Hola amigos/as,
he vuelto, y ya han visto que no he tardado un mes como tengo por costumbre.
Este fin de semana va a ser extrañamente jovial ya que se estrena una de mis películas favoritas de los últimos tiempos, de la que ya hablé aquí (creo) hace unos cuantos posts.
La mala noticia es que la película se estrenó el 8 de julio de 2012 en Estados Unidos. Es decir, que ha tardado casi dos años en llegar aquí con lo que el pirateo del filme habrá llegado a cuotas estratosféricas. Muchos dirán que, bueno, qué se le va a hacer, pero a mí me molesta profundamente que una película tan maravillosa tenga que verse en la pantalla de un ordenador.
Otro día podemos discutir sobre el hecho de que una distribuidora tarde dos años en estrenar una peli tan pequeña (y por tanto barata para el comprador), pero lo cierto es que, con el nivel de pillería que hay en nuestro país, lo de comprar una peli pequeña para estrenar en cines es una locura gigantesca. Lo sé bien, yo jugué en ese terreno años ha y aún estoy pagando las consecuencias de mi buena fe.
Sea como fuere, eso sería materia de otro post que no me apetece escribir ahora. Lo importante es que la película, Seguridad no garantizada (puede que el título les parezca horrendo, el filme, desde luego, no lo es) es una de esas joyitas que obligan a uno a salir del cine con cara de bobo.
Seguridad no garantizada empieza con un anuncio muy extraño que aparece en un periódico. Dos periodistas deciden investigar qué se esconde detrás de ese anuncio, que parece haber sido redactado por un perturbado.
La investigación les lleva hasta un tipo con evidentes problemas de socialización que parece vivir en un mundo paralelo y que afirma haber inventado una tecnología que le permite viajar en el tiempo.
Con esta alocada premisa y un par de actores en estado de gracia (Mark Duplass y Audrey Plaza) la película se llevó el premio a mejor guión en el festival de Sundance gracias a una brillante combinación entre ciencia-ficción, comedia y drama.
Seguridad no garantizada, rodada con cuatro duros, es uno de esos ejemplos de que a veces no hace falta un montón de billetes para ejecutar una buena idea, basta con utilizar lo que hemos dado en llamar “creatividad”.
Lo que me fascina de esta película (sí, me fascina, ¿qué pasa?) es su ritmo pausado, dulzón, sin prisa por llegar adonde quiere llegar (un final que no fui capaz de anticipar, por cierto, aunque nunca he sido muy bueno anticipando finales) y con la idea de que hay un artesano detrás de la propuesta. Un tipo que ha visto muchas comedias románticas y que las ha procesado de una forma distinta.
Hay en Seguridad no garantizada la receta del cinéfilo: esa combinación de factores que hace que, si te gusta el cine (o si has visto unas cuantas películas), veas en ella mil referencias distintas. No son obvias porque Colin Trevorrow (el director, que está ahora mismo empezando la preproducción de la nueva entrega de Parque jurásico, Jurassic world) no necesita restregártelas por la cara. Pero si uno ve a Katherine Hephburn o a Cary Grant o a la sombra de Hitchcok o a Howard Hawks, no es porque esté sufriendo algún tipo de alucinación, sino porque ellos “están ahí”.
De la misma forma, la patina de ciencia-ficción de la cinta no es ningún capricho, no es un mcguffin que en un momento dado desaparece para no volver, sino una referencia perfecta para los protagonistas. Es la percha de la historia, pero también la clave imprescindible para entender su desarrollo y desenlace.
Pocas veces (a menos que yo recuerde) en los últimos años había visto una película tan inteligentemente esquiva a la hora de encuadrarse en un género y tan bien ensamblada en todos sus elementos (reparto, diseño de producción, guión y dirección).
Por eso Seguridad no garantizada trasciende su condición de filme independiente para situarse en una mucho más elevada, porque si algo es esta película por encima de todo es un filme de culto.
De culto instantáneo.
No sé aún dónde y con cuántas copias se estrena, pero les aconsejo que, si tienen algún cine a mano donde la proyecten, corran a la taquilla y compren una entrada: no se arrepentirán.
Abrazos/as,
T.G.