Señores y señoras,
Perdonen mi ausencia, más extensa que de costumbre, entre mi perro y mi padre (quizás debería poner a mi padre en primer lugar para no herir a los políticamente correctos) no doy para más. Cuando no estoy levantándome a las seis de la mañana para sacar al perrete estoy en el hospital vestido de astronauta.
Mi perro bien, gracias. Parece que progresa adecuadamente y más allá de haber practicado unas reformas en paredes y muebles (creo que de mayor va a ser interiorista) el cachorro mantiene su ritmo de deposiciones y mingitaciones y cada vez expulsa un volumen mayor tanto de sólidos como de líquidos. Una alegría, vamos.
Mi padre, menos. Cuando no es una cosa es otra, un día la pierna y otra la mano, un mes el hígado y al siguiente el riñón, un día un virus y al siguiente tres transfusiones. Es como un vademécum, toma todos los medicamentos conocidos por el hombre y algunos más que aún no se han inventado.
Del estado de mi progenitor hablé el otro día con un facultativo y necesitaría su ayuda para tratar –entre todos/as- de descifrar sus palabras.
-¿Qué tal está mi padre?
-Pues su padre está para que le demos el alta pero en su estado no podemos dejarle marchar.
Analicemos la frase: “Su padre está para que le demos el alta pero en su estado no podemos dejarle marchar”.
En primer lugar, se me da una alegría, porque el médico dice que le van a dar el alta, y a un paciente le dan el alta cuando puede irse a su casa porque está mejor. El problema es el ‘pero’ posterior: “en su estado no podemos dejarle marchar”.
Es decir, que está para darle el alta (mejor) pero no pueden dejarle marchar (peor).
Insistí.
-No le entiendo doctor.
-Que está ya para darle el alta pero, claro, en su estado no puede irse.
El médico, un señor cuyo nombre no recuerdo y con un peinado estilo Anasagasti (es calvo, se deja crecer los pelos de los lados y se los pasa cuidadosamente de un lado a otro de la cabeza con la esperanza de que si le ves muy de lejos digas “oh, mira que bien le quedan esos cuatro pelos al señor calvo”. Ojo, que yo no tengo nada contra los calvos, yo mismo tengo una bonita coronilla que se me broncea rápidamente y me confiere un aspecto sexy a la par que inquietante) desafiaba mi lógica, así que intenté quebrar su argumentación.
-Lo que quiere decir es que no puede abandonar el hospital porque aún no está recuperado?
-Exacto.
-Pero entonces no está para que le den el alta.
-Visto así no, claro.
-¿Desde qué punto de vista sería posible darle el alta?
-Yo se la podría dar si queréis.
-Pero él no está para que le den el alta.
-Yo creo que no.
En ese preciso momento entendí que estaba cayendo en una emboscada. Había dado con un cubo de Rubik y podía tardar horas en hacer que todas las caras coincidiesen así que me retiré discretamente antes de que él intentara arrastrarme a los abismos de las conversaciones delirantes y se nos hiciera de noche.
Opte por la mejor solución posible, la más viable y la mejor:
Llamé a mi hermana.
-Deberías hablar con el medico de papá, creo que quiere decirnos algo pero cuando he llegado ya se había ido.
Con un poco de suerte, mi hermana llegaría allí con mi cuñado y entonces sería el médico el que se vería arrastrado a una conversación infernal en el que el marido de mi hermana usaría un gigantesco Smartphone del tamaño de Vigo para ir buscando cosas en google mientras hablaba con él mientras le daba consejos para recuperar el pelo y le pedía permiso para visitar a algunos de sus pacientes.
No sé si les he contado que mi cuñado fue a la Rivera maya y tanto él como mi hermana me aseguraron que un día en el bosque todos los animales de la zona (TODOS) se acercaron a saludarle a ÉL. Él levantó las manos y los animales se relajaron y los acarició uno a uno, primero el ciervo, luego la ardilla y así. Sin que ningún animal se pusiera celoso, ni hubiera peleas de ningún tipo. Luego dijo: “Marchad”. Y los animales se fueron a sus guaridas.
Me lo contó en una cena de navidad cuando mi madre (en paz descanse) aún estaba viva mientras nos enseñaba el gesto que había hecho con las manos para dominar a la fauna. Le dije que quizás debería construir un arca.
Como de costumbre, no le gustó mi broma.
(En mi defensa debo decir que iba bebido. Yo, se entiende).
Abrazos/as,
T.G.
P.D.: otro día que no hablo de cine…
Sólo escribo para desearle mucho ánimo. Me gustaría que considerara este blog como un pequeño refugio personal donde pueda escribir de lo que mejor le venga. Y para ello tiene todo mi cariño.
Además, sugiere estupendas películas (Warrior, Seguridad no Garantizada…). Y por ello tiene todo mi respeto
En primer lugar, como bien dicen, muchos ánimos.
En segundo lugar no me gusta la gente que habla mucho sin decir nada, sobretodo en temas importantes (como es el caso del médico de su padre).
Y finalmente, y no por ello menos importante (todo lo contrario), me aterroriza pensar que algún día pueda tener que enfrentarme a una comida familiar sobrio.
Un abrazo.
Comparta una foto de su cuñado para que podamos chopearla.
Hola:
En primer lugar lo inserbible, mucho ánimo, inserbible porque creo que en estas situaciones da igual lo que podamos decir terceros que además ni somos conocidos.
En segundo lugar, es VD. un maldito genio con las palabras. Siga, siga dejándolas caer. Yo querría escribir así y contar las cosas como las cuenta VD. es capaz de describir la mayor putada del mundo y sacarnos sonrisas aquí y allí.
Salud.
Acabo de cometer unas faltas terroríficas! qué mala es la mañana. Sí, ya me fustigo yo. Debería ser posible editar.
aaaaaaaayyyyy!
En primer lugar, darle muchos ánimos.
En segundo lugar, no intente entender al médico de su padre. Es un esfuerzo inútil, como intentar leerse las condiciones de uso de un software, entender la web de Ryanair o desentrañar las siete etiquetas que llevan los calzoncillos del Carrefour (¡¡Siete!! Lo juro.) A los médicos les enseñan medicina (con suerte) pero nadie les enseña a comunicarse con sus semejantes. Hay algunos que lo hacen de maravilla, otros peor y algunos fatal pero no es culpa suya. Simplemente, él que diseñó el plan de estudios de la carrera consideró, como House, que «ver pacientes es un inconveniente a la hora de tratar enfermedades».
Mucho ánimo.
Ay, lo siento de veras, por su padre y por ud. Esperemos que ya que todo es tan surrealista, de un giro inesperado para bien.
Coincido con J.c en que a pesar de las circunstancias nos hace reír mucho con la forma que tiene de contar las cosas. Las anécdotas de s cuñado son muy graciosas.
En fin, lo dicho, ánimo.
Pd: hemos visto bastantes películas recomendadas aquí y hemos flipado. Principalmente con Mad max y la de it follows.
Nunca había comentado en este espacio. Sólo decir que me ha hecho mucha gracia lo del cuñado, y bueno, con respecto a lo de su padre, muchísimos ánimos.
He resuelto el acertijo: ¡su cuñado se llama Ra-Amón!
El verdadero nombre del cuñao es Mark Singer (sísí el de V), y su hermana es Tanya Roberts. Vayan al imdb y aten cabos…
Su cuñado ha visto Mundo Jurásico y le ha dado una lección. A su lado, César Millán es un aficionado.
En mi opinión, el médico quería decir que su padre no está mal, pero tienen miedo de dejarle ir porque aun está delicado. No la pague con los médicos, que están sometidos a mucha presión y tienen un trabajo complicado. ¡Múcho ánimo!
El párrafo del cuñado es para enmarcar, en serio. Hacía eones que no me reía tanto. No se extrañe si empieza a hacer curaciones por imposición de esa mano sagrada que tiene…
¡Grande su cuñado!.
Hombre, yo creo que el médico le decía que su padre está, en principio, fuera de peligro, pero aún demasiado débil como para salir, y que le pueda dar cualquier jamacuco.
Yo creo que son buenas noticias, hombre, que ya se las merece usted, que bastante ha pasado.
Lo del perrete, un gran amigo. Le guardará a usted fidelidad siempre.
Además igual gracias a él, liga usted y todo. Ya sabe, cada día, un paseíto por el magnífico parque central que hay en su (nuestra) localidad, y ale, a acercarse con disimulo (y aviesas intenciones) a las treintañeras con perrito.
Me parece muy bien que @12 y @13 sean capaces de deducir lo que quiere deducir lo que dice el médico bucle (digno de un episodio de Monty Python). Pero a una persona que fue capaz de finalizar semejante carrera lo mínimo que se le puede pedir es un poco de coherencia en el lenguaje verbal (que se le entienda la letra a un médico ya lo dejamos para los peregrinajes a Lourdes o Fátima).
Por cierto, su cuñado seguramente acaba interiorizando sus historias de tal manera que se las cree. Conozco ese tipo de gente.
He creído estar leyendo el guión de un episodio de «Family guy», de visita médica. Por eso me gusta la serie, por su autenticidad al reflejar lo peor y lo aún peor del género humano. Es decir, lo tonto y lo malo.
Sobre el perro, se lo han regalado en mal momento. Porque si está con su padre en el hospital no puede estar con el perro. Y el perro, al ser un cachorro, necesita educación. Además, quedarse solo en casa no es lo mejor para un animal social. De ahí que su ansiedad le lleve a esa «redecoración» que dice Ud.
De todas formas, si no recuerdo mal, Ud. viaja por trabajo. Y no sé la compatibilidad entre esas necesidades profesionales y hacerse responsable de una criatura tan dependiente como un perro.