Esto de los blogs es como la vida misma: hay días en los que uno tiene claro lo que va a hacer, donde va a ir, con quien va a encontrarse. Otros días en cambio uno no tiene claro nada de nada. A mi me pasa con este blog. A veces veo claro el tema, porque clama al cielo que tengo que hablar de eso, la famosa vocecita interior me obliga a ello. Otras veces tengo que improvisar y amigos, eso se nota: porque -no me duele admitirlo- la cosa flojea.

Hoy me siento seguro (que diría Casillas) y eso es porque el tema de hoy está más claro que el agua: una amiga australiana me llamó el domingo para hablarme de un documental que está causando furor en Australia y sabiendo (como sabe) que soy un freak de mucho cuidado decidió mantenerme informado. Bueno, al grano: la pieza en cuestión se llama Love the beast y está producido, escrito y dirigido por Eric Bana (ese pedazo de actor que hemos visto en películas Black Hawk Down, Munich o Chopper).

El documental trata del amor (él se atreve a llamarlo «obsesión») de este actor por su coche, en el año en que se cumple un cuarto de siglo de su romance con el Ford GT Falcon Coupe y de su historia común.

El señor Bana resulta ser un chalado de tomo y lomo que se lleva su coche y a tres amigachos al Targa Tasmania Rally, donde consigue -ojo- cargarse el coche. O eso dicen.

El trailer, que os he pegado más arriba, me parece fabuloso. No nos engañemos, Australia debe ser un lugar fabuloso para conducir (si alguien la ha catado ya tarda en pronunciarse).

¿Veremos algún día esta película aquí? Lo dudo. ¿Saldrá en dvd? Lo dudo. ¿Habrá que bajársela de internet o ir a Australia a comprársela? Mucho me temo que si, que si a lo primero. Si alguien quiere hacer lo segundo allá él/ella. Aquí no prohibimos nada.

Naturalmente que el amigo Bana haya dedicado tres años a este documental ha sido posible porque el hombre tiene unos ahorrillos y es una celebridad, ¿lo tenemos claro, no?. Y es que no hay nada mejor que gastarse la pasta en lo que nos gusta, lo que nos gusta de verdad.

Y llegados a este punto os pregunto: ¿cual fue vuestro primer amor a las cuatro ruedas? ¿A que coche rendís pleitesía?

Yo debo decir que aun huelo la tapicería del Seat Supermirafiori cuando mi padre fue a buscarlo al concesionario… me hago mayor chavales.

Espero vuestras respuestas,

T.G.