El otro día, y aprovechando que el euro está en auge y el dólar a la baja (a ver cuanto dura), hice una pequeña compra en amazon y por poco más de ochenta dólares me compré siete películas (todo novedades). Igualito que en España vamos.
(Podría alguien explicarle esto, por favor, a la nueva y flamante ministra, de la que aun espero una declaración de intenciones y de la que –de momento- hemos obtenido un nuevo corte de pelo y un estilismo muy logrado)
Una de las películas que adquirí, y que me había saltado en su momento, fue Appaloosa, el western dirigido por Ed Harris y protagonizado por Viggo Mortensen y el propio Harris. Os confieso que a mi el género, “las pelis del oeste” como solíamos decir antes de americanizarnos hasta las trancas, me tiene subyugado: en cuanto empiezo a ver praderas, winchesters, tios con pistolas al cinto, sombreros, salones abarrotados, heno que arrastra el viento, abrigos largos de forajido, caballos al galope o la diligencia me es imposible apartar la mirada.
No por nada las primeras road-movies (sin carreteras, ni coches) fueron esas largas cabalgadas hacía el oeste infinito, ya fueran de un tipo huyendo de la justicia o de una familia en busca de la estabilidad en tierras vírgenes o hasta de un trío de pistoleros de camino a un pueblucho gobernado por un despreciable sheriff.
Lo confieso: me chifla el western y Appaloosa, aunque sin entusiasmos, me ha despertado otra vez el hambre del far west.
Así que, aparte de escribir este post, he pasado un fin de semana magnífico: Los siete magníficos, Río Bravo, El dorado, Los cuatro hijos de Katie Elder, Grupo Salvaje, El jinete pálido, Sin perdón, Quien mató a Liberty Balance? y Fort Apache. Os lo creáis o no me las he tragado todas y cada una, y para rematar, el domingo –ya de madrugada- me vi Silverado.
De todos los ámbitos del mundo del cine que entran por derecho propio en la leyenda el western es sin duda el que más se lo ha merecido: no hay otra época en la historia del mundo que haya generado tal volumen de imágenes y que haya entrado a formar parte de nuestras vidas e influido en tantas y tantos. Puedo estar equivocado, por supuesto, pero esas tardes de sábado donde uno viajaba a tierras lejanas a través de la tele me parecen de los mejores recuerdos de mi niñez. Y seguramente no soy el único.
Naturalmente, y como sucede con casi todas las cosas buenas, el género yace en la cama, en estado semi-comatoso, y solo se levanta cuando algún grande (léase Eastwood) decide sacarlo a pasear, aunque fuere únicamente para reverdecer viejos laureles.
El último gran western que me metí entre pecho y espalda fue Open range, con Kevin Costner, que es un tipo de quien al menos se puede decir que siente un gran respeto por el lejano oeste, que lo mastica y lo palpa. He visto la película una docena de veces y sigo sintiendo que en cada plano se esconde algo que he visto muchas veces antes, en los clásicos, y espero ver aparecer a John Wayne o a Robert Mitchum (cojeando) con la frase justa, siempre a punto. Encima sale Robert Duvall. Como para ponerle pegas.
Hay en este blog algún fan de “las del oeste”? Alguien echa de menos a los pistoleros de Dodge, Tombstone o Wichita? Soy el último adicto al western del planeta?
Vosotros/as diréis…
T.G.
P.D.: Almodóvar sigue dale que te pego…él sabrá.
«‘las pelis del oeste’ como solíamos decir antes de americanizarnos hasta las trancas»
En Uruguay, la generación de mis padres las llamaban «películas de cobói» («cowboy» criollizado). «De vaqueros» no queda mal.
¡Yo, yo! Yo soy fan de las «vaqueradas».
Precisamente tengo grabada «Unforgiven» (no pongo el título original por snob, sino porque la tengo en versión original; de hecho, sólo miro versiones originales) en mi aparato de TDT, a la espera de poder convencer a mi mujer para que la veamos juntos: le encanta el oeste americano, se pasó años obsesionada con ir a Monument Valley (hasta que fuimos por fin este pasado Abril)… ¡y odia las pelis de vaqueros! ¿Ustedes lo entienden?
Appaloosa no la he visto, pero me tiene buena pinta. Concuerdo en lo que dices de Costner: me gusta bastante su Wyatt Earp, pero no tanto como el Gunfight in OK Corral «original» (si se le puede llamar así, que pelis de OK Corral hay docenas), de Douglas y Lancaster (¿recuerdan el Kirikikí Duglas de Lucas Grijander?).
De las otras películas que mencionas, no recuerdo muy bien Fort Apache (me gusta más el subgénero «cowboys» que las de la caballería), aunque seguro que la he visto; de las demás, aunque me encanta Clint, soy más del Duke.
Les dejo esto de True Grit, (http://www.youtube.com/watch?v=i3AX4nw6JDg); aunque no sea su mejor película, True Grit le dio finalmente el Oscar a John Wayne, disparando aquí a dos manos y con las riendas en la boca, en uno de los tiroteos más míticos de la historia del cine.
Yo he sido y soy fan del Western. Sobre todo de los de Hawks (Rio Rojo, El Dorado, Río Bravo) pero también de los de Eastwood (El jinete Pálido, Sin Perdón) y, desde luego, de las «macarradas» de Peckinpah. Pero, en general, hay un montón de ellos mi memoria asocia a las tardes de los sábados y a mis desesperados intentos por recrear la trama con los Clicks de Playmobil. Sí, definitivamente, cuando dejamos de ver Western y de jugar con los clicks, estaba claro que nos convertimos en adolescentes…
Un saludo y enhorabuena por el blog.
El hombre que mató a Liberty Valance… un John Wayne crepuscular, enfermo ya del cáncer que se lo llevó por delante, cuánto de real hay en esa película: qué buena, qué triste. Una de las mejores del género.
Y unforgiven es sencillamente magistral.
JM