En un comentario reciente prometí contar ciertas experiencias, que en algún caso considero algo más que anecdóticas, referentes al comportamiento de algunos conductores de vehículos de transporte ligero, ya se trate de lo que antes se catalogaban como derivados de turismo (hace tiempo que ya no lo son), como de las furgonetas ligeras y medias que en “argot” profesional se denominan genéricamente como “furgoneta blanca”, ya que, a la salida de fábrica, la inmensa mayoría son de este color. Este asunto lo he tratado de modo más o menos recurrente a lo largo de las dos últimas décadas, en columnas de opinión que publiqué, primero en “Autovía” y posteriormente en “Automóvil”, a lo largo de dicho período de tiempo. El primero de dichos comentarios apareció a finales de 1993, y atrajo bastante interés, a juzgar por la cantidad de cartas que recibí, prácticamente todas solidarizándose con mis opiniones; entonces eran cartas (algunas he guardado; muy pocas, la verdad) porque lo del e-mail estaba entonces en mantillas, si es que había nacido, cronología que me considero absolutamente incapaz de recordar.
El título de la mencionada columna era «El síndrome C-15D», y en ella me refería al agresivo estilo de conducción practicado por muchos de los más jóvenes conductores de aquel recordado y mítico industrial ligero, con el que emprendían gratuitas cruzadas velocísticas del tipo «yo el primero» frente a cualquier otro vehículo de más de tres ruedas, ya fuese éste desde un Biscuter hasta un Porsche. Y digo Porsche, porque aquí surge la primera anécdota, que me ocurrió yendo al volante no recuerdo si todavía de un 944 o ya de un 968.
El hecho es que bajaba, en dirección al centro de Madrid, por el tramo norte del paseo de la Castellana, entre las plazas de Castilla y de San Juan de la Cruz; un recorrido de entre kilómetro y kilómetro y medio, con por lo menos media docena de semáforos, que aquel día estaban diabólicamente sincronizados para que te cogiesen todos en rojo. Ya en el primero, ubicado yo en el carril izquierdo de los varios disponibles, se sitúa a mi lado una de las mencionadas C-15D, que nada más ponerse el semáforo verde, arranca rechinando ruedas; salvo en situaciones muy concretas, no me gusta pisar a fondo ni apurar las vueltas en 1ª, para no maltratar inútilmente la transmisión, así que hice unos veinte metros a medio gas, y pasé a segunda, y entonces ya metí el pie un poco más a fondo. Ya que el muchacho parecía querer comprobar lo que andaba el Porsche, le ofrecí gratis la demostración. Apenas si había pasado a 3ª, cuando hubo que frenar, pues el siguiente semáforo también estaba rojo, y volvimos a la posición del cuadro 1. Cual no sería mi sorpresa, cuando en la siguiente arrancada el de la C-15D hizo lo mismo, y yo también. Y así bajamos hasta S. Juan de la Cruz, él arrancando como un poseso, y yo adelantándole casi con parsimonia, dada la evidente superioridad de mi vehículo, durante al menos media docena de veces.
Estos comportamientos se derivan de la manía de extrapolar algunos casos concretos, según el siguiente razonamiento: si soy capaz de ir con mi furgoneta más rápido que muchos turismos, esto quiere decir que soy más rápido que todos los turismos, o al menos que cualquier conjunto turismo/conductor español que me encuentre. El de dicha C-15D no fue capaz de apearse de esta postura ni con seis demostraciones seguidas, y dicho en términos taurinos, “recargaba en varas” con denuedo.
Pero pasemos a la furgoneta; durante bastantes años, casi las únicas «furgonas» que de verdad iban «encendidas» eran las de reparto de prensa: casi siempre de noche, por supuesto que en carretera y, por lo general, en itinerarios que el conductor conocía de memoria. Solían ser Mercedes a las que se les instalaba un turbo (sin «intercooler» pero con la válvula de descarga tarada muy alta), por lo que el motor quizás no duraba mucho; pero mientras tanto, cuando alcanzaban a un conductor medio, poco habituado a conducir de noche, le amargaban el viaje.
De esta época de las primeras furgonetas con ínfulas de andar rápido, recuerdo otra anécdota, anterior a la ya citada, pues sería sobre 1986, si mal no recuerdo, a juzgar por el coche que yo llevaba, que era un Opel Rekord 2.2i de 115 CV, con un motor muy “trotón” en cuanto a potencia en alta, pero de muchos bajos. También la anécdota es de ciudad; porque en carretera, francamente, yo solía dar pocas oportunidades de crear problemas a aquellas furgonetas. Pues bien, yo salía de Moncloa y recorría toda la calle Princesa, cruzaba Plaza de España y seguía por la Gran Vía: nada más embocar Princesa, una furgoneta se empeñó en adelantarme por uno y otro lado, como si en ello le fuese la vida a su conductor. Sin necesidad de despeinarme, fui aprovechando los huecos y mi mejor aceleración para mantenerme en cabeza (en dicha ocasión los semáforos fueron benévolos), y llegamos a Plaza de España, en cuyo último semáforo nos tuvimos que parar, yo a la izquierda y él a mi derecha.
Era un joven de poco más de 20 años, que bajó la ventanilla y, muy doctoral, me dijo “¡Te vas a matar conduciendo así!” (tuvo gracia, yendo yo con un turismo de último modelo, y él con una furgoneta). Pero la manía de extrapolar y suponer que todos los conductores de turismo son malos (muchos lo eran y lo son, ciertamente) pudo más que la prudencia; así que, muy educadamente y sonriendo de oreja a oreja, le pedí que aparcase junto al bordillo. Lo hizo, y cuando él sin duda esperaba que yo le fuese a increpar de un modo u otro, saqué mi tarjeta de “Automóvil” en la que figuraba como Director Técnico, y se la di, añadiendo: “Cuando quieras saber algo de coches, me llamas”. Se quedó un tanto cortado, pero intentó salvar la cara: “En casa tenemos varios coches, y los conduzco todos”. De modo que suavemente le contesté: pero yo tengo uno cada semana, y para probarlo, no sólo para usarlo. Ya no supo qué responder, y ahí acabó todo.
Con posterioridad, los de la C-15D tuvieron sus herederos en ciertos conductores de Berlingo, Kangoo, Doblò, etc; pero o bien ya eran mucho más discretos o al menos lo parecían, ya que estaban siendo, si no sustituidos (y no con ventaja, para desgracia del resto de conductores) sí al menos ensombrecidos por una nueva especie mucho más peligrosa y predadora: el conductor de «furgona”. A la Mercedes Vito se le fueron uniendo nuevas generaciones de Transit (también ya con tracción delantera) y de la familia Ducato/Jumper/Boxer (también con propulsión trasera); todos llevan modernos turbodiesel de inyección directa con «intercooler», cuya potencia autoriza unos desarrollos con los que mantienen cruceros de 140/150 km/h reales. No entremos ahora en si esto (legalidad aparte) es una barbaridad o no; que sí que lo es, porque mientras todo va bien, santo y bueno, pero cuando vienen mal dadas, el comportamiento es el de un camioncito, no el de un turismo.
Pero mientras los aguerridos conductores de la C-15D de antes, a similar peso y tamaño con un turismo, tan sólo intentaban apurar más en salida, frenada y curvas, algunos prepotentes conductores de las nuevas «furgonas» pasan a la intimidación física, apoyándose en la masa y volumen de su vehículo. El comportamiento de estos agresivos conductores tiene dos facetas opuestas, pero ambas apoyadas en su amenazante tamaño: adelantar cuando no viene a cuento, y no dejarse adelantar cuando deberían ceder la posición. En el primer caso, la táctica consiste en achuchar al coche que les precede, cuando el tráfico está congestionado; a nadie le hace gracia llevar pegado a dos metros, en tráfico intenso, a un vehículo de tres toneladas, cuya capacidad de frenada y maniobra no es, ni de lejos, la de un turismo. Se trata de «quítate tú para que me ponga yo»; hasta que el conductor de delante, asustado, acaba apartándose, y ya han ganado un hueco. Como los de años antes, estos muchachos tienden a extrapolar, y porque con frecuencia adelantan a turismos, ya piensan que todo turismo debe darse por adelantado, y cederles el sitio por real decreto.
Y ahora vamos al extremo contrario, que probablemente sea peor todavía, porque al que te sigue demasiado de cerca siempre se le puede aplicar la táctica de tocar el freno con el pie izquierdo, para encender la luz de freno pero sin frenar, y simplemente levantar un poco el pie del acelerador, para dejar algo más de distancia con el que coche que llevamos delante, por más que el furgonetero dé las luces o toque la bocina. Una vez abierto un pequeño hueco, volver a acelerar y acercarse nuevamente al coche de delante. Y si el de detrás vuelve a la carga, pues otra cucharada de la misma medicina, ya que es una maniobra sin riesgo, puesto que no se frena en ningún momento; y al cabo de dos o tres intentos, hasta el conductor más agresivo acaba comprendiendo que “ha pinchado en hueso” y se conformará con quedarse en su sitio, hasta que el tráfico se aclare, y entonces ya se verá quien va a ir más rápido.
Pero, como iba diciendo, el que no se quiere dejar adelantar plantea más problemas, porque procura bloquear el paso, y para ello dispone de un vehículo más voluminoso. Por supuesto, este tipo de conductores son practicantes de la teoría de la extrapolación, convencidos de que, tanto ellos como conductores y su furgoneta como vehículo, ya andan todo lo rápido que se debe andar. Sigo sin comprender qué extraño placer puede obtener semejante conductor del hecho de ir incrementando su marcha de crucero 10, 20 o 30 km/h según ven aproximarse por el retrovisor a un turismo que viene más rápido. Algo que les produce una satisfacción casi orgásmica es intentar abortarle el adelantamiento al turismo, cuando un «prohibido adelantar» se perfila en el horizonte; entonces literalmente le meten el pie hasta la bomba de inyección, quedando sumamente chasqueados si, a pesar de todo, la capacidad de aceleración del turismo permite rematar con éxito el adelantamiento. En honor a la verdad, este comportamiento no es exclusivo de los conductores de furgoneta, puesto que también lo aplican algunos usuarios de turismos, en especial los de coches de alta gama que circulan relativamente pausados, pero que llevan muy mal que otros, con coches aparentemente inferiores al suyo (sin duda en precio, aunque no siempre en prestaciones), intenten adelantarles.
Pero aquí estamos centrados en el asunto de las furgonetas, y al respecto tengo una experiencia que supone un increíble caso límite de esta costumbre de no soportar ser adelantados. Durante varios años, en el otro recorrido habitual de pruebas (más tortuoso, pero en conducción rápida y deportiva), he venido coincidiendo, en una autovía radial y todavía de noche o entre dos luces, con unas furgonetas de una de las más importantes empresas de desguaces y repuestos de la zona Centro. Eran dos Mercedes Sprinter, que solían viajar agrupadas, y por encima de los 150 km/h reales de crucero. Pues bien, un día (mas bien todavía noche) y por las causas que fuera, la primera furgoneta había descolgado a la otra, que intentaba recuperar terreno.
Un turismo todavía algo más rápido seguía a esta última, que no se echaba a la derecha aunque no tenía nadie por delante; entonces llegué yo, más rápido aún, y al advertir desde lejos el panorama, corté por lo sano y para evitar líos innecesarios adelanté a ambos limpiamente por la derecha, me despegué de ellos y me aproximé a la otra furgoneta, que iba varios cientos de metros más adelante. Pero la maniobra frustró mucho al conductor de la segunda, que por lo visto pensaba llevar a todos los pocos usuarios de la autovía detrás suyo hasta conectar con la primera, y sin duda debió de llamar, por emisora o por teléfono, al conductor de la de delante comunicándole que un turismo había tenido la osadía de adelantarle.
Y ahora llega lo increíble: la furgoneta que iba en cabeza alcanzó a un camión antes de que yo le alcanzase a su vez a ella, y ya emparejada con el camión, redujo la velocidad hasta igualarla con la del vehículo pesado, bloqueando la autovía. Aguantó así hasta que llegó la segunda furgoneta, momento en el que ya aceleró, y superó al camión; naturalmente, yo ya me esperaba la maniobra siguiente, consistente en bloquearme a mí, y hacerle hueco a su compañero, para entre los dos llevarme detrás suyo. Pero les salió el tiro por la culata, ya que ya llevaba un coche de alta prestación (los únicos con los que valía la pena hacer dicho recorrido), así que en un hábil regate, le amagué por un lado y me pasé como un rayo al contrario, adelantándole y dejándoles nuevamente chasqueados.
Me pregunto: ¿qué concepto del tráfico tienen estos resentidos, acomplejados y traumatizados conductores de furgoneta, que no son capaces de admitir que un turismo pueda circular más rápido que ellos? ¿Qué harían si llevasen un Porsche entre las manos; o acaso su frustración viene, precisamente, de no llevarlo? Esto lo publiqué, tal cual, a las pocas semanas de haber ocurrido, y cual no sería mi sorpresa al recibir el e-mail de un lector residente en la zona donde ocurrió el incidente, comentándome lo siguiente: su mujer salía a trabajar sobre esa hora, y tenía que hacer un recorrido por el tramo en cuestión. Tal era la situación de “stress” y pánico que llegaron a producirle los conductores de dichas dos furgonetas (cuyas características me confirmó con pelos y señales), que se había cambiado de trabajo para no tener que seguir coincidiendo con ellos. Sin duda, dicha señora no sería un prodigio de soltura al volante, ni de veteranía y “colmillo retorcido” en tales situaciones, ni tenía por qué serlo. Pero el conjunto de las dos anécdotas define muy claramente cuál puede llegar a ser el nivel de agresividad y comportamiento incivilizado de algunos de estos conductores.
En el 86, era Vd. un poco chulillo, ¿no?.
Dicho sea con toda cordialidad, por cierto (yo ya era un ávido devorador de «AUTOMÓVIL»).
… como Vd. ya ha dicho: si sólo fuesen las furgonetas.
Por alguna extraña razón, el sentido común se aplica muy raramente cuando se tiene un volante entre las manos.
De todos modos ha confesado Vd. unas maniobras, cuando menos, cuestionables. ¿No le parece?.
D. Arturo, seguramente no he entendido el relato ni la moraleja que se oculta detras del mismo, pero juraría que se pica con extremada facilidad con este tipo de vehículos y/o conductores de los mismos o con aquellos que demuestran un tipo de conducción mas agresiva de la considerada tolerable. Cuando leo lo de los piques en ciudad, con adelantamientos y demás o con expresiones como «ir en cabeza» cuando el escenario no es un circuito da que pensar en algo como Historias de «piques con conductores» de furgonetas y similares. Se lo digo sin acritud y espero que no me malentienda, ya le digo que es posible que el equivocado sea yo. De todas formas, yo prefiero que me pasen. Por si acaso.
Hablando de furgonetas, hubo un prototipo de un Viano con un V8 AMG, pasó brevemente por vitoria. Creo que hay fotos de la unidad. No fue validado por Mercedes, pero ese prototipo fue un desarrollo muy curioso. El informe del responsable del proyecto dijo en su informe que sería interesante fabricarlo porque habia causado furor en un semáforo, ya que el conductor de un clase S le preguntó donde podría comprar uno igual. Literal, en fin. Con este vehículo hubiera tenido menos facilidades que con un C-15.. 😀
La verdad es que el relato no le ha quedado a usted muy bien. No tiene mucha gracia.
Demuestra por cierto, bastante chulería. «ey chaval, que yo soy director de una revista y cojo un coche cada semana…» (le faltó un «nennng», pero por entonces, no se llevaba).
«nada más embocar Princesa, una furgoneta se empeñó en adelantarme por uno y otro lado, como si en ello le fuese la vida a su conductor. Sin necesidad de despeinarme, fui aprovechando los huecos y mi mejor aceleración para mantenerme en cabeza (en dicha ocasión los semáforos fueron benévolos), y llegamos a Plaza de España, en cuyo último semáforo nos tuvimos que parar, yo a la izquierda y él a mi derecha.»
Espero que ganara usted un trofeo o algo.
En cualquier caso, ¿no es mejor dejar adelantar? Lo mismo entrega tarde un pedido y se mete en problemas.
Desde luego, yo no defiendo para nada que los furgoneteros hagan esas locuras (¿le ha copiado usted el término «furgonetas blancas» a Top Gear, o es casualidad?).
Pero es aún peor esa caterva de justicieros de la carretera que no quieren ser adelantados por una furgoneta.
Y no le entiendo… porque usted se queja de quien no quiere ser adelantado… pero luego se queja también de que le quieran adelantar a usted…
Si una furgoneta te está achuchando, la solución es bien sencilla. Uno se aparta, les deja pasar, y luego les dice adiós con la mano (esto último ya es optativo).
Desgraciadamente, lo que describe es bastante habitual, Adolfo. Y no veo problema alguno en que se comporte como lo ha venido describiendo, y no de la manera timorata, amilanada y menguada con la que algunos identifican la seguridad.
Es usted una persona de presumible habilidad al volante, Adolfo, pues bajo el límite de su responsabilidad, hace lo que cree que debe hacer sin que conste que haya producido daño alguno a tercero.
Siga usted con estos relatos, Adolfo, son lo mejor del verano.
Pues yo creo que Anacleto no ha hecho bien, y que no hay que proclamarse justiciero de por libre.
En mi opinión, si a uno le quieren adelantar, se echa uno a la derecha, y le adelantan.
No se gana nada poniendo nervioso a un tipo (por molesta que haya sido una maniobra suya), al que le pueden quedar un montón de km por delante, y vaya usted a saber si en un ataque de nervios acaba provocando un accidente cien km más allá de la última vez que le vimos.
-«Pasa tío, pasa» y todos contentos (y más cuando es un autónomo que cobra según repartos, y que 5 minutos le pueden impedir hacer una última carga, y por tanto, fastidiarle el día).
Vamos, que cada uno haga lo que quiera. Tenemos un código de circulación, y unos encargados de hacerlo cumplir.
Si vemos a alguien con comportamientos muy peligrosos… llamadita a la autoridad.
Si no es que sea peligroso… pero nos molesta que nos achuche otro vehículo, pues se les deja pasar, y tira p’alante que yo voy a mi ritmo.
(y más ahora, Sr. AdeA, que los reflejos ya no son los mismos… hay que ir aminorando la marcha… recuerde: «ahora toca que me lleven»).
Yo tampoco creo que el enfrentamiento sea la mejor solución cuando nos encontramos con estos energúmenos.
Cuando me cruzo con fulanos de esa calaña, mi único interés es que desaparezcan de mi vista lo antes posible. Normalmente esto me resulta sencillísimo. Los dejo pasar. Cualquier intento de darles lecciones es, en el mejor de los casos, contraproducente, y, en el más habitual, peligroso.
Del mismo modo, cuando me aproximo a un vehículo que circula más lento que yo, no pienso en su conductor como en un estorbo o en un ser inferior. No me pego a él, no le hago luces. Confío en su civismo. En todos los países en los que he conducido, esta técnica funciona casi siempre.
De su carrera Princesa abajo no quedó nada bueno. Usted contribuyó a una situación de peligro (que otro había iniciado, pero eso importa poco) y el jovenzuelo siguió conduciendo como el mentecato que era, no le quepa duda. Usted ganó una anécdota halagadora o pelín embarazosa, según a quién le pregunte, al precio de ponerse en peligro (relativo, imagino que las velocidades no eran vertiginosas).
Debo recordar a todos, por cierto, que A. de A. son las iniciales Alberto de Amalfi. A ver si dejamos de deformarle el nombre a nuestro ilustre bloguero, ganador en múltiples ocasiones del codiciado «Calafate de Plata» por su defensa infatigable del oficio de los carpinteros de ribera.
Se ha olvidado de las Iveco Daily.
Por lo demás, tan mal hecho está lo de los furgoneteros como lo suyo. Lo siento. Por supuesto que no es igual llevar un turismo a llevar un mamotreto de estos, pero una maniobra mal hecha sigue siendo una maniobra mal hecha.
Volvemos al problema de siempre.
El problema no es la velocidad, pues la velocidad no determina un desenlace fatal; es la incompetencia del conductor la que, a cualquier velocidad, desencadena un accidente. Lo único cierto es que la mayor velocidad trae consigo un accidente más grave, pero no que sea ésta la que lo originó.
Se legisla para que los incompetentes tengan menos oportunidades de cometer errores y así el Estado niñera nos convierte a todos en ineptos por nuestra propia seguridad. Yo tampoco cumplo los límites de la velocidad, que son como el pecado y las religiones: creamos limitaciones antinaturales y no queda más remedio que pecar y pasar por caja. No estoy orgulloso de hacerlo, ni lo contrario, soy indiferente. Y también adelanto a imbéciles por la derecha creídos de que nadie puede adelantarlos y de que los espejos retrovisores no deben ser mirados bajo luz diurna, que dañan la vista. De no hacerlo así, estaría admitiendo el determinismo de los idiotas sobre mi vida y, no señor, por ahí no paso y no pienso pasarme tres cuartos de hora tras un estúpido por más código que lo diga. Si he de ser sancionado, saco la AMEX y a otra cosa mariposa.
Parece razonable presumir la competencia al volante de alguien que lleva toda la vida dedicándose al mundo del automóvil como D. Aurelio.
Resulta cansino ver cómo tratamos de ahormar a la gente al molde de la mediocridad en la que tan a gusto nos encontramos.
Aurelio, yo le entiendo y ahora estoy junto a usted, aguantando el chaparrón de los que nos consideren temerarios. No he tenido accidentes en la carretera, en las carreras muchos. Y no he creado peligro en la carretera aunque sí me he visto peligrar por gente que cumplía con los límites de la velocidad.
Buen debate.
JM
Lo que yo no entiendo es cuando A. de A. dice de la conductora a la que se refiere en el último párrafo: «Tal era la situación de “stress” y pánico que llegaron a producirle los conductores de dichas dos furgonetas (cuyas características me confirmó con pelos y señales), que se había cambiado de trabajo para no tener que seguir coincidiendo con ellos.» ¿Pero no habíamos quedado que «…eran dos Mercedes Sprinter, que solían viajar agrupadas, y por encima de los 150 km/h reales de crucero…» ??
A mí desde luego poco stress me iban a producir esas furgonetas, únicamente se lo producirían a los que quieren «competir» con ellas. Allá cada uno con su educación (y cumplimiento de las normas de tráfico).
No es una cuestión de velocidad Jimeno Mauricio, ni de suponer la incompetencia de D. Adalberto.
Yo también he adelantado por la derecha a gilipuertas y malvados, cuando consideré que de ello dependía mi mayor seguridad (y tranquilidad). Como usted, y afortunadamente muchos otros, observo con recelo unos límites de velocidad no ya arbitrarios (cualquiera lo es, por definición) sino directamente majaderiles.
Lo que yo quería decir es que echarle una carrera al prisas de turno, o pretender dar lecciones de distancia de seguridad al colérico subnormal que se nos pega en la autopista, es contraproducente. Y lo es porque los sujetos en cuestión, del mismo modo que pretende afirmar su valía con gestos tan mezquinos, reaccionan muy mal cuando se les lleva la contraria. Entiéndase por reaccionar mal cualquier conducta que prolongue o agrave una situación de peligro que ya era indeseable.
Atentamente,
Pancho
J.M.
No importa lo que es bueno, y lo que es malo. Lo que importa es lo que se hace.
(eso se lo dijo el mismísimo Dios a Bender, en el episodio de Futurama «un dios entre nosotros»).
(Dios mio, ¡soy un friki!, no obstante, es una grandísima serie).
A mí me da igual que usted se considere a sí mismo un gran piloto. Yo también me lo considero… en realidad, el 95% de los conductores se considera mejor conductor que la media…. ¿cómo puede ser?
Sólo el 50% de los conductores puede ser mejor que la media…. (bueno, siendo escrupulososo, que la mediana).
Sin embargo, en ninguna encuesta, verá que el 50% de la gente se considere peor conductor que la media.
Por lo tanto, el tema es subjetivo y no se puede dejar al libre albedrío de cada cual, porque con toda probabilidad, el resultado de eso sería más muertes. Y muertes que en muchos casos afectan directamene a terceros.
El creerse mejor que los demás, y atribuirse las funciones del chérif del lugar, puede tener cabida en un país subdesarrollado… pero desde luego, no en uno que pretende ser moderno y civilizado.
Nadie es nadie para ir ajusticiando a los demás por creer que han hecho algo malo.
Yo también he adelantado alguna vez por la derecha. Pero una cosa es eso (mal hecho, si se hace, al menos encender las luces para facilitar que el despistado de turno te vea).
Y otra ir haciendo putaditas para que el otro no pase.
Si alguien le achucha será que tiene más prisa. Déjele pasar y adiós muy buenas.
Era evidente que este artículo iba a dar bastante que hablar.
En este caso estoy con el señor Ataulfo y con el señor JotaEme. Como bien han dicho, aceptar el determinismo de los idiotas no puede sino llevarnos a la idiotez colectiva. Por otra parte, no me creo que todos aquellos que le critican nunca hayan reproducido conductas como las que el señor Afligio comenta en su entrada del blog.
Una cosa es alguna vez hacer algo incorrecto. Todos lo hemos hecho alguna vez.
Pero otra cosa es vanagloriarse de ello, o que sea una práctica habitual.
Como dijo aquel ilustre personaje «es de vergüenza su actitud».
(que luego llega uno de esos triadas y se pone a hacer pamplinas).
No creo que la intención última del señor De Andrés fuese aleccionar a nadie. Ni a los furgoneteros, ni a nosotros. Son anécdotas, meras anécdotas. Anécdotas de alguien que no se dejó amilanar por un colectivo que tiene en el abuso su conducta habitual. Por ello, rompo una lanza en favor del autor. Hizo algo, que si se aplicase habitualmente, cambiaría radicalmente el uso que realiza el colectivo de conductores de furgoneta de la red viaria. Si todos cedemos a la presión, si nadie planta cara, seguirán siendo los reyes de la carretera. Así nos va, en general. Si nos comportamos como borregos, nos tomarán por borregos.
Y para finalizar, un apunte. Otro colectivo especialmente crecido en temas de conducción son los taxistas… Pero estos darían para otro post.
#15 emprendeitor: Pero se puede saber cual es la maniobra incorrecta y que según usted es una práctica habitual en él?
@Emprendeitor,
Dice vd:
«El creerse mejor que los demás, y atribuirse las funciones del chérif del lugar, puede tener cabida en un país subdesarrollado… pero desde luego, no en uno que pretende ser moderno y civilizado.»
Aquí vd. presupone muchas cosas que yo no considero ciertas:
1. Que esto no es un pais subdesarrollado
2. Que vivimos en un pais moderno y civilizado
Esa es la forma, esa… A los chulos sólo se les gana con más chulería, y la mayoría de esos salvajes sólo se atienen a razones usando la fuerza, aunque esta fuerza se mida en caballos de vapor… Además, no es chulería describir una situación real, una profesión y una capacidad; chulería es intentar aparentar quemando rueda cuando no has pasado de repartidor en C15…
Nunca me ha gustado correr y los piques menos, he visto por experiencia personal lo que pueden pasarle a personas cuando mezclan ego y gasolina.
En otro país mas serio, incluso se merecería que se presentase delante un juez por apología de la conducción temeraría. ¿Es consciente que carreritas como las que describe han acabado en muchos casos con muertos o heridos? Todos hemos echo tonterías al volante, y de todas ellas me arrepiento y mucho.
Yo de los furgoneteros siempre dejo que me adelanten y cuanto más lejos yo de ellos mejor. Amí bola. Y si la policia los engancha que les caiga el pelo.
Por conductores temerarios como ud., sufró el radar en sitios que no tienen ninguna justificación y limitaciones de velocidad draconíanas.
Puede pensar de mí lo que quiera, mañana conduciré igual de lento. Pero esto también lo leen personas que se acaban de sacar el carnet o se lo van a sacar. Reflexione.
Me parece que le estais dando la mayoria mas importancia de la que tiene. Solo Cupraboy me parece que le ha sabido encontrar el punto al relato de Arturo. No pretendais ser tan moralistas; en la epoca en la que Arturo cuenta la anecdota de la C-15 ( que la leei en su momento), la incultura automobilistica en este pais era muy alta y era de lo mas normal ir sin cinturon o sin casco, muchos creeian que si un coche marcaba 200 era la velocidad maxima que cogia y otras frikadas como la del chaval de la c-15.
A dia de hoy afortunadamente la mayoria de gente ya se abrocha el cinturon, ya no se bebe tanto alcohol antes de conducir y quiza todos nos hemos vuelto mas «corderos». Con esto ni critico ni dejo de criticar los «piques» de Arturo. Simplemente el que ha » chupado» mucha carretera sabe que estas cosas se hacen, pero como en todo hay maneras y maneras, y las de un profesional de la altura de Arturo son de lo mas elegantes y estoy seguro que jamas las pondria en practica si pusiese en peligro su integridad o la de otras personas.
En cuanto a las furgonetas decir que diariamente manejo, junto a otro companyero,una spriner cdi 110 y mi trabajo es patrullar 8 horas( o mas) en autopista de peaje atendiendo vehiculos averiados y accidentes entre otras cosas.Pues bien, a veces, debido a emergencias hemos tenido que apretar la maquina y os puedo asegurar que un bicho de esos a mas de 110 o 120, y mas si va cargado tiene muy poca seguridad, mas si como en nuestro caso, atras lleva rueda simple, os imaginais un reventon a esa velocidad..; decir que con 110cv y cargada se puede llegar a poner a 140, no quiero ni pensar la v6 CDI de 180 cv..
En fin senyores, relajense un poco y disfruten de las impagables anecdotas y vivencias que nos ofrece Don Arturo, de buen rollo!
¿D. Arturo nos ofrece vivencias? ¿Quién narices es D. Arturo?
Eso esto peor de lo que pensaba. A ver ZSQ, de buen rollo, Don Arturo de Andres es el autor de este blog y antes de escribir payasadas, informate, si llamas a motorpress iberica ( revistas autopista,automovil), seguro que gustosamente te informan de su extenso curriculum..
Luego escribe lo que quieras.
Un saludo
Jamas crei que hubiese tanto flanderismo en este foro :S
Yo creo que hizo genial 😉
Sisu, creo que se le ha escapado la broma de ZSQ por milímetros pero no se preocupe que en segundos le sacará alguien de su error. (O a mi del mío).
Volviendo al tema del post, creo que lo más interesante y lo que más dice del autor es cómo se cuenta más que el hecho de que se haya hecho o no.
En el momento en que que a uno le adelanten o adelante se convierten en una prolongación del Ego del conductor (fuera de circuito) ese conductor es un peligro. Y eso se aplica a todos: a los temerarios furgoneteros y al temerario resto de nosotros, periodistas del motor incluidos.
De todos modos, insisto, a mi me gusta cómo está contado y me parece interesante el personaje que se adivina detrás de esas iniciales que tantos nombres esconden 😉
Saludos
D. Jaime, no, por Dios. La reacción del Sr. Sisu ha sido entrañable.
Por cierto, Sr. Sisu, Motorpress Ibérica comunica (aclaro: no he podido establecer comunicación telefónica con ellos; no me refiero a que han emitido un comunicado). Gruner+Jahr España no da señales de vida tampoco (el conserje me ha comentado «off the record» que han salido en grupo a Johannesburgo, en un paquete de Viajes Halcón que les ha salido casi regalado). Les he mandado un correu-eh!, un burofax y una paloma mensajera. Nada.
Lo dicho, que me quedo sin saber quién es el Arturo ése.
Pues yo, estimado ZSQ, cuanto más los leo, menos los conozco.
Debe ser el/la calor.
la carretera no es mas que un reflejo de la sociedad que vivimos ,donde la educacion y el civismo brillan por su ausencia, en un sitio donde nos la jugamos diariamente
ZSQ al igual si se lo pide bien, el mismo Arturo se lo explique quien es. Y si no en san google seguro que algo encuentra.
Yo lo veo de otra manera, no me parecen chulerías ni escarmientos, sino la manera de librarse de alguien que te esta molestando. No veo porque cuando aparece una furgoneta blanca tocando los eggs hay que frenar para que se marche lejos, no me creo que cedáis ante los abusones, maleducados y caraduras en otras cosas que no son la conducción, ni me parece que los lectores de un blog para aficionados a los coches tengan tan poco claro el límite de lo que se puede hacer que crean que en cuanto no respetas todas las reglas ya te matas, o asesinas.
Y voy a defeder a los furgoneteros, empezando por la mayoria que son autonomos y lo primero que evitan es cargarse una inversion que tardan 4 o 5 años en amortizar. Hay mucho iconsciente, y mucho estresado por currar 12 horas diarias al sprint por 900 euros, y muchos que no tienen ni idea de conducir, sobre todo los de «fontaneria manolo» y asi. Pero claro, una furgoneta destaca mucho, y con unos cuantos que vallan haciendo el tonto ya no se ven a los que circulan mas o menos bien, que son muchos mas.
Hace años se me quitaron las ganas de amagar con el freno al pelma/ansioso/descerebrado que quiere que su coche copule con el tuyo. Me han arrollado tres veces en moto (siempre por el mismo motivo) con lo que tengo una sensibilidad extrema con esta situación. La cuestión es que volvía con mi paupérrimo Twingo de primera generación de una carrera con la moto de enduro en el remolque, haciendo maravillas para mantenerme entre 90 y 100 en una sinuosa carretera. Apareció un coche de gama media-alta con toda la familia dentro y un cudrúpedo al volante. A pesar de ser imposible el adelantamiento se me pegó como una lapa. Aceleré (lo que pude) varias veces para hacerle ver que quería más aire entre los dos. Como no cogió la indirecta, pise el freno (sin llegar a frenar) y se lió la de Dios. Fue casualidad que en ese momento se pudo adelantar, cosa que hizo rapidamente para, acto seguido, volver a mi carril y clavarme los frenos. El imbecil no sabía que las pinzas de los discos delanteros del Twingo no sirven ni para colgar la ropa… No me lo comí por centímetros y el susto me ha durado años. Lo gracioso es que por doscientos metros la maniobra no coincidió con una patrulla de la policia que estaba en el arcén.
La indefensión que uno tiene con esta gentuza es absoluta. La única estrategia que considero es bajar la velocidad hasta adecuarla a la distancia de seguridad. Claro que a veces acabaríamos a diez por hora. Y si te toca un psicópata como me pasó a mí… pues a improvisar.
Muy bueno!!!
Si la gente fuese por la derecha,y no por el centro o por la izquierda,no habria estos problemas!
Las personas a las que falta educación o les sobra chulería al volante, y me da igual si es su condición natural o una transformación obrada por el olor de la gasolina, son a su vez más dadas a reaccionar agresivamente a quien se comporte como ellos.
Yo por mi parte tengo una vida suficientemente buena como para tener mucho que perder en estas situaciones.
Es la primera vez que leo un texto de AdeA que me desagrada, y pienso que lo que cuenta es más asunto de confesión que de divulgación.
Todos podemos hacer una tontería en un momento determinado y todos deberíamos estar contentos de poder recordarla.
Hoy mismo:
Carretera de peaje, 130 km/h de marcador, tan tranquilito con mi regulador puesto, ya que me esperan chorrocientos kilómetros; voy por el carril derecho, como se debe y dejando correr al que quiera hacerlo; cuatro monos por la carretera.
Viene un Clio por el carril de la izquierda, ligerito, y decide a mi altura que se ha cansado de correr, por lo que se cambia justo delante de mí, casi rozando, y se pone a 120. Como ralentiza mi ritmo, adelanto, y vuelta al carril de la derecha y a mis 130. Al rato acelera el del clio y vuelta a lo mismo; así dos veces. A la tercera que le adelanto, debe ser que entiende que le estoy «puteando» o algo así, y vuelve a la carga, pero esta vez se queda en el carril de la izquierda, paralelo a mí y a mi misma velocidad, un buen rato. La «madre» del conductor me mira desde su ventana con cara de desprecio…
No sé qué narices debe haber entendido que le estaba haciendo yo, pero desde luego que lo de ponerse paralelo a mí claramente para no dejarme adelantar al camión que circulaba más adelante sin tener que frenar antes, estaba siendo a propósito.
Total, que le he tenido que perder de vista para que no anduviera tocándome las narices.
Al cabo de un buen manojo de kilómetros, autovía en obras durante un tramo interminable, ninguna obra a la vista en la calzada, limitada a 80; imposible ir mucho rato a esa velocidad, nadie lo respeta. Me cambio al carril de la izquierda para rebasar a un trailer; voy a 100, el trailer debe ir a 95. Furgoneta llega como a 120 y frena a dos milímetros de mí; estaba a 4000 kilómetros en el retrovisor cuando me cambié de carril; empieza a hacer zig-zag, por la distancia, más que una furgoneta parece que llevo una caravana enganchada. ¿Cuánto tiempo se puede tardar en rebasar a 100 a un camión que va a 95? ¿Un minuto? Pues se le debe haber hecho interminable al de la furgoneta, porque ha empezado a pitarme. He terminado de rebasar tranquilamente al trailer, a mis 100; ni más ni menos, aunque bien podría haberlo hecho a 80; debería haberme puesto a 80 mejor dicho, pero bueno. Se ha acordado un rato de mi madre por el retrovisor, y yo le he mandado saludos con la manita como la princess…
Y por lo demás el viaje bien, gracias; no muchos más energúmenos que esos dos en 550 km, a unos 125 de gps todo el rato; 5,2 de consumo medio… estupendo todo… 😉
Nano, lo único importante que creo que aprendí en la autoescuela fue una frase que me dijo mi profesor: «donde fueres haz lo que vieres». Este tramo a lo que este limitado (he hecho muchos kilómetros por autopistas en los últimos 15 días y hay multitud de tramos -en supuestas obras- a 80 y 100 sin razón de ser), pues acelere un poco para minimizar el tiempo de adelantamiento (un minuto a un camión me parece inaceptable), que seguro que no es peligroso para nadie.
Respecto a lo que comenta del individuo cansino del Clio, me he encontrado con situaciones parecidas (ya se sabe, todo el mundo automatizado con el control de velocidad…) y he optado -dentro de lo posible- por aumentar el ritmo de marcha hasta unos 160 – 170 km/h durante poco tiempo, hasta abrir suficiente espacio.
@36:
Jav, esa frase me parece bien, pero creo que en circulación no se puede aplicar; como tuviéramos que hacer lo que viéramos, tendríamos que ir haciendo barrabasadas todos…
Inaceptable sería un adelantamiento de un minuto en carretera de un carril por sentido, pero en autovía, rebasar a un camión a 20 km/h exactos más de la máxima que se indica me parece perfectamente normal. Inaceptable es que tenga que correr yo más todavía arriesgándome a una multa o a darme una torta con mi niña detrás porque ese angelito tenga prisa. Si me paran para multarme y les digo que el de detrás tenía prisa, y yo cortesmente he aumentado la velocidad para dejarlo pasar, o les digo lo de que «donde fueres…», no creo que me dijeran: «Ah, entonces vale; circule…»
En cuanto al del Clio, es más o menos lo que he hecho; aumentar algo más un ratito para perderlo; con algo más me refiero a 140, que volvemos a lo mismo, 160 ó 170 sé que existen porque lo pone en el marcador, pero un ser pequeño que a menudo dice «Papiii» me impide manejar esas cifras. A los señores de verde tampoco les gusta: «Mire usté, señor guardia; ejke el del clioooo…»
😉
Es que a veces, y quiza sea la gracia, la conduccion te obliga a improvisar,dentro de unos limites que mas o menos todos tenemos claros. Es como,por ejemplo el tipico caso del coche que te viene con las largas puestas; yo en la autopista me encuentro montones de casos, mas cuando tengo turno de noche,por supuesto;se piensan que como hay una mediana de separacion ya no molestan,pues bien, mi forma de actuar es siempre la misma, si no viene nadie por detras suyo ni nadie circula delante mio el tio se «traga» mis largas, y normalmente cambian a cortas ( aunque los hay cazurros tambien). Como venga alguien al que pueda molestar soy yo que me las trago.
El porque de esta actuacion? Yo pienso que si el que va con largas se lo haces ver que molesta, otro dia quiza vigile mas ( quiza no), si nadie le dice nada el tio piensa que el no molesta a nadie y que buena vision que tiene. Es un ley no escrita pero que existe que alecciona sin hacer danyo y procurando no molestar a nadie mas.
A veces con tanta ley y tanta prohibicion, parece que los politicos quieren que nos dejemos el sentido comun en casa.
Nano, se corre menos riesgo acelerando hasta una velocidad alta para perder de vista al clio, o parando un rato si se puede, el caso es poner espacio de por medio. Con el de la furgoneta pasa lo mismo, es mejor acelerar y dejar de tener un energúmeno de 3.5tm a 20 centímetros de su parachoques trasero, a metro y medio de su niño y a dos y pico de usted Cuando termine de rebasar al trailer ya podrá volver a la derecha y a su velocidad. Solo un tipo que se jacta de no conducir casi nunca podría considerar mas seguro mantener la situación de peligro por no acelerar.
@39Valmhö:
En el caso del clio, he dicho que le he perdido de vista, pero que no tengo necesidad de alcanzar una velocidad tan alta como la mencionada en otro comentario; tengo claro que prefiero hasta pararme antes de empezar a correr como un energúmeno sin necesidad.
Si, siguiendo las indicaciones planteadas, me pongo a 170, y al flipin de turno le da por seguirme, cosa muy probable; entonces, ¿qué hago?¿ponerme a 200?. No, gracias; me limito a variar un poco el ritmo, en este caso al alza, pero bien podría haber sido a la baja, y suele funcionar; que los flipines se ofuscan más si se les da pie…
En cuanto a lo del furgón, estoy hablando de un adelantamiento que ha durado un minuto (o menos, seguro); ¿alargar la situación de riesgo? me sigue pareciendo más arriesgado aumentar de repente y sin venir a cuento mi ritmo sin que nadie se lo espere; ni yo ni el entorno. ¿Y si delante del camión va una motocicleta y no la he visto? ¿Y si a alguien que va a cambiar de carril porque calcula que le da tiempo, deja de darle tiempo porque yo acelere de golpe? Y así pueden surgir muchas preguntas; tantas como las que pueden surgir en el caso de si yo tengo que frenar y el de la furgo me come… etc.
El caso, y lo que planteaba, es precisamente que por la forma gilipollesca de conducir de algunos, se crean situaciones de riesgo en las que, hagas lo que hagas, aceleres, frenes, o aunque no le hagas ni caso, se puede provocar un accidente en el que, con la ley de Murphy de por medio, llevará la peor parte el que no tenga culpa de nada.
Nano, hizo usted lo correcto. Peor ocurre cuando un camión, con el limitador ajustado a 99,99 Km/h adelanta a otro que lo tiene a 99,98. Leí una historia de horror al respecto sobre un adelantamiento de camiones que duró 7 minutos.
Por otra parte, debería ser legal adelantar por la derecha, como en EE.UU. Aumentaría la fluidez del tráfico, y aquéllos que gustan de vivir en el carril izquierdo quizá cambiaran sus costumbres.
Claro que tambien sirve decelerar, Nano, pero normalmente si bajas de velocidad un rato al cabo de unos minutos te vuelves a encontrar al energúmeno del clio, y vuelves a estar en la misma. Claro que si el otro se pica en serio tampoco se puede acelerar indefinidamente, en ocasiones es mejor parar.
En el caso de la furgona pegada detras, este es un peligro real y tangible, y mucho mas presente que las posibilidades que vd. cita, que si no son resolubles a 120 y si a 100 y con una mole detras es que alguien le ha echo una «pirula» mas gorda que la del furgonetero. Creo que conduce vd. un poco atemorizado, como mandan los cánones.
@42Valmhö:
Si a conducir tranquilo se le llama conducir atemorizado, y hay que ir siempre con el cuchillo entre los dientes, y a 170, pues vale; crea vd. lo que quiera.
Por desgracia y debido a mi trabajo he visto en numerosas ocasiones trocitos de conductores «valientes», y se les pasó de golpe la tontería…
He probado este fin de semana a pisar ligeramente el pedal del freno con el pie izquierdo mientras continuaba acelerando con el derecho, para retener el frenesí con el que la conductora de un C4 trataba de leer más cerca que nadie las letras de mi matrícula. Pues bien, para mi sorpresa, el coche corta inyección. Como si fuese un automático. Nunca te acostarás sin saber algo nuevo. Ya nunca podré emular a Rohrl con el Quattro intercambiando pies como un descosido…
Por lo que he leído en el episodio de las dos Sprinter, Arturo les alcanzó por que iba a más velocidad, luego no entiendo por qué dice 7pgonzalezs que lo mejor es dejarles pasar (¿?) y que se vayan… ¡si ya iban más despacio!
Yo también he sufrido no pocas veces a conductores semejantes, que perturban sin necesidad mi ritmo de marcha con su actitud, y tampoco me he dejado amedrentar. No se trata de picarse, no tiene sentido, pero nadie tiene derecho a molestar a los demás, ni a comprometer la seguridad del tráfico con actitudes como las que venimos comentando.
He visto a sujetos semejantes, no solo en furgonetas, si no en coches premium como también ha citado AdeA, o todoterrenos tipo Landcruiser o X-5, que parecen tener un interés particular en demostrar (o demostrarse) cuan hábiles pilotos son en cualquier tipo de vehículo. En carreteras de doble sentido especialmente, me han hecho algunas “demostraciones” de sus habilidades al volante (más bien de sus limitaciones) dificultando el adelantamiento todo lo posible, aumentando su ritmo de marcha en cuanto inicias la maniobra, “apurando la frenada” ante una curva más allá de cómo venían haciéndolo antes de ser alcanzados (y he sido testigo de algún apurillo por esta causa) Tambien he de decir que son una clara minoria estos individuos, que por lo general rondan los 50 años de edad, y que nunca he visto este comportamiento en jóvenes
No entiendo esa actitud competitiva en carretera, no es de recibo que nadie intente imponer su ritmo de marcha a los otros conductores ni que utilice el volante como mecanismo de compensación ante frustraciones, carencias afectivas o de autoestima, como dirían los psicologos.
Por completo de acuerdo con 41Angel_, y lamento decir que a 26ZSQ no le pillo la gracia, culpa mia seguro, o de los calores.
Abur
#43 No liemos las cosas, que no digo que haya que ir siempre a 170 ni con el cuchillo entre los dientes ni nada de eso, solo digo que en ocasiones alejarse del peligro, corriendo un poco mas si no existe otra opción, es mejor.
Y tambien habra visto trocitos de conductores distraidos, inconscientes, cobardes, y de todo tipo, ¿no?
Cupraboy, lo de pisar el freno mientras se acelera, va a pasar a mejor vida con los coches actuales, la mayoria, tambien mi leon del 2003, cortan inyeccion; supongo que se podra trampear pero hi ha es meter-se en camisas de once varas
Le leí hace años y le dí toda la razón, le vuelvo a leer y le doy todavía más la razón.
Apoyo la opinión de Sisu.
Conduzco a diario por la A-8 llena de curvas y radares y los únicos que superan a dia de hoy los limites son el sector vehiculo industrial, que por cierto le tiene alergia a encender luces en los túneles.
D.Arturo, ya que admite sugerencias, que tal un post sobre tendencias de mercados (recuerdo su comparativa de compactos civic,307,stilo en Autovía).
Afortunadamente cada vez quedan menos incoscientes al volante de furgonetas,y también de turismos.Quizá es el miedo a perder los puntos del carnet,aunque con la última reforma de la DGT en muchos casos se soluciona con sólo pagar unos euros de nada.
En muchos casos el inconsciente,y eso por decir algo políticamente correcto, no tiene ni idea de las más elementales leyes de la física y pone en juego su vida y la de los demás;un conductor bueno y experimentado(cualidades que no siempre van juntas por cierto) puede ir rapido y seguro en un turismo y más si este es moderno y de alta prestación;en cambio un conductor de furgoneta por muy bien que conozca la ruta suele ir mucho más cansado,lleva un vehículo de alto centro de gravedad y escasas cualidades dinámicas,y ya sin márgen de respuesta ante un imprevisto y en muchos casos son gente con no demasiada experiencia al volante y mucho menos formación automovilística.Hasta hace no demasiado tiempo en este sector no era infrecuente el desayuno a base de copa de coñac y bocadillo y vaso de vino a media mañana y comida abundante regada con vino;parece que esta costumbre ha remitido mucho por fortuna.
Ante estos inconscientes de la ruta,que hoy son minoría entre los profesionales por fortuna,hay que estar lejos de ellos,por detrás o por delante eso es ya elección de cada uno y segun sus posibilidades.
Y defender limitaciones de velocidad a 120 km/h pudo tener sus sentido hace 40 años enlña época del Seat 600 y Citroen 2 cv,hoy con los coches y carreteras actuales ya no lo tiene salvo elpuramente politico y/o recaudatorio.
Una vez más A.A da en la diana
Para 49enrique
Muy certero; debería Vd. prodigarse más en este blog. Un saludo.
es usted un crack. totalmente deacuerdo con usted.
A esa «especie» tan particular como son los Repartidores suicidas los mandaba yo a un sitio bastante alejado.
Comentar que algunos de esos conductores de furgonas, comenzaron su andadura conduciendo vespinos y derbis variant´s, que es donde realemente adquirieron sus conocimientos como autenticos kamikazes al volante.
JM, opino diferente.
Cuando la DGT dice que la velocidad es un factor determinante en los accidentes (no sólo en sus consecuencias) tengo que suponer que sus técnicos, que seguramente sepan más que yo de ello -más que nada porque ese es su trabajo-, habrán estudiado el asunto.
Por otro lado, se legisla para ahorrarnos el trabajo de decidir aplicando nuestro propio criterio, que puede entrar en conflicto con el de otro, y que no tiene por qué ser mejor que el que ha creado la norma. El hecho de que usted opine que su criterio es mejor que el de la norma ya pone de manifiesto su temeridad. En temas de seguridad, prefiero el Estado-niñera al Estado-hotel.
Y tampoco acabo de ver la relación entre la mediocridad y el acatamiento de las normas; el que es mediocre dentro del sistema no dejar de serlo por estar fuera.
Por cierto, que usted diga que «no he creado peligro en la carretera aunque sí me he visto peligrar por gente que cumplía con los límites de la velocidad» es solo su visión de las cosas, sobre la que no podemos opinar sin conocer las circunstancias en detalle.
Saludos,
buen relato y vivido , por lo que veo , por la gran mayoria , o mas bien la totalidad.
Sin entrar en valorar lo politicamente correcto que pueda resultar en estas epocas que no pueden conducir por nosotros, gracias a Dios.
Yo conduzco ocasionalmente una traffic de 115 Cv , y la verdad , que en condiciones favorables corren bastante , con el agravante o ventaja de que va siempre sin peso.
En esas condiciones son estables, pero el dia que esos profesionales del furgotting descubran las sprinter auntomaticas con el V8 de gasolina , creo que 305 Cv, el equipo A cambiara de vehiculo, fijo.
Saludos a Dn. Angel , siga asi
Cuánto flanders, leches, menos mal que JM, Gurb y algún otro ilustre salvan la media.
Estoy al 100% con lo escrito con Apapurcio, o como se diga.
Por cierto, aquellos que se quejan de los «justicieros del volante», y luego actúan igual, yendo a 100 impertérritos, «poniendo en su sitio» a todos esos que osan ir más deprisa, actúan, al menos, de la misma manera.
Hasta luego.
La estupidez y la prepotencia de algunos ( y si, las furgonetas blancas suelen ser frecuentemente parte de esos algunos) solo se cura cuando encuentran la horma de su zapato.
El hombre solo aprende a leches (iba a decir otra cosa), y si bien no debemos convertirnos en Cheriffs de la zona, una buena colleja sin dejar que te la devuelvan, es una buena medicina.
Otra cosa es usar la filosofía de Diógenes y esperar que los cure la fricción diaria con otros de su especie (diógenes era el del barril y no tenía carnet de conducir, pero no se me ocurría nada mejor). O sea que con Apapurcio totalmente, vamos.
se me olvido comentar , mejor que pisar el freno con el pie izquierdo , es mas util darle a los eyectores del limpiaparabrisas, eso si con una sonrisilla malevola de lado a lado , es increible lo molesto que resulta para el coche que se empeña en olerte la nuca esa accion .
Supongo que muchos la utilizareis como maniobra discreta pero eficaz para esos lameculos, pero no esta de mas que la difundamos adecuadamente.
eso si , si vais en un secapelos , y sin techo , como me sucede a veces , mejor abstenerse de llevarla a cabo.
sangralunas, como la falsa modestia me parece una forma tan aberrante como cualquier otra de corrección política, me va a permitir que diga que el que alguien ocupe una función no determina su competencia. Por otro lado me creo (bastante) más competente que muchos que ocupan cargos que me quedan a la altura del tobillo porque estoy algo por encima de cuestiones de perfil tan bajo. Es que molo un huevo.
Es incontrastable, lo sé, soy un nick en internet, pero no me preocupa que no pueda demostrárselo porque a mí, me importa poco ser creído.
JM
A mí es que si nos ponemos justicieros, me parece mejor hacerlo a lo grande.
Y aunque actualmente haya de mucho mejores… no puedo resistirme al romanticismo de un Smith&Wesson 29 (ya saben, el de calibre 44 que usaba Harry el Sucio).
Cuando alguien se pone chulo en la carretera, no hay como hacer gala de dicha preciosidad. A veces, no es necesario ni dispararla para que el aludido se haga caquitas.
# 58 Emprendeitor, ahí, ahí: «…a veces no es necesario ni dispararla…». Cuéntenos alguna anécdota, hombre, no sea que alguien piense que puede ha bertrampa.
Hasta luego.
Por desgracia he sido testigo de las consecuencias de algunos de estos «ajustes de cuentas» en una de las ocasiones murió un peatón, aunque supongo que las víctimas colaterales son válidas en estos casos. Todos tenemos casos que contar, pero a mi me domina más la sangre fría, en uno de estos casos un seat león negro lleno de chavales hizo varias maniobras muy peligrosas sobre el coche de delante incitando al pique y la carrera, solución, paré en la gasolinera y llamé a la guardia civil, pocos kilómetros después el coche negro estaba parado en el arcén con dos motoristas de la guardia civil
Mi comentario se va a convertir en una entrada que verá la luz en un par de días, poco más o menos. Lo digo para que lo sepan quienes todavía sigan entrando en este debate. Pero es que si me pongo a comentar aquí, acabo escribiendo por partida doble (entrada y comentario largo), y no me cunde el trabajo. Por otra parte, pretendo introducir algunos aspectos nuevos en la polémica, así que nos vemos en el siguiente post.
Estamos impacientes.
¡Qué nervioooooos!.
Señora A de A con todos los respetos, tiene razon en muchas cosas acerca de los endiablados conductores de furgonetas que pueblan nuestras circunvalaciones y radiales, pero tambien he de decir que ha visto muchas pelis.
donde he dicho «señora» he querido decir «señor», mis disculpas.
Conmigo tambien la tomo Emprendeitor en un tema del Sr. Javier Molto que hablaba de politica.
Me alegra que vosotros(km77)os hallais dado cuenta y le deis lo que se merece,un correctivo en publico!!!(en la continuacion de este tema)
Fdo: TypePok!!!
Me gustaria que Emprendeitor me enseñase su super-pistola en la carretera…!!!
Raise, lleve usted sus anhelos con precaución no vaya a resultar que emprendeitor le enseñe su superpistola y acabe usted encendidamente perdido por sus huesos.
A menudo el odio y la admiración son colindantes, que usted haya significado a emprendeitor en sus dos últimas entradas podrían hacer pensar en un algo admirativo con fino espolvoreado de atracción fatal.
Guárdese de sus fans, emprendeitor (o no).
Croq.
En el planteamiento sobre su actuación, me deje llevar y olvidé lo que me indujo a escribir esas líneas. Eso me ha echo replantearme y reflexionar mi argumentación.
¿Por qué escribí eso en el fondo? Partí de la base que sus actuaciones había incumplido la ley. Como me pude equivocar o no le pude entender bien, y como en España los delitos prescriben. ¿Según la descripción de los echos, infringió el código de circulación vigente y en su defecto el ordenamiento jurídico vigente en el estado Español? Si o no. Es fácil de contestar.
Una de mis películas favoritas es “Un hombre para la eternidad”, en ella al protagonista Tomas Moro, se le pregunta si daría el beneficio de la ley al demonio, respondía que sí ya que “únicamente la ley me defenderá del demonio cuando venga a por mí”.
En este caso esta afirmación es tan valida como en cualquier otra aplicada al cumplimiento de la legislación vigente. Yo dejo pasar al conductor y no hago cosas raras, ya que cumplo la ley.
¿Y por qué cumplo la ley? Se podría alegar que cumplo la ley por qué soy un pusilánime, que paso del personal, o que no soy tan valiente justiciero de la carretera como ud.
Pero también hay otra explicación. La ley se basa en la experiencia del legislador en echos pasados. En este caso es fácilmente demostrable que la conducción que describe que realizó, provoca accidentes con daños personales y materiales.
Incluso la policía y la guardia civil, que si he entendido bien en su articulo tacha de poco profesionales, siempre evita en lo posible perseguir o realizar acciones activas como las que describe para evitar daños a terceros. Las policías de otros países civilizados incluso en los USA aplican este método.
El ser humano para evolucionar hasta el día de hoy ha necesitado leyes para ordenar el funcionamiento de una sociedad compleja. Aunque no soy antropólogo, el concepto de ley y de civilización creo que son indisolubles.
Sino se cumple la ley, o sólo la cumplimos cuando nos interesa, podemos entrar en un estado de anarquía, en que los temerarios contra los que dice que nos defiende, irán más a sus anchas. Es como intentar apagar el fuego con gasolina.
No es el primero que usa la excusa de un estado totalitario, cuando se le llama la atención de que no puede hacer lo que le sale del arco del triumfo.
En 1984 habla de un estado injusto y opresor donde las leyes están viciadas en su legitimidad de una manera flagrante y sin excusas, y donde no hay seguridad jurídica. ¿Se cumplen en España estas condiciones? Aunque las cosas en el ordenamiento jurídico y constitucional se están poniendo muy complicadas no creo que sea justificación en su caso.
En “Rebelión en la Granja”, también se habla de la injusticia y del incumplimiento de la ley de unas élites que se creen superiores a los demás y consideran que están en el derecho de hacer lo que les viene en gana: “Todos lo animales son iguales, pero unos son mas iguales que otros”.
Le recuerdo que los dos casos están inspirados en casos comunistas -experiencias de Orwell en España durante la guerra civil-, estalinismo, y no en el nazismo ni el fascismo. Aunque son de correcta aplicación también en ellos como régimenes totalitarios.
Sobre libros le recomendaría la lectura muy enrriquecedora y reflexiva sobre el concepto de anarquía, salvajismo y de pérdida de la ley y de la civilización. “El señor de las moscas”. El tomarse la justicia por su parte, siempre provocan la muerte y la desgracia de los más débiles.
Croquetas,no te compliques,no te hagas lios y digas cosas raras.Siempre hay alguien que se tiene que poner filosofo!jeje,alomejor os creeis super inteligentes al llegar a esas conclusiones!!!
Yo no soy super inteligente, tan sólo soy una humilde ración de croquetas de jamóng (pero qué jamóng).
Aparte las manos, que le veo.
Croq.
Hola a todos.
Aprovechando que estoy de vacaciones estoy poniéndome al día de lo escrito en los Blogs y en el Foro, y en la primera lectura no he podido evitar escribir, aún habiendo pasado un mes desde esta entrada.
Ya sé que podría decirse que pagan justos por pecadores, pero yo considero que la mayoría de estos vehículos son peligrosos para el resto ( en base a mi experiencia como conductor, por supuesto).
Yo lo arreglaría poniéndoles tacógrafos, al menos a partir de un determinado P.M.A. Así de sencillo.
Saludos desde Zgz.
Altro, mas vale tarde que nunca. Y aprovecho que entras para comentar que a finales de junio en la N-VI como a la altura de Toprdesillas me encontré con la pareja de furgonetas blancas Mercedes que tiene por costumbre bloquear el tráfico poniéndose en paralelo (me imagino que para distraerse, alguien las ha citado ya pero creo que en otra carretera).
Adelanté a la primera (sin saber en donde me metía) manteniendo mi velocidad (130 de Tomtom) y cuando veo en el horizonte la segunda no me lo podía creer. Me volvió a adelantar la primera manteniéndose a mi izquierda a mi misma velocidad y bloqueándome el adelantamiento (ya ibamos a 150 los dos) mientras nos acercábamos a la segunda que iba por la derecha mas despacio, pero acelerando para ponerse a nuestra velocidad.
Afortunadamente llegó una cuesta arriba y se les jodió el invento, pues pude pasar entre las dos poco antes de que llegasen a estar en paralelo. Que bien anda mi Yaris TS vacío!
Lo curioso es que iban las dos cargadas de pasajeros (tipo rumano, polaco o algo así). Al poco me apareció un Laguna de la GCT en una incorporación, pero se me quitaron las ganas de para a denunciarlos, porque con el susto ni me fijé en las placas. Pero creo que eran muy seguidas.
Por cierto, que de acuerdo con lo de los tacógrafos, pero unos que no sean falsificables y que no permitan que el motor arranque si el tacógrafo no está conectado.
No era junio, era julio, la última semana de julio, hace bien poco. Y afortunadamente las Mercedes esas no eran la 3.0 V6 si no la 2.2. Porque cargadas no pasan de 160 y el mio llega con dificultad a los 180, y a tope tuve que ponerlo un rato (en quinta, que no en sexta) para que no me pillaran entre los dos.
Lo que supongo es que cabe la posibilidad de que pongan de los nervios a mucha gente por el riesgo que suponen esos mamotretos a esas velocidades. Con previsibles malas consecuencias.
Pues ya lo sabe Vd, 73/74 Joaquín, en la opinión de algunos de nuestros comentaristas, es Vd un peligro en la carretera, y por varios motivos. En primer lugar, por ir a 130 de GPS (o sea, velocidad real), porque aunque no salga retratado con el radar, va 10 km/h más rápido que el sacrosanto límite legal. En segundo lugar, debe de ser Vd un «justiciero de la carretera», por el simple hecho de estar al tanto de que existen furgonetas que se dedican a bloquear el tráfico; eso es porque anda con malas compañías (quizás Altro71, a juzgar por su comentario 72), ya que los buenos ciudadanos, temerosos de Dios y de la ley, ni se enteran de estas cosas, porque las furgonetas le adelantan a ellos, y no a la inversa. En tercer lugar, es Vd un tipo violento y peleón, porque al distinguir por delante a la segunda furgoneta, puso los medios para evitar ser cogido en sandwich, y destripando a su pobre Yaris TS, consiguió escabullirse entre ambas, dejando frustrados a sus conductores y tal vez con un trauma del que no se recuperen en su vida, y del cual Vd habrá sido el responsable. En cuarto lugar, el simple hecho de que admita la posibilidad de que el comportamiento de tales furgonetas (bueno, de sus conductores) ponga de los nervios a mucha gente confirma lo anterior, ya que según nuestros comentaristas bienpensantes, lo que hay que hacer es ir más despacio que ellos, dejarles pasar, y entonces no te ponen de los nervios, porque ni te enteras del tipo de jueguecito al que se dedican. Y en quinto lugar, probablemente se equivoca Vd al decir que el coche de la Agrupación de Tráfico apareció «al poco» de una incorporación, cuando todo el mundo sabemos que están presentes justo donde se comete el desafuero, y seguramente ya se encargaron de darles su merecido a los furgoneteros. Pues debe de ser un merecido muy suave, porque lo siguen haciendo hasta el punto de ser ya reincidentes; y no son los mismos que yo cité, porque aquellos eran en la N.V y pertenecían a una empresa de desguaces. Así que ahora ya sabemos que el deporte de bloquear la autovía no era un caso aislado, sino que empieza a ser endemia, epidemia o pandemia. Pero no hay que preocuparse: dejémosles que sigan campando por sus respetos, y ni por asomo se le ocurra volver a «pararles los pies» acelerando y consiguiendo colarse entre ellos; déjese bloquear y disfrute del resto del viaje al ritmo que quieran marcarle. Por cierto, ¿no se le ocurrió a Vd enarbolar ese Colt 45 que, según uno de los bienpensantes, llevamos en la guantera un alto porcentaje de los «justicieros de la carretera»? Y en cuanto a los conductores de dichas furgonetas, ¿cómo los califican nuestros opositores en esta polémica? Porque a nosotros nos ponen a caer de un burro, pero a ellos, con dejarles que te adelanten (que si no fuese más que eso no sería problema), e incluso que te bloqueen, ya no hay que preocuparse ni tan siquiera molestarse en calificarles con epítetos malsonantes. En fin, compañero Joaquín en sufrimientos furgoneteros, ingrese Vd en la comunidad de los «justicieros de la carretera», y que Dios nos coja confesados.
A de A, caricaturiza usted. Algunos hemos manifestado un desacuerdo mucho más matizado con según qué prácticas que usted defiende.
En determinadas circunstancias, uno tiene que poner la seguridad por delante de ese reflejo aleccionador que nos sale cuando vemos a un cafre haciendo el cafre. En mi opinión, no es una cuestión de límites de velocidad (sobre cuya validez ya me he pronunciado), de dignidad o de hacerse respetar. Independientemente de lo que diga el velocímetro o el argentinito que todos llevamos dentro, se trata de preguntarse ¿en qué grado aumenta la probabilidad de accidente si decido darle una lección al fulano ése del Seat León?
No sin algo de sonrojo y sentido del humor, cuando conduzco me gusta considerarme comandante de mi coche, a la imagen de un piloto de aerolínea. En la misma medida (o casi) que disfruto con el acto de conducir, con sus gestos y con las sensaciones que me procura el movimiento, me gusta sentir el peso agradable de la responsabilidad por mi vehículo y mis pasajeros. Me gusta sentirme al mando, hacerme cargo de mis actos, tomar decisiones consecuentes. Me gusta efectuar constantemente ese cálculo cambiante en el que se mezclan velocidad, comodidad, disfrute y seguridad.
Los conductores hemos de servirnos de nuestro juicio, pericia y experiencia. En mi caso, juicio y experiencia suelen dictar que, en carretera, uno debe pasar el menor tiempo posible en compañía de imprudentes, arrogantes, prepotentes, despistados e incapaces. Es necesario evadirse de su radio de acción. A veces, la evasión pasa por un fuerte acelerón, otras por una reducción temporal de la velocidad.
Nunca me he encontrado al volante en ninguna situación cuya mejor solución, desde el punto de vista de la seguridad, pasara por aleccionar a otro conductor. Dichas maniobras acarrean un aumento del riesgo que a mí no me compensa.
Ello no me hace borrego bienpensante, ni pusilánime, ni temeroso de Dios y la ley. Me gusta pensar que precisamente por ello soy mejor conductor que cuando me dejaba llevar más por impulsos conducentes a los comportamientos que usted defiende.
Dicho esto, a mí también me fastidia tener que levantar el pie porque dos imbéciles vayan molestando con sus furgonetas. No siento lo mismo si la decisión que tomo es la de pisar a fondo el acelerador para dejarlos atrás con sus miserias.
Curiosamente, podría interpretarse que una y otra posibilidad (levantar el pie o acelerar) constituyen la misma claudicación, pues significan un cambio en mi forma de conducir, una variación en el cálculo del que antes hablaba, que no deriva de mi voluntad o de las circunstancias aleatorias de la circulación, sino de la maldad o incompetencia de otros.
Cosas.
Hola a todos.
Yo me alineo en la forma de proceder de pgonzalezs: intentar perderlos de vista -activa o pasivamente- y enviarles el mejor de mis deseos …
Entiendo que la mayoría están trabajando y que puede ser que cuantos más portes, más dinero ganan, pero la conducta de la mayoría es cuando menos temeraria (por decirlo suavemente). Repito que me baso en mi experiencia personal, tan respetable como la de cualquiera.
En cuanto a eso de que ir a 130 km/h supone ser un peligro, es otra opinión. Yo voy incluso más rápido y no me considero más peligroso que otros «justicieros» o que otros que van a velocidad anormalmente reducida porque mi nivel de conducción es suficiente para sostener esa velocidad sin estrés. Este nivel de conducción no implica buscar coito con el coche precedente o habitar contínuamente en el carril izquierdo, supone ser consciente de que te debes adaptar al entorno.
Todo este tema de las furgonetas, como ya he dicho, se solucionaría poniendo tacógrafos (ya sólo se montan digitales gracias a Dios).
Quién sabe, a lo mejor el futuro pasa porque cualquier tipo de vehículo lleve tacógrafo; así se eliminarían de un plumazo radares y otras cosas, y estaríamos obligados a respetar velocidades y tiempos de descanso. Procuren que ningún iluminado lea esto, por si acaso.
Saludos desde Zgz.
A pgonzalezs: Es evidente que mi entrada iba por el lado irónico, más que caricaturesco; el hecho central, muy bien relatado por Joaquín, tiene muy poco de gracioso. Mi comentario va muy en serio, sólo que jugando, no sé si acertadamente o no, con la ironía; pero de su eficacia da fe el hecho de que, en cuestión de una hora, ya teníamos aquí una respuesta, la suya. Caricatura, tal vez, o sentido del humor más o menos peculiar, podría ser su comentario 8 a esta misma entrada; basta con tirar del ratón para consultarlo. Y por cierto, ya en los años 50s, recuerdo que mi padre (Sr. de Andrés, no de Amalfi; erró Vd, pese a su buena voluntad, al intentar aclarar mis iniciales) me comentó la existencia de la famosa «Amalfi Drive», una carretera desde Nápoles a dicha localidad, que hace unos cuantos años pude comprobar que ya no es tan terrorífica como entonces. Pero tanto él como yo hemos pasado por la Ruta de Amalfi por nuestra profesión de hombres del asfalto, sin mayor relación con las no menos respetables actividades náuticas.
Y conste que, como Vd bien dice, no es de los defensores a ultranza de la limitación, e incluso reconoce algunos aspectos muy interesantes, como fácilmente puede apreciarse tirando de nuevo de ratón y yendo a sus comentarios 7 y 12 a esta entrada. Y de ellos deduzco, en primer lugar, que en cantidad de ocasiones hacemos lo mismo: adelantar por la derecha a gilipuertas y malvados, cuando consideramos que de ello depende nuestras seguridad y tranquilidad. Pero concédanos a los demás el mismo derecho que Vd se arroga a sí mismo a valorar nuestra seguridad y tranquilidad, y tomar las oportunas medidas. En segundo lugar, le puedo asegurar, por no salir del entorno europeo, que crero haber conducido por todos los países que hasta poco más de 20 años estaban a este lado del llamado «telón de acero»; y desde antes incluso de su caída, y mucho más después, por varios de los del otro lado. Y le aseguro que eso de ponerse detrás, a prudente distancia, de otro coche más lento y conseguir que se aparte, unas veces funciona y muchas otras no; quizás ha tenido Vd una suerte inaudita. Pero en la celtibérica piel de toro, no funciona demasiado, y menos aún desde hace unas semanas, cuando el Fiscal de Tráfico D. Bartolomé Vargas anunció la campaña contra los conductores «acosadores» (esos de las furgonetas a los que iba dedicada esa entrada). Pues bien, muchos han cogido el rábano por las hojas, y juro que ya he podido apreciar un cambio de actitud, mucho más agresiva en su lentitud, en el comportamiento de algunos conductores. Pero no adelantemos acontecimientos, porque éste será el tema de una nueva entrada. Sigamos con la actual.
La cuestión radica, cosa extraña en alguien con tanto dominio del idioma como es Vd, en que no entienda las situaciones a las que yo hice referencia en la entrada, ni Joaquín en su comentario. En ningún momento he propiciado «echarle carreras al prisas de turno» en unas condiciones de tráfico fluido y desahogado; si alguien circula más rápido que yo, le dejo pasar y se lo pongo fácil, tanto si es un Biscuter como si es un articulado de 38 toneladas; precisamente, y durante décadas, llevo viajando profesionalmente a cruceros impuestos, y me trae al fresco que haya otro vehículo que circula más rápido que yo; me ha ocurrido, me ocurre y me ocurrirá en ingentes cantidades de ocasiones. Otra cosa es mi opinión sobre si es razonable la velocidad que lleva en función del tipo de vehículo de que se trate; pero eso que lo resuelva con la más o menos oportuna aparición de un radar o de una patrulla de Tráfico. Pero de lo que hablé, desde el primer momento, y ahi arriba está la entrada para confirmarlo, es de los avasalladores o acosadores que, en circunstancias de tráfico CONGESTIONADO (tanto en autovía como carretera), te meten el coche o la furgoneta encima para llevar a cabo el tan divertido (para ellos) juego de «quítate tú para ponerme yo». Y eso, a juzgar por sus explicaciones (cita textual: «con fulanos de esa calaña, mi único interés es que desaparezcan de mi vista lo antes posible. Normalmente esto me resulta sencillísimo. Los dejo pasar»), es lo que consiguen con Vd y con los demás que actúan como Vd. El problema, y me parece que es evidente, radica en que lo único que hace Vd es pasarle la situación comprometida al que Vd llevaba delante; y si éste hace lo mismo, el acosador va ganando puesto a puesto, cada vez más ufano y convencido de que eso es lo que hay que hacer. Su opinión, la de Vd, es que «cualquier intento de darles lecciones es, en el mejor de los casos, contraproducente, y, en el más habitual, peligroso.» Es su opinión, pero a mí me parece que lo que está haciendo Vd es contribuir a que se encallezca una actitud incivil y peligrosa pra la seguridad de TODOS. Esta es la situación a la que yo me refería: tráfico congestionado. Para más referencia, recomiendo la lectura del comentario de 16Cupraboy. Pero el escándalo montado por los «cruzados» del «laissez faire, laissez passer» en contra de los «justicieros de la carretera», nos ha presentado a los que no queremos dejarnos pisar como una especie de fanáticos que tan pronto atacamos al que va más lento como al que va más rápido que nosotros. Y no es así. Uno de los blogueros me emplazó a contar exactamente la técnica a emplear en tales circunstancias; ahí va. De entrada, nada de miradas ni menos de gestos; hay que conducir con cara de «zombi», como si la cosa no fuera con nosotros, siempre con la cara mirando al frente, pero controlando con el rabillo de ojo, y de este mod se evitan enconamientos. Si el acosador está detrás, un toque con el pie izquierdo para encender las luces (no hace falta frenar), y en todo caso, dejar que el coche pierda un poco de velocidad, en retención, para aumentar un poco la distancia con el que llevamos delante. Y si el acosador encuentra un hueco en algún carril lateral, y tiene la suerte de emparejarse con nosotros, ni mirarle, seguir por nuestro carril, incluso cerrando discretamente hacia el suyo, y cerrando también el hueco con el que llevamos delante, para que a nosotros no se nos meta delante. Si su carril va más rápido y acaba encontrando hueco más adelante, ya no podemos hacer nada; que lo hagan, o lo dejen de hacer, otros. Pero nosotros ni nos hemos apartado ni le hemos dejado colarse delante nuestro; ni más ni menos. Y eso, como digo, sin miradas aviesas ni gestos; de forma fría y, si se me permite, profesional. Y en contra de todo lo que hayan dicho algunos acerca de la seguridad, en la citada situación de tráfico intenso y congestionado, ni el mayor cafre de los que hablamos se atreve ni a chocarte por detrás, ni a rozarte de lado (sobre todo si vas recto, imperturbable y no le miras), porque hay cantidad de testigos a la vista. NO PASA NADA. Ahora bien, si la experiencia de Exeo es te miro, te hago gestos, paramos y acabamos a tortas, esa no es mi táctica, y hablamos de cosas distintas.
Pero a lo que tampoco le encuentra Vd solución es al caso concreto que se nos planteó a Joaquín y a mí. Adelantamos a otro vehículo que circula más lento que nosotros, el cual inmediatamente reacciona volviendo a adelantarnos, o al menos emparejándose con nosotros, para en una operación conjunta ya preparada de antemano, o montada a base de radio, walkie-talkie o teléfono móvil, bloquearnos el paso y obligarnos a ir detrás de ellos, más despacio de lo que tan tranquilamente veníamos. Una diversión para ellos, vamos, pero no puedo admitir que debamos plegarnos a ella y hacer un montón de kilómetros cautivos de dos auténticos terroristas (que no justicieros) del asfalto. Creo que la diferencia está bien clara, y ya he dicho que, con tráfico despejado, a mí me puede adelantar todo el que quiera; pero esos individuos no toleran que nadie lo haga. Así pues, comportamientos diametralmente opuestos; espero que ahora sí haya quedado claro.
Estoy, una vez mas de acuerdo con Arturo. Yo tampoco tengo ningun problema en dejar pasar al rapido que lo hace como dios manda, otra cosa son estos comportamientos tipo » por mis huevos ( con perdon),no pasas y te jodes..» Si alguien espera que el remiedo a estas situaciones lo ponga la GC o mossos/ertzaintza lo lleva claro,puede esperar sentado.
Fijense si soy tolerante en dejar-me pasar que a diario,trabajando debo dejar-me pasar por tropecientos mil vehiculos en la autopista, consecuencia de la velocidad de » patrulleo» que mantenemos, unos 90-100km/h, para asi poder parar-te bien por si hay que retirar objetos,animales,bandas de rodadura,etc.., y aun y asi, a veces tengo que cortar por lo sano con determinadas actitudes, que incluso me han llegado agradecer otros conductores que las han presenciado/sufrido.
Quedó claro desde el principio. Fue quizá mi forma de referirme genéricamente a estos incidentes evocando más la carretera despejada que el tráfico urbano lo que le dio la impresión de que yo no entendía.
También entiendo bien su argumento de que la pasividad de los conductores abusados hace que los conductores abusadores se salgan a veces con la suya. Tiene mucho de cierto. Pero el acto reprobatorio/aleccionador no soluciona nada. Primero porque, como sostengo, se prolonga o agrava una situación de peligro provocada por el cafre de turno, y segundo porque el cafre no aprende así. Lo sé porque he sido cafre (todos lo hemos sido alguna vez, aunque fuera un ratito). El cafre se ofende un montón porque no considera que esté haciendo nada intrínsecamente peligroso o incorrecto. El cafre controla. El cafre quiere demostrar que puede y vale más que tú. Todo lo que se haga para pararle los pies tendrá por único efecto cabrearlo y llenarlo más de esa frustración existencial que lo lleva a conducir como un pollino.
Mención aparte merecen los malvados (como los que menciona Joaquín). Con los malvados siempre es mejor mantener distancias. Incluso aunque ello implique llegar 10, 15 o 30 minutos más tarde.
En resumen. Sí. Me jode que algunos crean que puedan hacer lo que les da la gana, y no poder ser yo el que les ponga los puntos sobre las íes. Me molesta tener que apartarme para que se pongan ellos. Pocos argumentos me conmueven tanto como el del bien común y el civismo, pero lo que me propone usted, A de A, es aumentar mis probabilidades instantáneas de tener un accidente (grave o no, urbano o interurbano, poco importa) para hacer, en aras de la seguridad futura de todos, algo que además, y según yo lo veo, no dará fruto alguno.
[Antes de que nadie salte, por favor, evítenme las disquisiciones sobre invasores nazis y colaboracionistas franceses. O sobre padres que educan mal a sus hijos. O en general toda extrapolación.]
Pero vamos, que no pretendo llevar este debate en círculos. Usted se ha expresado muy bien y ha explicado su punto de vista con claridad desde el principio. Mi reentrada en el debate tenía por objeto (quizá por miedo a que su ironía pudiera resultar poco clara) matizar la opinión de quienes, sin estar de acuerdo con usted, ni le consideramos un justiciero, ni creemos ser especialmente pusilánimes, ni hacemos una interpretación fundamentalista del código de circulación.
PD: en efecto, mi comentario 8 es una caricatura, pero no de usted. No sé si se ha fijado pero son bastantes los que le cambian el nombre. Me resulta muy divertido que alguien se ponga en evidencia con un detalle tan fácilmente comprobable, con un problema tan evitable (basta con usar el seudónimo). No crea ni por un minuto que me metía ni con usted ni con su muy ilustre nombre, don Amador.
Hay quien divide a la especie humana en dos grandes bloques, abstracción sea hecha de su sexo: dominantes y sumisos y al parecer grandes pensadores y notables analistas de la psique humana de una y otra época y de ociosa cita por conocida coincidían en que ésta era una clasificación válida.
El definidor sumiso no implica un comportamiento alelado, menos capaz ni menos inteligente. Un sumiso no está empanado. El definidor dominante no hace líderes gloriosos, imitables y exitosos, no, nada que ver. El dominante puede ser un cenutrio de libro y el sumiso puede reunir la inteligencia de un bloque de vecinos en él mismo. Uno y otro definidor marca cómo gustamos de interactuar con la vida, de una manera que nos es la más natural.
A bordo de la furgoneta, el dominante se siente seguro por su mayor altura, su visión privilegiada y el hecho de que resulta amenazadora su proximidad. Disfruta apartando a los demás. Confirma su dominio aunque éste pueda nacer de una inseguridad, un complejo o una pareja ladradora y temible. Un sumiso lo ve llegar y decide apartarse, no quiere líos, rehuye el enfrentamiento, le produce desagrado y no le es natural el enfrentamiento. No es per se una reacción más inteligente, ni lo es menos, es tan sólo aquella que una persona sumisa encuentra más natural.
Cuando la furgoneta con su dominante primario se encuentra a otro dominante, su reacción, las más de las veces, es el enfrentamiento. Directo. A primera sangre. Testarazos habemus. Y eso puede acabar, como todo, bien o mal. Con el coche distanciándose de la furgoneta a la que deja atrás, dominada (es placentero que un dominante humille a otro dominante), con la furgoneta delante (ídem) o con los dos hechos un bonito lío de herrajes y la carretera cortada.
Luego está servidora, servidora croqueta, que se contenta con adelantarlos a todos sin enfrentamientos, rendiciones, ni pérdidas de tiempo.
¿Y qué es servidora?.
Una croqueta con látigo en mano, TCHÁS!!
(Temible, eso sí)
Croq.
«…esa frustración existencial que lo lleva a conducir como un pollino…»
Me la apunto, ésa me la apunto. Y mire que la expresión es bastante tonta…
Pero casi me parto el orto cuando la he leído. Que me ha pillado en un momento frágil, ya ve.
Gracias D. Angel por su extensa contestación. Yo creo que el juego ese de las furgos está bastante claro, se aburren y en lugar de tirar bloques de hormigón a la autovía como hacen algunos gallegos (este mismo verano, sin ir mas lejos), se dedican a otro juego de ventaja (son dos, mas grandes, mas irresponsables y probablemente el vehículo no sea suyo).
Ante la situación de ir uno al tran tran por la autovía, sin meterse con nadie y que de repente sin comerlo ni beberlo uno se encuentre envuelto en un juego peligroso del que no quiere formar parte, creo que la buena decisión es la que yo tomé, los dejas, y encima frustrados y gesticulando (el piloto, el copiloto y los pasajeros, reata de pollinos que se divierten a costa del prójimo).
Porque cuando te bloquean el adelantamiento, el juego consiste además en levantar el pie e irte frenendo poco a poco (te han cazado) sin dejarte adelantarlos, no hay ya solución ni en las cuestas arriba, salvo que encuentres un carril de aceleración y comiences un adelantamiento aun mas peligroso.
Drejarte, me parece injusto. Es como si cuando te violan te relajas y disfrutas. Y un huevo!
La actitud de Croquetas no tiene mérito porque su carro es un tanto especial (al menos uno de ellos), pero si te pillan con un 90CV la cosa es mas complicada.
Con 350 CV tambien me rio yo de las fragonetas, aunque si estos HDP te pillan bien y el arcén es escaso, no creo que sirva ni siquiera el látigo de nuestra amiga.
De todos modos, chapeau ante la profundidad del conocimiento humano que exibe doña Croq.
Pero debe haber sido víctima de una pareja dominante ladradora, porque siempre aparece en sus sueños (Vean la peli ORIGEN para hacerse una idea). Y vaya hilo mas largo, parece el de Ariadna.
Disculpe usted, D. Joaquin pero no recuerdo haber hablado del croquetamóvil por aquí, de tal forma que se me antoja mazo complicado que usted pueda hablar del mismo aunque sea con esa soltura y esa elegancia en el verbo que le caracteriza, pongo a D. Amador de testigo.
Croq.
Todo el mundo sabe que Croquetas circula en un Talbot Horizon 1.4 color beige.
Y ya que estamos quedándonos con frases, yo me quedo con ésta: «El dominante puede ser un cenutrio de libro y el sumiso puede reunir la inteligencia de un bloque de vecinos en él mismo.»
«La inteligencia de un bloque de vecinos» ja, ja, jaaaaaaaaaaaaa
Eso es igual a CERO.
Salvo honrosas excepciones. Se lo digo yo que sufro unas cuantas reuniones de vecinos al año, y no de mi comunidad.
Eso que usted denomina «beige» en esa carroceria era más bien un marrón caca de inspiración dorada. Me ha traído usted recuerdos del 1442 Villaverde, chico, qué mal genio tenía ese motor, áspero y de sonido desagradable, pero qué rendimiento, lástima que se le acabase a 4k rpm. Me ha traído a la memoria el Simca/Chrysler/Talbot 150. Y el Solara. Huy, y el Tagora, qué fiascazo.
EJ, es usted un masoca.
Croq.
Croquetas, confiese, no se haga la interesante aunque le vaya tan bien eso de «antes muerta que sensilla»; confiese cual es su látigo castigador del que son víctima hasta los mas peludos furgoneteros.
Y no ponga a D. Ambrosio como testigo, que siempre piensa que hablamos de otro.
Croq, efectivamente lo soy, y no hay nada que ponga mas que una croqueta con látigo ¡TCHÀS!
Con todas sus tonterías van a conseguir que este hilo supere las cien entradas y D. Ataúlfo piense que todo el monte es orgasmo. Máxime si empiezan con la disciplina inglesa y los cachetes en las nalgas. Calentorros, que son unos calentorros.
La culpa en realidad es de Max Mosley: él fue quien sacó el dildo con cola de caballo de la caja de los truenos. Al final es verdad que d. Astencio va a pensar que esto es Sodoma y Gomera.
Hasta que lleguemos a los 529 mensajes del mítico artículo del C6 nos queda un buen trecho; si no aparece otro Álvaro que mande más de 200 comentarios entre él y sus alter egos no llegaremos a los 100 mensajes.
Para 81.pgonzalezs: Exclusivamente para su PostData. Espero que no me considere tan espeso como para no haberme dado cuenta de los cambios de nombre; y yo no le considero a Vd tan espeso como para no haberse dado cuenta de que, hasta el momento (y han pasado meses) nunca había hecho la menor referencia a tal juego. Porque juego lo considero, e indudablemente infantil, pero sin consecuencias ni contraindicaciones. Si en su caso se lo recordé, era por marcar un poquito las diferencias entre ironía y caricatura, y porque, en cualquier caso, de entre todos los blogueros habituales, es quizás a Vd al que menos le encaja participar en ese juego. Le tenía, y le sigo teniendo, por un poco más serio, lo cual no significa ni más ni menos digno de respeto que el resto; simplemente eso, un poco más serio, lo cual no es ni bueno ni malo.
Por lo demás, no he conseguido entender el sentido de su siguiente frase: «Me resulta muy divertido que alguien se ponga en evidencia con un detalle tan fácilmente comprobable, con un problema tan evitable (basta con usar el seudónimo)». La verdad, no consigo deslindar si quien se ha puesto en evidencia soy yo, o los que juegan al cambio de nombres; porque, como ya le he dicho, durante meses he demostrado lo poco, por no decir nada, que me preocupa tan infantil juego. En cuanto a lo del seudónimo, creo que llega Vd un poco tarde; si mal no recuerdo, días antes de colgar yo mi primer entrada, Javier Moltó me había presentado en la web con mi nombre; por lo visto, consideraba que tenía algo de «gancho» para atraer comentarios. Y una vez presentado, no le veo el menor sentido (y menos aún utilidad, una vez descubierto el nombre verdadero) a recurrir a un seudónimo. Y me perdonará que no le siga la ironía (ahora suya), o quizás sólo toque humorístico, por el camino de lo «ilustres» que todos somos en cuanto a nuestra progenie, unos con apellido y otros con seudónimo, pero todos dignísimos.
Un afectuoso abrazo, de verdad.
Me temo, don Arturo, que no he conseguido explicarme.
Todo empezó cuando algunos comentaristas, por descuido o ignorancia, empezaron, con toda seriedad, a equivocarse con su nombre. Muchos parecían pensar que se llama usted Ángel de Andrés. Era ese equívoco lo que a mí me divertía. Me divertía porque bastaba con hacer una breve búsqueda en Google, o con utilizar su alias (A de A) en lugar de barruntar a ciegas, para evitarlo.
Luego surgió el juego, de manera muy natural. Muchos nos dedicamos a cambiarle a usted el nombre, buscando los más improbables o menos frecuentes, como homenaje humorístico a los primeros y genuinos deslices. Nunca con maldad (al menos, nunca la hubo por mi parte). Nunca con intención de burla ni de menosprecio (ídem).
Yo no sé si soy infantil o maduro. Sé que me gusta jugar, sobre todo cuando el juego es inofensivo. Es además un juego del que también soy «víctima»: otros comentaristas y forenses (así me gusta llamar a los participantes del foro de km77) se dedican a inventarme nombres y apellidos que casen con la p y la s de mi seudónimo o apodo (Pancho es uno de los más recurrentes, pero hay otros mucho más rebuscados), sin duda con el muy saludable ánimo de tomarme el pelo amigablemente.
¡Qué larguísima explicación de algo tan banal! Pero merece la pena si así se disipa cualquier duda o malentendido, que nunca habría sido causado por una presunta espesura de usted (espesura de la cual dista usted mucho de ser sospechoso).
Considere su abrazo correspondido con el mismo afecto.
PD: a mí, «A de A» me gusta mucho.
Pancho, pelota!
PP va a ser su nombre, como siga así. Pues lo de Angel de Andrés es algo pegadizo. A pesar de que he leido probablemente casi todos los trabajos de D. Aarón publicados en Autopista y El Automóvil, he puesto Angel (queriendo poner Arturo) alguna vez. Mis disculpas al maestro.
Y con este llegamos al 95.
¿Pero A de A no signifIca Aaron de Antioquía?
Madre mía, cuan equivocado estaba.
Bueno, Arturo de Andrés no está tan mal, no me suena de nada pero tendré que conformarme.
En todo caso creo que el nombre que yo creía correspondía a tales iniciales se corresponde sin duda alguna con la madura seriedad, regia casi, de la que hace gala el periodista.
Bueno les dejo, que emiten los Pitufos en la tele y luego me voy a pegar una maratón de 20 episodios de Bob Esponja.
Al hilo de la explicación del Sr. González, aprovecho la oportunidad para explicar un par de cosas que creo plenamente comprendidas, pero por si acaso.
Como D. Arturo ha podido comprobar, los comentaristas del lugar somos ciertamente recurrentes y bebemos de la fuentes y principios de un foro único y singular. Cada uno aporta lo que sabe y se ha conseguido un ambiente particularmente amable en el que la participación persigue siempre algo positivo, ya sea desde el lado del conocimiento como desde el lado del entretenimiento, descarto cualquier tipo de mala fe, y casi pongo la mano en la vitrocerámica por ello.
Usted ha citado al carácter del serio González, Pancho el serio, que tanto da. Es hombre de ingenio y letras y tanto las cuida que de cuando en cuando se le atasca la expresión, yo tampoco entendí la frase que entresacó. Pero hay muchos otros y todos tenemos una función en su blog. Emprendeitor es la pared del frontón que le exige una vuelta más a las cosas. Guillermo, con quien mantiene una polémica abierta (recíprocamente desabrida en ocasiones) es quien se encarga de exigirle: usted está acostumbrado a llanear en una marcha larga de desahogo a un ritmo holgado de crucero. Guillermo le obliga a marchar a su velocidad, pero con una relación más corta, con mayor régimen de giro y más par y potencia. Le exige como un macho joven exige a un macho adulto. Croquetas no sé bien qué aporta, me resulta inclasificable, pero a mí me hace gracia. Slayer es un desalmado aparente con datos y no admite una imperfección. Joaquín tiene muchos kilómetros recorridos. Juan Antonio le evoca estampas en sepia. EJ25MT5 es pluma rápida que últimamente holgazanea. eledeluis, Valmhö, ZSQ… no puedo citarlos todos.
El hecho de que todos ellos vengan a su espacio y dejen en él su conocimiento, sus anécdotas, e incluso con su sentido del humor, es la prueba más inequívoca de que se ha hecho usted con el timón del lugar. Usted ya ha empezado a conocernos e identificarnos cómo somos y de qué pie cojeamos. Es usted un miembro del club. Enhorabuena, no vale para nada, pero es más agradable así, seguro que de vez en cuando sonríe, confiéselo.
Sólo por matizarlo, aunque supongo no era necesario.
Bienvenido, Sr. Bandrés.
JM
Gracias Sr. JotaEme. Por la perspectiva, por la redacción, por hacernos sonreir, por la presentación del grupo y por todo lo demás. Le aseguro que resulta imprescindible (al menos) para todos los que hemos llegado a los blog por «culpa» de Arturo, y nos estamos enganchando por la de todos los demás. Le hago responsable de su parte.
Hay que reconocer que el medio escrito no es el mejor para captar las ironías. Algunos ponen caritas de ésas (¿emoticons?) para reflejar sus aviesas intenciones. Servidora siempre se ha negado; lanzo el dardo y el que entienda que lo esquive…
El señor D. Arturo de Andrés se va adaptando poco a poco a este mundo forofo (¿foráneo? ¿foruncular?…) y va conociendo nuestras excentricidades y, quizá, redescubriendo las propias.
Por supuesto que todos los aficionados al mundo del motor conocemos su dilatada trayectoria y lo seguimos con devoto interés desde sus primeros y fabulosos artículos en la revista Marie Claire. Gracias a él puedo decir con orgullo que conduzco con estilo.
Y van 99.
Hola a todos.
Como representante de los participantes de los minutos de la basura, de los de relleno, de los valores residuales y de los Àlvaros C6 que participan en el blog yo también pido su redención, mosén Abundio de Andrés: discúlpenos por vacilar con su nombre. Dejaremos que usted nos marque los tiempos, don Arturo.
Mi colectivo y yo esperamos que siga en su línea.
[Además, era una ocasión única para perpetrar el post nº 100.]
Saludos desde Zgz.
Don JotaEme, muy bueno.
Espero que esta vez Aaron se de por aludido y no entre mas a los trapos que le colocan los desalmados machos jóvenes.
Me ha hecho Vd. reir, lo que tien un gran valor (expresado en en sugus, 259, lo que equivale a kilo y pico de los de fresa, que pesan algo mas por las pepitas).
Y vamos por 101, que además es capicúa.
Y Álvaro C6 que comparezca ante el tribunal de casación, presidido por doña Croq y su Croqmóvil
El relato muy bueno, pero dejame decirte que eres un capullo.
Estoy seguro que en mas de una ocasion una mierda de furgona te ha hecho sudar la gota para alcanzarle y solo has tenido huevos de adelantarle en una recta, pisar si, pero apurar no.
Tiene mas merito el de la furgoneta con 75cv que tu con tus coches de señoritín madrileño.
jo jo jo…
Cojo las palomitas y espero, que empieza la fiesta.
El comentario 102 contiene insultos. Propongo que se elimine.
Propongo además que nadie lo comente. Don’t feed the troll.
Propone usted muchas cosas, oiga. Leave Britney alone.
Croq.
Pídamelo llorando, bajo una sábana y apartándose el pelo con afectación adolescente y quizá, sólo quizá, acceda.
Me sumo a la petición de Don Pandoro(*), acerca de la eliminación del comentario 102 por contener insultos.
Saludos,
Gabriel.
(*) Disculpe mi atrevimiento Sr. González, pero no puedo evitarlo. Es éste su nombre, ¿a que sí? 😀
Hola a todos.
#101 Joaquín: Álvaro C6 está ocupado respondiendo a la consultas que van surgiendo sobre el C6.
#104 Pancho: Recuerda que aquí no suele haber moderadores, pero ya sabes que en nosotros siempre tendrás una apoyadura considerable 😉 a tus propuestas.
Saludos desde Zgz.
108, Gabriel, frío, frío.
109, Altro, es usted un poeta.
Para TODOS: No pueden ni imaginarse (perdón, espero que se lo imaginen) la satisfacción que me ha dado el tono de los comentarios pegados a partir del 94 en adelante. Que no tema «pgonzalezs» que no le haya entendido; desde un principio estaba al cabo de la calle del juego con lo del nombre; simplemente no le hacía ni caso porque hubiese sido como apagar una hoguera con gasolina; y, por otra parte, tampoco había realmente ningún incendio que apagar. Que me siga pareciendo un juego infantil no empaña para nada que sea innocuo y sin malicia; al fin y al cabo, quizás todos estemos un poco (y los más viejos, como yo, más) en la proustiana situación de «en busca del tiempo perdido». Sólo que en nuestro automovilístico ambiente, tal vez debamos sustituir a «las hijas de las madres que amé tanto» por «la nieta de la Giulietta que tanto amé» (y digo nieta, porque en su documentación sobre el nuevo modelo, los de Alfa Romeo se han «comido» traidoramente alguna referencia al modelo intermedio, también de propulsión, que compartía, más o menos, plataforma con el Alfetta y el 75). ¡Qué décadas automovilísticas las de los 50s, 60s y 70s!
En cuanto a lo de Ángel de Andrés, tengo claro que no se puede competir en popularidad con alguien que aparece asiduamente en la tele, y más aún cuando es segunda generación de actor con el mismo nombre; y tanto más aún cuanto que, aunque no sea más que por tonelaje, Ángel casi duplica mis 61,5 kilos de personalidad.
Respecto al sentido del humor, reconozco que me tira mucho más el clásico británico que el chascarrillo celtibérico. Pero que no se equivoque «el hombre de Subaru»: sin duda mi supuesta seriedad tendría que ser madura (por la edad), y tal vez regia (por lo de mi antepasado de Camelot), pero niego la mayor: de adusta seriedad, poca o nada. Humor británico, sin duda, pero al fin y al cabo, Camelot creo que andaba allá por Cornualles o País de Gales. Claro es que me refreno, porque pienso que el conductor del blog debe ser algo más prudente que el promedio de los comentaristas; por otra parte, cuando en ocasiones he sacadola la ironía a pasear, más de uno se ha mosqueado.
Como siempre, J.M. ha hecho un apunte magistral con su repaso al elenco de comentaristas. Pero, al margen del del retrato casi fotográfico de todos ellos, me quedo con esta frase, que realmenter me ha emocionado: «…se ha conseguido un ambiente particularmente amable,…, desde ellado del conocimiento, como desde el lado del entretenimiento». Y tal vez sea así, porque si bien ha sido un auténtico «ladrillo» el que nos colocado Exeo sobre el motorcito 1.5-dCi, no hay mejor ejemplo de lo que es profundizar, enseñando y deleitando, sobre el tema central de una entrada o prueba, sin necesidad de irse por las ramas de detalles marginales. Perfecto.
En cuanto a lo de haberme hecho con el timón, creo que ni siquqiera se trata de eso. Como ya he repetido, no me peleo por el orden picoteo, ni cosa parecida. Ahora bien, lo que sí tengo es el timón de elegir los coches de pruebas y su orden, y el tema de las entradas libres; pero nada más, y a partir de ahí, esta ventana de «Si lo desea puede escribir un Comentario» está abierta a todo tipo de puntualizaciones, comentarios, sugerencias, apostillas y, por supuesto, críticas, que a partir de este momento me da la impresión de que van a ser especialmente constructivas, por certeras que sean. Así que saludos a todo lundo, y hasta dentro de unos minutos, tal vez.
Pues sí que hemos tenido mala suerte con usted. A ver si encima de considerarle una referencia en casi cualquiera de los temas que toca… ahora nos va a caer medio bien y todo. No pensará que cuando lleguemos a su edad (cinco décadas de profesión… más dieciocho… me salen… «y me llevo una») vamos a estar corriendo la San Silvestre ¿verdad?. Y creo que dijo bien por debajo de la hora, el tío.
Juanjo tiene una furgoneta de 75 cv seguro!!!
Esta un poco quemao por lo que se ve…jeje
De todo hay en la viña de Señor.
Yo llevo la versión familia numerosa de la conocida Vito, alias Viano.
Es un juguete divertido, la V6. Suelen respetarme. No hago el tonto, llevo lo más preciado que tengo puesto.
Peeeeeeeeeeeeero siempre hay algún listo que me la quiere jugar, y en ese momento, gustosamente pongo los cerca de 2300 kg a jugar. Porque al igual que mucho loco de la colina hace el animal con la «fregoneta» (que por cierto, son los que más me respetan) hay mucho imbécil que cree que llevas un monstruo lento e inútil. Destacan, oh sorpresa, los taxistas.
Sólo por poner una pequeña nota, positiva y educada, a favor de estos cariñosos vehículos industriales.
Ciao,
Anda que no recuerdo yo la columna que habías escrito de la anécdota con el Porsche y la C15….
#115, sé que usted disfruta con la Viano V6 porque, en mi caso, llevo una Vito 115 CDI Larga 150CV suspensión neumática e Isotermo Normal (IN) color blanca y me lo paso como los enanos todos los días de la semana. Llevar la furgoneta el 90% de las veces con 700 Kg. y un montante de 3.000 Kg. es toda una experiencia en conducción agresiva. Sus 150 CV en autovía la lanzan a los 190 Km/h. con total tranquilidad y es un deleite la suavidad y el control de esta máquina. La posibilidad que te da Mercedes en personalizar la «oficina» de trabajo es de agradecer. Y es por ello, me decante por este modelo desde hace 15 años.
Una de mis múltiples anécdotas que llevo en el culo fue un día que, comiendo en un restaurante habitual con camioneros y comerciales conocidos, se acercó mi buen amigo Carlos y echó su mano en mi hombro y me dijo: Alvaro, mariconazo, el otro día me pasastes por lo menos a 200. El trailer se meneó de lado a lado como si fuese de papel. Mis risas se hicieron eco y tuve que disculparme diciendo que no es habitual mío y ese día tenía un cliente esperando……bla, bla, bla.
Imaginaros la sensación que puede soportar un conductor de un Porsche al ver pasar un obus blanco de tamaño extra por el carril izquierdo y tener que corregir la dirección ante sublime vendabal de aire repartido por la carroría del flamante Porsche. De hecho, poquitos (contados con los dedos de la mano) osan recuperarse de la mezcla entre sorpresa, susto y meneo que se les queda grabado en segundos en sus retinas.
Decir que estas velocidades de crucero se realizan en zonas con poco tráfico y en tramos conocidos de autovía. Esta mal, y no alardeo de ello, pero para conocer una experiencia hay que contarla.
#92, te quedaste corto, amigo. Muy corto.
lo que aprendi en 40 años es aselerar cuando es nasesario y alejarte de los perajiles ,y estar sienpre alerta ,a mi me chocaro 5 veses por estar parado en los cemaforos en toda mi vida y cuando voy a las chapa ni un rasjuño jajajaja