Señores y señoras,
¿Cómo están ustedes? ¿Qué tal les están sentando estas semanas veraniegas seguidas de ciclogenesis explosivas (lo que antes llamábamos ‘tormentas fuertes’)?
Yo sigo aquí, a la vera de mi padre, disfrutando de la jerga médica (“parece muy grave, tendremos que operar”. Cinco horas después: “No era lo que nos temíamos, así que podemos descartarlo y no habrá que operar. ¿Qué tiene? No lo sabemos, pero creemos que no es nada importante». Y así todo el rato).
Nos han dicho que tiene para dos o tres meses en el hospital, lo cual ha alegrado mucho a mi padre, ya que está encantado de estar en ese lugar, especialmente teniendo un compañero de habitación cuyos gustos televisivos van de la ruleta de la fortuna a Ahora caigo, pasando por Sálvame o el programa de Ana Rosa. Menos mal que mi progenitor es un hombre paciente, yo hubiera esperado a la noche y le hubiera practicado una traqueotomía con una cucharilla de plástico. Tampoco ayuda que en esa televisión en concreto solo se cojan Antena 3, Tele 5 y TVE. Por supuesto, cuesta 1 euro la hora, así que el hombre se está dejando unos 300 euros al mes en ver la tele (le he prohibido a mi padre que ponga un solo euro en ese infierno catódico). Para que luego digan que la sanidad pública no funciona.
Hoy es domingo y dentro de un rato volveré allí. Como es domingo sólo hay un médico de guardia en todo el recinto y si le pasa algo a alguien tardan diecisiete horas en venir. Puede darte un infarto y que el médico pase a verte en el velatorio (“Permiten, sí, a ver, un momento que le tomo las constantes, que me acaban de pasar el aviso de que este señor no se encontraba bien”) o caerte de la cama y que tengas que reptar hasta el bar para que avisen a alguien.
Por cierto, no les he hablado del bar: lujo asiático, oigan. El pan podría servir para hacer oleoductos, sólo haría falta quitarle lo de dentro (la molla, que en teoría es la parte esponjosa) y encolar un panecillo con otro. Es el material más duro de la tierra después de adamantium de Lobezno. Muy rico también el menú, elaborado con manjares llegados de todas partes del planeta. Y esos postres del Mercadona con los precios hinchados un 300%. Ay, Hacendado, qué calidad, señores.
Sé que me envidian y no me extraña. Las horas que paso allí son pura diversión. El señor de al lado tiene además una formación exquisita y cuando tiene algún problema grita amablemente a las enfermeras: “Me estoy cagando encima. ¿Venís o qué?”.
El lenguaje y los modales son importantes y él lo sabe. Dios le bendiga.
Aún así, esta semana encontré tiempo para ver Jurassic world y la verdad es que me lo pasé pipa y no puedo recomendarla lo suficiente. También es posible que en las circunstancias actuales Free Willy me pareciera una obra maestra, pero les prometo que desde un punto de vista objetivo la película es extremadamente entretenida. Ya saben, lo mismo de siempre: parque, dinosaurios, gente que interactúa con dinosaurios, dinosaurios que se toman demasiadas confianzas, muerte, destrucción y ebola. Bueno, esto último no, igual se lo guardan para la secuela.
Los efectos especiales son de primera clase y se nota que el director ha visto muchas películas de Spielberg. Buen tempo, gran montaje y buenos actores. ¿Qué más quieren? No es la ruleta de la fortuna pero se pasa bien, coño.
Ahora les dejo, la diversión me reclama. Ayer llegué a casa, paseé al perro, cené, bebí dos copas de vino y me fui a dormir. Estoy llevando mi vida social por caminos que conducen directamente a la soltería perpetua. Parezco un viudo.
El lunes estoy pensando en ir a ver algunas obras a pie de valla, visitar la biblioteca en busca de algún libro que no tengan para poder ponerme hecho un basilisco e ir al súper a comparar precios con la competencia (gracias a mi libreta de comparar precios) para luego quejarme amargamente a la cajera.
A ver si -como remate final- logro aficionarme a la petanca, no será fácil pero lo intentaremos.
Abrazos/as,
T.G.
quizá la solución a todos los problemas pase por reorganizar todos los personajes de una forma diferente:
1.-Ingrese al perro en el hospital (en esas largas horas puede enseñarle a morder al vecino grosero, con claros beneficios a corto).
2.-Mande a su señor padre a casa de su hermana, ella le cuidará como se merece.
3.-Póngale el collar y la correa a su cuñado: en los largos paseos pueden hablar de física, como Chad Orzel.
Ps: cuídense vd y su padre, y llévese comida de casa al hospital por dios.
Sus artículos de cine cada vez se parecen más a los artículos de coches de Jeremy Clarkson.
Una larga relación de argumentos para acabar hablando de coches (cine en su caso) en dos líneas. Un genio Jeremy Clarkson… en mi opinión, como articulista. Como presentador, no tanto.
La verdad… ¡es muy entretenido leer sus artículos! (deseo que le vaya a usted todo muy bien, no me entienda mal, pero la forma que tiene de relatar sus experiencias, pues oiga, por lo general son altamente entretenidas).
Que sepa que es al único crítico de cine al que aguanto (es más, me gusta mucho leerle). El resto me parecen un montón de pretenciosos pedantes.
Aunque le aviso de que he empleado tan apisonante calificativo (¿existe «apisonante» como adjetivo? debería existir, es mucho más rotundo que otros como «demoledor»), sin haber leído hace años a ningún crítico de cine. Pero yo presumo que son pretenciosos y pedantes, porque me gusta imaginarmelos en el cine Verdi viendo un tostón francés, o iraní, y llevándose sus delicados dedos hasta sus finos bigotillos diciendo «c’est magnifique», mientras deploran y desprecian el cine de verdad… el del refresco gigante y palomitas, que sirve para que uno se olvide de sus problemas y se entretenga sin más.
Que sí, que Griffith quería enseñarle historia al mundo y se tomaba a sí mismo muy en serio… pero en seguida llegaron Chaplin y un montón más (hubo muchos grandes… pero al lado de Chaplin, todos quedaron pequeños) para demostrar que no, que el cine era un espectáculo para que el vulgo dejara sus problemas y frustraciones en la puerta, y pasara un buen rato divertido.
Sobre la peli, mire que tenía entendido que los efectos no lograban alcanzar la perfección de la original de hace 20 años.
En cualquier caso, iré a verla. No pensaba ir, pero que sepa que por su culpa, me gastaré 20 € en ir con mi señora, a ver si paso un par de horas entretenido.
Los vecinos de hospital…. Se podrían escribir libros sobre ellos. bueno mi experiencia ha sido más bien con los familiares de los vecinos de hospital. Por experiencia en hospitales, había una especie de concurso no oficial de quién era » mejor familiar». Yo creo que subían corriendo las escaleras para llegar antes que cualquiera de los acompañantes que estábamos allí y así poder decir que habían tenido que ayudar a » tu enfermo» porque justo no estabas cuando más lo necesitaba. Te lo contaban con cara de Santa Teresa viendo a Dios, pero intentando quitarse importancia. » lo he ayudado a ir al baño. Si. No pasa nada mujer, para eso estamos. Cómo estaba el angélico solo ( puñalá)». A los enfermos propiamente dichos los aguantaba más, al fin al cabo estaban jodidos.
Y lo de la comparativa de precios y el hacerse mayor es total, sabremos que somos viejos cuando sepamos al menos cinco precios del mismo producto de diferentes supermercados… Si además sabemos en que estantería y pasillo se encuentra, la vejez es ya un hecho.
Ánimo y mejoría para su padre.
Saludos.
*Si además sabemos en que estantería y pasillo se encuentra, la vejez es ya un hecho*
Ya, pero cuando te lo sabes, van y lo cambian todo para que tengas que recorrerlo de nuevo y te lo aprendas otra vez.
Y no pienso ir a ver mas de lo mismo, estoy hasta el coco de secuelas y precuelas.
Nada de dinosaurios por mi parte, ya me aburrí bastante en la 2.
Ahora me están poniendo en casa cada dia un capitulo de Juego de tronos, no le arriendo la ganancia al principito, con el regalo de Pablemos. Hay demasiados protagonistas, demasiada sangre y demasiados capítulos. Y los guiones no son muy allá.
4 Joaquín:
Pues si quiere ver algo entretenido, le recomiendo que se compre la serie «Sí, ministro». Mucho mejor que la secuela («sí, primer ministro», que tampoco está mal, pero no es tan buena como la primera).
Una serie corta, como las antiguas de la BBC, con toneladas de ingenio, y sólo 3 personajes fijos, más algún secundario. Sólo conversaciones tremendamente ingeniosas y… en fin… que vaya usted al Fnac o donde sea, comprese esa serie, y disfrute.
Se le hará corta. Son capítulos de sólo 30 minutos, y sólo 3 temporadas de 7 capítulos cada una.
Gracias @5, emprendeitor, algún capítulo suelto he visto y coincido plenamente con Vd.
Vi uno respecto al ahorro de costes en la administración que era clavado a la realidad nacional:
A mayor ahorro, salían siempre mayores gastos, con lo que la conclusión final estaba clara:
Ministro, estese quieto y deje las cosas como están, los inventos salen caros.
Como lo de las pegatinas que pusieron durante unos meses en las señales de velocidad máxima, bajándolas un poquito, buen ejemplo de lo mismo.
Funcionarios con ideas de bombero hay muchos (todos los trepas), con perdón de los bomberos que seguro que tienen buenas ideas (a veces y sin el hacha, claro)