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Mátalos a todos y que Dios escoja

Amigas  y amigos,

Vieron el debate de esta semana? Yo sí.

Hasta aquí mi comentario político. Solo diré que algunos de los participantes en el mismo tienen el mismo carisma que un geranio.

Vamos al grano.

Hoy se estrena en Netflix la secuela de Bird box, que es aquella película de Netflix en la que Sandra Bullock oye con sus hijos de unos seres con los que no se puede establecer contacto visual: si uno los mira directamente se suicida acto seguido.

No estaba mal la premisa, alimentada por el hecho de que uno nunca ve a los bichos. Solo se sugiere su presencia, lo cual no creo que sea una mala decisión. La película empieza bien, pero se va apagando como la propia civilización. También es cierto que Bullock está estupenda y que arrastra la película en sus hombros, pero el guion llega donde llega, que es una cosa que sucede a menudo con este tipo de películas apocalípticas: el Apocalípsis está muy bien y es entretenido ver ciudades yéndose a tomar por culo, pero cuando se trata de acompañar a los supervivientes a alguna parte, la cosa cambia.

Por supuesto, hay excepciones a esta norma. The last of us o Station eleven serían dos series que consiguen trascender su premisa con guiones magníficos y repartos de lujo. Las tienen las dos en HBO por si gustan.

Esta secuela, aunque en realidad sucede en paralelo a la anterior, muestra la misma destrucción que el original, pero todo pasa en Barcelona. Lo de observar un paisaje familiar moldeado por las garras del caos siempre resulta atractivo. Un servidor, siendo barcelonés siente cierto cosquilleo cuando ve calles por la que pasea a menudo, completamente destruidas. Es un cosquilleo morboso, todo hay que decirlo. Como si los extraterrestres atacaran tu casa.

La han dirigido dos tipos con buena mano para la cámara y que ya habían mostrado la Ciudad condal hecha un asco, en aquella película llamada Los últimos días. En la que una epidemia de agorafobia que no se sabía de dónde coño había salido, dejaba a todo el mundo encerrado en casa de por vida. La película no estaba mal, aunque el final era una memez. Pero bueno, no hagamos sangre. La protagonizaban José Coronado y Quim Gutierrez y no la tienen disponible en ningún sitio. Lo siento, no es culpa mía.

Bueno, después de este bonito prólogo para que tengan algo de contexto sobre el filme, hablemos del maldito filme.

En primer lugar, uno se pregunta para qué demonios han hecho esta película. No hacía falta. No hay nada en ella que justifique gastarse dinero haciéndola.  No hay nuevas ideas, ni información adicional. Tampoco hay nada genial en la trama, ni aporta datos sobre los seres que causan que los mires durante un segundo y te quites la vida justo después. Es cierto, Barcelona luce genial arrasada de arriba abajo y se nota que se han dejado dinero en el diseño de producción y los efectos especiales.

La historia (por contarle algo más) es la de Sebastián y su hija tratando de sobrevivir en las calles de la ciudad. Por si fuera poco, la película se pone intensa con una trama paralela sobre la fe, en la que interviene un cura chiflado. La próxima vez, yo me limitaría a lo del apocalipsis y dejaría las metáforas de mártires y las hipérboles sobre los ángeles del señor para mejor ocasión.

Eso sí, pueden empezar con una franquicia que recorra toda Europa y destruir Roma, Atenas, Belgrado, París y todas las demás.

Yo ahí lo dejo: podría ser una buena manera de rentabilizar este sinsentido.

Y nada más. Buen fin de semana y no se olviden de ir a ver Misión imposible.

Abrazos,

TGR

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