La historia de la furgoneta “acosadora”, al margen de las anécdotas aportadas por diversos comentaristas que las han sufrido en vivo y en directo, ha derivado, a mi juicio, en tres aspectos que considero nucleares y que van a dar lugar a una nueva entrada, muy en el estilo que le gusta a Javier Moltó, dando pie a jugosas polémicas si profundizamos sobre dichos aspectos: uno, la eficacia o ineficacia (y conveniencia o inconveniencia) de que de la sociedad civil, en su conjunto, colabore a crear un clima ordenado y cortés en el desenvolvimiento del tráfico; dos, la relatividad moral de la estricta observancia, o no, de todas y cada una de las leyes, decretos, preceptos, normas, edictos, bandos y prescripciones que regulan nuestra actividad como ciudadanos; y tres, la conducción, el tráfico y su gestión. Para ello, me apoyaré en múltiples citas, más o menos textuales, tanto de comentaristas como de mis propias entradas, mezcladas por el orden que considero oportuno para mi exposición. He ahorrado a los lectores cuál es la entrada de cada cita, porque de lo contrario esto iba a parecer una bibliografía de esas que aparecen al final de un tratado; y tampoco es eso.
Empiezo con una cita de “Joan”: “La ley se basa en la experiencia del legislador en hechos pasados”. Ojalá fuese así; en verdad, ni tan siquiera estoy seguro del ojalá. Pero sí estoy seguro de una cosa: tal afirmación es rigurosamente errónea. En gran cantidad de ocasiones, las leyes no se deben ni tan siquiera al programa electoral del partido gobernante (que suele olvidarlo al día siguiente de jurar el cargo), sino a un juego de alianzas para lograr mayorías absolutas o relativas, y votos a cambio de prebendas; los ejemplos están tan próximos que daría vergüenza tener que citarlos. Y no olvidemos que lo único que se vota (en nuestro caso en las Cortes) son las leyes; de Decreto-Ley para abajo, gran parte del articulado es obra de políticos profesionales y funcionarios no elegidos, sometidos a los pactos antes reseñados. Luego podrá resultar que todo el conjunto sea, más o menos, de pura lógica y sentido común, o al menos coherente con un programa previamente anunciado; y en multitud de casos (como el Reglamento de Circulación), un articulado puramente técnico, porque de algún modo hay que organizar las cosas (variedad de políticas fiscales, por ejemplo).
La legislación es, ni más ni menos, que la forma de organizar la convivencia en una sociedad. Cierto que ley y civilización (que no cultura) son conceptos que van juntos e indisolubles. Pero también hay que tener en cuenta la dualidad de individuo versus colectividad. Y el derecho, por no decir el deber, de ejercitar la inteligencia frente a la obediencia ciega. Y que por muchos politólogos, filósofos e intelectuales del más variado tipo, se reconoce y admite la existencia y el derecho a ejercer lo que se llama resistencia civil frente a leyes que un amplio colectivo considere injustas y lesivas para sus derechos. Gandhi consiguió la independencia de la India utilizando dicho método. Por supuesto que, en muchos casos, algunos colectivos podrían, y de hecho lo hacen, arrimar el ascua a su sardina invocando este derecho; pero con estas tensiones funciona, y avanza, nuestra sociedad. Pongamos el caso del aborto: me parece evidente el derecho de un médico, por razones religiosas, éticas, profesionales o humanitarias, a negarse a realizar abortos, aunque esté integrado en el escalafón de la Seguridad Social; pero cuando él ingresó, eso no estaba en los papeles. Del mismo modo, no niego el derecho de una mujer (dejemos el caso de una menor) a que se le practique un aborto (y dejemos también los plazos); pero por un médico que, con el mismo derecho que el anterior, esté de acuerdo en la conveniencia de practicarlo.
Continúa “Joan” haciendo afirmaciones un tanto gratuitas, como: “Es fácilmente demostrable que la conducción que Vd describe que realizó (algo a vueltas con las furgonetas), provoca accidentes con daños personales y materiales”. Sea cual fuere la anécdota, ¿de dónde se saca lo de fácilmente demostrable?; así no se puede argumentar en un coloquio; son brindis al sol. Y continúa: “El tomarse la justicia por su parte (se supone que quiere decir mano), siempre provoca la muerte y la desgracia de los más débiles”. Otra afirmación arriesgada; pero que, en cualquier caso, choca con un aforismo bien conocido, que sí tiene un respaldo de siglos y siglos: “La violencia es la partera de la Historia”. Bueno o malo, pero así es el mundo tal y como lo conocemos; sin muchas de esas violencias sería distinto, y no sabemos si mejor o peor. Pero la historia nos enseña que la violencia ha sido la cuna de muchas naciones, ideas y progresos. Y con violencia en contra de la ley entonces existente: la Revolución Francesa (con la “Enciclopedia”, pero también la guillotina), la independencia de Estados Unidos frente a Gran Bretaña, y la de todo el resto de América, del Río Grande hacia abajo, respecto a España. Y acabar con el “apartheid” en Sudáfrica, pese a retrocesos económicos, o incluso aumento de criminalidad (según se dice; en ambos casos, no opino por falta de datos).
El buenismo o adanismo (como se ha puesto de moda decir) no suele resolver los problemas; por el contrario, en muchos casos no hace sino aplazarlos sine die, y contribuir a que se enquisten y enconen. Y en ocasiones, contribuir a establecer el clima más arriba citado (un ordenado y cortés desenvolvimiento del tráfico) puede necesitar de posturas firmes, del tipo “no estoy dispuesto a pasar por esto”. Ya que cité la Revolución Francesa, hubo un rey (no recuerdo si el propio y guillotinado Luis XVI, u otro anterior) que desoyó los consejos para realizar cambios inaplazables y dijo aquello de “después de mí, el diluvio”; y llegó el diluvio, vaya si llegó. Pero los buenistas siguen prefiriendo adoptar la actitud de los habitantes (que no ciudadanos) del pueblo de “Solo ante el peligro”, cuya postura era la de “que se las apañe el sheriff, que para eso cobra, y si no, que se vaya del pueblo antes de que llegue el tren del “malo”. Claro que si Gary Cooper no llega a cargarse a tres o cuatro, y es él quien muerde el polvo, el pueblo entero hubiese quedado bajo el dominio de “los malos”; y entonces, reclamaciones al maestro armero.
Y cierro este alegato contra el adanismo miope con una de tantas anécdotas de ese monstruo de la política del siglo XX que fue Winston Churchill: el entonces Premier Lord Chamberlain va en 1938 a Munich, acepta un vergonzante pacto con Hitler y vuelve muy ufano declarando que era “un acuerdo de paz para una era”. Y en la Cámara (no sé si de los Lores o de los Comunes), Churchill le espetó: “Pudisteis elegir entre el deshonor y la guerra; elegisteis el deshonor, y además tendréis la guerra». ¿Y quién acertó? Todavía recuerdo haber leído en los periódicos, muy de niño, las noticias del final de la II Guerra Mundial; en la que, para plantar cara al enemigo agresor, fue preciso sustituir, como Premier, al acomodaticio Lord Chamberlain por el belicoso y “justiciero” Winston Churchill. Pero con “sangre, sudor y lágrimas” se ganó la guerra contra el nazismo totalitario.
Como dice “J.M.”, el simple hecho de vivir ya es arriesgado. Nuestra sociedad acepta riesgos inútiles y caprichosos como escalar la cara Norte de la montaña X, en invierno y por la vía más peligrosa, poniendo en riesgo no sólo la vida de quien lo intenta, sino la de quienes luego tienen que subir a rescatarle (guías, bomberos y/o patrulla de Rescate de Alta Montaña de la G.C.). Y todo por el prurito de hacer lo que no había hecho nadie; ¿y a quien le importa? Ya, ya me conozco esa plana explicación de que la montaña se sube “porque está ahí” (¿y por qué?, que diría el arquetípico gallego), pero estar ahí no significa invierno, cara Norte y vía difícil. El afán de superación me parece muy bien, pero sin implicar a terceros; porque si lo hiciesen a escondidas, sin dar tres cuartos al pregonero, y se quedasen luego congelados y tiesos como un garrote en un ventisquero, al menos no pondrían en peligro a otros; pero no, si vienen mal dadas, que luego suba el sherpa y nos rescate.
Así que no me venga ahora alguien con que no permitir que una furgoneta me arrincone contra el coche de delante, o se me cuele entre dicho coche y el mío es una actividad insensata, cuando lo que busca mi actitud (y NINGUNO sabemos si lo consigo o no) es educar (enérgicamente, si se quiere) a tales cafres (como coloquial pero racistamente les catalogó un comentarista; ya se sabe que kaffer era la denominación que los afrikaner holandeses les daban a zulús, basutos, matabeles y otras etnias belicosas de Sudáfrica). Y no admito mejores dotes proféticas en los que dicen que no lo consigo, de lo que yo considero a las mías propias. En el peor de los casos, que cada cual se quede con su verdad; pero que conste que incluso a los animales salvajes se les domestica, ¿o no?; pues ya está, y cuantos más contribuyan a esa domesticación, antes se conseguiría (o no, ¿chi lo sà?). Y no tolero que me digan que, porque un Reglamento varíe de un día para otro, ir a 140 por una autovía recta o con curvas abiertas, es un peligro y una falta de civismo, cuando el día anterior no lo era; podré contravenir un Reglamento, pero problema moral, me produce absolutamente cero.
En apoyo de ello, cito de nuevo a “J.M.”, en un clarificador párrafo: “No es libertario conducir con responsabilidad, pero a un ritmo mayor que el que otras personas, menos capaces, pueden mantener. No es temerario ser más hábil. Conducir despacio no es conducir bien. Conducir rápido no es conducir mal. La velocidad no le convierte a uno en asesino, salvo entendimiento de que los alemanes deberían estar todos ellos presos. Creo que ya basta de identificar incompetencia con responsabilidad. Hay gente que conduce mal, muy mal, y no necesariamente deprisa; son irresponsables, incompetentes y lentos”. Y “Gurb” lo remacha: “aceptar el determinismo de los idiotas no puede sino llevarnos a la idiotez colectiva”. Y de forma más técnica, “ele de Luis” pone el dedo en la llaga: “no es de recibo que nadie intente imponer su ritmo de marcha a los otros conductores ni que utilice el volante como mecanismo de compensación ante frustraciones y carencias afectivas o de autoestima, como dirían los psicologos”.
Porque los que habitualmente conducimos algo, o bastante, más rápido que la media, no intentamos imponer nuestro ritmo de marcha a los demás; nos conformamos con que no nos molesten demasiado y por supuesto, que no intenten impedírnoslo. Mi opinión de siempre ha sido que, so capa de seguridad, prudencia, civismo y respeto a la ley, los partidarios de limitaciones genéricas restrictivas (como las que sufrimos) están encubriendo lo que, en el fondo, les molesta: que otros sean capaces de hacer lo que ellos no hacen porque no pueden (por coche), no saben (por falta de “manos”), no quieren (por la tensión que les produce) o, simplemente, no se atreven (por miedo a la sanción); pero a lo que sí se atreven es a imponer sus propias limitaciones a todo el mundo.
Bastante más radical, pero muy explícito, es “Joaquín” respecto a no dejarse avasallar: “La estupidez y la prepotencia de algunos solo se cura cuando encuentran la horma de su zapato. El hombre solo aprende a leches (iba a decir otra cosa), y si bien no debemos convertirnos en Sheriffs de la zona, una buena colleja sin dejar que te la devuelvan, es una buena medicina. Otra cosa es usar la filosofía de Diógenes y esperar que los cure el roce diario con otros de su especie (Diógenes era el del barril y la vela, pero no tenía carnet de conducir)”. Y muy apegado a la realidad, comenta “Sisu”: “Anteponer el sentido común a la estricta observancia de cualquier norma o ley (del tipo que sea), lo veo como algo propio de gente inteligente y que tiene el “oficio de vivir” bien aprendido.
A mí no me gusta que me traten como a un borrego, alegando criterios de seguridad personal; me acuerdo del famoso “no podemos conducir por usted” del Sr. Navarro. ¡Ni se le ocurra, por Dios, ni se lo ocurra!”. Y quisiera cerrar con un entresacado de un reciente artículo del profundo, si bien en ocasiones tremendamente sintético columnista Arcadi Espada: “Nada más transversal que el infecto populismo,… que arranca de lo que podría llamarse democracia mayorista, o mejor al por mayor, siguiendo a Julian Baggini, que acuña un concepto parecido en un capítulo de “¿Se creen que somos tontos?”: “Si Gran Bretaña funcionase con criterios mayoritarios, la caza del zorro se habría prohibido hace mucho tiempo, pero jamás se habría abolido la pena capital. En otras palabras, en Gran Bretaña se mataría a más personas, pero a menos animales”. O sea que, porque el nivel medio de la conducción sea tirando a lamentable, los que somos capaces de hacerlo con alguna, o bastante más habilidad (y tanta o más seguridad, guste o no a algunos), tenemos que hacernos los tontos e ir con el rebaño; y si nos negamos a ello, somos incívicos y prepotentes. ¡Pues qué bien!
Pero viene “emprendeitor” (no todo van a ser argumentos a favor) y le responde así al “J.M.” de dos párrafos más arriba: “Vd viene a afirmar que algunas normas de conducción se deben tomar aproximadamente como sugerencias. ¿Todos deben hacerlo? No, claro. Todos no. ¿Quiénes? Los hábiles, los que no son, ¿cómo dice usted?, incompetentes”. Ahora soy yo quien le contesta: quien no encuentre diferencias en la carga de sentido común e incluso imperativo moral, entre adelantar en cambio de rasante, o bien cruzar a pie un estrecho semáforo peatonal en rojo, cuando no viene ningún coche en todo lo que alcanza la vista, no llevamos impermeable ni paraguas y están cayendo chuzos de punta, que me permita dudar de sus cualidades intelectuales.
Y si no me lo permite, me da igual; y no sólo lo dudo, sino que lo tengo muy claro. Por supuesto que existe una graduación en la importancia y responsabilidad de saltarse tal o cual artículo del Reglamento; y no me refiero sólo a la que ya se deduce de la gravedad de la sanción (aunque esta referencia no me parece más que aproximativa), sino a la que impone el sentido común. Lo del rasante, en todos los códigos de todos los países y desde hace más de un siglo, es no sólo de sanción máxima, sino que cualquiera comprende que es una mezcla de suicidio y asesinato. Pero en cuanto a los semáforos, salvo que haya una última redacción que no haya leído y lo permita, en teoría está prohibido, al girar a la derecha conduciendo, saltarse el semáforo en rojo aunque no haya peatones, pero es algo que desde hace décadas se viene haciendo en toda Europa, y con la connivencia (ilegal, evidentemente) de los agentes de tráfico, para evitar que los que no hagan el giro se queden atrapados. O sea que sí, existen normas que, a la luz del sentido común, se pueden tomar como sugerencias, en ciertos casos; o más exactamente, con relatividad.
Pero a lo que “emprendeitor” apunta es a la graduación dentro de una norma, como es la limitación; por cierto, todavía estoy esperando, después de habérselo preguntado varias veces, que explique cómo, para idénticas condiciones estructurales (autopista recta y llana), en el mundo hayan existido o existan limitaciones genéricas que van o han ido desde 80 hasta 150 km/h, por no hablar de libertad total. Yo sólo veo dos explicaciones: o las ponen los políticos “a ojo”, o lo hacen asesorados por “expertos” a los que, en principio, no hay que considerar mejores o peores por decir 80 o 150. No me irá a decir que dichos bandazos de la normativa no “sugieren” una absoluta incapacidad de decidir dónde está el fiel de la balanza; incapacidad, creo yo, bastante más alarmante que la interpretación más o menos elástica que algunos hacemos de dicha norma y que él entiende como tomarla por una mera “sugerencia”. Cuando lo que era perfectamente legítimo en 1973 pasa a ser punible en 1974, a igualdad de todos los factores excepto de lo que aparece publicado en el BOE, que me permitan tomar esa norma con menos respeto que la que prohíbe adelantar en cambio de rasante.
No obstante, “emprendeitor” sigue elaborando su teoría acerca de nuestra incapacidad para discernir si sabemos conducir bien o mal; porque a la cita que aparece dos párrafos más arriba, le sigue esta otra: “¿Quién determina esa incompetencia? Uno mismo (somos liberales, ¿no?).¿Quién se considera a sí mismo incompetente? Pues hombre, más bien pocos. Digamos que aproximadamente el 90% de la gente se considera a sí misma buen conductor, y el 10% restante, incompetente….Por tanto, legislemos para el 10%, para los incompetentes, y el resto, pues que hagan lo que ellos consideren oportuno”. Craso error: ni J.M., ni yo, ni los demás comentaristas que estamos más o menos de acuerdo, queremos que se legisle cortando por el rasero de los auténticos incompetentes; sino, muy al contrario, con unas limitaciones que estén, al menos, algo más acordes con las actuales redes viarias y con las aptitudes ruteras de los modernos automóviles.
Sin duda, el autor del comentario no se dio cuenta, pero aquí brilla, en todo su esplendor, el trauma al que hacía referencia “ele de Luis”; porque asoma la oreja eso de que a algunos les molestaría que otros hagan lo que ellos no pueden, no quieren, no saben o no se atreven a hacer; pese a que al subir la limitación, nadie estaría obligando a nadie a viajar a dichos nuevos límites, lo mismo que tampoco se obliga ahora a ir a los actuales más reducidos. Pero con límites más altos todavía quedaría más patente la diferencia entre lo que unos saben, quieren, pueden y se atreven a hacer, y otros no; pero ya sin poder tildar de “peligro de la carretera” a los primeros, y eso les fastidia. Por supuesto, nuestro tenaz opositor podría agarrarse a que, con limitaciones más altas, algunos, o muchos, de los incompetentes que no lo reconocen empezarían a viajar a dichas velocidades. Muy cierto, pero ¿no ocurre eso mismo ahora? Porque no sé yo que muchas autoescuelas hagan prácticas en las autovía a 120 km/h reales.
De modo que (a falta de la popularización de cursillos de perfeccionamiento de conducción) la función crea el órgano, y es la práctica la que luego va puliendo a unos y a otros. De todos modos, para ir más rápido en autovía tampoco hacen falta grandes capacidades, salvo la prudencia de levantar el pie en cuanto no se vean las cosas claras; otra cosa es intentar tomar curvas un poco comprometidas si no se está seguro de lo que se lleva entre manos. En cualquier caso, sí que resultaría enternecedora semejante preocupación por la seguridad vial por parte de quien, tras volver medio loco a este blog con sus inverosímiles consumos, acabó reconociendo paladinamente que a sus 80/100 km/h de crucero en carretera y autovía, obliga a camiones y autobuses a cambiar de carril para adelantarle.
En cuanto al argumento de cómo distinguir al incompetente, le daré a “emprendeitor” alguna pista; claro que, para eso, hace falta viajar a unos cruceros un poco más alegres que los suyos. Pongamos mi recorrido habitual, en zona de carretera y a 120; otro usuario, que marcha por delante algo más lento, aunque quizás ya incumpliendo igual que yo, ha ido acelerando su marcha al ver que me acerco, y nos aproximamos a una curva, que se toma con la gorra no a 120, sino también a 140. Pues si, 80 metros antes de llegar a ella, veo que enciende los “tomates” de la luz de freno, ya sé a ciencia cierta que es, por partida doble o triple, incompetente como conductor, traumatizado por no querer dejarse adelantar, y un perfecto gilipollas en términos generales, porque si pretende “picarse” (allá él), al menos hay que tener un poquito de nivel. ¿Ve qué fácil se descubre a un incompetente?
Con la teoría de “emprendeitor”, y dado que en España el ya manido 90% se autotitula liberalmente como gran experto en fútbol (basta con oír las conversaciones en la barra de un bar), y dada la incapacidad de, según nuestro polemista, discernir si se es o no incompetente, no tiene sentido que Luis María Villar, presidente de la correspondiente federación, se haya molestado en buscar primero a Luis Aragonés para ganar la Eurocopa y luego a Vicente del Bosque para hacer lo mismo con el Mundial. Total, con haber pasado por un bar y elegir al que más grite, problema resuelto. Pero no es así; porque al margen de los “bocazas”, los que realizamos alguna actividad con un buen nivel lo sabemos, incluso sin opiniones externas.
Por ello, YO SÉ que sé conducir bien. Ya puestos, publiqué toda una larga entrada sobre el tema, razonada y ordenada, que parece ser gustó bastante a buen número de blogueros, a juzgar por los comentarios; así que la teoría ya la tengo dominada. Y si me sé la teoría, difícil sería que, tras de más de 50 años conduciendo y de tres millones de km recorridos (probando coches en un alto porcentaje de dicho kilometraje), siga vivo sin haberla puesto en práctica. Claro que, con este criterio nihilista de que todos creemos que sabemos, pero no es así, a lo mejor resulta que ni Fernando Alonso sabe conducir.
Y pasemos ya al último tema: el Código (actualmente Reglamento) de la Circulación debe ser, básicamente y a mi juicio, la plasmación del sentido común aplicado al fenómeno del tráfico; sobre todo en lo relativo al manejo y resolución de las situaciones concretas, ya que éstas deben resolverse, en muchos casos, en décimas de segundo, y lo ideal es que la norma siga el camino de lo lógico, racional y razonable. En la mayoría de los casos así es, afortunadamente. Y luego está el otro aspecto, que es el diseño de las infraestructuras y la gestión del tráfico, actividades de amplia influencia en la economía y el funcionamiento social de la comunidad, tanto nacional como internacional.
Respecto a esto, hace poco escribí lo siguiente: “La circulación, el tráfico o como se le quiera llamar a la utilización conjunta de múltiples vehículos sobre vías comunes, no es una ciencia, ni siquiera aproximativa; se trata de un fenómeno a cuyo conocimiento se llega por métodos empíricos, porque no hay una disciplina científica concreta que lo abarque: la física, la ingeniería, la meteorología, la medicina, la psicología y diversas ramas de la sociología tienen arte y parte en la comprensión de una actividad tan especial. Por ello, para captar sus múltiples facetas, hay dos métodos complementarios: la observación de lo que ocurre realmente en la carretera, y la acumulación de datos estadísticos”. Como es habitual, “emprendeitor” saltó a la palestra, con lo siguiente: “Sobre el tema de que la conducción no es una ciencia, se equivoca. La gestión del tráfico es una disciplina a la que, como a muchas otras, se llega efectivamente a través de métodos empíricos… pero que responde a casuísticas, que permiten modelizar métodos teóricos…. El tráfico es una más de las múltiples disciplinas que responden a la teoría del caos (múltiples entradas con múltiples interacciones, de forma que un pequeño cambio puede tener efectos de magnitudes muy diversas imposibles de prever con sistemas simples). Es una disciplina compleja, pero con reglas, con casuística, con modelizaciones que son efectivas y se cumplen. Claro que hay que observar. Pero observar toda la vida no le convierte en más experto que alguien que observa, y no sólo hace eso sino que estudia las observaciones, busca patrones, simula (a través de distintos programas y funciones), el comportamiento real del tráfico, etc”.
Y también como es habitual, a “emprendeitor” le ciega su obsesión por contradecirme, y no es capaz de leer con atención lo que he escrito. Porque lo que yo he dicho (véase más arriba) es que el tráfico, como actividad de utilización conjunta de vehículos sobre una vía, no es una ciencia; yo no me refería en ningún momento a la gestión del tráfico. Ésta puede que sea una ciencia o no, según la manga ancha que se tenga para admitir algo como ciencia; de entrada, el propio “emprendeitor”, incluso a la gestión, que es a lo que él se refiere, la denomina varias veces como disciplina, que es algo bastante menos enfático que decir ciencia. En cualquier caso, sobre la gestión y sus modelizaciones, otro comentarista, “Slayer” en este caso, le para los pies en seco: “Sí, es una ciencia. Pero en esa ciencia hay trabajando gente que no tiene ni puta idea ni de lo que es un coche, ni de lo que es conducir. Y se dilapidan auténticas fortunas en simular perogrulladas”. Se puede decir más alto, pero no más claro; yo desde luego, no conozco demasiado a esa gente que decide si una autovía debe de ser de dos o tres carriles (luego acaba siempre colapsada, porque el tráfico real no está educado, y todos van por la izquierda). Pero si como muestra basta un botón, hay una cátedra dedicada a la Psicología de la Conducción, en la Universidad de Valencia, cuto titular hace muchos años que defendía que, a partir de 130 km/h (otras veces decía 140 o 150), se produce un cataclismo sensorial (esa era, ni más ni menos, la definición) que impedía apreciar tiempos, distancias y velocidades. Cuando lo oí por primera vez, concluí que yo estaba muerto desde mucho tiempo atrás, y que no era más que un “zombi”; pero aquí sigo.
Así que distingamos la gestión (apoyada básicamente en estadísticas, y a partir de ellas que quien quiera elabore todas las modelizaciones y simulaciones que considere oportunas), de la conducción real, el manejo de un coche metido en el tráfico e interactuando con el resto de usuarios. Y todas las simulaciones de la más perfecta gestión no me dicen absolutamente nada, al embocar una rotonda, acerca de cómo se va a comportar el tío que ya está dentro, o el que se aproxima por la siguiente entrada a mi derecha; lo tengo que adivinar yo, por experiencia, observación y conocimiento de lo que es el tráfico real. De las estadísticas, las únicas que me ayudan son, en todo caso, las que predicen cómo estará de congestionada una carretera, aunque se equivoquen como este verano, prediciendo unos atascos que la crisis se ha encargado de eliminar de un plumazo. Así pues, si admitimos que la gestión del tráfico es una ciencia, yo reivindico que la conducción dentro del tráfico puede llegar a ser un arte. En cuya ejecución, el buen conductor utiliza retazos, pero sólo eso, de otros saberes como la física, la meteorología, la medicina, la psicología y la sociología, ya que la conducción dentro del tráfico, todavía mucho más que su gestión, sí que es un fenómeno, o actividad, tremendamente multidisciplinar.
Pero, al margen de un aceptable nivel técnico en el manejo del vehículo, y de conducir variando entre todas las gamas de velocidades que habitualmente se emplean en la circulación, desde un atasco hasta las autobahnen alemanas (para tener experiencia directa de los distintos problemas que se plantean), la clave para comprender el tráfico real se apoya en la interiorización inteligente de lo que la observación nos ha ido suministrando (no hace falta apuntarlo en un cuadernito; si las meninges no dan para más, ni el cuadernito, ni las simulaciones, sirven de nada).
Y a este respecto, eso de que “observar toda la vida no le convierte en más experto que alguien que observa, y no sólo hace eso, sino que estudia las observaciones, busca patrones y simula el comportamiento real del tráfico”, me parece una afirmación arriesgadísima. Primero, presupone que los teóricos de la modelización participan en el tráfico con asiduidad y amplio kilometraje; me permito, al menos, ponerlo en cuarentena. Segundo, si lo conocen de primera mano, como desde luego lo conocemos muchos otros, no veo la necesidad de “simular” dicho comportamiento; esto lo precisará quien no sale del laboratorio y trabaja con videos y estadísticas aportados por otros. En fin, me remito a la opinión de “Slayer” sobre algunos de quienes se dedican a estas actividades; ya he dado antes un botón de muestra. Y sí, en la comprensión directa del tráfico real, me considero más experto que quizás una mayoría de los suyos, porque mientras ellos están con la teoría del caos (ya se sabe, aleteo de mariposa en Nueva York, tifón en el Mar de la China), yo estoy en el asfalto con los ojos bien abiertos. Y mal que les pese a algunos, la veteranía es un grado, como en la mili.
Un trabajo serio es el del Equipo de Investigación de Accidentes de Volvo, que acaba de celebrar su 40 aniversario. Y esto es lo que dice John Fredrik Grönvall, jefe de equipo: “Nuestro trabajo sigue dos caminos: uno, estudiar en profundidad cada accidente, y analizar el comportamiento de los sistemas de seguridad (esto les interesa especialmente como marca). Dos: estadísticas lo más amplias posibles que permitan predecir la posibilidad de que ocurra un cierto tipo de accidente. Pero para ello necesitaríamos comprender el comportamiento del conductor y como influye en la secuencia de acontecimientos que dan lugar a un accidente en la vida real” (esto es lo que nos interesa a nosotros). De modo que, tras cuarenta años de intenso trabajo, se sigue reconociendo que la clave está en el comportamiento del conductor; y para conocer esto, no hay otro camino que la observación directa (o en vídeo, pero no los hay cada 500 metros) de lo que ocurre en carretera. Como se dice en matemáticas, “es lo que queríamos demostrar”.
En la serie de relatos de Isaac Asimov sobre robots, siempre tienen gran importancia sus tres leyes, que más o menos y si no recuerdo mal, son: no hacer nunca daño, ni permitir que algo o alguien se lo haga a un humano; no hacer algo que pueda dañarle a sí mismo; con la salvedad (3ª ley) de proteger del peligro a un humano incluso al precio de la propia autodestrucción. Y en uno de los últimos relatos de “Yo, robot”, el propio Asimov plantea un caso en el que el pobre robot no puede cumplir con dichas leyes, porque haga lo que haga, se autodestruye, no puede salvar al humano, pero a pesar de todo debe intentarlo; al pobre artefacto casi se le queman los circuitos intentando cuadrar el círculo. Y en esta situación veo yo al conductor cumplidor de la ley a rajatabla que llega a una rotonda, el que lleva delante frena muchísimo más de lo razonable, el que lleva detrás no se entera y frena poco o nada, y él tiene que decidir entre quedar cogido en sándwich, o saltarse el balizado pintado en el suelo y, aunque sea a contramano, salvar la situación. ¿Pisará la prohibida baliza? ¿Sí? ¿No? ¡Qué angustia existencial, y en décimas de segundo! Otros no tendríamos el menor problema para resolver la situación, y que le zurzan al balizado del suelo.
Yo no quiero ser un robot. Y no renuncio al uso de la inteligencia responsable y selectiva, aunque en momentos puntuales (o situaciones prolongadas, como la velocidad de crucero), pueda entrar en conflicto con la letra de alguna ley. En no sé qué epístola, S. Pablo escribió una frase digna de ser grabada en mármol: “La letra mata, el espíritu vivifica”. Pues eso.
El de los cafres (y el cafre) era yo.
Ni cafre es racista, ni viene del afrikaans. Pero si usted es feliz, no se corte.
Puuuuuffff, claramente se le ha ido «la aerodinamica» amigo A de A. Este artículo me ha parecido una serie de disquisiciones filosóficas morales de un divulgador intelectual de segunda fila poseido de superioridad intelectual para justificar «su tesis». De la furgoneta al Ghandi de la autovia a Churchill. Estoy de acuerdo que los limites de velocidad son ridículos pero mezclar la teoria del estado, la objeccion de conciencia ante el aborto, la dualidad persona-colectivo me parece una paella a la que se le ha metido todo lo que había en la despensa. Este es un Blog de coches, A de A, sabes de esto, da gusto leerte. No utilices la experiencia cualificada que tienes en automóviles para ir tocando todas las campanas.
Salu2
Tengo un conocido que está (injustamente) en prisión por tres casos de homicidio imprudente (no recuerdo si la sentencia fue exactamente ésa).
Ahora es un señor mayor y pronto estará fuera. Era constructor. Él SABÍA construir muy bien. Nunca antes se le había caído un edificio; hasta ese momento. Murieron tres personas. Hacía un tiempo que habían cambiado las Normas de Edificación. Él no solía poner tanto armado en las estructuras de hormigón. ¡Burócratas! Si antes las casas no se caían sin armado, ¿por qué exigían de un día para otro redondos del 12? Pero el edificio cayó y tres personas murieron.
Exigir y limitar con la excusa de la seguridad es para borregos. Pronto saldrá.
Le vendría bien trabajar más los artículos para decir lo mismo en muchísimo menos texto. Sé que eso conlleva esfuerzo, pero algunos lectores se lo agradeceríamos y ud. le haría mejor escritor/periodista.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Además, este artículo me suena a refrito de otros que ha escrito antes, o más bien de respuestas suyas a comentarios de lectores.
En cuanto al fondo del asunto le comento que es obvio que algunos conductores (puede que muchos, no lo sé) tengan capacidad para circular de forma segura conduciendo de una forma no permitida por la ley, pero ello no obsta para que tengan que cumplirla igualmente. Y la ley no está promulgada por ser la mejor forma de hacer las cosas, sino de la forma que mayoritariamente prefieren los políticos que hemos elegido para representarnos.
Sea mejor o peor, le guste o no le guste es lo que hay y las disquisiciones que ud. plantea (en cuyo fondo argumental coincido mayoritariamente) son estériles salvo para pasar un ratito charlando o escribiendo en este blog. En ningún caso legitiman el incumplimiento de la norma, por mucho que me gustara que así fuera.
En cuanto al ejemplo práctico que plantea, con el fin de evidenciar la no idoneidad de el cumplimiento de la norma, es un flojo esfuerzo, y hasta me parece infantil (aun más que las coñas con el significado de A. de A.). Sinceramente, me suena igual que cuando un conductor me dice que no se pone el cinturón de seguridad por que fulanito o menganito se salvaron en accidente por salir despedidos por el parabrisas.es obvio que la ley se aplica para comportamientos genéricos, conductas no específicas y que por esa razón en multitud de casos concretos la norma es hasta contraproducente, produciendo que el obligado a cumplirla no lo haga en aras de su propia supervivencia, valor de muy superior importancia que la observancia de la leyes de tráfico.
En cualquier caso, ud. no descubre nada exponiendo esas situaciones comprometidas, ya que de muy antiguo existe un principio general del derecho que es: ad imposibilita nepo tenemus (a lo imposible nadie está obligado). Es por ello que ante la situación que ud. propone en la llegada a una rotonda, un juez nunca supeditaría el cumplimiento de un precepto legal a la conservación de la indemnidad física del conductor, más aún cuando estamos en un caso de una falta administrativa.
En definitiva. Que si, que ud. y yo, y muchos otros (sobre todo JM)conducimos mejor que la mayoría, pero las normas son para todos, y de forma habitual y abrumadora su cumplimiento repercute en una mayor seguridad para todos.
Confío en que este comentarío no sea cosiderado una «afrenta internetiana» contra ud. y que tenga a bien considerarla como una opinión carente de ánimo bélico contra ud.
Bueno, le dejo que me voy a hacer trompos con el coche. 🙂
Ejotatuentifaif, ¿pero qué ha hecho, criatura? Ahora D. Asclepíades tendrá que contestarle en unas tres mil líneas aprox. rebatiendo su rebatimiento.
Esto se parece cada vez más al día de la marmota.
Sin entrar en muchas disquisiciones
@4, Ej: El latinajo al que impropiamente se refiere como ad imposibilita nepo tenemus es ad imposibilia nemo tenetur, si no le importa, que no me ha hecho falta el colirio y me ha bastado con leer ese castigo a la tradición del ius civile romanorum. Por otro lado, yo conduzco mejor que muchos y peor que algunos, no siendo pequeño el grupo de algunos aunque más grande que el de muchos.
En cuanto a las normas, dos de los principios que ha de reunir una norma son la universalidad y la necesidad. A su vez una norma debe ser ejecutable.
Si legislamos para casos particulares, el Derecho pierde fuerza. Si legislamos para atender apetencias y no necesidades, el Derecho pierde fuerza. Si la norma no es aplicable, el Derecho pierde fuerza.
Si tenemos normas artificiales o artificiosas en las que nadie cree, es fácil concluir que la norma se percibe como un fastidio, o un capricho y el Derecho, nuevamente, se resiente. Nadie objeta de una norma que prohíbe el homicidio pero que una norma nos obligue a circular a una velocidad máxima hilarante que la mayoría no respeta hace que la norma se incumpla sistemáticamente y nuevamente hacemos un flaco favor al ordenamiento jurídico pues cuando la norma no es necesaria, real, universal ni creíble abrimos la puerta al debilitamiento del ordenamiento jurídico y a que esa situación sea extrapolable. El Derecho ha de ser creíble, cuando no lo es, los ciudadanos perciben debilidad en el sistema y empiezan a incumplirlo por sistema.
Las normas son buenas si siguen el principio de afectación general, necesidad y respetan el principio de mínima intervención de la libertad privada.
En caso contrario, como la de las velocidades máximas, son incumplidas sistemáticamente. El daño a la credibilidad del conjunto normativo es muy grande.
Todo esto, mal puesto (no tengo tiempo para más) es hasta donde llega este comentario, tengan una buena tarde y un provechoso día de S. [inserte onomástica del día aquí].
JM
JM: Lleva ud. toda la razón en lo del latinajo. Lo he escrito descuidadamente y merezco la corrección. Es lo que tiene escribir de memoria, fuera del despacho, en una BB (para cuando unas pestañitas en el navegador para consultar antes de redactar) y de forma atrevida.
En cuanto a la credibilidad del conjunto normativo, estoy de acuerdo. ¿Y eso que cambia?
@7: No cambia nada, pero deja patente el hecho de que si hay una norma, que una gran parte de la población ignora, probablemente sea porque es inadecuada. Y como artificio que son, lo correcto -pienso yo- es adaptarla.
Las leyes están para respetarlas, correcto. También es cierto que la sociedad (supongo que sobre todo la Occidental) ha experimentado grandes avances contraviniendo y desobedeciendo ciertas leyes por considerarlas del todo inadecuadas. Me parece muy sano plantearse ciertas normas, y preguntarse si esto o aquello realmente debe ser como «dicen» que debe ser. Así avanzamos.
Algunas opiniones:
1) Sobre el fundamento de las normas y su obligatoriedad moral:
expuesto muy toscamente, algunas normas obedecen a una realidad natural previa (eso nos lleva al debate sobre el derecho natural, cosa peliaguda), teniendo importancia desde el principio el fondo de la cuestión (caso típico, esta prohibido matar) y otras son convenios en lo que en principio no tiene importancia si se establece una cosa y otra pero pasa a tenerla una vez se establece el convenio (caso tipico, circular por la derecha o por izquierda; no se si hay motivos ergonomicos que hagan preferible una de las dos, pero en unos paises funciona bien de una forma y en otros de otra). Quizas los limites de velocidad combinan un poco las dos cosas: hay limites irracionales e ineficientes de inicio (caso absurdo, resucitar la ley de la bandera roja; o bien poner limites a 100 en poblacion) pero, dentro de unos margenes, creo que tienen algo de convenio: establecidos ciertos limites, la gente sabe en que margenes puede esperar se desarrolle la corriente del trafico.
Entiendo que, reconocida la autonomia moral del individuo, solo es reprochable moralmente que alguien sepa que está haciendo lo que él mismo considera incorrecto. (otra cosa es que pensemos que no tiene razon, bien porque mantiene unas posiciones morales fundamentadas con las que no estamos de acuerdo o bien porque le consideremos bobo, un fanatico o un vago intelectual, a riesgo de equivocarnos, claro) La Administracion sanciona, no envia a nadie al infierno ni hay convenio con la autoridad competente para el acceso a la conciencia de los individuos y la correspondiente anotacion de la falta en ella. Pero el cumplimiento de las normas no puede depender de su aceptacion moral por cada ciudadano ni de sus cambios de idea. Se entiende que no produzca cargo de conciencia saltarse los limites de velocidad, pero no van a suprimirse por eso ni al Estado le importa.
2) Sobre la justicia de las normas: nada puedo decir que no se haya dicho en unos cuantos siglos. Pero.. ¿al estado no le importa? Bueno, en una sociedad democratica las normas deben reflejar el sentir mayoritario, hasta cierto punto, con los limites de la constitucion, las declaraciones internacionales de derechos y… ¿las opiniones tecnicas?.. ¿el sentido comun?… ¿está-sufiencitemente-educada-la mayoria?…¿es-España-una-democracia-avanzada?…¿que papel tiene el liderazgo.?, etc. etc.
¿Son democráticos los limites de velocidad? Bueno, ahora estan en el anexo del RDLeg 339/1990, mas conocido como Ley de Trafico, en redaccion dada por la Ley 18/2009 y ahora y siempre en el Reglamento de Circulacion. ¿Responden a la opinion mayoritaria? ¿Aumentarian los accidentes o disminuirian si seguimos dicha opinion? ¿Es democratico seguirla aunque aumentaran?. No lo tengo nada claro, pero por eso mismo no soy especialista en teoria del derecho. Grosso modo, no considero una democracia avanzada a España, por lo que la voluntad mayoritaria no siempre inspirara las leyes (tampoco una dictadura; conste). ¿Esta cerrado el debate sobre formas de gobierno? Decididamente creo que no.
La ciencia es larga, la vida es breve. Los romanos no hablaban de los comentarios del los blogs, porque no había, pero tambien deberian serlo.
Entonces, ¿Al Estado le importa o no? Las personas que lo deciden creo tienen en cuenta la accidentalidad (acojona, eh?), y la fluidez del trafico. Los muertos quitan votos. Los muertos, esos si, dan cargo de conciencia (caso de haberla y encontrarse en funcionamiento). Tambien la economia y la ecología (acojona pero menos). ¿Son competentes las personas que lo deciden? No lo se, pero creo que hay espacio al debate tecnico, aunque supongo que la decsion ultima trata de nadar y guardar la ropa (los muertos y paraliticos acojonan mucho), manteniendo limites que dejan un aaaaaaamplio margen de seguridad, no sea que…
2) Sobre los limites de velocidad actuales:
a) ¿120 es poco en vias de alta capacidad? SI. No se de psicologia de la conduccion, pero someto a la consideracion de los que si el siguiente argumento:
– Nos conocemos. En este pais saltarse las normas no esta mal visto, por las formas de gobierno
por educacion, cultura o lo que sea.
-Pongo 120. Los margenes metrologicos me obligan a hacer saltar los radares a 138 de aguja, mas o menos, y 130 y pico, depende de coche y radar, reales. La gente lo sabe y el limite real (porque la mayoria de los radares y los velocimetros de los coches no tienen tanta desviacion) viene siendo 138 de aguja y mas de 130 reales (el mio lo es, lo reconozco). Solo llevo unos 45.000 k conducidos. No conduzco muy bien. Una vez me pusieron una multa por ir a 140. De momento, la unica.
– Pongo 130 o 140: el limite real vendria siendo 150 o 160 y pico. Algunos somos españoles y tenemos prisa y la mania de apurar el limite de la sancion ¿eso es peligroso? Depende del trafico y del trazado: solucion: paneles de mensaje variable con limites variables. La gente no da la misma fuerza a las señales de mensaje variable que a la señal estatica. Los paneles cuesta una pasta ponerlos y otra la luz que gastan al mes. ¿Llenamos la autopistas con ellos? ¿Es mejor gastar el dinero en eso o en otra cosa? ¿Se fija la gente? Si algunos ya no se fijan en los paneles de radar fijo, que son como una casa….
¿Es seguro ir a 150 o 160? ¿Se multiplicarian los limites especificos en las autovias y autopistas? ¿La gente se fijaria y les atenderia? ¿La gente tira de sentido comun y no hace falta ponerlos?
Personalmente creo que seria mas adecuado un limite comun europeo, quizas a 130. Pere Navarro ha reconocido q
3) ¿Para quien se legisla?
Sin pretender ofenderle, creo que se ha tomado usted demasiada libertad con el formato digital para dar rienda suelta a la extensión de sus textos.
Cada vez se me hace menos apetecible empezar a leer ese río de caracteres sin saber muy bien de qué se va a hablar en cada párrafo. Aunque puede que sea por la impresión que causa verlo todo junto y en una misma columna, que a veces en papel engaña y resulta más «abarcable».
Sobre las entradas de consumo no tengo queja. Quien no quiera leer tiene resaltado el combustible utilizado y la ficha técnica del modelo.
Muchas gracias por su atención.
Don Arturo, se lo digo con todo el cariño del mundo, en esta entrada se le ha ido la pinza un rato. Justificar un pique con una furgoneta equiparando su autoridad moral con la de Gandhi, Churchill o Bolivar pasa ya de esperpentico.
Si quiere usted jugar a Mad Max el Justiciero de la Carretera con las furgonetas de reparto urgente, hagalo: es usted adulto y sera responsable de las consecuencias de sus acciones, si es que tienen alguna. Pero no nos venda usted la moralina, que en esta ocasion es ciertamente indigesta.
En lo poco que he escrito hasta ahora creo que queda claro mi apoyo incondicional a A.deA. Por ello probablemente estoy condenando mi opinión subsiguiente, a la que ya nadie dará crédito por considerarla viciada de origen. Pero me da igual.
Al grano.
Todo el desarrollo de Churchill, Ghandi y otras cuestiones políticas no son más que acompañamiento hacia lo verdaderamente importante del texto, a mi entender: legislar para tontos. Mejor dicho, legislar para el menos capaz. Y cortar el desarrollo de las posibilidades y acciones de los más hábiles y capaces (sí, están en lo cierto, no hablo solo de conducir).
Ayer veía yo en la TV, medio de pasada, un documental en el que un guepardo cazaba no recuerdo qué animal, el más lento de la manada, mientras el locutor decía que los más débiles son los que caen primero y así es cómo evoluciona la especie. Se refería a gamos, corzos o ciervos, no recuerdo. Ahora va mi razonamiento demagogo y tal: en nuestra manada, en lugar de proteger al fuerte, permitirle desarrollarse, darle facilidades para que ponga en práctica sus conocimientos y habilidades (que muchas veces benefician al resto de la sociedad, y le dan fuerza y desarrollo), se le coarta, y limita, y se le pone al mivel del más débil, de ése que en otro modelo de sociedad sería el primero en desaparecer. Esto, a mi entender, es un gran problema para la sociedad en sí. No evoluciona, sino que se atasca y cada vez será más mediocre.
A nivel individual, hablar de la desaparición de individuos nos acongoja, nos parece demencial, una aberración e inhumano. Y estoy de acuerdo, desde el punto de vista de que «¿Y si fuera yo? ¿Y si es un familiar directo o un amigo?». No, no podemos aceptarlo. Yo el primero, a lo mejor soy el más débil de mi entorno y debería ser el primero en desaparecer, pero, lógicamente, me niego. Es comprensible.
Pero a nivel social, ¿esto es lo recomendable? ¿Qué tiene que perseguir una sociedad, organizada de la manera que queramos? ¿El bien del individuo o el bien de la sociedad? ¿Son compatibles ambos objetivos? ¿Es posible facilitar el desarrollo y evolución de la especie sin perder ni uno de sus miembros, aún los más débiles? ¿Es lícito, moral y/o legalmente, coartar a los miembros más dotados en favor de los más déibiles? ¿Es razonable que en una manada que busca un lugar mejor para sentarse se impida a los miembros más rápidos correr para llegar antes y así poder conseguir que la especie sobreviva, o vamos todos al paso del más débil, a riesgo de no llegar nunca a ese lugar mejor y que la especie, por el camino, muera y desaparezca?
¿No debería la sociedad, en su conjunto, buscar lo mejor para ella misma de modo global, aunque esto conlleve pérdidas a nivel individual? Repito, ¿esto es compatible con proteger a todos? ¿Tiene sentido proteger a todos, cuando dentro de 100 años no estaremos ninguno, y habremos legado a la siguiente generación una sociedad peor, más débil, no evolucionada? Vuelvo a perguntar, ¿es compatible?
(Como ven, mis argumentos e idas de olla no son menores que las de A.deA.)
Evidentemente, suelto todo este rollo para al final intentar centrarme en la conducción.
Antes de ayer veía un reportaje en la TV -otra vez la TV- en la que el locutor y algunos entrevistados se quejaban amargamente de que «una colección de locos» se iba a un aparcamiento privado de un centro comercial de Vigo a «hacer derrapes como locos», actividad en la cual «se ponían en gran peligro a sí mismos». Es, seguramente, la misma gente que, como decía A.deA., admira al que sube la cara norte de una montaña, o jalea al que se pone delante de los toros de sanfermín, o que se impresiona con el que es capaz de tirarse en «puenting». Debe ser que en unos casos no se pone en riesgo la propia vida y en otros sí, o yo no lo entiendo.
El problema de base actualmente es que la gestión de la DGT de los últimos años está consiguiendo su objetivo: mentalizar a todos de que el gran culpable de los males del tráfico, el único, es la velocidad, y, en concreto, la mayor de 120. Han conseguido que la gente repita esto como un mantra y que ya no se cuestione su validez ni los objetivos que se supone que esto persigue.
A partir de ahí, es fácil empezar a sacar leyes (mejor dicho, reglamentos y normas) que limiten cada vez más. En las que se busca proteger al menos hábil, aunque sea a costa de machacar al que tiene mejores aptitudes, a quien se perseguirá física y mentalmente para hacerle sentir un proscrito. Y meterle en la cárcel, si es posible, como se intenta hoy en día.
Normas que, como ya han dicho otros, cada día tienen menos credibilidad, que la gente llegamos a cuestionarnos, que hacen que perdamos fe en el sistema y que nos llevan a incumplimientos que pueden generalizarse y afectar incluso a normas que sí son razonables y deben cumplirse a rajatabla.
En definitiva, el sistema es malo, está hecho por gente incompetente y nadie parece querer cambiarlo (yo tampoco, estoy muy a gusto en mi sillón aquí sentado), y así nos va.
Y, sí, ya me callo.
Hasta luego.
#13 Conste que servidor incumple en mayor o menor medida leyes y reglamentos de toda índole, y que lo pienso seguir haciendo mientras me parezca conveniente. Lo que no me parece lógico es jalear a personas como yo. Esa actitud me parece muy poco sensata.
En unas horas dispondré de más tiempo para desarrollar mi opinión.
Termino, que hubo un cacho que se cortó:
3) ¿Para quien se legisla? Creo que para el conjunto, con un ojo puesto en el 3 o 4% que dan problemas graves habitualmente porque no saben comportarse, no conocen sus limites y , que sólo en un caso muyMenos de 3000 muertos a 24 horas no son muchos (y su notable reduccion en los ultimos años se ha debido a causas diversas) en relacion a los millones de desplazamientos que hay, pero los gobiernos consideran que 3000 dramas (despues de una reduccion de aprox. el 40% durante los ultimos años) no es aceoptable.
4) ¿A quien damos el carnet? Creo que hay dos formas de verlo:
a) A los que alcanzan un nivel tecnico elevado, con unas pruebas complejas.
b) A todos los que alcancen un nivel de manejo básico. ¿Que es mas democratico?
Ni unos ni otros creo tienen por que causar problemas. Posiblemente cierto porcentaje de la gente a la que el coche es util e incluso necesario en su vida diaria no sirve para conducir muy bien, y no tiene por que dar problemas.
Sin embargo, creo que muchos estamos de acuerdo en que los nuevos conductores salen ahora muchas veces con un nivel menos que minimo, tanto porque muchas autoescuelas no se molestan en formar adecuadamente, porque estamos en crisis y la gente va a lo minimo y porque los examenes de Trafico tampoco son suficientes (creo que 25 minutos para Aes y Bes es poco).
Se podria dar un «B plus» a lo mejor para coches de mas de 110 cv y determinada relacion potencia/peso, con examenes mas duros (me parece razonable) aunque ya me parece distinto permitirles limites mas altos que al resto, pues con las pruebas adecuadas quizas se pueda comprobar qe se tiene la tecnica suficiente pero tengo mis dudas respecto a la mentalidad.
Por ultimo, enhorabuena por el blog, me parece de lo mejor que se puede leer por internet, y muchisimas gracias por compartir tantos años de profesion y experiencias.
Juan Antonio, aunque estamos de acuerdo en algunos de sus argumentos, creo que comete usted un error cayendo en la tentación de comparar la evolución de los antílopes con la evolución de la especie humana, y estableciendo una dicotomía entre el bien de la sociedad y el del individuo.
Los antílopes viven en un entorno (la sabana polvorienta, con perdón) y los humanos en otro (la sociedad, la que sea). Las normas en uno y otro medio son completamente distintas, la selección natural que se efectúa en ellos, también.
La selección en la especie humana no se hace por fortaleza en un único ámbito (ni en el manojito de competencias que marcan la diferencia entre morir o sobrevivir en la sabana). Nuestro entorno es tan complejo que determinar quién es el individuo más adaptado depende de muchísimos factores. El débil en una esfera suele ser un hacha en otra. Mis reflejos y mi capacidad para calcular distancias pueden ser nulas (no lo son, es un ejemplo), lo cual me costaría la vida si fuera antílope y puede costar la de muchos otros humanos si voy conduciendo un coche, pero mi inteligencia emocional puede ser la polla en cebolla, y puede ser de gran provecho para la economía y mis allegados. Flemming, que tantas vidas salvó y ahorró, habría muerto antes de llegar a su madurez en una manada de antílopes, porque no veía bien. Gracias a que la sociedad «lo esperó» (alguien se molestó en inventar gafas para los débiles que no veían un pimiento), todos nos beneficiamos en una medida enorme.
La sociedad actúa con cierta tendencia a proteger a los débiles, y al mismo tiempo a premiar a los fuertes y a estimular a los más capaces. Estos fenómenos son perfectamente compatibles, porque a menudo protección, recompensa y estímulo tienen lugar en ámbitos distintos y no excluyentes. ¿No conoce usted a ningún brillante abogado que haya estudiado con beca porque venía de una familia pobre (débil)? ¿Ni ningún afamado piloto de carreras que lleve lentillas, o piernas ortopédicas (por débil)?
Los humanos protegemos y esperamos a los débiles porque, a nivel molecular, sabemos que en nuestro entorno todos somos débiles de una u otra forma. Nuestros genes «saben» que proteger al otro es la mejor manera de perpetuarse, de prosperar.
Cómo se efectúen la protección y la recompensa es otro cantar (y aquí es donde encontramos cierto terreno de acuerdo usted y yo). Pero tenga por seguro que el bien de la sociedad es el bien del individuo. De otro modo, la sociedad no existiría. Nuestro genes son muy listos, ¿sabusté?
# 14, ¿por qué piensa que defender esta postura que algunos hemos expuesto -mejor o peor- es «jalear estas actitudes»?
Hasta luego.
# 15, ahí va una salida de banco: ¿lo democrático es lo mejor para la sociedad?
Tomayá!!
Hasta luego.
# 16, Parménides González Só, me está ud dando la razón. Los ejemplos que pone son de casos en los que la sociedad ha buscado las maneras de conseguir que los individuos fuertes (en alguna parte de lo útil para la sociedad) lleguen a desarrollar sus capacidades en bien y evolución de la sociedad. Fleming lo hizo así, y el abogado becario también, gracias a que alguien, o la sociedad, se preocupó de establecer mecanismos para que los más dotados (para el estudio, la investigación, en este caso) culminasen sus dotes.
Pero en el tráfico no es así. En el tráfico nos ponemos todos al nivel del antílope que no ve y no corre, y no se permite que los que sí lo hacen puedan desarrollarse. Si se actuase en los ámbitos antes citados (estudios, investigación) como en el tráfico, no habría becas para nadie, porque todos seríamos iguales en la estulticia y nos darían el título porque sí, o nos darían atodos una probeta y un cultivo de champiñones microscópicos para jugar con un palito con él. Pero de desarrollo o evolución, nada de nada. Eso sí, todos muy felices porque todos seríamos iguales.
Gracias por darme la razón, sobre lo mal que se hacen las cosas en el tráfico y sus normas.
Hasta luego.
Habrá observado usted que yo respondía a este párrafo:
«¿Qué tiene que perseguir una sociedad, organizada de la manera que queramos? ¿El bien del individuo o el bien de la sociedad? ¿Son compatibles ambos objetivos? ¿Es posible facilitar el desarrollo y evolución de la especie sin perder ni uno de sus miembros, aún los más débiles? ¿Es lícito, moral y/o legalmente, coartar a los miembros más dotados en favor de los más déibiles? ¿Es razonable que en una manada que busca un lugar mejor para sentarse se impida a los miembros más rápidos correr para llegar antes y así poder conseguir que la especie sobreviva, o vamos todos al paso del más débil, a riesgo de no llegar nunca a ese lugar mejor y que la especie, por el camino, muera y desaparezca?»
Y en mi respuesta rebato los argumentos subyacentes, que son de un calado bastante mayor que la mera cuestión del tráfico. Quizá pecó usted de exagerar en la extrapolación, en la búsqueda de patrones universales.
Sí le doy la razón en algo. A mí tampoco me gustan las actuales normas de tráfico (ni las españolas, ni las francesas, ni las suizas, ni las británicas, ni las estadounidenses, que son las que conozco mejor). Tampoco me gustan las actuales políticas de seguridad vial. Creo que las cosas pueden hacerse mucho mejor. Creo que hay mucha infantilización del conductor, mucha demagogia, mucha desinformación interesada, mucha ignorancia y, probablemente, una dosis considerable de malicia.
Pero usted no se limitó a hablar del tráfico. Y por eso intervine yo.
Bufff con el temita!, podriamos hablar toda la vida de esto.Yo, como siempre procuro hacer,intentare estar lo mas apegado posible a la realidad y a la practica del dia a dia.
_ Cierto es que la conduccion es la actividad posiblemente mas peligrosa que realize la persona ( que conduce), y quiza ahi radique el origen del problema.Es razonable que dicha actividad pueda estar al alcance de tan alto numero de personas,aun y habiendo demostrado unas ciertas capacidades psicofisicas?En mi opinion no. Como muestra un boton. Alguien se questiona que un piloto de helicoptero tenga la suficiente pericia, entrenamiento,experiencia y capacidades para hacer lo que hace? Yo diria que a dia de hoy nadie o muy poca gente. Y como es obvio ellos tampoco nacen ensenados y de los bastantes helicopteros que se puede ver volando a diario, a sus mandos igual hay un novato que uno muy experimentado con muchas horas de vuelo.
_ Pero el trafico rodado es otra cosa, y creo que el interes economico( del que aqui poco se ha hablado) llega a prevalecer sobre el interes real de que haya gente bien formada en la conduccion. Cuanta gente puede comprar-se un helicoptero? ( porque por poder se puede, ya saben lo de poderoso caballero..), y un coche?; y sacar-se la licencia de piloto de vuelo? Y el carnet de coche? Creo que me puedo ahorrar las respuestas, verdad?
_ Y es que como en tantas ocasiones, la pela es la pela que decimos por aqui;a los goviernos les va de muerte ( economicamente hablando) que el ciudadano medio se pueda comprar su cochecillo, que con un minimo de habilidades le den el carnet y que vaya echando gasolina, pagando seguros,impuestos,itv’s y, segun como se porte, tambien multas y/o sanciones amen de muchas otras cosas. Claro, todo eso en el mundo de los helicopteros no pasa, ( O no pasa en la misma medida);pero.. y si por el motivo que fuera se popularizaran los helicopteros? Otra vez me ahorro la respuesta,por obvia.
_ Como ya he comentado alguna vez,trabajo en una autopista de peaje que el govierno les otorgo la explotacion hace mucho tiempo. Otra preguntita.., les interesaria a dicha concesionaria que pasaran por dicha autopista el mismo numero de vehiculos que helicopteros sobrevuelan los cielos espanoles?, claro que tampoco interesa que se colapse.
_ Luego estan las normas y el sentido comun. Basandome en la experiencia de mi trabajo, debo decir, que en general, en el trozo de autopista en el que trabajo se cumplen las normas bastante fielmente y la gente, la gran mayoria extranjeros,franceses principalmente en el caso de los turismos, y del este de Europa en el caso de camiones, se ajustan bastante a la norma.
Desde siempre me ha sorprendido que la gente que la ves correr despendolada y con poca conciencia de lo que hace no sean los conductores de coches mas prestacionales. Por ejemplo,habre visto montones de Ferraris, pero podria contar con los dedos de una mano los que pasaban de 150Km/h. Aunque les cueste creerlo,es mucho mas frecuente ver a estas velocidades a los tipicos chavalines de Perpinya a bordo de un 309, 405, r21 que se cae a trozos una noche de sabado camino del club o discoteca de turno hasta arriba de alcohol y/o otras sustancias. Que por cierto, raramente son perseguidos como se haria con los autoctonos.
Otro dia les cuento lo rapido que se incumplen las normas ( por parte de todos,autoridades incluidas) y como acaba por prevalecer la logica y el sentido comun en caso de accidentes o de situaciones » delicadas.
Espero no haber-les aburrido.
#21 Creo que usted se ha acercado más a la razón principal de todo: el interés económico. Sólo disiento en una cosa, no creo que hablemos de un malévolo plan urdido por los gobiernos para obtener ingresos. La carretera y su uso han evolucionado de forma natural de la mano de la tecnología, los costes se han abaratado progresivamente y el acceso a la locomoción se ha ido universalizando. El problema que veo es que la capacidad del conductor (medio) nunca podrá evolucionar a la misma velocidad que la tecnología: si las carreteras y los vehículos evolucionan en progresión geométrica, el conductor sólo puede mejorar aritméticamente.
La infraestructura de tráfico a nivel mundial ha sido costosísima de implantar y es costosísima de mantener. El coche es el mejor medio para permitir movilidad a la plebe (la que paga con sus impuestos toda esa cara infraestructura y los gastos auxiliares generados). Creo sinceramente que algunos de ustedes están muy equivocados: los coches, cuando circulan por vías públicas abiertas al tráfico, NO son un medio de realización personal; NO son una coartada para dar rienda suelta a los instintos o capacidades de los «mejores». NO son una herramienta más al servicio de las élites. Para eso tienen los circuitos privados.
En una carretera tienen que caber tanto el piloto experto, que podría circular a alta velocidad sin problemas, como el señor mayor que quiere visitar a sus nietecitos y sólo se siente seguro circulando un poco por encima de la velocidad anormalmente reducida, como el señor que se viste de colorines y con su bicicleta hace peligrosísima una curva con poca visibilidad. Tienen que caber todos. Porcentualmente, los pilotos capaces son una minoría insignificante respecto a los que entienden lo justo (lo mínimo) de coches y tráfico como para poder desplazarse. Los impuestos de estos últimos (que son mayoría) son los que cubren el grueso del gasto. Ellos (y sus capacidades) deciden a qué límites quieren jugar (o se los dejan imponer). Éste es el fin último de la infraestructura viaria: que una mayoría pueda desplazarse.
Las carreteras NO están concebidas para que los que os creéis buenos conductores (o lo seáis) encontréis vuestra realización personal (o hagáis en ella extensión de la que habéis conseguido en vuestra cotidianidad). NO le importáis a nadie porque sois minoría y siempre la seréis (los más capacitados siempre serán minoría respecto a los mediocres). NO se legisla para complaceros.
#14 No se puede justificar el incumplimiento de una ley, norma o límite de no ser aportando un estudio (a través de datos demostrables e incuestionables) que avale que esa ley, norma o límite no es idóneo y se puede mejorar. No siendo así, cualquier «opinión» (aún extendida) es válida para incumplir cualquier ley. Cualquier ley. Creo que de sus palabras (de las de D. Anselmo y algún otro comentarista) se desprende eso. El imcumplimiento masivo de una norma no la hace menos útil o necesaria; sólo implica que hay que trabajar más para hacerla cumplir. No matar es una de las normas más útiles para la vida en sociedad. Ayer asistía a un debate sobre los índices de criminalidad en las ciudades de Bogotá y Caracas. A tenor de los datos, la prohibición de matar en ciertas zonas debería retirarse, porque es un ley altamente impopular e incumplida.
Yo incumplo, y mucho. Es una confesión, no me siento orgulloso de ello (ni culpable), no hago apología de la desobediencia civil, no me jacto, tampoco jaleo. Jamás intento justificar algo que sé es socialmente inaceptable (la aceptación a nivel individual es otra cosa). Sembrar la semilla de que cualquier ley puede y debe ser cuestionable queda muy liberal, pero es bastante contraproducente (las virtudes deben ser públicas, los vicios privados).
Primero de todo intentaré ser breve:
No soy jurista ciertamente, pero afirmar que el legislador no aprende de la experiencia de echos pasados erroneo. Sólo un ejemplo las leyes cambian y se modifican. No le discutiré que mucha gente que hace leyes, sobretodo si conoces el tema por razones profesionales, parece que no tenga ni pu.. idea. Aunque eso no es excusa para desprestigiar las leyes. Supongo que alguna vez en algún litigio la ley y el ordenamiento juridico que tantas imperfecciones ve le ha favorecido y le ha sacado de algún problema. Me dirá ¡si pero hay leyes injustas! Cierto y muchas pero si no queremos caer en la anaquía se tiene de cumplir la ley aunque no nos guste.
Ha sacado el tema de la dilación de los aliados al parar el nacional-socialismo aleman en la decada de los treinta, para referir-se a la defensa de los mas débiles. Hombre creo que se ha pasado de frenada… pero mucho. Vamos a ver que yo sepa la guardia civil y otras fuerzas de seguridad del estado ni el gobierno no miran hacia otro lado con el tema de que la gente cometa imprudencias contempladas como penables y sancionalbes en el código de circulación.
Si lo considera así, y usando su ejempo, haga como Churchill relata en sus memorias sobre la segunda guerra mundial y quejese en la prensa y en el parlamento, pero no vaya de justiciero. La guerra contra el nazismo se gano con un orden, unas leyes, unos principios, con profesionales y equipos adecuados, no con amateurs descordinados con una escopeta recortada a lo Mad Max.
Y recordando el libro de Churchil sobre la segunda guerra mundial.
La moraleja de esta historia:
«En la guerra resolución
en la derrota altivez
en la victoria magnanimidad
en la paz buena voluntad»
«Aceptamos pulpo como animal de compañía».
Si el precio a pagar para disfrutar de sus conocimientos y experiencia es el tener que tragarnos los ladrillazos que nos suelta acerca de su personal filosofía de la conducción, por mi parte lo acepto de buen grado.
Acepto (y estoy convencido) de que el Sr. de Andrés conduce muy bien, con seguridad, rapidez, suavidad y economía de consumo. Incluso estoy dispuesto a aceptar que se le diera bula para circular sin límite de velocidad.
Eso sí, le suplicaría que dejase de hacer esa tácita apología de que los buenos hagan lo que quieran, porque, como dice más de un contertulio, «todos nos creemos buenos» y muchos -sin serlo- querrán emular sus proezas.
Ya quedan muy lejos aquellos años en que el virguero de turno dejaba las llaves encima de la barra del bar explicando que venía de «tumbar la aguja en la Cuesta de Las Perdices» o alardeando de haber llegado a Madrid desde La Coruña en cinco horas y media cuando no existía autovía. Era la España de los Simca 1000 GLS o los Seat 850 «especial lujo» y entonces sí podrían causar cierta admiración aquel tipo de proezas de los afortunados poseedores de un coche con prestaciones. Ahora que cualquier furgoneta está capacitada para sobrepasar cualquier límite de velocidad, ya no molan.
También estaría interesadísimo en conocer el otro lado de la moneda, el de los pocos errores de conducción que ha podido tener un gran conductor como el Sr. de Andrés, de los que sin duda podríamos aprender también algo. Seguro que Fernando Alonso también los ha cometido y eso no supone ningún menoscabo de su gran trayectoria profesional.
Como interés periodístico, el relato de alguna «excursión improvisada a la agricultura», no tendría precio.
Sólo quiero hacer una observación.
Sobre el asunto de las limitaciones genéricas y, dejando bien claro que comparto la mayor parte de lo argumentado, también puedo entender que si se aumentasen los límites de velocidad o se relajase el control sobre el cumplimiento de los mismos, muchos de esos incompetentes a los que se hace referencia podrían ejercer su incompetencia a una velocidad mayor lo que sí resultaría más peligroso para todos.
Por lo tanto, no contemplo los límites de velocidad como un ataque personal contra aquellos que conducen bien sino como un intento de contener a los que conducen mal.
Aunque me gusta conducir rápido (no necesariamente por encima de los límites), entiendo que la seguridad del tráfico es tanta como la del conductor más inseguro que circule en cada monento, lo que no deja de ponerme los pelos de punta.
No me equivoqué al predecir que esta entrada podría dar lugar a jugosas polémicas; a la vista está. Lo que no acabo de entender muy bien es que algunos blogueros critiquen (en el pleno uso de su derecho) tanto la extensión (sin duda amplia) como la repetición, aunque parcial, de temas (sin duda cierta) e incluso la incursión en apoyaturas históricas, filosóficas o de otros tipos (voluntariamente buscadas, con acierto o no). Y no lo entiendo porque, habiendo sido colgada la entrada el viernes por la mañana, por la noche del domingo (y estamos en el “puente” de mediados de Agosto) ya teníamos no sólo 24 comentarios, sino que éstos ocupaban nada menos que casi 16 pantallas (de 40 líneas y más de 100 caracteres cada una). Así que, con una extensión media de dos tercios de pantalla por comentario (y con derecho, frecuentemente utilizado, a repetir) el bloguero medio tampoco se queda atrás; lo cual me congratula, ya que no por repetidos los temas dejan de suscitar interés.
Y en cuanto a lo de recurrir a elucubraciones del más variopinto pelaje para apoyar, o más bien para encauzar mis argumentos, me parece un tanto excesivo que algunos blogueros se permitan, y en mi blog, no ya criticar dichas elucubraciones (a lo cual tienen pleno derecho) sino a permitirse el lujo de aconsejarme, por no decir amonestarme, que no me meta en dichos jardines. Y sobre todo me asombra semejante “censura previa” en una web en la cual, en otro blog, se dedicaron cantidad de comentarios, con varias pantallas de extensión, a un tema tan “transcendental” para nuestro diario desenvolvimiento como el hecho de si la ley de la gravedad aguantará todavía un poco, o desaparecerá de la noche a la mañana. O sea, que yo no puedo citar a Churchill, pero otros pueden descojonarse con Newton y su manzana. ¡Señores, un poco de seriedad; o todos, o ninguno”!
Una vez puntualizado esto, pasaré a temas de más enjundia, y lo primero que se me ocurre comentar, como respuesta genérica, es que renuncio a polemizar con todos los diversos blogueros que anteponen, incluso a nivel puramente coloquial, el cumplimiento de las leyes (todas las leyes, sean las que sean, e incluso reconociendo que no les gustan) a todo lo demás. Es una argumentación irrebatible, y con la cual la polémica ha muerto antes de haber nacido; no hay nada a comentar, discutir o dialogar con quienes utilizan semejante rampa de lanzamiento para su argumentación; tienen razón y no hay más que hablar. Punto, y a otra cosa (y adiós blog). Porque ésta no es “la 3ª de ABC”; si por un casual llegase alguna vez a escribir en tan majestuoso escenario (God forbids), por supuesto que me expresaría con alguna mayor contención que “en este mi blog” (como diría Jaime Peñafiel).
Pero si resulta que ni en mi blog puedo manifestar, cándida y sinceramente, mis opiniones, entonces ¿qué puñetas pinto yo aquí? Dos veces por semana meto una entrada: una sobre consumos, y otra sobre lo que me da la gana (hablando en corto y por derecho); para eso me contrataron, aunque no sea más que un acuerdo verbal entre caballeros y amigos. Porque aquí se trata de empezar a confrontar opiniones precisamente a partir del punto en el que algunos (desde Gandhi en adelante) opinamos que las leyes no son ya posiblemente injustas, sino también en ocasiones equivocadas o, en algunos casos, pura y simplemente superfluas. La obsesión de legislar (algunos le llaman legiferar), por su propio cargo, es algo que amenaza al legislador; y de la hipertrofia de normas se puede producir el corrimiento de tierras hacia el pantano de “lo que no está expresamente permitido está prohibido”. En un blog, en principio, y salvo cosas muy sagradas (las hay, pero son muy pocas), todo es opinable, particular si se aportan argumentos, aunque éstos no tengan por qué resultar convincentes para todo el mundo.
Por supuesto que soy parcial en la apreciación de los comentarios; y creo que los de 6.J.M., 8.jav, y 13/19.Juan Antonio marcan una línea argumental muy digna de ser tenida en cuenta. El comentario 19, por cierto, consiguiendo rebatir con eficacia (y ya es difícil), el 16 de “pgonzalezs”, al cual aprovecho para rebatirle yo, hasta donde mi información llega, su aportación número 1, respecto a algunos de los primitivos pobladores de Sudáfrica (no todos, porque bosquimanos y hotentotes son etnias radicalmente diferenciadas de las otras). Pues bien, lo de “kaffer” creo que sí es de origen “afrikaans”, y la raíz es la misma por la cual, en alemán, al VW “Escarabajo” se le llame también “Kaffer” (creo que la grafía es incluso similar, pero no llegando ni a lego en lenguas germánicas no estoy seguro; en cualquier caso, no afecta a la raíz del asunto). ¿Y por qué?, porque “kaffer” parece ser, ni más ni menos que “escarabajo negro” en dichos idiomas: en alemán, casi seguro en holandés y, en consecuencia, en “afrikaans”. Y el prmitivo VW, por su diseño y color, se prestaba al apodo. ¿Razón de mi seguridad, no siendo experto en lenguas germánicas, ni en ningunas otras? Tengo en casa algo más de una docena de novelas, en versión original inglesa, del exitoso escritor rodesiano Wilbur Smith, de cuyas obras más de media docena se han llevado a la pantallas grande (o sea, que no será Graham Greene, pero sí estimable). Pero, sobre todo, es un personaje con un profundísimo conocimiento de la cultura y la historia africanas, de costumbres y leyendas ancestrales, así como de su fauna y relatos de caza antiguos y modernos; y en sus textos, y en más de una ocasión, hace referencia a la citada etimología; y por cierto, a juzgar por las parrafadas que de vez en cuando mete en novelas tanto de tiempos de la Guerra de los Boers como de mayor actualidad, da la impresión de tener un más que amplio dominio del “afrikaans”: Eso es todo lo que puedo decir, pero desde luego, no pienso ponerme a escarbar en mi biblioteca, entresacar las novelas de las sagas de los Ballantyne y los Courtney, y ponerme a encontrar lo de los “kaffer”; pero estoy seguro de haberlo leído. Está claro que los racistas eran los colonos holandeses, y no “pgonzalezs”.
Hay dos errores habituales en quienes no comparten las tesis que defendemos J.M., Juan Antonio, alguno más en esta entrada y yo mismo; nunca estamos ni presumiendo, ni menos incitando al resto a que hagan lo que nosotros (o sea, ir por encima del límite legal en ocasiones). Desafío a cualquiera a que busque una sola cita, no ya mía, sino de cualquier otro bloguero que mantenga estas posiciones, en las que presuma de ello o estimule a nadie a que lo haga. Como ya dijo hace mucho J.M., y ahora se lo ha copiado (o repetido, no entro) otro que en cambio defiende no hablar de ello, ni presumimos, ni nos avergonzamos, sino simplemente nos resulta indiferente, y tenemos la conciencia muy tranquila (no la tendría si me hubiese hecho un adelantamiento en un cambio de rasante ciego).
Y el segundo error, que ya empiezo a estar aburrido de tener que repetir, es que a nadie se le obliga a ir ni tan siquiera a los límites de velocidad actuales; a mayor razón, a otros algo más actualizados. ¿Qué alguna gente inepta se empeñaría en ir más rápido, simplemente porque está permitido? Tal vez, pero porque sea factible ir a un restaurante, pedir triple ración de fabada, comérsela y reventar, no se van a prohibir los restaurantes, ni que se sirva fabada en ellos. Como ya ha dicho más de un comentarista, o se legisla para gente medianamente inteligente, adulta y responsable, o se legisla para idiotas, metiéndonos a todos bajo tan desagradable manto. O sea, que “los rápidos” somos una “élite” que desprecia a los lentos, pero los que apoyan las limitaciones alicortas, ¿acaso no son una “élite” que se permite considerar que incluso los poco hábiles se van a poner correr como locos? ¿Por qué unos pueden expender pasaportes de sensatez o insensatez para el resto, y otros no los podemos pedir para nosotros, sin obligar a nadie más? ¡Ah, y bajo una legislación sobre cuyas motivaciones sí que ha habido variados e interesantes comentarios por delante de éste!
Vuelvo a repetir algo en lo que nadie ha querido entrar al trapo: el caso de un conductor que, en una autovía de trazado ligeramente curvilíneo, pero no tanto como para rebajar la limitación genérica, circula a 100 km/h porque no puede, sabe o quiere ir más rápido (caso muy frecuente). Bien, llega otro coche que circula entre 120 o 130 km/h y le adelanta; nuestro primer conductor es incapaz de dilucidar si ese otro va justo por encima o por debajo del límite legal; pero en cualquier caso, le molesta ser adelantando (actitud no tan frecuente como la anterior, pero sí bastante). Mi pregunta es: ¿esa sensación de molestia por ser adelantado (y que nadie me niegue su existencia, porque es palmaria y palpable), ¿es causada por la hipotética infracción, imposible de verificar, de quien le adelanta, o simplemente al hecho de ser adelantado, aunque haya podido serlo a velocidad legal? Ese trauma, complejo o resentimiento de quien es adelantado subyace en ocasiones, incluso en el legislador que pone la norma; casi toda la España automovilística conoce la algo más que anécdota de que al Director General de Tráfico no le gusta conducir.
En cuanto a 22.ZSQ, creo que su comentario es un ejemplo de libro de lo que puede ocurrir en un blog; todo el mundo tiene derecho a manifestar sus opiniones, e incluso a rebatir e incluso denostar las de los que opinan lo contrario. Lo ideal es hacerlo con razonamientos y argumentos, y así lo hace Vd; lo que también ocurre es que resulta muy conveniente que dichos argumentos se tengan de pie, porque entonces los contrincantes tienen, a su vez, derecho a rebatirlos. Y es lo que voy a hacer, punto por punto.
El primer charco en el que se mete es en el de la evolución de la capacidad del conductor respecto a la tecnología. La del conductor no progresa aritméticamente sino que, en teoría, debería mantenerse constante, pues la raza humana no evoluciona de generación en generación. En la práctica, con coches cada vez mejores y, sobre todo, más fáciles de conducir, y con infraestructuras cada vez mejores, el nivel del conductor medio ha caído década tras década; hasta que se superó la crisis del “crack” del ’29, y el automóvil se popularizó, sólo conducían profesionales y buenos aficionados, luego el nivel era más alto. Por otra parte, a efectos velocísticos, no crea que los automóviles han mejorado tanto a nivel práctico: ya en los 20s se vendían coches, buenos coches, capaces de superar con holgura los 150 km/h, e incluso bastante más. Mi padre acostumbraba a cruzar Francia, varias veces al año, al volante de un Calillac V-12 (no propio, claro), a 110/120 km/h por las Landas, con piso de “macadam” (piedra apisonada). O sea, que seguimos igual, con coches que, eso sí, frenan y se sujetan mucho mejor, e infraestructuras infinitamente mejores. ¿Esto es progreso?
Y a partir de ahí, su comentario es una de las piezas más demagógicas que se pueden leer al respecto; lo razono a continuación. Las sensaciones íntimas que se puedan experimentar al volante son eso, íntimas, y no es Vd quién para meterse a investigarlas, y menos aún juzgarlas. Eso que Vd llama “élites” puede ser un humilde buen conductor al volante de un mediano turbodiesel; y si al conducir bien disfruta y se siente “realizado”, ¿qué coño le importa a Vd?. No hay que irse al Circuito Ascari de Ronda para disfrutar conduciendo. Con su razonamiento, habría que criticar a un “gourmet” que prefiere gastarse el dinero en un buen restaurante, en vez de cebarse como un cerdo a base de “comida basura”; total, cómo de lo que se trata es de alimentarse, ¿para qué las “delicatessen”?
Si siguiese Vd las campañas de Tráfico, comprobaría que en las carreteras no tiene cabida el señor mayor que quiere visitar a sus nietecitos, sino que debe recurrir a “que le lleven”, porque ya no es operativo. Representa un peligro real y constante para los demás usuarios, y su derecho está por debajo del que asiste al resto de los usuarios a no encontrarse con una “chicane” móvil e impredecible. Y en cuanto al ciclista, vestido o no de colorines, ¿no ha oído Vd hablar del “carril bici”?; pues si en muchas vías se han impuesto (y en autovías y autopistas está directamente prohibida su circulación, así como la de ciclomotores y microcoche), será porque implícita y explícitamente se reconoce la peligrosidad de su “defecto” de velocidad. Y antes de que Vd o algún otro me recuerde lo de mis setenta años cumplidos (en referencia lo de los nietecitos), responderé los mismo que durante muchos años ha venido haciendo ese magnífico piloto y mejor amigo que es Luis Villamil, que con lso 50 cumplidos les seguía mojando la oreja, en la Copa Alfa Romeo 147, a muchos con la mitad de edad que él. “A mí me retirará el cronómetro, no el calendario”. Yo me puedo preciar de poder decir algo parecido: me retirará el asfalto, cuando no pueda con él; y por ahora, le puedo con la gorra.
El hecho de que la gran masa pague más impuestos, como conjunto, no significa que, individualmente, pague más que los integrantes de grupos más reducidos; uno a uno, nadie tiene más derechos que nadie. El razonamiento es demagógico a más no poder, y además, ¿qué es eso de que son ellos (y no ya el legislador) quienes deciden a qué límites quieren jugar? Me da la impresión de que, subconscientemente, ya ha vuelto a hacer acto de presencia el repetido “no pueden, no saben no quieren o no se atreven”. Y se hace más evidente con el resentimiento que destila la frase de “No le importáis a nadie porque sois minoría y siempre la seréis”. ¿Y a mí qué me importa si le importo a otros, mientras ellos no intenten imponerme sus traumas, complejos y frustraciones? Una gran cantidad de fenómenos sometidos a análisis estadístico se presentan bajo el aspecto de la llamada “curva de distribución” o “curva de Gauss”, coloquialmente conocida como “curva del sombrero”. Por supuesto que bajo la copa se aloja el mayor volumen, pero también las alas son sombrero, y dan tanta o más sombra (de ahí su denominación), como la copa; el ala es una parte del sombrero tan digna como la copa.
Las infraestructuras no están ahí ni para pilotos, ni para abueletes, ni para ciclistas, ni para disfrutar o no disfrutar de sensaciones, ni para poner de manifiesto traumas ocultos; simplemente están ahí para ser utilizadas. ¿Por todo el mundo? No, o al menos no debería ser así, sino por todo el mundo que demuestre el adecuado nivel. Para eso están las pruebas psicotécnicas, que por fin parece que se van a endurecer; para eliminar quizás a muchos abuelotes, para “que les lleven”, y también deberían eliminar a ese 25 a 30% de los seres humanos que, según el gran psicólogo de la conducción Roger Piret, no reúnen las cualidades psicofísicas mínimamente adecuadas para ser un conductor simplemente mediano. Así que no; la carretera tal vez no es para todo el mundo, y se debería cortar por abajo, por los incompetentes peligrosos; por arriba nunca hay límite, al menos en cuanto a habilidad y condiciones básicas.
Lo de que el incumplimiento de una norma no la hace menos útil o necesaria, ya ha sido valorado en su justo término en comentarios anteriores, a los que me referí más arriba; me ahorro la repetición. Y en cuanto a lo de Bogotá y Caracas, otra dosis masiva de demagogia: salvo que esté Vd acusando de asesinos al grueso de la población venezolana y colombiana, la prohibición de matar la quiere allí, y con mucha más fuerza, la inmensa mayoría de la población; son unas exiguas minorías las que se dedican a asesinar. Claro que si me va Vd a emparejar a un asesino con un ciudadano español que hace en una autopista exactamente lo mismo que un no menos respetable ciudadano alemán, es decir, circular a más de 120 km/h, y uno es asesino y otro no, simplemente porque en una normativa legal aparece un límite y en otra no, apaga y vámonos, y ya no vale la pena continuar.
Para 25.Fer: en conjunto, su comentario es muy acertado. Sólo que debo repetir lo ya mil veces dicho; a nadie, ni con los actuales ni con otros límites, se le obliga a ni tan siquiera igualarlos. Por otra parte, la mayoría de los accidentes no ocurren por una gran velocidad absoluta, sino que hay un acuerdo prácticamente global en que la causa número uno es la distracción (en su más amplio sentido), y la segunda, la incompetencia al volante (muchísima gente se mata a una velocidad a la que un conductor experto resolvería la situación sin el menor problema). ¿Y al final va a resultar que éste es el sospechoso, y no el pobre incompetente que se estampana tontamente porque no le han enseñado ni a coger correctamente el volante? Finalmente, los terribles picos de siniestralidad de gente muy joven que se repiten las noches de viernes y sábados, ¿se corregirían con límites todavía más resdtrictivos? En todo caso, con la generalización de la costumbre del “conductor sobrio”, el de la pandilla que no bebe y luego deposita a los demás, uno a uno, en sus casas. Porque no es de esperar que borrachos y drogados se preocupen demasiado de las limitaciones, una vez con el volante entre las manos.
Para 24.pedro brona: Se me pasó en el anterior comentario. Pero ya que está interesado en conocer mis eventuales excursiones a la agricultura, le comentaré que algunas ha habido; por supuesto en circuitos, pero ésas no puntúan. De las otras, siempre en carreteras secundarias, de poco o ningún tráfico, nunca implicando a terceros; «tragarme», lo que se dice tragarme una curva, sólo recuerdo una vez, con un Alfa Romeo 33 Quadrifoglio Verde. Las demás veces, por variaciones imprevistas de adherencia: un ancho reguero de barro a la salida de una curva, fruto de lluvias de horas antes, con la carretera ya seca; y otro reguero de aceite del camión de una almazara, que dejó un reguero de metro y medio de ancho y unos quince de largo justo en la zona de apoyo de una curva. Mención especial para la única salida de carretera a alta velocidad, en la autovía entre Alcalá y Guadalajara, a las pocas horas de haber parado ya de llover y con la carretera totalmente seca; en una amplia curva a izquierdas, relativamente ciega a causa de la mediana de hormigón, apareció una laguna de agua que ocupaba, desde la mediana (con quizás 10 centímetros de profundidad) hasta la mitad del carril derecho; yo iba rápido y por la izquierda, y el «aquaplaning» fue tan brutal que, a pesar de que el coche era un Lancia Delta 4WD, me salí de la carretera. ¿Culpa mía, de la velocidad, o de Obras Públicas, por el magnífico drenaje? Que juzge cada cual. Pero también me he salido voluntariamente de la carretera en tres ocasiones, y siempre motivado por la misma causa: la más próxima, la de no chocar frontalmente, y la remota, porque el coche que venía de frente saliendo de una curva, y en una carretera no precisamente demasiado ancha, venía por el centro, y la falta de capacidad de reacción de su conductor (que en una curva debería haber empezado yendo bien pegado a su derecha) hizo que tuviera que ser yo el que tomase la decisión de echarse fuera. Y por cierto, esos tres coches eran de los de conductor con boina metida a rosca hasta las cejas, y circulando muy, pero que muy despacio (y con unas reacciones, muy, pero muy lentas). Es decir, el prototipo que algunos, y desde luego la DGT, ponen como ejemplo de conductor prudente y responsable.
¡ Óstras Pedrín ! Vaya tochazo.
Que pereza. Me lo leeré esta tarde. Seguro que me arrea de lo lindo. 🙂
No dije que la palabra kaffer no existiera en afrikaans, digo que «cafre» no llegó al español por ahí. Llegó del portugués, y a éste probablemente del árabe (aunque no me atrevo a descartar la influencia afro-neerlandesa, pues el portugués se habla mucho en la zona). La palabra, en su versión española, no tiene reconocido ningún matiz peyorativo. Por eso, no puedo usarla «racistamente», como usted da a entender en la entrada.
Por lo demás, Juan Antonio en su comentario 19 no rebate mi argumento. De hecho, no habla ni de lo mismo que yo. En un comentario anterior, y entre otras disquisiciones sobre las que yo estoy parcialmente de acuerdo, Juan Antonio dejaba entrever que el bien de la sociedad y el bien del individuo eran ambiciones contrapuestas. Yo intervine para defender la tesis contraria. Juan Antonio, en su comentario 19 hizo un resumen más conciso y pertinente de su posición, pero no se pronunció sobre sus anteriores argumentos, de calado mucho mayor y, quizá, demasiado amplios para lo que estamos tratando: el tráfico.
Fe de erratas: evidentemente, cafre tiene muchos matices peyorativos. Lo que no tiene son matices racistas. Cosas de la sobremesa.
Se podrá estar de acuerdo, en todo o en parte con A. de A., pero la entrada «La conducción y el robot de Asimov» creo que es de las mejores que ha escrito. Y no es necesario que sintetice su prosa, los que venimos de leerle en papel ya tenemos cogida la medida de sus artículos, y nos parece bien así (hablo por mi)
Saludos a todos
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! D. A de A de ¡Ayyyy! me ha atizado de lo lindo.
¿Tiene usted los setenta ya cumplidos? Pero si está hecho un chaval. Arrea sopapos con más fuerza que uno de treinta.
No sé hasta qué punto me he podido «pasar de frenada». Sí intuyo que usted cree no haberse pasado nada. Yo haré examen de «conciencia» y revisaré mi postura. Quizá a usted tampoco le vendría mal un poquito de autocrítica.
Sólo le pido que no me afee la conducta por hablar de las sensaciones íntimas que puedan experimentar los demás mientras osa atribuirme (así, alegremente) resentimientos, traumas, complejos y frustraciones; sin anestesia ni nada. Yo le conozco un poquito a usted. Usted a mí, nada.
He conocido a septuagenarios profundamente sabios. También he conocido a septuagenarios tremendamente equivocados y soberbios. La experiencia no siempre es un grado, sólo indica que has tenido la ocasión de repetir cada acción muchas veces, pero no se debería dar por supuesto que las hayas hecho bien.
# 29 Parking González Sahumerio: mi «disertación» sobre la posible contradicción entre el supuesto bien común de la sociedad en su afán de salvar a todos los individuos y la posibilidad de primar la evolución para que la sociedad mejore no era más que una forma de acotar (aunque no lo parezca) la forma de enfrentar los problemas del tráfico por parte de la DGT. No, la DGT no quiere evolución, solo quiere «salvar a todos sus componentes», aún a costa de retrocesos en este sector. Véase como ejemplo las recientes limitaciones urbanas a 30 , 50 y 80 km/h en ciudades como Barcelona, Zaragoza y otras. Nadie se ha molestado en hacer une studio de las repercusiones económicas vs las repercusiones en daños a las personas por accidentes, y deducir de ahí qué es más importante a la sociedad. Solo se quiere ser populista y recaudar, con la bandera de salvar nuestras vidas.
Salvar nuestras vidas. Si, total, dentro de cien años estaremos todos muertos. Pero la sociedad no, y en cambio estará atascada.
Es interesante otro de los argumentos que salen a relucir y que no se han debatido suficiente: el de si todos tenemos derecho a conducir. Se pueden poner muchos argumentos a favor y en contra, pero los dejaremos para mañana, o quizá pasado.
Hasta luego.
Pues, ¡qué os voy a decir, blogueros¡ a falta de comparar las estadísticas de siniestralidad de los últimos años, y de superponer en ellas la mejora en los viales, la mejor atención sanitaria de los implicados, de la mejor dotación en medios sanitarios, (ya sabemos que el TIEMPO es un factor de riesgo en el politrauma –y en el resto de las patologías vitales- ) de la mayor cobertura telefónica para pedir ayuda, de las mejoras en seguridad activa y pasiva en los coches (¿para cuando en las motos?) la disminución en las tasas de alcoholemia en los cadáveres de los conductores accidentados, el mayor uso de cinturones de seguridad… en fin, del PROGRESO, ¿qué mérito tiene en ello el actual Director de la DGT?
Me permitiréis que no cite la fuente, por ser periodista, y haber sido escuchada “of the record”:
En un híper coinciden el periodista y Don Pere, cada cual con su carrito, y Don Pere, por aquello de la alineación del eje delantero del carrito, que sospechosamente se desvía a la izquierda (se corrige empujando desde ese mismo lado con la mano izquierda, con lo que la derecha queda libre para la estantería –técnicas de mercadotecnia del todo a 100-) embiste al del periodista, que según la campaña en curso, le espetó “NO PODEMOS CONDUCIR POR TI”.
Un Director de la DGT que tiene a gala no conducir (a poco que busquéis encontrareis otras lindezas) me mosquea más que a un pavo los villancicos.
Estaría más de acuerdo con A. de A. en ese cargo que con el actual, y seguro que tiene muchos mas conocimientos sobre EL TRÁFICO que Don Pere, que es lo que importa.
Yo también desconfío de los conductores anormalmente lentos, que al final, casi siempre te la lían, y de los Directores de la DGT que no conducen.
El pasado sábado en la cadena SER dijo Don Pere que “a mayor número de denuncias, menor siniestralidad” ahora, con los bolis caídos, tendremos una epidemia (supongo)
Yo también me autoimplico por circular a mayor velocidad de la permitida, y se me pasan los años (y los quinquenios sin dar, ni darme un mal susto)
!!!A. de A. for President¡¡¡
Chapeau por el relato de las excursiones, maestro.
Me ha demostrado que es usted humano y por supuesto seguiré considerando sus conocimientos y su experiencia como una referencia a seguir.
Gracias por su sinceridad que le servirá a más de uno lo que le puede pasar incluso sabiendo muchísimo de coches y conduciendo a las mil maravillas.
33 Juan Antonio, que sí, pero que no tiene nada que ver, que se ha extralimitado usted. Ha miccionado en el exterior del recipiente de uso botánico, vaya.
En lo otro, en lo concreto, ya le he dicho (pero se lo vuelvo a decir porque soy así de rumboso) tiene mucha razón. Nadie parece molestarse en hacer un cálculo económico de las medidas de control del tráfico.
También me parece muy pertinente el debate de si todos tenemos derecho a conducir. Sería interesante plantearlo desde el punto de vista de la viabilidad económica y de la seguridad. ¿No sería mucho más beneficioso para la economía un modelo de transporte con más (y mucho mejor) transporte colectivo (una densa y eficiente red de ferrocarril, por ejemplo, con empresas que hagan car-sharing en los puntos de destino) y menos coches en la carretera que pudieran circular más rápido? Si no me equivoco existe un derecho a la libre circulación (o la movilidad, según), pero en ningún sitio se dice que esa circulación deba hacerse al volante de un vehículo particular. Y si conducir no es un derecho, el siguiente paso es preguntarse ¿se vulneran las libertades de alguien cuando se le impide tener un coche y conducirlo en bien de la sociedad? Ummmmm
Quizá A de A haya reflexionado ya sobre la cuestión y quiera dar la clave del debate.
PD: hoy me he reído en alto con lo de Parking González Sahumerio. Que no decaiga.
Al hilo de las restricciones a la tenencia de coches, en Tokyo no venden coches a quien no disponga de una plaza de aparcamiento en la que guardarlo. Así, no basta con tener un permiso de conducción y del dinero para el desembolso, hace falta algo más.
Y no lo veo como una restricción porque tampoco observo que exista un derecho universal a la conducción de un vehículo particular. Aquí nos hemos motorizado hace bien poco y todo el mundo quiere un cochecito.
Un amigo economista sostiene que los embotellamientos, la contaminación y buena parte de los accidentes se reducirían notablemente si los coches costasen cinco veces más. Seat Panda a 36.000 euros y arreglado.
Es una línea de pensamiento interesante, que debería ir acompañada de una inversión hercúlea en infraestructura de transporte colectivo. Tan impopular, me temo, como interesante.
JM
¿Derecho universal a conducir? Solo un ejemplo, cercano.
Mi vástaga por filiación directa de mayor edad comienza este año la universidad. Está en trance de sacarse el carné, y ya se ve ella al volante de un vehículo para recorrer los 60 km que separan mi domicilio de la Uni. Lo ve como algo normalísimo de la muerte, sacarse el carné tal como hoy y mañana lanzarse a esas autovías y circunvalaciones madrileñas a conducir entre la jungla urbana (jé). Claro, la alternativa del transporte público es un recorrido de 15 km en autobús, otro de 45 en tres, y finalizar por otro de otros 20 km en otro autobús (o en otro tren), con lo cual el viaje puede llevar toda una tarde, o una mañana.
Sí, es para pensar en ello: ¿carné para todos, o red de transporte público supereficaz?
Hasta luego.
Antes de que se me olvide, porque veo que me queda medio ensayo, digo artículo, lo voy a poner por aquí.
En la primera ocasión en que mi profesor me sacó a la autovía la pregunta fue inmediata:
¿Cuál es el límite de velocidad cuando se conduce con una placa de L con fondo azul para prácticas de autoescuela? (No viene en el libro ni se mentó la cuestión en las clases teóricas).
La respuesta fue clara: El límite de la vía.
Así que mis primeros (casi) 45 minutos de circulación por autovía fueron a 120 km/h. Hasta que me dieron el carné y la ele verde, claro.
Sobre el resto… Ya opinaré (o no) cuando termine de leer el artículo.
La cita asimoviana es parcial. Y por tanto incorrecta. Asimov ideó en un principio tres leyes suficientes para garantizar la mansedumbre y «utilidad» de las personas no humanas. Pero luego, ya mayor, cayó en la cuenta de que había algo que se le escapaba. ¿Y si en el mundo ya no quedasen personas humanas? ¿Cómo impedirían los robots la extinción de la especie humana?
Y fue cuando creó la ley cero.
Lógicamente, esta ley va «antes» que cualquiera de las otras tres: La existencia y bienestar de la Humanidad, en su conjunto, es de prioridad superior a los de cualquier persona humana, a los de cualquier persona no humana (robot) y a la obediencia de los robots a cualquier ser humano (persona o no).
¡¡¡¿Asimov COMUNISTA?!!!
Yo creó que debió inspirarse tras unas vacaciones en España. Seguramente pasó por la puerta de algún cuartel de la Guardia Civil y leyó el lema: «TODO POR LA PATRIA». No por esta o aquella persona, sino por el conjunto.
Para aquellos que crean que mancillo el nombre del benemérito cuerpo de la Guardia Civil, que sepan que fueron guardia civiles, encuadrados en sus unidades, comandadas por sus oficiales, quienes en Barcelona (y algún que otro lugar) acabaron con los militares y civiles golpistas del 18, 19 y 20 de Julio de 1936. Y que a continuación esos mismos guardias civiles pasaron, por millares, a integrar brigadas completas del Ejército Popular de la República de España (hoy reino). De hecho, participaron en la toma de Teruel.
Y aunque algunos guardia civiles se «pasaron» al bando contrario (los arribistas que sucedieron a los golpistas), otros permanecieron fieles al gobierno de Negrín. Gobierno que, como al otro lado, ya no era democrático, ni tan siquiera constitucional, sino un desesesperado e inútil intento de supervivencia personal de ciertos políticos. Y el soporte del estalinismo que acabó con los partidos y sindicatos de izquierdas que quedaron en su zona.
Como aquí el que no dilata es porque no está suficiente tiempo al sol…
Para aquellos que crean que mancillo la segunda República (aunque hubo otras tres antes, solo otras dos si contamos las estrictamente españolas), si leen un poco sabrán que fue un régimen creado (también) por monárquicos (alfonsinos pero no carlistas), además de por republicanos «de derechas» y, como no, por republicanos «de izquierdas». Y que de los cinco años y pico que existió estuvo más tiempo gobernada por gente «de derechas» que por gente «de izquierdas».
Y como no hay dos sin tres…
Para aquellos que crean que mancillo el nombre, ¿qué digo? los nombres de Francisco Paulino Hermenildo Franco Baamonde (seguro que me dejo algo) al insinuar que era un arribista que se sumó al golpe de estado cuando eran otros los que lo habían organizado pues… Que sepan que el comandantín o Franquito, que es como le llamaban hasta no hace tanto, no se sumó al golpe militar hasta que los «amigos» que financiaban el golpe (el ex-presidiario Juan March entre otros) no le garantizaron (ingresaron) una cantidad de dinero en el Reino Unido a nombre de su mujer. Por si las cosas salían mal dadas y tenía que exiliarse, como antes tuviera que hacer Sanjurjo, el malogrado jefe del golpe. Que sepan que el que en clave los golpistas llamaron «el Director» no era otro que Emilio Mola Vidal, ex-Director General de Seguridad de la República, que se dejó el alma organizando el golpe de estado y reuniendo a militares (monárquicos y republicanos como él), monárquicos (cristinos y alfonsinos), fascistas (como los integrados en Falange Española y Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista). Que sepan que, finalmente fue su hermano y primer encargado del gobierno civil, Nicolás Franco, el que en el texto aprobado por una junta de generales golpistas (algunos monárquicos, otros repúblicanos), que le confería a su hermano Francisco (en familia Paco, sabía que me olvidaba otro nombre) el mando supremo civil y militar, eliminó la coletilla «durante el tiempo que dure la guerra». Pero que nadie se atrevió a protestar en ese momento porque había una guerra en curso y era Franco el único que consiguió importar material de guerra a crédito.
Finalmente…
Para aquellos que crean que mancillo el nombre de Emilio Mola… Les confirmo que, efectivamente, fue el general Mola quien consiguió el apoyo de Mussolini antes de la guerra y del golpe, recibiendo fusilería y demás armas ligeras para equipar a los requetés carlistas. Pero es que cuando la guerra estaba en marcha los fusiles eran lo de menos. Hacía falta material pesado. Y eso Mola ya no lo podía conseguir. Franco sí. Porque era quien poseía las minas de África y de Andalucía.
Si será por teclas. Otra cosa será que «hablemos» más o menos de coches que de filosofía o de política. Perdón Filosofía o Política. ¿Por qué los españoles no son amantes del cumplimiento de la ley? Yo [PELIGRO: OPINIONES PERSONALES EN LA CALZADA] tengo la teoría de que… Bueno, tengo varias. Una general, sobre la España moderna. Los españoles no respetamos la ley porque no respetamos a la autoridad. Podemos hacer guerras civiles [consultar la Historia de España al menos desde el siglo V para acá] para echar a quien esta. Y, preferentemente, para ponernos nosotros. Algunos hasta hacen guerras gratis, que ya hay que ser discapacitado cognitivo, aunque la ganes y salgas entero, si luego sigues como estabas, que en los más de los casos (Cervantes y muchos de nuestros abuelos) siempre fue en la peripatética miseria.
Pero parte de esa falta de respeto por la autoridad, sea del signo que sea (los ministros de la eme, Morán, Matutes y Moratinos, de diversos partidos, siempre fueron objeto de chanza universal) se debe no tanto al conocimiento (o la presunción) de la incompetencia (y hasta del exceso de competencia, pobre ¿ingeniero teleco? Borrell). Sino a que el español, de entre todos los seres humanos, suele ser el menos sociable y participativo. Salvo para fiestas, se entiende, y cada vez menos en el segundo aspecto. La asistencia a una reunión política no tiene interés salvo que se anuncie que la asamblea va a tomar decisiones sobre INTERESES PERSONALES, mayormente gastos. Y, pese a ese interés, a la información en directo o incluso a la capacidad personal de no pocos en no pocos casos, de decidir personalmente en asuntos de economía común que inciden sobre la economía personal (la derrama para las cañerías, para la fachada, el cambio/instalación del ascensor, etc.) muchas veces no hay opiniones ni en contra ni en favor.
¿Será por pura molicie? La tradicional pereza de los castellanos, que decía Arana (sabía que me quedaba un tema por mezclar y no sabía cuál era). Puede. O por timidez en otros casos. O por mera inseguridad.
El caso es que el trato lleva funcionando excepcionalmente bien desde hace 40 + 35 años: Vosotros podéis defraudar impuestos y, en general, «cumpliendo poco las leyes», no digo ya dejando de responsabilizaros de vuestra propia vida social (en común) y yo (que OS gobierno desde hace mucho más de 80 años porque así lo queréis) no os obligaré a ser ciudadanos responsables. (Lo cual me permite hacer lo que me dé la gana para seguir siendo una de las 4.000 familias que tienen el 90% de la riqueza de España).
La otra teoría es menos antropológico-social y más etnográfico-histórica: El estado español, con uno u otro nombre o no tiene ni 300 años de Historia. Una gota en el mar del tiempo que lleva existiendo España. De ahí que a nadie le interese el estado central, el descentralizado ni nada que no sea su arquetípico ombligo. Si hasta hablamos de «patria chica».
Os dejo, que los judiones de La Granja ya deben de estar en el punto.
Ese mismo fue el tema de una conversación mía con un catedrático sobre una carrera universitaria (en su conjunto) de las que aparecieron hace 40 años y que en otros países (tan avanzados y más) aún no existen (como carreras universitarias).
Así que me voy a abstener de opinar sobre si el tráfico es alguna, ninguna o todas las cosas que se han dicho.
La energía cinética de un objeto indeformable que se desplaza dentro de un objeto parcialmente deformable, ante una detención súbita de ambos objetos por coincidencia de su trayectoria con la de cualquier otro objeto de masa superior a x kilogramos, es directamente proporcional a las fracturas óseas, luxaciones, dislocaciones, evisceraciones, amputaciones y demás pérdida de tejidos sufridos por el objeto que se suponía indeformable y que ya va teniendo barriguita.
Si tengo que ir a 90 km/h para que el petróleo se pueda usar para hacer plásticos que no se pueden hacer con nada más y no tener que volver a los tiempos del practicante hirviendo la jeringuilla de vidrio, pues voy a 90 y a lo que haga falta. Disciplina económica: Recursos críticos para aplicaciones críticas.
Si tengo que comprar un Toyota Auris híbrido, una moto MP3 (híbrida) y una bicicleta ¿Orbea? para que los integristas religiosos de Tejas o de Arabia no se forren a mi costa y lo llenen todo de «zonas cero» y «bosques de los ausentes», pues lo hago y punto. Disciplina política: No más sangre por petróleo. No más dictadores con corona aturbantada y tonguistas electorales. No más 3.000 euros mensuales por soldado desplazado al Quemalestán.
Sé que, hasta hace quizás unos 5 años, si salías a la M-40 antes de las siete de la mañana te librabas de los atascos.
Sé que en los barrios populares y en los «parques empresariales», con crisis o sin ella, no dejan de verse coches nuevos de cualesquiera precios.
Sé que en Madrid ha habido un incremento de parados superior al de otras autonomías.
Pero saber todo eso no sirve de nada.
El único saber válido es saber dónde van a construir la siguiente autovía para comprar el terreno mucho antes de que se piense en el ministerio / consejería y venderlo poco antes de que se empiece a susurrar fuera de los despachos oficiales.
El tráfico de influencias. Ese es el saber más interesante.
Arte tiene que 6 millones de madrileños vayan a la vez a los mismos sitios a la misma hora. Y aún más arte tiene llamar tráfico a aparcar millares de coches en una autovía sin apagar el motor ni salir del recipiente.
Así que, cuando aprieto con el pie la palanca de la derecha, entonces un contacto eléctrico varía una serie de bits en un microprocesador que, en función de la velocidad del coche y de la carga de la batería, decide aumentar o no la cantidad de gasolina y aire que se inyecta a presión en cuatro cilindros para que exploten al saltar una chispa, se engranan o no los la corona y los satélites de la transmisión planetaria y, además y combinado con todo ello, se pone en marcha el motor eléctrico para acelerar hasta que se alcance una determinada velocidad y luego se emplea para volver a cargar la batería.
¿Y qué opina Franco de todo esto?
No es coña. ¿Qué pasará con todos los ingenieros, todos los mecánicos, todos los talleres de reparación, pero también los de fabricación de motores de explosión? Porque, nos guste o no, en algún momento el presidente de los EE.UU. dirá que cierra el grifo, que el petróleo que quede se destinará solo a los vehículos militares. Y, entonces, sí o sí, el coche dejará de quemar hidrocarburos.
La limitación de velocidad debiera ser diferente en cada tipo de vía, para cada tipo de vehículo y… La parte que falta para que sea perfecto, debería haber limitación para cada tipo de conductor.
Pero, claro, para eso serían precisas ITV y tests psicotécnicos mucho, pero que mucho más rigurosos que los actuales. Para establecer si yo puedo ir a 120 en autovía o solo a 100. O me tengo que conformar con el mínimo 60. O verme expulsado fuera de las autovías, sin permiso para conducir vehículos.
Que no solo es ir a 150 km/h con un folxbaguen Céfiro tirado por 200 caballos de humo. Habría quienes podrían llegar a esos 150 y hasta 200 km/h, ¿por qué no?
Pues porque tropezarían con el que adelanta a 120 a uno que va a 60. Quizás no sea tan mala idea la de los portugueses: Hacer de las autopistas algo exclusivo para quienes puedan emplearlas. (Momento, que entro en fase de aclarado).
El problema es que el gobierno portugués ha confundido el medio de capacitación. No se puede capacitar para el tráfico a alta velocidad a quienes tienen más dinero (o menos apego al que tienen). El tráfico a alta velocidad no es para alguien que conduce un BMW serie 7 último modelo con un motor con muchos Kw. No, por lo menos, si se trata de un caballero octogenario, de vista, reflejos y capacidades motrices disminuidos. En un caso así sería más apropiado que capaciten a su chofer. No a él. Ni a su dinero. A su chofer, un chofer que sí estuviese capacitado física y profesionalmente.
Para lo cual, como digo, tendría que haber unos test psicotécnico mucho más especializados y rigurosos. A mí me toca renovar la licencia uno de estos días. Y risa me da las pruebas que me van a hacer.
Desde luego, ni que decir tiene que no creo en el «autoexamen» para calificarse como buen o mal conductor. Hay demasiados sentimientos de autoestima implicados. Se nota con el alcohol. Pocos creen que no puedan conducir. Un ejemplo real del fallo del autodiagnóstico es el del autoexamen de mamas. ¿Qué porcentaje de autodiagnósticos positivos se suele traducir en diagnósticos médicos positivos? Afortunadamente, pocos.
Al volante en lugar del miedo a la enfermedad y la muerte actuarían el miedo a la vejez, a la incapacidad, a la falta de autonomía personal. En definitiva, la falta de asunción de la realidad.
#42, 43, 44 y 45
Amén.
Yo mismo no lo habría escrito mejor (quizá con más gracia, pero no mejor).
Que yo de lo que he puesto en todos estos mensajes hago más bien poco. Al fin y al cabo, soy español y hago lo que todos los españoles: Cada uno cosas diferentes, pero todos lo que nos da la gana. De ahí que siempre circule a la velocidad debida, pero pocas veces a la permitida por las señales ni por el estado de la carretera y de la circulación. Aún no he puesto ninguno de mis coches a más de 160 km/h. Podría, pero ¿para qué? ¿Solo porque sí?
¡Pues no!
¿Lo veis? Español por los cuatro costados.
Quizá se pregunte: «¿Qué pasa, que no le gustan el 46 y el 47?».
¡No hombre, no! Es que usted corta y pega muy rápido y así no hay manera… no hay mane..e…era (odio esa cancioncilla estúpida, pero más la del bótox y el ácido hialurónico).
Veo sus 46 y 47 y subo dos más.
Bueno. Lo del copia y pega tiene su explicación. El mensaje post-sobremesa empezó a alargarse y alargarse y alargarse y… Y al final decidí partirlo en trozos.
Porque, después del desarrollismo y el postdesarrollismo recién liquidado, reconozco que el lugar adecuado para los ladrillos no es internet, sino una playa virgen o cualquier PAU donde se pueda vender viviendas de lujo con distribución (individual) de los 60, materiales de baratillo y precio de risa. Por ejemplo, medio millón de euros los 120 m2 en el culo de la ciudad de Madrid.
Lo de las tonadillas esas del botulismo conservero y del amaneramiento, ni idea. Yo me dedico a los clásicos. Nada de Haendel. Directamente a la edad de piedra: Ringo Starr en la película «Cavernícola». Aunque, se me ocurre que… Lo del botox no irá por la banda Anthrax, ¿verdad?
Hemos conseguido, en este blog, algo próximo a la cuadratura del círculo: el seudónimo del seudónimo anónimo. Porque, salvo que a uno o dos de los comentaristas habituales (porque no sabemos si 39 y 40 son el mismo o dos distintos) se le haya olvidado de repente poner su firma habitual, es que tenemos uno o dos nuevos que firman con el tema a tratar; es un método tan anónimo como el otro (más incluso), pero al resultar una fe de bautismo un poco larga, se quedarán respectivamente, al menos para mí, en 39 y 40. Lo malo es que sigan participando (no estaría mal, si son nuevos, porque arte no les falta) y continúen firmando cada vez con el tema que quieran tratar; con lo cual nos tendrían a los demás contertulios, como vulgarmente se dice, “con la picha hecha un lío”. Así que, para hacer los honores a tan peculiares comentaristas, perdonarán los demás que me salte el orden más o menos habitual y les dé, la bienvenida primero y la réplica a continuación, a los recién llegados (o bien veteranos camuflados).
Para 39: En su peculiar relato falta algún dato relevante, creo yo. Una vez que el profesor “le sacó” a la autovía y amablemente respondió a su teórica y peculiar pregunta, ¿continuó conduciendo él, para que Vd tuviese una impresión de primera mano de lo que es ir a 120, o le pasó los mandos? Es de suponer que condujese Vd, a tenor de la intención de su relato, pero no habría estado de más confirmarlo, porque profesores así no se encuentran todos los días. Y al decir lo de “así” me refiero a tendencias suicidas, porque la mayoría de los mortales ni “de coña” nos ponemos a 120 en manos de alguien que lo va a hacer por primera vez, tras de salir del tráfico urbano (máximo 50, o así). Y también hay que ser un poco “así” para tirar a la basura una clase de tres cuartos de hora, haciendo (casi) 90 km a 120. Porque, para sentir la emoción de conducir a 120 por primera vez, con medio minuto basta, ya que la experiencia para hacerlo con soltura y seguridad requiere muchos, muchísimos km más, que saldrían muy caros pagados a precio de autoescuela. Todo esto, claro, salvo que Vd ya tuviese (como algunos ya habíamos tenido) una más o menos amplia experiencia de conducir antes de sacarnos el carnet, en cuyo caso lo único que había que hacer (yo lo hice en un solo día, puestos a poner anécdotas propias) era aprenderse cuatro trucos para aprobar; por cierto, el profesor me dijo: No vayas tan rápido, que a los examinadores no les gustan los que vienen ya sabiendo, y te suspenden. Así que tanto su anécdota, como la mía, están tan fuera de lo habitual que ninguna aporta nada al tema que se estaba tratando.
Para 40: Creo que su “ladrillo histórico” es una especie de castigo bíblico por los que, con mayor o peor fortuna, suelo inflingirles a los seguidores de este blog; aunque también creo (podría estar equivocado) que sin alejarme nunca tanto del tema de la entrada o de sus zonas colindantes. Pero ya que estamos en ello, vamos allá, y empezaremos con las leyes de Asimov, que eso sí venía a cuento; de entrada, reconozco mi absoluto desconocimiento de que Isaac Asimov hubiese enunciado una cuarta (o Cero) ley de la robótica. Pero dando por absolutamente cierta la información, en el enunciado que Vd hace de la misma (donde la diferenciación entre ser, persona y humano se me escapa un tanto) hecho a faltar unas normas de comportamiento más o menos claras para el pobre robot, como al menos sí quedan esbozadas en las otras tres (“un robot hará, o no hará, algo que…”). Porque la supremacía de la existencia y bienestar de la Humanidad en su conjunto podría requerir que el robot en cuestión tuviera que leerse primero la Encyclopaedia Britannica para saber a qué atenerse. Pero, al margen de la mayor o menor brillantez del enunciado de la ley cero, ¿podría Vd ilustrarnos sobre, si ya en su senectud, escribió Asimov algo en lo que a algún robot se le plantease un dilema en el que aplicar la ley cero? Porque, de no ser así, dicha ley se nos queda en bien poco, a falta de un ejemplo de aplicación concreta. En cualquier caso, al margen de la ley cero, los robots de “Yo, robot” y los de la mayoría, si no la totalidad de los relatos de Asimov, se desarrollan con las tres leyes, y a estos es a los que yo me refería; así que mi cita no era parcial, ni incorrecta. Nunca pretendí hacer un tratado sobre la obra de Asimov, y sí poner un ejemplo tomado de uno de los últimos relatos de “Yo, robot”; y ahí sólo funcionaban tres leyes. Punto.
En cuanto a su sorprendente parrafada respecto a la adscripción de la Guardia Civil, como cuerpo en su conjunto, a uno u otro bando durante nuestra Guerra Civil, creo que la parte más aprovechable es la frase “encuadrados en sus unidades, comandadas por sus oficiales”; porque ahí radica el que algunas unidades estuviesen en un bando, y otras en el contrario. Ya sería casualidad que en un Tercio, compañía o sección de la Guardia Civil, y más en aquellos convulsos años 30s, todos pensasen lo mismo. Pero lo decía el comandante, capitán o teniente, y a callar, y te había tocado hacer la guerra donde decidía el “baranda”. También el comandante Pardo Zancada, en la noche del 23-F, se trajo hasta las Cortes a toda una formación del Cuartel de Transmisiones de El Pardo, y no creo yo que los soldaditos de reemplazo fuesen todos golpistas. Otra cosa es que luego, a título individual, la gente (y no sólo guardias civiles) se pasase de uno a otro bando; en la magnífica “La vaquilla” de Berlanga teníamos algún humorístico ejemplo de ello. Aunque hubo excepciones: en Navarra (creo que en el propio Pamplona) un mando (creo que capitán) formó a su compañía y se la quiso llevar para incorporarse a uno de los dos bandos (no diré cuál, aunque lo sé). Parece ser que la opinión mayoritaria era la contraria; así que alguien, sabiéndose respaldado por la mayoría, le pegó un tiro, y dicha mayoría se incorporó al bando contrario al que le gustaba al difunto. Mi padre era navarro, y tengo información de primera mano, y también de las andanzas de Mola. Como escribí hace poco, en este blog cabe de todo, aunque respetando unas pocas cosas muy sagradas; y sin llegar a tanto como sagrada, meterse en los vericuetos de los antecedentes de un drama que todavía hoy colea, no es lo más adecuado para este blog que, básicamente, está centrado en el automóvil y (para nosotros) su disfrute.
Y por lo que respecta a las elucubraciones sobre el carpetovetónico modo de ser, es de agradecer que no se remontase hasta el esclarecimiento de la ideología de Viriato, Indíbil y Mandonio; tal vez hubiese sido ya demasiado. Pero sin necesidad de dilucidar cuántas repúblicas tuvimos (no sé si ahí cuenta el Cantón de Cartagena), lo que me confirma su alegato es que los españoles tenemos la costumbre de creernos especiales hasta para ser malos. Pues no tan especiales; basta con echar una mirada por el mundo de las últimas décadas: los Balcanes, el Cáucaso y Asia desde Líbano hasta el Paso del Khyber, por no citar la eterna guerrilla mora en Filipinas. Los tropecientos golpes de estado en Sudamérica, los apuntaremos a herencia nuestra. A lo mejor no somos tan especiales, y nuestro respeto a la ley y el orden corre parejo con el de muchos otros; e inversamente, la calidad ética y profesional de nuestros políticos no es mucho mejor ni peor (quizás en lo profesional sí es peor, por el “parón” y falta de entrenamiento debido al período que pasamos bajo “el comandantín”) que el de los que rigen los destinos de muchos otros países. Y basta ya, por la parte que me toca. Espero que los judiones de La Granja no se le hayan quemado; alrededor de un buen plato de los mismos, con algo de pan y bastante más de un buen vino, seguro que conseguimos más unanimidad que en los comentarios de cualquier entrada del blog.
Tal y como me temía, mientras escribí lo anterior ayer por la tarde, y las seis horas que me ha tomado hacer un circuito de pruebas esta mañana temprano, la epidemia del “seudónimo anónimo” se ha extendido, y mucho me temo que llegue a hacer estragos en el blog. Por mi parte, no tengo nada más que comentar (además no sabría a qué, porque sería como disparar contra una bandada de miles de estorninos, y tómese lo de disparar en sentido figurado, por favor). Así que, tal y como dije al iniciar este comentario (que a saber qué número tendrá cuando lo pegue), retorno al orden natural de respuesta a aquellos que me han parecido que la precisan.
Empezaré con 29.pgonzalezs: Conociendo su profunda erudición, y sus no menos eruditas fuentes de información, recurrí a la que supuse sería la mejor, aunque poco visitada por mí: Internet. Y ahí, entre Wikipedia por allí y diccionario por allá, me encontré exactamente lo que “pgonzalezs” nos había adelantado. Pese a la evidente y para mí traicionera similitud entre el “kaffer” del afrikaans y el “Käffer” del alemán, no equivalen a lo mismo: la primera es la forma denigrante y/o insultante utilizada por los boers (similar al “nigger” americano) para denominar a los integrantes de la mayoría de etnias sudafricanas, mientras que la segunda significa “escarabajo”; error potenciado por el hecho de que aplicarle en Alemania esta acepción al primitivo VW no era precisamente llamarle guapo, dada su estética y color obligatoriamente negro, lo que conforma un cuadro tan insultante para el coche como el de “kaffer” para un matabele.
Pero el hecho es que el origen viene del árabe “kaffir” (no creyente, o infiel), que es como los traficantes árabes de esclavos (con base en el Sultanato de Zanzíbar) denominaban a la materia prima de su comercio. Al llegar primero los portugueses a Mozambique, y poco después los boers a Orange y Transvaal, tomaron la palabra para denominar a los originarios pobladores, convirtiéndola en “cafre” los primeros y en “kaffer” los segundos. Y del portugués la tomamos nosotros, evidentemente, dada nuestra poca, por no decir nula, relación con los boers, como no fuese la de los barcos que recalasen en El Cabo al bordearlo en ruta a Filipinas. Ahora bien, no me diga Vd eso de que “cafre tiene muchos matices peyorativos. Lo que no tiene son matices racistas”. Hombre, si admitimos que, hic et nunc, es un insulto y su etimología radica exclusivamente en la raza del así definido, forzosamente el insulto es racista, ya que la raza es el único concepto subyacente a la palabreja (lo de ser o no infieles tendría o no sentido para los árabes, pero boers y portugueses la tomaron para definir a la etnia, y no su religión, o falta de ella). Lo que ocurre es que, ni por asomo, pensé nunca en que quien (resultó ser Vd) escribió lo de cafre en una entrada hubiese tenido la menor intención de ser racista; debí haber antepuesto el adverbio “inadvertidamente”, y todos contentos. Me fijé en ella por lo ya poco usual (hoy en día es más frecuente lo de, directamente, “h… de p…); es como lo de “malandrín” que le espetó Ruiz-Mateos a Miguel Boyer, en la puerta de los juzgados. Nuestro idioma, y no digamos en la literatura de nuestro Siglo de Oro, está lleno de modismos que tienen un trasfondo insultante para algún grupo social, como lo de “puñalada trapera” y cosas así; pero que ya han perdido, por completo, la connotación negativa respecto al humilde recogedor de despojos textiles, y lo que queda es la referencia a una grave herida de arma blanca. Con lo de cafre, lo mismo, en cuanto a intención; pero en su origen era forzosamente racista.
A 32 ZSQ: No esté tan seguro de conocerme mejor que a la recíproca; de entrada, su frase de “NO le importáis a nadie porque sois minoría” ya me indica, muy a las claras, que estoy frente a alguien con un nulo respeto hacia las minorías, reales o supuestas por Vd. En segundo lugar, si en su comentario 22 al menos aportaba argumentos, que creo haber desmontado uno por uno, en el 32 no aporta ni un razonamiento nuevo, de donde deduzco que se le han acabado. A cambio, eso sí, lanza una prédica sobre la autocrítica que dice va a aplicarse; ¿por qué no la ha hecho, en vez de anunciarlo? De nuevo se confunde al poner al mismo nivel las sensaciones íntimas que experimenta o deja de experimentar un buen conductor que disfruta haciendo lo que hace, frente a los traumas traumas, complejos y frustraciones de quienes lo que intentan es condicionar a dicho conductor. Si éste le adelanta, a Vd no tiene por qué importarle si va disfrutando o no, a condición de que el adelantamiento haya sido correcto; por el contrario, si con sus traumas, Vd intenta dificultarle el adelantamiento, o simplemente apoyar una legislación que le impida (al menos legalmente) que pueda adelantarle, Vd sí que está interactuando, y negativamente, contra ese conductor que no ha cometido más pecado que ser más rápido, pero no menos seguro ni correcto, que Vd. Así que son dos planos bien distintos.
Lo de los veteranos y la experiencia ya empieza a ser recurrente en quienes no tienen mejor argumento al que agarrarse. Claro que hay viejos sabios y lerdos, humildes y soberbios; exactamente igual que jóvenes, que si son lerdos y soberbios, esos sí que nunca van a mejorar. En cualquier caso, y puesto que no hay por qué suponer que Vd sea ni más ni menos inteligente ni soberbio que yo, y dando por sentado que yo soy más viejo, siempre la llevaré la ventaja de la experiencia. La cual no es (y aquí vuelve Vd a equivocarse) repetir cada acción muchas veces, sino haber tenido la oportunidad (y haberla aprovechado) de haber oído, haber leído, haber asistido a multitud de experiencias que el más joven todavía no ha materializado, o en mucho menor número. Por supuesto que la experiencia es asintótica, y a partir de cierto nivel, cada vez es menos lo que vamos añadiendo; pero no eche en saco roto el refrán de que “no te acostarás sin saber una cosa más”.
Para 35.pedro brona: Celebro que le haya gustado el relato, y lo que Vd considera mi sinceridad, que no ha sido más que una fría exposición de hechos. No obstante, lamento de algún modo que la única conclusión que Vd saque de ello, y con algún retintín, es que “servirá a más de uno para ver lo que le puede pasar incluso sabiendo muchísimo de coches y conduciendo a las mil maravillas”. Por supuesto que espero que así sea, pero también se podía haber sacado otra conclusión por argumento “a contrario”: que mi experiencia le sirva a más de uno para ver cómo, gracias a conocer lo que es un coche, y a conducir sabiendo lo que se lleva entre manos, se puede sobrevivir a más de dos millones y medio de kilómetros de probar coches, que no es precisamente una profesión tan arriesgada como bombero, pero sí algo más que funcionario de un Ministerio. De este modo, quizás se incentivaría a la gente para que hiciese cursillos de perfeccionamiento de conducción, sin ir más lejos.
Sobre el tema de pseudonimos debe ser que la gente esta de «vacas» y se aburre..; yo por mi parte no tengo ninguna intencion de cambiar el mio.
Yo creo que el tema de la conduccion, como tantos otros,es importante que el interesado ( el conductor, se entiende) ponga interes en hacer-lo bien y sobretodo que procure disfrutar al maximo y siempre con humildad y la mente abierta a aprender nuevas cosas.
Eso es, mas o menos lo que he procurado hacer yo desde que tengo carnet ( seguro que menos tiempo que muchos de ustedes y segurisimo que menos que Arturo)
.
Yo en mi caso la aficion a los coches y al mundo del motor en general me viene de jovencito, y no porque en casa gustara el tema,al contrario. Me leia cualquier cosa por poca que fuera,todo me interesaba..; despues ya con carnet he procurado seguir aprendiendo, escuchando a todo aquel que hablase de este mundillo ( aunque fuesen «batallitas»), aunque intentando separar el trigo de la paja,que de todo hay..
A los coches que he tenido, siempre por encima de los 100 cv, he intentado sacar-les al maximo pero siempre con respeto y procurando cuidar su mecanica,no escatimando en su cuidado.
Y hasta la fecha diria que me ha ido bien, sin accidentes, apenas multas y ningun coche roto de mecanica.
Mis maximas:
_ Sentido comun.
_Respeto
_No molestar ni que me molesten
_Disfrutar
_Mucha humildad y aprendizaje diario.
P.D. Arturo, acabo de leer el contacto sobre el Volvo S60 que ha escrito en papel, y pinta muy pero que muy bien este nuevo volvo.
Llevo leyendo el blog desde casi el inicio, y a Don Arturo desde hace muchos años. Quizás soy de los que practica el «buenismo» en las formas, pero deseo ser contundente en el fondo. Hecho en falta alguna valoración sobre el buen resultado de las cifras de fallecimiento que ha dado la gestión de la actual Dirección General de Trafico, en contraposición con el enfoque que no comparto de tratarnos como «tontos» y de premiar solo a la gente que conduce con temor, sin pericia y sin interés por el automovil. Pero esta contradicción me lleva a pensar que en algo están acertando, es posible que en el carnet por puntos, en la agilización y aumento de las multas con legislación a medida, o el conjunto de todo ello. Merece una reflexión tranquila sin sacar los prejuicios y premisas previas de ante mano, sino intentando entrar en los factores e hipotesis que llevan a optar por un tipo de política u otra.
Vaya por delante que me parecen absurdos los límites de velocidad genéricos, y que los he superado en sintonía con la mayoría desde que conducía un Opel Corsa 1.0. de la primera versión.
Me parece muy interesante la soltura y ambiente coloquial que permite este blog, tanto su autor como los blogeros fieles, tanto en los artículos de consumo con el cuestionamiento de las conclusiones de A.A, las cuales yo no pongo en duda, como con las de temas polémicos o de opinión. Sobre el tema en cuentión que generó está polémica, reacción ante la actitud de las furgonetas y otros ejemplos, comprendo lo que hizo A.A., dado que y mismo he reacionado de similar forma en ocasiones similares, dentro de mis posibilidas de destreza y de potencia de mis vehículos, pero creo que en ocasiones es entrar en la misma provocación, cuyo desenlace puede ser nefasto si no se tiene la serenidad suficiente para contestar así a las provocacines cuando las condiciones de carretera, automóvil, clima y tráfico lo permiten, junto con nuestra confianza y destreza. De lo contrario estamos ponendo en peligro al resto y a nosotros. Y siendo sincero no me agradó el tono con el que A.A. expuso el tema, sin que ello excluya que comulgo con algunas de sus afirmaciones y con otras no, aunque por falta de tiempo no puedo argumentar ahora lo que se que molestará a A.A., que exige con buen criterio que las criticas se argumenten de forma consistente.
Sobre las leyes, cumplirlas o no, estoy de acuerdo que las leyes deben ser asumibles y comprensibles, y eso nos permitirá cumplirlas a rajatabla o interpretarlas con cierta amplitud, o incluso saltárnoslas, pero debemos ser capaces de asumir las consecuencias, estando de acuerdo en que la fiebre legisladora es muy negativa e impide emplear esfuerzos en solucciones tangibles (mejorar puntos negros no solo anunciarlos, facilitar la formación en conducción, etc.) Soy mas partidario de luchar contra ellas ademas de con la actitud o acción individual con la herramientas políticas y sociales a nuestro alcance, que pueden incluir la desobediencia civil, como he participado ante otras regulaciones legales ciudadanas.
Siempre leo con mayor atención a los blogeros o artículistas que se identifican, dado que entiendo que están dispuestos a la confrontación sin temor a las críticas y creo que con mejores argumentos.
Por último, me gustaría que se reflexionara también sobre la compatibilidad de tener una sesibilidad alta por el medioambiente y la sostenibilidad y la pasión por el automovil. Dado que en revistas y blogs del automovil se lee con demasiada frecuencia opiniones despectivas ante las demandas de ecologistas que no todas van en volver a la edad de piedra.
Gracias.
Un saludo.
D. Arturo; ya conoce mi línea argumental y sabe que en lo sustancial estamos de acuerdo en ésta materia, sin embargo, de vez en cuando hay ciertos inputs (pgonzalezs, mire a ver si hay otra palabra más apropiada, en castellano) que me hacen pensar por un instante.
Si asumimos que la normativa es la oferta del Estado a la demanda de entorno razonablemente seguro que los ciudadanos exigen con arreglo a un entendimiento convencional de civilización, parece normal que la sociedad no necesita defenderse de aquellos comportamientos que no presupongan un peligro para ella. Si bien nuestra conducción transgrede esa normativa poco creíble, lo cierto es que con ello, ni usted ni yo imponemos mayor riesgo a la sociedad.
Sin embargo, luego de ver cosas como la que seguidamente le enlazaré, debo de pensar si no necesitamos esa normativa por poco válida que nos resulte para que nos defienda a nosotros de otras amenazas como la que verá aquí. El vídeo no es largo, se puede hacer reiterativo, pero debo de pedirle que lo contemple íntegramente y me de su opinión.
http://www.youtube.com/watch?v=PhIsgxMs4iQ&feature=related
JM
A pesar de que A. de A. despachara mi mensaje anterior rápidamente, este último mensaje de JM tiene a grandes rásgos lo mismo que dije: «En definitiva. Que si, que ud. y yo, y muchos otros (sobre todo JM)conducimos mejor que la mayoría, pero las normas son para todos, y de forma habitual y abrumadora su cumplimiento repercute en una mayor seguridad para todos.»
Es algo obvio que las normas nos protegen de algunos salvajes, aun
…que sean francamente mejorables.
«Inputs» es ciertamente una palabra interesante. A la vista del vídeo, le propongo las siguientes traducciones:
«majaderos»
«cenutrios»
«pollinos»
«gusanos infectos»
y, por supuesto,
«cafres»
55JotaEme:
No se si mi opinión le interesa, pero ya que estamos, se la daré y espero también la de A. de A.
No necesitamos de “estas nuevas medidas” para que “nos protejan” de individuos descerebrados como los que aparecen en el video; desde siempre ha estado prohibido competir en carretera abierta, zigzaguear, adelantar por los arcenes…
No se quien ha sido más inconsciente, si la tripulación del BMW (QEPD) o la del Mercedes con la atención obsesiva del cámara en acreditar una velocidad ¿para fardar ante quien?
Estas actitudes estaban prohibidas desde siempre en cualquier país, y lo más importante, son censuradas por cualquier persona sea o no conductor.
Lo de menos es la velocidad a la que se circule (si el video está rodado en Alemania, sería conducción temeraria sin más, y los coches son BMW y MB)
Lo peor es la actitud de los dos conductores y la poca vista de adelantar a ciegas por un arcén.
Muy interesante JM, todo.
#56 «…que si, que ud. y yo, y muchos otros (sobre todo JM)conducimos mejor que la mayoría…»
Sé que no lo dice en serio. Usted es una persona inteligente y no lo puede decir en serio. No lo dice en serio, ¿verdad? Usted es mínimamente inteligente, ¿verdad?
Creo que la mayoría (no sabría cuantificarla) de los conductores cree que conduce mejor que «la mayoría». Por una simple cuestión de porcentajes, doy por hecho que alguien se equivoca. Quizá sea yo, quizá no.
#52 a D. Arturo de Andrés.
¿Qué puedo decirle? Tiene usted razón.
Comencé dando argumentos más o menos válidos. Después se me acabaron los argumentos y eché mano al fácil recurso de su senectud. Tiene usted razón.
Malinterpreté el concepto de experiencia (usted la conoce en mayor grado que servidor) y me equivoqué. Usted tiene razón.
Yo no le conozco a usted de nada; no más que usted a mí (porque sus escritos no dicen de usted más que los míos de mí). Me equivoqué. Razón no le falta en señalármelo.
No supe valorar bien mis profundos traumas internos (que seguramente tengo). Confundí tocino con velocidad (Anda, ¡mira!) y me equivoqué. Me parece correcto que lo indique.
Me ha dedicado veintidós líneas de amonestaciones (que valoro infinitamente más que veintidós líneas de lisonjas) y, créame, hoy no me acostaré sin saber otra cosa más.
Lo dije en broma, tengo una inteligencia por debajo del mínimo y esta me lleva a concluir inexorablemente que ud. no está equivocado, sino que acierta plenamente.
Que bien se vive en la mediocridad. Al final ser parte del rebaño es lo mas cool. Me voy a ver el Sálvame, así reforzaré mi sentimiento de pertenencia a la mayoría.
haya paz, señores! esto no es el patio del colegio!
@63 Sé que usted, en el fondo, no se cree mediocre. Ni yo. Ni JotaEme. Ni A. de A.
En realidad, conozco a muy poca gente que sea capaz de reconocer sinceramente que son mediocres. Probablemente ésos sean de los pocos mejores que «la mayoría». Nosotros nos creemos un poquito menos mediocres en nuestro fuero interno, pero una parte más íntima aún me dice que no lo somos.
Y no. No hablo sólo por mí. Me atrevo a generalizar (y sin miedo a equivocarme) a usted, a D. A. de A., a JotaEme y a la mayoría de los que participamos aquí (menos pgonzalezs, que es mejor que los demás con diferencia, más guapo, más alto y con un pelazo que algunos ya quisieran).
P.D.: No insulte mi inteligencia con su condescendencia, que ya insulto yo la suya con la mía.
ZSQ, me parece muy bien que usted se sepa un mediocre, yo no creo en la falsa humildad, tan autodespreciativa y alienante, tan católica, humillante y tan conveniente para la manipulación del dócil al que convierten en miserable que debe redimirse por el hecho de existir.
Yo no me creo un mediocre.
Yo soy lo suficientemente inteligente como para pasar un ratito haciendo algo de un perfil tan bajo como comentar con usted y que me baste y sobre para distraerme.
Ya ve, es que los que somos inteligentes no necesitamos mucho, los que necesitan mucho acostumbran a ser los más tontos.
Déjeme que le revele un secreto: El mundo está lleno de gente inteligente, ZSQ, hay mucha gente valiosa, única y estupenda. El mundo es hogar de gente muy brillante, muy capaz, gente con empuje, con talento, con alegría por vivir, gente con la que apetece estar y que hace apetecible la vida. Siga usted odiándose y haciéndose pequeñito comparándose con la Gran Magnitud, siga despreciándose y refugiado en la sombra de los miedos pero déjenos tranquilos a los demás.
JM
JM
@66 Al señor que firma dos veces sus escritos.
Léame. Léame y luego contésteme. Pero no haga una lectura rápida, saque unas conclusiones precipitadas y conteste al buen tun tun (¿Se dice así, » tun tun»? Lo veo raro escrito). Luego le pasa lo que le pasa; se ciega y ataca a la yugular.
Mi primera frase dice claramente: Yo no creo que sea mediocre.
Si tuviera que definirme inequívocamente sobre mi mediocridad, diría que no la poseo en grado alguno. Pero eso no significa nada. Del resto del texto, con un poquito de capacidad de comprensión lectora, se deduce: no creerse mediocre no es lo mismo que no serlo.
Ya ha dejado claro que usted no cree ser mediocre. Aún no tengo tan claro que no lo sea realmente. La autoafirmación es una prueba de muy poco peso (usted lo sabrá mejor que servidora).
Afectuosamente suyo.
Fdo. El católico, apostólico y alienado.
Hola a todos.
Yo sólo quiero comentar dos cosas:
La primera: si la actual limitación de velocidad (urbana o interurbana tanto monta) la mayoría de los conductores (tanto virtuosos como manos-morcilla) consideramos que está desfasada, esa limitación no parece que está bien puesta, ¿no?
La segunda: ¿no será que interesa (al Estado protector) mantener esos límites para sacar-nos dinero?, porque la solución a los problemas de exceso de velocidad es bien sencilla: limitador de velocidad a 130 km/h y tacógrafo para todos (como ya propuse para las furgonetas blancas). Idem cinturón de seguridad: si no se engancha, el coche que no arranque y punto.
[Yo no creo en mediocridades, creo en oportunidades: hay gente con talento que ha podido desarrollar sus habilidades y gente que no. También hay personas que no han encontrado ni encontrarán nunca su vocación, pero no son menos que nadie; como dice pgonzalezs «el débil en una esfera suele ser un hacha en otra».]
Saludos desde Zgz.
Hola, por alusiones. No sé si soy inteligente porque, francamente, no tengo ni pajolera idea de qué es la inteligencia. Lo que seguro que no es cierto es lo del pelazo. Ayer se me quedó abierta la pasta blanca esa que uso para ponerme un peinado así y asá con un toque de ¡shazám!… y no vean. Esta mañana se le había formado una especie de costrita beige que no se disuelve y hace grumo. Tengo el pelo hecho una pena.
Un asco.
Por cierto, JotaEme, estoy decepcionadísimo. Con lo ocurrente que me salió el comentario 58, y usted ni siquiera me devuelve el guiño. Me voy a llorar en voz baja allá, en el rincón del fondo.
ZGS pero tu que eres, servidora (femenino) o catolico apostoilico (masculino).
Quien sabe si no tienes doble personalidad. Propongo: zgs-croquetas.
#70 De día soy un funcionario de ventanilla, con bigotón y mala hostia. De noche me pongo las medias de rejilla y la boa para actuar por los garitos de Palma; entonces dejo de llamarme D. ZSQ (¿quién demonios es ZGS?) y tomo mi nombre de guerra: Delito.
Si vienen para la isla no dejen de visitarme. Viernes y sábados tengo actuaciones a precios populares.
¡Que morbo tener a un travelo en el blog!
#70 Safrane Biturbo (vaya nombre ha ido a darse usted), ni de Blas, oiga, ni de Blas. Ha acertado usted en la apuesta tanto como Villeneuve en Trafalgar.
Croq.
Algunas consideraciones sobre las limitaciones de velocidad actuales en autopista:
-Son muy similares a las de hace casi 40 años(entonces se justificaban por la crisis del petróleo)
-Los radares sancionan a partir de 120 (De igual modo a coches,autocares,camiones o motos y a conductores nóveles o expertos,conduciendo coches modernos y en buen estado o un viejo 850 Especial a todo trapo en una bajada mientras el motor aguante).
-Si ahora hay menos muertos algo tendrán que ver las mejores carreteras,los mejores coches,la mejor educación vial y la mejor cualificación de los conductores.
-Si tanto importase la seguridad vial se multiplicarían los controles de alcoholemia y de drogadicción (factores que causan más de la mitad de los accidentes mortales).Pero no,es más importante recaudar y atemorizar.Ese no es el camino adecuado.
-La velocidad no es el problema sino la escasa pericia,la falta de respeto y la falta de educación al volante.
-La escasa cualificación de los políticos que toman decisiones sobre tráfico es significativa,algunos hasta ni conducen,otros ni siquiera han pasado por la Universidad o al menos han realizado estudios relacionanados con el tráfico.
-Imponer nunca fue la solución,enseñen,convenzan, aprendan de los alemanes allí la velocidad es libre en algunas autopistas,en ciertos tramos,en ciertas horas y…..como se demuestre la negligencia de un conductor en un accidente se cae con todo el equipo por decir una expresión que todos entendemos.
-Hay montones de gente que incluso a 80 en autopista son un peligro,si no saben ni coger el volante,ni ajustar el asiento a la distancia correcta,ni medir las distancias,nimirar por el retrovisor,ni están en condiciones psicofísicas para conducir.Pero ellos sí pueden ir 120,total los radares no miden lo agarrotados,acomplejados o atemorizados que van.
-¿Cúantos circulan sin seguro o sin carnet? Poco se controla esto….
Velocidad mayor de 120=Anatema ANDA YA…….
A 74 Enrique:
Muy, muy de acuerdo. Pero me surge una duda: ¿En qué se basa para considerar que tanto la educación vial de los conductores como su cualificación han mejorado?.
Y muy interesante saber que el alcohol y las drogas causan más de la mitad de los accidentes mortales. ¿Serán los recursos destinados a controlar la velocidad de cada tramo, proporcionales al número de víctimas mortales que en ellos se producen?.
Pues aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid… y como las opiniones son como los culos, que cada uno tiene el suyo, aquí dejo mis elucubraciones de un día de agosto, que si don A.deA. nos deja unos ladrillos importantes, hoy tengo un montón de tiempo y va de recuerdos del abuelo Cebolleta, que tiempos pasados no se si fueron mejores, pero fueron distintos.
Hace años teníamos coches ¿malos?, carreteras manifiestamente mejorables , límites de velocidad inexistentes o convalidables por cuatro duros… y luctuosos sucesos.
Ahora coches tecnológicamente avanzados (muy avanzados), carreteras y autovías más que aceptables, límites de velocidad anacrónicos y ridículos pero castigados con sanciones que hacen temblar las hipotecas y seguimos con las listas semanales de luctuosos sucesos.
Y me planteo si el problema no son ni los coches, ni las carreteras, ni los límites de velocidad, sino la particular idiosincrasia del españolito tipo.
Lo primero, sin necesidad de remontarme a los tiempos que ni he vivido, ni conozco (empiezo a peinar canas, pero no tantas como don A.deA.), el “permiso de conducir” era algo que se tenía que conseguir, era una meta, un objetivo, un cartón doblado que te abría las puertas a un universo de sueños juveniles, de posibilidades, de riesgos… que te diferenciaba de otros muchos que no lo tenían.
Ahora esto es un “derecho”, algo que el estado me tiene que dar previo pago de unas tasas y paso de un trámite, otras veces como convalidación de otro documento de dudosa procedencia allende nuestras fronteras por no se qué convenios de diplomacia de alto nivel.
Sin embargo a nadie se le ocurre plantearse que el tener el título de Ingeniero de Caminos Canales y Puertos, o el de Neurocirujano sea un “derecho”. Todo lo contrario, estos solo se obtienen previa superación de interminables pruebas y años de estudio y dedicación, con la gran diferencia de que aún teniendo el tal título y como antes se pilla a un mentiroso que a un cojo, a nadie le van a emplazar en un quirófano con la cabeza de un paisano abierta, ni le van a dejar hacer un puente si además no ha demostrado una cierta credibilidad.
Con el permiso de conducir no ocurre lo mismo, sino todo lo contrario, al minuto siguiente de haberlo obtenido sin excesiva preparación, el estado protector de los derechos individuales te faculta para que te armes con un misil tierra-tierra y confía en tu buen entender y responsabilidad para que no te mates y/o mates a otros semejantes.
En un momento en que la educación en valores está en entredicho y que el sentido de la responsabilidad no es asignatura troncal del bachillerato no parece lo más adecuado. No te dejo jugar con un soldadito de hojalata porque es peligroso y te puedes cortar y haría falta una tirita (y además estamos contra todo lo sexista-belicista), pero te entrego en mano un plástico que dice que puedes salir a la carretera y confío en tu cordura.
En aquellos años de mi infancia y primera juventud el coche era “el coche”. El coche se cuidaba y se respetaba, pues no en vano había supuesto una gran decisión para la familia y representaba un gasto importante… y además tenía que durar muchos años y si hacía falta se le rectificaría el motor para que siguiera durando más años y con gran alegría pasaría al hijo que iniciaría una nueva vida de libertades y amoríos a lomos de aquel 124 ranchera de color café que ya necesitaba el segundo rectificado.
Ahora el recién post-adolescente no duda que tras la etapa de las diversas consolas (última tecnología) llega el momento de exigir el coche (última tecnología) y si la familia puede no duda en comprar el modelito de moda con muchos más caballos de los que el imberbe podrá controlar en muchos años y que durará tres o cuatro años (como todos los nuevos electrodomésticos de consumo) dependiendo del plazo de financiación y si la familia no puede, el proceso pasará por obtener el primer trabajo con una nómina que te permita ir a la financiera y que te aprueben la operación para obtener lo mismo pero con lunas tintadas.
Los que peleamos con aquellos coches heredados o comprados de tercera mano cuya más alta expresión de la tecnología era un cassette a veces stereo, aprendimos a conducir cuando llovía, aprendimos a cambiar una rueda pinchada (no había móviles para llamar a la asistencia y además hubiera sido una “mariconada” no poder resolver semejante percance por nuestra cuenta), nos subíamos a la Sierra cuando había nevado y sabíamos poner las cadenas y circular con ellas y llegar sanos y salvos y volver a casa. Y también es cierto que nos dábamos algún susto que otro, pero de todo se aprendía.
Ahora nuestro recién llegado a las carreteras sale con un artefacto diabólico que le han contado en el concesionario al vendérselo que lo hace todo solo, tiene ABS, ESP, DSG, ETC. Doce Airbags, de cortinilla, laterales, de rodilla, de rabadilla, programador de velocidad, indicador de conducción eficiente, navegador que te indica cómo ir de tu casa a casa de tu abuelo, manos libres por Bluetooth y equipo de sonido con ocho altavoces y MP4 en el que puedes llevar 800 canciones.
Pero a nuestro neo-conductor no le han vendido el pack opcional de cerebro y humildad para saber que no lo sabe todo y tendrá que ir aprendiendo poco a poco. Aunque nuestra juventud es más responsable de lo que creemos y algunos (muchos) son muy prudentes, tan prudentes que no utilizarán ni el 20% de las prestaciones de su coche, ni falta que les hace… esos tendrán su primer susto gordo muchos años después.
Y el primer día que llueve son uno más de los que montan el gran atasco y además resulta que el freno no funciona, pues si lo pisas en un charco notas algo muy raro en el pie (nadie les contó cómo funciona el ABS). Si se pincha una rueda se llama a la asistencia en carretera y nos quedamos con medio coche en la calzada durante hora y media hasta que por fin llegan, eso sí con el triangulito puesto a veinte metros del coche y nuestro chaleco reflectante sentados en el guardaraíl. Si nieva mejor no hablamos, en la mitad de los casos la opción de llanta de 18” era incompatible con el uso de cadenas y lo normal es que la DGT haya dado órdenes de cerrar la carretera y así bloqueamos el país entero.
Y pronto o tarde a casi todo el mundo le llega el momento de llevarse un susto, por culpa propia o ajena, eso da igual (o no) y ahora el susto viene de forma inesperada, a traición, el coche y su arsenal tecnológico habían permitido conducir de forma relajada, sin preocuparnos de nada y a veces por encima del límite razonable (no de velocidad ¡por Dios!) pero sí de las leyes de la física y aquello de la velocidad y la masa (eso de lo que los coches de ahora van más sobrados que de lucecitas).
Antes un día te llevabas un susto y aprendías un límite, otro día otro susto (se está rifando una galleta y empiezas a llevar boletos), pero susto a susto y otras veces provocando la situación se llegaba a saber lo que se tenía entre manos.
Ahora el día que te toca, te toca sin avisar (premio Gordo de la Lotería y creí que no llevaba ni una participación).
Una vez más, antes la gente tenía claro lo que se compraba. Un utilitario era un utilitario, no andaba ni a pedales, pero era muy baratito de mantener y se aparcaba en cualquier sitio. Una berlina era una berlina, vamos, el coche de padre (había algunas berlinas que “corrían mucho”). Un familiar era como una berlina pero más feo y cabía el equipaje de toda la familia cuando se iban un mes a la playa. Un diesel era el coche de los taxistas, corría poco, hacía mucho ruido, pero gastaba poco y duraba una eternidad (también lo usaban algunos viajantes de comercio). Un todoterreno era un Land Rover y lo tenía la gente del campo, aunque para ir por el campo sin excesivas pretensiones se usaba el 4Latas … y por fin un deportivo era eso “un deportivo” y me daba igual un 850 Coupé que uno de esos que se vendían en Sánchez Ferrero, el que se compraba un deportivo sabía lo que se compraba.
Ahora nadie sabe qué es qué (salvo los llamados “superdeportivos” que nadie duda lo que son al alcance solo de unos pocos, normalmente futbolistas).
Utilitarios deportivos, compactos deportivos, berlinas deportivas, monovolumen deportivo, todoterreno deportivo… parece como si no es deportivo no se va a vender, o como si no se aceptara que nuestra vida y circunstancias son de lo más normalito y hubiera que adornarla con algo deportivo que le pone ese punto excitante a nuestra existencia.
Se crean falsas necesidades y cuando antes nos resolvía las necesidades perfectamente un compacto o una berlina media, ahora resulta que hace falta un todoterreno que nunca verá más campo que el parking de Alcampo, nuestras mujeres que llevaban a los niños (de aquellas familias que tenían muchos hijos) al colegio en un utilitario, ahora “necesitan” un monovolumen para el hijo único.
Antes los coches (normales) tenían 60 o a lo sumo 80 caballos y el que pasaba de 100 era un vehículo de altas prestaciones, ahora con menos de 170 se considera un cepo (no se podría considerar deportivo, aunque sea una monovolumen) y hasta las marcas generalistas tienen varias opciones por encima de los 200 y en demasiados casos de 300.
Y podemos seguir comparando cómo ha cambiado la película en poco más de veinte años.
Lo cierto es lo que se ha comentado muchas veces en este foro, el nivel de capacitación del conductor medio español es muy bajo y a la administración solo se le ocurre poner el rasero por abajo e instaurar un estándar de mediocridad que no se debe superar salvo amenaza de terribles sanciones.
Entremos en lo que a mí humilde parecer es el origen de todo: el sistema educativo.
A nuestros jóvenes por ley se les obliga a recibir una educación, a realizar un aprendizaje de numerosas materias.
Todo el mundo asume que el estudio y conocimiento de la lengua vernácula es fundamental para cualquier otra fase de aprendizaje (no entraremos a definir lengua vernácula según donde y quién mande), que el conocimiento del idioma inglés es más que útil aunque solo sea para no ser un analfabeto en la era de la información por internet. Nadie discute sobre la necesidad de tener una formación en matemáticas aunque el futuro profesional de la persona derive a la interpretación de lenguas muertas, lo mismo que nadie niega de la conveniencia de aprender conceptos de filosofía, o de historia (según y dónde), o de geografía y ciencias naturales aunque la persona termine dedicada exclusivamente a la física cuántica.
Pues aquí quiero llegar, si durante el proceso educativo obligatorio de una persona se le inculcan conocimientos de herramientas fundamentales y de otras que aún no siéndolo para cada caso en concreto sí se asume que serán constructivas en el general de formación, por qué nadie acepta el hecho irrefutable de que lo mismo que la informática a nivel usuario la manejará el 99% de la población, el 95% tendrá que conducir vehículos de manera permanente u ocasional.
En las culturas primitivas nadie dudaba que los jóvenes tendrían que aprender el arte de la caza, o de la recolección y cultivo pues de ello vivirían.
Pues sería de necios negar que nuestra sociedad depende en gran medida para el trabajo o el ocio de la movilidad y la herramienta es el vehículo.
Inviértase en educación vial desde edades tempranas y todos llegarán a la autoescuela con la materia dominada, entonces en las autoescuelas podrían enseñar a conducir en lugar de a desplazarse con exceso de muestras de prudencia y a aparcar para superar un examen.
Realícense los exámenes como tales, con rigor, porque el haber realizado una maniobra de más en el aparcamiento no implica que no se pueda conducir, pero una actitud errática y dubitativa si debería impedir conducir, por más que se haya aparcado muy bien y no se haya cometido ninguna infracción en el rato que dura la prueba.
Lo mismo que (al menos en mis tiempos) en la universidad una falta de ortografía suponía el suspenso inmediato de un examen, las pruebas para el permiso de conducir deberían empezar por la postura al volante, el que se crea que está en la barra de un bar, en el sofá, en un reclinatorio o suplicando clemencia ante un pelotón de ejecución… que no conduzca. Luego dirán que la causa fue la velocidad inadecuada (ellos lo llaman simplemente velocidad superior a los límites legales), muchos accidentes se inician por la velocidad, pero se terminan por la imposibilidad absoluta de controlar un volante en según qué posturas.
Si de verdad se invierte en educación vial y de paso se enseña respeto a los demás, educación “a secas” y por qué no, se recupera aquella vieja asignatura de urbanidad… en una generación no harían falta las escabrosas campañas de la DGT, las víctimas bajarían hasta extremos y posiblemente no fuera necesario castrar a todo aquel que se suba a los mandos de un volante.
Pero claro, soñar es fácil, lo mismo que nadie se imagina dirigiendo una finca ganadera a un urbanita recalcitrante que solo sabe decir que las vacas huelen mal, nuestros gobernantes han puesto de director de tráfico a un señor que no tiene permiso de conducir y que manifiesta reiteradamente su animadversión por el coche.
Así nos va, seguiremos limitando, prohibiendo y sancionando… y enterrando a las víctimas.
Bufff!, stradale todavia resoplo.., pero a dado Vd.en el clavo en todo lo que ha dicho. Yo todavia no peino canas ( aunque alguna va asomando..), pero me siento identificado con practicamente todo, desde el coche que se aguantaba y aguantaba hasta la educacion basada en valores.
Lo de no saber cambiar una rueda lo compruebo casi a diario en mi trabajo,es sorprendente la de gante que no sabe; tambien lo de poner el triangulo,una vez ponen pie a tierra pierden la nocion de los metros, lo que a ellos les parece una distancia prudencial para el vehiculo que va circulando es verlo practicamente colgando del porton.
Lo de aprender a conducir con coches muy basicos ( lo que habia), otra verdad; ahora dile a un chaval con el carnet en la boca que coja un panda ( de los viejos) ya veras lo que te dice..
Por eso cuando empezaron a salir los primeros XR2, Uno turbo, 5 gt turbo,etc..pasaba lo que pasaba tambien, que los cogia gente acostumbrada al 127 de la casa y si no tenian cabeza o iban un poco pasados de alcohol,se lo acababan poniendo por sombrero.Y no era » porque el turbo salataba» ya archifamoso en nuestra culturilla automovilistica.
Magnífico repaso, Stradale.
La diferencia de los tiempos es una palabra: EXIGENCIA. Antes se exigía a los jóvenes para que fuesen adultos formados y capaces. Los tiempos modernos han decidido exigir poco a los jóvenes y pese a todo poner sobre sus hombros la carga que les corresponde de continuar el mundo. Se sienten como un indio con arco y flecha en un campo de batalla de naves espaciales, se encuentran confundidos y hundidos y a muchos no les queda otra remedio que vestir la incompetencia de la que no son culpables de rebeldía y desinterés, qué remedio les dejamos.
JM
A 74 Stradale:
Totalmente de acuerdo con sus argumentos.Muchas veces menos es más,aunque esto de la frugalidad,la sostenibilidad y la cordura no se lleva demasiado en nuestro país.
En cuanto al sistema educativo,con planes a menudo cambiantes y escaso respeto de los padres de los alumnos hacia los profesores no se puede esperar mucho más.La sensación de que estamos perdiendo una generación es bastante evidente en muchos terrenos.
Y sí muchos conductores no tienen ni idea de cómo cambiar una rueda,y es algo muy sencillo que todos deberíamos hacer al comprar el coche,de día,sin prisa,en lugar tranquilo.El día que nos ocurra lloviendo y en mal sitio ya tendremos algo ganado….
Es fácil extrapolar las carencias educativas a cualquier ámbito, incluido el del automóvil, porque la falta de educación y de urbanidad, como bien dice, son el mal más visible que nos aqueja.
La educación vial debería ser materia obligatoria, porque una inmensa mayoría va a hacer uso de ella en su vida adulta, como conductor o como simple peatón (y, generalmente, de ambas cosas).
La educación financiera debería ser materia obligatoria, porque una inmensa mayoría va a hacer uso de productos financieros en su vida adulta. Y no es tema baladí; uno de los principales motivos de la inmensa crisis económica internacional ha sido la incultura financiera de los insolventes demandantes de hipotecas; el llamado «vivir por encima de las posibilidades».
La educación civil (que no para la ciudadanía) debería ser obligatoria, porque todos vamos a formar parte activa de la sociedad civil en nuestra vida adulta. Nadie debería tener «derecho» a tramitar con la administración, a recibir prestaciones, o a votar siquiera, si no puede demostrar conocer las leyes y códigos que nos rigen (mínimo, el código civil y el penal).
En un mundo ideal todos deberíamos saber mucho más de lo que sabemos simplemente para nuestra cotidianidad. Sin embargo, en el mundo real que nos toca vivir, cuanta más educación se pone al alcance de una mayoría de la sociedad peor es el resultado y la capacitación de ésta.
Y el mundo del coche no es distinto. El estado debería ofertar y exigir más educación vial para obtener la licencia de conducción. Lo que no tengo tan claro es qué porcentaje de los actuales conductores podría mantener su asequiblemente conseguida licencia. Y si el número de conductores bajara drásticamente, no sé qué estados iban a estar interesados en mejorar, siquiera mantener, la costosísima red de carreteras. ¿De verdad lo ven tan fácil (incluso teóricamente)?
Código Civil y penal, no pide ud. poco, sobre todo el primero. Me gustaría escuchar a más de uno explicando teoría de obligaciones, o derechos reales o sucesiones. Qué divertido.
ZSQ: Nadie debería tener “derecho” a tramitar con la administración, a recibir prestaciones, o a votar siquiera, si no puede demostrar conocer las leyes y códigos que nos rigen (mínimo, el código civil y el penal).
Ok, de aquí excluímos así a ojo de buen cubero (y tirando por lo bajo) al 85% de la población, incluyendo dentro de ella a una buena porción de abogados. Que sí, que yo soy firme defensor del sufragio censitario y subir el nivel, pero es que usted acaba de sublimar la teoría de las élites hasta acercarla a una inédita tiranía ilustrada.
Innovador, apúnteme.
JM
Oligarquía se llama, ¿no?
No señor. La oligarquía es una derivación degenerada de la aristocracia.
La aristocracia no tiene nada que ver con duques y condes, sino con los mejores. A mí me parecería fenomenal que nos gobernasen los mejores: los mejores abogados, economistas, artesanos, comerciantes, arquitectos, poetas, agricultores…
Lo que sucede es que la visión de ZSQ sublima la aristocracia porque un poeta, un arquitecto y un artesano no tienen por qué saberse el código civil y el penal.
Pero ahí lo dejo que luego D. Aniceto Bandrés nos dice (y con razón) que nos vamos por la tangente, lo que no quiere necesariamente decir que la tangente no resulte de interés.
JM
No, yo lo considero más una forma de meritocracia. Las oligarquías suelen ser círculos elitistas de casi imposible acceso.
En una meritocracia, uno desmuestra cuánto vale y, a partir de ahí, se le da una posición social. Prestaciones mínimas para la clases mínimas y aumento de prestaciones según méritos.
El sistema sería ideal si las prestaciones mínimas fueran suficientes para garantizar el bienestar de las personas (sanidad, educación…) y permitieran a cualquiera, venga de donde venga, ascender de nivel por justificación de méritos. Cualquiera que quiera votar, por ejemplo, tendría acceso a ese derecho previa justificación de unos conocimientos mínimos.
En un sistema transparente, igual para todos y con leyes inequívocas, tendría más quien se esforzara en tener más. Quien no se quiera esforzar podría contar con un mínimo vital. Todos tendrían posibilidad de aumentar sus privilegios.
Aplíquese también al tráfico y a distintas categorías de licencias de circulación según aptitudes. Me parece de lo más razonable.
No se preocupe, J.M.; ojalá todas las salidas por la tangente que aparezcan en este blog sean tan descaminadas como las que, en especial a partir de los comentarios de 68.Altro71, 74.Enrique y 76.Stradale, han ido realizando los diversos comentaristas, incluyendo las aportaciones de ZSQ, en su titánica labor de “solo contra el mundo”. Enrique ya elevó el tono y centró el tema, y Stradale, en un comentario casi unánimemente aplaudido (y que me ha “jodido” el temario de tres o cuatro futuras entradas, pues ha dejado la cuestión absolutamente arrasada, inútil de apostillar e imposible de mejorar) ha impartido una auténtica tesis doctoral no ya sobre automoción, sino sobre bastantes cosas más. Por favor, que no se corte en seguir enviando “ladrillos” como ese; esté seguro de que el resto de blogueros, y yo el primero, se lo agradeceremos profundamente.
En cuanto al video de los rusos, no me dice nada que no se sepa; locos, borrachos y drogados están fuera de todo control, y no son unas limitaciones de velocidad restrictivas las que les van a impedir seguir sembrando (consciente o inconscientemente, me da igual) el pánico y la muerte por las carreteras; repito lo que ya he citado varias veces, ¿cómo controlar los dos picos de siniestralidad de gente joven en las noches de viernes y de sábado? Sólo vale la norma del “conductor sobrio”, y esperemos que no sea un chalado incluso sin haber tomado copas ni pastillas. Creo que “59.ele de Luis” viene a manifestar, con otras palabras, más o menos los mismos conceptos. Por ello, no puedo estar de acuerdo con EJ25MT5 cuando dice aquello de “las normas nos protegen de algunos salvajes, aunque sean francamente mejorables” (las normas; no digamos los salvajes). En el video está claro que se infringen dos tipos de normas: la limitación de velocidad (si es que en Rusia existe, claro) y la de no conducir de forma temeraria e imprudente (es una forma delicada de adjetivar lo que hacen los de los dos coches). Pero creo que todos, o casi todos, estaremos de acuerdo en que la tragedia final no viene tanto, ni tan siquiera como consecuencia directa, de la alta velocidad (la violencia del impacto sí, por supuesto) cuanto del tipo de conducción realizado. De no ser así, y como ya dijo J.M. en una ocasión, la inmensa mayoría de los alemanes deberían estar entre rejas.
Quería reforzar dos aspectos de los comentados por “Stradale” y “J.M.”. Uno, referente a lo del “derecho” poco menos que inalienable a tener permiso de conducir; el otro, al nivel de EXIGENCIA y a premiar la excelencia en cualquier sistema educativo, lo que incluso a nivel político viene enfrentando a PSOE y PP desde hace años, en cuanto a los planes de estudio. Aspectos políticos al margen, la opinión unánime de los blogueros parece decantarse claramente a favor de la exigencia y la excelencia. En repetidas ocasiones he comentado en este blog la opinión del psicólogo de la conducción Roger Piret: entre un cuarto y casi un tercio del género humano no reúnen condiciones psicofísicas adecuadas para ser un conductor de habilidad simplemente normal y corriente. Y recordemos que, utilizando el ejemplo de Stradale, aquí no se trata de algo tan especial como todos los exámenes que tiene que superar un cirujano antes de que le permitan rajar a un congénere, sino de una definición, de mi propia cosecha, que también creo haber repetido más de alguna vez: la conducción es la única actividad cotidiana del ciudadano normal y corriente, donde puede matar y matarse. Así de simple; de modo que en su aprendizaje, bromas las justas.
Pero mientras tanto, ZSQ me da irónicamente la razón (él cree que maneja la ironía, cuando realmente lo que faltan son argumentos), pero se sigue refugiando en su Sagunto, Numancia y El Álamo particulares: como los mediocres e incompetentes no reconocen que lo son, porque somos todos unos soberbios, esto significa que no hay forma de distinguirlos objetivamente (o eso se cree, o prefiere creer él). Por lo tanto, vamos a legislar para todos tirando por lo bajo, y eso, automática y milagrosamente, nos hace a todos iguales; éste es el sueño de los mediocres e incompetentes (que en el fondo sí saben que lo son), pues creen que la promulgación de una norma les convierte en igual de aptos y hábiles que quienes les superan con creces. Pues no; un buen conductor seguirá siendo mejor que uno malo incluso a la misma velocidad: en cada rotonda, en cada adelantamiento, en cada curva. Como ya dije, a lo mejor Fernando Alonso está equivocado al creer que sabe conducir (manejar, pilotar) mejor que la inmensa mayoría; en cuanto a lo de saber circular, puede estar al nivel de muchos otros, mejor que muchos y peor que algunos; pero lo de manejar mejor ya lo lleva por delante.
Un método muy sencillo, al margen del para la mayoría (excepto para ZSQ) infalible sistema de simplemente observar lo que hacen unos y otros en carretera y comparar (le puse ejemplos, pero él como quien oye llover), es asistir a un cursillo de perfeccionamiento de conducción. Todavía hay pocos para los que harían falta, pero ya hay bastantes, y repartidos por toda la geografía española, o casi (no sé si en Baleares existen). En la plantilla de Motorpress hay varios compañeros que son monitores de estos cursillos, y te cuentan anécdotas de lo más esclarecedoras: desde los que llegan muy “gallitos”, porque son “pisapedales” en línea recta y se creen que con ir muy deprisa ya basta, pero que no saben ni sentarse al volante, ni manejar las manos sobre el mismo, ni mucho menos trazar correctamente una curva, hasta gente que lo hace todo correctamente, llegan muy humildes y lo único que hay que hacerl, para que vayan más seguros en carretera, es pulirles un poco algunos defectos y darles confianza. Ya digo: un cursillo es un magnífico e inapelable método para saber donde está nuestro nivel de mediocridad, incompetencia, habilidad o excelencia al volante. Ya que ZSQ no es capaz de distinguir este nivel por la pura y simple observación en carretera, le sugiero uno de estos cursillos; mano de santo.
Lo curioso es que al final, y en la polémica acerca de la excelencia, la aristocracia, la meritocracia y de mas “acias”, ZSQ apunta una idea que, en teoría, rechina un tanto con su planteamiento de que no hay forma de saber quien lo hace bien y quien mal: distintos niveles de permisos. Esto es algo que, desde muchos años atrás, y en mis columnas “Al volante” de “Autopista”, “Autovía” y “Automóvil”, he venido yo contemplando, junto a la, para mí imprescindible, implantación del segundo examen, ya en serio, al cabo de uno o dos años de haber sacado el primer permiso. No puedo estar más de acuerdo, en teoría; a partir de cierta potencia, o mejor aún, de cierta relación potencia/peso, sería preciso un carnet más exigente para menejar dichos vehículos, admitiendo para ellos límites de velocidad más elevados. No es novedad: para vehículos de más de 3.500 kilos de peso total ya existen tanto permisos como límites distintos, y para articulados, más aún. Eso sí, el control administrativo y sancionador sería complicadísimo, ya que en una “casa bien”, el padre (conductor expertísimo) podría haberse dado el capricho de comprarse el nuevo Mercedes SLS “alas de gaviota”, con sus 600 y pico caballos; pero si lo coge el hijo de 18 años con el carnet recién sacado, y le fotografía el radar a una velocidad legal para el coche pero no para él, no es demostrable salvo que le hayan parado; no basta con la foto, porque en casa hay otro permiso que, a toro pasado, respalda dicha velocidad. Claro que esto también podría ocurrir con un camión, pero ya es más raro. Al margen del problema administrativo, sería justo y razonable.
Para 54.JJRegatos: Sobre las furgonetas no estoy dispuesto a volver; simplemente quiero dejar claro que lo que fue contado como unas anécdotas, los promotores de la teoría de los “justicieros del asfalto” blandiendo armas de fuego han conseguido convertir en batallas campales lo que no son más que rifirrafes que están ocurriendo a diario, incluso a los conductores más pacíficos. Y añado que, nunca y en ningún momento, me he puesto como ejemplo; sobre todo porque, si para algunos, aquí no existe el principio de autoridad, ni el de credibilidad, ni el de ejemplaridad, no lo voy a tener yo tan sólo en el tema de mantener a raya a las furgonetas “acosadoras”. Lo que sí defiendo, y no he sido el único, es que si un mayor porcentaje de usuarios les plantase cara, es posible, e incluso probable, que irían cejando en su empeño de ganar puestos, en tráfico congestionado, a base de meterle la furgoneta encima al resto de usuarios. Lo de la pareja de furgonetas bloqueando una autovía, como juego o algo peor, ya es mucho más serio, y aquí sí que no hay que meterse salvo que se tenga mucha seguridad de lo que lleva uno entre las manos. Por fortuna, el testimonio de un bloguero, al que le ocurrió lo mismo que a mí en una autovía distinta, indica que el asunto está más o menos extendido; y por cierto, él también lo resolvió más o menos como lo había hecho yo en su momento.
Stradale, brillante, magnífico. Gracias.
Llevaba algún tiempo siguiendo este blog y por fin me he animado a participar, leyendo los comentarios de todos aquellos a los que no les ha parecido mal mi intervención, me animaré a buscar tiempo en el futuro (ahora en agosto es muy fácil, pero ya veremos cuando haya que trabajar de verdad).
Lo primero decir que si me he animado a participar es porque es de los pocos foros-blogs dedicados al automovil en el que se escribe sin faltas de ortografía, sin insultos y con una permanente reentrada de D. Arturo que hace que los comentarios no queden en el limbo.
Nada más lejos de mi intención que haberle “jodido el temario de tres o cuatro futuras entradas, pues ha dejado la cuestión absolutamente arrasada, inútil de apostillar e imposible de mejorar». Falso, no he hecho más que apuntar de forma somera ciertos puntos de vista que creyendo muy particulares han resultado más aceptados de lo que yo creía, pero de la pluma (o teclado) de D. Arturo seguro que salen otra vez, mucho mejor argumentados y estructurados.
Como ejemplo de lo muy mejorable que sería la formación para conseguir el «carnet» me viene un vídeo de ese programa-show de los ingleses
http://videos.streetfire.net/video/TopGear-12X3-James-in_200140.htm?ref=4ffa6b0b-0d97-4129-816b-9b57013e23ba
aparte de las varias payasadas que suelen incluir en todos los programas, del cameo de Mika H. y de lo muy diferente que se entiende el deporte «de base», me quedo con los primeros minutos; el día en que aquí un joven antes de obtener el permiso tenga que hacer frenada de emergencia en mojado o demostrar capacidad para conducción nocturna saldré de casa mucho más tranquilo.
#86 Me da mucha pereza ejercitar la falsa modestia con el calor que hace. Creo que se equivoca, don Arturo, y no me importa permanecer en mi contumacia porque soy feliz así.
Con mis convicciones (que no son inamovibles, aunque sus argumentos no han conseguido variarlas un ápice) y mi escala de valores (a pesar de los numerosos traumas y mediocridades que me achaca), la vida me va francamente bien; mejor que a la mayoría. Sería muy injusto que me quejara. Siempre me han dicho que nací con una flor en el culo (perdóneme la expresión) y la vida me lo ha confirmado hasta el día de hoy.
Si usted tiene más experiencia, mejores argumentos, mejores convicciones y mejor escala de valores, créame que me alegro francamente por usted. Eso significará que usted es realmente afortunado. No defraude a su público e ilumínelo con sus conocimientos. Piense que todas las líneas que pierde refutándome son perlas de sabiduría que dejan de disfrutar sus fieles seguidores.
No me quiero liar mucho. Pero dice:
«al margen de los “bocazas”, los que realizamos alguna actividad con un buen nivel lo sabemos, incluso sin opiniones externas»
Pues habrá que ver si los bocazas son muchos o pocos…. y yo diría que los que realizan alguna actividad sin tener un buen nivel… pero que consideran que lo tienen excelente, son una legión.
El libre albedrío está bien cuando los comportamientos potencialmente peligrosos sólo afectan a uno mismo. Cuando afectan a terceras personas, hay que hacer normas restrictivas.
Hay que restringir la libertad.
Sinceramente, no me fío de que el que dice que es muy bueno para circular como le da la gana, sea tan bueno. Si se equivoca en su valoración y tiene un accidente, me puede dañar a mí o a los míos… por lo tanto, es mejor que un organismo dicte unas normas que restrinjan su libertad… por mucho que a un superpiloto le fastidie.
De todos modos, todo esto es hablar a humo de pajas. Datos: los índices de accidentalidad han mejorado mucho.
Además, hemos mejorado en un índice mayor que en otros países (ver estadísticas de la UE).
Se está consiguiendo lo que se buscaba: reducir la mortalidad.
No cambiemos lo que funciona.
Hola a todos.
@ 90 Emprendeitor:
«Se está consiguiendo lo que se buscaba: reducir la mortalidad.
No cambiemos lo que funciona.»
Yo opino que eso es un error: Las normas y límites de velocidad son los mismos que hace tiempo.
Lo que ha ocurrido estos últimos años es que han aumentado la cuantía de las sanciones, el número de radares en puntos de alta velocidad, la calidad de las carreteras y la seguridad de los vehículos.
Y también ha ocurrido algo muy siniestro pero no por ello habitual: Que de un año para otro nos tangaron con el tema de las estadísticas de muertos en carretera, tema del que ya hablamos varios forenses.
Un saludo.
Estoy con Altro71 en este último comentario, para empezar, la mayoría de los radares se encuentran en autovía, cuando la mayor parte de accidentes se da en carreteras secundarias.
Por otro lado se ponen en tramos de autovía que misteriosamente están rebajados a 100 km/h cuando la carretera sigue siendo igual de recta y con el mismo firme y arcén que el tramo anterior a 120 km/h.
Si hablamos de los de la M30 ya para qué! la mayoría a la entrada al tunel o en el interior aprovechando la cuesta abajo.
Y luego están los semáforos que te hacen foto al saltartelo, la mayoría de los que he visto no están antes de un cruce si no que son semáforos en los que no habría peligro de no estar, sino que influyen sobre el tráfico, es decir, en condiciones de mucho tráfico permiten mantener un orden. Ocurre que estos son los que más gente se salta y por eso los que más dinero reportan.
Así
Así que no dejeis que os engañen con el tema de que los radares están para nuestra seguridad, están para recaudar, porque si quieren evitar el número de accidentes habría la misma cantidad de radares que ahora o quizá no hicieran falta tantos, la diferencia sería dónde estarían situados.
Un saludo
Para 90 emprendeitor: No dudo en que se haya conseguido reducir la mortalidad, si lo dicen desde palacio…;lo que no veo bien no es el QUE sino el COMO se ha consegudo bajar esta mortalidad, y creo que no voy muy desencaminado si digo que ha sido a base de atemorizar al personal, basicamente a base de aplicar dos formulas, sobradamente conocidas de hace tiempo, aunque esta vez sumando el hecho que, posiblemente a causa de la crisis,hay menos desplazamientos, ( por lo menos en autopista de peaje le puedo asegurar que si), ya sabe, menos desplazamientos= a menos posibilidad de accidentes, mortales o no.
La primera formula ha sido atiborrar las carretras con mensajitos en los paneles tipo:x cientos de muertos el pasado mes o anuncios en plan «gore» en la prensa de TV, radio y escrita. Ya sabe aquel dicho.. el miedo guarda la vina.( perdon pero escribo con portatil de origen frances, me falta una letrita).
La segunda formula ya es bien conocida: $$$$ y ahora tambien puntos
En resumen: miedo + $$$$+ puntos= menos muertos, pero…, pregunta, es tambien igual a menos accidentes, incluidos los leves o muy leves que casi no constan en ningun sitio?
Espero poder encontrar la respuesta en breve, a poder ser de fuentes mas fiables que las de palacio.
Sí que existen fuentes de accidentes leves y graves, además de los mortales.
Las fuentes son las estadísticas elaboradas por la DGT… que son supervisadas por numerosas entidades (otros partidos, cruz roja, sindicatos… un buen número de entidades), y son realizadas por funcionarios (no por políticos), por lo que no tenemos porqué dudar de la fiabilidad.
( http://www.dgt.es/portal/es/seguridad_vial/estadistica/ )
O sea, eso de que 2 forenses de alicante dijeron que se falseaban los datos (sólo eso, 2 forenses), no ha vuelto a salir en ningún sitio… y con la caña que meten al gobierno algunos medios… si no hay más información sobre el tema… es que lo más probable es que fueran esos 2 forenses, y no todos los funcionarios y empresas auditoras, los que estaban equivocados.
No sé hasta qué punto se han reducido las salidas en coche… o han aumentado porque mucha gente decide dejar el viaje a Cancún para más adelante y se van a Torremolinos en coche… y no sé hasta qué punto muchas personas deciden dejar de ir por la autopista de peaje y pillar la horrible NII de Zaragoza a Fraga (horrible si tienes prisa y vas a una hora en la que está plagada de camiones)….
Pero el caso es que el objetivo era reducir la mortalidad, y se ha reducido.
Y además, en un número más elevado que en otros países, de modo que hemos adelantado muchas posiciones en nuestras estadísticas de accidentalidad
(estadísticas que no han cambiado desde hace muchos años, aunque algunos se empeñan en creer que cada año las cambian… supongo que creerán que a base de reducir los criterios de qué es un accidente, sólo contarán a los muertos que tengan bigote y lleven boina…. pero no es así… porque el criterio no ha cambiado).
#95 Emprendeitor: Desde luego que intentar rebatirle algo a usted es como ser profeta en el desierto… Pero es que quedar callado ante tanta afirmación vacía, gratuita, ante tanta propaganda rimbombante pero barata, me es harto imposible.
¿Fuente fiable? ¿la DGT? Es como preguntarle al lobo cuantas gallinas se ha comido. Es de una evidencia meridiana que barrerán para casa. Es decir, modificarán los baremos de las estadísticas según les convenga en tal momento. Quien no se ha percatado de que según sea la campaña de persecución del momento, se mentan estadísticas que colocan como motivos de alta siniestralidad los tales de la campaña? Hemos pasado por el alcohol, las distracciones varias, el sueño, la velocidad (Oh, sí, el gran demonio del asfalto…). Personalmente no admito que la velocidad sea la causante de ningún accidente, sino la incapacidad del conductor de dominar cierta situación a tal velocidad. Pero la velocidad en sí, es una santa inocente. Estoy harto de la criminalización de la velocidad.
La mortalidad se ha reducido desde que Pere Navarro es director de la DGT. ¿Es por ello un buen director? La temperatura media ha subido dos décimas en España, ¿también tiene relación en la reducción de los accidentes de tráfico? Las variables de los accidentes son tan vagas y dispersas que no se pueden materializar en una lista. Por tanto, achacar a una eventual reducción de la velocidad media, la reducción de la siniestralidad es aventurarse por una senda incierta de falsedad.
Por último, en su carrera frenética por la defensa de la represión vial, asevera alegremente que las estadísticas están elaboradas por funcionarios. Como si estos no estuviesen mandados por fuertes presiones económicas y políticas. No tanto el funcionario que teclea los datos de la estadística, como sus superiores. ¿Y que es eso de se supervisan? Nada más y nada menos que por los sindicatos y los partidos, esos grandes defensores del ciudadano. Sobre lo de como contabilizan los muertos en carretera… comentar que no contabilizan aquellos que mueren 24h. después del accidente, pues las listas las cierran cada día, y de esos muertos, se olvidan, adelgazando así, la lista real de fallecidos.
Usted afirma que la DGT miente en sus estadísticas. Pero no lo demuestra.
Y dice que mis afirmaciones son vacías… Entonces, ¿cómo debemos considerar las suyas?.
La supervisión de las estadísticas se hace por parte del «Consejo Superior de Tráfico y Seguridad de la Circulación Vial».
Este consejo está formado por la administración del estado, de las comunidades autónomas (y de ceuta y melilla), las administraciones locales, y por organizaciones profesionales, económicas y sociales.
Entre estas últimas, están, como ejemplo (no te pongo toda la lista):
el RACE.
el RACC.
la Cruz Roja.
la Agrupación de Seguros de Automóviles (UNESPA).
el Colegio de Ingenieros de Caminos
la Unión de Consumidores
la iglesia católica, a través de la sociedad «pastoral de la carretera».
y un largo etc.
La UE da esas estadísticas como válidas para elaborar sus estadísticas comunitarias de accidentalidad, en la que se comparan los resultados de diversos países. Debemos suponer que eso indica que los considera lo suficientemente fiables, ¿no?.
¿qué criterios tiene usted para defender lo contrario?.
Cualquier estadística puede ser sesgada. Si tenemos en cuenta que la DGT, cada vez que va en contra de algún elemento que forma parte de un accidente da cierto porcentaje, que si los sumamos consecutivamente arroja bastante más de un 100%. Aunque esto ya se lo han dicho por activa y por pasiva. Entendidos y aficionados. Como ya le he dicho, es inútil razonar con usted.
El tal consejo no supervisa nada.
http://www.dgt.es/portal/es/seguridad_vial/consejo_superior/pleno/funciones
Por cierto, me ha arrancado una carcajada con eso de «pastoral de la carretera»… Con la iglesia nos hemos topado…
Que los porcentajes de la causa del accidente sumen más de 100 es lo normal. Ya lo explican en las mismas estadísticas. Un único accidente puede tener varias causas, y se suman todas.
Ahora bien… ¿por qué supone que ahora las estadísticas se falsean… y antes no?
¿tal vez es porque los de ahora le caen peor que antes?
Esas estadísticas, ¿son más fiables en otros países?
Realmente, ¿Qué pruebas tiene usted de que se falsean?
Y supongo que usted cree que se falsean todos los años, ¿no?. ¿No son ya muchas mentiras para que no les hayan pillado?
Mira que les tienen ganas en intereconomía, y en «loquesea.digital», que les sacan cualquier cosa para meterse con ellos. ¿Es que saben esconder muy bien sus mentiras… o bien es que los datos no son realmente tan falsos como muchos dicen?
Decir «creo que los datos son falsos, pero no tengo ninguna forma de demostrarlo», viene a ser parecido a decir «esta gente me debe estar mintiendo, porque me caen realmente mal».
Vaya, se ha olvidado del tal consejo…
En fin, dudo de cualquier estadística. Ya sea de pueblo cristiano, de marca, del INE, de km77, de usted o de mí. Ya sabe aquello de que después de las grandes mentiras están las estadísticas. Pues eso, que no sólo están sesgadas y manipuladas ahora, sino siempre. Lo que ahora ha cambiado es el modo de contabilizar los muertos pasadas 24h. del accidente. No pasan a engrosar la lista anual, cuando antes sí. Sobre las estadísticas sólo he hablado en términos de su uso en campañas de represión vial. Y sí, considero que modifican los criterios incluídos en ellas a su antojo. Y si en la UE las utilizan es porque son las oficiales, no porque sean más fiables.
Y tantas pruebas tengo yo de que son sesgadas como usted de que son verídicas.
Para la DGT la velocidad es la principal causa de los accidentes. Un accidente es un hecho eventual, involuntario. La velocidad por si misma no causa ningún accidente, sino insisto y me repito, la incapacidad del conductor de dominar la situación que provoca el accidente, siendo la velocidad un agravante de las consecuencias, pero nunca un causante.
Yo no lo acabo de ver claro, pero como bien dice 99 emprendeitor hay que aportar algo para demostrar lo contrario, y,como lo que se encuentra a golpe de raton no me acaba de convencer,aunque por ahora lo vamos a dar por bueno,intentare buscar respuestas mas a pie de calle.
Es que, como ya les he dicho no me fio un pelo de los de arriba. Aqui el govierno catalan hace un tiempo se saco de la manga una ley, en teoria para reducir la contaminacion en la periferia de Barcelona, que limitaba la velocidad a 80 en las entradas a la ciudad condal, incluidas las entradas por autopista. En un dia laboral en hora punta no habia mayor problema, porque es habitual circular no ya a 80 sino incluso menos; a la vez, uno se podia encontrar a las 4 de la madrugada circulando solo, en una autopista de 2 o 3 carriles a 80. Paranoico verdad? Y como no, todo esto guarnecido con inumerables radares.
Las criticas les llegaron de todas partes, includa la muy implacable que hizo el Racc;pero ellos a lo suyo. Pasado el tiempo han tenido que reconocer ha reganadientes que apenas ha bajado la contaminacion, pero se felicitan poque en cambio si han bajado los accidentes y su gravedad; lo que no dicen es en cuanto $$$ ha aumentado la caja…
Que queremos esperar de un govierno que nos estaba negando la crisis y miren como estamos ahora..
@ 95 Emprendeitor,
1º/ forense: miembro del Foro de km77.com ( © by pgonzalezs),
2º/por favor lea esto:
http://www.km77.com/foro/Conversacion.asp?idtopic=326571&idforo=0 (© by Patoaparato)
Gracias a los miembros del foro, todos abrimos los ojos y descubrimos la verdadera causa del descenso de muertes en carretera.
Quien quiera ver, que vea.
Un saludo.
@ emprendeitor a partir de #95:
Ahí tiene la fuente que indica la manipulación de datos por parte de la DGT. Es un hecho conocido en el foro de esta casa y que Altro71 mencionó en la entrada #91: las cifras de los forenses.
http://www.motociclismo.es/Noticias/balance-del-carne-puntos/5107
Un saludo
«Lo que ahora ha cambiado es el modo de contabilizar los muertos pasadas 24h. del accidente».
Eso no es cierto. Se contabilizan los muertos a los 30 días. Es antes del 93 cuando sólo se contaban los de 24 horas. Desde entonces, es a 30 días.
Te comento como se hace (en realidad, está publicado en la DGT).
(ojo, que es pelín tocho):
Actualmente, se publican dos datos: muertos a 24 horas, y muertos a 30 días.
En los anuarios estadísticos, se contabilizan los muertos REALES a 30 días (no los extrapolados). Pero dada la cantidad de datos y diversas fuentes, tardan muchos meses en actualizarse (actualmente aún no están publicado el anuario de 2009).
Entonces, los muertos a 30 días, se hacen de la siguiente forma:
La relación entre muertos a 24 horas y a 30 días es bastante repetitiva… por lo que, una vez se tienen los datos REALES de muertos a 24 horas… se multiplican por un FACTOR CORRECTOR, y se tienen los datos PROVISIONALES a 30 días.
(luego, muchos meses más tarde, se tendrán los reales).
Ese factor corrector se recalcula, como mínimo, cada 4 años, revisando la evolución de una muestra representativa de heridos graves.
(eso es lo que se hace bajo la supervisión del consejo ese que te decía antes, en el que está la cruz roja, la iglesia, el RACC, etc.).
Pero, como te digo, eso es con los datos PROVISIONALES. En el anuario estadístico, lo que salen, son muertos REALES (no calculados).
Es lo que en la web de la DGT aparece como «información provisional», e «información consolidada»:
http://www.dgt.es/portal/es/seguridad_vial/estadistica/
Por lo tanto, es cierto que los datos de muertos a 30 días que se publican no son exactos exactos… lo serán meses más adelante… pero de momento, son bastante realistas.
Pero eso se hace así desde el 93, no desde ahora. No ha cambiado nada. No hay motivo para considerar ese método malo ahora, y bueno antes de que entrara el actual director de la DGT… porque es el mismo.
Yo no tengo ningún motivo para pensar que los funcionarios que hacen esta estadística, mientan siempre. No tendría mucho sentido. Además, si los muertos reales no bajan, y los de «la estadística falsa» bajan de forma continua, la bola cada vez debería ser mayor, ¿no?.
Vamos, que creo que es más fácil pensar que el carnet por puntos, los radares (y otras medidas, como el endurecimiento muy significativo del alcohol al volante, o de la conducción sin carnet, etc.), realmente han tenido resultado… que pensar que no ha servido de nada, y nos mienten mes tras mes.
Nada, que no hay nada que hacer con usted.
Una pena.
¿qué pena ni pena? Yo le doy más criterio a los informes de la DGT, que a un sólo informe de los forenses de Alicante de 2008.
Que los artículos de «xxxdigital», bien que dicen «los forenses desmontan la patraña de la DGT» (y cosas similares). Pero no dicen que eso sólo pasó una vez, no se ha vuelto a repetir, y no son todos los forenses… sino que sólo ha sucedido en Alicante.
Bueno, del 2008 hasta ahora, ¿qué nuevas pruebas de manipulación hay?
A parte de en Alicante… ¿Dónde más se ha dado esa circunstancia?
Finalmente, ¿se ha confirmado, se ha desmentido, han ido a algún sitio a denunciar a la DGT por falsear los datos?.
Me parece insuficiente como para calificar las estadísticas como falsas. Joder, con tantos «enemigos» de la DGT, me extraña que no hayan más pruebas.
En lo que sí estoy de acuerdo es en que en las presentaciones en la prensa sacan los datos que más les interesa.
Pero eso a mí me da igual. Lo que me parece importante es que tanto si miráis los datos comparados a 24 horas (desde el 93 y anteriores), los datos provisionales a 30 días (sólo desde el 93, antes no se contaban más que a 24 h), o los datos consolidados a 30 días (también desde el 93), siempre se observa lo mismo.
Una evolución muy positiva en los últimos años.
Para mí eso es lo importante. La evolución real.
No sólo se ha actuado contra la velocidad… muchos indicáis que es causa de relativamente pocos accidentes… bueno, aunque así fuera, la velocidad no es sólo causa de un porcentaje de accidentes, es agravante de la inmensa mayoría… en general, salirse de la vía por una causa ajena a la velocidad (un reventón, un impacto con un bicho gordo, lo que queráis) suele ser más fácil a 120 que a 80. Y en general también, suele ser más grave a 120 que a 80, ¿no?
Bueno… yo seguiré circulando entre 80 y 120, en función de la duración del viaje (sí. este año en verano, en una jornada de viaje de 800 km., lo he puesto a ratos a 120… ufff, qué sensación, qué tembleque, qué impresión notar cómo la visión se reduce debido al efecto túnel…).
En mi opinion el tema de la velocidad no es tanto que uno pueda ir a lo que sea en autopista como que se supriman ciertas limitaciones, sobretodo en carretera,realmente dificles de justificar por el lado de la seguridad. Tambien en ciudades se tendria que ser algo mas flexible, pues eso de mantener el 50 de maxima contra viento y marea lo veo ilogico; no es lo mismo una callecita del casco urbano que una gran avenida.
En mi caso aunque la velocidad en autopista fuese libre, no iria constatentemente buscando la punta de mi coche,que en teoria dicen que es de 225km/h; de hecho a esta velocidad no he llegado jamas, como mucho 180-190 y contadas veces.
Prefiero mucho mas poder ir circulando por carretera a una velocidad coherente y lo mas estable posible, y que, en los lugares que las condiciones lo permitan, poder tener linea discontinua para adelantar,otra cosa que va a quedar para el recuerdo, con esa aficion que tienen de pintar continuas.
@emprendeitor #104: NO. En el anuario estadístico con datos a 30 días aparecen los datos con los coeficientes correctores. Antes del 93 se daban sólo datos a 24 horas, ahora se dan datos a 30 días… a partir de datos a 24 horas multiplicados por los factores de corrección.
De hecho, a principios del año pasado el Sr. Navarro indicó que 2009 debía ser el año en el que las estadísticas a 30 días deberían realizarse con datos reales. Aún estamos esperando. En Francia suelen publicar los datos en Julio a más tardar, por ejemplo. Como aún estamos esperando a que rectifique por el fallo garrafal (y, por otro lado, fácilmente explicable como un simple cambio de línea en un archivo Excel) en la influencia de la velocidad inadecuada en las estadísticas consolidadas de 2007. Yo conservo copia de ambas versiones, la original y la modificada. Pero claro, ello conlleva anunciar públicamente que la velocidad no está presente como factor determinante en más del 30% de accidentes como dijo en su día.
Además, las estadísticas de accidentes con víctimas a 24 horas sólo se realizan teniendo en cuenta los accidentes en vías no urbanas, de modo que éstos no se tienen en cuenta en dichas tablas.
Otro dato: sabe que hay una cierta polémica sobre si la DGT incluye los fallecidos a partir de cierta edad, si los accidentes in itinere aparecen en la estadística de la DGT (porque podrían ser considerados como accidente laboral), etc. Revisando mínimamente las tablas de 2008, se puede ver que sí se contemplan en los datos a 30 días, hoja 4.1 y siguientes. Sin embargo, no está tan claro lo de los accidentes in itinere.
En cuanto a su mensaje 106, me molesta muchísimo que la gente ponga en duda el cuerpo de la noticia en función de la fuente, si es afín al régimen (¿podemos empezar con la Secta, Público, El País, TVE?), simpatizante o contraria (Libertad Digital, Intereconomía, La Cope, El Mundo) sin entrar a leer el hecho en sí: el Instituto de Medicina Legal de Alicante, en su memoria de 2007, afirmaba que en la provincia se producían un 25% más de fallecidos por accidente de tráfico que los informados por la DGT. ESO ES UN HECHO.
No se olvide que la DGT tiene enemigos, pero hay demasiada gente que vive bajo la amenaza de «como publiques esos datos, el año que viene no contratamos contigo ningún informe» o «te quedas sin subvenciones», etc. Y, amigos, eso es muy triste y está pasando en España. Evidentemente no hay constancia escrita, pero te quedas a cuadros cuando lo oyes y como la asignación de subvenciones y demás fondos públicos se rigen en muchos casos siguiendo valoraciones subjetivas, entonces pasa lo que pasa: nadie tiene narices a jugar con las habichuelas de sus hijos.
Por otro lado, en cuanto a la evolución positiva a partir de 1993, estoy de acuerdo con usted: pero analicemos. Entiendo que usted se ha visto las gráficas de evolución de accidentalidad, según la cual el número de accidentes con víctimas disminuye… ah, no perdón; se mantiene estable, incluso con repuntes en 2007. La DGT se arroga el mérito de que disminuye la accidentalidad y la accidentabilidad (en relación al número de vehículos es cierto), así como la inferior cifra de muertos.
Pero hay un detalle que llama mucho la atención: la DGT dispone del dato de la edad del vehículo siniestrado (en un 68% de los casos), dado que así lo publica en la pestaña 8.3 de sus tablas estadísticas. Y en la pestaña 8.1.1 indica la relación «Accidentes con víctimas en función del número de vehículos implicados». Sin embargo, no cruza (o no publica) los datos de modo que se pueda establecer la comparación entre edad del vehículo y gravedad de los daños en las víctimas. Piénselo: no hace tanto tiempo que en Renault estaban orgullosos porque el Laguna II era el primer vehículo con 5 estrellas EuroNCAP, que ABS es obligatorio y que ESP se monta de serie en un importante porcentaje de la producción, así como hay muchísimos sistemas ADAS (BSD, LDW, etc.) que los montan cuatro gatos de gama alta y algún que otro Citroën (puya personal). La participación de todos estos sistemas contribuye en gran medida a disminuir la siniestralidad y las consecuencias de los accidentes, pero la DGT secuestra los datos. Una vez más, ¿por qué?
La formación en autoescuelas es deplorable (yo mismo no hice ninguna práctica de autovía), la formación vial general es vergonzosa, y sólo nos falta que los que dirigen el cotarro tergiversen y manipulen los datos. Parece mentira que no conozca la cocina del Ministerio del Interior.
Un saludo
@106 «lo he puesto a ratos a 120… ufff, qué sensación, qué tembleque, qué impresión notar cómo la visión se reduce debido al efecto túnel…»
Aquí es dónde me cercioro de que si quisieran hacernos la conducción más segura, existira una prueba psicotécnica en condiciones y usted no tendría carné si como dice se le reduce la visión al ir a 120km/h.
Un saludo.
Algunos no pillan mucho la ironía (lo digo por lo del efecto túnel).
Sobre lo de patoaparato:
En las estadísticas anuales se cuentan los accidentes urbanos, en bicicleta, en todos los rangos de edad, y también de conductores de autobuses o camiones (lo digo por esa especie de leyenda urbana que dice que los conductores profesionales no entran en esta estadística).
En realidad, está claro que es muy diferente la valoración de la accidentalidad urbana y en carretera (la primera está más relacionada con la gestión del municipio, de si instala o no un semáforo en un cruce de peatones, por ejemplo), y la segunda es más general.
En cualquier caso, si queremos ser lo más completos posible, se pueden coger la estadística consolidada a 30 días, donde aparece todo esto, y ver la evolución.
Y sigue siendo positiva.
La velocidad puede ser causa o no. Y casi siempre es agravante.
La edad de los vehículos se ha reducido. La seguridad ha aumentado. También en otros países… y sin embargo, la siniestralidad se ha reducido MÁS en España que en otros países.
Pero si todo es mucho más fácil, hombre. Por explicarlo en dos patadas: En otros países existe, en general, más cultura del cumplimiento de las reglas que aquí.
Las reglas no han cambiado de forma muy significativa… lo que sí ha cambiado es la dureza del «castigo» por saltarse esas reglas… y el resultado ha sido que la gente cumple más dichas reglas.
Y cuando eso ha pasado, pues la accidentalidad ha bajado.
(supongo que todos hemos apreciado que ahora la gente, en general, corre menos, ¿no? no era raro antiguamente ir a 160 por autopista, siguiendo el ritmo de muchos vehículos… hoy a 140 casi eres el amo).
Pero no sólo ha sido la velocidad. El tema del alcohol ahora acojona mucho más, ya que es delito penal. La conducción sin carnet, antes era muy habitual y bastante poco castigada, ahora también es un delito penal. Tema cinturón, tema móviles, etc. etc. … y por supuesto, en pocos años, hemos tenido mejoras espectaculares en infraestructuras (aunque esto no es DGT, sino fomento).
Vamos, que el que se ha reducido la accidentalidad es un hecho. Y los datos dicen que la mayor mejora ha sido a partir del 2004.
Voy a rebatirle varias cosas.
Yo no he mencionado a los conductores profesionales, sino a los accidentes in itinere.
A su último párrafo: no es así. La mortalidad en España ha bajado como ha bajado en muchos países de la UE. De hecho, las bajadas más importantes en % ocurrieron entre 1991 y 1994. En lo reciente, salvo el repunte en la mortalidad de 2003, la bajada apreciable y constante en número de fallecidos comenzó en 2001.
Ciñéndonos estrictamente a lo que escribe, España se movía en torno a 90.000 accidentes de tráfico anuales (con víctimas) en los últimos años, hasta que en 2007 hubo un repunte que colocó el listón en los 100.000. Sin embargo, nadie dijo ni pío. Y usted se quedó con la cantinela de que el número de accidentes bajaba. En 2008 volvió a 93.000 y en 2009 aún no lo sabemos. Pero, en todo caso, sabemos que la tendencia es que se produzcan menos muertos por cada accidente con víctimas. ¿No tendrá algo que ver con la mejora en la seguridad pasiva de los vehículos?
Un saludo
Para 110 emprendeitor: Es cierto que actualmente se cumplen mas las normas, parece que la gente no bebe tanto, el tema del cinturon ya practicamente nadie discute de su necesidad,etc..y , efectivamente en general no se corre tanto como antes..,pero no me gusta las formas que ha utilizado la administracion para llegar a este punto y que se podrian resumir en una palabra: garrote.
Y no digo que a veces pueda ser necesario, pero creo que lo primero deberia ser educar; por ejemlpo, si usted a su hijo/a ( en caso que lo tubiera) le explica que no debe de poner los dedos en un enchufe porque se puede hacer dano es porque, por naturaleza,es un procedimiento logico y normal o, quiza le soltaria de buenas a primeras un mamporro?
Hoy en dia es harto frecuente encontrarte gente por la carretera que va ATEMORIZADA por si se pasan de velocidad, porque ay que no me encuentre con la patrulla, ay que no me esten vigilando con el helicoptero y yo, no se usted, pero a mi no me suele dar buen resultado pretender hacer alguna actividad atemorizado.
Como he leido por ahi,en las autoescuelas apenas se ensena a ir por la autovia, en cambio de ir por poblacion uno se harta antes de que le den el carnet. Luego vemos lo que vemos.. como los tipicos que creen que el carril de mas a la derecha es solo para camiones, no marcar cambios de carril, por no hablar de los que van a velocidades anormalmente reducidas sin mas motivo de porque esta lloviendo fuertemente, poniendo, ( ahi si) en grave riesgo su integridad.
O el tema de las rotondas; ya llevamos un tiempo con ellas y hay mucha gente que sigue sin saber circular por ellas, van por el carril equivocado, no conocen intermitentes,etc..,ahi tambien se producen muchos de los accidentes llamados «tontos». Hay mucha gente que cuando se saco el carne no existian rotondas, pero que nadie de la administracion se ha molestado en explicarse-lo, a menos que usted fuera uno de los digamos » afortunados» que recibia la revista de la DGT en su casita.
En resumen: mas educacion y menos represion ( Ostras, parece el lema de una mani!)
Voy a procurar ser muy sintético, sin entrar, al menos en principio, en si las estadísticas que nos suministran el Ministerio del Interior y la DGT (padre e hija), están o no “cocinadas”, como suele decirse. Me ceñiré a hechos (que no datos) objetivos.
Es un hecho innegable que cada vez es mayor el porcentaje de vehículos circulantes que están dotados de ABS (lo cual, dicho sea de paso, cada vez dificulta más la meritoria labor de Investigación de Accidentes, ya que la velocidad que traía un coche no se puede calcular; sólo la de impacto, a partir de los daños, y eso es muy difícil, como se vió en el famoso caso de Lady Di). Y dicho ABS cada vez es más sofisticado: lleva reforzador ABS, repartidor EBD en función de la carga, e incluso lateral para frenadas en curva. Es un hecho innegable que este dispositivo cada vez evita más accidentes y salva más vidas.
Es un hecho innegable que cada vez es mayor el porcentaje de vehículos circulantes que están dotados de ESP; y dicho dispositivo cada vez es más sofisticado, ya que ahora incluye control preventivo del subviraje, corrección de trayectoria si hay peligro de vuelco, e incluso programa específico para la arriesgada misión de conducir remolcando una caravana o remolque de cualquier tipo. Es un hecho innegable que la proliferación del ESP (que llegará a ser obligatorio, como ya lo es el ABS en coches nuevos) evita cada vez más accidentes y salva cada vez más vidas que antes se producían y se perdían, respectivamente.
Es un hecho innegable que hoy en día va habiendo cada vez más direcciones de relación variable, con corrección automática de variación de adherencia izquierda/derecha, y con corrección previa de trayectoria incluso anterior a la entrada en acción del ESP. Es un hecho innegable que este tipo de direcciones más sofisticadas evitan accidentes y salvan vidas.
Es un hecho innegable que cada vez es mayor el porcentaje de coches circulantes dotados de faros de xenón con reglaje de alcance automático (incluso en función de la velocidad y del tráfico que viene de frente), y con giro direccional en curvas. Es un hecho innegable que dicha mejora de la iluminación, por potencia, alcance y direccionalidad, evita accidentes que antes ocurrían y salva vidas que antes se perdían.
Es un hecho innegable que van apareciendo muchas otras ayudas a la conducción (algunas de las cuales personalmente no me interesan, pero que para el promedio de los conductores son beneficiosas) tales como el control de crucero adaptativo, la prevención de choque por radar, el control de carril para mantenerlo o salirse de él, que antes no existían. Es un hecho innegable que estas ayudas evitan accidentes y salvan vidas, lo que hace unos pocos años no ocurría.
Es un hecho innegable que, mal que bien, la infraestructura vial va mejorando, aunque quizás no del todo al mismo nivel que el volumen del tráfico. Pero cada vez hay más calzadas desdobladas, más rotondas (aunque en ocasiones sean un incordio), mejores pavimentos y mejora de la señalización (mal que bien). Es un hecho innegable que esta mejora de las infraestructuras evita cada vez más accidentes y salva cada vez más vidas.
Es un hecho innegable que la asistencia sanitaria, en caso de accidente, ha mejorado mucho en calidad del material (helicópteros, ambulancias, UVIs y UCIs móviles) y de cualificación del personal (no sé si de su número), respecto al tiempo de los voluntarios de la Cruz Roja vestidos de soldaditos. Creo que “ele de Luis”, a tenor de algunos de sus comentarios, debe tener buena información al respecto. Es un hecho innegable, y evidentísimo, que esta mejora asistencial está salvando muchas vidas que antes se perdían.
No sé, respecto a todos estos hechos innegables, si existen estadísticas fiables (yo, por principio, desconfío de casi todas, al menos de entrada) acerca de su porcentaje de aportación a la seguridad vial; pero lo innegable es que esta aportación existe, y es evidente. Sobre el ABS y el ESP he leído datos, no sé si de origen Bosch o ADAC, que incluso se atreven a ofrecer estadísticas de la mejora aportada. Quizás se pueda hacer respecto al accidente ya ocurrido que se podría haber evitado de haber llevado ABS o ESP; dudo, mejor dicho niego, que se pueda hacer respecto al accidente evitado y no ocurrido, esa curva descubierta a tiempo gracias a los xenón, o ese “tac, tac, tac” de los frenos que, al pisar el pedal (ABS) o incluso sin pisarlo (ESP) acaban de salvar al conductor de un posible accidente, o incluso de algo peor. En cuanto a asistencia sanitaria, seguro que hay estadísticas más fiables; desde luego en cuanto a distribución geográfica, material y capacitación; ignoro si respecto a vidas salvadas.
A pesar de todos estos hechos innegables, la DGT se apunta, en su totalidad, el éxito de la disminución de la siniestralidad en los últimos años, cargándolo todo al mérito de sus campañas (malas informativamente, cero formativamente) o de su represión en el tema de la velocidad. Se salva lo del control de alcoholemia (aunque habría mucho que hablar acerca de los horarios y sitios donde deberían estar puestos, y no siempre están). Pues bien, a partir de un comportamiento tan poco honrado, intentando adornarse con plumas ajenas, me considero con derecho, ahora sí, a sospechar que, además, las estadísticas estén “cocinadas”. El que no tiene el menor empacho en olvidarse de todos los hecho innegables antes expuestos, no creo que tampoco lo tenga para falsear estadísticas.
Es más, me pregunto: y si la suma de todos los accidentes evitados, y vidas salvadas, por el conjunto de todos esos hechos innegables, fuese superior al de la disminución de la siniestralidad? No lo sé, pero es una posibilidad. En tal caso, eso querría decir que la actuación de la DGT, per se, no sólo no habría hecho disminuir la siniestralidad, sino que ésta incluso habría aumentado, a no ser por la aportación de las mejoras del material rodante, las infraestructuras, y la asistencia sanitaria. Es un interrogante, al fin y al cabo, pero posible; en todo caso, ahí queda para quien se atreva a rebatirlo aportando también hechos innegables, o argumentaciones de, más o menos, el mismo nivel de evidencia.
Lo que indica es cierto.
Pero también es innegable que en 1990 habían 16 millones de vehículos en España, y en 2008, habían 40 millones de vehículos (de 1990 a 2008 hemos pasado de 65 accidentes por cada 10 mil vehículos en 1990, a 30 accidentes por cada 10 mil vehículos; hemos pasado de 4 muertos por cada 10 mil vehículos, a 1 muerto por cada 10 mil vehículos).
¿cuánta de esa mejora es atribuible a los mejores coches y vías… y cuánta a la gestión de la DGT?, difícil saber… pero ¿por qué no vemos qué ha pasado con otros países que conducen coches más o menos igual de modernos y seguros que nosotros?
Pues resulta que la evolución de la mortalidad en accidente en España ha sido bastante mejor que en la mayoría de los países de nuestro entorno.
Ya no vayamos al año 90. Vayamos a ver una evolución más reciente.
En 2003, España ocupaba el puesto 17 en la europa de los 25 (128 muertos por millón de habitantes).
En 2008, España ocupa el puesto 8 en la europa de los 25 (68 muertos por millón de habitantes).
(la media europea son 79 muertos por millón).
Hemos adelantado a 9 países. No está mal.
En cifras de mortalidad, estamos mejor que Francia, Dinamarca, Luxemburgo, Italia, Austria, Bélgica, etc. mientras que en 1990, estabamos bastante por detrás.
Como supongo que los belgas, austríacos, etc también tienen ABS… cabrá suponer que la mejora de la accidentalidad habrá sido por algo más que por el ABS (¿por qué sino nosotros hemos mejorado tanto más que ellos, hasta superarles en los datos reales?).
O sea, podemos ver que no todo es el coche. Bueno. También se ha mejorado mucho en infraestructuras. Ahora somos el país europeo con más km de autovías… la vía secundaria ha mejorado una barbaridad… y es «innegable» que una autovía es más segura que una carretera convencional.
Podríamos plantear si la proporción de la mejora de accidentalidad que no depende del coche, se ha conseguido gracias a Fomento, o algo ha hecho también la DGT… en cualquier caso, como los índices de mortalidad en todos los tipos de vía se han reducido… vemos que tampoco todo es por Fomento.
Tal vez la combinación «Fomento + fabricantes» suponga el 100% de la mejora… pero yo lo dudo.
Actualmente, es «innegable» que la velocidad media se ha reducido (y eso cualquiera que lleve 20 años conduciendo lo puede ver). En general, parece que hay más sensibilidad con el tema del alcohol, del cinturón, etc.
Vamos, que yo creo que ahora la gente está más por cumplir las normas. En parte por el miedo a la sanción, y en parte, porque se han hecho buenas campañas de sensibilización (me parece muy destacable la de la televisión de cataluña respecto al cinturón dedicada a los niños, porque les empieza a sensibilizar desde pequeños con una cancioncilla para que se pongan el cinturón «en el coche, primero ‘claack’, y después ‘bruum’ «).
Entre comentario y comentario, si me permiten,les voy a aportar un dato: en lo que llevamos de mes de agosto, en el tramo de autopista ( unos 65 km) en el que trabajo, ha sido el mes en el que mas accidentes con camiones implicados ha habido; el ultimo ayer,uno de muy aparatoso entre dos camiones y dos coches.Curioso no?, el mes que se supone que menos camiones deberian de circular, bien porque numerosas fabricas y negocios cierran bien porque son los propios chofers los que tienen vacaciones,resulta que el que mas accidentes hay.Hay cosas que, a veces,uno no logra dar explicacion.
Para 114 emprendeitor: cierto, muy buena el spot ese del cinturon,con un estilo que «llega» a los chiquillos. Cosas asi son las que forman a la persona no diciendole que como se porte mal va a venir el lobo o el hombre del saco,por mas que a veces tambien puedan funcionar..
Para 114.emprendeitor: Seguimos en las mismas. Yo sólo he planteado, primero unos hechos innegables que la DGT «olvida» cuando habla de la reducción de siniestralidad (del aumento del parque sí que se acuerda, qué casualidad); segundo, una pregunta absolutamente retórica, para dar que pensar. Y como consecuencia de lo primero, saco la conclusión de que la DGT no es sincera ni honrada en sus explicaciones, lo cual me permite ponerlas en cuarentena. Seguimos sin saber, y probablemente nunca se sabrá, cuáles son los porcentajes de mérito de cada uno de estos factores en la reducción de siniestralidad. Pero no es menos cierto, al hacer comparaciones históricas, que nuestra mejora de infraestructuras (en calidad y, no se olvide, también en kilometraje disponible) ha sido muy superior a la de muchos otros países; luego es lógico que nuestra disminución sea más vistosa, ya que viniendo de más abajo, es más fácil mejorar. Y otro tanto se aplica a la edad media del parque circulante, y a las condiciones de seguridad del mismo. Y queda otro factor, que se me había olvidado en mi comentario 113: densidad media de tráfico. España es una país grande, a nivel europeo, y en su red, salvando zonas puntuales de congestión industrial y los famosos «puentes» vacacionales, el tráfico es bastante fluido. Estoy muy acostumbrado a conducir por prácticamente toda Europa; y sobre todo en la que antes se llamaba Europa occidental, es difícil encontrar carreteras o autovías tan solitarias como las que se disfruta en España; nuestro tráfico, salvo en puntos muy concretos, es bastante más fluido. Y eso, una vez que los coches son más seguros y la infraestructura en sí también (pero menos congestionada), es un factor a tener muy en cuenta de cara a la seguridad vial; es evidente que cuantos más vehículos haya por kilómetro, se acrecientan las probabilidades de accidente. De nuevo, la tabulación de una estadística al respecto está fuera de mis capacidades (o de mis ganas de andar escarbando datos por aquí y por allá). Pero éste también es un hecho innegable, abierto a la observación de cualquiera que viaje lo bastante. ¿Conclusiones claras y absolutas?; evidentemente imposibles de alcanzar, y al final cada cual nos acabamos quedando con el resultado de nuestras apreciaciones, ya sean más o menos basadas en la observación directa de la realidad, o en la confianza que podamos poner en las estadístcas que nos presenten.
Conducir más deprisa es mucho más seguro.
Esto es innegable.
Lo que pasa es que a medida que aumenta la velocidad se requieren mayores facultades al volante.
Entonces ¿es peligrosa la velocidad? o son peligrosos quienes debiendo conducir con más diligencia/rapidez no lo hacen porque no saben?
Mcrae era famoso por «romper sus coches» era ràpido pero se chocaba.
Se mató en un helicoptero.
Si Collin hubiera coincidido con quienes van a 80 km/h ¿ hubiera muerto antes? o les habría esquivado magistralmente….
Los accidentes en agosto pueden aumentar por muchas causas, somnolencia,exceso de relajación y en el caso de los camiones que cita alguien, ese dia en mi zona hubo 36.5 grados
de temperatura máxima y más de 30 todo el día.
Los factores que influyen y modifican el resultado de la conducción son infinitos.
Incluso la animadversión de don A. de A.al de la furgoneta perturba sus capacidades al alterar sus estado de ánimo.
A nadie le ha pasado que le llama su mujer y le descristiana (mientras conduce digo)? y qué culpa tiene el de la moto de que sus retrovisores sean enanos? y.. qué culpa tengo yo de que no me vea?
Y cuando me he equivocado en una maniobra porqué el otro conductor no lo entiende?
Es que él no se equivoca nunca?. Lo dudo.
Seguro que hasta el mulá de la ruta (don A. de A.) se ha ido un poco largo en una curva alguna vez… o no?
Mis respetos para todo el que conduce.
BOBOS TENGO 4AÑOS
ola ami me gus tn lo robot
ola qe lin do son los rrobot
me ustaria manejar uno
Las infraestructuras deben adaptarse a la conduccion autonoma. Para que los coches puedan conducir solos, deben poder recibir y enviar informacion a los semaforos, senales, conocer la situacion del trafico, si un tramo esta cortado, si hay hielo en la calzada, etc. Para ello, las infraestructuras deberan adaptarse y mantenerse por parte de las autoridades. La legislacion debera adaptarse y permitir la conduccion autonoma. En la actualidad, la ley prohibe expresamente que el conductor se distraiga, asi que, legalmente, un guardia civil nos podria sancionar si ahora mismo tuviesemos un coche que fuese capaz de conducir sin un conductor. Por otro lado, en caso de infraccion, ?quien es el culpable: vehiculo o conductor? Si, ya se que parece un dialogo de la pelicula
Los coches autónomos están en un periodo de espera respecto a los coches eléctricos. En caso de que el vehículo cometa imprudencias, al igual la tecnología en la recaudación de multas habrá evolucionado. Las multas ya no habrá que ir a pagarlas, porque un sistema de NFC puede detectar las infracciones y automáticamente ir extrayendo las cantidades de la cuenta del dueño del vehículo autónomo….y de esa forma también se cuida del medio ambiente y de los procesos virales a nivel mundial…y no hay que olvidar que la tecnología siempre va a beneficiar a los que invierten en ella, porque sino nunca se fabricaría…cuando estén los vehículos autónomos en funcionamiento la persona o personas que vayan en él, serán unos robots del vehículo autónomo y solo importará que tengan dinero en la cuenta corriente para pagar las sanciones…y si no tienen dinero, pues el vehículo no funcionará…y sí provoca accidentes y muertes, pues el culpable será el dueño…sino que no se lo compre o que no lo mueva…tienes ganas de vehículo autónomo?
A mi ya me parece preocupante el que los coches lleven una tarjeta SIM que se conecta a saber donde y envía tus datos a no se sabe quien.
Imaginarme un coche autónomo, con la cantidad de controles que tenemos (vease el caso chino, pero lo mismo están haciendo los servicios secretos y de inteligencia occidentales y, lo que es peor, las empresas privadas) y las leyes cada vez más restrictivas (es delito, y grave, el autoadoctrinamiento, que a saber qué es) me imagino al conductor que dentro de su coche cometa un delito de estos o que blasfeme (dependerá del país) y automáticamente el coche le cierre puertas y ventanas y lo lleve a la comisaría o centro de detención más cercana.
Ni Orwell se podría imaginar una pesadilla así.
La tecnología de los vehículos autónomos tiene que estar muy controlada. La finalidad es que el vehículo lleno de sensores no tenga accidentes. De tal forma que teniendo el control del vehículo, tienes el control de las personas, tanto dentro como fuera de él. Es un triunfo del poder y así poder demostrarlo y tener a las personas controladas y anular su libertad. Las demostraciones del poder estar a la orden día. Hoy más que nunca, y los medios de comunicación es un pilar importante para influir en los cerebros de los borregos. Crear psicosis y dirigir el rebaño de borregos es un gran triunfo de los poderosos. Es la evolución del sistema capitalista salvaje. Y en proyecto está el vehículo autónomo
Uno de los aspectos mas notables de las predicciones de Asimov es que a menudo acerto con las tecnologias, pero sobreestimo el entusiasmo con que serian recibidas dichas tecnologias.