Esta mañana y después del desayuno reglamentario me he sentado en el sofá de mi casa a leer con calma la entrevista que Rocío García y Borja Hermoso le hacen al nuevo –y flamante- director del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), el señor Ignasi Guardans, y debo confesar que aun sigo atónito con algunas de sus respuestas.
A Guardans le tengo mucho respeto, especialmente por su lucha (desde el Parlamento Europeo) contra las infames leyes aeroportuarias. Este buen hombre consiguió, solito, que se hicieran públicas las listas de elementos cuyo embarque esta prohibido, una lista secreta que rige nuestros viajes (la inconsistencia de la premisa es más que remarcable) y lo que llevamos en ellos.
Dicho esto, dejando claro que no tengo ninguna animosidad contra Guardans (más bien al contrario) me resulta imposible comprender algunas de las cosas que dice.
Tenéis el link más arriba así que os aconsejo leer la entrevista primero y luego leerme si os apetece.
Empezando por el final el señor Guardans cuestiona el papel de la prensa en su relación con el cine español, diciendo que “no han contribuido en los últimos años a la respetabilidad de nuestro cine”. Me pregunto que significa eso, si es que significa algo. Que yo sepa el respeto es algo que uno debe ganarse, no viene de serie, y a nuestro cine le falta mucho para llegar a ese punto. Dice Guardans que la prensa valora más lo ajeno que lo propio, que no damos las buenas noticias (ya que yo también soy prensa) y que desproporcionamos lo negativo. Mal estamos si hay que empezar disparando al mensajero.
Me gustaría saber que ha hecho el cine español en genérico (ojo, ha habido, hay y habrá muy buenas películas, pero ya que el señor Guardans se mete en el jardín permitidme que le acompañe) para merecer el respeto reclamado, aparte de vivir de subvenciones (un sistema viciado desde la raíz y que –por supuesto- afrontará cambios mínimos, para que no se diga que no han tocado nada) y ofrecer productos puramente coyunturales. Repito: hay excepciones pero no son la norma. Lo diga Guardans, González Sinde o Zapatero.
Le preguntan al director del ICAA por el descenso de espectadores (hasta de un 25%) a las salas de cine y se descuelga con esto: “los datos de los productores prueban que hay más espectadores del cine español fuera que dentro”.
¿Dónde están esos datos? ¿quién los ha recopilado? ¿De quien hablan? Dudo mucho que ninguna película española que no vaya firmada por Almodóvar, Amenábar o –en menor medida- Isabel Coixet, Jaume Balagueró, Fernando Trueba o Alex de la Iglesia puedan presumir de tener más mercado exterior que interior. Eso no hay quien se lo crea señores. Si esos datos existen que los hagan públicos pero basta de divagar en base a informes/documentos que nadie ha visto y que son fácilmente manipulables.
Ahora resultará que al guiri le gusta más el cine español que a los que vivimos aquí porque ellos si que saben lo que es bueno.
Es que hay que joderse.
Y ya por último, por no hacerme eterno. “Hay españoles que miran con desprecio e indiferencia una Palma de Oro en Cannes o incluso una selección para un festival, o un Goya […] lo podemos denunciar”.
Pero vamos a ver, ¿y qué? Claro que hay muchos señores/as de a pie a los que no les importa nada los premios que tenga o deje de tener una película. ¿Desde cuando ha sido eso sinónimo de calidad o de ninguna otra cosa? A ver si ahora resultará que hemos de acudir en masa a todo el que pueda acreditar premio o mención en cualquier chiringuito (llámese Cannes, Venecia, Berlin o Cangas del Morrazo). Ahora resulta que el señor Guardans desconoce lo que trajina cualquier certamen de medio pelo, la política y los intereses creados detrás de muchos premios (que no de todos, menos mal).
Está muy bien ganar premios y cuanto más alto mejor, pero que tengamos que genuflexionar ante ellos…ya solo faltaría eso.
No, hija, no (que hubiera dicho el gran Ozores).
Lo dejo aquí, para no aburrir hasta a las ovejas.
Ya me disculparéis, me hago mayor y cada vez entiendo menos cosas.
T.G.
Tiene usted más razón que un santo.
A esta gente no se le ocurre otra forma de apoyar el cine español que culpando a la prensa -por su mala prensa- y al espectador -por no compartir los gustos de los directores-.
Cada vez que voy al cine, y confieso que cada vez menos porque se está convirtiendo en un lujo, me pienso muy mucho qué película ir a ver. Últimamente tiro más de videoclub, ya que si la película no me gusta o no alcanza las espectativas depositadas en ella, no me duelen tanto los 2,50 euros como los 7,00 del cine, por mucha pantalla grande que tenga.
Subvencionar películas no es la solución. Subvencionar las entradas -como van a hacer en unos días- tampoco. Apostar por un cine de calidad sí, pero supongo que es una tarea mucho más difícil
El problema de fondo es. ¿Hay alguien dispuesto a hacer una autocrítica sincera sobre su papel dentro del cine español? Y no, no me refiero a la prensa. Me refiero a los directores, guionistas, técnicos, productores, funcionarios, ejecutivos de las televisiones y un largo etcetera. A lo mejor resultaba muy interesante que las cosas que se dicen en círculos privados dentro de la profesión, se empezasén a confesar en foros públicos como el hecho de que las productoras se «autocompran» entradas para tener acceso a la famosa subvención de los 300.000 Eur del ICAA. O el hecho de que el 90% de las productoras no buscan producir una película para que se vea -llegue a los espectadores- sino porque es su «modo de vida» y la película, financiada entre teles y subvenciones, les da para «pasar el año». O el hecho de que haya otras productoras que se dedican a «poner el cazo» a cambio de dar acceso a esas televisiones y ministerios. De verdad, el problema del cine español no es la falta de espectadores. Es que se hace cine sin pensar en los espectadores. Directamente. Se hace cine para los «clientes» y los «clientes» a día de hoy son las teles -por obligación- y el Ministerio y las Autonomías -por terror a la revuelta que se armará el día que metan mano al tema de las subvenciones. ¿De verdad sería tan terrible redirigir esa industria a la ficción televisiva y pasar a producir 10/20 películas al año?
Dale Toni. No merecemos a estos servidores públicos que deciden reconvertirse en profesores y moralizadores de los ciudadanos. Les pagamos el sueldo para otras cosas, no para que intenten educarnos.
No lo envío a la horca porque eso debe ser delito. Pero desde luego no merece salir de galeras. ¿A santo de qué decide este señor que tiene que enseñarnos a los ciudadanos que le pagamos el sueldo qué debemos apreciar y qué no?
Otra vez a galeras. Y que reme haciendo el pino.