Queridos y queridas,
Qué tal andan?
Acabo de volver de Estambul, un sitio al que hacía años que no iba y que ha experimentado un cambio tan brutal que me habría quedado allí un rato a vivir allí. Tampoco demasiado, porque hay ciertos factores socio-políticos que no disfrutaría demasiado a medio o largo plazo. A pesar de esos factores, les aconsejo vehementemente que visiten la ciudad: es una maravilla.
Hoy al llegar he contemplado con tristeza la última entrega de The last of us, una de esas series que pasan en contadas ocasiones a lo largo del tiempo y que te convencen de que la televisión puede ser algo tremendamente poderoso para contar historias. Si no la han visto, por cualquier motivo, háganse un favor y dediquen este fin de semana a gozar de uno de los mejores shows de este año o de cualquier otro.
Y ahora, hablemos de la película que puede cambiar sus vidas. O igual no las cambia pero les hará olvidar sus penas (ojalá no tengan ninguna, pero por si acaso) durante la hora y media que dura. Me adelanto a su estreno en España, que no se va a producir hasta el 5 de abril de este mismo año, porque quiero que se apunten la fecha en su calendario, en rotulador rojo.
Estoy hablando de Oso vicioso.
Sí, no me lo he inventado. Así se llama la película.
La historia real en la que se basa, cuenta las últimas horas de un oso que encontró en el bosque la carga que unos traficantes habían soltado desde un avión. En la citada carga, el animal encontró un gran cargamento de cocaína, que procedió a comerse.
Se calcula que el pobre oso ingirió, gramo arriba, gramo abajo, un kilo de cocaína. Después, se dedico a atacar a todo lo que se encontró en su camino, hasta que seis horas después, el pobre animal explotó. La historia da para una comedia, aunque seguro que al oso no le pareció nada graciosa. He puesto seis horas porque lo he leído en alguna parte, pero me cuesta creer que cualquier cosa con patas se trague un kilo de cocaína y consiga seguir vivo durante más de cinco minutos.
La película (obviamente) es una astracanada, absolutamente desquiciada, que explica la historia del oso en cuestión. El tono es tan punk, que hasta hay un momento en el que el animal habla. No es un spoiler porque hay tantas locuras durante el metraje, que lo del oso hablando es la menor de las cosas a las que se dedica.
Además, el reparto acompaña, todo el mundo está como las maracas de Machín y es difícil que no no sufra ataques de risa viendo tal chaladura. Básicamente, es lo mismo que pasó en realidad aunque en realidad no se parezca en nada a lo que pasó.
No sé si me explico.
Extremadamente recomendable: apúntenla en la agenda.
La otra cosa interesante esta semana es un documental de Netflix llamado Money shot: the Pornhub history. Aquí la han titulado, ‘Hasta el fondo’. No me pregunten por qué o quién ha titulado así la pieza, pero el responsable tampoco estaba muy fino.
Money shot tiene un problema muy gordo, pero también diversas virtudes: la mayor es que consigue dar voz a todo el mundon en un asunto muy delicado.
El problema es el mismo: la obsesión por darle voz a todo el mundo acaba desdibujando sin remedio el propósito del propio documental. Es imposible saber cuál es la tesis del mismo o qué demonios quiere explicarnos. Así, aunque formalmente es impecable, no conseguí averiguar para qué querían hacerlo, pero como tiene una factura impecable y aporta algunos datos valiosos, sigue siendo interesante.
Y hasta aquí.
Voy a ponerme otro capítulo de Yellowstone.
Abrazos, y buen fin de semana.
T.G.R.