En más de una ocasión ya he comentado que, al menos para los rectores de nuestro tráfico, las causas de la siniestralidad vial son como una rifa en la que tan pronto toca la muñeca “chochona” como la bolsa de almendras garrapiñadas, y lo mismo le toca al militar sin graduación que a un ama de casa. Es decir que, en función de la campaña que se esté promoviendo esos días, la culpa de todo la tiene el alcohol, o la velocidad, o el cansancio, o la distracción, o el no haber planificado el viaje, o no haber revisado el coche, o no pararse a descansar, o haber comido demasiado, o no haberse graduado las gafas, o no haber escalonado las salidas y retornos, o el mal tiempo, o el buen tiempo (sale más gente), etc. Todavía no me he enterado si el siniestro fin de semana anterior a cuando escribo esto (28 muertos, creo recordar que han dicho) tiene alguna causa especial a la que cargarle los muertos, o simplemente se debe a una conjura de los “especuladores” y los “mercados”, que son unos individuos y entidades que nos tienen rabia.
Y también en más de una ocasión (muchas, a lo largo de los años) he repetido que, para mí, el orden de importancia de dichas causas está muy claro: primero la distracción, en su más amplio sentido, luego la impericia en el manejo del vehículo, y tercero la imprudencia “strictu senso”, es decir, cuando un conductor realiza una maniobra en plan “ruleta rusa”, sin tener garantías lógicas y razonables de que le vaya a salir bien. Y es más, en los tiempos que corren actualmente, defiendo que la distracción cada vez influye en mayor proporción, como intentaré demostrar más adelante.
Lo primero, y creo que vuelvo a repetirme, porque siempre lo hago en este tema, es que la distracción, en sentido genérico, tiene a su vez toda una serie de otras concausas: cansancio, somnolencia, digestión, alcohol, hablar por el móvil, fumar al volante, charlar y gesticular mirando al acompañante, mirar el paisaje, preocupaciones económicas, afectivas o familiares, y otras catorce mil más. Pero al final, todo acaba en lo mismo: cualquier situación o estado de ánimo que haga perder la atención respecto a lo que ocurre fuera del coche, la concentración en el manejo del mismo, y la rapidez de reacción para advertir lo uno y realizar lo otro.
Admitido que esto sea así, vamos a analizarlo lo más a fondo posible, y de forma estructurada. Si como se viene diciendo desde tiempo inmemorial, hay tres factores o elementos que conforman el tráfico (conductor, coche e infraestructura), es muy probable que los tres tengan su cuota-parte en producir distracción y, por lo tanto, en ese aumento de la misma como causa de accidentes que acabo de augurar. Vamos a verlo.
Empezaremos por el coche, y hay una base de partida: cada vez exige prestar menos atención a su manejo. Cierto que, de cara a la seguridad, la atención debería ir proyectada básicamente hacia fuera del coche; pero un manejo más exigente nos hace elevar el nivel genérico de concentración en la faena, y esta mayor atención se proyecta tanto dentro como fuera del vehículo. Otra cosa es que este manejo más exigente produzca un mayor cansancio, pero hasta que llega el bajón por efecto del mismo, la atención que se pone en todas las maniobras, tanto las de manejo del coche respecto a la carretera, como las de ubicarlo adecuadamente respecto al resto del tráfico, es superior. Es evidente que la conducción pura, entendiendo por tal el manejo de volante, pedales, freno y cambio de marchas cada vez exige menos esfuerzo e incluso menos maniobras (cada vez hay más automatismos), lo cual inexorablemente empuja hacia bajar la guardia. Pero este manejo de los mandos básicos de la conducción, al menos a un conductor con un mínimo de soltura como para saber donde está la palanca de cambios sin mirarla, no le impide mirar hacia fuera y prestar atención a la carretera y al tráfico.
Ahora bien, en la actualidad han proliferado, y cada vez más, cantidad de automatismos, que real o ficticiamente, descargan al conductor de múltiples tareas que antes debía realizar, a la par que el puro manejo del coche; dichos automatismos, sin ánimo de ser exhaustivo, son los sensores de luz, lluvia, cambio carril, punto ciego, caja automática o secuencial, control de crucero (incluso adaptativo según distancia al de delante y velocidad), diversas ayudas al aparcamiento, y un largo etcétera. La postura de los defensores del montaje y utilización de todo ello es que así el conductor puede concentrarse en lo fundamental: el control del movimiento del vehículo; en principio, parece correcto.
Pero se pongan como se pongan los promotores de todo esto, también parece bastante evidente que hacen bajar el nivel de concentración general al volante, ya que cada vez tenemos menos tareas a realizar. Y puesto que todos tendemos a conducir con la sensación de “riesgo constante”, si dicha sensación disminuye, porque “otro” se encarga de unas tareas que antes debíamos realizar nosotros, nuestro nivel medio de atención también se relaja. Por el hecho de que el radar de proximidad nos disminuya la velocidad del coche sin que nos demos cuenta, no por ello aumenta nuestra atención al tráfico que tenemos delante; más bien me atrevo a decir que al contrario. Otra cosa es que, estadísticamente, todo este equipamiento salve de más o menos accidentes, por comparación con las potenciales situaciones de peligro a las que dan lugar por la citada bajada de atención; eso es difícil de cuantificar.
Pero así como cada vez parece que hay que preocuparse menos de buena parte de lo que ocurre fuera del coche, también cada vez hay más cosas que mirar y controlar dentro: equipo de audio (con mandos al volante o no, pero sigue exigiendo atención), ordenador, navegador, infotainment, posibles reglajes de múltiples ayuda a la conducción, reglajes del asiento y del volante (no deberían hacerse en marcha, pero…), climatización (en teoría automática) con múltiples boquillas de salida, etc. Así que, en un coche actual, respecto a uno de hace cuarenta años, la atención del conductor se ha desplazado, poco o mucho, del exterior al interior del coche. Si a esto añadimos el indudable aumento del nivel de confort tanto térmico como mecánico y acústico, es evidente que el conductor viaja en un ambiente cada vez menos exigente, que sin duda le cansa mucho menos físicamente, pero que también presenta el riesgo de una disminución del nivel de atención.
Pasemos ahora a la infraestructura: de entrada, cada vez es mayor, en un viaje cualquiera, la proporción de recorrido por autovía; la fluidez exigida por el aumento del parque lo hace imprescindible. Está claro que, en principio, la conducción por autovía/autopista es menos exigente que por carretera; faltan las curvas, frenadas y adelantamientos. Pero como ya hemos hablado del riesgo constante, nos encontramos con otro problema: para el conductor que iría más rápido, que es donde se encuentra a gusto, la actual limitación genérica es un factor de distracción: se aburre y disminuye su concentración. Como no se advierte un peligro externo, la consecuencia es que aumenta el de origen interno, por falta de atención.
Finalmente, el tema de la señalización; en tramos despejados, no hay problema, pero al llegar a nudos, rotondas o raquetas importantes, o a la periferia de poblaciones (y tanto más cuanto más populosas), el volumen de señalización aumenta de forma exponencial, lo que obliga a un esfuerzo de búsqueda, selección e interpretación. Y mientras el pobre conductor anda buscando su dirección entre la amplísima oferta, su coche sigue avanzando apenas sin control, porque es muy difícil estar al plato y a las tajadas. El problema se agrava porque ahora, con lo de europeas, nacionales y autonómicas, las carreteras se llaman de tres formas distintas, y se anuncian con distinto color, emborronando de datos los paneles.
Otro problema, aunque este no es de ahora, sino de siempre, es cuando la señalización está oculta, casi siempre por la vegetación, ya que quienes hacen la poda (o mejor, no la hacen) no enfocan desde el punto de vista del conductor, el cual se ve obligado a mirar hacia los paneles durante más tiempo del que la seguridad vial haría recomendable. Por no hablar de los activistas del idioma, lengua o dialecto local (que cada cual se apunte a lo que quiera), que no tienen mejor cosa que hacer por las noches que salir con un bote de spray para emborronar lo que está en español o castellano (también a elegir); sobre todo a los turistas les debe hacer una gracia inmensa.
Y qué decir de la señalización hecha para los que ya conocen a la perfección la geografía local, y no para el de fuera; cuando una indicación viene apareciendo entre una y cuatro veces seguidas ya coges confianza, pero llegas a una bifurcación, con los dos ramales más o menos de idéntica amplitud y aspecto, y tu dirección ha desaparecido, ¿qué hacer? Pues con un poco de mala suerte, tener un accidente, al quedarte irresoluto, con el alma en vilo y temiendo que, si te metes por la dirección equivocada, tengas que hacer quince kilómetros de más, y eso una vez que te hayas dado cuenta de que vas mal. Naturalmente, todavía peor es que no haya indicación de ningún tipo, como muchas veces ocurría con frecuencia; pero entonces ya viajabas de otra manera, sabiendo que cada dos por tres tenías que pararte a preguntar, hasta que salías a una carretera sin desvíos, que te llevaba a tu destino (salvo que algún gracioso te hubiese orientado mal a propósito).
Y llega el momento de preocuparnos por el conductor; ya hemos visto que, tanto el coche como las infraestructuras modernas por una parte ayudan a hacer la tarea de conducir más sencilla, pero por otra presentan el riesgo de producir una disminución del nivel de atención. Y esto nos lleva al tema del descanso y las paradas, cortando un viaje. Nuevamente aquí discrepo de las recomendaciones oficiales, o al menos en el caso de un conductor con experiencia y habituado a viajar. Pero ya se sabe que para la DGT el único conductor que existe, y es el que les gusta y promueven, es el poco hábil, perpetuamente atemorizado por el riesgo de accidente y multa, y con un nivel de pericia al volante cuanto más bajo mejor, no vaya a ser que le dé por correr. Y así dan los consejos que dan; pero otros pensamos de manera distinta, y la experiencia nos indica que no andamos descaminados.
Salvo en una conducción muy forzada, más por lo rápida que por lo complicado del trazado, para mí lo que cuentan son las horas desde que me levanté y, en todo caso, el desgaste de energía física que haya hecho desde entonces, lo cual acorta el tiempo de estar en plena forma. Pero viajando de la manera que para mí entiendo como normal, conducir no me causa más desgaste, ni físico ni psíquico, que estar en casa viendo la TV. Es posible que para el conductor “dominguero”, ese que vemos agarrotado al volante, con los hombros separados del respaldo y los nudillos blancos de apretar el volante, venga bien esa recomendación de parar cada hora y media, o cada dos, o cada 150 o 200 km. Pero salvo que se eche una cabezada y descanse de verdad, lo único que hace el parar por parar es dilatar la duración del viaje, y a los cinco kilómetros de haber vuelto a arrancar, ya está con el mismo nivel de estrés, y encima con un cuarto de hora más de tiempo a cuestas desde que se levantó.
En fin, ese tema es espinoso, pero ahí influye mucho más el haber dormido bien la noche anterior, haber comido poco y sano antes, ir bien hidratado de salida, y mantener un ritmo de marcha que te mantenga atento, pero sin ir forzado; cada cual debería saber cual es el suyo. Pero desde luego, un viaje más largo, parando o sin parar, es siempre más peligroso que uno más corto, mientras no lo hayamos hecho a un ritmo desenfrenado.
Pero es indudable que todos, reconozcámoslo, y tanto más los que más costumbre tenemos de conducir, que hemos tenido muchas más situaciones de peligro, potencial o real, por causa de una distracción que por ir pasados de velocidad en una curva o haber medido mal un adelantamiento. Y conste que esta entrada está escrita antes de que se comuniquen los datos de un “Estudio Europeo sobre Fatiga y conducción”; ya veremos lo que dice.
Buen articulo.
Solo un comentario: los sistemas de punto ciego o de detección de perdida de trayectoria no son automatismos. Son sistemas de aviso. Al igual que tantos otros, como el aviso de colisión frontal.
Distracción, impericia e imprudencia. No puedo estar mas de acuerdo. Mas claro, el agua. Gracias D. Arturo 😉
Tanto rollo para, resumiendo:
– que hay que prestar atencion a lo que hacemos
– que hay que salir descansado
– que te puedes equivocar de camino
Como cogersela con papel de fumar en cinco mil palabras.
Por si acaso, corro a recuperar mi viejo fura. Sin radio, sin AA, sin GPS, sin ayudas electronicas, ruido de mil demonios, sin comodidades que me distraen. Y sin parar, que los pinchazos en el culo o las ganas de mear ayudar a estar concentrado.
En fin, doctores tiene la iglesia.
¿Las veces que usted acabó fuera de la carretera, en el sembrado (usted lo indicó hace unas cuantas entradas), fue por distracción, por impericia o por imprudencia?
Ese tipo agarrotado al volante con los nudillos blancos de apretar, no estará distraido… Supongo que con tanta tensión, elimina la principal causa de accidente… por lo que al final va a ser el tipo más seguro de todos.
El que es superhábil y está acostumbrado a hacer 500 km al día para mirar consumos… que se aburre en autovía, y además se entretiene mirando de tanto en tanto el consumo en el ordenador… se tiene que distraer un montón. Debe ser un peligro al volante…
Buen artículo, aunque vano esfuerzo. En Este país el demonio de la carretera es la velocidad y punto.
Sus ideas estarían prohibidas por la DGT si pudieran. Imagínese que alguien pudiera pensar que una mayor pericia al volante evitara accidentes, que follón para el dominguero….: ¿pe pe peerooo no era suficiente con no sobrepasar los 120? ¿además he de conducir mejor? ¿no es lo mejor ir despacio? jó que lío.
Por cierto Sr. Slayer, automatismo es correcto. Puede que en lenguaje técnico se pueda precisar con términos más exactos, pero esos sistemas no dejan de ser automatismos, esto es: Que funcionan en todo o en parte por sí solos. (eso dice el diccionario de la RAE).
«Ese tipo agarrotado al volante con los nudillos blancos de apretar, no estará distraido… Supongo que con tanta tensión, elimina la principal causa de accidente… por lo que al final va a ser el tipo más seguro de todos.»
No, ese si que tiene visión tunel y no el que circula a 160km/h.
Los 4 factores clásicos:
– factor humano (imprudencia, distracción, indisposición física)
– factor ambiental (disminución visibilidad, adherencia, etc.)
– factor mecánico (fallo en el vehículo, pinchazo)
– factor físico (por las características de la vía, o la presencia de obstáculos en la misma).
El factor humano es origen del 90% de los accidentes… será mejor empezar por ahí, que por el estado de la vía, etc. ¿no?
Del factor humano, las mayores causas: el alcohol, y la velocidad excesiva (tengo prisa, conozco el camino de sobra, soy un buen conductor, mi coche responde bien…).
Luego la distracción (tendremos que poner radares y cambios de velocidad aparentemente arbitrarios para que la gente se concentre en las señales).
Maniobras antireglamentarias (voy a adelantar a ese maldito tractor)
Cansancio y fatiga
Afortunadamente, en unos cuantos años, los Sistemas de Transporte Inteligente (ITS), ya estarán lo suficientemente evolucionados para eliminar la principal causa de accidentes: la humana.
No pasará tanto tiempo hasta que podamos conducir en modo automático, sin hacer absolutamente nada más que informar al coche de nuestro deseo de parar en la próxima área de servicio, o de ir un poco más deprisa, o un poco más despacio… para que el coche siga nuestras órdenes, pero conduzca por sí solo.
Falta tiempo. Pero vamos avanzando.
http://www.its.dot.gov/
No tiene que irse tan lejos, aquí tambien se hacen cosas apañadas.
@7,
«Del factor humano, las mayores causas: el alcohol, y la velocidad excesiva (tengo prisa, conozco el camino de sobra, soy un buen conductor, mi coche responde bien…).
Luego la distracción (tendremos que poner radares y cambios de velocidad aparentemente arbitrarios para que la gente se concentre en las señales).»
Cambie de orden estos factores, por favor.
Por otra parte, el alcohol, per se, no es un causante. Es un vector que lleva a un causante.
Si nos la cogemos con papel de fumar, hagamoslo hasta las últimas consecuencias.
Las distracciones, el alcohol, la impericia, la imprudencia, la estupidez, las ganas de pilotar, la velocidad inadecuada, la falta de mantenimiento o la DGT no son causantes de ningun accidente. Son vectores que llevan a causantes.
Habrá que ver cuales concurren con mayor frecuencia en los accidentes.
Igual son esos los que hay que atajar en primer lugar.
#7 emprendeitor
Siempre me entero de cosas interesantes con usted.
Y cuales son los causantes, entonces?
Los causantes son los de las bicis.
(corro a esconderme).
A este paso vamos a descubrir la polvora.
Causas:
1) Girar la llave de contacto, boton o manivela en su caso.
2) No estoy solo en la carretera
3) Los coches no van sobre railes (por el momento)
4) Mis condiciones fisicas: cansancio, apnea del sueño, drogas, alcohol, etc.
5) Las decisiones que tomo como conductor: adelantamientos, velocidad excesiva, respeto preferencias, radio, movil, cigarrito, consulta mapas, emular Fernando Alonso, discusiones, etc.
6) Semaforos estropeados, caza mayor y menor, terremotos, cataclismos diversos, mi Lexus no frena, etc
Relacionadas por orden de necesidad. Las 4 y 5 pueden ustedes intercambiarlas, si es su deseo. Lo normal es que (estas dos) esten presentes en proporcion variable en el 90% de los accidentes. O en el 95%.
#13 Uy, como me entere por donde pasea…
Un poco más de tiempo.
Lo que Vd. llama automatismos, para mi son Gadgets.
Un automatismo en el ámbito de la conducción es un gesto entrenado y aprehendido, que termina por incorporarse como parte de nuestros recursos-habilidades.
Cualquier conductor pone la intermitencia sin pensarlo (espero).
Esto es un automatismo.
A medida que sube el nivel o la pericia, los automatismos que cada individuo es capaz de llevar a cabo aumentan en número.
Frenar, cambiar, girar, ver las señales (e interpretarlas correctamente),bajar la radio o subir el aire y todo esto casi simultáneamente.
El conductor avezado, no puede hacer varias cosas imposibles a la vez, pero si puede darles tal continuidad que parezca que ocurren al mismo tiempo.
Bajar tres marchas, frenar y poner la intermitencia son actos que no requieren pensar, pero habrá a quien le resulte imposible hacerlo sin pensarlo antes.
Por lo demás es «de cajón» que el cansancio, el alcohol, la impericia, etc, son factores que aumentan el riesgo de accidente, pero en el coche, en el andamio , en el aserradero….y en la catedral de Burgos.
El factor diferencial en el automovil es la generalización de su uso, la masificación.
Es absolutamente demencial que todos los conductores lleven el mismo permiso para salir a las carreteras. Que carlos Sainz o Fernando Alonso conduzcan con el mismo permiso que yo, es de locos.
Pero el trasfondo de este tema y de otros tantos es que nos igualan por abajo.
Para que el conductor negado pueda contribuir con sus sanciones al erario público, tiene que conducir, así que se le da un papelito que le confiere atribuciones de piloto y a la calle.
Bisnes are bisnes.
La distancia de seguridad es la misma para el sistema de frenos de un 911 turbo, que para los modestos frenos de mi Twingo?.
En qué autoescuela enseñan a frenar?
Si mi cuñado se compra un automovil con Park Assist ( o como se llame), cuando me pida el coche ¿qué hago?, porque este hombre no sabrá aparcar.
En algún sitio miden el tiempo de reacción a los conductores, para que al menos sepan en qué nivel se encuentran?
Mejor ir como tortugas y dejar un kilómetro entre coche y coche.
Por su seguridad.
El mundo es para los amantes de las lavadoras autopropulsadas.
#16 ¡¡¡¡El mundo es mio!!!!!
@17 Lo será cuando termine de pagarlo, si no le importa, que aún le quedan unas letras por pagar, entre tanto, es del banco.
JM
#18 Oiga, que me lo acaban de dar.
Yo de letras no se nada, lo mio son las ciencias aplicadas.
@19 Que no sabe nada de letras, toma: como un indignado. Suscriben letras que no pueden pagar y la culpa es del sistema. Le dejan al comerciante la mercancía impagada, y encima el comerciante es un bribón por ser una corporación sin alma, así que van y le joden el escaparate.
País XD
JM
Letras….. que antigüedad, creo que se refiere a cuotas de amortización.
Usted debe peinar canas y montar neumáticos diagonales en su coche.
Es que, si pongo «cuotas de amortización» se me pierde el dramatismo del mensaje, pierde fuerza al perder ritmo y sin métrica y retórica, no sé si tirarme al Metro o a la taquillera.
JM
A la taquillera, sin duda……salvo que a estas horas lo más probable es que sea una maquina expendedora.
Le mando grasa de litio o si prefiere una lata de grasa «fluorescente» de Shimano que mola mazo, ya sabe, por eso de que «glows in the dark».
En lo que concierne al conductor hay un factor que he podido comprobar que es uno de los mas letales sino el que mas; la somnolencia. En mi trabajo conduzco bastantes meses de noche y realmente si no se es muy disciplinado en el descanso ( en este caso diurno), es complicado aguantar. Bueno en el descanso y en el no cansarse antes de conducir,porque ya es suficientemente dificil para el cuerpo ir con el reloj biologico cambiado como para encima ir cansado.
Y lo de la senalizacion mas para los que conocen el terreno que para los foraneos tambien es un hecho contrastable a poco que uno coja el coche. Cuesta entender el porque no hay un cartelito en tal o cual cruce, a uno se le queda una cara de tonto que para que..inexplicable pero como bien dice peligroso porque mientras tanto el coche sigue rodando..
Ya podría el Sr. Navarro pasarse por aquí a leer … pero me temo que no lo hará, aunque se lograra avisarle. Es más fácil mirarse el ombligo con autocomplacencia y por supuesto sin perder la vista a los billetes como objetivo nº1.
Emprendeitor, parece que usted trabaja en ITS. Yo trabajé en ello durante un tiempo. Por lo menos por entonces, las estadísticas que yo pude ver apuntaban a distracciones como primer factor humano. No sé si habrá cambiado desde entonces.
En cuanto al tema del alcohol, lo que se quiere decir es que el alcohol no hace que te salgas en una curva. El alcohol te da sueño, y es estar dormido lo que hace que te salgas. Creo que se entiende la idea. Por eso mismo, cuando hacen las estadísticas (si las hacen bien), el exceso de velocidad raramente es LA causa de un accidente. Seguramente estabas cambiando la emisora cuando se te ha ido el coche y en ese momento el exceso de velocidad no te ha ayudado para nada, pero no ha sido la causa de tu accidente.
Coincido plenamente con el artículo, en sus explicaciones técnicas y en lo de la manipulación político-chapucera que se hace de las estadísticas para la campaña de turno. Pero me siento solo en el mundo… no convenzo ni a mi madre, así que cuando veo una pluma como la de Don Arturo escribir estas cosas, me emociono. Ya me siento menos solo…
@ Fernando, yo también estoy completamente de acuerdo con el artículo y con tu comentario.
@ Sisu, tienes mucha razón, lo más peligroso la sonmolencia y subestimar los sintomas que la muestran. Hasta para un conductor experimentado existe un grandisimo riesgo en el sueño.
#20 Algo habrá hecho el escaparate, digo yo.
Si ser el dueño del mundo me va a costar insidias y calumnias, pues lo devuelvo.
#26 y 27 No, el alcohol no es responsable de ese o de ningún accidente. Son los efectos que este produce en nuestros cuerpos serranos los responsables. Que pudiera parecer lo mismo, pero que no, chaval.
Y en cuanto a la velocidad excesiva, tampoco es la causa de ningún accidente. Si nosequien se sale en una curva por ir follao, la causa principal es la estupidez humana, que se multiplica al tocar un volante, y que te hace creer que puedes correr lo mismo en recta que en curva.
Venga, papel de fumar para todos.
# 29 lo que usted diga… No siempre que parece vas a tener un accidente al final lo acabas teniendo, ni siempre que te pones al volante te llevas a unos cuantos por delante. Vamos, ciencias aplicadas para los del papel de fumar y suerte infinita para el resto. Conducir no es obligatorio, jugarte la vida (y poner en riesgo la de los demás) tampoco. Lo único obligatorio son las normas y leyes que regulan nuestra convivencia y, como son convencionalismos pueden ser criticables y criticadas, sobre todo si se ajustan al mínimo común denominador del «café para todos».
Tampoco la estupidez es la causa.
La causa principal es la diferencia de velocidad entre un objeto que se mueve a una cierta velocidad vectorial (coche, con personitas dentro), y otra que se mueve en otra velocidad vectorial distinta (que puede ser 0, ya que (0,0,0) también es un vector), y llegan a un mismo punto geométrico al mismo tiempo (o sea, coinciden en un mismo punto en las 4 dimensiones).
Entonces, se produce el estropicio.
Luego, puedes ir buscando causas.
Hay muchas herramientas para encontrar causas. Si extrapolamos herramientas de la industria, podría usarse el diagrama de Ishikawa (de raspa de pescado), o los 5 porqués (5 Why), por ejemplo, que son buenas herramientas que indagan en el problema para encontrar la causa o causas primigenias.
#31 Emprendeitor
Si lee mi comentario 14 verá que ya habia considerado la coincidencia espacio temporal como causa necesaria pero no suficiente para que se produzca un accidente. En los puntos 2 y 3. Usted lo ha descrito de una forma cientifica, la mia era menos academica.
En ambos casos, y como todo lo que dicen los matematicos, verdad estricto sensu, pero mas inutil que una moto con puertas.
Para el que disfruta conduciendo (como es mi caso), quizá sobran la mayoría de automatismos, gadgets o como se les quiera llamar; he tenido la ocasión de conducir un coche alemán que lleva una estrella en el capó y francamente, al final terminé desconectando el avisador de señales, el tempomat y el símbolo que aparece en el cuadro para que te tomes un café al cabo de no se cuantas horas. En cambio para un conductor que usa el coche sólo por necesidad, o porque no le queda más remedio, seguro que todos estos sistemas le harán la vida más fácil. La DGT se equivoca al tratar a todos por igual porque a veces conducir es el fin y no el medio para ir de A a B.
Es curioso comprobar cómo en las últimas estadísticas de la Dirección General de Tráfico (http://www.dgt.es/portal/es/seguridad_vial/estadistica/publicaciones/anuario_estadistico/) ha desaparecido el dato del porcentaje de accidentes producidos por exceso de velocidad. ¿Por qué? Principalmente porque según la propia DGT no llegaba al 4%. ¿Cómo justificar los radares y poder repetir ? Se inventaron el término «velocidad inadecuada» (que no excesiva) para intentar engrosar la implicación de la velocidad en los accidentes y ni aun con esas llega al 15% (insisto, según la propia DGT). Y para colmo tuvimos que oír al entonces ministro Rubalcaba desbarrar afirmando que en el 50% de los accidentes está presente la velocidad…
@34,
Esto no es una «invencion» actual. Llevamos muchos años con dicho desglose, no llegando las cifras de velocidad excesiva al 2% en muchos de los años.
Pero entonces es que las campañas de criminalización de la DGT funcionan, ¿no?
Vale, vale, corro a esconderme.
Ya se que se me ha hecho un poco tarde, como siempre, en la lectura de los articulos de Don Arturo. Como casi siempre me ha encantado y he disfrutado con el……. por cierto #3 Sera para tanto ? ¿seguro que usted se lo ha leido?