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Qué mal me caes, Kevin Spacey

Amigas y amigos,

Lleva lloviendo desde primera hora de la mañana en uno de esos días en los que es maravilloso quedarse en casa y un poco menos maravilloso tener que ir a trabajar. Yo he tenido suerte y he podido quedarme en casa, algo que he agradecido sobremanera.

Hoy ha llegado a HBO-Max el documental (quizás sería más corrector decir la serie-documental) sobre Kevin Spacey. De momento, hay dos capítulos. Debo reconocer que me parece desconcertante esto de sacar un documental por entregas. Puedo entenderlo en la ficción por aquello de generar expectativas. Pero con un docu? No tiene ningún tipo de sentido.

En fin, será que soy muy mayor y no entiendo las nuevas tendencias audiovisuales.

No creo que haga falta explicar quién es Kevin Spacey, ganador de dos Oscar, inolvidable protagonista de Seven, American beauty o Sospechosos habituales. Un actorazo increíble… con un lado oscuro que no sé muy cómo calificar.

Cierto, al tío lo han absuelto recientemente de todas las acusaciones que pesaban sobre él por distintas denuncias por acoso sexual en el Reino Unido. Tampoco es menos cierto que las personas que aparecen en este documental no son personas que hubieran salido antes a la palestra: nueve de los testimonios son completamente nuevos y -que yo sepa- ninguno de ellos ha denunciado al actor. Por lo menos hasta ahora.

Lo que se dibuja en los dos capítulos que he podido ver hasta ahora es un terrorífico patrón de abuso de poder con obvias connotaciones sexuales con distintos actores a lo largo de su carrera. Me voy a ahorrar las descripciones porque si desean escuchar los detalles me parece lógico que sea por boca de sus protagonistas, las víctimas que cuentan historias a lo largo de tres décadas de abusos sexuales de distinta magnitud por parte de un tipo cuyo perfil encaja con el de un sádico que gusta de acorralar a hombres que están (siempre) por debajo de él en términos jerárquicos y que tienen miedo de que la estrella pueda aplastar sus carreras si no le siguen el juego.

No les voy a engañar: la serie se mira al principio con una mezcla de estupefacción y asco para al cabo de cuatro o cinco testimonios dejar la estupefacción a un lado y sentir solo asco. Asco absoluto y total.

Al menos me queda el consuelo de saber que este sociópata al que en Gran Bretaña dieron el título de Sir, está ahora fuera de juego y sin ningún proyecto a la vista. Está mal juzgar sin tener pruebas concluyentes, pero -francamente- me cuesta mucho pensar que tantas personas que no se conocen entre si expliquen exactamente lo mismo. La lógica me inclina a pensar que este señor lleva mucho tiempo haciendo todo tipo de burradas a un montón de personas.

Échenle un ojo a la serie (documental) si les interesa el tema.

Por otro lado, ya tienen (en Filmin y Movistar) la ganadora del Oscar a película internacional en la última edición de los premios: La zona de interés. Ya hablé en su momento de ella y ahora está disponible en casa: no tienen ninguna excusa para no verla.

Para que luego no digan que todo lo que les recomiendo es triste o deprimente, decirles que el martes de la semana que viene llega a HBO Max la segunda entrega de Dune. Es una obra maestra absoluta que debería verse en los cines, pero si tienen una tele grande y tres horas para pasarlo en grande, no se me ocurre un plan mejor.

Hala, abrazos. Sean buena gente.

TGR

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