Queridos y queridas,
Cómo están ustedes?
Más les vale estar bien, o tendré que perseguirles con mi lanzallamas casero.
Nací en 1971 y mi infancia transcurrió entre la depresión continua de Heidi y Marco, aunque la primera era más o menos feliz y el segundo arrastraba una tristeza que ni el pobre Ulises tratando de volver a casa. Ahora bien, hay dos series que marcaron mi vida de una forma irrevocable: el Comando G y Mazinger Z.
Si no saben de qué les hablo, porque son millenials (o algo peor) no es necesario que sigan leyendo, no van a entender un carajo. Si están sintiendo ustedes/as el inconfundible cosquilleo de la nostalgia, cojan mi mano y acompáñenme al infierno de los recuerdos. Si se sienten incómodos/as agarrando mi mano, limítense a seguirme.
Nunca intenté volver a ver nada del Comando G, probablemente porque aunque me gustaba, metido ya en la madurez y esas cosas, me daba todo bastante igual. Sin embargo, por mi cabeza aún corrían las aventuras de ese gigantesco robot japonés pilotado por Koji Kabuto. Lo reconozco: lo de puños fuera, lo de la robot Afrodita, lo de pechos fuera (no sé si eso sería políticamente correcto hoy en día), lo de los esfuerzos para que el bueno de Mazinger pudiera volar, lo del Dr. Inferno, lo del Barón Ashler y sus pintas de nativo de Chueca en los años 80… todo en esa serie me hacía vibrar como un cabronazo.
Así que (craso error) un día decidí que quería rememorar aquellos años en los que los niños hijos de perra de la escuela de maristas hijos de perra me hacían la vida imposible, años en los que me refugiaba en los comics de Spiderman y en los brazos de Mazinger.
Virgensanta, señoras y señores, qué desastre fue ver aquella cosa, aquellos dibujos desangelados, aquellos personajes de diálogos ridículos. Yo mismo aplasté mi infancia con una excavadora. Hay que ser gilipollas.
¿Y a qué viene esto? Se preguntarán si han llegado hasta aquí. Pues que este fin de semana he recuperado las cenizas de mi yo niño y las he soplado al viento, con alegría. ¿Y por qué? Porque han estrenado (de tapadillo y en cuatro cines) Mazinger Z: infinity. La película de Mazinger, hecha con gusto, respetando el clásico, pero con un maravilloso trabajo de animación anclado en el espíritu de la vieja escuela.
No hay mucho secreto en el guión: el doctor Inferno vuelve por sus fueros y nuestros héroes recurren a Mazinger para devolver al balance al universo.
Me lo pasé pipa, reí, disfruté y si tuviera hijos (menos mal que la providencia no lo ha permitido) llevaría a verle la peli, porque se lo pasaría tan bien como yo.
No sé si tienen a mano algún cine en el que la proyecten, corran a verla. Si les pilla lejos, esperen a que salgue en blu-ray, plataformas digitales o lo que sea. Pero –por el amor del Altísimo- no se la pierdan.
Especialmente –si como yo- cometieron el error de volver la vista atrás buscando reencontrarse con un recuerdo inexistente.
Hala, abrazos/as,
T.G.
“Comando G, comando G
Siempre alerta está…”
Solo me acuerdo de la canción. De los puños y pechos voladores también pero de poco más. Quizás veamos la película y rescate algo más.
Saludos.
Pues mire, ayer mismo acabe de ver Marco. Los 52 capitulos. Cosas de querer ponerle a la descendencia las cosas con las que uno se crio, para ver si sale algo parecido a un mini-yo.
Marco. Que puto desgraciado. En serio. Que cosa mas depresiva. Desde la cancion inicial, al desarrollo de la serie. Hoy dia, desde luego, estaria prohibidisima (politicamente incorrecta):
– Un ninyo el cual es pegado por su hermano mayor
– Le dan vino en las comidas y lo acepta sin problemas
– Es obligado a trabajar (explotacion infantil)
– Lo emborrachan en un barco
– La evidente tension sexual entre Marco y Fiorina
Por lo demas, la serie es fantastica. No es para ninyos, eso si. No se si le habre criado un trauma a mi retonyo.
Y lo olvidaba, la mitica conversacion con la monja…
– Mi mama se va a morir?
– Si
Hala! No se va a marchar, ni va a ir al cielo ni nada. SE VA A MORIR. Joder, que formas de educar a un infante de 8 anyos!
@ tegé: intenté ver un día miami vice y en el primer capítulo tuve que parar. así que ni me planteo lo de mazinger, prefiero recordarla en esa tv elbe con antena de cuernos
@ slayer: jajajja
a mi lo de alcoholizar a los niños me parece bien, para estupor de las madres coraje con mechas rubias y SUV. soy de esos a los que les daban quina con huevo para merendar en la españa rural de los 70, y aquí sigo
Yo era un avanzado rebelde de mis tiempos, mientras 6 de mis 8 hermanos se tragaban Marco ó Heidi (la mayor era la ayudante oficial de mi madre para recoger la cocina), yo pedía permiso para irme a la perrera con los perros, no soportaba aquel niño llorón.
Mamá ocupada, Papá en la siesta de sofá.
Así fué que durante un capítulo de Marco desmonté en compañía de los perros de caza y dentro de su perrera el fantástico tomavistas de Super 8 de mi padre. Esa misma mañana había escuchado que estaba averiado. Y obviamente continuo averiado, eso sí, se ahorraron el coste del desmontaje. Un día le preguntaré si compró otro nuevo.
Con Mazinger fue diferente. Esos ratos de inacción donde el dibujo permanecía fijo, que horror. En esa época sometí a suplicio una cámara de fotos de la comunión de un hermano. En otra ocasión (pero no recuerdo que serie ponían) durante uno de los capítulos desmonté algunos cartuchos de perdigones y e hice un reguero con pólvora y gasolina, Me pillaron cuando pedí cerillas a mi abuela en la casa de al lado.
Y a partir de ahí no solo me tocó estar dentro de casa en ese rato sino que además me pusieron a mis 2 hermanos mayores de guardianes.
Durante ese castigo descubrí que en la habitación de mis padres existía el Interviú.
Que tiempos!
@5,
«no soportaba aquel niño llorón»
Marco tiene mas guevos que vd., yo, y todos los que escribamos aqui juntos. La escena donde se le muere la burra y el cabronazo se patea el camino que le queda, bajo una nevada de la hostia, al borde de la hipotermia, y con un pie inflamado, es digna de Chuck Norris.
Buffff.
Re-visionar nuestros mitos de niñez/juventud es un GRAN riesgo.
Con dibujos no me he atrevido, y la única que podría tener en el bombo es Bola de Dragón, los primeros capítulos, ese KA-ME-HA-ME destructor… Para cosas anteriores tengo mala memoria, así que ni la nostalgia me dice especialmente nada.
A mí me ha pasado con películas, que en su día vi un montón de veces y que me hicieron reír sin freno… así que recuerde del tirón:
Ford Fairlane (tanto gilipollas, y tan pocas balas)
Top secret
Pero bueno. A veces hay que arriesgarse.
Saludos!
@6 Slayer, «no soportaba aquel niño llorón» soportaba, hay que ver las cosas en su momento y yo tenía unos 10 años, el mundo tenía mil cosas mas interesantes que la tele.
De hecho ya había leído el cuento original de Edmundo de Amicis. Toda la obra original daría para 2 capítulos de la serie.
Saludos