos unos sustos de muerte por nuestra necesidad imperiosa de ponernos los primeros en el semáforo.
Una mas. Menos mal que los artículos de opinión de Arturo de Andrés son solo eso y no tratados de sociología, si no alguno os poníais a escribir la tesis y contra-tesís aquí en vez de llevar a la universidad.
De las aglomeraciones salen disgustos. Esta verano anduve por Francia , por Bretaña en concreto, y me sorprendió el uso habitual de la bicicleta en ciudad, por gente de todas las edades. Los carriles bici allí donde lo permitía la via, estaban separados de los coches y los peatones por bordillos y jardines, y donde no pues como aquí, apretaditos. Observé mucho respeto entre los diferentes bandos; algunas familias temerarias, con aspecto de turistas británicos, que llevaban a niños de entre 6 y 10 años con sus respectivas bicis, pero en general se facilitaban la circulación unos a otros, como en las rotondas, y no se hacía abuso de los derechos.Por mi parte , llevaba una furgoneta y me encontraba un poco patoso, girando a la derecha en las esquinas con temor a no ver ciclistas, pero creo que ellos si iban pendientes de estos giros y no van excesivamente confiados.
Llevo 45 años saliendo en bici, siempre solo y le tengo miedo y respeto a la carretera , el retrovisor del ciclista es el oido, y cuando se va en grupo hablando sin parar el riesgo aumenta. De chaval si me adelantaba un Pegaso de aquellos subiendo un puerto a 30 Km/h y me pasaba lentamente a medio metro no me parecía tan peligroso como hoy si me pasan a 80 Km/h y a metro y medio. A mas volumen y velocidad mas distancia. Procuro no molestar y no meterme en rutas suicidas armado solo con mis derechos .
Este tema es cuestionable en todos los sentidos.
Es difícil compartir espacio y es notorio que los encontronazos son inevitables.
Sr. A. de A.
Desde la extinta Automecánica le sigo y aprecio sus comentarios, pero esto que dice Vd. es muy peligroso.
“Y, en cualquier caso, mientras no moleste a los demás ni cree situaciones de peligro, es irrelevante a qué velocidad vaya cada cual..”
Diría lo mismo cambiando velocidad por alcohol? O por cocaína, lsd, etc.?
Pues siento decirle que, en esas condiciones (no crear peligro), es más peligrosa la velocidad que cuaquier droga (el acohol es una) ya que tu nivel de drogadicción no afecta a los demás conductores (en las condiciones antedichas) en cambio tu velocidad sí.
Un afectuoso saludo
Poniéndonos exquisitos, tendría que haber puntualizado «a igualdad de todos los demás factores». Y es que lo de «crear situaciones de peligro» empieza desde el momento mismo de ponerse al volante. Hacerlo estando borracho ya es una situación de peligro de por sí, antes de meter primera y arrancar.
Y yendo más allá, también depende de las capacidades técnicas de conducción de cada cual. Permítame la presunción, pero me considero capacitado, ahora y cuando escribía en Automecánica, para poder conducir bastante por encima de los muy restrictivos límites actuales con total seguridad. Y hay gente que es capaz de hacer todavía algo más rápido.
Pero eso no quiere decir absoluta libertad; más de una vez he señalado que, por respeto a una cierta uniformidad en el tráfico, sí sería partidario de unas limitaciones bastante más razonables que las actuales. Pero si en cada comentario tenemos que repetir todo lo ya dicho con anterioridad en otras entradas y comentarios, esto se alargaría de un modo incompatible con una sección de comentarios.
Sr. A,deA,
Parece que no quiere darse cuenta de que la velocidad no solo afecta al vehículo/conductor que la lleva; afecta a los demás conductores, ya que para hacer sus maniobras tienen que ser capaces de esperarla y calcularla.
Y con las normas que tenemos no son esperables velocidades muy superiores a los 120 y, por desgracia, las habilidades de cálculo de distancias y velocidades no son la norma entre la mayoría de conductores.
El mayor problema que veo con los ciclistas, es que cambian su condición de vehículo a peatón según les favorezca.
Para ocupar todo un carril de circulación, son como cualquier otro vehículo, para cruzar un paso de peatones sin bajarse de la bicicleta, evidéntemente son peatones, ni se atreva a no cederles el paso!
Infracciones y conductas incivicas se producen en las carreteras y ciudades por parte de todos sus usuarios, pero también es cierto que dentro del colectivo de usuarios de bicicletas el número de cafres es mayor. Coincido en que esto se produce por una sensación de «protección» mayor por parte de las autoridades.
Yo no termino de creerme que les dejen circular por las aceras, que circulen con auriculares puestos, que crucen pasos de cebra montados en la bicicleta, que se salten semáforos, que cambien de carril sin señalizar, que circulen entre los coches…
Por otra parte no creo que la solución para todos los problemas sea el: «Tenía que existir una ley que impidiese hacer…». Normalmente esas leyes existen y de no hacerlo, la ética personal, el respeto hacia los demás, la educación, etc. Debería estar presente.
Saludos.