Amigas y amigos,

Voy a ir al grano, directo a la mandíbula.

Hoy se ha estrenado la cuarta temporada de The boys. No sé si están al tanto de esta serie: adaptación de un comic loquísimo sobre unos superhéroes poco convencionales a los que controla una multinacional que gana mucho dinero con ellos y a los que obviamente utiliza para sostener a un gobierno fiel a sus intereses.

Para combatir a esta banda de psicópatas vendidos al poder, un tipo con tremendas ansias de venganza monta una banda de tarados, cada uno de ellos con sus correspondientes ansias de venganza, y se propone ejecutar un golpe de estado cargándose a los primeros.

La cosa empieza a pasarse de vueltas desde el inicio: hay un tipo que se folla pulpos, una supergirl nazi (literalmente), un chalado vestido de negro al que solo le distrae matar a golpes a cualquiera que se cruce en su camino, un hechicero que te atrapa en pesadillas chungas, hombres hormiga fanáticos del sexo anal, chalados de toda clase y color, muertos a toneladas y un fascista con superpoderes, rubio y con ojos azules, que es uno de los villanos más memorables del panorama televisivo actual.

Yo he ido entrando y saliendo de la serie durante años. A veces me lo he pasado pipa, a veces me he cansado de tanta chaladura, otras me he reído hasta llorar con el despiporre generala que preside las vidas de Homelander, el Carnicero o StarLight. Hay tantas escenas que rebasan los límites del sentido común (diría que el trío de uno de los protagonistas con su novia y un molusco se lleva la palma) que al final la gracia estar en poder seguir manteniendo un tono de casquería sin que el espectador acabe completamente agotado por tanta locura.

En mi caso, lo han conseguido a medias.

Cuando has visto explotar quinientas cabezas o arrancar cien brazos o matar a una multitud con un huracán de fuego, pues es difícil que algo te parezca nuevo u original.

Van añadiendo nuevos personajes que -en teoría- aportan más brazos a la trama, pero lo cierto es que es todo paja e ideas recicladas. No hay más porque ya no se les puede pedir más.

Ahora bien, si uno se pone el casco de gamberro y se olvida de que ya ha visto más gansadas de las que puede procesar, pues oye la verdad es que The boys es extremadament disfrutable: los personajes siguen siendo la flor y nata del vandalismo a gran escala, los efectos especiales son brutales y no pasa ni un solo minuto sin que aparezca alguien que diga o haga algo totalmente salvaje.

Así que yo digo sí a The boys.

También han estrenado en Apple tv, la plataforma que no tiene nadie, una serie llamada Presunto inocente. La protagoniza (y lo hace muy bien) Jake Gyllenhaal. El problema es que un señor de mi edad aún recuerda una película de 1990 con el mismo título en la que Harrison Ford lucía un peinado rarísimo y que explicaba exactamente la misma historia que esta serie de Apple, pero en tan solo una hora y media. Jake Gyllenhaal necesita casi ocho horas para llegar al mismo sitio y lo cierto es que como yo ya me sé el final, pues me da una pereza terrible.

Supongo que para aquellos que no hayan visto la película, igual la serie puede tener un mínimo de interés, pero para los viejos como yo es una completa perdida de tiempo.

Y ya, les dejo con estas dos cosas para que ustedes actúen como crean conveniente.

Sé que harán lo mejor para ustedes y para sus seres queridos.

Abrazos,

TGR