Amigas y amigos,
Vamos con el último post de julio. Y para que no digan que siempre estoy en plan negativo, esta vez llego con algo que me ha gustado mucho.
Este fin de semana añadieron una tonelada de cosas a las plataformas: de la secuela de Venom, a Asedio, pasando por la última de Jackie Chan. No me atrevo a recomendarles ninguna de ellas, porque -aunque las he visto- en su momento no me entusiasmaron y no me parecen nada del otro mundo: igual les sirven para matar una tarde tonta, pero poco más.
Lo que si me ha causado un alto grado de satisfacción es un documental que acaba de aterrizar en HBO y que se llama Los tiburones del Cabo Cod.
Explica con mucha calma y un ánimo didáctico que nunca se convierte en algo discursivo, la llegada a Cape Cod, una península del estado de Massachusetts, en Estados Unidos, de una marea de tiburones blancos. El fenómeno nunca se había visto antes y, obviamente, trastoca la vida del lugar de un modo brutal.
Estamos hablando de más de 800 tiburones, con media docena de ataques a humanos confirmados en los últimos meses. No es algo que suceda cada día, pero cuéntaselo a los turistas que se acercan allí a nadar en la playa. Sí, parece sacado del clásico de Spielberg, pero es de verdad.
El documental podría haber sido una de esas piezas sobre lo malos y peligrosos que son los tiburones, pero en realidad es una reflexión muy bien articulada sobre cómo nos estamos cargando el mundo y ese proceso de mandarlo todo a tomar por culo está acabando también con los hábitats naturales de determinados animales, que buscan otros lugares para poder sobrevivir. Obviamente, estos cambios producen a veces giros radicales en determinados lugares del planeta y esos cambios acaban afectando al hombre, cerrando el circulo de mierda que nos ha traído a este lugar y momento en el tiempo.
Los tiburones de Cabo Cod es uno de los mejores testimonios gráficos sobre los efectos del calentamiento global y lo que nos espera si la cosa no mejora de una forma sustancial. Spoiler: no va a mejorar.
Me gusta que el docu no sea apocalíptico y la manera que tiene de mirar a todas partes a través de las entrevistas y testimonios que ofrece. De locales a biólogos, pasando por expertos de todo tipo y personas poco sospechosas de militar en el fatalismo. El resultado es magnífico, pero también da un poco de miedo, porque lo que está pasando allí acabará pasando en muchos sitios, con otras especies, a otras escalas, siempre con resultados malos o simplemente catastróficos.
Ahí se lo dejo, para un día en les apetezca algo más que puro entretenimiento.
Y ya me adelanto, aunque cuando llegue hablaremos largo y tendida de ella, porque el día 18 de agosto llega a HBO (no sé si se llama Max o aún no) Operación dragón.
Estrenada en 1973, la peli es la obra maestra de Bruce Lee. Sí, he dicho obra maestra.
Dirigida por Robert Clouse, con un presupuesto de menos de un millón de dólares, el filme acabó su trayectoria global con un total de 400 millones de dólares. Han leído bien. Tal era la fuerza y el carisma de Bruce Lee en aquellos años. Un tipo que con su sola presencia era capaz de llenar cines por todo el mundo.
La película hubiera tenido dos o tres o quince secuelas, pero cuando se estrenó (cosas de la vida) Bruce Lee ya había muerto. Lee nos dejó en julio de 1973 y Operación dragón se lanzó en Estadoss Unidos en agosto de ese mismo año.
Como he dicho, hablaremos de ella cuando toque, pero apúntenla ya en sus calendarios.
Abrazos,
TGR
La frase nos estamos cargando el mundo se ha hecho famosa. Pero está claro que unos más que otros. Unos pocos son los más responsables porque hacen que el resto viva y consuma como ellos quieren. Los grandes magnates poderosos son los más culpables de esta degeneración del planeta. Para sentirse bien, entonces crearon la famosa frase. Y también lo que todo el mundo tiene que reciclar. Claro, para que ellos sigan contaminando más. Ningún gobierno les dice que paren los vuelos, los cruceros, la fórmula 1, las guerras por tener más, destrozar el espacio y la atmósfera con juegos de cohetes, las fábricas y así un largo etc…claro que si los gobiernos son súbditos de ellos, nadie les dirá nada. El parón del sistema degenerativo y destructivo del capitalismo en la época de la llamada pandemia, pudo aliviar un poco la atmósfera. Pero han vuelto con toda la fuerza para seguir contaminando el planeta. Esta gente tiene carta blanca y demuestran que no les importa que sus hijos respiren contaminación. Están enfermos, pero nadie lo dirá en los medios. Al contrario tienen a su alrededor infinidad de seguidores que les dan palmaditas en la espalda, les aplauden y les alaban. Estos últimos son tan culpables como los contaminadores principales. Por lo tanto no hay solución y las siguientes generaciones tendrán peor calidad de vida hasta que la Naturaleza quiera. El día que la Naturaleza destroce parte del mundo, vendrán las lamentaciones.
Y mientras seguirán diciendo en los medios que nos estamos cargando el mundo …