Señores y señoras,
¿Cómo están ustedes?
Por suerte, cuando lean estas líneas, ya estará a punto de acabarse el mundial y empezaremos de nuevo con la liga y luego la Champions league y la Copa del Rey y la Supercopa de Europa y la de España y la madre que me parió.
Sobre todo, que no tengamos tiempo de distraernos y eso.
Además, en verano tenemos la suerte de disfrutar de esos apasionantes anuncios de cerveza: los pijos de la cala de Estrella Damm, los mamarrachos del famoseo de Mahou, los músicos de pega de San Miguel, los cretinos de Cruzcampo… Seguramente por eso, la única cerveza que me apetece beber es la Estrella Galicia. Y la Moritz.
Cualquiera que no me diga que, bebiendo una cerveza, me van a rodear un montón de hipsters vestidos como si acabaran de salir de un garito de Brooklyn. Si eso es así, yo prefiero beber vino, que debe ser menos cool, pero –sin duda– es más agradable.
En fin, vayamos al tema, que esta semana hay madera que cortar.
En primer lugar, Borgman.
Esta es una de las películas más raras (por original) que se podrá ver en España este año. Es la historia de un tipo que pertenece a un grupo de vagabundos (casi una tribu) que es asediado por las fuerzas vivas de no se sabe muy bien dónde. Uno de los vagabundos consigue huir y busca refugio en la primera casa que le parece bien. Se planta en la puerta y les pide a la pareja que le abre si les molestaría que se diese un baño.
Hasta aquí podría parecer (relativamente) convencional, pero no.
La irrupción de este personaje, bohemio, trotamundos y completamente loco, en la vida de dos personas “normales” tendrá consecuencias tremebundas. Muy tremebundas.
No me gustaría contarles demasiado porque lo bueno de Borgman es que es absolutamente imprevisible, incluso si uno ha visto mucho cine, siempre que alguien no la destripe antes como podría hacer yo ahora mismo.
Lo único que quiero decirles es que, si desean ver algo distinto, que les deje descolocados, esta es su oportunidad.
Lo segundo de lo que quiero hablarles es Ahora y siempre, una película sobre una chica con cáncer. Es tan maniquea, manipuladora, barata y sentimentaloide que dan ganas de acercarse a la cabina y destruir el proyector a hachazos. Es curioso comparar esta película con Bajo la misma estrella: donde una era delicada y emotiva, esta es fácil y sensiblera. Lo peor es que, pudiendo ser un filme sobre lo jodido que es convivir con la sombra de la muerte cuando ni siquiera eres lo suficientemente adulto como para decir que has vivido, acabe convirtiéndose en un hediondo telefilme que explota el dolor de su protagonista para restregarnos por la cara que el cáncer es muy malo. Oiga, ya lo sabemos, y no hace falta que encienda el ventilador. Memo.
El tercero es un producto simpaticote con la presencia de nuestro buen amigo, Arnold Schwarzenegger: Sabotaje. El guión es lo de menos, lo importante es que se reparten hostias a diestro y siniestro y que Arnold maneja una ametralladora con cada mano, como debe ser. Naturalmente, ganan los buenos.
No esperen ninguna obra magna porque aquí de lo que se trata es de distraernos. Si usted es un yonqui de la acción no dude de que esta es su película. Si es usted un yonqui de otra cosa, ya sabe “pasapalabra”.
Y para terminar, dos cosas:
La española, La cueva. Una película de terror, bastante digna, que se ha remontado y rodado dos veces, porque el productor no estaba conforme con el resultado inicial. Si han visto The descent (magnífica, apabullante película de horror), ésta es más o menos lo mismo, pero sin monstruitos. Es claustrofóbica y tiene una idea inicial interesante: no es un ninguna obra maestra pero se ve con agrado (aun siendo de un mal rollo bastante intensito). Tampoco hay que pedirle mucho más.
Y por último, porque hay que mencionarla: El abuelo que saltó por la ventana y se largó, una adaptación de la obra homónima de ese famoso escritor nórdico que tanto vende en nuestro país. Es un señor que a punto de cumplir los 100 años decide fugarse de la residencia donde vive para ver mundo.
El libro me importó un pito y la película es bastante peor que el libro.
Me explico, ¿no?
Abrazos/as,
T.G.