Suele decirse que el sentido común es el menos común de los sentidos, y como ocurre con muchos refranes y frases hechas, no le falta un poso de verdad a la manida frasecita. Siguiendo esta línea de pensamiento, quisiera comentar en esta entrada una serie de comportamientos que se aprecian en nuestro tráfico en los que el sentido común, o la más elemental lógica si se prefiere, brillan por su ausencia. Y no se trata de actuaciones que requieran una amplia experiencia de la carretera, un alto nivel de técnica de conducción o un coeficiente de inteligencia como para aspirar al Premio Nobel; muy al contrario, son situaciones tan elementales que al 99% de los que las ejecutan, si se les coge un minuto aparte y se les explica con tranquilidad lo que están haciendo mal, se dan cuenta al momento, se dan un cachete a sí mismos y dicen ¡cómo no se me había ocurrido! Porque tampoco se trata de que sean actuaciones con mala fe, causadas por el egoísmo, la soberbia, la prepotencia, algún complejo, la aplicación de la conocida ley del embudo o la pura y simple brutalidad. No; se trata, pura y simplemente, de actuaciones irreflexivas, a las que no se las ha concedido unos pocos segundos de raciocinio antes de realizarlas por primera vez, y han acabado quedando incorporadas al “modus operandi” de algunos conductores, como tantos otros defectos que encallecen con el uso.
Uno de los que más me llama la atención está relacionado, una vez más, con una utilización incorrecta del intermitente. El escenario es el siguiente, básicamente en una autovía, aunque también podría darse el caso en carretera normal, pero mucho menos; son tres vehículos los que entran en la maniobra: el nuestro, y otros dos que, al iniciarse la jugada, van más delante; por delante y por detrás de dichos tres, en algunos centenares de metros, no hay ningún otro vehículo. Por el carril derecho circula un primer vehículo, el más lento de los tres (con frecuencia puede ser un vehículo de transporte, camión o furgoneta), y por detrás suyo, a una cierta distancia pero ganándole terreno, un segundo vehículo (que suele ser un turismo, pero no necesariamente); y algo más atrás, ya por el carril izquierdo y claramente más rápido que cualquiera de los otros dos, vamos llegando nosotros.
Por la correlación de velocidades, nosotros vamos a alcanzar al segundo coche bastante antes de que él, sin que tenga tan siquiera que levantar el pie del acelerador, llegue a alcanzar al primero, salvo que dicho segundo coche se eche a la izquierda con mucho margen y nos corte el paso, para adelantar primero él; no sería una maniobra correcta, pero podría ocurrir, y de hecho ocurre con frecuencia. Pero no, el segundo coche se mantiene en el carril derecho, probablemente nos haya visto llegar y, puesto que ni pone el intermitente izquierdo ni tan siquiera inicia una aproximación progresiva a la línea discontinua (señal inequívoca de los que se meten sin señalar), damos por bueno que nos deja pasar antes que él, y que, siguiendo nuestra estela, luego adelantará a su vez al primer vehículo. Pero cuando faltan entre 15 y 40 metros para que nos emparejemos con este segundo vehículo, y sin variar su trayectoria hacia la izquierda lo más mínimo, ni tampoco acelerar, pone el intermitente izquierdo.
Momento de zozobra: ¿es que, en contra de lo que parecía, no nos ha visto llegar y se va a meter a adelantar, todavía relativamente lejos del primer vehículo? Nuestra reacción puede incluir, juntas o por separado, las siguiente maniobras: levantar, poco o mucho, el pie del acelerador, listo para saltar al pedal del freno; dedos de la mano izquierda a la palanca de luces para dar las ráfagas, y mano derecha al centro del volante para dar un bocinazo. Como es lógico, perdemos un poco de velocidad, con lo que la maniobra se alarga algo más de lo originalmente previsto; pero como dicho coche sigue correctamente por su carril derecho, seguimos progresando, aunque ligeramente mosqueados, hasta rematar el adelantamiento.
Y por el retrovisor observamos cómo, una vez que nosotros le hemos adelantado, dicho segundo coche se echa a la izquierda, nos sigue y adelanta a su vez al primero. Todo correcto, excepto por una cosa: ¿por qué demonios dio el intermitente izquierdo cuando todavía nos faltaban unos pocos metros para alcanzarle, creando una situación de incertidumbre?; porque si pone el intermitente es porque se va a meter delante nuestro. Pues no, lo da para avisarnos, se supone que a nosotros y también al primer vehículo, de que él también va a adelantar, pero una vez que nosotros ya le hayamos adelantado a él. Y en esos pocos segundos de dar el intermitente antes de tiempo (a mí me cabe la duda de si es necesario darlo, puesto que el primer vehículo circula correctamente por el carril derecho) radica el error garrafal. Y es que, vamos a ver, ¿a mí qué me importa si él va a adelantar luego al camión o no, a condición de que me haya dejado pasar?; no me importa para nada, ni dicha información tiene la menor relevancia para mí. Y de hecho, tampoco para el conductor del camión, al cual, con la autovía despejada por delante suyo, le da exactamente igual que le adelanten uno o dos coches. Pero la obsesión de que siempre hay que dar el intermitente es la causante de que, para no darlo un poco tarde, cuando ya se esté desviando a la izquierda para situarse detrás nuestro y realizar su adelantamiento, lo que hace es engañarnos a nosotros y crear una situación de incertidumbre que lo único que consigue (aparte del sobresalto) es alargar innecesariamente la maniobra de ambos.
Una variante similar, en cuanto a la obsesión de dar el intermitente, venga o no a cuento (al margen de cumplir con una norma genérica), la pude observar hace unas semanas. Carretera normal de dos sentidos de marcha por la misma calzada, recta llana y despejada, sin más tráfico a la vista (y se veían muchos cientos de metros por delante y por detrás) que los tres protagonistas: un ciclista, una conductora joven y yo. Adelanto más que desahogadamente a la chica y, sin abatirme a la derecha (no venía nadie de frente, y así no le tapaba a ella la presencia del ciclista, si es que no lo había visto ya) rebaso también al ciclista, y vuelvo a la derecha. Y por el retrovisor observo cómo ella da su intermitente izquierdo y adelanta al ciclista; lo que ya no me fijé, porque no me importaba, es si volvió a dar el intermitente derecho para retornar al carril derecho, porque eso es lo de menos. Me pregunté: ¿a quién ha señalado la maniobra de adelantamiento con el intermitente izquierdo? Detrás de ella no venía nadie, yo ya había adelantado al ciclista e incluso estaba ya de retorno al carril derecho y, habitualmente, los ciclistas no llevan retrovisores. Sin duda, un simple automatismo: me desvío y cambio de carril para adelantar (en realidad, ninguno de los dos hicimos un cambio de carril completo, sino que dejamos un más que suficiente hueco hasta el ciclista), luego previamente tengo que dar el intermitente.
No estoy en contra de los automatismos conduciendo, a condición de que sean necesarios, como reflejos condicionados, para salvar una situación potencialmente peligrosa; por ejemplo, un contravolante si la zaga se nos desliza al pisar gravilla, hielo o una mancha de aceite. Pero el automatismo innecesario, en mi opinión, es renunciar a una conducción atenta e inteligente, descargando en dicho automatismo la responsabilidad de resolver las situaciones a medida que se van presentando, una a una.
Otra maniobra curiosa, también típica en autovía, es la del vehículo claramente más lento que nosotros, al que alcanzamos cuando ya se ha desviado a la izquierda para adelantar a un tercero todavía más lento que él. Nos quedamos detrás, ni le achuchamos ni nada; pero él, con la mejor buena voluntad del mundo, es consciente de que nos está frenando en nuestra marcha, más rápida que la suya. Lo malo es que entra en juego un cuarto vehículo, también más o menos igual de lento que el tercero, y que circula unos 80 o 100 metros por delante de este último. Y entonces a nuestro hombre (o mujer), se le plantea una duda existencial: ¿adelanta a uno, se aparta y nos deja pasar, y luego remata su adelantamiento al cuarto vehículo, o sigue por la izquierda y se aparta una vez realizado el doble adelantamiento?
En el primer caso, es posible que tuviese que retener un poco su marcha al meterse entre los dos adelantados, porque la distancia entre ellos no es mucha, y apartarse, que nosotros le pasemos y volver a la izquierda requiere más tiempo y distancia del disponible sin levantar el pie. Y en el segundo caso, le agobia un poco llevarnos detrás suyo hasta acabar el doble adelantamiento; lo de pisar más a fondo durante 200 metros para resolver el asunto ni se le pasa por la imaginación, por supuesto. Así que, como persona educada que es, opta por una vía intermedia: se abate un poco a la derecha, a caballo de la línea discontinua, como para indicar su buena disposición para dejarnos pasar, pero no lo bastante como para que lo hagamos, y cuando ya está 15 metros del cuarto vehículo, se vuelve a poner a la izquierda, adelanta y, finalmente, se aparta del todo. Si no se va a apartar del todo, ¿a santo de qué viene esa media maniobra de apartarse pero no del todo, que sólo puede dar lugar a malentendidos y quizás a un accidente, si nos decidimos a aprovechar ese casi inexistente hueco que nos deja? Lo que debería hacer (y algunos lo hacen) es, entonces sí, mantener el intermitente izquierdo funcionando durante toda la maniobra, y el coche claramente en el carril izquierdo; y el que venga detrás (o sea, nosotros) aguantamos unos segundos hasta que remate, porque para algo iba él delante.
Más frecuente todavía, y potencialmente más peligrosa aún, es una maniobra muy habitual en las autovías de circunvalación de las grandes ciudades; en dichas vías es frecuente que, en unos tramos de entre como poco cien y como mucho trescientos metros, los carriles de incorporación y de salida de un nudo coexistan en un carril de servicio adjunto al más lento de los dos o más de utilización normal. En esa situación, observamos con frecuencia que, cuando coinciden dos coches realizando simultáneamente ambas maniobras, el que va a salir de la calzada principal, que lógicamente llega algo más rápido que el que acelera para incorporarse, se empeña en seguir a todo trapo y salir, pero por delante del que se incorpora; en ocasiones, esto le lleva a tener que hacer una salida muy brusca porque se le acaba el carril al que todavía no ha accedido del todo, salvo que el que se incorpora haya frenado, pierda velocidad, y le haga hueco para poder salir sin problemas.
No me he molestado en ir al Código y desentrañar lo que pueda decir (si es que lo dice) acerca de cómo resolver esta situación concreta; y es que, en el fondo, me da igual lo que diga. Ya he comentado en más de una ocasión que lo ideal sería que el Código fuese la plasmación directa de la lógica y el sentido común aplicados al fenómeno del tráfico; porque se trata, como en este caso, de resolver situaciones comprometidas tomando la decisión en décimas de segundo. Y si la decisión es errónea, aquí no hay goma de borrar para eliminar lo equivocado y empezar otra vez; como bien rezaba el título de aquella antigua serie sobre tráfico que hizo Paco Costas en TVE, en el tráfico no existe “La Segunda Oportunidad”.
Cada vez que veo realizar esta maniobra, me pregunto lo que está pasando por la cabeza de quien realiza una maniobra tan arriesgada para él y para los demás. Si el que va a salir tendrá que frenar, un poco antes o un poco después, porque al acabar el carril de salida suele haber una curva, o con frecuencia un “Ceda el paso”, ¿de qué le sirve salir tan rápido, para tener que acabar frenando, pero más fuerte, unos cuantos metros más adelante? Y si el que se va a incorporar necesita ganar velocidad, para entrar con seguridad en el flujo circulatorio, ¿por qué obligarle a frenar, para que luego tenga que reacelerar con mucha mayor violencia? Como ya he dicho, en muchas ocasiones (aunque no todas) esto se realiza de modo automático, sin mala voluntad, simplemente por no haberlo racionalizado previamente; porque si se ha pensado una sola vez, ya sirve para toda la vida. Yo creo que, al menos en muchos casos, el que va a salir se deja engañar por la impresión de que, cuando se sitúa más o menos emparejado con el que entra, todavía lleva ventaja de velocidad, y se dice “bueno, ya le paso, y luego que salga él”; pero lo que no razona es que, mientras piensa esto, él mismo ya está levantando el pie, para no salir demasiado rápido, mientras que el otro va pisando fuerte, para ganar velocidad. Y la diferencia de ambos velocidades, en uno o dos segundos, se invierte: él deja de ganar ventaja, y los metros de carril común van desapareciendo. Y entonces, ya por cabezonería, y porque lleva el coche un largo por delante del otro, se empeña en seguir acelerando hasta poder cortarle por delante, con el riesgo antes señalado de tragarse la baliza de separación entre la vía principal y el carril de salida. Una gran parte de los accidentes en este tipo de vías es por este tipo de salidas tardías (en ocasiones, sin que haya un coche que se incorpora, sino por simple distracción y querer salirse cuando ya es tarde).
Cambiemos de escenario: es de noche, y en carretera antigua, de doble sentido sobre la misma calzada. Trazado más o menos rectilíneo, poco tráfico, y dos coche circulando en sentido contrario, con un cambio de rasante de por medio. Lo lógico sería que ambos fuesen con las luces largas, que es como se debe ir si se quiere ver a suficiente distancia; pero incluso esto no es relevante para lo que quiero explicar. Lo que cuenta es que, poco o mucho antes de llegar al rasante, primero uno y luego el otro cambian a luz de cruce, porque sobre todo si venían en largas, estaban sobre aviso de que de frente les venía otro vehículo. Éste es el punto de partida: dos coches llegan de frente, de noche y en cruce, a un cambio de rasante. Pero, en la inmensa mayoría de los casos, no se produce la rara coincidencia de que se crucen justo en el rasante; por pocos o bastantes metros, uno de los dos llega a la cresta antes que el otro. Y por una sencilla razón, para comprender la cual no hace falta haber estudiado mucha Física, el que llega antes deslumbrará, durante un par de segundos, al que todavía no ha llegado, ya que su coche apunta hacia arriba, el otro está más abajo, y esos pocos grados inclinación hacia abajo que llevan las luces de cruces son insuficiente para eliminar el deslumbramiento; y eso aunque lleven reglaje automático de alcance como en los faros de xenón, porque el sistema no es tan listo como para adivinar la llegada al rasante. Por el contrario, el que llega más tarde, nunca podrá deslumbrar al otro, porque sus luces de cruce apuntan ligeramente hacia abajo respecto a la zona plana (que no horizontal) por la que está subiendo, y al otro incluso le protege el cambio de rasante.
Pues bien, en muchos casos, al que llega más tarde esto no le entra en la cabeza, y se pone a darle ráfagas como un desesperado al que acaba de coronar, cuando el pobre no tiene la culpa de una situación geométrica absolutamente fuera de sus capacidades. Y de nuevo me pregunto: ¿hará falta ir a estudiar a Salamanca para comprender esto? Cuando veo que otro coche va a llegar al rasante antes que yo, frunzo el entrecejo y miro hacia mi cuneta, porque sé que, en cuestión de segundos, voy a tener una situación transitoria de deslumbramiento. Otra cosa es cuando observas que el otro mantiene las luces largas, y las sigue manteniendo, aunque se nota que ya está muy cerca del rasante: en tal caso, el fogonazo que te pega es todavía mucho peor, y sin justificación alguna, porque al saltar el rasante, llevar las largas no le sirve de nada, porque iluminan el cielo, no la carretera.
Todavía existe otra variante de lo anterior, pero cambiando carretera por autovía, y rasante por curva. En buena parte de las autovías, y en casi todas las autopistas de peaje, suele haber un seto vegetal de separación entre ambos sentidos de marcha; seto que, en ocasiones, es lo bastante alto y tupido como para independizar por completo ambos sentidos de marcha en el aspecto de iluminación, incluso cuando dos vehículos se cruzan manteniendo las luces largas. Pero lo normal es que, a pocos desniveles que haya en el trazado, en luces largas se moleste al de enfrente; en el caso de cruzarse en línea recta, no hay lugar a dudas: hay que poner cruce, y listo. Pero, así como en el caso anterior existía un rasante, en este caso existen curvas; y no es lo mismo tener que trazar a izquierdas que a derechas.
Si lo hacemos a izquierdas, nuestras luces largas se van perdiendo hacia el campo, tras de iluminarnos un tramo de la curva que estamos trazando, y no inciden en el sentido contrario de marcha hasta estar prácticamente cruzándonos con el coche de enfrente. Por el contrario, si nos toca trazar a derechas, nuestras luces largas nos iluminan la curva, penetran en la mediana y van a darle en los ojos al conductor del vehículo de enfrente; quien por si fuera poco, va mirando directamente hacia nosotros para trazar su curva. Por ello es razonable que quien traza a izquierdas pueda aguantar las largas durante unos segundos más que el que traza a derechas, sin que por ello moleste lo más mínimo al otro. Pues esto es algo que les cuesta entender a muchos conductores, que cuando toman una curva de autovía a derechas y dan cruce porque de frente les viene otro, quieren que ese otro dé cruce a la vez que lo hacen ellos, aunque todavía no les moleste, sin darle la oportunidad a que lo haga algo más tarde, antes de molestar, pero viendo la calzada con más seguridad durante un cierto tiempo.
Finalmente, hay otro comportamiento que puede ser comprensible por la situación de nerviosismo en la que se produce, pero que puede tener consecuencias graves, ya que atenta frontalmente contra la seguridad vial. Me refiero, muy especialmente cuando se produce en una autovía o autopista, a la tendencia que tienen algunos conductores, cuando tienen una avería o un pequeño incidente con otro coche, a pararse prácticamente en el lugar en el que tiene lugar dicho incidente, en vez de apartarse al arcén derecho en cuanto haya ocasión, lo que muchas veces puede hacerse con la inercia que le queda al coche o incluso con su propia propulsión, cuando la mecánica no ha quedado inutilizada del todo, o en nada. Pero hay cierta tendencia a frenar, y quedarse en los carriles centrales o el de más a la izquierda, si el problema ha surgido allí, sin darse cuenta de que se puede organizar una muchísimo más grave de la que ya ha ocurrido.
Salvo en los casos en los que haga falta levantar un atestado, porque ha habido un accidente muy grave (e incluso en tal caso me parece a mí que lo fundamental es la seguridad del resto del tráfico), no hay razón para no apartar el o los coches al arcén, y luego vendrán las discusiones para lo del seguro, si ha sido un “toque”; porque de no tenerlo filmado, quedarse parado unos pocos metros más allá no aporta nada que no lo digan las marcas en los propios coches. Y si es una avería, si el coche no se queda clavado por haber bloqueado la transmisión o algo similar, ya es raro que no se puedan poner los intermitentes de emergencia y, con la propia inercia o propulsión, desplazarse con cuidado hacia el arcén. Pero hay gente que es capaz poco menos que de ponerse a cambiar una rueda pinchada en el carril izquierdo, por aquello de no rodar unos metros de más con la rueda pinchada, para no estropear más la carcasa. Ya digo que, en esos momentos de nerviosismo, es comprensible; pero si se tiene la idea fija de que lo fundamental es apartarse, y luego ya veremos, es mucho más sencillo reaccionar que si hay que ponerse a pensarlo en el momento en el que nos ocurre el incidente, sea éste cual sea.
El primer caso que ha descrito es muy típico en el Reino Unido, y con toda justificación: las autopistas (en su inmensa mayoría, y todas las que conozco en Inglaterra) tienen tres carriles por sentido.
Así, el vehículo que está inmediatamente detrás del camión le indica al coche de detrás: «pásate al tercer carril, para que yo pueda usar el segundo y adelantar también». Y le aseguro que el sistema (ignoro si está recogido en el Highway Code, pero lo dudo) funciona: el coche que viene por detrás bien se pasa al carril más rápido o nos dará ráfagas, no para recriminarnos, sino para invitarnos a pasar.
En vías de dos carriles por sentido, no siempre será posible determinar con certeza cuál de los dos turismos debería adelantar primero. Pongamos que el turismo más rápido, que viene por detrás (llamémosle A), circula a 120 km/h; el otro turismo (B), a 100 km/h; y el camión al que pretenden adelantar ambos, a 80 km/h. ¿Qué es más legítimo? ¿Que el turismo A prosiga su marcha sin alterar su velocidad, posiblemente obligando a B a frenar hasta cerca de 80 km/h, detrás del camión? ¿Que el turismo B adelante, obligando al turismo A a frenar hasta cerca de 100 km/h?
Me temo que la respuesta dependerá de los metros que separen a los tres vehículos, y quizá sea demasiado difícil de determinar con exactitud en apenas unos segundos (o fracciones). Para mí, la conducta adecuada es anticipar la maniobra propia y tratar de prever la del prójimo, dejando siempre un amplio margen de seguridad. Y, sobre todo, ser comprensivos con los errores ajenos (o lo que nosotros hemos interpretado como errores); si uno concede márgenes de seguridad amplios, no deben de tener efecto (en casos como este que comento) más allá de una leve incomodidad.
No he sido capaz de leer todo el artículo porque, aparte de ser extremadamente largo para mi gusto, al llegar al segundo caso que cuenta me quedé boquiabierto y tuve que parar. ¿Cómo se puede criticar a alguien por señalizar un adelantamiento cuando nadie lo ve? ¿Realmente usted cree que tener ese automatismo puede perjudicar en algo a alguien? ¿Le parece a usted mejor tener que pensar en cada ocasión si otros usuarios de la vía están o no mirando sus maniobras? ¿Es usted capaz de hacerlo con un 0% de errores?
El primer caso que cuenta es totalmente diferente, porque encender el intermitente antes de tiempo sí que crea confusión.
He de confesarle que aun conduciendo por el desierto daría el intermitente al hacer un giro. Y no es un acto automático, es que girar sin intermitente me da el mismo repelús que salir a la calle descalzo o peor aun: ¡desnudo!
¿Cree usted que debería hacermelo mirar?
En cuanto a la coincidencia de salidas e incorporaciones en las autopistas estoy totalmente de acuerdo, cuando salgo tiendo a ceder el paso a los que quieren entrar, salvo que estos vayan muy lentos. Pero siempre me queda la duda si de esta manera no estoy entorpeciendo a los que vienen detrás de mí.
Hablando de carriles de aceleración, no ha comentado nada de aquellos que ignoran porqué se llaman así y pretenden incorporarse a 60 km/h a la autovía.
Ni de los que debiendo ceder el paso en una intersección, salen a destiempo para luego ir pisando huevos ¿si no tienen prisa, para qué se saltan una prioridad?
Voy a comentar dos párrafos solamente aunque me he leído todo porque me parecía interesante. Yo soy de los que señalizan con el intermitente aunque esté sólo en el medio de una carretera de montaña y de noche, sabiendo casi al 100% que no vendrá nadie por la ausencia de luces ajenas. Fui cogiendo la costumbre poco a poco tras casi haber ocasionado un accidente en una situación similar, una moto se acercaba hacia mí y yo, aún mirando hacia ambos lados con detenimiento no la vi. Si hubiese puesto el intermitente (por automatismo, ya que por «lógica visual-auditiva» pensé que estaba sólo) el motorista sabría hacia donde iba a girar yo y no le causaría el susto de su vida. Lo sentidos a veces pueden engañar, dejemos actuar al automatismo y por lo menos que no le falle el sentido de la vista al que nosotros no vemos y que sí nos vé a nosotros.
Con respecto a las entradas-salidas de autovías (o cruces en X como le llamamos por aquí), es un tema peliagudo. Lo más importante es analizar a lo lejos la velocidad de entrada y salida de los vehículos. Pongámonos en las dos situaciones, ¿cuál nos crea más esfuerzo o miedo realizar?. Yo creo que es más complicada la de incorporación, tenemos que estar atentos a acelerar para ganar bastante velocidad pero al mismo tiempo de girar a la izquierda porque sino acabaremos saliendo por la salida. Y todo en un corto espacio de tiempo y espacio (en la mayoría de los casos). Luego yo creo que es mejor dar preferencia a los que se incorporan ya que saliendo se tiene más control sobre la situación, básicamente sólo hay que poner un intermitente para advertir a los que vienen detrás y frenar. Siempre será más fácil frenar que acelerar. Pero no debe ser una norma general ya que algunos se incorporan muuy despacio y es mejor rebasarlos y salir primero nosotros. Lo peor que puede suceder es que vayamos paralelos y nadie se decida, algo como cuando caminamos frente a alguien por la acera y los dos giramos a ambos lados al mismo tiempo una y otra vez y a al final casi acabamos chocando.
Se levantó con mal pie hoy…
Esta entrada no parece suya.
Menos mal que llega el sábado.
Un saludo.
Después de leer el texto paso a darle mis impresiones.
En el primer caso, el conductor le está haciendo saber que a la velocidad que ruedan tanto él como usted, se pegará demasiado al camión que tiene delante, por lo que le indica que o bien acelere ligeramente para acelerar el adelantamiento o bien levante el pié para dejar incorporarse al coche que está en el carril derecho esperando a adelantar.
En el segundo caso, veo totalmente lógico poner el intermitente aunque (parezca ) que no haya nadie que lo vea. Si tengo la oportunidad le pondré ejemplos de procedimientos tanto en el sector aeronáutico como en el ferroviario para actuar de este modo durante la jornada del 22 o 23 de Septiembre, pero básicamente es más sencillo tener ese automastismo que perder la concentración decidiendo si es menester ponerlo o no.
En el tercer caso, suele corresponder con un vehículo que no puede (camión, caravana..) exceder cierta velocidad, o su conductor no quiere acelerar momentaneamente su marcha por miedo a que le pillen radares maliciosamente ocultos o el mísmisimo helicóptero de la DGT a mil pies de altura. Como anda justo de velocidad no quiere arriesgarse a meterse de nuevo a su derecha, ya que toda la cola que está formando durante su maniobra no le dejará de nuevo incorporsarse al carril derecho, por lo que aplica el principio, para que llore mi madre, que llore la tuya.
Para el cuarto caso, el de la incorporación, hay varios motivos.
1. Mucha gente no pone el intermitente, por lo que se desconoce de antemano si se va a incorporar a la izquierda o va a seguir por el carríl de aceleración, deceleración para salir de nuevo por la siguiente salida. Esto vale también para el que quiere tomar la salida
2. Seguramente y si se trata de un coche de alta gama, el conductor/ra, no tendrá bluetooth, por lo que estará hablando con el movil y ni se habrá fijado que hay un coche que quiere girar a la izquierda para tomar la salida.
3. La gente no sabe que puede acelerar hasta 4,000 rpm en diesel o 5,000 rpm en gasolina, para facilitar la transición de los coches que entrán con los que salen.
Para los demás puntos no tengo nada que añadir
Ráfagas, GTO.
Estoy de acuerdo con toda la entrada, que me parece acertadísima, y creo debería leer todo el mundo, salvo -al igual que 2 gauffre- en la segunda de las situaciones descritas. Creo que la ventaja de saber que, si un día no vemos a alguien, nuestro cambio de carril no será ningún problema debido a nuestro automático accionamiento del intermitente momentos antes del giro; compensa de sobra la desventaja que supone «encenderlo» cuando nadie nos observa.
En general estoy bastante de acuerdo en todo. El tema de los intemitentes casi se podria resumir diciendo que, en general en nuestro pais, cuesta, y mucho. O se pasan o no llegan. Los hay que no los ponen para nada y los que los pònen para todo: Y es que se confunde el adelantamiento con el rebasamiento, que, aunque se parezcan no es lo mismo. El caso del ciclista es es un ejemplo bien significativo; es harto frequente marcar intermitentes para, digamoslo bien,rebasar ciclistas. Yo en mi caso,lo tengo clarisimo. Si la situacion no requiere un cambio de carril, no marco intermitente.
Estos automatismos vienen dados muchas veces, por la mania que tiene el ser humano en que las cosas sean rutinarias. Hay gente, para la que, 2+2 SIEMPRE tienen que sumar 4. Y en la conduccion, como en tantas otras actividades, a veces, 2+2 tienen que sumar 3, porque si no las cosas no salen bien o no salen todo lo bien que podrian salir. Piensan, si una vez puse el intermitente ahora tambien debo poner-lo… NOOO !!. En la conduccion no hay ninguna situacion igual a otra, aunque si parecida o muy parecida y es el conductor es debe tener el racionicio proclamado por A.deA..
Lo que comenta de las paradas incorrectas en el arcen les podria contar mil casos que he visto en mi trabajo » apatrullando» autopista, pero tampoco les quiero aburrir. Ahondando en el caso de la parada en arcen,es tambien muy frecuente que cuando se quieren volver a reincorporar al carril despues de la parada, lo hacen de golpe; del arcen al carril. De golpe, en lugar de acelerar unos cuantos metros por el susodicho arcen, y claro, luego vienen los frenazos y/o golpes de volante para cambiar de carril bruscamente de los que vienen detras, acompañado ( posiblemente) de algun » Me cago en..» de turno ( con toda la razon del mundo). Cuando no que son » empitonados» por detras.
Despues de verlo visto hacer bastantes veces, incluso avisandoles antes de arrancar de que aceleraran por el arcen un rato, he llegado a la conclusion que mucha gente no tiene consciencia del peligro. Sin mas.
Por el mismo motivo, hace ya años que circulo siempre con las luces de cruce encendidas.
Especialmente de acuerdo estoy con lo peligrosas que son las detenciones, incluso cuando se realizan en el arcén. Casi todos los años oímos que alguien ha sido arrollado mientras se hallaba parado en uno de estos arcenes. Creo que casi todos hemos pisado alguna vez la línea derecha… Y cada vez me resulta más frecuente ver marcas de frenadas, a veces de camión, que han invadido el arcén derecho. En mi opinión, y aún en el caso de que perjudiquemos la posible elaboración del atestado, todo lo que se tenga que hablar mejor al otro lado del guardarrail, y si nos podemos alejar diez metros, mucho mejor.
Y creo que Arturo podría haber añadido los metros a los que colocamos los triángulos para avisar de nuestra presencia a los que vienen a «cientoveinte».
No ha comentado usted el caso del conductor permanente en el carril central (en carreteras de 3 carriles).
Ayer mismo realice el trayecto Santander-Bilbao (ida y vuelta), hay varios tramos de 3 carriles.
4 veces las misma situación; yo a 120 de regulador, alcanzo a otro «conductor» que va porque sí permanentemente en el carril central. Yo me acojo a ser un «justiciero» como comenta usted, y me niego a adelantarlo por el izquierdo, asi que me quedo detras suyo con un par de destellos al otro conductor. Pues bien, en tres de los casos, termine adelantando por el carril izquierdo por aburrimiento (de la pitada no se salvaron).
Por dios, autoescuelas y examenes como debe ser, que enseñen a la gente a circular y a no molestar a los demas usuarios de la via
#11, lo del carril derecho es una causa perdida.
Sr. AdeA, el intermitente nunca sobra. ¿Puede asegurar al 100% siempre que no hay otro usuario de la vía al que no haya visto?
En relacion al primer caso le diré varias cosas:
-Si no había mas vehículos en las inmediaciones nada justifica que usted se aproximase por el carril izquierdo. Como bien sabe debería circular por el carril derecho y señalizar y desplazarse al izquierdo en su momento. De hacerlo asi lo mas posible es que él pusiese el intermitente antes que usted y por lo tanto adelantase primero al vehiculo lento. Llegar por la izquierda desde el horizonte a una velocidad mayor que la media intimida y obliga a frenar a algunos vehículos que no saben si tendrán tiempo para hacer su adelantamiento antes de que llegue el «izquierdista» dando largas.
Por otro lado yo interpreto que el vehículo que señalizo su intención de cambiar al carril izquierdo para adelantar al vehículo mas lento de los tres, lo hizo correctamente. Para empezar porque las maniobras por lo general se señalizan con suficiente antelación, y para acabar porque lo mas seguro es que quisiese decirle a usted que estaba alcanzando un vehículo mas lento (por si no se habia dado cuenta o por si habia calculado mal) y que no le hiciese la pirula de hacerle frenar por rebasarlos usted en un momento inoportuno.
Salu222
Hola a todos, nunca me había decidido a escribir en un blog de Km77.com, aun siendo parada obligaroria para mí su lectura cada vez que enciendo el ordenador, sobre todo de los foros y mas aun los comentarios. Me decido a escribir sobre el tema de los carriles de aceleración ya que estoy enojado por un problema reciente en el que alcencé un vehículo que me precedía, siendo culpa mía, al darle yo por detrás, pero también es cierto que me dieron ganas de extrangular al «pobre novato» o al maldito porfesor de autoescuela que le daría la orden, o incluso si es que le pisó el freno, cosa que no me extrañaría, desde entonces duplico o triplico la distancia de seguridad longitudinal y transversal con los coches de la «L». La cuestión es que yo iba detrás suya y al incorporarnos al carril de aceleración, como es lógico empezamos los dos ha acelerar y justo cuando llegó el momento en el que tienes que mirar por el espejo para recopilar información sobre el tráfico de la via principal para tomar la decisión «acelero a tope», «voy bien así» ó «levanto un poco el pié», frenó en seco literalmente… me lo comí con patatas.
Menos mal que sentí un «dejavi» y por el ravillo del ojo me pareció ver las luces de freno y la cosa no quedó mas allá de los parachoques. Pero el amigo tenía mas espacio que de sobra para salir sin ningún tipo de problema.
Un dia que iba circulando por una avenida con una hormigonera (38 toneladas que casi no se ven) el coche que me estaba rebasando vio a alguien en la acera. En ese momento se cambio de carril, se me puso delante y clavo los frenos para parar a saludar. Me dio el tiempo justo para frenar, chirriando ruedas y dejando unas marcas en el asfalto bastante negras, por que la hormigonera era bastante vieja, sin abs, y ademas tipo trailer. El tipo del coche se quedo blanco cuando se dio cuenta de lo que acababa de hacer, y yo estaba seguro de que iba a chocar, quede a menos de medio metro de el. Desde ese dia confío en el sentido común de la gente tirando a poco.
En cuanto a la conductora joven de los intermitentes, en todo caso es mejor que los ponga siempre a que no lo haga nunca, dado que hay gente que parece que funciona con lógica de la de SI o NO, la lógica difusa no va con ellos.
Lo demás amen.
15 Valmo: Yo hace tiempo ue circulo dando por supuesto que todo el resto del trafico van mal y desde luego desconfiando totalmente de su sentido comun o capacidad de racionicio; si luego resultan que eran mejores de lo que pensaba,perfecto. Es triste pero es asi. Y las veces que voy en moto la misma firma de actuar multiplicada por mil.
Estoy deacuerdo en todo los que comenta. Hablando de premios, son casos de para entrar en los Premios Darwin. Aunque recuerde que como conductores, todos tenemos mas posiblidades ser candidatos a los mismos.
Me parece completamente acertado el contenido del blog.
En lo referente al uso de los intermitentes, creo, al igual que D. A de A. que deben emplearse cuando aporten información a los demás sobre nuestras intenciones, y esa información sea relevante para su conducción. Señalizar un giro con el intermitente cuando nadie puede verlo, no es ni mucho menos incorrecto, pero es inútil, y si me apuran, ineficiente.
La conducción es una actividad que requiere la máxima concentración, y aunque la práctica nos lleva a automatizar muchas acciones (p.e. la mecánica del juego de pies y manos para realizar un cambio de marcha), no por ello se debe perder la referencia del entorno.
En alguno de los comentarios se ha indicado que siempre se señaliza con el intermitente determinada maniobra, incluso aunque no se sepa si alguien puede recibir esa información que queremos transmitir. En ese caso, si no estamos seguros de que alguien pueda ser receptor de nuestras intenciones, mejor no realizar la maniobra. El señalizar con los intermitentes algún desplazamiento no nos da el derecho a realizarlo, ni nos otorga prioridad de forma automática. Por tanto, si lo hacemos sólo por si acaso, es posible que en algún caso nos llevemos una sorpresa. Por contra, si estamos seguros de que no hay nadie al que nuestra maniobra pueda perturbar ¿para qué la indicamos?
En estos blog ya se ha hablado en más de una ocasión sobre «conducción eficiente». Yo ampliaría ese concepto a todo lo que rodea al manejo del automóvil.
Un saludo.
En el caso de la chica con el ciclista creo que la chica lo hizo bien.Hay veces que un coche se quiere incorporar desde un carril de tierra a la carretera,y tu no lo ves;poniendo el intermitente te quitas de lios!
A veces la búsqueda de la excelencia nos impide perder un poco de vista el sentido común.
Pretender que veinte millones de conductores conduzcan permanentemente con la máxima concentración, tengan una vista perfecta y disciernan en todo momento hasta que punto es necesario el intermitente, supone sin duda una búsqueda de la excelencia un tanto ingenua.
Comoquiera que de esos veinte millones un alto porcentaje va medio agobiado porque llega tarde, otros no tienen la vista infalible del águila, otros van pensando en los problemas del trabajo o de la familia que han de afrontar, casi que, dado el poco trabajo que cuesta darle a la palanquita del intermitente, asequible hasta para el más perezoso, yo sería partidario no sólo de su obligatoriedad, sino de vigilarlo y perseguirlo hasta el extremo de darle con una varita en las manos al que no lo haga, incluyendo entre los infractores a aquellos que lo usan justo cuando ya han iniciado la maniobra y no antes. A mí (y a muchos que van de sobrados también) me pasó algo parecido a lo que cuenta Javi King, pero desde los dos puntos de vista: como conductor de coche, una moto que no ví, que bien pude causar un accidente y como motero múltiples sustos por el mismo motivo. «Me tienes que perdonar, pero no te vi».
Con respecto a las incorporaciones que coinciden con salidas, pienso que el carril de aceleración es para acelerar cuando se vislumbre un hueco que nos permita adecuar nuestra aceleración al mismo, no para acelerar alegremente y «hacernos el hueco» sobre la marcha y por supuesto, el vial al que nos incorporamos, por el que circula tráfico a una cierta velocidad, no debe verse perjudicado por peligrosas deceleraciones provocadas por los que se quieren incorporar. Evidentemente, cuando el tráfico es denso el sentido común unido a la buena educación nos llevarían a hacer «la cremallera» e ir alternando los que entran y los que salen. Por desgracia la buena educación es aún más escasa que el sentido común y sobre todo en las grandes ciudades, donde el «geta» reina sobre las demás especies, este tipo de convenciones son practicamente imposibles.
En lo relativo a las luces y los accidentes, totalmente de acuerdo con el Sr. de Andrés.
Por lo que veo, muchos de los comentarios no están de acuerdo con el Sr. de Andrés en el caso de los intermitentes. Sin embargo, tengo la sensación de que el razonamiento mayoritario es que accionar los intermitentes de forma automática tiene más ventajas que inconvenientes. Vamos, que lo vienen a decir ustedes es que, como la mayoría de los conductores son un poco burros, mejor que no piensen mucho, que si no no lo van a hacer bien. O dicho de otra manera, que sólo lo hará bien Arturo de Andrés y alguno de ustedes.
Si bien este tipo de razonamientos, aunque no me gusta, lo entiendo en otros casos, en este no alcanzo a saber cuál es el inconveniente de que yo accione el intermitente a las 6:00 al adelantar a una caja de cartón tirada aquí:
http://maps.google.es/maps?f=q&source=s_q&hl=es&geocode=&q=palencia&sll=40.396764,-3.713379&sspn=7.595612,19.533691&ie=UTF8&hq=&hnear=Palencia,+Castilla+y+Le%C3%B3n&ll=42.066499,-5.267258&spn=0.028928,0.076303&t=h&z=14&layer=c&cbll=42.066741,-5.266901&panoid=Xfeyg-gqYqx-bfK6pSlyIg&cbp=12,46.19,,0,0.86
¿Me lo explica, Sr. de Andrés?
Gracias.
#21 No hay ningún problema en que usted accione el intermitente siempre que lo estime conveniente. No creo que el Sr. A. de A. haya indicado que eso sea incorrecto, ni yo tampoco en mi entrada #18.
Pero tampoco se debe considerar incorrecto no indicar un cambio de carril con el intermitente cuando no aporta ninguna información relevante para el resto de usuarios de la via (autovía tras rebasar a 120 km/h un camión que circula a 90 km/h y sin mas posible receptor de la señal que el conductor del vehículo pesado al que acabamos de sobrepasar)
Respecto a la caja de cartón, ¿Se planteó usted detener su vehiculo y bajar para retirarla de la calzada? De ser así, le felicito por su cívico comportamiento.
Un saludo.
Saludos.
#21:
El caso de la caja de cartón es totalmente ficticio. Quería ilustrar el debate con un ejemplo en el que ni siquiera el vehículo adelantado (en este caso una miserable caja de cartón) puede vernos accionar o no el intermitente.
En cuanto a mi pregunta, creo que sigue siendo procedente. Entiendo que el Sr. de Andrés nos cuenta varios casos en los que, en su opinión, no se usa el sentido común. El segundo caso que cuenta es que nos ocupa, por lo que entiendo que a él le parece que la conductora joven no aplica el sentido común (de hecho, califica su actitud de «obsesión»).
(evidentemente mi comentario #23 iba dirigido a #22, no a #21)
Coincido en que hay circunstancias en las que usarlo es irrelevante, pero recomiendo que todo el mundo los utilice en poblado, y es que los intermitentes también le dan información a los peatones, a lo mejor te libras de un susto.
Un saludo
Me parecen muy interesantes las situaciones que ha planteado. En general estoy deacuerdo con sus ideas excepto en el punto 2 sobre el uso de los intermitentes, por los mismos motivos que ya se han mencionado.
Eso sí, yo diría que más bien son mayoría los que apenas los usan respecto a los que los usan «en exceso» (si es que esto realmente se puede considerar así). Además existe la mala costumbre de usarlos para indicar una maniobra que casi se está llevando a cabo, y no de manera que avisen de la intención de realizarla en un razonable margen de tiempo, con lo que su utilidad se ve reducida casi al mínimo y puede crear situaciones peligrosas.
Saludos.
Para #8 . ¿Sabes que para «rebasar» a un ciclista debes dejar al menos 1,5 metros? ¿Eso no te obliga a invadir el carril de la izquierda? ¿Sabes que puedes tirar aun ciclista sin tocarlo, solo con el rebuzo de tu vehiculo? Ya se que somos muy lentos, pero , por favor no nos mateis…
La conducción no es una actividad a la que podamos dedicar un 100% de concentración, porque si así fuera, acabaríamos agotados a los 30 minutos.
Sólo las personas entrenadas son capaces de mantener una concentración absoluta en períodos más largos sin acabar mentalmente destrozados.
Además, esa capacidad de concentración se pierde con la edad.
Se llega a un máximo en un punto cercano a los 25 años, y a partir de ahí, lentamente se va reduciendo, especialmente a partir de los 35.
Por eso hay poquísimos campeones de ajedrez de más de 35 años, por eso ningún matemático que a esa edad no haya hecho una gran aportación a las matemáticas, la hará jamás, por eso la mayoría de los investigadores de los centros de altísimo nivel, como el CERN, etc., son jóvenes titulados hace muy poco tiempo, y por eso Schumacher (41 años, se retiró con 37) nunca será capaz de pilotar como lo hacía.
Aunque no fuera así, tampoco podemos esperar que las personas mantengan una concentración absoluta, ya que eso es agotador.
Por lo tanto, en el tráfico no se puede mantener una concentración absoluta, y como consecuencia de ello, se producen despistes, a veces no se ve algo (como ha comentado el blogero que no vió a un motorista aunque había mirado), a veces confundimos algo, etc.
Y por esto es bueno que hayan actos reflejos, actos que se automatizan mentalmente, como el ponerse el cinturón al sentarse al volante, o como el dar al intermitente al girar. Porque ese tipo de acciones automáticas libera nuestro cerebro de la necesidad de pensar en hacerlo, y reduce la posibilidad de que un despiste nos lleve a un error grave.
Si ponemos el intermitente de forma automática… entonces no nos olvidaremos de ponerlo, o no fallaremos al ponerlo por no haber visto que se acercaba un coche.
emprendeitor: Amén.
Sólo añadir que al menos en parte, precisamente en la facultad para conducir al 50% de nuestra capacidad de concentración radica la eficacia de quienes conduciendo muchos kilómetros en su vida tienen pocos accidentes y conducen durante periodos prolongados sin fatigarse.
De hecho hay quienes automatizamos el 90% de los gestos al volante (si,si me incluyo) de tal suerte que a veces decimos que vamos con «el piloto automático» y no sabriamos responder a la pregunta ¿viste el coche aparcado a la izquierda?, porque lo vimos claro, pero procesado el dato lo borramos inmediatamente al entender que no nos aporta nada y seguimos camino.
Tampoco es una decisión que se tome, sencillamente cada uno tenemos unas habilidades (y carecemos de otras claro..).
Para 27 ciclista: Si hombre si, si que lo se. Yo tambien soy ciclista. Una cosa es invadir parte del otro carril y la otra cambiar completamente de carril tal cual adelantaramos a un coche. A mi, hablo como ciclista, me disgusta tanto que no se aparten lo suficiente como que se aparten tanto que cambien de carril. Aunque si te digo la verdad, cada vez intento pisar menos la carretera con la bici, el disfrute no compensa el peligro, es una pena que sea asi pero no deja de ser una realidad.
Emprendeitor, ayer lei su mensaje y me pareció muy lógica y razonable su exposición, asi que al volver del trabajo a casa intenté verificar sus afirmaciones, no se si influye pero yo siempre voy en moto, y pude contrastar que en un trayecto de 35 minutos no pude despistarme ni un momento, por ciudad es totalmente imposible y por carretera, si me dedicaba a mirar el paisaje, me iba de la trayectoria.
Por lo que creo que esos estudios se refieren a una concentración analítica, y que para conducir se puede ir relativamente concentrado y con los sentidos alerta sin ese esfuerzo herculeo del que habla en su mensaje.
Conducir requiere atención, capacidad de análisis y concentración. La pericia es variable pero un mínimo resulta necesario.
Aquellos a quienes les parece que conducir necesita mucha concentración es porque les supone una tarea complicada.
Aquellos a quienes les parece complicado conducir suelen tener poca capacidad de atención, de análisis, de concentración y de muchas otras cosas. Probablemente, una vida sexual poco satisfactoria también. Y gases. Y acostumbran a descuidar la higiene íntima. Sarkozy los tiene ya en el punto de mira. Se va a quedar solo.
Conducir no es algo complicado. Hacerlo bien lo es más. Pero un mínimo para trasladarse de manera segura no es muy difícil.
A todos a los que les parezca difícil, habría que retirarles el permiso de conducir. A algunos, hasta el derecho de voto.
Y emprendeitor, no nos venga con monsergas de edad, que eso sí que me toca los asientos.
Miguel Ángel pinto la Capilla Sixtina con 60 años y Cervantes escribió el Quijote con más de esos años. Bruce Springsteen llena conciertos, y Mick Jagger y sus Stones y nadie se pierde una película de Jack Nicholson, o Harrison Ford; Sigourney Weaver sigue dando cera en Avatar para otra entrega. Woody Allen nos sigue divirtiendo como siempre. Hábleme de Clint Eastwood y sus películas. Dígame si a Botín se le ha olvidado dirigir expansiones bancarias, o si Florentino Pérez no sabe cómo gestionar un negocio. Si Steve Jobs es un adolescente. Todo el que pinta algo salvo los niños de la era digital tiene más de 40 años.
No toque la edad con esa insoportable levedad ni concluya grandes cosas con los datos tan pequeños que maneja.
JM
JotaEme, con la edad se adquiere experiencia y capacidad de reflexión, etc., lo cual combinado con las habilidades de uno, pueden hacer que se produzcan obras maravillosas.
Pero se pierden facultades. Le repito que es un hecho que si a los 30 años, un matemático no ha conseguido una gran aportación a las matemáticas, no la conseguirá jamás.
Y si la ha conseguido, probablemente pasados los 30, ya no pueda volver a conseguir nada.
Con cierta edad se adquire una gran capacidad para liderar equipos de investigación… pero ya se es incapaz de realizar investigación de base.
(a parte de esto, con la edad, muchos genios pierden algo la perspectiva… Newton, sin duda el mejor científico de la historia, pasó sus últimos años estudiando la Biblia para averiguar cuando llegaría el apocalipsis, previó que llegaría en 2060… ya se verá; Edison, estuvo empeñado en inventar a los setenta y pico años, un mecanismo para poder hablar con los muertos).
De todos modos, yo no digo que conducir requiera una gran concentración. Pero algunos parece que defiendan que se tiene que estar todo el rato concentrado para poder percibirlo todo y decidir en todo momento cualquier actuación.
Pues no señor. Es más fácil. Muchas cosas las automatizamos, y en realidad, no las decidimos, sino que tenemos programadas algunas acciones para no tenerlas que pensar.
Poner un intermitente es una de ellas. Frenar de golpe ante un obstáculo, también (nadie se pone a pensar «ummm, niño, frenar», en realidad, iniciamos la frenada antes de que el cerebro haya sido capaz de analizar la situación).
No reneguemos por tanto de los actos que hacemos de forma refleja, porque sin ellos sería imposible conducir.
Igual que es imposible de forma consciente decidir «ahora aprieto el embrague, ahora, freno, ahora, acelero un poquito» (cuando aprendemos a conducir, lo que hacemos en parte es aprender a automatizar esos actos, a hacerlos sin pensar), pues lo mismo hacemos con acciones como «poner el intermitente».