Queridos amigos y amigas,

Qué tal están? No les pregunto si va todo bien, porque -obviamente- la respuesta es ‘no’. Bueno, igual a alguno de ustedes todo le va bien y se siente en el cielo, pero seguro que la mayoría se encuentra en la contemplación del mismo fango en el que llevo arrastrándome ya unos meses. Lo sé, suena trágico. En realidad, siempre podría ser peor: podríamos estar en una prisión turca.

Les voy a contar hoy una pequeña turra que trata sobre dos series que he visto (las dos se estrenan pronto en España) y que tienen una base de nostalgia que es al mismo tiempo su núcleo fundacional. El problema es que las dos funcionan de forma muy distinta.

Vayamos al grano.

Empecemos por la primera: Walker, Texas ranger.

Seguramente, algunos/as no sabrán de qué cojones les hablo y otros/as estarán pensando en aquellos mediodías de verla en Telecinco todos los domingos, con más repeticiones de episodios de que Los Simpson.

Pues bueno, han hecho un remake. Lo sé, yo tampoco lo entiendo, pero así es la vida.

No nos engañemos, la serie de Chuck Norris ya era una cosa infumable, pero era infumable bien. Era tan absurda que tocaba la parodia y se tomaba tan en serio a sí misma que parecía una comedia. El tipo que hablaba con los espíritus y era colega de los indios y hacía llorar a las cebollas. Un mito.

Bueno, pues Norris ya está muy mayor, así que han cogido a otro tipo: un tal Jared Padalecki. Para los fans de Sobrenatural, era el hermano Winchester tonto. Uno era el tipo cool, de coche cool, con gustos musicales cool. El otro, el que no se enteraba de nada, ese era Jared Padalecki.

Pues este hombre, que tiene el carisma de medio paquete de galletas, ha asumido la misión de encabezar un remake de una serie infumable. No era una misión sencilla, pero tampoco difícil. Me explico: superar el original era fácil; lograr ser igual de irrelevante sin dejar de ser adictiva era muy complicado.

No consigue ninguna de las dos cosas: no supera al original porque no entiende el original. Y cuando empieza a coquetear con el drama, y dada la nula personalidad del actor a cargo, se hunde en la arena como una roca en el mar.

No hay más. Si se la hubieran tomado a coña o hubieran jugado al exceso, todo hubiera ido bien. Pues no.

Cuando se estrene, échenle un ojo: Walker, Texas ranger.

(Yo se lo he advertido).

La otra, que si me ha gustado (aunque sea boba y no se la crea nadie)

Se llama The equalizer y es un clásico televisivo británico. Una serie maravillosa.

Han hecho dos películas con Denzel Washington de protagonista que habré visto unas doscientas veces. Y ahora llega la serie, con Queen Latifah de protagonista.

El guion no tiene sentido, pero ella sí tiene carisma. La serie no es ninguna maravilla, pero es divertida, loca, está bien dirigida, los actores son correctos y sale el puto Chris Noth. El puto Chris Noth siempre lo mejora todo.

Por si no lo saben, The equalizer es ese personaje que te echa una mano cuando todo está jodido y parece que no vas a salir del lío. O sea, un personaje de ficción.

En resumen: mal Walker; bien The equalizer.

Y ahora me retiro a cenar alguna porquería que encuentre por la nevera.

Abrazos/as,

T.G.