Buenas,
ya ven, esta vez no han tenido que esperar seis meses.
Mientras escribo estas líneas, seguimos con la cantarela de las elecciones. Yo he decidido que me llevaré tres o cuatro sobres: uno para estas elecciones y los demás para las siguientes. Que los guarden y alguien -en mi nombre- los meta en la urna cuando toque.
Ayer vi Nice guys (no recuerdo cuál fue el título en España), que se me había escapado en su momento. Ya saben, Russell Crowe y Ryan Gosling interpretando a un matón y a un detective, respectivamente, que -casualidades de la vida- se unen para investigar la desaparición de una actriz porno.
No es solo que la película sea entretenida (que lo es) sino que hace mucho tiempo que no me reía tanto en el cine. Crowe y Gosling son una pareja descomunal y algunos de los gags (como el de Gosling cayéndose por una colina) resultan tan efectivos que parece imposible que su director, Shane Black, se haya pasado tropiecentos años sin dirigir. A Black se le conoce por aquella maravilla llamada Kiss kiss bang bang (si no la han visto, ya tardan) y por sus guiones para la saga de Arma letal. El tipo ha vuelto a lo grande y yo me alegro.
También me lo pasé pipa con la última entrega de Star trek, que promete justo lo que da: dos horas de despiporre visual. El director, Justin Lin, fue el responsable de la séptima parte de Fast & Furious, que -aunque me cueste decirlo- era estupenda.
Lo cierto es que el cine de este verano no ha sido nada del otro mundo (qué grotescas decepciones fueron Escuadrón suicida y Los cazafantasmas), así que me he dedicado a ver series y a leer libros. En el primer apartado, Stranger things (de Netflix) ha sido lo mejor de la canícula, una serie que homenajea a ET, Los goonies, el cine de John Carpenter, Spielberg y a todo ese movimiento ochentero que tanto gusta a los de mi generación. Si tienen netflix o son ustedes unos piratas, ya saben.
Por otro lado, también estoy disfrutando la segunda temporada de Mr Robot. La primera me pareció absolutamente magnífica y esta segunda no le va a la zaga: hackers, un yonqui superdotado y un grupo de anarquistas dispuestos a rendir pleitesía al caos como sistema político ideal.
Y ya si quieren completar el lote, busquen Superstore (en Estados Unidos la emite Hulu, aquí… nadie) y Ballers (en España Movistar +, si no recuerdo mal), dos series cojonudas con acento en la comedia.
No les digo nada del cine español, porque no hay nada que decir, pero tengo muchas esperanzas puestas en Un monstruo viene a verme, de J Bayona.
Veremos.
Abrazos/as,
T.G.
Feliz de su regreso como una cabrilla negra
Quedo a la espera de sus recomendaciones literarias. Las del verano pasado fueron magníficas, especialmente Soy Pilgrim.
Un saludo
Otro a la espera de las literarias, magníficos aportes la temporada pasada, Soy Pilgrim genial…
¿Elecciones? ¿Qué elecciones? Si el legislativo no sirve para legislar y no llega a haber ejecutivo, lo siento mucho, pero es que el sistema en que este órgano emana de aquel es erróneo. O, como alternativa para torpes, que da libertad para negociar a los que no pretenden hacerlo.
Carpenter y su crítica a quienes subvierten la democracia y el libre mercado.
Pero algunos en los 80 éramos más de Brooks que de Spielberg. E.T. no me impresionó y la lista de Schindler no me contó nada que no hubiera leído 20 años antes. Así que lloratinas las justas.
Yo reservo mis lágrimas para quienes se me van yendo, que falta me hacen. Por eso prefiero a Brooks: Hacer reír es mucho más complicado.
«Dos buenos tipos» (nice guys) en general es mala. Russell y Gosling salvan la película e incluso alguna escena es divertida pero en su conjunto no tiene ritmo, el guión parece que esté escrito a brochazos y el montaje lo hayan hecho con una Turmix™. El concepto no es muy diferente a «Superdetective en Hollywood» o la propia saga de «Arma Letal», pero milagrosamente aquellas películas funcionaban muy bien.
Creo que si la hubiese rodado yo, habría salido algo parecido.