Hace unas pocas semanas, al pasar por la central de Porsche para recoger un Panamera Hybrid cuya prueba aparecerá a su debido momento, me obsequiaron con el último ejemplar de la revista “Christophorus”, publicación oficial de Porsche editada en varios idiomas, y cuya impresión en lomo cuadrado y papel couché le debe costar un anca a la marca. Pero en el caso de un producto tan mítico como Porsche, con una clientela en parte de fieles e incondicionales seguidores, y en parte con otros que sólo somos amantes platónicos, el esfuerzo bien merece la pena, para mantener el fuego sagrado de la remembranza de lo clásico junto al asombro por los progresos de las nuevas tecnologías. El contenido, muy selectivamente seleccionado, cuidadosamente redactado y primorosamente apoyado en fotos y grabados de gran calidad, es del máximo interés para quienes, como es mi caso, somos adictos tanto a bucear en los anales de tiempos pasados como a conocer las últimas novedades -y curiosidades- introducidas en unos coches siempre dignos de haber sido y seguir siendo conocidos en profundidad.
Pues bien, en el contenido (que todavía no he tenido tiempo de leer con detenimiento) encontré dos artículos que me llamaron la atención por tener como protagonistas, o al menos conductores de la trama argumental, a dos pilotos de reconocida valía: uno todavía en activo al volante de los Porsche de Resistencia (WEC) tipo Le Mans, como es el hasta hace poco piloto de F 1 con Red Bull, el australiano Mark Webber; y el otro, un veterano pero todavía semiactivo en Porsche como probador, instructor y figura icónica en general, y por muchos considerado el mejor piloto de rallyes de todos los tiempos, el alemán Walter Röhrl.
La participación de Webber se justificaba para utilizarlo como piedra de toque en la comparación, con 60 años de por medio, entre dos Porsche que comparten la denominación Spyder: el 550 (luego RSK y finalmente RS) de los años ’50s, y el actual Boxster (generación 991) que acaba de ser puesto en el mercado. Cada uno en su tiempo, eran y son modelos bastante radicales (más el primero que el segundo): destinado el 550 a la competición, o para clientes de carácter muy espartano; y el Boxster, para quienes quieren revivir, hasta cierto punto, las sensaciones de conducción de un coche abierto, con capota muy elemental (de una sola capa de lona) y cambio de marchas manual; aunque ya está bastante bien equipado, a pesar de todo.
En cuanto a Walter Röhrl, la excusa para sacarlo a la palestra es la celebración, desde hace 22 años y siempre como teloneros de la F 1, de las competiciones de la Porsche SuperCup, a bordo este año de versiones retocadas del ya de por sí altamente prestacional 911 GT-3, de 460 CV y propulsión trasera exclusivamente (no como el Carrera-4). Y como en estas pruebas los participantes no son sólo pilotos amateurs o aspirantes a llegar a oficiales, sino también personajes famosos pero muy aficionados a la conducción deportiva, aquí es donde entra el legendario Röhrl para hacer de monitor y explicarles los misterios de conducir muy deprisa el GT-3 sin ponérselo de sombrero. Y uniendo sus todavía prácticamente intactas dotes de pilotaje, con su exquisito y afable trato, el mítico piloto alemán es el personaje ideal para tales menesteres. Y en esta ocasión nos cuenta su experiencia en la primera de estas competiciones, en 1993 y nada menos que en el retorcido, exigente e implacable circuito urbano de Monte Carlo, donde el menor fallo tiene como consecuencia hacer contacto con los varios kilómetros de guarda-rail que marcan sus límites. Y en esa ocasión, su pupilo fue nada más y nada menos que el ya piloto de F 1 Mika Häkkinen.
Así que iremos por orden cronológico, y empezaremos por el 550 de Mark Webber, y sus comentarios al respecto. Y lo primero, para centrar la cuestión, serán los albores de Porsche en la competición, que ya en 1951 participó en las 24 Horas de Le Mans con un coupé aerodinámico (ruedas carenadas) de motor VW 1100 retocado, con el que ganó en su cilindrada; desde entonces, Porsche nunca ha dejado de participar oficialmente en dicha prueba. Pero el auténtico inicio del mito es cuando el 550 Spyder aparece en Le Mans en 1953, pero ahora ya con motor central propio, diseño del ingeniero austriaco Ernst Fuhrmann (en todo lo relativo a Porsche y Audi, siempre se mezcla lo alemán y lo austriaco), sobre plataforma reforzada del VW Beetle (recordémosla como base para múltiples buggies). El motor era un 1,5 litros de 110 CV, pesaba 585 kilos, y la caja era de cuatro marchas; en el Salón de París se presentó la versión ligeramente “dulcificada” (de carrocería, no de mecánica) de venta al público, ya como año/modelo 1954.
En dicho año salta el charco y participa en la Carrera Panamericana, aligerado a 550 kilos y potenciado a 117 CV; comienza a venderse, aunque de momento con cuentagotas. En 1955, por el contrario, ya se venden más de 100 unidades, la mayoría en USA, incluyendo la trágicamente famosa con la que se mató el actor de cine James Dean en Septiembre de ese mismo año. La fórmula del coche era aparentemente sencilla: muy poco peso, potencia razonable y muy fiable, y dureza general; y así consiguió de nuevo un gran éxito (3º y 4º scratch, tras de dos Ferrari 3.0 V-12) en la Panamericana. Y en 1956, ya como 550-A, el primer triunfo absoluto en una gran prueba: la Targa Florio siciliana; más datos en el pie de la foto nº 10. En 1957, profunda renovación, ya denominado como RSK: el bastidor pasa a ser tubular (cinco veces más rígido que la plataforma VW), y sólo sube 15 kilos, hasta 530. Unos pesos que hoy nos dejan asombrados, ya que lo más ligero que por entonces se utilizaba era el aluminio.
Pero el RSK ya nos aleja un poco del primitivo 550 Spyder, cuyo 60 aniversario se celebra mediante esa comparación con su homónimo sobre base Boxster, poniendo al volante de ambos a Mark Webber. No obstante, al margen del aspecto evidentemente promocional del asunto, lo que aquí nos interesa son una serie de comentarios que el piloto australiano emite sobre aspectos de la conducción rápida en general, y no sólo de la de estos Porsche en particular. Por ello, y por incidir con sus palabras en algunos aspectos sobre los que yo también suelo ser bastante repetitivo, traigo aquí a colación dichos comentarios; apoyándome en el principio de autoridad que sobre el tema de manejar volante, cambio y pedales hay que darle a un piloto de la talla de Mark Webber.
La primera cita de sus comentarios hace referencia a la oposición entre el clásico cambio manual, con pedal de embrague, y las modernas cajas tipo DSG (o similares), usualmente con doble embrague y manejo por levas bajo el volante, también en la mayoría de los casos. La opinión de Webber es la siguiente: “Algunos dicen que las cajas manuales están desfasadas; otros, que las semiautomáticas merman el placer de conducir. A mí, en realidad, me gustan ambas. En un coche de carreras necesitas una caja de cambios automática, sí o sí. Y yo también la preferiría en un coche de serie… a menos que la caja manual sea espectacular”. Comparto la opinión, pero le añado un condicionante: incluso antes de entrar en Porsche como piloto oficial, Webber ya había tenido varios Porsche 911 en su garaje, puesto que es un fanático de la marca; y posiblemente algún otro coche más práctico (podría ser un Panamera, ¿por qué no?). Pero para quienes tienen que conformarse con un vehículo único para todo uso, las ventajas del DSG son indudables. Ahora bien, si las actividades cotidianas y profesionales le permiten a uno utilizar transporte colectivo, o simplemente ir a pie, entonces un coche con un buen cambio manual (espectacular incluso, en la expresión de Webber) puede ser una opción muy placentera para viajar en carretera y entrar en un contacto más directo con la máquina.
Pasemos ahora al puesto de conducción, empezando por el asiento, respecto al que Mark Webber tiene que decir lo siguiente: “Hay una serie de requisitos básicos que debe tener todo deportivo. Por ejemplo, por mucha potencia que tenga el motor, si el asiento está mal posicionado o no tiene una buena sujeción lateral, la potencia no te sirve de nada”. Una frase muy similar a la de la publicidad de Pirelli, que en su caso la aplican, como es lógico, al agarre del neumático: “La potencia sin control no sirve para nada”. Las dos frases se complementan, puesto que un buen control sobre la trayectoria del coche sólo se consigue si previamente vas bien sentado y sujeto en tu asiento, para manejar adecuadamente los mandos de la transmisión (párrafo anterior) y el volante de dirección, del que vamos a hablar en el siguiente.
Porque respecto al volante del actual Boxster Spyder, el dictamen de Webber es terminante: “El volante es perfecto. Tiene el tamaño justo y ni un solo botón. En el 919 Hybrid sí que necesito botones, pero aquí no. Todo está dispuesto de forma que puedes concentrarte en conducir. Y, al fin y al cabo, de eso es de lo que se trata”. Se podrá decir más alto, pero no más claro; así que ya somos al menos dos en este mundo a los que no nos gustan los volantes llenos de botones: Mark Webber y un servidor.
En los últimos meses, los lectores habituales de este blog ya habrán tomado nota de mis continuas críticas a esos volantes con sus radios plagados de diminutos botones, de medio centímetro cuadrado de superficie y sin ni siquiera un milímetro de separación entre uno y otro. Aunque en algunos casos se pretende subsanar el problema marcando con cierto relieve unos botones respecto a otros, la verdad es que casi siempre hace falta echar una ojeada para asegurarse de cuál vas a pulsar; sobre todo cuando no se trata de uno de los de uso más frecuente. Y ya se sabe, cada segundo que necesitas apartar la vista de la carretera, son unos cuantos metros los que recorres a ciegas; la trayectoria ya la tienes orientada, pero si hay tráfico, estás a expensas de que los coches de delante o de al lado cambien bruscamente la suya, por la causa que sea.
Es cierto que la proliferación de todo tipo de equipamientos, sobre todo los que se basan en aplicaciones electrónicas, hacen casi imposible aplicar el antiguo principio de “un botón o tecla para cada función”. Hoy en día, ya sea por botones giratorios, teclas oscilantes o pantallas táctiles, es frecuente tener que pasar por diversos menús para encontrar aquello que buscas; y cuanto más equipado esté el coche, mayor complicación, aunque justo es reconocer que unas marcas lo resuelven mejor que otras. Pero la cuestión final que le preocupa a Webber es: ¿hace falta poner esos botones en el volante?
Porque quizás lo suyo sería situarlos en la consola, que debe tener una forma accesible (BMW, hace décadas, ya la diseñaba curvada, con el conductor como centro), y dejar la caña del volante para los pocos mandos que –al margen de los de volante, pedales y cambio- exigen una utilización casi instantánea. Que son bien para visibilidad: dar luces, y cambio de largas a cruce; o bien de advertencia: bocina, intermitentes, ráfagas, warning y poco más. El resto de los múltiples elementos del equipamiento pueden esperar durante unos cuantos, o incluso bastantes segundos, antes de precisar ser manejados: sistema de audio, climatización, navegador e infotainment en general. Una excepción podría ser el desempañador del parabrisas (no el de la luneta), que en ocasiones se empaña muy bruscamente en determinadas condiciones de humedad ambiental, ventilación interior y posición de los reglajes de climatización. Pero casualmente, este último botón nunca se sitúa en el volante; en cuanto al resto, y cuanto más sofisticado sea, menos urgencia requiere: si hace dos décadas ni siquiera existía, es evidente que se puede pasar de ello durante algunos segundos.
Y pasemos ahora a la segunda parte, la que hace referencia al 911 de la SuperCup, al papel que en la misma desempeña Walter Röhrl, y su opinión sobre el manejo de este coche, y también del Boxster; con lo cual cerramos el círculo que relaciona los dos temas que estamos tocando. Como antes se ha dicho, la SuperCup lleva ya 23 ediciones, puesto que la primera fue en 1993, y no ha fallado ni un año desde entonces. Los que sí han ido variando, evidentemente, han sido los coches a utilizar, que en aquel año inicial de la SuperCup todavía eran los de la última edición del Carrera-2 de la generación 964, que luego en otoño sería sustituida por la muy mejorada 993. Pero el coche que tenían que manejar los participantes en la SuperCup todavía era refrigerado por aire, con la batalla corta de 2,27 metros, el antiguo tren posterior de rueda tirada, y cambio de 5 marchas.
Para darle un comportamiento más racing, al motor se le habían ganado 15 CV (de 250 a 265) y, para mejorarle el tacto con tantas curvas lentas y medias, se habían eliminado tanto la asistencia hidráulica de la dirección como el ABS, que ya venían de serie. Quiero suponer que, para compensar, llevarían instalado el diferencial autoblocante tarado al 40%, que por entonces era opcional. Respecto a los invitados, por la SuperCup han pasado toda clase de deportistas, cantantes y actores; como Patrick Dempsey, que le cogió tanto el gusto, que ya participa como semi-profesional incluso en las 24 Horas de Le Mans. De pilotos de las más variadas disciplinas (dos y cuatro ruedas) han participado más de 200, incluyendo 32 de Fórmula 1. Y el primero de ellos fue precisamente Mika Häkkinen, en dicho primer año 1993, y en la carrera inaugural, en Monte Carlo. Pero dejemos que sea el propio Walter Röhrl quien nos lo cuente:
“La elección de Häkkinen se produjo casi en el último momento. Durante el entrenamiento, yo iba delante de él, para mostrarle cuál era la mejor trayectoria con el 911. El pobre no se había montado en uno en su vida: basado en el 964, con 265 CV, pero sin dirección asistida, ni ABS,… con menos ayudas que uno de serie. Y además, era muy difícil de conducir. Siempre he dicho que es un coche sólo para valientes, no apto para cualquiera”. Pero el alumno resultó tan aventajado que ambos hicieron los dos mejores tiempos, copando los dos primeros puestos de la parrilla de salida; puesto que Röhrl también participaba como invitado, pese a ser monitor, ya que era un piloto no sólo popular, sino incluso mítico.
Así que, una vez en carrera, Röhrl se colocó a la zaga de Häkkinen, tapando todos los huecos a quienes les seguían, y de este modo se clasificaron de nuevo primero y segundo. Siendo Röhrl un piloto de pruebas de Porsche, y precisamente monitor de la SuperCup, no hubiera sido muy correcto disputarle el triunfo a Häkkinen, así que tuvo la cortesía de simplemente escoltarle hasta la meta. Y de este modo el finlandés sigue manteniendo el récord de ser el único novato que ganó la primera carrera en la que participaba, y además coincidiendo con el bautismo de la SuperCup.
Pero lo que a mí me interesa es analizar las dos últimas frases de su cita; esas que dicen: “Y además, era muy difícil de conducir. Siempre he dicho que el 911 es un coche sólo para valientes, no apto para cualquiera”. ¡Ah, cabroncete!; pues no es eso lo que me dijo en una cena en la que estuvimos sentados codo con codo, con motivo de la presentación de ya no recuerdo qué modelo de Porsche, aunque creo recordar que se realizó a caballo entre Austria y Alemania (nuevamente la simbiosis entre ambos países). No recuerdo con exactitud la fecha, pero en cualquier caso tuvo que ser posterior a 1997, porque ya existía el Boxster; e incluso pudo ser posterior a 2006, si es que ya había aparecido su versión cerrada Cayman. El caso es que, para sacar un tema de conversación, le confesé que yo me encontraba más a gusto al volante de un Boxster/Cayman que de un 911, que me daba algo de “repelús” si intentaba conducirlo un poco rápido.
Y entonces va y me suelta algo así como: “Nada, nada, el Boxster es un coche para señoritas; va muy bien, pero el auténtico Porsche es el 911, para conducir de verdad”. Así que a juzgar por lo leído en “Christophorus”, la idea de Röhrl sobre un conductor de 911 –coche muy difícil de conducir, según él mismo- es que no puede ser un cualquiera como piloto, y además tiene que ser valiente. No creo yo que esa opinión, aunque yo la comparta, sea la más política para ser emitida por alguien que está en la nómina de Porsche. Por otra parte, no hay duda de que Mark Webber no es cualquiera como piloto, y sin duda es muy valiente, pero también es seguro que no se trata de ninguna señorita; y se deshacía en elogios, en sus comentarios, sobre la facilidad y agrado de conducción del Boxster Spyder.
Volvemos a la casi eterna discusión acerca de si una conducción estimulante tiene que ser dificultosa y problemática, o si bien se puede sacar placer de un comportamiento perfecto, con límite muy alto, pero que permite disfrutar hasta llegar a él de una frenada segura y estable, de un cambio que permita reducciones rápidas y sin fallos, de una trazada limpia de las curvas, y de un comportamiento que técnicamente responda con lógica a lo que se intenta inducir con el manejo de volante y acelerador. Y esto no lo ha conseguido el 911, de verdad, hasta la aparición de esta última y séptima generación 991; la primera que, al menos personalmente, me parece conducible y sin sobresaltos cuando se quiere ir un poco rápido; lo que, al volante de un 991, supone ir muy rápido.
No hay duda de que la clientela del 911 –ya sea de coche nuevo o de segunda mano- tiene una personalidad bifronte: auténticos aficionados que saben lo que llevan entre manos, y aceptan gustosos (al menos hasta la llegada del 991) las cortapisas de su comportamiento, y los que compran simplemente el mito, y todo les da igual, porque no pretenden explorar los límites ni por casualidad (hasta que surge el imprevisto, y el accidente). Lo que sí puedo asegurar es que, en los muchos años que llevo probando coches, nunca jamás se me ha “picado” un 911 en una carretera que no permitiese ir continuamente por encima de 150/160 km/h, donde lo que cuenta es el motor. Explicación: pura y simplemente, porque sus conductores no se sienten seguros; lo cual, a su vez, quiere decir que el porcentaje de ese segundo grupo de usuarios de 911 es muy superior al del primero.
Lo cual viene a quedar confirmado con una anécdota, pero muy significativa, que tuvo lugar en USA con ocasión de una de las cíclicas crisis de la Bolsa que hemos padecido (sobre todo los que tienen capacidad para invertir fuerte en ella) en el último cuarto de siglo. Pues bien, las ventas de Porsche, pese a ser de bastantes miles de unidades en el conjunto del país, se resintieron muy apreciablemente con aquella crisis, ya que los brokers de Wall Street (que no son pocos, precisamente) frenaron su adquisición del modelo de 911 correspondiente a tan aciago año. Y es que poseer un 911 (en versión Targa, muy en particular) era, dentro de aquel selecto círculo, el signo externo de haber conseguido situarse en la cúpula del éxito. Y desde luego no todos, ni tan siquiera la mayoría de los agentes de Bolsa neoyorquinos, iban a ser unos quemados del volante; sino que el 911 era, para ellos, simplemente un símbolo. ¡Cuántas marcas darían un también simbólico brazo por tener un modelo tan desaprovechado por sus usuarios! Por cierto, comprar uno de estos de segunda mano debía de ser un chollo: pocos kilómetros, se supone que bien tratados, y guardados en garaje por las noches.
Pero volviendo a su problemática de conducción, no recuerdo un coche al volante del que uno se sintiese más absolutamente superado por la máquina que el 911 Turbo de la serie 930/60, que apareció en 1977: motor 3.3 de 300 CV y 42 mkg de par (con un turbo-lag del orden de segundo y medio, como mínimo), cambio de sólo cuatro marchas (salto muy abierto entre 2ª y 3ª, criminal en un coche de tal prestación), sin autoblocante, dirección asistida ni ABS (no se montaron en el 911 Turbo hasta 1991), y frenos delanteros de sólo 283 mm de diámetro, puesto que llevaba llanta 16”, calzada delante con una 205, y una 225 atrás. Su peso oficial era de 1.335 kilos, no demasiado para un bicharraco semejante. Como era típico de aquellos 911, un subviraje inicial acusado (falta de peso y adecuada geometría en el tren delantero), que cambiaba a un sobreviraje salvaje si te pasabas un poco con el acelerador; todo ello agravado por el retraso en la respuesta del turbo.
Creo que una de las mejores definiciones sobre este coche (el Turbo de 1977) me la dio Jaime Lazcano, el por entonces piloto de Porsche 911: corríó tanto con un 911 más o menos preparado a Grupo 2, como con uno de los rarísimos 911-R de 900 kilos con motor 2.0 de 210 CV de Carrera-6 que llegaron a España. Tenía el Turbo como coche de uso personal, no para correr; así que de la conducción de un 911 ya tenía muy poco que aprender. Y en un agradable viaje a La Rioja que realizamos un grupo de amigos, todos relacionados de uno y otro modo con el automóvil, su periodismo y su uso en competición, y a bordo de un Opel Ascona (ya de tracción delantera) que yo estaba probando por aquel entonces, me comentó: “El día que llueve, lo mejor que puedes hacer con el Turbo es no sacarlo del garaje. Porque si lo sacas, y te adelanta un 127, lo más probable es que acabes haciendo un trompo si es en carretera, o subido en una acera si es por ciudad. O bien tienes que calzarlo con las Michelin PB-15 (las de rallye para lluvia); te las ventilas en menos de 2.000 km, y te cuestan un riñón.”
Una frase que creo podemos añadir a las antes comentadas de los otros dos pilotos, para acabar de redondear las opiniones acerca de las peculiaridades de conducción de algunos de los coches de una de las marcas más míticas –aunque relativamente moderna- de la historia del automóvil.
Respecto a la relación entre «dificultad de conducción» y diversión, yo no acabo de verla claro, o al menos me cuesta hacerme una idea. He tenido un deportivo «de los fáciles», un MX5 de segunda generación, y lo cambié buscando nuevos retos. Ahora que tengo uno más «difícil», reconozco que frecuentemente echo de menos la facilidad de conducción del MX5. En el de ahora (un S2000) hay que ir alerta hasta cuando se va tranquilo. Es un coche que recompensa mucho llevarlo «bien», pero al que no le gusta que se le lleve desatendido. Los Boxster/Cayman y 911 creo que encajan en esa definición de fácil-menos recompensa/complicado-más divertido. Y como humanos nunca estamos contentos con lo que tenemos; las marcas no saben y siempre juegan a ofrecernos ese «más» que nos obligue a esforzarnos y no caer en la complacencia.
Esta que es la entrada «coñazo» del mes?. El golazo del mes de agosto. En fin a esperar 8-10 días más…..
A mí, ésta es una de las entradas que me gustan, me retrotrae a los míticos comentarios de Autopista de los 70/80 que me hicieron aficionarme a este mundillo, y que ahora han desaparecido por completo.
En cuanto a lo de «coñazo del mes» lo asocio más con las pruebas de cochecillos del segmento «B», si éste o aquel motor consumen una décima más, si se monta en un Skoda o en un SEAT (es mi opinión, que conste).
Y esto para D. Arturo: Hay que jorobarse, las experiencias que le ha proporcionado el trabajo que se buscó; es una injusticia, ¡¡¡ y no tenía que pagar nada!!! , e incluso, seguramente hasta le pagaban a él. No hay derecho.
Reciban un saludo.-
Comparto la opinion acerca de los botones en el volante y tambien me consudero deespiritu austero a la hora de conducir, en el sentido de que cuanto menos cachibache, pantallitas y colorines tenga el puextp de conduccion, mejor. Y por supuestp, agradezco un buen asiento qie sujete ( que para mi esto siempre sera tambien sinonimo de comodidad), ademas de un volante correcto ( dificil de encontrar hoy en dia), y fundamental una buena colocacion de los pedales. Algo que poco gente le da importancia y que me parece basico para conducir a gusto. Me sorprende la de coches que todavia hay con una pesima colocacion, sobretodo los que ponen el freno mas alto que el gas, obligando a una pisicion de la puerna derecha muy forzada y por ende, cansada.., cuando deberian ser unos elementos completamente nturales de accionar..
Y como decia en la pasada entrada, una palanca de cambio de tamaño correcto y no una especie de «joystick»de videojuegos..
No se, creo que son cosas basicas, y que parecen que para algunos fabricantes no teengan la menor importancia..
Hay que ver lo alejados que estan algunos del uso real que se le da a un automovil. Incluso por los muy aficionados.
Que si, que queda fantastico decir: «soy un purista, conduzco con guantes especificos, espero a que el aceite este caliente y entonces disfruto contravolanteando en mi carretera favorita. Y, por supuesto, quiero centrarme en la conduccion y no quiero botones superfluos en el volante».
Postureo. Puro postureo.
A la hora de la verdad, que no nos quiten nuestro control de crucero. Y no veo a nadie reclamando que la botoneria necesaria se encuentre en la consola. Bien que queremos ordenador de a bordo. O reconocimiento de voz. Bien que queremos un minimo control del equipo de audio en el volante.
Ojo, no nos vayamos a extremos. No pido un boton que encienda las luces de cortesia en el volante (si, ha habido un vehiculo con esta caracteristica), ni un boton que nos realice un check control a 130 km/h (si, tambien). Tampoco un boton que active el escape deportivo como en el nuevo R8. No. Hablamos de unos minimos.
Podriamos hablar del uso de palancas adicionales, pero entonces ya entramos en vicisitudes de visibilidad, interaccion con las otras palancas (limpias, intermitentes – por no hacer lo de Ferrari) o con las levas de cambio.
Al menos, desde el punto de vista de un servidor, al que nunca le han molestado los botones en el volante
@5: No hace falta ir a contravolantear ni nada por el estilo. Unos pedales mal colocados o un volante mal diseñado molestan simplemente para mover el coche e ir a por el pan.
Sobre los botones en el volante.., hay de todo, pero en general creo que hay algunos que se podrian poner otro sitio, sin embargo, hay otros que se agradecen que esten, como los del equipo de audio o el manejo del manos libres.
@6,
Quien ha hablado de pedales mal colocados o mal disenyo del volante?
Aclaremonos. Que botones pondria vd. en otro sitio? Cuales deberian ir en el volante segun su criterio?
Hace unos meses pasé por un salón del automóvil y me dediqué a probar los asientos y a comprobar su visibilidad en ellos. Algo tan básico no parecía bien resuelto, porque conseguir regular un asiento de manera que lo sintiera ‘a medida’ fue más bien algo excepcional.
Yo voy a extrapolar a las motos este tipo evolución, mis ultimas motos han sido una BMW S1000RR y una Ducati Multistrada 1200 S. ambas con control de tracción, anti wheelies, tarado del ABS, cambio semiautomático en la BMW y suspensiones electrónicas en la Ducati, y por supuesto con un cuadro con mas información que en la nave de Star-Trek.
Ambas motos super eficaces en su segmento, ningún reproche.
Pero con la moto que mejor me lo he pasado, de lejos, una KTM 950 Supermoto, con carburadores, un cuadro que solo tenia: hora, temperatura y velocidad (no tenia ni cuenta revoluciones).
Eso si, chasis perfecto, suspensiones muy bien taradas y reactivas, frenos potentes y dosificables (Sin ABS) y un motor con potencia en medios…
¿Mi realidad? Pues que estoy buscando una de 2ª mano baratita…
@7: Botones de asistente de parking por ejemplo, y/o de seleccion del programador de velocidad, fuera del volante, y en segun que modelos, replantear los que permiten seleccionar diferentes menus, que a menudo es muy facil accionarlos sin querer; por ejemplo..
Los que dejaria ya los he dicho..
@10,
Hombre, no hay demasiados modelos con asistente de parking en el volante.
Los botones de seleccion de programador de velocidad, fuera del volante? Como?
Lo de replantear lo que permiten los menus no necesariamente disminuye el numero de botones.
A mi no me molesta que haya algunos botones en el volante, no más de 4 por pulgar, me da igual que estén ahí o en las palanquitas de intermitentes etc, en algún sitio han de estar aunque no me parece necesario que un coche lleve tanto equipamiento como para necesitar mil botones.
Sobre las declaraciones del sr. Röhrl pues la verdad que no les veo contradicción, supongo que los Porsches que le molan son los que son difíciles de conducir, no me extraña con esa capacidad de pilotar que dios le ha dado al tío.
Slayer, muchos (juraría que todos) los Vag tienen los botones del programador de velocidad fuera del volante. Solo conozco a tres tipos de conductores que conducen con guantes: pilotos de carreras, domingueros trasnochados y currelas tan cerdos que tocan el volante con los guantes de trabajar llenos de grasa. Para postureo quedan mucho mejor encima del salpicadero, con una colocación pseudo-casual calculada al milimetro.
Primero decir que este tipo de artículos que D. Arturo intercala de vez en cuando entre sus pruebas me parecen amenos.
y para ilustrar lo complicado de conducir un 911 con su configuracion todo atras( hablo de los antiguos) , un detalle que a buen seguro conoce el autor de este blog. Cuando estaban desarrollando el 911, ante las críticas de los pilotos probadores sobre la estabilidad del coche, los ingenieros empezaron a hacer cálculos sobre cómo mejorarla. Tras muchas pruebas que no aportaron nada, resultó que poniendo sendas piezas de varios kg. ( no recuerdo cuantos) a manera de contrapeso en las dos esquinas delanteras del coche , su comportamiento mejoraba sustancialmente. Curioso verdad?
@12,
Se ha quedado un poco atras… Si, solian tenerlos en la palanca de intermitencias o en una adicional (mi ex-scirocco, por ejemplo). Actualmente… No.
Golf, Passat, Polo… Todos ya con botoneria en volante.
«Los botones de seleccion de programador de velocidad, fuera del volante? Como?»
Sr. Slayer, es fácil:
http://www.km77.com/fotos/Subaru/Outback_2004/Subaru-Outback_2004-Gama_Outback-Gama_Outback-Turismo_familiar-Interior-Cuadro_de_instrumentos-5_puertas-201004260336.html?modelId=589&photoType=2&order=2&division=tipo&galleryLimit=12&galleryBackLimit=8
@15,
Ah, vale! En palancas! Esas que algunos se quejaran de que no dejan en buena posicion las de limpia / intermitentes o que estorban para las levas?
Pensaba que se referia a la solucion «made in renault», tan maja ella
https://www.cdn.renault.com/content/dam/Renault/master/vehicules/twingo-iii-b07-ph1/caracteristiques/renault-TwingoIII-b07-features-016.jpg.ximg.l_full_m.smart.jpg
@14.- No tan atrás, Seat Ibiza MY12 integrada en la palanca de los intermitentes, con unas pestañitas (el MY15 sigue igual). Seat León MY14 con una palanquita independiente, debajo de la de los intermitentes, a la sazón la misma que un Passat de 2006. A la última si que estoy, solo que de automóviles de menor calidad xd.
Por cierto, 18 botones cuento en el volante del Golf de referencia, cuando los 8 (dos de ellos tambores giratorios) del León ya me parecen un pequeño lío combinado con las quince mil pantallas del fis. Pero bueno, para algo esta el asistente de cambio involuntario de carril. En serio, distraía menos cambiar de cinta en el radiocasette del Corsa A que cambiar de carpeta en el reproductor del León.
@14
«mi ex-scirocco»
¿?
¿Ahora es por ventura un Lambo?
Una vaca lechera, un perro pastor, un cine de barrio…
O mutó en Lupo tal vez?
¿Dónde quedó su inquisitoria pulcritud al expresarse?
Yo creo que debe haber bajado a un Up! O como se llame la pulga de los alemanes.
¿Y usted ha cambiado el X5? ¿Por un Serie 1 tal vez? Debe ser más manejable en ciudad, y gastar menos, que es muy importante.
@18,
Esta en el mismo sitio que la quiebra de Mercedes. O que su Serie 1 mas barato que un 208 equivalente. O que su X5 que doblega inmisericordemente a motoristas consumiento 4 litros a los 100.
Es vd. amigo de Felipe Gonzalez?
https://www.youtube.com/watch?v=McS7w7jUgYQ
@17,
Bueno, hablabamos de VW… y de que ninguno tenia botoneria en volante… :p
12 botones tenia yo en el Scirocco, y no incluia control de crucero (palanca, como ya he dicho). No me sentia incomodo en ningun momento.
En un coche usado a diario te acostumbras a casi todo, pero sigo prefiriendo un Nardi de cuero (cuero implica no guantes), un motor que haga música y carreteras sin radares ergo no cc. Y Bridgitte Bardot en el asiento dl copiloto, por supuesto.
@22,
Si vd. se pide a la Bardot, yo me pido a la Fonda. Pero la del 68 en Barbarella, sin ir mas lejos.
La Bardot es una no tan entrañable octogenaria. Hay que reconocerle a Slayer el mérito de la precisión. Y qué precisión: Barbarella nada menos.
Por lo demás, mi coche tiene sólo seis mandos en el volante. Y tiendo a utilizar sus correspondientes de «toda la vida». Y uno no es un purista: uso un coche práctico, y si bien suelo ir ligero mis habilidades distan mucho de ir derrapando en cada curva. Ni siquiera me arreglo con el punta-tacón.
Hace un par de días un amigo me enseñó su IS300. Versión Sport. En parado. Mi amigo me mareó con tanto botoncito, propio de un coche donde todo es configurable, desde el cuadro hasta la suspensión, pasando por su fuente de alimentación. Todo eso me sobraba. Y, sin embargo, el coche, enteramente tapizado en negro, me resultó algo claustrofóbico, el equipo de música con chorrocientos altavoces me dejó frío y el ralentí a gasolina me sorprendió por lo ruidoso. Quizá si hubiera tenido posibilidad de catarlo en marcha, seguramente mi opinión hubiera cambiado. Pero mi amigo se centró en lo accesorio -ruedecidas, pantallitas y demás-y no en lo fundamental; desde el bastidor a la propulsión.
Supongo que será signo de los tiempos.
@20
¿No reconoce su propia medicina?
https://youtu.be/gRwR1WH0rR8
Tal cual.
Pd-Vean la segunda parte.
Pd-Este tio es genial, me da igual lo que diga.
Me gustan los coches espartanos, simples, sencillos y con buena visibilidad. Odio estas modas modernas (ahora quizás algo menos) de hacer las puertas con poco cristal y cargados de botones.
Quizás subaru siempre estuvo dentro de esos coches simples y espartanos… y por eso, poco llamativos y vendibles (a lo que sumamos su consumo, precio de la tracción total y carestía, hasta hace relativamente poco, de motorizaciones diesel).
Respecto a los asientos y postura de conducción. Es muy difícil hacer un asiento confortable para todas las tallas y gustos. A veces todas las opciones de los ajustes eléctricos no sirven más que para estar un montón de tiempo buscando «el ajuste ideal»… el cual muchas veces nunca se da encontrado. Cuestión del vehículo o del conductor? Si la espalda también sufre algo, la elección del asiento ideal puede ser casi un imposible.
Aunque los asientos de los volvo son muy buenos en general… aunque quedan mejor para estaturas de más de 1´75 que en estaturas inferiores. Hay que decir que el asiento tiene sentido en relación con el volante y los pedales. Lo ideal es que ambos puedan estar regulados. A veces los pedales quedan muy lejos, otras veces muy cerca y si el volante no se regula en profundidad, es muy difícil encontrar un posición correcta. Más si a uno le gusta ir con el asiento casi en 90º. Si esto no se cumple, por muy deportivo que sea el coche si la postura es mala la concentración sufre y el agrado disminuye.
Respecto a la conducción con FR o RR del 911. Si la mitad del año lo pasas con agua y te gusta conducir algo rápido y despreocupado ¿Hasta que punto compensa tener un propulsión? (no digamos ya un porsche antiguo)
No se si @Ferrer está leyendo esta entrada, pero me gustaría preguntarle acerca de la diferencia del paso por curva entre su antiguo mx-5 y su actual alfa. Si la balanza se inclina en favor del mx-5 bajo lluvia o no. Si la respuesta es «NO» entonces llega la siguiente cuestión: Si la conducción bajo lluvia es muy mala ¿Puede ser compensada por una gran diferencia sobre seco?
Otra cosa, la conducción puede ser más delicada pero, bien llevado, si puede seguir el ritmo (y durante cuanto tiempo) sin fatigarse uno demasiado. Pues creo que un mx-5 es un coche pasional para disfrutar por carreteras reviradas y con curvas lentas y de media velocidad, aunque no se si realmente es rápido o no frente a un compacto, (y menos bajo lluvia) y si su bajo peso puede compensar su (a priori) desventaja en lluvia frente a un compacto moderno de tracción delantera y, en el 99% de los casos, mucho más pesado.
No me malinterpreten, pero con más 6 meses con lluvia si tengo un coche deportivo quiero que también responda bien bajo agua, por lo menos que sea manejable. Lo radical de un coche hace disfrutar (a veces) a uno dada su peligrosidad. Los turbos que entran de golpe y te sacuden dejan un sabor de boca que puede ser adictivo…
Un coche muy civilizado y educado, aunque sea rápido puede ser muy, muy aburrido… esa es muchas veces el gusto por coches difíciles y potentes, gente que busca emociones muy fuertes, gente donde la peligrosidad puede estar unida a la diversión (es nuestra parte «animal» que tenemos como humanos)
Este era también era el tipo de cliente del porsche turbo de 1977, puesto que en ese momento, se podía disfrutar de un ferrari 308 GTS, muy superior al porsche en cualquier aspecto y por menos dinero. Y el ferrari 308 aún sigue siendo estéticamente bonito, tanto por fuera como por dentro. El porsche puede gustar por fuera (a mi me gusta) pero por dentro… la cosa cambia.
@27 Siempre las leo, especialmente los comentarios, aunque en ocasiones no participe.
En mi opinión el MX-5 es uno de los deportivos más nobles, si no el que más, de los que he conducido. El límite es accesible y una vez sobrepasado reacciona de forma progresiva y predecible. En lluvia se mantiene la nobleza; aunque el límite se rebaja.
Hay que tener en cuenta que los tracción delantera por su naturaleza cuando sobrepasas el límite lo intuitivo, que es levantar el pie, hace que el coche recupere su trayectoria inicial mientras que un tracción trasera para recuperar la trayectoria hay que aplicar un técnica distinta (contravolante, etc.) que no es intuitiva. Lo cual hay que tener en cuenta a la hora de circular deprisa en condiciones de baja adherencia.
Otra cosa, al menos el 1800, no era un coche especialmente el rápido; en particular en línea recta. Casi cualquier compacto o SUV con un motor turboalimentado era más rápido, sobretodo si te pillaba despistado en la zona mala del cuentavueltas. Eso sí, cuanto más revirada fuera la carretera más les podía sacar el pequeño cochecillo (y asombrados se quedaban…).
Para mi ¿coche fácil o difícil? Hace ya tiempo (aunque no de forma directa) pasé de un Mini Cooper S MK 1 al MX-5 1.8i RC. Y no podían ser más diferentes entre si.
Disfrute muchísimo el Mini pero era un coche con el que tenías que pelear constantemente y que a cualquier input el coche intentaba «matarte»; cuando lo dominabas era muy satisfactorio pero te hacía sudar la gota gorda. Duro, rudo y salvaje incluso cuando circulabas «tranquilamente» por la autopista.
El Mazda era justo lo contrario; muy noble y progresivo, menos exigente al límite. En cierta forma podías considerarlo un coche escuela, que te enseñaba a frenar por el sitio, las transferencias de pesos, las pérdidas de adherencia, etc. porque todo pasaba de forma menos brusca. Y sobretodo, yendo ligero no era enervante como el Mini.
Ambos pueden ser muy gratificantes, pero hay que saber siempre que se lleva entre manos.
PD. Acabo de darme cuenta que no he contestado «la pregunta». A mi el Mazda no me parece que tenga un paso por curva menor que el Giulietta sobre mojado, aunque hablo de sensaciones. Eso sí hay que vigilar el límite como decía en el anterior comentario. Luego está el hecho que el Mazda incentiva la conducción deportiva mientras que al Alfa Romeo no, aunque con ambos puedas practicarlo.
En conclusión adjudicaría como ganador el Mazda, pero con un asterisco sobre querer determinar la velocidad real de paso por curva.
@Ferrer
Muchas gracias por su respuesta, me ha aclarado muchas dudas, siempre aprecio sus comentarios.
Un saludo.
@9 Qué bien ha definido lo que es una KTM, ready to race dicen y yo añadiría ready to enjoy, lo fundamental que es la estabilidad,los frenos y la potencia en medios son sencillamente perfectos.Yo también tengo una KTM, qué gozada,qué precisión y qué agilidad sin necesidad de irse a potencias ni tecnologías estratosféricas.
@Bodos, al contrario un placer poder ayudar/orientar a un (otro) aficionado al motor.
Saludos,
Soy un fiel seguidor de sus experiencias y conocimientos pero hoy no puedo estar de acuerdo con usted. Soy un conductor normal,más bien cobardica, y aunque he realizado muchos cursos y entrado en circuito muchas veces soy un manoplas.
Tengo un 911 996 4s y he llevado tanto en circuito como en la calle:911 turbo (los primeros eran de 260 cv y tb 4 marchas),964 rs, 993 cup,996 y 997 gt3 y gt3 rs y NO los considero peligrosos. En seco sabiendo lo que llevas ( subviradores al inicio de la curva pero te dejan acelerar muy pronto) son muy eficaces, y en carreteras de puerto de montaña ni F430, ni aston martin volante ni muchos coches de postín se van.
En agua pues yo amarro mucho, entre otras cosas porque llevo unos 295 detrás.
En el circuito del RACC en Arroyomolinos he hecho la prueba de la plataforma con 911,boxster y cayman y con el 911 los sacaba casi todos mientras que con los de motor central…
Y por cierto tengo un mx5 nb 1.8 también y corroboro lo eficaz y sencillo que es.
Don Arturo no se le ha picado nunca un 911 por otros motivos. Se lo aseguro
@33, disculpa la intromisión pero dudo sinceramente que un F430, un deportivo de peso similar a tu 996 (un pelo más ligero), con 170 CV más y ese chasis que tiene no se te vaya en un puerto de montaña. Me temo que cuando el puerto se empieze a rizar tanto que se le atragante al Ferrari también ocurrirá lo mismo con el Porsche.
A igualdad de pilotos, realmente cuesta creerlo, y más con el CST y esas maravillas electrónicas que ya llevaba el 430
@33, es curioso que con motor central te fuera más difícil en la prueba de la plataforma (pista 1) del RACC… en esa pista entráis a 40 km/h, siempre se aprende algo nuevo. El RACC está en Moraleja de Enmedio.
Saludos