El pasado lunes 21 por la tarde me llamó Ricardo “Rizos” Muñoz por teléfono desde la redacción de Motorpress y me dio la noticia: ha fallecido Eduardo Villacieros; le pasé algunos datos para publicar una nota y al día siguiente tuve que salir para un viaje de tres días, del que volví el jueves, ya de noche. El viernes 25 me llamó Juan Ignacio Villacieros, uno de los hermanos de Eduardo, para decirme que el funeral iba a ser al día siguiente, el sábado 26 por la mañana. Me resultó imposible acudir, ya que tenía que salir a realizar una de mis pruebas con un coche que había que devolver el siguiente lunes, y el sábado era el único hueco con una climatología no demasiado adversa para realizar el recorrido; al acabar éste, era ya demasiado tarde. Pero no para el montón de recuerdos que, desde el primer momento de la noticia, me han ido pasando por la cabeza durante los diez días transcurridos hasta ponerme ante el teclado.
Creo que ésta es la primera necrológica que escribo; no ya en este blog, sino en toda mi vida. Hace ya muchos meses, en este mismo espacio, hice una semblanza de otro personaje del automovilismo español, Polo Villamil, pero no es lo mismo; en aquel caso, el fallecimiento había sido hacía ya casi 40 años, y en éste acaba de suceder. Uno era ya historia, y el otro, de plena actualidad. Conocí a Eduardo Villacieros muy a finales de los 60s, y durante década y pico trabajamos hombro con hombro tanto en temas periodísticos como de mecánica, ya fuese de cara a la competición, preparaciones o investigación. Y es que, en aquellos tiempos, lo uno iba casi indisolublemente mezclado con lo otro, al menos para nosotros; eran unos tiempos en los que tal cosa era factible, cosa que actualmente hubiese sido poco menos que imposible. Y a lo largo de aquellos años esa actividad se entrecruzaba con el contacto y la colaboración con personajes cuyos nombres sin duda resultarán conocidos para los más veteranos que lean estas líneas; e incluso les suenen, aunque sólo sea de oídas, a los más jóvenes.
Como supongo que es frecuente que ocurra con estos temas emotivos, no sé muy bien por donde empezar; así que, a falta de mejor orden, creo que el cronológico servirá, al menos para la arrancada. No garantizo la exactitud, ni tan siquiera con error menor de un año, pero lo que cuenta es la evolución a lo largo del tiempo, y ésa sí creo que todavía la tengo bien grabada en la memoria; la cual, como en la mayoría de los textos de este blog, será el hilo conductor de la historia, pues no pienso ponerme a buscar en colecciones de revistas ni cosas por el estilo. Prefiero dejar que los recuerdos fluyan por sí mismos, porque son muchos, y buenos. Y tampoco voy a escarbar en busca de fotos; ni reproduciéndolas de revistas antiguas ni husmeando en los archivos. Los que le conocieron ya saben cómo era, y para los que sólo conocen su nombre, o incluso ni eso, de poco serviría la imagen de un hombre joven (me refiero a aquellos tiempos, claro está) de estatura mediana tirando a alta, delgado, moreno, con pelo negro ondulado y, según opiniones femeninas, bien parecido.
El año 1969 fue determinante, al menos para mí; a 1 de Enero de dicho año dí el salto desde la ya hace mucho desaparecida revista “Velocidad” al grupo Luike-Editor, posteriormente Motorpress. Dicho salto se debió en parte, por no decir en su totalidad, al empujón dado por otro personaje de aquellos tiempos: Antonio Madueño; alma, junto con su hermano Pepe, del taller de preparaciones “Autotécnica”. Taller en el que, como joven oficial mecánico, trabajaba un tal José Macías, un nombre que a muchos les sonará debido a su posterior protagonismo (junto a Lucas Camacho) en talleres “Peyo”, reconvertidos luego en “Meycom”. Y las cerezas ya van saliendo del cesto, entremezcladas por el destino, si es que éste existe.
En dicho año 1969 también tuvo lugar un acontecimiento de gran trascendencia para el automovilismo deportivo español: empezaron los Copas Renault 8-TS; precisamente en Diciembre del ’68 mi última prueba para “Velocidad” había sido la del 8-TS de serie, recién aparecido; y en la primavera del siguiente año ya se estaba corriendo con él. Y por otra parte, lo mismo que habíamos hecho en “Velocidad”, Antonio Madueño y yo seguíamos llevando, sólo que ahora para “Autopista”, el “Consultorio del Lector”. Algo más adelante, ya en 1970, también ambos nos pusimos al frente de la nueva publicación “Automecánica”, en su primera época. Y todo esto tiene relación con Eduardo Villacieros, como veremos a continuación.
Como muchos otros de aquella época (Antonio Albacete “senior”, Román Rivas de “Tucán”, Javier Sanz y Pedro Deike, etc), Eduardo simultaneaba las figuras de piloto y preparador. Pero tenía una faceta exclusiva: era un preparador sin taller; nunca lo tuvo. Él era un técnico con ideas, y las llevaba a cabo en el taller de algún mecánico conocido; era una curiosa simbiosis en la que ambos salían beneficiados: Eduardo aportaba ideas de un nivel técnico que no siempre se les ocurrían a buenos mecánicos pero con menos formación teórica, y él disponía de los medios materiales para llevarlas a cabo, sin el engorro de tener que atender al día a día de sacar a flote un taller. En aquellos años trabajaba con el taller de Maxi (creo que nunca llegué a saber su apellido), un fino mecánico del nombre de cuyo taller la verdad es que ya no me acuerdo.
Y de aquella época era una de sus realizaciones: el Seat 600-D hecho a Grupo 2, con una cilindrada curiosa (817 cc), que se ofrecía como un “Villacieros 820”; porque Eduardo no se acababa de fiar de la fundición del bloque del 600, y en vez de arriesgarse a rectificarlo a 65 mm desde los 62 mm originales, prefería quedarse en 64 mm para mayor seguridad. Con uno de esos coches, y con sus frenos de tambor delante, su hermano Juan Ignacio se marcó, en un rallye del RACE, un “scratch” absoluto en la bajada del Puerto de Cotos, todavía adoquinado y con su habitual capa de resbaladiza aguja de pino. Y nada menos que por delante, entre otros, de algún Porsche 911 de la Escudería Repsol; por supuesto, al margen de lo que el voluntarioso motor “820” pudiese empujar, las que obraron el milagro fueron la fuerza de la gravedad (era todo bajada) y las excepcionales manos del piloto.
Los Villacieros fueron, durante la década los ‘70s, toda una saga de pilotos; y todos con sus apodos, originados en su hogar de familia numerosa, y no puestos más tarde ya en el mundillo automovilístico. Así, Eduardo era “Bayo”, Juan Ignacio era y sigue siendo “Kuru”, y Jaime era “Bolo”; en este último caso, supongo porque de pequeño sería regordete y, en cuanto a los dos primeros, nunca llegué a desentrañar su origen (creo que, con el paso del tiempo, incluso a ellos se les había olvidado). Vivían por aquel entonces, y creo que parte de la familia lo sigue haciendo, en un amplio chalet con jardín por la zona de la Ciudad Universitaria de Madrid; era una “familia bien” pero, por influjo de la tribu de hermanos, la casa era un poco como la película de Frank Capra, la de “Vive como quieras”. En el jardín lo mismo te encontrabas varias bicicletas que un bloque de motor o una culata con las que Eduardo estaba experimentando. En una ocasión, y siendo el 600 familiar la primera víctima de las experiencias de Eduardo, su madre se vio obliga da salir por Madrid conducida por el chófer y con un sistema de escape atronador. También recuerdo a un tío, rama Villacieros, un señor elegantísimo con un bigote blanco perfectamente perfilado, que era diplomático y durante muchos años ocupó el curioso pero importante cargo de Introductor de Embajadores en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
La primera Copa 8-TS la ganó Salvador Cañellas, y Eduardo se apuntó a la siguiente, acabando segundo detrás del malagueño Gerardo Van Dulken, el cual, apoyado por los concesionarios Renault de Málaga, los muy aficionados Hermanos Maldonado, se permitía el lujo de llevar el coche de correr en remolque; mientras que utilizaba otro similar, en el día a día, para “hacer manos”. El resultado ya da idea del nivel de pilotaje de Eduardo, con aquellos coches que exigían un pilotaje muy fino, pero al límite, porque dada la escasa potencia (nunca dieron más de 64/65 CV en el banco), el menor error se pagaba muy caro y te pasaban tres. Y es que, en efecto, Eduardo conducía con enorme finura; pero no sólo en las carreras, sino en el tráfico normal y corriente, con un engañoso estilo elegante que no daba la sensación de ir rápido, cuando en realidad lo iba, y mucho.
Ya comenté hace meses, en este blog, aquella prueba de consumo y promedio que realizamos al alimón él y yo, yendo y volviendo al Vigo de sus amores, para verificar cómo se interrelacionaban ambas magnitudes con los dos estilos de conducción: él rápido, y yo tranquilo y se supone que más económico. Por supuesto que yo consumí menos; pero él, si mal no recuerdo, me sacó dos horas y cuarto de ventaja, y eso con un Seat 1430. De entre las personas que he conocido conduciendo, y además de a mi padre, les recuerdo a él, y a Daniel Meseguer, como los dos más suaves y con mejor trato a la mecánica en conducción normal. Probablemente, algunos en directo y otros por las fotos, recordarán que los 8-TS de la Copa llevaron, durante bastantes ediciones, un parasol delantero en el que se leía “Garaje 98”; y es que en la calle Castelló, en dicho número, estaba dicho enorme y bien cuidado garaje, con lavadero y estación de servicio incluída, propiedad de Daniel Meseguer. Que también era un ocasional piloto, ya que condujo, lo mismo que Eduardo, el “600 Chitty” y el monoplaza “Cordobán” de la Fórmula 1430, obra ambos de Madueño. En eso del buen trato a la mecánica se notaba que ambos eran profesionales, y no simples “locos del volante”.
Sí que había diferencia en los enfoques de Eduardo y de Antonio en cuanto a las preparaciones. Madueño buscaba siempre la “piedra filosofal”, algo muy raro que diese buenos resultados, como el las ruedas traseras gemelas del “Chitty”, sin ir más lejos. Por el contrario, Eduardo era más clásico, y su especialidad era estudiarse los reglamentos a fondo, para llegar hasta el límite, o encontrar lagunas y recovecos y hacer cosas que no estuviesen prohibidas, pero que a otros no se les ocurriese; nunca hizo ninguna trampa, pero sus preparaciones sí que llevaban, en ocasiones, detalles que ningún otro había aplicado. Pero en ambos casos, procuraban hacerlas manteniéndose en presupuestos relativamente ajustados, no tirando por alto e importando materiales carísimos desde Italia o Inglaterra.
La cuestión es que, tras de la Copa TS, y creo que dos años después, vino la de su hermano “Kuru”, que cuando llegaba en el Jarama cogiendo vuelta a algún rezagado, daba la impresión de que el lento era él, tal era la finura y limpieza de sus trazados. Más tarde, ya con los 8-TS de llanta 14”, fue el momento de “Bolo”, mientras que “Kuru” ya se había pasado a las fórmulas de Seat, primero la 1430 y luego la 1800. Volviendo al aspecto periodístico, Eduardo empezó a colaborar con Madueño y conmigo en “Automecánica”; y durante un tiempo también lo hizo otro personaje, el piloto actualmente en activo con más larga ejecutoria: Jaime Sornosa (a) “Correcaminos”. Pasado un tiempo, Lucas Camacho, en principio experto en electricidad el automóvil (porque ahora ya lo es en prácticamente todo), que trabajaba con Eduardo, y José Macías, el oficial de “Autotécnica”, decidieron asociarse y volar juntos por su cuenta, comprando el antiguo taller “Peyo”, cuyo nombre mantuvieron durante muchos años, antes de cambiarlo por el de “Meycom”. Y cuando Antonio se fue cansando del “Consultorio”, pasamos hacerlo entre Eduardo y yo; apoyándonos, sobre todo yo, en el asesoramiento de la pareja de “Meycom”. De este modo, y tanto con el periodismo del motor, como con las preparaciones de las fórmulas de promoción como aglutinantes, se fueron entremezclando todos estos personajes de aquellos tiempos, como ya dije en los primeros párrafos.
Anécdotas las hay a montones; como por ejemplo y creo que ya la he contado, cuando Eduardo y yo, tirando de comparador, disco graduado y mucha paciencia, sacamos el perfil del árbol de levas que se montaba en el Simca 1200 Especial de Villaverde, y que nos habían intentado vender como si fuese el 1100 Special francés, sólo que sin la carburación especial. Pero resultó que el árbol en cuestión era, ni más ni menos, que el del Simca 1200 normal de serie. Cuando lo publicamos en “Automecánica”, el Directo Técnico de la fábrica, un ingeniero de origen militar (D. Álvaro Inclán), se agarró un rebote de mil pares de demonios, pero los hechos eran de una claridad irrebatible. Y por seguir con los Simca, en Marzo de 1972 Eduardo y yo fuimos a Córcega (él como representante de “Automecánica” y yo de “Autopista”) a la presentación del pequeño y pseudodeportivo Simca 1000 Rallye 1. Las carreteras de dicha isla, junto con las de Madeira, son las más retorcidas que en mi vida he visto; y en aquella época, por algo tenía fama de ser la cuna del rallye de asfalto más revirado del mundial; los gravísimos accidentes que dieron lugar a la prohibición de los Grupo B, fatales para Bettega y Toivonen, no por casualidad ocurrieron allí.
El Rallye 1 llevaba el motor del 1100 Special, pero con un simple carburador Solex monocuerpo de 34; como el radiador todavía iba atrás (aunque batería y dos ruedas de repuesto iban delante) no pasaba de 60 CV; luego, ya con radiador delante y ventilador eléctrico, subió a 64 CV. Eso sí, llevaba ya la suspensión rebajada y con buenas caídas (0º/-3º) que le hicieron justamente famoso por su buena estabilidad. El caso es que en la presentación estaba el Director Comercial de la Simca francesa, que presumía de conductor rápido y manejaba un 1100 Special, con sus cuatro carburadores y sus 75 CV. Se entretenía, a lo largo del mes que duró la presentación, en entremezclarse con los Rallye-1 de los periodistas, e irles adelantando. El grupo español era de los últimos y, como digo, llevaban ya casi un mes de presentación; en nuestro turno, Eduardo condujo por la mañana, y yo, por la tarde. Y para desgracia del francés, dicha mañana se le ocurrió salir al recorrido uno o dos coches por delante nuestro. Eduardo arrancó, adelantó también a esos dos coches, y alcanzamos al 1100 Special, que se puso a correr más y más, como un desesperado. Al cabo de unos cinco kilómetros de inacabables curvas, terminó entregando la cuchara y dejándose pasar.
Al llegar a la comida, y como ya sabía que yo me desenvolvía bien en francés, vino a preguntarme, muy mosqueado: ¿Quién es ese tío? Y yo, medio de broma, le respondí: “Puede Vd elegir, un periodista, pero también un piloto; casualmente, el mismo que hace dos años quedó segundo en la Copa española equivalente a su Copa R.8 Gordini, y también el mismo que derrotó a su Jabouille”. Porque a finales del 70, o a principios del 71, se celebró en el Jarama una especie de Superfinal oficiosa entre los mejores pilotos de ambas Copas. Como se corría aquí, se utilizaron los 8-TS con neumáticos radiales Michelin X-As de carcasa metálica, y no los 8-Gordini calzados con Dunlop SP Sport de carcasa radial. Por supuesto que a los franceses les dejaron entrenar todo lo que quisieron, para acostumbrarse al coche, al trazado y a los neumáticos; pero el hecho es que la carrera la ganó Cañellas, Eduardo quedó segundo, y tercero fue Jean-Pierre Jabouille.
También recuerdo las hora muertas que, con la balanza electrónica y la piedra esmeril, nos tiramos rebajando de peso cabeza, pie y la tapa de las bielas del F.1430 de “Kuru” hasta dejarlas igualadas de peso en sus tres partes, y al peso mínimo. Y también del tiempo que me llevó el cálculo de las longitudes de los tubos de escape de los F.1800 Martini patrocinados por Marlboro para “”Kuru” y Carlos Jódar años más tarde, ya que Eduardo decidió que, para el Jarama (donde se celebraban varias carreras del campeonato) era mejor un escape 4-2-1, por dar una curva de par más elástica, que el 4-1 que montaban los Selex. Y así fue; de todas las curvas lentas, los Martini salían más rápido.
Y, por cierto, el primer motor, probado en el banco de motores que acababan de estrenar los de Meycom, no dio más que 138 CV, ya que José Juan Pérez de Vargas, de Seat, se había empeñado en que con difusores de de 32 mm, en los dos Weber 45 DCOE, había suficiente. Yo ya le dije, desde el primer momento, que no, que había que subir a 34; pero las primeras carreras se hicieron con 32 mm. Y en la inaugural, con sus 138 CV, “Kuru” marchó en cabeza hasta que fundió una biela, ya que el radiador de aceite, tomado de un Citroën bicilíndrico, no conseguía mantener a raya la temperatura. Así que, rompiendo la costumbre de Eduardo de no recurrir a piezas demasiado caras, hubo que importar radiadores más eficaces (creo que unos Serck) desde Inglaterra, puesto que aquí no los había disponibles. Y una vez que se pasó a difusores de 34 mm (hubiese sido mejor 35 e incluso 36), los motores ganaron potencia y llegaron a 148 CV; aunque unos con preparación italiana que montaban los Selex de Cepsa presumían de 155 CV, o eso al menos decía el italiano, pero andaban ni más ni menos que los Martini, cada uno con su tipo de escape distinto.
En fin, poco más tarde llegó la era de la electrónica y, al menos para los motores, las cosas cambiaron radicalmente. Pero aquellos tiempos del trabajo metódico y personal, de aplicar los pocos o muchos conocimientos que cada uno tuviese, y no de comprar el “chip” o la centralita que tal o cual preparador extranjero, con muchos más medios, ponía en el mercado, aquellos tiempos no nos los pudo quitar nadie. Con posterioridad, Eduardo recaló en Vigo, donde tenía una imprenta; como no podía por menos de ser, Citroën era uno de sus principales clientes. Aprovechando las presentaciones que se celebraban por allí, yo le visité en tres o cuatro ocasiones a lo largo de los años. Hará unos diez, tuvo un primer aviso, del cual se repuso, en apariencia perfectamente; y ahora, súbitamente, se nos ha ido. Pero, como se dice en la cita final de “Esplendor en la hierba”: no debemos entristecernos, pues la belleza perdura en el recuerdo.
Descanse en paz.
Gracias por contárnoslo. Un saludo y ánimos para la familia y sus amigos.
DEP.
Mi más sentido pésame a la familia Villacieros,a quien no tuve el gusto de conocer pero sí de leer sus andanzas automovilísticas en los 60/70.Hace algún tiempo Kuru Villacieros tenía un negocio de coches a la salida de Madrid no se si aún existirá.
A.A un verdadero placer leerle como siempre,aunque esta vez ha dejado el listón muy muy alto.Ha contado como eran las cosas hace ya bastantes años,cuando no había limitaciones de velocidad y las preparaciones tenían mucho sentido dado la escasa potencia de los motores y la mejorable estabilidad y frenada de muchos coches.
Y aquellos primeros números de la revista Automecánica sobre la técnica de los motores eran muy muy buenos,no he vuelto a leer nada parecido ni por asomo.Felicidades por el desempeño de su profesión,con la que sin duda sigue disfrutando, eso resulta evidente y muchas gracias por compartir su conocimiento y experiencia con nosotros.Gracias de verdad.
Lo mas que se es lo que pude leer en el consultorio de «autopista» que hacian juntos. Tambien por su implicacion en el proyecto Ddauto y quiza algo mas por la trayectoria deportiva de su hermano kuru.
El relato de vivencias y recuerdos, impagable.
Descanse en paz.
Me sumo al sentimiento general.
Recuerdo el episodio del ventilador del coche de aquél Fafeche, y sus carreras en el Jarama. También disfruté mucho de su parte editorial, que tan bien nos ha contado Arturo. ¡¡Que consultorio más apañado os quedó!!
Y como decía Antonio Machado, se hace camino al andar.
Gracias por contarlo. Esta vida parece una mierda, pero la alternativa es peor. Así que sí, básicamente la vida es traspaso de recuerdos de uno a otro, directa o indirectamente (papel o píxeles) y entre medias, si se quiere o puede, el grano de arena de cada cual. Y así vamos construyendo un castillo de infinitas alturas (años) y conocimientos acumulados (bits) sin saber por qué ni para qué ni hacia a dónde.
Qué raro es todo.
Poco a poco,sin casi darnos cuenta,van desapareciendo toda una generación de personas ligadas a una época no muy lejana en el tiempo,puede que mejor o peor según en que,pero ciertamente fascinante e irrepetible.Aparejado a esto,creo que también producía a veces personajes únicos y peculiares;al final el tiempo siempre puede con todo y con todos y nos va privando de sus testigos vivos,así que nos queda lo que hayan podido quedar plasmado de toda su experiencia.
DEP
Descanse en paz. Cómo me hubiera gustado conocer y vivir junto a todos los personajes citados aquellos años…
Estimado don Arturo y blogueros. Comparto el sentimiento de pesar y le agradezco por la semblanza de Eduardo Villacieros. Gracias por tantas cosas don Arturo. Lo sigo, pero desde muy lejos y hace mucho: vivo en Mar del Plata, Argentina y lo leo desde febrero de 1977 (cuando visité por única vez España siendo un «pibe» de 15 años y luego, mientras la errática política monetaria argentina, me lo permitió). Poco puedo aportar al blog: los coches que Ud prueba acá no están. Sólo puedo leerlo y a los comentaristas. Pero el sentimiento de tristeza que esta noticia me dio, sí quiero compartirlo. Como tengo casi 50, años pertenezco a ese grupo de lectores que podemos decir con orgullo: nos formamos gracias a ustedes. En España y en Argentina. Ustedes son nuestros referentes, en mi caso, desde hace 34 años siempre espero sus notas. Y como muchos contemporáneos quisiera conocerle, estrecharle un abrazo y compatir un vino (y un viaje de pruebas, como los muchachos sorteados). Usted hoy cosecha el merecido cariño de tantos lectores. Es el fruto de los sacrificios para entregar las notas en término, de los viajes a las presentaciones, de los kilómetros recorridos en prueba, la investigación para las respuestas del Consultorio de Autopista o Automecánica. Cuéntenos, don Arturo, sobre esa Redacción, sobre cómo se hacía un Banco de Pruebas, cómo se contestaban las consultas del Consultorio. La partida de Eduardo Villacieros nos hace ver, con un golpe, cuánto aportaron ustedes a la cultura hispanohablante del automóvil cuando Autopista, Automecánica o Automóvil nos acercaba la técnica europea a la Argentina. ¿O acaso no podía ponerse a punto o corregir el subviraje de un Renault 12 argentino con las respuestas del Consultorio de Autopista firmado por Arturo Andrés y Eduardo Villacieros? Simplemente, Gracias Arturo. Es mucho lo que le debo. No puedo agradecerle a Eduardo Villacieros, pero que Dios le conceda el descanso en paz. Mi recuerdo agradecido desde Argentina.
Descanse en paz. Bonito homenaje el de D. Arturo
#10 Patricio, qué grande!
Que descanse en paz Eduardo Villacieros.
Si pudiese leer este texto se sentiría muy emocionado, Arturo lo ha contado con mucha emoción y admiración.
¿Y ha escrito todo esto de memoria, sin recurrir a documentación ni revistas atrasadas?
Enhorabuena don Arturo. Nos ha hecho conocer más a Eduardo Villacieros y sentir sinceramente su ausencia.
Hola mi mas que un gran amigo es como un padre gracias a eduardo villacieros soy una persona de provecho en todos los sentidos . Nunca te olvidare EDU Gracias por todo y gracias por tener ese corazón tan grande lleno de experiencia y saber estar en todo momento. Tu mujer Paquita y todos los que te queremos nos vas a tener cerca . YA NOS VEREMOS UN ABRAZO
se fué el maestro..aunque para mi sigue estando cerca..nunca olvidare sus buenos consejos,y tantos buenos momentos que hemos pasado juntos.
Gracias por compartir estos recuerdos. Sin duda el tío Bayo era una persona especial. Una mente inquieta y un espíritu vivo. Cuando iba a su casa siempre estaba trabajando en algún proyecto nuevo (no necesariamente de motores). A mi marido le encataba pasar horas discutiendo con él sobre preparación de motores de coche o de barco (otra de sus grandes pasiones) e incluso de arquitectura. Pero, ante todo, era muy humano. Siempre estaba dispuesto a darte ánimos y buenos consejos para la vida. Era una fuente inagotable de «ideas para seguir adelante» fuese cual fuese la dificultad. Todos le añoramos.
Cuanto lo lamento, ayer me lo dijo un amigo en comun. Conocia a Eduardo hace muchos años, era un tio peculiar, un gran Tio, siempre me acordare de él.
Mi mas sentido pesame por esta irreparable perdida y un gran abrazo a sus familiares.
Jloras
gracias Arturo. Tu memoria de Bayo es entrañable y verdaderamente, de la narración de tus vivencias con él, se desprende compañerismo, complicidad y un gran cariño. Quiero añadir que esa gran creatividad que desarrolló a lo largo de toda su vida, no se paró en los coches y en la mecánica, sino que abarcó casí cualquier ámbito de su vida coridiana, lo que hizo que siempre fuera una persona muy cercana a cualquiera que le conociera. Su magia consistía en hacerse querer sin pretenderlo.
Muchas gracias a todos en nombre de mis hermanos como en el mio propio, tanto por un relato fascinante y emocionante, como los comentarios posteriores.
Mi padre fue una persona fascinante en muchos aspectos, uno de ellos aqui expuesto en un relato entrañable.
Es muy emocionante ver como la gente se acuerda de él y le hace estos homenajes.
Muchas gracias
Abrazos
sofia
Eduardo fue mi jefe durante unos años y aunque no nos llevabamos genial senti mucho su muerte, era un tipo peculiar y dificil, pero con el tiempo vi que era una buena persona y de la que aprendi mucho. Descansa en paz Eduardo y mis condolencias a toda su familia, en especial a Paquita.
Desde luego si que se fué un maestro. Todo un caballero y ante todo una GRAN PERSONA.
Monto diversas empresas y todas con exito, pero lo que no tiene nombre es el trato de sus hijos hacia PAQUITA sobre todo de el maleducado de Javier faltarle la educación y el respecto. Desluego que su padre´ Bayo ´no tiene que estar muy contento con un hijo .En esta vida todo se paga JAVIER. Paquita desde madrid te mandamos un beso muy fuerte y para diciembre ya nos veremos. Hablaré con javier que el apellido Villacieros lo tiene que respetar y si no tiene educación por falta de que su madre no se la dió , que la valla cogiendo . Si aprendistes algo de Bayo tu padre hazlo ver era un gran hombre y todos lo recordamos por su saber estar y su gran educación que Rita y carlos de dierón. UN saludo y beso Eduardo VIllacieros Fernazdez. bayo
Carlos
Hola desde Méjico, conocí a Eduardo Villacieros en Panxón .Una gran perdida y un amigo de sus amigos . No hay palabras para describirle un AS: educación, respeto, sabiduría, emprendedor, persona, . . . lo tenía todo. Ya no quedán personas así. Un saludo y un gran abrazo para su mujer Paquita que tuve el gusto de conocer en las islas cies. Lo siento ha su gran familia que el admiraba tanto en especial a su hermana Paloma. El verano del 2012 espero estar por Panxón y haceros una visita. Luis
Bayo, quiero darte las gracias por todo lo que me has enseñado, has sido un gran ejemplo para mi, y para todos.
Que decir de Bayo? Pues si empiezo, no acabo. Siempre estaba ahí, siempre. Tenia defectos, claro, pero era de esas personas que destacan por sus virtudes, y que intenta poner remedio a esos defectos. Si algo destacaría de el, seria su coherencia. Era una persona auténtica, de una pieza. Dicen por aquí, que era peculiar, pues sí, lo era. Conozco pocas personas como él. Era alucinante el cariño que te transmitía, bajo esa apariencia de chico duro, tenia un gran corazón. Nació una noche de tormenta, entre rayos y truenos, recorrió una vida larga y fructífera, como estas personas que no pasan en balde. Se fue, y nos dejó un día espléndido, lleno de paz, y es que Dios estaba contento con él: Bayo ha cumplido su finalidad en la vida, había sido feliz, y lo mas importante, había procurado en todo momento que lo fueran los demás. Se había dado enteramente a los demás. Generosidad y humildad. Esto sí que es dar ejemplo, y lo demás, son tonterías. Era un hombre incansable. Recuerdo que antes de morir, decía para tranquilizarnos: «si yo no me puedo ir todavía, aún me quedan muchas cosas por hacer», y empezaba a numerarlas. Esta frase refleja su capacidad de seguir adelante, contra viento y marea. Es de admirar la forma de sobrellevar su enfermedad, tanto la primera, que superó gracias a su amor a la vida, y su virtud de no rendirse ante nada. Cuando yo estaba con Bayo, lo que me transmitía era paz, seguridad, y me fiaba de él plenamente.
Me escuchaba con gran atención todo lo que yo le decía. Nos caíamos bien, nos apreciábamos, nos entendíamos, le admiraba. Bayo, nunca olvidare esa sonrisa picarona con la que me saludabas y me después sacudías el pelo, despeinándome. Yo intentaba despeinarte y te decía: joe, a ti no te puedo despeinar porque tienes cuatro pelos! Y entonces nos reíamos a carcajadas. Guardo con mucho cariño todos estos recuerdos de ti, Bayo.
Descanse en paz. Yo conservo muchas revistas de Velocidad de los años sesenta y tantos y setenta, también Automecánica después Autopista y otras. No se ha hecho nada igual desde entonces. ¿Que fue de Antonio Madueño? Es que marcó mi vida profesional y le estaré agradecido siempre. Saludos a todas los amigos aficionados y profesionales de la automoción.
Cada día que pasa me acuerdo más de ti EDU. Todos los sabios y buenos consejos que me dabas. Yo presiento muchas veces a lo largo de los días que van pasando que sigues ahí cerca nuestra, traquilo y pensativo con ese movimiento de labios que siempre tenias.
A veces cuando estoy tranquilo o haciendo algún trabajo noto tú presencia, aunque le parezca raro para algunas personas y sobretodo cuando voy a casa y estoy cerca tí.
Gracias, siempre estaré en deuda contigo EDU, desde luego que tus padres y todos tus hermanos están muy orgullosos de tí, por tener ese corazón tan grande y ser toda una persona.
Seque tengo que ser más fuerte pero no aguanto en emocionarme cada vez que pienso en tú falta. Me gustaría si alguien leé estas palabras , se acordara de Eduardo Villacieros y le hiciera un pequeño homenaje por carrera deportiva , yo puedo tener algo del. Gracias
Hola EDU, ya un año y parece que fué ayer cuando nos distes un hasta luego. Felicidades hoy es el dia del padre, para mi tú ya sabes que lo eres ,que te debo mucho y aúnque para otros sepan que no eres mi padre que piensen lo que quieran me da igual ya habiamos hablado de este tema. Mama te echa mucho de menos , Elena ( tu botijo ) como tú la llamabas tan cariñosamente te danda un beso y otro de Javier ya empieza ha hablar, Jero tambien sobre todo las mañanas cuando le preparabas los desayunos. Como ya habiamos hablado estoy haciendo todo lo posible ayudando a mama .
No sabia de esta página hasta que buscando información sobre EDUARDO VILLACIEROS apareció esta.
Antes de nada felicitar al Señor Arturo por volver la vista atrás y recordar todo lo que vivió con este HOMBRE , supongo que no ha sido fácil sabiendo que ya no está en este mundo en carne y hueso pero que en el corazón de cada persona que pudimos estar junto a el lo seguimos teniendo muy presente.
A veces, las personas más queridas y mas valoradas se van físicamente de nuestro lado para no volver, pero si los mantenemos vivos en nuestros corazones y mentes siguen con nosotros.
Ha sido muy doloroso para mi, haberlo perdido físicamente. El era una persona muy importante para mi ya que le debo muchísimo. Aunque creo que todos los que lo conocimos y lo vivimos le debemos mucho.
En algunos momentos me enfado con el por haberse ido sin despedirse. Después lo pienso y me digo que si lo hizo, no fue porque el quisiera, sino porque ya era su momento. Tambien llego a pensar que a lo mejor no quería despedirse de mi ya que no era una despedida ya que seguiría aquí con nosotros.
La verdad es que esta vez que volvió a aparecer el cáncer y el ya estaba mal, le decía que luchara que no se podía ir, el me decía que ya había hecho su trabajo.
Es cierto que ya hace años el cáncer casi se lo lleva, ya que le daban unos pocos meses de vida, fue un duro golpe para todos nosotros y quienes estábamos ahí con el, nos sentó como una puñalada profunda que nos hizo derramar muchas lágrimas al pensar que se nos iba. Pero el y su cabezonería que era mucha siempre nos decía “A mi este cáncer no me va a llevar, yo aun tengo muchas cosas que hacer aquí” y así fue, la verdad es que ni los médicos se explicaban como el cáncer había desaparecido. Hasta tal punto que los propios médicos le pidieron que si por favor podían exponer su caso ante otros médicos.
Es cierto, que todo lo que fuera mecánica era su pasión pero sobre todo, su gran pasión era vivir, ayudar a los demás, estar ahí para cuando lo necesitaras.
Sabía escuchar, dar consejos, explicar las cosas hasta que lo entendieras. No era cariñoso con palabras ya que el siempre decía “ No palabras, sino hechos. Las palabras se las lleva el viento”.
Podría estar hablando de el días y días incluso redactar todo lo que vivió desde que lo conocí, pero voy a ser egoísta y guardármelo.
Deseo de todo corazón que todos aquellos que lo conocieron y fueron dichosos por estar en su vida nunca lo olviden, porque hombres y personas como el, hay muy pocas.
Te querré siempre y nunca jamás te olvidaré.
Estimado Arturo de Andres: hoy 4 de Noviembre 2012 me he enterado por la web del fallecimiento de Eduardo Villacieros
En mi descargo dire que vivo en Brasil hace mas de 20 años. Conoci a Eduardo en 1971, cuando él fue a homologar el Crodoban de Formula 1430 a la Escuela Tecnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid, donde yo cursaba segundo año entonces. El escape de su Cordoban era muy peculiar, pues rodeaba el motor por detras y salia por el lado izquierdo. yo lo habia visto en algunas revistas, y de repente me encuentro con un alumno de la escuela, de mono, y llevando al hombro el susodicho escape, le segui y llegue hasta el lab de automoviles, donde estaba Eduardo hablando con los dos-entonces- alumnos Mariano Sastre y Francisco Payri encargados de la homologacion, conversando y conversando me aceptaron para colaborar con el proyecto del Barrabas, y al mismo tiempo ayudar a Eduardo en el afinado en banco de pruebas de los motoroes. Las pruebas duraron bastante tiempo y con Eduardo, siempre amabilisimo, aprendi muchas cosas, pero de esas cosas que no suelen aprenderse en las Universidades, aprendi a ser humilde, aprendi a tener lealtad, sentido del humor, y por encima de todo una enorme curiosidad por todo lo relacionado com la tecnica, aprendi a amar uma profesion. Hoy al leer la noticia me he tenido que parar a tomar un cafe (no olvideis que vivo en Brasil) pues se me ha hecho un nudo en la gargante. Queria conseguir su direccion pues estoy reuniendo material para publicar un libro sobre le primer año de la formula 1430 y Eduardo piloto en 1971 no solo el Cordoban, sino tambien el Selex, el Hispakart, y al final de año acabo comprando el Lince que era de Zapico. Ademas de que recuerdo a innumerables pilotos acercarse a el en los boxes y pedirle: » oye Edurado, date unas vueltas con mi coche y dime que hago con la carburacion» cosa que el hacia siempre con profesionalidad, conocimiento y buen humor.
Por favor, Arturo, dales aunque con retraso, mi mas sentidos pesames a sus familia, y si no fuese mucha molestia una direccion para poder escribirles
Un fuerte abrazo
Francisco Jose Agudelo Garcia
Rua Henri Casimir Cabanie n26. Parque Continental
ciudad: São Paulo
Estado: São Paulo
Pais: Brasil
Despues de tanto tiempo aún te llevo cerca de mí. Nunca te he olvidado siempre estas ahí, cerca apoyándome. Como siempre decìas, piensas bien las cosas antes de emprenderlas.Mi hermana Elena para tì tu potija como siempre la llamabas .Tambien te manda un beso y Paquita tu mujer te echa de menos
NO puedo escribirte más no agunto las lágrimas pensando en ti Edu
Edu.
Ya han pasado 8 años de tu despedida ,pero en mi vida te llevo todos los dìas y no hay en algùn momento q recuerde algùn un ejemplo o una de tus frases preferidas .^PIENSA ANTES DE ACTUAR . Me tengo encontrado con gente por la calle que a día de hoy, no se han enterado de tu ida. He pasado momentos con esa gente que te pone en lo más alto como persona y como profesional , Tienes que estar orgulloso de escuchar eso comentarios, yo se q estas con nosotros cada día y en cada momento ,a veces noto tu presencía.
Bueno espero q te gusten estas palabras.
Un saludo
Tu amigo
Primero de todo: R.I.P. Eduardo Villacieros.
Hace poco más de un año su hermano «Kuru» Villacieros, tuvo una agresión grave por parte de unos ladrones en su casa de Torrelodones, aprovecho esta entrada, para desearle que ya se haya recuperado plenamente de dicho mal trago.
@ sisu (@ A de A, o a quien corresponda); hablas en tu entrada que Eduardo Villacieros intervino en el proyecto del Ddauto; podrías ampliar más detalladamente esta participación. Alguien sabe algo sobre si también intervino en Vimesa y el R-5 TS pasado a 1600cc mediante un ingenioso sistema de cilindros de mayor diámetro (80mm con pistones SEAT de 1430); ¿Cuál era este sistema?
A de A lo probo. Saludos.