Amigas y amigos,
Qué tal va? Ahora sí, ya ha llegado el puto otoño.
Ha costado e igual se va en un par de días, pero estoy dispuesto a gozarlo sin límites.
Hoy les hablaré de una serie magnífica que han estrenado en Netflix (milagro) y dejaré para dentro de un par de días, cuando la haya masticado un poco, mi reflexión sobre Los asesinos de la luna, la última película de mi amado Martin Scorsese.
La serie de Netflix se llama Cadáveres y es la adaptación del comic de la editorial Vértigo que -si no estoy equivocado- no se ha publicado en nuestro país y cuenta la historia de cuatro detectives en cuatro épocas distintas tratando de resolver el mismo asesinato.
Las cuatro épocas en las que transcurre la serie son 1890, 1941, 2023 y 2053.
Ya sé, están ustedes (si no la han visto ya) seriamente ojipláticos. Cómo coño van a hacer una serie con el mismo cadáver en el mismo sitio y cuatro detectives distintos? Nadie puede hacer eso. Lo van a resolver con el culo. Vamos, la típica paja de Netflix.
Pues no. Hay que joderse, pero no.
La serie es increíble: muy bien narrada, excelentemente articulada y con un reparto cojonudo. Supongo que el comic debía ser estupendo, aunque no lo haya leído, porque la adaptación es francamente excelente. No es solo las transiciones entre una y otra época o lo impresionante que es el diseño de producción, es que todas las tramas son enormemente sólidas sin importar la época. Además, la fotografía es espléndida, teniendo en cuenta el currazo de iluminar cuatro épocas distintas. Un trabajo impecable.
Sale hasta el puto Stephen Graham, que es un genio. Y yo no sé qué más puedo pedirle. Ah, sí, que sea una serie limitada, que -en principio- no tiene segunda temporada y que dure ocho episodios, con un total de siete horas y treinta y cinco minutos. Con lo cual uno se la puede transitar enterita en un fin de semana. Pim-pam.
En fin, que se la recomiendo vivamente porque se estrenan series así de buenas una o dos veces al año.
(Encima está bien cerrada, joder)
He visto dos cosas más esta semana. Las dos de terror.
Una se llama Apéndice y es una película rarísima, sobre un bicho que aparece de repente en la vida de una mujer y que representa todos sus temores, ansiedades y frustraciones. Es tan mala que podría ser buena incluso. Una de esas películas tremendamente cutres que hace años hubiera firmado Roger Corman y que ahora van a HBO o a Netflix.
El monstruo es de plástico, los actores son de broma y no hay nada que se sostenga durante más de 30 segundos, pero si tienen una hora y veinte minutos para perder y pensar que no están ustedes tan mal, no se lo piensen. En Netflix.
Y finalmente, la mejor película de terror de la semana, del mes y puede que del año: Bisbal.
El documental sobre el señor rubio que da media vueltas y le canta a María da muchísimo miedo. No tiene ningún interés, no enseña nada que no hayamos visto, no habla de nada embarazoso o complicado, pero da miedo verle a él, tonto como un botijo, presumiendo del dinero que tiene.
Lo mejor es cuando sale un amigo de Bisbal y explica que, ‘David es un crooner’. Un crooner, dice.
Claro, como Frank Sinatra o Dean Martin. Un crooner de Manual.
Si quieren prepararse para Halloween viendo algo que da auténtico miedo, les recomiendo este documental. Peor que ver un exorcismo de los Warren. En Movistar.
Y nada más, en un par de días hablamos de Scorsese.
Hala, abrazos.
TGR